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Honores9Víctor
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Tema: Plan de la "Obra Nacional Corporativa" carlista

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  1. #1
    Martin Ant está desconectado Miembro Respetado
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    Re: Plan de la "Obra Nacional Corporativa" carlista

    Me parece fenomenal esto de la Obra Nacional Corporativa y casa bastante con la idea que tengo yo. Pero me pregunto qué opinan algunos carlistas que son partidarios de reducir el Estado a su mínima expresión, que niegan el papel rector del Estado en la economía, o que consideran "estatista" y "socialista" todo lo que sea salirse de la iniciativa privada. Pienso ahora mismo en algunas intervenciones de Martin_Ant, pero también en otras muchas personas que vengo leyendo en Internet. Cito algunos párrafos con la correspondiente explicación:
    En mi caso particular, he mantenido una visión crítica (y así lo he reflejado en varios artículos en este Foro) sobre la literatura económico-social que ha venido manteniendo el mundo tradicionalista en los últimos dos siglos en su enfrentamiento con las nuevas ideas y realidades ecónomicas surgidas a raíz de la Revolución Industrial en adelante (aunque éstas tuvieran un origen bastante anterior a dicha Revolución, así como las discusiones económicas en torno a dichos problemas surgidos en el mundo moderno).

    Por supuesto no me refiero aquí a los ingentes y sacrificados trabajos en el orden práctico realizados por todas estas organizaciones católicas para tratar de paliar los estragos reales provocados por el capitalismo (creación de corporaciones, montes de piedad, cajas de ahorros, cooperativas, etc...), sino a las obras teóricas y doctrinales en las que se trataba de buscar una explicación última y verdadera al fenómeno del capitalismo.

    Evidentemente, de lo que he leído, la Comunión también participaba de esa misma literatura y de las ideas e interpretaciones que en ellas se vertían acerca del origen del mal económico (las cuales a su vez condicionaban las respuestas acerca de las posibles soluciones del problema).

    Entiéndaseme lo que quiero decir: la filosofía subyacente en cuanto al objetivo o finalidad a conseguir, subrayada en toda esa literatura, es correcta (es conveniente señalar, también, su ratificación por el Magisterio eclesial en las encíclicas papales preconciliares), entendiendo, por dicha finalidad, la conjugación o armonía entre la libertad de los miembros de la comunidad política para tomar sus decisiones asociándose libremente en distintas organizaciones, corporaciones o como quiera llamárseles (evitando así el estatismo) con la necesaria coordinación que el poder político supremo ha de ejercer en algunas ocasiones en que el bien común lo requiera (evitando así el individualismo-comunitarismo que fomenta la ideología liberal).

    El problema por tanto no está en la filosofía común que, en lo económico-social, mueve a todos eso movimientos tradicionalistas (Comunión legitimista en España, los tradicionalistas en Francia, los distributistas anglosajones, etc...); el problema está -y de ahí mi crítica- en el insuficiente análisis que en sus obras hacen del problema económico-social del mundo moderno, en particular y principalmente, del análisis del dinero y del sistema financiero, así como de su decisiva y determinante (no digo condicionante, sino determinante) influencia en la economía real o material. Obviamente, como la previa visión que tengamos del problema condicionará las posibles soluciones que avancemos para remediarlo (como señalé antes) dichas soluciones arrastrarán la misma insuficiencia que se originió en el previo análisis del problema.

    En este sentido, Kontrapoder, hay varios juicios en el Plan sobre aspectos contingentes (es decir, que no afectan a la cosmovisión que subyace a todo el conjunto) con los que no estoy de acuerdo; pero no creo que haya en el mismo nada que se pueda considerar contrario a una filosofía corporativa-foral contraria tanto al individualismo liberal como al estatismo socialista. Los dos ejemplos que señala usted al final yo no los veo como de carácter estatista. Cuando habla de la regulación de la producción y los precios, se refiere como órganos reguladores a las distintas corporaciones u organizaciones creadas por la sociedad, pero no al Estado o poder político supremo. Y en cuanto a su reconocimiento-autorización por el poder politico es algo completamente distinto a su constitución-creación por dicho poder político o Estado (como ocurriría, en este último caso, en un régimen estatista).

    Como digo: la filosofía económico-social que trasluce el documento es correcta y no es distinta a cualquier otra -al menos que yo haya visto- de la literatura doctrinal de pensadores tradicionalistas españoles: esto es, la promoción de la propiedad social entre los españoles, distinguiéndola de la propiedad privada capitalista anticomunitaria-antisocial del liberalismo y de la propiedad estatal o "nacionalizada" del fascismo-socialismo (véase, por ejemplo, para más información el libro de Eloy Landaluce, "Carlismo y Socialismo", 1976).

