Pues como estamos de acuerdo mejor aún. No acabo de ver que España sea esa nación de naciones. Cuando combato a mis enemigos suelo empezar por negar la mayor cosa que la Constitución del 78 no hace al hablar de una "nación de nacionalidades." Como si alguien sostuviese una persona con múltiples personalidades. Eso lo podrá defender el PNV o Convergencia y Unió, pero que los españoles seamos una nación no lo ha cuestionado nadie precisamente "hasta" el liberalismo que reivindicó que los argentinos y los mexicanos no eran españoles. Según el imperativo categórico es necesario actuar de forma tal que nuestra conducta sea norma universal, o dicho de otro modo: "no hagas a los demás lo que no quieres que te hagan a tí." No creo que eso sea pragmatismo. El pragmatismo llevo a reconocer a las 13 colonias que se habían sublevado contra la madre patria como naciones cuando no lo eran. Razones para la enemistad de España hacia Inlgaterra las había. A lo largo del siglo XVIII Inglaterra no habí dejado de hostilizar a América y alentar movimientos secesionistas indígenas en América central, en especial en Nicaragua. Pero al apoyar abiertamente la rebelión de los colonos acabamos legitimando la rebelión de los criollos contra el resto de los españoles. En política no basta pensar lo que podemos hacer, además debemos pensar cuales pueden ser las consecuencias de nuestros actos. En cuanto a lo del "pragmatismo" el propio San Pablo, en defensa del honor de Cristo, cuando fue necesario, hizo valer tanto su condición de fariseo como de romano porque todo lo subordinanaba a la mayor gloria de Dios. Cierto que el potencial del problema hispano es mayor que el del llamado problema vasco pero también es cierto que los recursos de Estados Unidos son mayores que los España y Estados Unidos hoy está en mejor situación para explotar el problema vasco que España para explotar el problema hispano. Además el que Estados Unidos sea un Estado masónico no significa que todos los americanos lo sean y la defensa de la desintegración de los Estados Unidos no nos enfrentará a la masonería sino a la sociedad americana. Clausewitz consideraba que las diferencias entre la guerra y el comercio y la diplomacia son coyunturales porque la diferencia entre persuadir a un aliado o a un enemigo son de grado y se basan en consideraciones de cálculos de ganancias y pérdidas. En política se pueden defender muchas cosas pero si no eres el más fuerte y tu posible adversario advierte que sus intereses pueden ser contrapuestos a los tuyos en vez de un colaborador tendrás un enemigo. Y no se trata de que evitemos el combate a toda costa ni de que ocultemos o disfracemos nuestros principios sino de ofrecerlos de forma positiva para que si el otro los rechaza nos ofrezca a través de su rechazo la coyuntura para el conflicto pero no como algo buscado por nostros. Con ello simplemente se gana tiempo porque tiempo es lo que necesita aquel que no es el más fuerte en política y si a través de un enfrentamiento desatado injustamente por el más fuerte se consigue que los miembros inertes de la sociedad tomen conciencia de que hay algo que exige el sacrificio posiblemente habremos llegado a donde nos dirigíamos. La monarquía como la república es un instrumento al servicio del pueblo el cual, a su vez está al servicio de Dios. La monarquía ha desaparecido en España y en los países hispanos pero el pueblo no porque del mismo modo que el niño es persona aunque no tenga conciencia de su personalidad así sucede con la nación. Y la prioridad de una nación en peligro es su salvación política y espiritual. Cuando Francia estaba en peligro Juana de Arco acude en defensa no de un rey que no lo merece sino en defensa de Francia y para mayor gloria de Dios. El rey de Francia demostró ser un rey demasiado pequeño para tan gran paladín. En estos momentos la prioridad es la salvación de España y ésta no puede tener lugar dentro de la Unión Europea porque los procesos separatistas internos y el proyecto de construcción europeo son procesos convergentes. Nosotros debemos defender la unidad hispana como los griegos defendieron la unidad panhelénica frente al Nuevo Orden Internacional o frente a la Unión Europea y además hacerlo para mayor gloria de Cristo. La sociedad española ha sufrido un largo proceso de ingenieria social y ha dejado de analizar la política con categorías "nacionales" en consecuencia es necesario buscar el punto de fractura y de contradicción en el discurso ideológico dominante que es basicamente el del humanismo universalista. Posiblemente las contradicciones más notorias estén entre el "ideal" o utopia universalista y las consecuencias inmediatas que de ella se derivan. Y digo inmediatas porque lo primero es establecer una cuña entre la sociedad y las elites ilustradas que la manipulan. Lo importante es invalidar el status quo para poder denunciar la necesidad de recuperar el discurso nacional. A través de la nación la sociedad debe poder empezar a recuperar el principio de responsabilidad y a través del principio de responsabilidad personal es como se restaura el sentido de la monarquía, con independencia de que llegue a restaurarse o no cosa que, a lo mejor, no está en nuestra mano.