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Tema: Lutero, no y no

  1. #21
    Avatar de Hyeronimus
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    Re: Lutero, no y no

    EL LEGADO DE LUTERO (III)
    por Juan Manuel de Prada

    (ABC, 29 de agosto de 2016)


    Si la inteligencia humana, tarada por el pecado original, está incapacitada para abstraer lo universal, no pude aspirar a entender las leyes de la política. De este modo, la doctrina de Lutero se convierte en legitimadora del Estado moderno, concebido como instrumento para ordenar la vida social y reprimir la intrínseca maldad humana, convirtiendo sus leyes positivas en norma ética. Frederick D. Wilhemsen nos hace reparar en la paradoja de que Lutero, que empezó azuzando la rebelión de los campesinos alemanes contra sus príncipes (pensando que los campesinos lo apoyarían en su lucha contra Roma), acabase exhortando a los príncipes a aplastar del modo más inmisericorde las revueltas campesinas (después de que los príncipes abrazasen con su doctrina). «En último término –escribe Wilhemsen--, el luteranismo predica que el ciudadano tiene que obedecer al príncipe en todo, de una manera ciega, pues el cristiano sabe que la autoridad del príncipe viene de Dios, pero no sabe nada de la ley natural, debido a la corrupción de su razón, el único instrumento capaz de descubrir esa ley».


    Por supuesto, la monarquía ya había tenido tentaciones de hacerse absoluta antes de Lutero. Pero los reyes estaban limitados por una ley humana, la costumbre, y por una ley divina que no podían conculcar. Ambas barreras serán anuladas por Lutero, que en su obsesión por combatir al papado convierte al rey en representante de Dios en la tierra, afirmando que todo auténtico cristiano está obligado a someterse incondicionalmente a él. La monarquía, antes de Lutero, se había acomodado a la sentencia de San Isidoro ("Rex eris si recte facias; si non facias, non eris"); y así había llegado a ser, en palabras de Donoso, «el más perfecto de todos los gobiernos posibles, por ser uno, perpetuo y limitado». Al apartar esos límites que constreñían al monarca, Lutero instaura la deificación del poder civil. El monarca se convierte en objeto de adoración ciega; su poder ya nunca más se asentará en la "auctoritas" ni en la "potestas", sino que será puro ejercicio de la fuerza sin restricciones (o sin más restricciones que los reglamentos que él mismo evacua, sometidos a su conveniencia y capricho).


    Así se corrompe el principio de autoridad, hasta su confusión con la mera fuerza despótica. Este quebrantamiento del orden político –afirma Belloc-- iba a tener un efecto explosivo: el poder que mantenía las cosas unidas se convertirá a partir de ese momento en un poder que separa cada una de las partes componentes. En efecto, el poder absoluto mostrará pronto, bajo una falsa fachada unificadora, su íntima vocación disgregadora, haciendo de la disputa por el poder, la tensión social y la guerra constante el clima natural de una Europa dividida. Por supuesto, la doctrina luterana sobre la soberanía absoluta de los reyes será la que luego, convenientemente desplazada de sujeto, fundamentará el principio de la soberanía popular. La omnipotencia del príncipe se convierte en voluntad popular soberana, cuya esencia sigue siendo la fuerza despótica, capaz de determinar mediante mayorías el bien y la verdad según su conveniencia y capricho.


    Wilhemsen sostiene que «la pasividad del alemán frente a su gobierno, sea éste monárquico, imperial, republicano o nazi, refleja una teología y una religión cuya negación de la ley natural exige que el hombre obedezca pasivamente, sin preguntar el “por qué”». Sospecho que esta reflexión que Wilhemsen circunscribe al alemán podría extenderse en general al hombre contemporáneo, que creyéndose más soberano que nunca está en realidad sometido pasivamente a poderes ilimitados que ya no controla. Empezando por el poder del Dinero, que el protestantismo liberó.


    (Continuará)












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  2. #22
    sjl
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    Re: Lutero, no y no

    Todavía recuerdo el Lutero que me fue explicado en mi pubertad, ataviado de todo tipo de lisonjas, encumbrado por mis profesores, a los que creía sabios y al compararlo con el que conozco hoy, me parece el mas despreciable de los hombres.

  3. #23
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    Re: Lutero, no y no

    EL LEGADO DE LUTERO (y IV)
    Juan Manuel de Prada

    (ABC, 3 de septiembre de 2016)


    La rebelión de Lutero daría alas a otro clérigo levantisco, Calvino, que como él afirmó la depravación de la naturaleza humana y negó que el hombre tuviera libre albedrío. Calvino añadió, sin embargo, una dimensión nueva a la doctrina luterana, afirmando la monstruosa doctrina de la predestinación. Pero, aunque el hombre nada pueda hacer por salvarse, puede –según Calvino-- saber anticipadamente cuál es su destino, pues la prosperidad material se erige en signo de afecto divino. Esta doctrina abominable desataría la avaricia de los pudientes, que empezaron a agitar a las masas contra el Papado; y, mientras las masas estaban entretenidas agitándose y disfrutando de la anarquía moral generada por la ruptura con Roma, los ricos las despojaron de sus tierras. «Siempre resulta ventajoso para el rico –afirma Belloc—negar los conceptos del bien y del mal, objetar las conclusiones de la filosofía popular y debilitar el fuerte poder de la comunidad. Siempre está en la naturaleza de la gran riqueza (…) obtener una dominación cada vez mayor sobre el cuerpo de los hombres. Y una de las mejores tácticas para ello es atacar las restricciones sociales establecidas». A los hacendados y poseedores de grandes fortunas les había llegado, en efecto, una gran oportunidad con la Reforma. En todos los lugares donde la riqueza se había acumulado en unas pocas manos, la ruptura con las antiguas costumbres fue para los ricos un poderoso incentivo. Hicieron como si su objetivo fuese la renovación religiosa; pero su verdadero fin era el Dinero. Y así lograron que su desmesurado afán de lucro resultase menos insoportable a los ojos de los pobres, entretenidos con el caramelito de la renovación religiosa. La doctrina católica habría combatido el industrialismo y la acumulación de riqueza; pero el protestantismo hizo del afán de lucro un signo de salvación.