    Pero ahora bien, eso no quiere decir, repito, que el análisis del problema y la correspondiente solución sean completos y, por tanto, del todo correctos. Es ahí en donde entra mi constante defensa del trabajo de C. H. Douglas. Pronto pondré un ensayo completo sobre el mismo.
    Última edición por Martin Ant; 26/09/2013 a las 13:56

  2. #2
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    Re: Plan de la "Obra Nacional Corporativa" carlista

    Pues, sinceramente, me ocurre un poco como a Kontra. Yo también me congratulo de haber leído información sobre esta "Obra Nacional Corporativa Carlista". Y tengo que decir que me gusta lo que he leído. Como colofón diría que, además de las notas apuntadas ya por Kontra, con las que coincido, yo también veo, incluso, algunos rasgos de política autárquía muy sana que también me gustan:

    "Ni una industria o explotación más de lo que permita la capacidad de la localidad, la región o el país; ni una sola cuya normal desenvolvimiento no esté garantizado en las condiciones generales del mismo; ni productos desvalorizados ni inasequibles; ni producciones".

    "Obra Nacional Corporativa" - XIV. Inspiración anti-marxista
    Y me resulta, también, muy familiar la visión que expone con respecto a la arquitectura social de las ciudades de España:

    "Rechazamos la idea de la ciudad dividida en barrios pobres y ricos, burgueses y proletarios, de lujo y miseria. La hermandad nacional aconseja la proximidad y vecindad de los hogares, que permita el trato y el conocimiento. Nosotros no mantenemos la mejora de las viviendas obreras, con un carácter proletario, sino hasta donde permitan las posibilidades económicas del país. Las organizaciones sindicales y gremiales de la Obra nacional-corporativa resolverán estos problemas directamente, con el auxilio y apoyo de las administraciones municipales y del Estado y concluyendo de una vez con la especulación montada sobre este asunto por los intermediarios"

    "Obra Nacional Corporativa" - IX. Nuestra concepción corporativa en las ciudades
    Observo cierta similitud con ésto:

    "Como arquitectos podemos hacer notar que hasta ahora se construyen barrios independientes y distintos para las diversas clases sociales, que naturalmente, fomentan y excitan la lucha de clases. Y ahora queremos hacer barrios para gentes que estén unidas por un fin común, y dentro de cada uno de estos barrios estará comprendida toda la jerarquía desde la máxima hasta la mínima" (.../...) "la zonificación urbana es la tradición material de la lucha de clases socialista que hay que desterrar".

    Servicios Técnicos de FET y de las JONS (1939), p. 29.
    Última edición por jasarhez; 26/09/2013 a las 17:30

  3. #3
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    Re: Plan de la "Obra Nacional Corporativa" carlista

    Cita Iniciado por Martin Ant Ver mensaje
    Y en cuanto a su reconocimiento-autorización por el poder politico es algo completamente distinto a su constitución-creación por dicho poder político o Estado (como ocurriría, en este último caso, en un régimen estatista).
    Pero es que eso es exactamente lo que hacía el corporativismo fascista: reconocían sindicatos previamente existentes y los dotaban de carácter oficial, no los creaban ex profeso. De hecho, yo diría que ese párrafo está muy inspirado en las leyes corporativas italianas.
    Pious dio el Víctor.
    «Eso de Alemania no solamente no es fascismo sino que es antifascismo; es la contrafigura del fascismo. El hitlerismo es la última consecuencia de la democracia. Una expresión turbulenta del romanticismo alemán; en cambio, Mussolini es el clasicismo, con sus jerarquías, sus escuelas y, por encima de todo, la razón.»
    José Antonio, Diario La Rambla, 13 de agosto de 1934.

  4. #4
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    Re: Plan de la "Obra Nacional Corporativa" carlista

    Bien, pero ¿el reconocimiento de un cuerpo social preexistente llevaba consigo también una posterior forma de absorción o control administrativo del mismo por parte del poder público? Esta pregunta no es baladí, pues nos permite saber si el poder público respeta el desarrollo de vida propia de dicho cuerpo o, por el contrario, hace una intromisión o injerencia parasitaria en el mismo. Desconozco, en este sentido, en detalle cuál pudiera ser en el terreno de los hechos la actuación del gobierno de Mussolini, pero las referencias que se dan, por ejemplo, sobre las escuelas católicas en Non abiamo bisogno, parecen indicar efectivamente la existencia de dicha injerencia (independientemente de que fuera por mediatización de un partido único o no; el resultado es el mismo). También habría que analizarse si se daba la posibilidad de creación de nuevos cuerpos al margen del Estado, el alcance que pudiera tener el concepto de "Estado totalitario" utilizado oficialmente por el régimen, y demás aspectos concomitantes.

