Respuesta: Descubriendo a Tolkien

Iniciado por
Josean Figueroa
Blasfemia en sentido popular se usa igualmente para destacar una ofensa gravemente injuriosa contra algo que uno aprecie en extremo, como es mi sentir por El Señor de los Anillos. Fue una blasfemia del director de las películas añadir escenas y diálogos atroces. La transformación del noble, prudente y vertical Faramir en la caricatura indecisa de la película fue una blasfemia, por ejemplo. La vulgar representación del regente Denethor otra. La caida por el precipicio de Aragorn una verdadera abominación. Y así otras cosas por el estilo.
Puedes sentirte así, pero ese lenguaje que usas es netamente religioso: blasfemia y abominación. Como expresiones coloquiales pueden valer en un momento determinado y sin sacarlas de contexto, por supuesto, pero en este caso no olvides que a Tolkien han querido atribuirle una especie de misión mesiánica que él mismo rechazó de plano:
"No es preciso que diga que todo esto es mítico y de ningún modo una nueva especie de religión o visión. En la medida de mi conocimiento, es meramente una invención imaginativa para expresar en el único modo que me esposible algunas de mis oscuras percepciones del mundo".
Carta, nº 211.
Por eso, en mi opinión, adquieren un sentido más... "peliagudo", considerando que sería prudente sustituirlas por otras sinónimas. Respecto a las opiniones sobre la interpretación cineasta, no tengo nada que decir pues cada cual es muy libre de que le gusten o detestarlas. En un mundo de la imagen cobran un valor por sí mismas, pero se alejan mucho de la obra y yo mismo soy testigo de comentarios que escuchaba a mi alrededor cuando fui a verlas: provenían de gente absolutamente "pez" en el tema. Su lado positivo es que ayudan a "poner cara" a algunos personajes y así se lee más fácilmente. Pero este es el eterno problema de la filmografía americana, no así de la europea mucho más fiel en general a los textos originales sobre los que se elaboran los guiones. Y aunque P. Jackson haya filmado en NZ y algunos actores sean británicos, su modo de hacer cine es netamente americano.
"He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.
<<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>
Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.
Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."
En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47
Nada sin Dios
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