Re: Documentos antiguos de los Padres de la Iglesia, y algo más.
[13] V. »Oye ahora respecto a las piedras que entran en el edificio. Las piedras que son cuadradas y blancas, y que encajan en sus junturas, éstas son los apóstoles y obispos y maestros y diáconos que andan según la santidad de Dios, y ejercen su oficio de obispo, de maestro y diácono en pureza y santidad para los elegidos de Dios, algunos de los cuales ya duermen y otros están vivos todavía. Y, debido a que siempre están de acuerdo entre sí, tuvieron paz entre sí y se escucharon el uno al otro. Por tanto, sus junturas encajan en el edificio de la torre.» «Pero hay las que son sacadas de la profundidad del mar, y colocadas en el edificio y que encajan en sus junturas con las otras piedras que ya estaban colocadas; éstos, ¿quiénes son?» «Estos son los que han sufrido por el nombre del Señor.» «Pero las otras piedras que son traídas de tierra seca, me gustaría saber quiénes son éstos, señora.» Ella contestó: «Los que entran en el edificio, y todavía no están labrados, a éstos el Señor ha aprobado porque anduvieron en la rectitud del Señor y ejecutaron rectamente sus mandamientos.» «Pero los que van siendo traídos y colocados en el edificio, ¿quiénes son?» «Son jóvenes en la fe, y fieles; pero fueron advertidos por los ángeles que obren bien, porque en ellos fue hallada maldad.» «Pero los que fueron desechados y puestos a un lado, ¿quiénes son?» «Estos han pecado, y desean arrepentirse, por tanto no son lanzados a gran distancia de la torre, porque serán útiles para la edificación si se arrepienten. Los que se arrepienten, pues, silo hacen, serán fuertes en la fe si se arrepienten ahora en tanto que se construye la torre. Este privilegio lo tienen solamente los que se hallan cerca de la torre.
[14] VI. »Pero, ¿quisieras saber acerca de los que son hechos pedazos y lanzados fuera de la torre? Estos son los hijos del libertinaje. Estos recibieron la fe hipócritamente, y no hubo maldad que no se hallara en ellos. Por tanto, no tienen salvación, porque no son útiles para edificar, por razón de su maldad. Por tanto son desmenuzados y tirados por causa de la ira del Señor, porque le provocaron a ira. En cuanto al resto de las piedras que tú has visto echadas en gran número y que no entran en el edificio, de ellas, las que son mohosas son las que conocieron la verdad, pero no permanecieron en ella ni se mantuvieron adheridos a los santos. Por lo tanto, son inservibles.»
«Pero las que están resquebrajadas, ¿quiénes son?» «Estos son los que tienen discordia en su corazón el uno respecto al otro, y no hay paz entre ellos; tienen una apariencia de paz, pero cuando se separan el uno del otro, los malos pensamientos permanecen en sus corazones. Éstas son las rajas que tienen las piedras. Pero las que están cortadas y son más pequeñas, éstos han creído, y tienen su mayor parte en justicia, pero hay en ellos partes de iniquidad; por tanto, son demasiado pequeñas, y no son perfectas.»
«Pero, ¿quiénes son, señora, las piedras blancas y redondas que no encajaron en el edificio?» Ella me contestó: «¿Hasta cuándo vas a seguir siendo necio y obtuso, y lo preguntarás todo, y no entenderás nada? Éstos son los que tienen fe, pero también tienen las riquezas de este mundo. Cuando viene la tribulación, niegan a su Señor por razón de sus riquezas y sus negocios.» Y yo contesté y le dije: «¿Cuándo serán, pues, útiles en el edificio?» Ella me contestó: «Cuando les sean quitadas las riquezas que hacen descarriar sus almas, entonces serán útiles a Dios. Porque tal como la piedra redonda, a menos que sea cortada y pierda alguna parte de sí misma, no puede ser cuadrada, del mismo modo los que son ricos en este mundo, a menos que sus riquezas les sean quitadas, no pueden ser útiles al Señor. Aprende primero de ti mismo. Cuando tenías riquezas no eras útil; pero ahora eres útil y provechoso para vida. Sé útil a Dios, porque tú mismo también eres sacado de las mismas piedras.
