10. Carta a Largo Caballero de refugiados españoles: “Quien apetezca la dictadura del proletariado para España sin lucha, ni es revolucionario ni amigo de la U. R. S. S”
Nuestros refugiados en la U. R. S. S. Carta abierta al camarada Francisco Largo Caballero.
Sabemos, camarada Largo Caballero, que es usted contrario a toda clase de adhesiones de tipo personal. Pero no perdemos de vista que cuando un hombre significa, representa una línea política determinada, los que como él piensan tienen que agruparse en derredor suyo, no por “caudillismo”, sino porque las normas políticas, cuando son realidades, encarnan siempre en hombres. Este es el caso de usted y el nuestro. En usted está la representación más viva y consecuente del movimiento revolucionario proletario español, dentro de nuestro partido. Usted representa las esencias más gloriosas de los combates de octubre, que han cambiado el rumbo del proletariado español, que han levantado una valla infranqueable al fascismo vaticanista y han dado un ejemplo a los oprimidos del mundo entero, uniendo a los trabajadores de todas las tendencias. Usted representa la asimilación más certera de las lecciones de estas jornadas históricas, con su decisión inconmovible de unir en un solo haz a todos los trabajadores revolucionarios de España desde la central sindical única a un único partido de clase. Representa usted asimismo la lucha por la unidad de nuestro partido, la verdadera unidad, no la hipócrita y fingida, la que nace de la férrea compenetración de todos sus elementos en los problemas fundamentales y en el cumplimiento estricto de los acuerdos que emanen de una dirección democrática y centralizada, cauce de la voluntad verdadera de las masas y no del ensamblaje artificial con núcleos de los que ideológicamente estamos tan separados como los oprimidos de sus opresores. (…)
No más farsas. Hay que hacer comprender a los trabajadores, camarada Largo Caballero, la verdad. Una verdad muy íntimamente relacionada con nuestra lucha revolucionaria propia. El ser amigo y partidario de lo que aquí se hace no es una frase, es una conducta, una posición política. Quienes no son partidarios de la depuración del partido, quienes consideran poco menos que un insulto ser llamados bolcheviques y desatentada la aspiración de serlo quienes nada creen tener que aprender en el único país donde se construye el Socialismo y lo aprenden todo en los países capitalistas, no son revolucionarios ni amigos de la U. R. S. S. La Unión Soviética es un régimen para cuya implantación y para cuya obra constructiva revolucionaria hubo de forjarse precisamente un partido limpio de todas las taras y abroquelado contra todas las claudicaciones que llevan en su sangre los centristas y los reformistas de todos los países. Quien diga que quiere la revolución y que es, por tanto partidario de la U. R. S. S. y apetece un régimen semejante, es decir, el régimen de la dictadura del proletariado, para España, y no se disponga a crear un instrumento indispensable para la lucha, el partido del proletariado, un partido de clase sin la menor amarra de colaboración con la burguesía ni con sus agentes, ni es revolucionario ni amigo auténtico de la U. R. S. S., pues la revolución, la Unión Soviética y la línea política bolchevique son indivisibles. Esta es la verdad; lo demás, vacua charlatanería.
Tales son las razones a que obedece nuestra solidaridad con usted y que nos mueven a dirigirle esta carta abierta de adhesión. Para que sepa en todo momento con quiénes cuenta usted, y en usted, la línea revolucionaria sin cortapisas, y quiénes estamos dispuestos a seguirle y a apoyarle en la actitud de integridad revolucionaria adoptada por usted frente a los manejos impunistas que, al parecer, han encontrado eco en la mayoría del Comité Nacional, actitud en la que le siguen los revolucionarios sinceros y nuestra magnífica Juventud, y en la que puede estar seguro de que tiene con usted a la masa del partido, a todo el proletariado revolucionario y a todos los millones de enemigos del fascismo y de la reacción en nuestro país.
Siempre de la dictadura del proletariado.
—Vorochilofgrado, enero de 1936. Moscú, enero 1936.—
"Claridad", 30 enero 1936
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