Cita Iniciado por Rodrigo Ver mensaje
Pues hay por ejemplo algún artículo de Giménez Caballero teorizando sobre nórdicos y arios. Y he encontrado varios más de ese tipo y mucho más explícitos, aunque ahora no tengo los enlaces a mano.
Ese artículo no contiene nada racista. De hecho, elogia la fusión de los "arios" con "razas morenas" en un "imperio universal". Hablar de "arios" y ese tipo de cosas puede chocar ahora, pero entonces era terminología común y corriente que no implicaba una visión racista del mundo. Estoy seguro de que si busco el término "ario" en la prensa carlista o católica también aparecen unas cuantas alusiones.

Hay algún artículo cuestionable de Giménez Caballero en los años 40, cuando Alemania triunfaba en las armas, pero hay que tener en cuenta que jugaba un poco con el surrealismo y, por otra parte, precisamente siempre fue de los que más claro habló contra el racismo y a favor del universalismo católico.

Pero no entiendo por qué derivas el hilo a una formulación de acusaciones contra la Falange. ¿Te lo has tomado como un ataque a Mella? Traje el texto porque me pareció que no se conocía el artículo completo y podía resultar interesante la visión que Mella tiene de los moros en relación con los judíos. Comparto esa visión de Mella. Posteriormente, para no limitarme a copiar y pegar, he hecho una valoración del artículo en la que opino que en el campo contrarrevolucionario -no sólo en el carlismo, también podríamos incluir a la Falange y al catolicismo político- se ha exagerado con la cuestión judía o se ha atendido a autores poco ortodoxos, lo que ha llevado a una interpretación a mi juicio errónea del fenómeno masónico. Y lo de la exageración es una valoración que creo que comparte el carlismo actual, pues no se expresa en esos términos sobre los judíos ni le concede tanta importancia al tema.

No hay ningún ataque al carlismo; hay una simple opinión de cómo deberían manejarse las cosas en la actualidad en el campo contrarrevolucionario; un punto intermedio entre la exageración antijudía de antaño y el fervor projudío de ahora. Por otra parte, es natural que Mella se expresase así, pues era el espíritu de la época y esos términos eran frecuentes también en sectores eclesiásticos. Así que en ningún momento se cuestiona a Mella. Simplemente se aprovecha su artículo para formular algunas reflexiones sobre el presente y sobre el pasado de la idea contrarrevolucionaria.