Los protestantes son gente con muy poca formación teológica, sólo saben lo que les han contado sus pastores. Son capaces de citarte de memoria infinidad de versículos bíblicos que en muchos casos están fuera de contexto o interpretados sesgadamente.
También es cierto que en algunos casos se dan excesos en católicos de muy bajo nivel cultural, pero aun el más ignorante aldeano sabe que una imagen es una representación, que no es Cristo ni la Virgen.
El protestantismo, a pesar de tanto hablar de que ya no estamos bajo la Ley, se sujeta todavía en muchas cosas a la antigua Ley Mosaica. No todos son tan puritanos, pero hay muchos que se niegan a comer carne de cerdo y mariscos, a pesar de que el Nuevo Testamento está lleno de pasajes que dicen claramente que no es lo que entra por la boca lo que contamina al hombre y todo lo que Dios creó es limpio. Otra forma en que se manifiesta esa marcada herencia judaica es en su bibliolatría. Las cosas son así porque lo dice la Biblia, aunque olviden que un pasaje puede estar contrapesado por lo que dicen varios más. El Antiguo Testamento prohibía las imágenes porque el pueblo hebreo vivía rodeado de pueblos idólatras cuyas malas costumbres religiosas y morales se le contagiaban a veces, como se ve por los textos de los profetas. Además, Dios todavía no se había encarnado, no se había metido en nuestro pellejo por así decirlo, y era inconcebible un Dios antropomorfo. La Ley fue necesaria como un ayo o niñera hasta que llegó la madurez en la plenitud de los tiempos: llegó Cristo, la Vieja Ley dejó de ser necesaria con la Nueva Alianza. Se puede decir que, en lo religioso, se había llegado a la mayoría de edad y ya no necesitábamos la antigua ley, con sus más de seiscientos preceptos. Cuando un niño crece, ya sabe más y se le permite hacer cosas que antes le estaban vedadas, porque ahora entiende y puede hacer buen uso de ellas. Y es evidente que un católico bien formado (y antes el pueblo estaba bien formado y tenía buenos pastores, no como ahora que los pastores han hecho dejación de funciones en la mayoría de los casos y los catecismos están aguados y enseñan una doctrina floja y buenista sin mucha consistencia) sabe distinguir. El mismo arte, si es verdadero arte (es decir, belleza, armonía, no como tantas de esas cosas que hoy en día hacen pasar por arte), atrae hacia Dios, porque Dios es la belleza suprema y el Artista Supremo. No tienes más que comparar un templo católico preconciliar con cualquier templo evangélico. Da igual que sea románico, gótico o barroco. Está lleno de representaciones que elevan el alma a Dios y nos hacen pensar en él. Rezar ante una estatua no es rezarle a la estatua; es rezarle a Nuestro Señor, Nuestra Señora o un santo representados por la estatua. A muchos les resulta más fácil concentrarse ante una imagen. Se distraen más fácilmente pensando en otra cosa si no la tienen. Además, las imágenes y los retablos tienen una función pedagógica. Antiguamente, cuando el pueblo era mayormente analfabeto, veía representada en los retablos las historias, parábolas y enseñanzas que se transmitían en el púlpito e incluso de padres a hijos. En aquellos felices tiempos el pueblo estaba mucho más formado teológicamente. Por eso era capaz de levantarse en la Vandea, o contra Napoleón, o más tarde en las Guerras Carlistas y en la Cristiada. Hoy en día, por desgracia, acepta impasiblemente de todo y es incapaz de defender su fe. Volviendo a la distinción entre los templos católicos y los protestantes, que no llegué a terminar de exponer, salta a la vista que las evangélicas suelen ser locales o galpones sin belleza ni atractivo, no hay arte, y lo mismo pasa con los salones del Reino de los Testigos de Jehová. Los Mormones son los únicos que tienen algún sucedáneo de arte, pero es una imitación fría y sin gracia de un arte vagamente neoclásico y poco atractivo, y por dentro están inspirados en templos masónicos. Únicamente en Alemania y Escandinavia se encuentran algunas iglesias protestantes barrocas que tienen aún bastante belleza (y curiosamente, a veces hasta estatuas aunque no recen ante ellas ni les den culto), pero son de los primeros tiempos del protestantismo, cuando la sociedad nórdica todavía estaba empapada de catolicismo. Lo cual también se puede observar en la música de Juan Sebastían Bach, probablemente el mayor músico de todos los tiempos. Hacía muy poco tiempo que Alemania había dejado de ser católica, de hecho media Alemania seguía siéndolo, y la gran formación musical que había heredado Bach y su fe sincera lo llevaron a componer verdaderas maravillas que siempre hemos disfrutado los católicos tradicionalistas. Luego, claro, ya vino la decadencia, y la música de los evangélicos es de un nivel musical ínfimo, canciones simplonas sin mayor trascendencia. Desde luego, el canto gregoriano, la polifonía, el arte románico, el gótico, el barroco, etc., son creaciones ciento por ciento católicas. En fin, creo que me he desviado un poco del tema de la pregunta original, pero no deja de tener que ver con ello. Quizá podríamos resumirlo en que los protestantes se apegan mucho a la letra con su excesivo a apego a las Escrituras y les falta el Espíritu, que es lo que da vida a la letra muerta.
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