    De todas formas, Kontrapoder, para mí la existencia de una verdadera organización corporativa de la comunidad política no deja de ser una mera consecuencia, no una causa. Quiero decir, yo enfoco más la cuestión en el sistema financiero (con su triple vertiente: ingresos financieros, precios e impuestos) en tanto que condicionante de una hipotética organización corporativa (que, como digo, sería el resultado o producto de dicho sistema financiero). Dicho con otras palabras (y esto es lo que he tratado de transmitir siempre en el Foro): ¿De qué sirve abogar constantemente por la formación de un ordenamiento comunitario corporativo, si al final las decisiones principales van a estar condicionadas por aspectos puramente financieros que pueden dar al traste -y de hecho lo hacen- con cualquier proyecto "feliz" de organización corporativa (y me da igual que sea de tipo tradicionalista como el descrito más arriba de la O. N. C. o cualquier otro, pues todos adolecen de esa misma falta o fallo)? De nada sirve cualquier minuciosa descripción de cualquier proyecto que se pretenda ejecutar si la clave principal para hacerlo funcionar, el sistema financiero, se deja en manos de terceros que persiguen objetivos distintos a dicha comunidad política (y la cosa es más compleja aún, pues aunque el sistema financiero sí estuviera bajo control de dicha comunidad todavía el problema no estaría solucionado en sí mismo).

  5. #5
    Martin Ant está desconectado Miembro Respetado
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    Re: Plan de la "Obra Nacional Corporativa" carlista

    Dos cartas de Don Javier a don José María Arauz de Robles

    Fuente: “Apuntes y documentos para la historia del tradicionalismo español. 1939-1966”. Tomo 2. 1940. Manuel de Santa Cruz. Páginas 161-164.


    A continuación reproducimos dos cartas inéditas de Don Javier de Borbón-Parma a don José María Arauz de Robles, Delegado Nacional de Gremios y Corporaciones y autor del libro: “Plan de la Obra Nacional Corporativa”.



    St. Jean de Luz, 25 de diciembre de 1936

    Mi querido Arauz de Robles:

    Mucho te agradezco tus sentimientos de adhesión y devoción personal así como los de los miembros restantes de la Junta Nacional, y bien sabe Dios que no es porque a mí se me refieran, sino a pesar de ello, por mi cargo de Regente de nuestra gloriosa Comunión.

    Te agradezco también tu felicitación de Pascuas y Año Nuevo, a la que sinceramente correspondo, lamentando tener que estar tan alejado de vosotros, contra mi voluntad, en estos días tan alegres que esta vez son tan tristes para los buenos españoles.

    Yo también tengo que felicitarte por alguna otra cosa y lo hago con gusto. Me refiero a la feliz actividad con que llevas tu cargo de Delegado Nacional de Gremios y Corporaciones.

    No debes olvidar que tu cargo es hoy acaso el más importante de todos. Y acaso el de mayor responsabilidad. Porque como tú dices muy bien el magnífico comportamiento de los Requetés nos brinda una ocasión de resurgimiento nacional. Dices una verdad muy grande. Y por eso mismo, por el heroico comportamiento de nuestros Requetés en los frentes, debemos organizar la retaguardia y de manera principal, por ser el mayor problema que nos trajo el liberalismo, debemos atender a la llamada cuestión obrera.

    Creen algunos que los tradicionalistas no tenemos soluciones para este pavoroso conflicto, cuya explotación política ha sido el factor más importante que ha dado el auge, cuando no el triunfo, a los partidos socialistas de todas las naciones del mundo.

    Creen algunos, demasiados, porque nos desconocen, que el tradicionalismo es solamente una doctrina religiosa o un partido aristocrático, ignorando que son obreros y campesinos los que constituyen nuestra masa, y no saben que lo bueno que tiene el fascismo está tomado de nuestro viejo ideario que es viejo y modernísimo, como lo es la verdad. Que la verdad no es más que una, y esa está con nosotros, la tenemos nosotros. ¿Crees, si no, que podríamos existir después de un siglo, entre tantos escombros? ¿Por qué si no también se nos persigue con tanta saña y por todos los medios?

    Es por eso, querido Arauz, por lo que es tan enorme tu responsabilidad.

