Es muy probable que hoy día a Fermín Yzurdiaga primero lo excomulgarían, luego lo echarían de su trabajo, si tuviera cátedras lo expulsarían de ellas, posteriormente lo declararían muerto civilmente, y finalmente lo terminarían recluyendo en un manicomio.
Eso si, todo ello en nombre de la libertad, igualdad y fraternidad, e invocando a voz en cuello los derechos humanos.