    Y, mientras crecía el afán de lucro, se consumó el “aislamiento del alma”, que Belloc considera con razón el más nefasto legado de la Reforma y define como una «pérdida del sustento colectivo, del sano equilibrio producido por la vida comunitaria». En efecto, el protestantismo introdujo un aislamiento de las almas que, además de gangrenar la teología, la filosofía, la política, la economía y la vida social, destruyó la unidad psíquica de la persona. Pues, al cuestionar toda institución humana y toda forma de conocimiento, abocó a los seres humanos a un desarraigo creciente y a una exaltación del individualismo cuya estación final es la desesperación, como comprobamos en las sociedades modernas, integradas por individuos enfermos de solipsismo y, a la vez, estandarizados y amorfos. Y la disolución de la religión colectiva facilitaría, en fin, el encumbramiento de sucesivas idolatrías sustitutivas, llamadas pomposamente ideologías, cuyo cáliz amargo seguimos hoy apurando hasta las heces.


    Y, para terminar –last, but not least--, no podemos dejar de referirnos, entre las consecuencias del luteranismo, a su iconoclasia furibunda, que generaría un arte inane y acabaría desembocando en el feísmo más exasperado, puro vómito de una esterilidad engreída, que denominamos eufemísticamente “arte contemporáneo”. Si la tradición católica, en su esfuerzo por penetrar mejor el contenido de la Revelación, había fomentado un arte riquísimo que halla su paradigma en la belleza inmaculada de María, la reforma protestante, al declarar la ilicitud del culto a la Virgen y a los santos engendraría un arte fosilizado y deshumanizado, cuando no vesánicamente nihilista.


    Todas estas delicias del legado luterano, y algunas más que se nos quedan en el tintero, vamos a celebrar en este centenario tan divino de la muerte que se nos viene encima.













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  4. #24
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    Re: Lutero, no y no

    LUTERO Y CALVINO

    Imagen de imagenesreligiosas.blogspot.com


    “Lutero ensayó una vez exorcizar a un poseído, y el demonio estuvo a punto de estrangularlo. Calvino quiso un día hacer un pequeño milagro. Pagó a un hombre llamado Brule, para que se hiciera el muerto y resucitara cuando él se lo mandara. Calvino, seguido por una muchedumbre curiosa, llega junto al fingido muerto, y dice en voz alta: ¡Brule, en nombre de Jesucristo, levántate! El compadre no contesta. La esposa de Brule se acerca para sacudirle, pero estaba muerto, castigado por la justicia divina. La pobre mujer lanza gritos desesperados y cuenta lo que había pasado. Calvino huyó temblando de miedo y vergüenza. Este hecho se divulgó por todas parte”

    San Alfonso María de Ligorio


    ANTONIO MORENO RUIZ
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  5. #25
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    Re: Lutero, no y no

    A los quinientos años de la Protesta de Lutero. Dos nuevos libros

    Clic sobre la imagen para ampliarla



    Los orígenes del Consejo de Estudios Hispánicos Felipe II se remontan a 1972. Después de la muerte de su fundador, el profesor Francisco Elias de Tejada, ocupó la presidencia primero el académico Juan Vallet de Goytisolo y últimamente el profesor Miguel Ayuso.
    Al aproximarse el aniversario del quinto centenario de la «Reforma» de Lutero, en 2017, el Consejo decidió dedicar uno de sus proyectos trienales de investigación (2014-2016) a estudiar las Consecuencias político-jurídicas del protestantismo. El momento central lo constituyó un importante congreso internacional reunido en Méjico en abril de 2016: las V Jornadas Hispánicas de Derecho Natural.

    Clic sobre la imagen para ampliarla



    Ahora, en el mes de octubre, aparecen las actas del mismo junto con el trabajo del profesor Danilo Castellano (director del Centro de Estudios Políticos del Consejo), Martín Lutero. El canto del gallo de la Modernidad. Ambos libros publicados en la colección Prudentia iuris de la conocida casa editorial Marcial Pons (Madrid-Barcelona-Buenos Aires-São Paulo).

    Entre tanto, amigos y colaboradores del Consejo, han puesto en marcha iniciativas convergentes: el Roman Forum de Nueva York, fundado por profesor Dietrich von Hildebrand y dirigido actualmente por el profesor John Rao, dedicó al asunto la vigésima cuarta edición de su simposio veraniego del lago de Garda, celebrado en el pasado mes de julio, y a lo largo de 2017 Angelico Press publicará un volumen con algunos de los textos allí discutidos; el periódico de Údine Instaurare, dirigido por el profesor Danilo Castellano, centró en el tema su XLIV Congreso anual del mes de agosto; el Instituto de Filosofía Práctica de Buenos Aires, en el que su actual director el profesor Bernardino Montejano prosigue la obra de su impulsor el profesor Guido Soaje, está organizando un ciclo de conferencias sobre el argumento; y, finalmente, la revista parisina Catholica, de Bernard Dumont, contendrá en el número de otoño de 2016 un dossier a propósito de los efectos de la «Reforma» luterana. Iniciativas todas en que han intervenido buena parte de los participantes en el congreso del Consejo Felipe II en Méjico.

    No se trata de atribuir a Lutero de modo mecánico e ingenuo el origen del mundo moderno. Ni Lutero fue el primero en sostener ciertas tesis, ni éstas son unívocas en modo alguno. Lo que resulta claro es que de Lutero reciben una fuerza propiamente revolucionaria. De revolución religiosa, pero también ética, política y jurídica. Así pues, de esta manera, y entre otras cosas, puede afirmarse que tienen raíces protestantes la secularización de la Cristiandad y su sustitución primero por «Europa» y luego por «Occidente», la concepción de la conciencia como facultad naturalista, el «Estado» moderno, el derecho subjetivo (y los derechos humanos) o el capitalismo. Las idas que han fraguado la Modernidad y su apéndice posmoderno. Y las que, desde otro ángulo, han destruido la res publica christiana hasta el punto de no dejar siquiera el recuerdo.
    La supervivencia de la cultura católica, pese a quien pese, y no obstante gestos o declaraciones de eclesiásticos de toda condición, exige rechazar los errores hoy campantes a través del examen de las raíces del árbol que ha producido tales frutos.
    __________________________

    Ayuso, Miguel (ed.), Consecuencias político-jurídicas del protestantismo. A los 500 años de Lutero. Marcial Pons, Madrid 2016. Colección Prudentia iuris, serie maior. Cartoné, 24 x 17 cm. 235 páginas. ISBN 978-84-9123-164-6. Depósito Legal M-34181-2016

    Para leer las primeras páginas del libro, que contienen el índice y la introducción, hacer clic en este enlace.
    __________________________

    Castellano, Danilo, Martín Lutero. El canto del gallo de la Modernidad. Marcial Pons, Madrid 2016. Colección Prudentia iuris, serie minor. Rústica, 18 x 11 cm. 192 páginas. ISBN 978-84-9123-165-3. Depósito legal M-34790-2016

    Para leer las primeras páginas del libro, que contienen el índice y el prefacio, hacer clic en este enlace.



    https://consejofelipesegundo.wordpress.com/

  6. #26
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    Re: Lutero, no y no

    Pero ¿a qué iglesia pertenece el papa Bergoglio?



