La opinión de obispos modernistas posconciliares que contradiga la enseñanza de siempre de la Iglesia me tiene sin cuidado. Ahora resulta que la Iglesia ha estado equivocada dos mil años.
El paralelismo del aborto con Herodes es obvio, y yo mismo he llamado muchas veces Herodes o doctor Herodes a los médicos abortistas.
Aunque Herodes no supiera exactamente quién era Jesús, Satanás lo sabía y le inspiró esos celos y ese odio contra Jesús, nada menos.
En realidad, yo no veo contradicción con lo que dice Juan Manuel de Prada, aunque tampoco tengo todo el texto del artículo. Pero si hubiera algo más específico indudablemente lo habrías citado.
Y desde luego, si no aceptas lo que han declarado papas y concilios ex cathedra, estás dando la razón a los pelagianos y cayendo en herejía. El Limbo no es un castigo, porque los niños inocentes no han tenido oportunidad de cometer pecados personales al no tener uso de razón. Pero el pecado original lo tienen, tienen esa culpa y no se han podido lavar con el bautismo. Ahora bien, la mayoría de los teologos coinciden en que el Limbo es un estado de felicidad natural. No sobrenatural como el Cielo, pero sí de felicidad. Un condenado al infierno sabe ya que existe Dios y que se está perdiendo lo mejor de lo mejor. El alma en pena del Purgatorio también lo sabe, y nadie le puede quitar la esperanza de que un día alcanzará esa bienaventuranza. Pero quien está en el Limbo no sabe nada de eso y es muchísimo más feliz de lo que se pueda ser en la Tierra. Está cuarenta mil veces mejor que cualquier niño que pasa hambre, sufre malos tratos o abusos o no tiene amigos con quienes jugar.
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