[15] VII. »Pero las otras piedras que viste echadas lejos de la torre y que caen en el camino y van a parar fuera del camino a las regiones en que no hay camino, éstos son los que han creído, pero por razón de su corazón indeciso han abandonado el verdadero camino. De esta manera, ellos, pensando que pueden hallar un camino mejor, se extravían y son gravemente afligidos, cuando andan por las regiones en que no hay camino. Pero los que caen en el fuego y son quemados, éstos son los que finalmente se rebelaron contra el Dios vivo, y ya no entró más en sus corazones el arrepentirse, por causa de sus deseos atrevidos y de las maldades que han obrado. Pero los otros, que caen cerca de las aguas y, con todo, no pueden rodar al agua, ¿quieres saber cuáles son? Estos son los que han oído la palabra y quisieran ser bautizados en el nombre del Señor. Luego, cuando recapacitan sobre la pureza requerida por la verdad, cambian de opinión y vuelven a sus malos deseos.» Así terminó ella la explicación de la torre. Siendo yo importuno todavía, le pregunté aún si para todas aquellas piedras que fueron rechazadas y no encajaban en el edificio de la torre había arrepentimiento y un lugar en esta torre. «Pueden arrepentirse», me dijo, «pero no pueden encajar en esta torre. Serán encajados en otro lugar mucho más humilde, pero no hasta que hayan sufrido tormentos por esta razón y hayan cumplido los días de sus pecados. Y serán sacados por esta razón, porque participaron en la Palabra justa; y entonces serán aliviados de sus tormentos si se arrepienten de los actos malos que han cometido; pero si éstos no les llegan al corazón, no son salvos a causa de la dureza de sus corazones.»
[16] VIII. Cuando cesé de preguntarle sobre todas estas cosas, pues, ella me dijo: «¿Quisieras ver otra cosa?» Teniendo deseos de contemplarla, me gocé en gran manera de poder verla. Ella me miró, y sonrió, y me dijo: «¿Ves a siete mujeres alrededor de la torre?» «Las veo, señora», le dije. «Esta torre es sostenida por ellas, según orden del Señor. Oye ahora sus ocupaciones. La primera, la mujer de las manos fuertes, se llama Fe, por medio de la cual son salvados los elegidos de Dios. Y la segunda, la que está ceñida y tiene el aspecto enérgico de un hombre, se llama Continencia; es la hija de la Fe. Todo el que la sigue, pues, será feliz en su vida, porque se abstendrá de todo acto malo, creyendo que, si se abstiene de todo mal deseo, heredará la vida eterna.» «Y las otras, señora, ¿quiénes son?» «Son hijas la una de la otra. El nombre de la primera es Sencillez; el de la siguiente, Conocimiento; la próxima es Inocencia; la otra, Reverencia; la siguiente, Amor. Cuando tú, pues, hagas todas las obras de su madre, podrás vivir.» «Me gustaría saber, señora», le dije, «qué poder tiene cada una de ellas.» «Escucha, pues», dijo ella, «los poderes que tienen. Sus poderes son dominados cada una por la otra, y se siguen una a otra en el orden en que nacieron. De Fe nace Continencia; de Continencia, Simplicidad; de Simplicidad, Inocencia; de Inocencia, Reverencia; de Reverencia, Conocimiento; de Conocimiento, Amor. Sus obras, pues, son puras y reverentes y divinas. Todo aquel que sirva a estas mujeres, y tenga poder para dominar sus obras, tendrá su morada en la torre con los santos de Dios.» Entonces le pregunté, con respecto a las sazones, si la consumación es ya ahora. Pero ella gritó en alta voz: «Necio, ¿no ves que la torre va siendo construida? Cuando la torre haya sido edificada, habrá llegado el fin; pero será edificada rápidamente. No me hagas más preguntas: este recordatorio es suficiente para ti y para los santos, y es la renovación de vuestros espíritus. Pero no te fue revelado sólo a ti, sino para que puedas mostrar estas cosas a todos. Después de tres días -porque tú has de entender primero, y te encargo, Hermas, con las palabras que voy a decirte- (a ti te encargo) di todas estas cosas a los oídos de los santos, para que las oigan y las hagan y puedan ser purificados de sus maldades, y tú mismo con ellos.