    En 2017 coinciden dos efemérides: se conmemoran cien años de las apariciones de Fátima, que tuvieron lugar entre el 13 de mayo de mayo y el 13 de octubre de 1917, y también se cumplen 500 años de la rebelión de Lutero, que se inició en Wittenberg (Alemania) el 31 de octubre de 1517. Ahora bien, el año que viene concurren también otros dos aniversarios de los que se habla menos: trescientos años de la fundación oficial de la Masonería (Londres, 24 de junio de 1717) y cien de la revolución rusa del 26 de octubre de 1917 (según el calendario juliano en uso en el imperio ruso; 8 de noviembre según el calendario gregoriano).

    Y no obstante, entre la revolución protestante y la comunista, pasando por la Revolución francesa, hija de la Masonería, corre un indisoluble hilo conductor que Pío XII, en su célebre discurso Nel contemplare del 12 de octubre de 1952, resumió en tres fases históricas, que se corresponden con el protestantismo, el iluminismo y el ateísmo marxista: «Cristo sí, Iglesia no. Más tarde fue: Dios sí, Cristo no. Para terminar con el impío grito: Dios ha muerto; mejor dicho: Dios no ha existido jamás». Plinio Corrêa de Oliveira señaló que en las primeras negaciones del protestantismo ya estaban implícitos los primeros vagidos anárquicos del comunismo: «Si, desde el punto de vista de la formulación explícita, Lutero no era más que Lutero, todas las tendencias, todo el estado de alma, todos los imponderables de la explosión luterana ya traían consigo, de modo auténtico y pleno, aunque implícito, el espíritu de Voltaire y de Robespierre, de Marx y de Lenin» (Revolución y contrarrevolución, Editorial Fernando III el Santo, Bilbao 1978, pág. 52).
    Desde esta perspectiva, los errores que difundió la Rusia soviética a partir de 1917 fueron una cadena de aberraciones ideológicas que antes de Marx y Lenin se remontaban a los primeros heresiarcas protestantes. La revolución luterana de 1517 puede considerarse por tanto uno de los hechos más nefastos de la historia de la humanidad, equiparable a la masónica de 1789 y la comunista de 1917. Y el mensaje de Fátima, que previó la difusión por el mundo de los errores comunistas, contiene implícitamente el rechazo de los errores del protestantismo y de la Revolución Francesa.

    El comienzo del centenario de las apariciones Fátima, el 13 de octubre de 2016, ha quedado sepultado bajo un manto de silencio. Ese mismo día, el papa Francisco recibió en el aula Pablo VI a un millar de peregrinos luteranos y se entronizó en una estatua a Lutero en el Vaticano, como se puede observar en las imágenes que Antonio Socci se apresuró a difundir en su página de Facebook.

    Es más, el próximo 31 de octubre, Francisco viajará a Lund (Suecia) donde participará en una ceremonia conjunta entre luteranos y católicos para conmemorar el quincuagésimo aniversario del protestantismo. Como se puede leer en el comunicado redactado por la Federación Luterana Mundial y el Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, el mencionado acto tiene por objetivo «mostrar los dones de la Reforma y pedir perdón por la división perpetuada por los cristianos de ambas tradiciones».

    El teólogo y pastor valdense Paolo Ricca, que desde hace decenios está empeñado en el diálogo ecuménico, ha expresado su satisfacción con estas palabras: «Es la primera vez que un papa conmemora la Reforma. A mi juicio, ello constituye un paso adelante con relación a las significativas aspiraciones vinculadas al Concilio Vaticano II, el cual --incluyendo en sus textos yvalorizando por tanto algunos principios y temas fundamentales de la Reforma-- marcó un antes y un después en las relaciones entre católicos y protestantes. Participar en la conmemoración, como se dispone a hacer el sumo representante de la Iglesia Católica, significa desde mi punto de vista considerar la Reforma un hecho positivo en la historia de la Iglesia, algo que fue beneficioso para el catolicismo. Tomar parte den la conmemoración es un gesto de la mayor importancia, porque el Papa va a Lund, en casa de los luteranos; como si fuera uno más de la familia. Tengo la impresión de que, de un modo que no sabría definir, él se siente también parte de esa porción de la cristiandad que nació de la Reforma».

    Según Ricca, la principal contribución ofrecida por el papa Francisco ha sido «su esfuerzo por reinventar el papado, es decir la búsqueda de una manera nueva y diversa de entender y vivir el ministerio del obispo de Roma. Dicha búsqueda --suponiendo que mi interpretación capte al menos un poco de dicho gesto-- podría llegar muy lejos, porque el papado --según se ha entendido y vivido en los últimos mil años-- ha sido uno de los grandes obstáculos para la unidad de los cristianos. Me parece que el papa Francisco avanza hacia una modalidad de papado distinta de la tradicional, con respecto a la cual las otras iglesias cristianas podrían asumir nuevas posturas. Si así fuese, este tema se podría repensar totalmente en el ámbito ecuménico». Que esta entrevista fuera publicada el pasado 9 de octubre porVatican Insider, considerado un sitio web extraoficial del Vaticano, da a entender que esta interpretación del viaje a Lund y de las intenciones pontificias cuenta con la autorización y el beneplácito del papa Francisco.

