FERNAN GONZALEZ, PRESO CON ENGAÑO POR EL REY DE NAVARRA,
GARCÍA EL TEMBLOSO.
(Anónimo.)
Haciendo estaba unas ferias El rey de Leon Don Sancho
Al conde Fernan Gonzalez, De un caballo muy preciado,
Y de un azor muy hermoso, Perdiguero, ya mudado.
La reina Doña Teresa, Viéndolos ya concertados,
Que era hermana d'este rey Y hija del rey Don Sancho,
El que fué rey de Navarra, Despues Abarca llamado,
Tomó por la mano al Conde, Y en secreto lo ha apartado,
Mostrando quererlo mucho Por ser noble y esforzado,
Y que queria que fuese Por mano suya casado
Con la infanta Doña Sancha, La hija del rey su hermano,
Don García de Navarra , Que el Tembloso fué nombrado,
Y que luego escribiría Para que fuese ordenado.
El Conde lo tuvo en mucho, Aceptándolo de grado :
La Reina con alegría Esta carta hubo ordenado :
« A mi hermano Don García De Navarra , muy honrado;
» Yo triste Doña Teresa, Reina vieja y de mal hado,
» Saludes muchas envío, Como á quien yo mucho amo:
» Bien se os debe de acordar La muerte del rey Don Sancho,
» Que el conde Fernan Gonzalez Nos mató con grande engaño,
» Que fué vuestro padre y mio, Rey verdadero y honrado,
» Muy noble, muy virtuoso, Derechero y bien guisado,
» El cual en mi corazon Sobre todos era amado.
» Digovos que si yo fuera, Como vos, rey coronado,
» Que vengara bien su muerte, Muy de presto y á mi salvo;
» Y agora vos teneis tiempo De vos hacer bien vengado,
» Porque ya con el mal conde Tengo puesto y concertado
» Casarlo con vuestra hija , Y me lo tiene otorgado.
» El cual luego ha de ir á vos Muy seguro y sin cuidado,
» Y despues que lo tuviéredes Podrédes muy bien matarlo,
» Y así habrémos buen derecho En cambio de nuestro daño. »
Vista por el Rey la carta, Mucho se hubo alegrado,
Esperando cada dia Lo que estaba concertado.
El Conde, seguro de esto, Un recaudo le ha enviado;
Si mandaba que se viesen, Fuese por él señalado
En qué lugar, y en qué dia, Que él haria su mandado.
El Rey, con rostro engañoso, Muy gran contento mostrando,
Le respondió que en Cirueña Fuesen las vistas de entrambos,
Y cada uno con cinco Caballeros desarmados.
Luego el Conde se partió, Habido aqueste recaudo;
Pero llegado á Cirueña, Hallóse muy engañado,
Porque vió venir al Rey Con cuarenta de á caballo,
Más para romper batalla, Que para bodas llamado.
Sintiendo el engaño el Conde, En una ermita se ha entrado,
Diciendo con grandes voces Ser con traicion engañado,
Y por cumplir su palabra Padecia aquel engaño.
El Rey combatió la ermita Todo el dia, denodado;
Mas no pudo entrar en ella, Por lo cual muy enojado,
Dijo al Conde que se diese, Sobre su fe asegurado;
Y si no lo hiciese así, Que alli haria quemarlo.
Visto el Conde este peligro, Escogiendo el menor daño,
Se dió al Rey sobre su fe ; Y así fue luego tomado,
Y con muy grandes prisiones En Castroviejo fué echado.
(FUENTES, libro de los cuarenta cantos, etc.)
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