Don Pedro de Valdivia.
"Valdivia iba siguiendo su jornada
y el duro disponer del hado duro,
no con la furia y priesa acostumbrada,
presago y con temor del mal futuro;
sospechoso de bárbara emboscada,
por hacer el camino más seguro,
echó algunos delante para prueba
pero jamás volvieron con la nueva.
Viendo los nuestros ya que al plazo puesto
los tardos corredores no volvían,
unos juzgan el daño manifiesto,
otros impedimentos les ponían;
hubo consejo y parecer sobre esto,
al cabo en caminar se resolvían,
ofreciéndose todos a una suerte,
a un mismo caso y a una misma muerte.
Aunque el temor allí tras esto vino
en sus valientes brazos se atrevieron
y a su próspera suerte y buen destino
el dudoso suceso cometieron;
no dos leguas andadas del camino,
las amigas cabezas conocieron
de los sangrientos cuerpos apartadas,
y en empinados troncos levantadas.
No el horrendo espectáculo presente
causó en los firmes ánimos mudanza;
antes con ira y cólera impaciente
se encienden más, sedientos de venganza
y de rabia incitados nuevamente
maldicen y murmuran la tardanza;
sólo Valdivia calla y teme el punto,
pero rompió el silencio y pena junto
diciendo: "¡Oh compañeros, do se encierra
todo esfuerzo, valor y entendimiento!
Ya veis la desvergüenza de la tierra
que en nuestro daño da bandera al viento.
Veis quebrada la fe, rota la guerra,
los pactos van del todo en rompimiento,
siento la áspera trompa en el oído
y veo un fuego diabólico encendido.
"Bien conocéis la fuerza del Estado,
con tanto daño nuestro autorizada;
mirad lo que la Fortuna os ha ayudado,
guiando con su mano vuestra espada;
el trabajo y la sangre que ha costado,
que della está la tierra alimentada
y pues tenemos tiempo y aparejo,
será bueno tomar nuevo consejo.
"Quién estos son tendréis en la memoria,
pues hay tanta razón de conocellos,
que si dellos no hubiésemos vitoria
y en campo no pudiésemos vencellos,
será tal su arrogancia y vanagloria
que el mundo no podrá después con ellos
dudoso estoy, no sé, no sé qué haga,
que a nuestro honor y causa satisfaga."
La poca edad y menos esperiencia
de los mozos livianos que allí había
descubrió con la usada inadvertencia
a tal tiempo su necia valentía,
diciendo: "¡Oh capitán!, danos licencia
que solos diez, sin otra compañía,
el bando asolaremos araucano
y haremos el camino y paso llano.
"Lo que jamás hicimos en estrecho
no es bien por nuestro honor que lo hagamos,
pues es cierto que cuanto habemos hecho,
volviendo atrás un paso, lo manchamos;
mostremos al peligro osado pecho,
que en él está la gloria que buscamos."
La Araucana, Alonso de Ercilla
Estas octavas reales pertenecen a la epopeya del gran poeta vascongado Alonso de Ercilla. En ellos puede verse, en vísperas del desastre, la disposición de las tropas españolas, de los más jóvenes españoles que iban en ellas, cuando estaban siendo rodeados por los indios.
La conquista de Chile tuvo si inicio allá por el año 1519, décadas después los españoles llevamos a cabo la estabilización de colonos en Chile, bajo la dirección de Don Pedro de Valdivia. En diciembre de 1553, el campamento de Valvidia fue rodeado por los indios mapuches. Entablado el combate contra una fuerza númericamente superior, Valdivia se dirigió a quienes aún le rodeaban y les dijo: -¿Caballeros qué hacemos?
El capitán Altamirano respondió: "¡Qué quiere vuestra señoría que hagamos sino que peleemos y muramos!"
Capturado por los indios, Pedro de Valdivia fue torturado durante días, le amputaron sus músculos en vida con conchas de almeja, y tras asarlos, se los comieron delante de los ojos de la víctima. Sacaron el corazón del valiente español para devorarlo, emborrachándose con chica. El cráneo del español fue conservado por los indios como un trofeo.
Alianza de civilizaciones, como se ve.
Marcadores