    Durante la audiencia a los luteranos del 13 de octubre, Bergoglio declaró también que el proselitismo es «el veneno más fuerte» para el ecumenismo. «Los mayores reformadores son los santos --añadió--, y la Iglesia está en constante reforma». Estas palabras contienen al mismo tiempo, como sucede con frecuencia en sus discursos, una verdad y un engaño. La verdad es que los santos, desde San Gregorio VII hasta san Pío X, han sido los más grandes reformadores.
    El engaño está en insinuar que los pseudorreformadores como Lutero deben considerarse santos. A la afirmación de que el proselitismo, o sea el espíritu misionero, es «el veneno más fuerte para el ecumenismo» es preciso darle la vuelta: el veneno más poderoso para el espíritu misionero de la Iglesia es el ecumenismo tal como hoy se lo entiende. A los santos siempre los impusó ese espíritu, empezando por los jesuitas que en el siglo XVI llegaron al Brasil, el Congo y la India mientras sus hermanos de orden Diego Laínez, Alfonso Salmerón y Pedro Canisio, reunidos en el Concilio de Trento combatían los errores del luteranismo y el calvinismo. Para el papa Francisco, por el contrario, no se debe convertir a los que están fuera de la Iglesia Católica. En la audiencia del pasado 13 de octubre, respondiendo improvisadamente a las preguntas de unos jóvenes, dijo: «Me gustan mucho los buenos luteranos, los que se guían verdaderamente por la fe de Jesucristo. En cambio, no me gustan los católicos y luteranos tibios». Deformando nuevamente el lenguaje, el papa Bergoglio llamó «luteranos buenos» a los protestantes que no se guían por la fe de Jesucristo, sino por una deformación de ella, y «católicos tibios» a los hijos fervientes de la Iglesia que se oponen a que se equipare la verdad católica al error luterano.

    Todo esto nos lleva a preguntarnos qué pasará el 31 de octubre en Lund. Sabemos que la conmemoración consistirá en una celebración común fundada en la guía litúrgica católico-luterana Common Prayer (Oración en común), elaborada conforme al documento Del conflicto a la comunión. Conmemoración conjunta luterano-católica romana de la Reforma en el 2017, redactado por la Comisión luterana-católico romana sobre la unidad. Hay quienes temen con razón una intercomunión entre católicos y luteranos, la cual sería sacrílega, porque los luteranos no creen en la transustanciación. Pero sobre todo se dirá que Lutero no es un heresiarca, sino un reformador injustamente perseguido, y que la Iglesia debe recuperar los «dones de la Reforma». Quienes se obstinan en considerar justa la condena de Lutero y herejes y cismáticos a sus seguidores debe ser objeto de severas reprensiones y excluido de la Iglesia del papa Francisco. Pero, ¿a qué iglesia pertenece Jorge Mario Bergoglio?

    Roberto de Mattei



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  7. #27
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    Re: Lutero, no y no

    domingo, 16 de octubre de 2016

    INSÓLITO: LA IMAGEN DEL HERESIARCA LUTERO PRESIDIENDO UNA AUDIENCIA DE FRANCISCO












    Roma, 13 octubre de 2016. Durante un encuentro en el Vaticano de protestantes y católicos (en la audiencia celebrada en la sala Paulo VI), que -de manera inaudita- fue presidida por una estatua del apóstata monje Martín Lutero que fue excomulgado por la Iglesia Católica, el papa Franisco ha dicho: «A finales de este mes, si Dios quiere, iré a Lund, Suecia, y junto con la Federación Luterana Mundial haremos memoria, después de cinco siglos, del inicio de la reforma de Lutero», siendo que Lutero fue un monje herético y cismático que separó del verdadero camino de salvación a miles. ¿Es debido celebrar esta "reforma" que ha arrastrado a tantos al abismo del error y de la herejía y a separarse de la única Iglesia -la Católica- fundada por Cristo? ¿Es debido que una estatua de este blasfemo (buscar en google: blasfemias de Lutero) presida una audiencia papal?


    También ha dicho Francisco en ese encuentro: «El proselitismo es el veneno más fuerte contra el camino ecuménico». Sin embargo, cuando el papa no sigue el legado que recibió de Cristo, no es infalible. Y ciertamente, en todo esto, se aparta impresionantemente de lo dicho por Jesucristo que fue eminentemente proselitista durante su vida pública y en lo que ordenó a sus apóstoles y a los sucesores de éstos: "Id por todo el mundo, y predicad el evangelio A TODA CRIATURA. El que crea y se bautice, se salvará; mas el que no crea, se condenará." (Mc. 16: 15-16). La expresión A TODA CRIATURA incluye absolutamente a todos, incluso a los protestantes a los que no quiere evangelizar el papa Francisco en nombre de un falso ecumenismo.


    Durante el acto, que coincidió con el 99 aniversario de las apariciones de la Santísima Virgen en Fátima, luteranos entregaron a Francisco -que recibió de buen grado- un lujoso libro con las heréticas tesis que sostenía Lutero y por las cuales fue excomulgado por la Iglesia Católica.








    Ciertamente todo esto ha provocado un gran desconcierto y escándalo en muchísimos fieles. Sin embargo, los errores humanos de un pontífice cometidos en aquello que no afecta a la infalibilidad papal, que solo en determinadas y precisas condiciones se da, no deben afectar nuestra fe ni debemos seguirlos como no los siguió san Pablo cuando se enfrentó a san Pedro en Antioquia (ver aquí, haz clic: http://www.catolicidad.com/2009/07/la-reprension-de-san-pablo-al-primer_10.html).




    Estatua de Lutero, muy semejante a
    la que presidió la audiencia de Francisco


    El papa como sucesor de san Pedro y Vicario
    de Cristo recibió de Cristo un legado que debe defender (como se ha hecho durante dos mil años). En todo lo que se aparte de ello y quiera innovar en sentido contrario, no actúa con el poder de Cristo sino como persona falible. Ningún papa antes se le hubiese ocurrido celebrar quinientos años de apostasía ni poner una imagen -presidiendo una audiencia suya- de un excomulgado y hereje que, según el criterio del Padre Pío, se encuentra condenado y que la misma Beata Sor María Serafina del Sagrado Corazón de Jesús tuvo una visión del heresiarca en el infierno (ver AQUÍ).



    Por lo mismo, no debemos ni callar ni ocultar y menos justificar todo esto, como lo hacen algunos comprometidos con aspectos meramente humanos por encima de la fe misma, y debemos rezar mucho por el Papa Francisco para que rectifique aquello en lo que debe ceñirse fielmente a ese legado y para que los fieles no se turben en su fe o se desvíen con todo esto que resulta muy grave.


    Recordemos lo que siempre enseñó la Iglesia Católica:


    “Podrá parecer que dichos “pancristianos”, tan atentos a unir las iglesias, persiguen el fin nobilísimo de fomentar la caridad entre todos los cristianos. Pero, ¿cómo es posible que la caridad redunde en daño de la fe? Nadie, ciertamente, ignora que San Juan, el Apóstol mismo de la caridad, el cual en su Evangelio parece descubrirnos los secretos del Corazón Santísimo de Jesús, y que solía inculcar continuamente a sus discípulos el nuevo precepto Amaos unos a los otros, prohibió absolutamente todo trato y comunicación con aquellos que no profesasen, íntegra y pura, la doctrina de Jesucristo: Si alguno viene a vosotros y no trae esta doctrina, no le recibáis en casa, y ni siquiera le saludéis (Juan; 2, 10.). Siendo, pues, la fe íntegra y sincera, como fundamento y raíz de la caridad, necesario es que los discípulos de Cristo estén unidos principalmente con el vínculo de la unidad de fe”.