[17] IX. »Oídme, hijos míos. Os crié en mucha simplicidad e inocencia y reverencia, por medio de la misericordia del Señor, que instiló justicia en vosotros, para que pudierais ser justificados y santificados de toda maldad y perversidad. Ahora pues, oídme y haya paz entre vosotros, y tened consideración el uno al otro, y ayudaos el uno al otro, y no participéis de lo creado por Dios a solas en la abundancia, sino también compartid con los que están en necesidad. Porque algunos, a causa de sus excesos en la comida, acarrean debilidad a la carne, y dañan su carne, mientras que la carne de los que no tienen nada que comer es dañada por no tener suficiente nutrición, y su cuerpo es echado a perder. Este exclusivismo, pues, es perjudicial para vosotros los que tenéis y no compartís con los que tienen necesidad. Advenid el juicio que viene. Así pues, los que tenéis más que suficiente, buscad a los hambrientos, en tanto que la torre no está terminada; porque una vez que la torre haya sido terminada, desearéis hacer bien y no hallaréis oportunidad de hacerlo. Mirad, pues, los que os alegráis en vuestra riqueza, que los que están en necesidad no giman, y su gemido se eleve al Señor, y vosotros con vuestra [abundancia de] cosas buenas halléis cerrada la puerta de la torre. Ahora, pues, os digo a vosotros los que gobernáis la Iglesia y que ocupáis sus asientos principales, no seáis como los charlatanes. Los charlatanes, verdaderamente, llevan sus drogas en cajas, pero vosotros lleváis vuestra droga y vuestro veneno en el corazón. Estáis endurecidos, y no queréis limpiar vuestros corazones, y mezclar vuestra sabiduría en un corazón limpio, para que podáis conseguir misericordia del Gran Rey. Mirad, pues, hijos, que estas divisiones no os priven de vuestra vida. ¿Cómo es posible que queráis instruir a los elegidos del Señor, en tanto que vosotros no tenéis instrucción? Instruíos unos a otros, pues, y tened paz entre vosotros, que yo también pueda estar contento delante del Padre, y dar cuenta de todos vosotros a vuestro Señor.»
[18] X. Así pues, cuando ella hubo cesado de hablarme, los seis jóvenes que edificaban vinieron y se la llevaron a la torre, y otros cuatro levantaron el sofá y se lo llevaron también a la torre. No les vila cara a éstos, porque la tenían vuelta al otro lado. Y cuando ella se iba, yo le pedí que me revelara qué significaban las tres formas en que ella se me había aparecido. Ella me contestó y dijo: «Con respecto a estas cosas has de preguntar a otro, para que puedan serte reveladas.» Pues yo la vi, hermanos, en mi primera visión del año pasado, como una mujer muy anciana y sentada en una silla. En la segunda visión su rostro era juvenil, pero su carne y su cabello eran añosos, y me hablaba estando de pie; y ella estaba más contenta que antes. Pero en la tercera visión era del todo joven y de extraordinaria hermosura, y sólo su cabello se veía de edad; y estaba contenta en gran manera y sentada sobre un sofá. Y yo estaba muy deseoso de saber la revelación de estas cosas. Y veo a la anciana en una visión de la noche, diciéndome: «Toda pregunta requiere humildad. Ayuna, pues, y recibirás del Señor lo que has pedido.» Así que ayuné un día; y aquella noche se me apareció un joven y me dijo: «Siendo así que insistes pidiendo revelaciones, vigila que con tu mucho preguntar no dañes tu carne. Bástente estas revelaciones. ¿No puedes ver otras revelaciones más poderosas que las que has visto?» Y yo le dije en respuesta: «Señor, sólo pregunto una cosa, con respecto a las tres formas de la anciana: que me sea concedida una revelación completa.» El me dijo como respuesta: «¿Hasta cuándo serás sin entendimiento? Es tu ánimo indeciso que hace que no tengas entendimiento, y que tu corazón no esté puesto hacia el Señor.» Yo le contesté y le dije de nuevo: «De ti, Señor, sabré las cosas con más precisión.»
