14. Jesús Hernández, dirigente comunista, por la insurrección armada para instaurar la dictadura del proletariado


El VII Congreso de la Internacional comunista

Los camaradas Alvarez del Vayo, Jesús Hernández y Largo Caballero hablan ante 15.000 trabajadores. Los discursos fueron radiados al Salón Guerrero. El proletariado español festeja hoy la unidad de acción de comunistas y socialistas. Un gran discurso del representante del partido comunista, camarada Jesús Hernández. (…)

Esto no es para que nadie se sonroje; esto no es para que nadie se sienta avergonzado, como tampoco nos sentiríamos avergonzados de que mañana fuera un francés, un alemán, no importa quién, el que descubriera el bacilo del cáncer. Los bolcheviques, con su experiencia, los comunistas, en el mundo entero, han elaborado en Moscú una consigna que hoy sirve de bandera a la mayoría del movimiento popular de las naciones. No es, ni más ni menos, el significado que tiene la consigna del Bloque Popular adoptado aquí en España.

Incluso allí, en Moscú, se han dado consignas, no solamente para impedir en general el advenimiento del fascismo, sino que sobre la base de la dolorosa experiencia vivida por nosotros y por la clase obrera en general, en todos los países donde se ha instaurado el fascismo, hemos concretado exactamente qué normas de lucha debían utilizarse para impedir que germinase esta semilla. Y ha sido ese hombre, que también sale en los rótulos fijados en las paredes por las manos sucias de Acción Popular, el compañero Dimitrov, quien, en su histórico discurso, ha tratado de esto. Dicen que si los trabajadores españoles, si el pueblo español, se va a dejar gobernar o inspirar por Dimitrov. Esto es claro que nos afecta muy directamente a los comunistas; pero no puedo responder, interpretando el sentimiento de la inmensa mayoría de los trabajadores, que nos sentimos orgullosos de tener, en el movimiento revolucionario internacional, tan grandes hombres como Dimitrov, que en el famoso proceso de Leipzig hizo morder el polvo a Hitler; que nos sentimos orgullosos de estar dirigidos por hombres como Thaelmann, Rakossi; por hombres, al fin, como el genial Stalin, que ha levantado la bandera del socialismo en el corazón de la Europa vieja y la mantiene enhiesta como símbolo... (Grandes aplausos que impiden oír el final del párrafo.) (…)

En lo que concierne a la unión de los partidos socialista y comunista, las cosas marchan, compañeros. Vemos en los compañeros que siguen a Francisco Largo Caballero el impulso que les guía a terminar con la división existente en el movimiento obrero español, la voluntad de acercamiento hacia el resto de sus hermanos, comunistas y sindicalistas; lo vemos en ellos, y esto es para nosotros una esperanza. Nosotros siempre hemos aspirado a forjar un partido único, un partido que no tenga nada que ver directa ni indirectamente, con las fuerzas de la burguesía; un partido que adopte como norma en su lucha la insurrección armada para la conquista del Poder y la instauración de la dictadura del proletariado; partido que, en caso de guerra, no tenga tampoco nada que ver con la burguesía; que no puede ni debe prestarle apoyo; partido que, rigiéndose por normas del centralismo democrático, asegure una voluntad única, una decisión unánime en todos sus intentos. Este partido estamos en vías de lograrlo.

“Mundo Obrero”, 23 enero 1936