En efecto, pero no sólo ese libro, sino todos sus estudios sobre la Iglesia y el siglo XIX. La columna de Episcopalia que publicaba en Siempre P´alante era brava, implacable e inapelable por la monumental documentación con la que fundamentaba sus críticas. Su actual actitud sólo es explicable desde una incoherencia e inconsecuencia en grado sumo.