[19] XI. «Escucha», me dijo, «con referencia a las tres formas sobre las cuales preguntas. En la primera visión, ¿por qué no se te apareció como una anciana y sentada en una silla? Porque tu espíritu era añoso, y ya decaído, y no tenía poder por razón de tus debilidades y actos de indecisión. Porque como un anciano, no teniendo ya esperanza de renovar su juventud, no espera nada sino caer dormido, así vosotros también, siendo debilitados con las cosas de este mundo, os entregáis a lamentaciones, y no echáis vuestros cuidados sobre el Señor, sino que vuestro espíritu está quebrantado, y sois achacosos con vuestras aflicciones.» «¿Por qué, pues, estaba sentada en una silla, quisiera saber, Señor?» «Porque toda persona débil se sienta en una silla por causa de su debilidad, para que sea sostenida la debilidad de su cuerpo. Así que tú tienes el simbolismo de la primera visión.
[20] XII. »Pero en la segunda visión la viste de pie, y con el rostro más juvenil y más alegre que antes; pero su carne y su cabello eran añosos. Escucha esta parábola también», me dijo. «Imagfnate a un anciano que ha perdido toda esperanza de sí mismo, por razón de su debilidad y su pobreza, y no espera nada más que su último día en la vida. De repente le dejan una herencia. Oye las noticias, se levanta y, lleno de gozo, se viste con energia, y ya no está echado, sino de pie, y su espíritu, que estaba quebrantado hace un momento por razón de sus circunstancias anteriores, es renovado otra vez, y ya no está sentado, sino que se siente animoso; así también era contigo, cuando oíste la revelación que el Señor te reveló. Porque Él tuvo compasión de ti, y renovó tus ánimos, y puso a un lado tus dolencias, y te vino fuerza, y fuiste hecho poderoso en la fe, yel Señor se regocijó en verte fortalecido. Y, por tanto, El te mostró la edificación de la torre; si, y también otras cosas te mostrará si de todo corazón tenéis paz entre vosotros.
[21] XIII. »Pero en la tercera visión la viste más joven y hermosa y alegre, y su forma hermosa. Porque tal como uno que está lamentándose, al recibir buenas noticias, inmediatamente olvida sus penas anteriores y no admite nada sino las noticias que ha oído, y es fortalecido por ellas en lo que es bueno, y su espíritu es renovado por razón del gozo que ha recibido, del mismo modo también vosotros habéis recibido una renovación de vuestros espíritus al ver estas cosas buenas. Y si la viste sentada en un sofá, la posición es firme; porque el sofá tiene cuatro patas y se mantiene firme; porque el mundo también es sostenido por medio de cuatro elementos. Así pues, los que se han arrepentido plenamente serán jóvenes de nuevo, y afianzados firmemente, siendo así que se han arrepentido de todo su corazón. Ahí tienes la revelación entera y completa. No pidas más revelaciones; pero si aún te falta algo, te será revelado.»
Visión Cuarta
[22] I. La cuarta visión la vi, hermanos, veinte días después de la anterior que había tenido, y era un tipo de la tribulación inminente. Yo andaba por la Vía de la Campania, hacia el campo. Desde la carretera (al lugar adonde iba) hay unos diez estadios; el terreno es fácil de andar. Iba solo, y rogaba al Señor que completara las revelaciones y las visiones que me había mostrado por medio de su santa Iglesia, para que Él me fortaleciera a mí mismo y diera arrepentimiento a sus siervos que han tropezado, para que su Nombre grande y glorioso pueda ser glorificado, pues me había considerado digno de mostrarme sus maravillas. Y mientras le daba gloria y acción de gracias, me contestó como si fuera el sonido de una voz: «No dudes en tu mente, Hermas.» Empecé a preguntarme y decirme: «¿Cómo puedo dudar en mi mente siendo así que he sido tan firmemente afianzado por el Señor y he visto cosas gloriosas?» Y seguí un poco adelante, hermanos, y he aquí, vi una nube de polvo que se levantaba hacia el cielo, y empecé a decirme: «¿Es posible que sea ganado que se acerca, y levanten una nube de polvo?», porque estaba.a un estadio de distancia. Cuando la nube de polvo se fue haciendo cada vez mayor, sospeché que se trataba de algo sobrenatural. Entonces el sol brilló un poco, y he aquí, vi una gran bestia como un monstruo marino, y de su boca salían langostas de fuego. Y la bestia tenía unos cien pies de longitud, y su cabeza era como si fuera de arcilla. Y empecé a llorar y a rogar al Señor que me rescatara de ella. Y recordé la palabra que había oído: «No tengas dudas en tu mente, Hermas.» Así que, hermanos, habiéndome revestido de la fe del Señor y recordado las obras poderosas que Él me había enseñado, cobré ánimos y me dirigí hacia la bestia. Ahora bien, la bestia se acercaba con tal furia que podría haber dejado en ruinas una ciudad. Llegué cerca de ella, y aunque el monstruo era enorme, se tendió en el suelo, y meramente sacó la lengua y no se movió en lo más mínimo hasta que yo hube pasado por su lado. Y la bestia tenía en su cabeza cuatro colores: negro, luego color de fuego y sangre, luego oro, luego blanco.