    “Bien claro se muestra, pues, Venerables Hermanos, porqué esta Sede Apostólica no ha permitido nunca a los suyos que asistan a los citados congresos de acatólicos; porque la unión de los cristianos no se puede fomentar de otro modo que procurando el retorno de los disidentes a la única y verdadera Iglesia de Cristo”.


    S.S. Pío XI, Carta Encíclica
    “Mortalium animos”, del 6 de enero de 1928.












    El Papa es DEPOSITARIO no inventor de la Doctrina Católica. El Concilio Vaticano I definió: “El Espíritu Santo no fue prometido a los sucesores de Pedro para que por revelación suya manifestaran una nueva doctrina, sino para que, con su asistencia, santamente custodiaran y expusieran fielmente la revelación transmitida por los apóstoles”.

    Santa María de Guadalupe, ¡conserva nuestra fe y mantennos en la verdadera y única Iglesia de Cristo!




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  8. #28
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    Re: Lutero, no y no

    lunes, 17 de octubre de 2016


    EL BLASFEMO AL QUE SE VA A CONMEMORAR EN SUECIA Y CUYA IMAGEN PRESIDIÓ LA AUDIENCIA DE FRANCISCO


    Transcribimos solo algunos de sus exabruptos contra el papa y contra la Iglesia fundada por Cristo, omitimos las blasfemias contra la Sagrada Eucaristía.





    FUENTES:

    1) De Contra el papado de Roma fundado por el Diablo, pg. 341, Obras de Martín Lutero, Vol. 41

    2) De Defensa y explicación de todos los artículos, pg. 46, Obras de Martín Lutero, Vol. 32


    3) De Contra el papado de Roma fundado por el Diablo, pg. 357, Obras de Martín Lutero, Vol. 41


    4) De Contra los profetas celestiales, pg. 216, Obras de Martín Lutero, Vol. 40


    5) De Explicaciones de las 95 tesis, pg. 185, Obras de Martín Lutero, Vol. 31


    6) De Explicaciones de las 95 tesis, pg. 204, Obras de Martín Lutero, Vol. 31


    7) De Por qué los libros del Papa fueron quemados, pg. 393, Obras de Martín Lutero, Vol. 31


    8) De En cuanto al ministerio, pg. 34, Obras de Martín Lutero, Vol. 40.




    Tomado de 18 de los insultos más célebres de Martín Lutero | ChurchPOP
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  9. #29
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    Re: Lutero, no y no

    martes, 18 de octubre de 2016


    LUTERO NO TENÍA FE








    "El hereje que rechaza un solo artículo de fe no tiene el hábito ni de la fe formada ni de la fe informe. Y la razón de ello está en el hecho de que la especie de cualquier hábito depende de la razón formal del objeto, y si ésta desaparece, desaparece también la especie del hábito. Pues bien, el objeto formal de la fe es la Verdad primera revelada en la Sagrada Escritura y en la enseñanza de la Iglesia. Por eso, quien no se adhiere, como regla infalible y divina, a la enseñanza de la Iglesia, que procede de la Verdad primera revelada en la Sagrada Escritura, no posee el hábito de la fe, sino que retiene las cosas de la fe por otro medio distinto. Como el que tiene en su mente una conclusión sin conocer el medio de demostración, es evidente que no posee la ciencia de esa conclusión, sino tan sólo opinión.


    "Ahora bien, es evidente que quien se adhiere a la enseñanza de la Iglesia como regla infalible presta su asentimiento a todo cuanto enseña la Iglesia. De lo contrario, si de las cosas que enseña la Iglesia admite las que quiere y excluye las que no quiere, no asiente a la enseñanza de la Iglesia como regla infalible, sino a su propia voluntad. Así, es del todo evidente que el hereje que de manera pertinaz rechaza un solo artículo no está preparado para seguir en su totalidad la enseñanza de la Iglesia (estaría, en realidad, en error y no sería hereje si no lo rechaza con pertinacia). Es, pues, evidente que el hereje que niega un solo artículo no tiene fe respecto a los demás, sino solamente opinión, que depende de su propia voluntad".


    Santo Tomás de Aquino.



    Ver (haz clic): Lutero réprobo según la visión de la beata sor María Serafina Micheli
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  10. #30
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    Re: Lutero, no y no

    Copio el contenido del enlace que deja Mexispano en su último mensaje.

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    LA BEATA SOR MARÍA SERAFINA MICHELI TUVO LA VISIÓN DE LUTERO EN EL INFIERNO




    Beata Sor María Serafina del Sagrado Corazón de Jesús
    (en el siglo Clotilde Micheli), fundadora del
    Instituto de las Hermanas de los Ángeles



    En 1883 la beata Sor María Serafina Micheli (1849-1911), fundadora del Instituto de las Hermanas de los Ángeles, pasaba por Eisleben, ciudad de Sajonia, lugar donde nació Lutero.


    Ese día se celebraba el cuarto centenario del nacimiento del gran heresiarca (10 noviembre de 1483), que dividió a Europa y a la Iglesia, causando grandes guerras. Con motivo de la celebración las calles estaban adornadas y de los balcones colgaban banderas. Entre las autoridades presentes se esperaba, de un momento a otro, la llegada del emperador Guillermo I, que debía presidir las celebraciones.

    LUTERO

    La beata miraba el gran tumulto y agitación, pero no estaba interesada en saber por qué ocurría. Su interés era ir a una iglesia para orar y hacerle una visita a Jesús Sacramentado. Finalmente, halló una, pero las puertas estaban cerradas, pero se arrodilló en las escaleras de acceso para hacer sus oraciones. Por la oscuridad, no advirtió que estaba arrodillada delante de un templo protestante. Mientras oraba, se apareció el Ángel de la Guarda y le dijo: “Levántate, porque esta es una iglesia protestante”. Y añadió: “Yo quiero que veas el lugar donde Martín Lutero está condenado y la pena que paga en castigo de su orgullo”.


