¡Hum! los contenidos se complican. No sé si el tema se nos escapa un poco de las intenciones. En estos razonamientos hay varios planos discursivos de diferente complejidad. Además, no encuentro que las contradicciones sean tan claras. Para justificarlo a ver si soy capaz de explicarme.
Desde un primer momento en este tema se han mezclado razón y sentimiento. Después se ha sumado la correcta interpretación de la Doctrina para, más tarde, incorporarse a los discursos los planteamientos, de la metafísica, especialmente el enfoque ontológico y, finalmente, el hilemorfismo. Así, hay aparentemente un "totus revolutum" que, en realidad, no tendría que ser.
Es Santo Tomás quien resuelve el problema de la relación alma-cuerpo, en dos planos diferentes: el humano y el de los seres vivos, que ya Aristóteles iniciara con sus planteamientos hilemórficos, seguidos luego por la escolástica. Pero Aristóteles que formula correctamente la relación entre alma-cuerpo, el principio vital, o fundamento substancial originario de las leyes que caracterizan todo lo orgánico (seres animados) a diferencia de lo inorgánico (seres inanimados), no es capaz, o no llega a comprender la verdadera naturaleza del alma espiritual humana.
Santo Tomás dice que no hay dos almas humanas simultáneas, la vital y la espiritual, ni que ésta última poseyera aspectos subordinados encaminados a animar el cuerpo físico, sino que alma-espiritual y cuerpo forman un todo substancial. Sin embargo, la una influye en el uno ( vivencias de orden espiritual) y viceversa ( le herencia biológica, la enfermedad, la limitación del tiempo sobre el mundo...)
Ahora, y para precisar las diferencias en relación a las almas sensitiva y vegetativa, sería conveniente recordar que el alma espiritual humana es anterior al cuerpo, las de los otros seres vivos surgen con su gestación. Es decir, en animales y vegetales la intención divina es que formen un todo perfectamente ordenado, pero sin individualidades caracterizadas por la conciencia, el entendimiento, la razón y la voluntad. Esto pertenece al ser humano, hecho a imagen y semejanza del Creador. De ahí la monstruosidad del aborto, del que no se percibe su daño. El ser humano concebido no es un gatito inoportuno, o una mala hierba que nos va a estropear el cesped. El ser humano engrendado es ya un ser humano en toda su dimensión, pues su espíritu lo ha otorgado Dios y el embarazo sólo es el proceso de completar su substancialidad única.
Mientras que por otro lado, el principio vital es propio de cada uno de los seres animados, no es colectivo, no forma parte de un supraorganismo, no existe Gaia. Y a partir aqui, las capacidades característicamente humanas entran en juego para descubrir que el Cosmos (toda la Creación, pues el término significa "orden"), está constituido por unas leyes universales: el espacio se va desenvolviendo él mismo (algo así como desenrrollándose) a medida que transcurre el llamado "tiempo de Hubble", que demuestra la expansión acelerada de los cuerpos en el espacio-tiempo; que el Universo es isotrópico y homogéneo (igual en todas partes); que el llamado "principio antrópico" es una realidad (está ordenado exprofeso para que exista el ser humano, cualquier alteración en su estructura y equilibrio lo haría absolutamente inhabitable), y todo es energía e información. La energía lo es todo en el ámbito de lo físico y la materia es sólo una de las posibles formas, y la información está en todos los seres que pueblan el Cosmos, desde los objetos mayores (galaxias) hasta las partículas elementales, pasando por el ADN de los seres animados. Y todo ello es preciso para que los acontecimientos y las cosas se hayan desarrollado como lo han hecho, y sigan haciéndolo hasta su final. Aquí no hay azares absurdos, ni los hechos suceden porque sí, tal y como pretenden los materialistas.
Para ir concluyendo, el alma humana pasa al mundo espiritual, claro. Y las almas sensitivas y vegetativas no. Pero, cuando mueren los seres vivos pierden su función, su misión corpórea finaliza, pero su principio vital, que no es espíritu, no se destruye. Se transformará, será energía sólo, y eso no es la disolución en la nada.
Es que el cuerpo del hombre también es materia y entonces su "alma material" (pura contradicción en los términos). Recuerdo, la materia es una de las posibles formas que puede adoptar la energía, de hecho se ha llegado ya a sostener que la materia es sólo pura apariencia.
El cuerpo del ser humano fallecido "vuelve al polvo", "polvo eres y en polvo te convertirás". Así, hasta el Juicio Final en el que los muertos resucitarán y se unirán a sus cuerpos para no volver a separarse jamás porque la muerte habrá sido vencida.
Es peculiar que de lo que sí podemos hablar con cierta seguridad, pues si fuera de otro modo de qué serviría la Fé, es del alma humana, del espíritu, del destino que espera al hombre renovado. Pero no podemos afirmar casi nada de lo que sucede con ese principio vital de los seres animados. Es absolutamente cierto que cuando mueren acaba su función en este mundo. Hasta ahí es donde llega nuestra comprensión y conocimiento.
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