Buenas a todos.
Este es mi primer mensaje en el foro, y no he podido evitar responder este post ya que para mí Dios Padre y la fe católica tradicional lo son prácticamente todo. Y ojo, hace varios años yo era ateo.
En mi opinión personal Dios no envía castigos; lo que nosotros llamamos "castigos" suelen ser en un 90% consecuencia de nuestras malas obras, que aunque suene parecido no es lo mismo. Para hacerme entender: si bailas un aurresku en el filo de un acantilado y te despeñas no es un castigo divino, es que tú te lo has buscado porque las consecuencias están claras. El otro 10% es simplemente casualidad, mala suerte.
Dios no necesita mandar castigos; Él ya creó un mundo en el que vivimos que se rige por la Ley Natural, que no es otra cosa que la Ley Divina, y los "castigos" son la consecuencia de transgredir esa Ley. A Dios no le gusta que suframos, pero tampoco alcanzaremos la perfección espiritual desde la comodidad y la ignorancia. A Dios lo que le agrada es que sepamos mejorar día a día, que consigamos templar y enderezar nuestra alma hasta perfeccionarla. La mortificación de la carne no es sufrimiento por sí mismo o porque le agrade a Dios; es el acto de conseguir que nuestra alma esté preparada para superar las ataduras fisiológicas del cuerpo.
Respecto a la actitud punitiva de Yahveh en el Antiguo Testamento, sólo hay que comparar este texto con los Evangelios para darse cuenta de que Yahveh y el Dios Padre de nuestro Señor Jesucristo no son la misma criatura. La deidad del Antiguo Testamento, al igual que el Allah islámico, es extremadamente cruel y sólo bendice a sus seguidores con bienes terrenales, incluso en la otra vida; el Dios cristiano en cambio ofrece simplemente la Verdad Suprema, recogida en las enseñanzas de su único hijo Jesús; mediante esta verdad lograremos por nosotros mismos todos esos bienes que Yahveh/Allah otorga a sus fieles y mucho más. Porque no se trata de materialismo, sino de la superación del materialismo.
Tengo la firme intuición de que Yahveh/Allah es en realidad uno de los disfraces de Satán, viendo el accionar de estas criaturas en el Corán y la Torah.
Un saludo.
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