De todos modos, no sé para que sirve plantar algo cargado de simbolismo, si todo el mundo desconoce su existencia; bien podrían haber plantado sequoyas de California o pinos de Cádiz, menuda chorrada.
Además, ya me dirás tú que coño pinta un roble de Vizcaya en Estella: lo mismo que un haya de Navarra en Murcia. Lo malo es que lo paga el pobre árbol que no tiene la culpa de nada.
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