    Entonces tuvo la visión de un horrible abismo de fuego, en el cual eran atormentadas una innumerable cantidad de almas. En el fondo vio a un hombre, Martín Lutero, que se distinguía entre los demás condenados pues estaba rodeado de demonios que lo obligaban a estar de rodillas y todos (los demonios), armados de martillos, mientras se esforzaba en vano, le clavaban en la cabeza una gran clavo.



    La monja meditaba que si las personas que participaban en la fiesta vieran esta escena dramática, ciertamente no rendirían honores, ni memoria, ni conmemoraciones ni celebraciones a tan funesto personaje.

    Desde entonces, cuando se le presentaba la oportunidad, recordaba a sus hermanas de religión sobre el deber de vivir en la humildad y el abandono de sí. Estaba convencida firmemente que Martín Lutero estaba condenado en el infierno sobre todo por el primer pecado capital: LA SOBERBIA. El orgullo lo hizo caer en pecado mortal, y lo condujo a la rebelión abierta contra la Iglesia Católica. Su conducta, su posición para con la Iglesia y sus herejías fueron determinantes para engañar y conducir a muchas almas superficiales e incautas a la perdición eterna.


    Como en Alemania celebrarán en el 2017 el 500º aniversario del nacimiento del protestantismo y como consecuencia se realizarán homenajes a Martín Lutero, se habla ya de que algunos sectores "católicos" participarían en los mismos. Sepan éstos, desde ahora, que estarían homenajeando no sólo a un heresiarca sino también a un réprobo, si nos atenemos a las visiones de Sor María Serafina.


    EL PADRE PÍO SOSTUVO QUE LUTERO ESTABA CONDENADO


    Por su parte, el padre Stefano Manelli -fundador de los Franciscanos de la Inmaculada- ha recordado -en Il Settimanale di Padre Pio del 20 de Enero de 2013, p.1- que lo mismo señalaba el Padre Pío sobre la condenación eterna de Martín Lutero. Explicó que el P. Pío advertía que aquellos que creen poder comunicarse directamente con Dios -como Lutero-, también están en camino al infierno. El final de Lutero fue horrible y angustioso, escribió el P. Manelli, y señaló -fundamentándose en lo dicho por el padre Pío- que quienes lo siguen se arriesgan a ir al infierno como Lutero, por no escuchar las enseñanzas de la Iglesia Católica.


    NOTA DE CATOLICIDAD: Luego, el verdadero ecumenismo es el que caritativamente busca solamente la conversión de los protestantes a la verdadera y única Iglesia de Cristo: la Católica romana. Nada tiene que hacer un católico -¡sea quien sea!- en un homenaje a quien con sus herejías desgarró miles de almas de la verdadera Arca de Salvación. Homenajearlo sería -aunque ello no se pretendiera- confirmar en el error a tantos errados, y tal acto constituiría un falso ecumenismo y una grave falta de caridad, aunque hipotéticamente se tuvieran las mejores -pero equivocadas- intenciones.




    Fuente: CATOLICIDAD
    Última edición por Martin Ant; 24/10/2016 a las 17:25
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  11. #31
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    Re: Lutero, no y no

    La Iglesia católica es la Iglesia que condena a Lutero

    por Padre Juan Manuel Rodríguez de la Rosa


    Era la tierra toda de una sola lengua y de unas mismas palabras […]. Vamos a edificar una ciudad y una torre cuya cúspide toque a los cielos y nos haga famosos, por si tenemos que dividirnos por el haz de la tierra. Bajó el Señor a ver la ciudad y la torre que estaban haciendo los hijos de los hombres, y se dijo: “He aquí un pueblo uno, tienen todos una lengua sola. Se han propuesto esto, y nada les impedirá llevarlo a cabo. Bajemos, pues, y confundamos su lengua, de modo que no se entiendan unos a otros”. Gn.11, 1-7


    Queridos hermanos, ¿Quién cuida de la Iglesia de nuestro Señor? Los que tenían que cuidar las almas no lo hacen. Los que tienen que custodiar la fe, no lo hacen. ¿Están entregando la Iglesia? ¿Dónde están los Pastores que el Señor puso en Su Iglesia? ¿Dónde están los que le prometieron fidelidad y amor? ¿Dónde están los Obispos que un día se ordenaron sacerdotes y, que tumbados sobre el suelo, entregaron su vida de hombre para ser otro Cristo? Qué poco duró aquel pensamiento. Mientras que la fidelidad de Dios es eterna. Pastores tan flojos por todos lados que ya no queda nada. Han preferido adaptarse a los políticos, a la gente, a los grupos de presión que desprecian a Dios y a la Iglesia, pero no al mandato de Dios.


    La misma ley divina es cuestionada, y con asombro vemos que se propone una vía humana a la ley divina para aquellos que no la puedan cumplir. El hombre se erige en juez ante Dios. Es decir, quienes han de custodiar la ley de Dios, sin embargo la dejan de lado por una ley humana alternativa. ¿Dónde está la fidelidad a Dios de sus Pastores? ¿Qué intereses buscan? ¿Los de Cristo o los de los hombres? No buscan la verdad porque no obedecen. No están a los pies de la Cruz porque no llevan a las almas al Sacrificio, no las llevan a conocer la Sagrada Pasión de nuestro Señor. Cuántos buscan sus propios intereses, viviendo como simples hombres carnales y mundanos.


    El texto del Libro del Génesis nos puede iluminar para entender la situación de la Iglesia. ¿Los hechos no nos confirman que con el Concilio Vaticano II se inicia un deseo unánime de cambio, de ruptura con la fe recibida, de edificar una nueva Iglesia según los deseos del hombre, a gusto del hombre, donde leyes nuevas humanas desplacen a las divinas? ¿No es la vía caritatis un camino humano que desplaza la ley de Dios? Se está consolidando la ruptura con el depósito de la fe, con la moral tradicional católica, con los santos sacramentos. Hemos contemplado atónitos y avergonzados la misma estatua del hereje Lutero en el Vaticano.


    El deseo humano de construir una torre que llegara hasta el cielo quedó frustrado por el poder divino. Bastó que el Señor confundiera las lenguas de los hombres para que no se entendieran y, con ello, no pudieran seguir construyendo la torre. ¿No estamos en la mayor confusión doctrinal jamás conocida en la historia de la Iglesia? ¿Qué fe sostiene nuestra identidad católica? ¿Qué se les enseña a los fieles? En cada iglesia se oye una enseñanza distinta. Unos Obispos dicen una cosa, a otros les parece bien y la siguen, pero otros están en desacuerdo. Todos opinan cosas distintas, unos tienen sus seguidores, otros sus detractores. Se acepta aquello que tiene un consenso mayor, no interesa si está en concordancia con la ley de Dios, lo que importa es la aceptación de la mayoría. Se enseña puros deseos y gustos personales, ideas propias, ya no se enseña pensando en la salvación de las almas. Ya no se vive anhelando hacer la voluntad de Dios y salvar el alma por encima de todo.


