Lo cierto es que cada vez que enciendo el televisor me sale un sarpullido, me dan ganas de salir corriendo, apagarlo en al acto, tirarle un zapato o un martillo..., es igual, y siempre es por lo mismo, de tal modo que resulta inevitable hacerse una pregunta: ¿existe en el mundo algo que esté limpio, saneado e impoluto en la economía? Y antes de una previsible respuesta se puede anticipar otra, ¿hay alguna cosa más de la que se pueda hablar que no sea de economía? y he decir que de nacionalismo tampoco, pues éstos no son más que intereses económicos.