    Y como la mía no es menor y pudiera sobre ella caer la tuya, si la pudiera haber, yo te encarezco muy señaladamente, aunque sé que no es necesario, que no descanses en tu labor de orientación y propaganda hasta lograr que nuestro sistema corporativo sea una realidad en los últimos rincones de España. Celebraré que en la primera entrevista que tengamos me pongas al corriente con todo detalle del funcionamiento de nuestras centrales obreras y que me envíes mientras tanto todo lo que vayas haciendo de propaganda a Llorente, su casa de San Sebastián, para que él lo haga llegar a mi poder.

    Te saluda cariñosamente tu afectísimo

    Francisco Javier de Borbón

    * * *




    Lisboa, 25 de julio de 1937

    Mi querido Arauz:

    Te agradezco muy cordialmente los magníficos ejemplares de tu obra que acaban de entregarme y las dedicatorias con que los ofreces.

    Aparece tu trabajo en el preciso momento en que puede imprimir la orientación más eficaz a la nueva España.

    Ofrece, además, a tantas inteligencias actualmente desorientadas la llave de nuestras aspiraciones que, con la ayuda de Dios, constituirán la futura base social. En la época en que vivimos, la confusión de ideas y conceptos sociales es tal, que el público no sabe orientarse. Existen una porción de proyectos mal ideados, confusos, en los que el sentimiento domina la razón. Pocos son los que han estudiado los problemas sociales, pero todos hablan sobre los mismos erigiéndose en doctores o en defensores de conceptos extranjeros, inadaptables en el pueblo español.

    Tu obra llega por consecuencia en el momento oportuno, ya que, dejando a un lado cuestiones de detalle, recoge lo esencial, lo traduce en formas prácticas y realizables por su sencillez y su buen sentido, y forma un proyecto sobre que tiene por base el concepto profundamente cristiano y español que ha de caracterizar nuestra reconstrucción.

    Las peligrosas directivas del totalitarismo absorbente, que hace del Estado una pesada máquina administrativa, no sólo directora sino también ejecutora, que aniquila toda iniciativa de particulares o colectividades, que impone reglas fijas en vez de adaptarlas a cada categoría, reduciendo de ese modo la actividad humana a un mero trabajo de serie industrial, han sido felizmente apartados en tu proyecto por lo que te felicito.

    El Estado no debe tener más intervención que la de «consejero director», y nunca debe adueñarse de la construcción social, porque en ese caso, si se saliera de sus funciones, el individuo y la familia no vivirían más que en función del Estado. Él, que no debe existir más que en función de los individuos o mejor de la células principales que son las familias.

    Esa ha sido la enorme equivocación de la política social alemana y más mitigada, aunque también allí pesa, la del estatismo totalitario italiano.

    Tu proyecto corresponde a nuestro concepto de cristianos y de pueblo inteligente y, por tanto, más individualista y más ágil.

    Por ello se acerca a las fórmulas de Portugal y Austria, y eso se explica porque nuestro pasado tradicional ya lo ostentaba en sus fórmulas legales. Hubiera constituido el desarrollo natural de dichos países, si las revoluciones de estos veinte últimos años no lo hubieran retrasado.

    En cambio, en países nuevos –la unidad alemana e italiana no remonta a más de cincuenta años–, la tradición se había perdido para dar lugar a un nacionalismo nuevo que, después de destruir el antiguo equilibrio tradicional que se adaptaba seguramente a los tiempos nuevos, ha tenido que sustituirlo por una centralización excesiva.

    España es uno de los países en lo que la tradición se ha conservado con mayor fuerza, y en donde la continuidad legal y monárquica, aunque deformada, había guardado las grandes direcciones. Y a ello debe el haber podido alzarse en un gesto tan heroico en circunstancias en que cualquier otro país hubiera sucumbido.

    Nuestro programa es el único adaptable y necesariamente constructivo, porque está injertado en un pasado útil, y a él se adapta para conseguir su continuación.

    Me voy alargando demasiado. Te felicito de corazón, mi querido Arauz, y te agradezco ese hermoso trabajo realizado con claridad y energía. A nosotros corresponde ahora imponer su ejecución, aunque la hayan comprometido ciertas ideologías de nuestros… colaboradores.

    Gracias muy especialmente por los ejemplares magníficamente encuadernados, destinados a mi madre, a mi hermana Zita, y a Otto. Haré que lleguen a sus manos en breve y te agradezco ese gesto de verdadero amigo.

    No te había contestado a tu carta anterior, que he estudiado, por esperar un emisario seguro. He hablado largamente con Fal sobre su contenido y estamos de acuerdo sobre la mayoría de sus puntos.

    Adiós, querido Arauz, y muchísimas gracias, quedo tuyo afectísimo,

    Francisco Javier de Borbón.
    ReynoDeGranada dio el Víctor.

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