La hidalguía era el 10% de la población en España. Lo cual es mucho si comparamos con otros países, donde la nobleza era un porcentaje mucho más reducido. Por ello España se consideraba un país muy igualitario, quizás el más igualitario de Europa. Es importante señalar que nobleza o hidalguía en España no implicaba dinero o fortuna. Muchos hidalgos realizaban trabajos manuales para sobrevivir. Se sabe de hidalgos que trabajaban de zapateros. Por otra parte, se daba el caso contrario. Había una burguesía no noble pero con holgura de dinero, que fácilmente conseguían convertirse en hidalgos. Así tenemos que burguesía (clase media alta) e hidalguía (baja nobleza) convivían estrechamente y se confundían. La burguesía mandaba a sus hijos a las universidades y competían con los hijos de los hidalgos en conseguir los mismos empleos en la judicatuta, clero, ayuntamientos, etc. Se puede decir que la clase media española era una combinación de burguesía pudiente e hidalguía. Y fue en parte esta clase media la que apoyó y a la que benefició el liberalismo y las desamortizaciones del siglo XIX.