Aunque esto se sale del tema central del hilo, me parece interesante esta discusión. No acabo de entender eso de que el Führer no tenía tiempo. A mi me parece, como a Góthico, que eso era precisamente lo que tenía de sobra en un Reich completamente consolidado. A mi me parece que lo que no tenía era paciencia.
Si se analiza con cierto detenimiento la evolución del estado de cosas a nivel internacional, se puede interpretar que Hitler acabara convenciéndose de que debía "darse prisa" en llevar a cabo su política expansionista. El mayor de los peligros lo veía en la Rusia de Stalin, y prueba de ello la tenemos en el pacto que realizó con Japón, al tiempo que entretenía a "La Bestia" con la firma del Pacto de Acero y buscaba desesperadamente otro que le acercase a Gran Bretaña. La boda de Eduardo VIII con W. Simpson, le vino perfecto a la masonería británica (y americana), pues ahí tuvieron la excusa perfecta para forzar su abdicación. Y es que el rey inglés no era nada partidario de un conflicto con Alemania. Siendo Príncipe de Gales ya quiso participar en la IGM, algo que no le permitieron en modo alguno, pero si pudo visitar los frentes de batalla y los hospitales. Esta visita, afirman algunos de sus biógrafos como Austin Lane (El último Príncipe de gales) le produjo una fuerte conmoción que lo convirtió en un acérrimo enemigo de las guerras.
Es decir, Hitler necesitaba tener las manos libres para ocuparse de Stalin y su Rusia, entre otras razones porque necesitaba del petróleo ucraniano, así como de grandes escenarios geográficos para la expansión del pueblo alemán. Y esto había que quitárselo al "Carnicero de Gori, Tiflis" que, a su vez, también se estaba armando y tenía todas las intenciones de apoderarse de toda Europa. Siendo sólo una hipótesis, quizás La Cruzada en España fue un desencadenante para esa aceleración de los planes: Hitler había comprobado la debilidad de los asiáticos, y Stalin había sufrido un enorme contratiempo en sus planes de conquista. Era pues el momento oportuno, o eso creyó él con los resultados que todos conocemos.
"He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.
<<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>
Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.
Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."
En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47
Nada sin Dios
hmm... yo veo más la eclosión de la II G.M. - tras la invasión de Polonia en el 1 de setiembre - como el descontrol de un riesgo que Hitler veía como calculado, alejado mismo, aunque siempre posible.
Después de las vitorias diplomáticas de la violación impune de los términos del Tratado de Versailles (1935), de la ocupación militar del Saarland (1935), del Anchlüss - anexión de Austria (1938), de la anexión del Sudetenland (1938), verdaderas guerras ganadas sin un tiro disparado siquiera, Hitler se ha visto, después de la Conferencia de Münich (mejor se diría la rendición de Münich) como más temido que amenazado por los aliados occidentales. Chamberlain y Daladier fueron recibidos en delirio popular en Gran Bretaña y en Francia, como héroes salvadores de la paz, por no más que haber bajado los pantalones ante el führer. Hitler creía haber margen para más una o dos conquistas sin sangre (contra las opiniones de su estado mayor - O.K.W.).
Después de Münich, ya en 1939, Hitler vuelve a estirar la cuerda, anexando con éxito al territorio de Memel (en la actual Lituania). La exigencia sobre el corredor de Dantzig (actual Gdansk) se prestaba como una más, quizás la ultima conquista de la restauración de la Prusia Oriental, la corrección del abuso de Versailles (el Diktat). Fue siempre ese el argumento de Hitler ante el eje franco-británico: no se trataba de expansionismo, sino de construir condiciones de paz sustentada sobre las ruinas de la humillación de Versailles. A par de esto, la participación en la guerra civil española servió (amén de escenario de prueba para la Blitzkrieg), para infundir un terrible temor en Europa sobre el poderío bélico alemán, muy sobrevalorado en el occidente al tiempo - se creía que sólo la fuerza de bombarderos de la Lüftwaffe llegaría para dejar al occidente de rodillas, por ejemplo.
Creo mismo que un conflicto mundial no hacía parte de los planes de Hitler para el año de 1939, sino para más tarde. Su economía de guerra, desde había años, no podría tener otro deshecho. Pero todo indica que el equipamiento de las fuerzas armadas alemanas no estaba completo y que no sería la fecha ideal para empezar la guerra. Sin embargo podría haber sido vencida por los alemanes, asimismo, no fueran algunos errores estratégicos de la responsabilidad del propio Hitler.
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