[23] II. Así pues, una vez hube pasado la bestia y avanzado unos treinta pasos, he aquí, vino hacia mí una virgen ataviada como si saliera de la cámara nupcial, toda blanca y con sandalias blancas, velada hasta la frente, y la cobertura de su cabeza era un turbante, y su cabello era blanco. Sabía por visiones anteriores que era la Iglesia, y me alegré algo. Ella me saludó y me dijo: «Buenos días, buen hombre»; yo la saludé a mi vez: «Buenos días, señora.» Ella me contestó y me dijo: «¿No has encontrado nada?» Yo le dije: «Señora, una bestia enorme, que podría haber destruido pueblos enteros; pero, por el poder del Señor y por su gran misericordia, escapé de ella.» «Tú escapaste de ella, cieno», dijo ella, «porque pusiste en Dios todos tus cuidados, y abriste tu corazón al Señor, creyendo que puedes ser salvado sólo por medio de su Nombre grande y glorioso. Por tanto, el Señor envió a su ángel, que está sobre las bestias, cuyo nombre es Segri, y le cerró la boca para que no pudiera causarte daño. Tú has escapado de una gran tribulación por causa de tu fe, y porque, aunque viste una bestia tan inmensa, no dudaste en tu mente. Ve, pues, y declara a los elegidos del Señor sus obras poderosas, y diles que esta bestia es un tipo de la gran tribulación que ha de venir. Por tanto, si os preparáis de antemano, y os arrepentís (y os volvéis) al Señor de todo corazón, podréis escapar de ella si vuestro corazón es hecho puro y sin mácula y si durante el resto de los días de vuestra vida servís al Señor de modo intachable. Echa tus cuidados sobre el Señor y Él se hará cargo de ellos. Confiad en el Señor, hombres de poco ánimo, porque El puede hacer todas las cosas, sí, puede apanar su ira de vosotros, y también enviar sus plagas sobre vosotros los que sois de ánimo indeciso. Ay de aquellos que oyen estas palabras y son desobedientes; sería mejor para ellos que no hubieran nacido.»
[24] III. Le pregunté con respecto a los cuatro colores que la bestia tenía sobre la cabeza. Entonces ella me contestó y me dijo: «Otra vez eres curioso sobre estas cosas.» «Sí, señora», le dije, «hazme saber qué son estas cosas.» «Escucha», me dijo; «el negro es este mundo en el cual vivís; y el fuego y el color del fuego y la sangre muestran que este mundo perecerá a sangre y fuego; y el dorado son los que han escapado de este mundo. Porque así como el oro es probado por el fuego y es hecho útil, así también vosotros [que habitáis en él] sois probados. Los que permanecen y pasan por el fuego serán purificados por él. Porque como el oro pierde su escoria, así vosotros también vais a desprenderos de toda aflicción y tribulación, y seréis purificados, y seréis útiles para la edificación de la torre. Pero la parte blanca es la edad venidera, en la cual residirán los elegidos de Dios; porque los elegidos de Dios serán sin mancha y puros para la vida eterna. Por lo tanto, no ceses de hablar a los oídos de los santos. Ahora tenéis el simbolismo también de la tribulación que se avecina potente. Pero si estáis dispuestos, no será nada. Recordad las cosas que han sido escritas de antemano.» Con estas palabras partió, y no vi en qué dirección había partido; porque se hizo un ruido; y me volví atemorizado, pensando que la bestia venía hacia mí.