    ¿Por qué dudamos? ¿Por qué no decimos la verdad de Dios? No hemos de tener nunca miedo de decir la verdad divina, sólo hemos de tener la sabiduría de saber decirla. La fuerza para decir la verdad y la sabiduría para decirla la encontramos los sacerdotes en el Santo Sacrificio de la Misa, en la oración personal con el Señor, en la intimidad diaria con Él, en la enseñanza transmitida por la tradición. El Señor habló con autoridad. Hablaba para sus discípulos y para otros, empleaba una forma de hacerlo según quienes le oyeran.


    Hemos de decir la verdad, hemos de predicar la ley de Dios, contenida en los Mandamientos. Hemos de enseñar que de su estricto cumplimiento depende la salvación de nuestra alma. Hemos de proclamar que no existe ninguna vía alternativa a los Mandamientos de la Ley de Dios.


    En esta confusión de lenguas en la que estamos inmersos, donde ya es imposible saber quien enseña la verdad de Dios, la tradición sigue irguiéndose como la luz del celemín que nos indica la verdad a seguir, el faro que nos orienta en las tinieblas indicándonos el camino recto y seguro de salvación del alma. Es la luz certera que nos dice que la verdad del pasado no se puede cambiar por consenso humano en el presente, que la condena de herejía de Lutero permanece, que la Iglesia católica es la Iglesia que condenó y condena a Lutero, el mayor hereje de toda la historia y el que supera a cualquier otro que vendrá. Lutero resume en sí todas las herejías pasadas y venideras hasta el final de los tiempos.


    Queridos hermanos, ¿no tenemos derecho a decir, visto los acontecimientos, que la Iglesia está gobernada por hombres? Sí. La Iglesia no está gobernada por Pastores a semejanza de Cristo. A causa ellos todo se derrumba a nuestro alrededor, todo se cuestiona; la fe católica está desfigurada y cuestionada, y quienes tienen la sagrada obligación de confirmarnos en la fe, nos enseñan el error. Los Pastores ceden al mundo, hablan pensando en la reacción que tengan sus palabras, razón por la cual suavizan la Palabra de Dios, o simplemente la callan o tergiversan, sin más. Muchos de nuestros Pastores abrazan los postulados del mundo que atentan contra la fe católica, convirtiéndose en sus leales y funestos aliados dentro de la Iglesia.


    Los que permanecemos fieles a la tradición
    de la Iglesia no seremos confundidos por nuestro Señor, no seremos confundidos porque no edificamos ninguna torre que quiera tocar el cielo al profesar la fe católica recibida en el depósito de la fe; no seremos confundidos porque permanecemos fieles al Señor acompañándole al pie del Calvario en cada Santo Sacrificio de la Misa; no seremos confundidos porque vivimos nuestro sacerdocio para el Sacrificio, pues a él está orientado y es su razón esencial de ser; no seremos confundidos porque vivimos en el cumplimiento estricto de la ley divina de los Mandamientos; no seremos confundidos porque vivimos en de temor de Dios y no en el temor de los hombres, por esta razón condenamos los pecados de adulterio, de sodomía, de unión libre, de uso de anticonceptivos, como pecados que ofenden gravemente al Creador y conducen a la condenación eterna de las almas. No seremos confundidos porque sólo queremos hacer la voluntad de Dios, Uno y Trino, y proclamarle único y verdadero Dios, fuera del cual todo es error, mentira y confusión.


    Queridos hermanos, el Señor murió por ti, por mí, por muchos, y por los que le condenaron. El Señor lo espera todo de sus sacerdotes, que nos entreguemos a Él en el deseo de ser otros Cristos, y denunciar la falsedad y proclamar el Reino de Dios. Nada puede detenernos. La voz de la tradición es la voz del Señor.


    Si el Señor es mi Pastor, ¿a quién temeré?


    Ave María Purísima.



    Padre Juan Manuel Rodríguez de la Rosa

    La Iglesia católica es la Iglesia que condena a Lutero
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  12. #32
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    Re: Lutero, no y no

    “Non Possumus”, a propósito de Lutero (I): la visión de l beata María Serafina Micheli de Lutero en el infierno.










    La visión de la beata María Serafina Micheli de Lutero en el infierno

    “Non possumus” es una potentes expresión católica que señala el límite que no se puede traspasar sin poner en absoluto peligro tu conciencia y alma. Esta expresión fue usada por papas y santos sobre todo ante el poder – fuera secular fuera eclesiástico- cuando se veían obligados a ceder en casi todo. Por el bien de la Iglesia se podía ceder en cosas materiales y otras cuestiones, pero al final si se les exigía algo contra lo nuclear de la fe y que pudiera causar tremendo daño por escándalo, afirmaban: “Non possumus”. No podemos pasar por esto, es preferible morir, vendría a decir la sentencia.
    Pues bien, “non possumus” celebrar ni la Reforma ni la figura de Lutero. Y punto. La figura del Martín Lutero ha sido –con los siglos- edulcorada, limada, estilizada, incluso ha pasado por un sinfín de liftings teológicos (para ocultar sus burradas). Ahora nos lo quieren hacer pasar por un gran “buscador” de la verdad evangélica, como un alma inquieta y pura. Casi un santo que por “cuestiones técnicas” la Iglesia católica no puede canonizar.


    La figura del reformador ha sido –con los siglos- edulcorada, limada, estilizada incluso ha pasado por un sinfín de liftings teológicos (para ocultar sus burradas.


    Inferno, pintura del Beato Angélico



    Pero Lutero fue Lutero.
    O mejor dicho, fue muchos Luteros a cual peor. Ciertamente no fue el único protestante reformador y teológicamente Calvino fue infinitamente más destructor y disolvente. Pero ello no puede legitimar a un personaje con el que ahora se nos quiere hacer pasar un “trágala”.

    Es imposible resumir todas las contradicciones y barbaridades del personaje en un sencillo post. Pero no podemos callar unas cuantas cosas. Por tanto, intentaremos ir aportando algunas cuestiones que todo católico debería saber sobre la figura del Reformador. Este primer artículo sorprenderá por que a alguno le parecerá un argumento “beatorro”. Pero ahí lo dejamos y que cada uno juzgue. Se trata de la visión que tuvo una santa mujer sobre el destino final de Lutero, con motivo -precisamente- del 4º Centenario de su nacimiento.

