No se puede hablar de la Constitución de Cádiz sin subrayar lo siguiente:
-Abolió el juicio de residencia, creando la impunidad de una nueva clase política.
-Abolió la representación gremial, dejando a los trabajadores sin escuela propia y a la merced de los nuevos caciques sin escrúpulos.
-Dejó muy claro que solo podían votar los más ricos, por tanto, la exclusividad pasaba a parte de la nobleza y la alta burguesía.
-No respetó la "autonomía" americana y "profundizó" en el equivocado régimen "de funcionarios" que acaso de un plumazo mitigó el virrey Abascal, uno de los hombres que más visión política tuvo, con Jovellanos, en la época.
-Se impuso por el golpe militar, nunca por el apoyo popular. El apoyo popular fue para los Cien Mil Hijos de San Luis que fueron acogidos como libertadores desde Irún a Cádiz.
En definitiva: Las Cortes fueron un "bluf" apoyado por lo peor de cada casa. Su puesta en práctica se debe a Riego, uno de los mayores traidores de nuestra Historia y que, como bien apunta Julio C. González, estaba comprado por Inglaterra a través de Gibraltar. Él impidió el refresco de más veinte mil realistas peninsulares que, junto a los realistas americanos, hubieran aplastado la revuelta secesionista que, de hecho, hacia 1820, estaba tambaleándose. Pero vino el golpe liberal de 1820, y los oficiales liberales comenzaron a coparlo todo. Morillo llegó a Venezuela y se abrazó y hasta se besó con Bolívar; San Martín, en su encuentro con La Serna (Al que combatía Olañeta y el que destrozó toda la obra de Abascal) dijo aquello de "nosotros, los liberales, somos hermanos en todas partes del mundo", asentando la traición de Ayacucho, donde también estuvieron Espartero y Maroto, que luego se abrazarían en Vergara.
Sin idealizar el Antiguo Régimen y en especial los últimos tiempos de Carlos IV, que fueron desastrosos, las Cortes de Cádiz fueron el jaque mate de las Españas.
Con todo, reitero: Particularmente, no quiero ser "conspiranoico", pero pienso que esta oleada de separatismo antiespañol obedece al mismo plan. Es la "solución final" para acabar con España. Todavía las geopolíticas francesas y británicas están orientadas a ello. En verdad tanto odio no se comprende, y digo no se comprende porque como entrevió Jovellanos, España ya se humilla solita, y antes perecerá por los hijos traidores que le devoran las entrañas que por los tiranos extranjeros.
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