Visión Quinta
[25] Mientras oraba en la casa y estaba sentado en el sofá, entró un hombre de rostro glorioso, vestido como un pastor, envuelto en una piel blanca, y con su zurrón al hombro y un cayado en la mano. Y me saludó, y yo le devolví el saludo. E inmediatamente se sentó a mi lado y me dijo: «Me ha enviado el ángel más santo, para que viva contigo el resto de los días de tu vida.» Yo pensé que había venido a tentarme y le dije: «¿Por qué?, ¿quién eres? Porque sé», le dije, «a quién he sido confiado.» Él me dijo: «¿No me reconoces?» «No», le contesté. «Yo», me dijo, «soy el pastor a quien has sido confiado.» En tanto que me estaba hablando, su forma cambió, y le reconocí como el mismo a quien había sido confiado; e inmediatamente quedé confundido, y el temor se apoderó de mí, y quedé anonadado por la aflicción de haberle contestado de modo tan malvado e insensato. Pero él me contestó y dijo: «No te quedes azorado, sino sé confirmado en los mandamientos que estoy a punto de darte. Porque yo he sido enviado», dijo, «para mostrarte de nuevo las cosas que viste antes, en especial las que sean convenientes para ti. Ante todo, escribe mis mandamientos y mis parábolas; y las otras cosas las escribirás según te mostraré. Y me dijo: La razón por la que te mando que escribas primero los mandamientos y las parábolas es que puedas leerlas sobre la marcha, y así puedas guardarlas.» Así que escribí los mandamientos y las parábolas, tal como me mandó. Por tanto, si, cuando las oís, las guardáis y andáis en ellas, y las hacéis con el corazón puro, recibiréis del Señor todas las cosas que Él ha prometido; pero si, cuando las oís, no os arrepentís, sino que añadís todavía a vuestros pecados, recibiréis del Señor lo opuesto. Todas estas cosas me mandó que escribiera el pastor, el ángel del arrepentimiento.
Primer Mandato
[26] «Ante todo, cree que Dios es uno, y que Él creó todas las cosas y las puso en orden, y trajo todas las cosas de la no existencia al ser, que comprende,todas las cosas siendo Él solo incomprensible. Cree en Él, pues, y témele, y en este temor ejerce dominio sobre ti mismo. Guarda estas cosas, y te verás libre de toda maldad, y serás revestido de toda excelencia y justicia, y vivirás para Dios si guardas este mandamiento.»
Segundo Mandato
[27] Y me dijo: «Mantén la simplicidad y la inocencia, y serás como un niño pequeño, que no conoce la maldad que destruye la vida de los hombres. Ante todo, no digas mal de ningún hombre, ni tengas placer en escuchar a un calumniador. De otro modo, tú que escuchas serás también responsable del pecado de aquel que habla mal, si crees la calumnia que oyes; porque, al creerla, tú también tendrás algo que decir contra tu hermano. Así que serás responsable del pecado del que dice el mal. La calumnia es mala; es un demonio inquieto, que nunca está en paz, sino que siempre se halla entre divisiones. Abstente, pues, de ella, y tendrás paz en todo tiempo con todos los hombres. Pero revístete de reverencia, en la cual no hay tropiezo, sino que todas las cosas son suaves y alegres. Haz lo que es bueno, y de todas tus labores, que Dios te da, da a todos los que están en necesidad generosamente, sin hacer preguntas sobre a quién has de dar y a quién no has de dar. Da a todos, porque Dios desea que todos reciban de su abundancia. Los que reciben, pues, tendrán que dar cuenta a Dios de por qué lo han recibido y a qué fin; porque los que reciben en necesidad no serán juzgados, pero los que reciben con pretextos simulados recibirán el castigo. Así pues, el que da es inocente; porque como recibe del Señor el servicio a ejecutar, lo ha ejecutado en sinceridad, sin hacer distinción entre a quién da y a quién no da. Esta ministración, pues, cuando es ejecutada sinceramente, pasa a ser gloriosa a la vista de Dios. El que ministra así sinceramente, pues, vivirá para Dios. Por tanto, guarda este mandamiento que te he dado: que tu propio arrepentimiento y el de tu casa puedan ser hallados sinceros, y [tu] corazón puro y sin mancha.»
La Iglesia es el poder supremo en lo espiritual, como el Estado lo es en el temporal.
Antonio Aparisi
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