    En 1883, la actual Beata, Sor María Serafina Micheli (1849-1911), fundadora del Instituto de las Hermanas de los Ángeles, pasaba por la localidad de Eisleben, en Sajonia-Alemania, lugar de nacimiento de Lutero. Justo esa jornada se celebraba el cuarto centenario del nacimiento del hereje en cuestión (10 de noviembre 1483).

    Sor María Serafina iba a lo suyo y no atendió al gran festejo en la población. Lo único que deseaba era encontrar una Iglesia donde orar y visitar el Santísimo Sacramento. Las iglesias de la población estaban cerradas pues ya era de noche. En la oscuridad encontró una Iglesia cerrada, pero su deseo de oración era tan grande que se arrodilló ante la puerta, sin caer en la cuenta que era una iglesia luterana. Y sin darse cuenta se puso a rezar.
    Su Ángel de la Guarda le dijo: “Quiero hacerte ver el lugar dónde Martín Lutero fue condenado a sufrir la vergüenza y el castigo de su orgullo“.
    La beata tenia un trato especial con su Ángel de la Guarda y éste se le apareció en ese momento. Y sin más le dijo: “Levántate porque se trata de una Iglesia protestante”. Y añadió … “Quiero hacerte ver el lugar dónde Martín Lutero fue condenado a sufrir la vergüenza y el castigo de su orgullo“.

    Tras estas palabras, la religiosa vio un horrible abismo de fuego, donde son cruelmente atormentadas innumerables almas. En el fondo del abismo vio la figura de Martin Lutero. Se distinguía de los demás porque estaba rodeado por demonios que le obligaron a arrodillarse. Los demonios portaban grandes martillos, y a pesar de las resistencias vanas de Lutero, iban a clavarle un enorme clavo en la cabeza.

    Sor Serafina entendió claramente que la celebración del nacimiento de Lutero era una aberración y que no se le podían tributar honras, conmemoraciones y adulaciones. Desde entonces, la beata, cada vez que tenía ocasión, exhortaba a sus hijas espirituales vivir en humildad y caridad. Estaba convencida de que Martín Lutero había sido condenado al infierno, sobre todo por el pecado mortal del orgullo. El orgullo hizo que Lutero cayera en pecado mortal y dio lugar a la rebelión abierta contra la Iglesia Católica. Con él arrastró a infinidad de almas.
    J.B.
    Más referencias sobre esta visión:
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  13. #33
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    Re: Lutero, no y no

    En la fiesta del gran hereje








    El 31 de octubre es una fecha marcada a fuego en la agenda Papal, con un claro objetivo: conmemorar el V Centenario de la mal llamada reforma protestante, ósea de la herejía protestante, que tanto daño hizo a la cristiandad esparciendo su error por Alemania y el norte de Europa y más tarde por Norteamérica y el resto de América en innumerables sectas. España llevó la fe a América, los ingleses la herejía. Para contrarrestar la funesta figura de Lutero emergió en la Iglesia la ciclópea figura de San Ignacio de Loyola, fundador de la Compañía de Jesús, milicia en defensa de la sana doctrina, siempre militante contra la herejía.


    Lástima que no cupiese en tan apretada agenda papal el V Centenario de Santa Teresa de Jesús, maestra de oración, modelo de obediencia y de amor a la Iglesia, ni para la visita a España, el país que evangelizó el nuevo continente, incluida Argentina. Mientras la estatua de Lutero, con el color rojo demoníaco, preside tan campante el aula Pablo VI del Vaticano. Todo ello fue analizado espléndidamente en esta página: Francisco y “San†MartÃ*n Lutero: Perfectamente juntos


    Conviene repasar las palabras exactas con las que se refiere el Catecismo de San Pío X al Protestantismo, herejía fundada por Martín Lutero y dividida en innumerables sectas.



    • 129. El Protestantismo o religión reformada, como orgullosamente la llaman sus fundadores, es el compendio de todas las herejías que hubo antes de él, que ha habido después y que pueden aún nacer para ruina de las almas.
    • 130. Con una lucha que dura sin tregua hace veinte siglos, no ha cesado la Iglesia católica de defender el depósito sagrado de la verdad que, Dios le ha encomendado y de amparar a los fieles contra la ponzoña de las heréticas doctrinas.
    • 131. A imitación de los Apóstoles, siempre que lo ha exigido la pública necesidad, la Iglesia, ha definido con toda claridad la verdad católica, la ha propuesto como dogma de fe a sus hijos, y ha arrojado de su seno a los herejes, lanzando contra ellos la excomunión y condenando sus errores.
    • 132. El Concilio que condenó el protestantismo fue el Sacrosanto Concilio de Trento, denominado así por la ciudad donde se celebró.
    • 133. Herido con esta condenación, el protestantismo vio desenvolverse los gérmenes de disolución que llevaba en su viciado organismo: las discusiones lo desgarraron, multiplicáronse las sectas, que, dividiéndose y subdividiéndose, lo redujeron a menudos fragmentos. Al presente, el nombre de protestantismo no significa ya una creencia uniforme y extendida, sino que encierra un amontonamiento, el más monstruoso, de errores privados e individuales, recoge todas las herejías y representa todas las, formas de rebelión contra la santa Iglesia católica.


    Analicemos igualmente los principales puntos doctrinales que siglos antes había determinado el Concilio de Trento para fortalecer la fe católica ante la herejía protestante:



    Declaró que las fuentes de la revelación son las Escrituras y la Tradición de la Iglesia. De esta manera la Iglesia contestaba la doctrina de Lutero que todo lo cifraba en la sola Escritura.



    Fijó los libros de la Biblia o canon: son 73 libros; 46 del Antiguo Testamento y 27 del Nuevo Testamento. Los protestantes aceptan 39 libros del Antiguo Testamento y 27 del Nuevo Testamento; en total, 66 libros; siete menos que los católicos. Los protestantes no aceptan Tobías, Judit, Sabiduría, Eclesiastés, Baruc, 1 y 2 de Macabeos.



    Explicó la doctrina del pecado original, la gracia y los sacramentos, que en pocas palabras se resume así: El hombre nace herido con el pecado original, pero no corrompido. Dicho pecado se borra totalmente con el bautismo, aunque queda la concupiscencia o la tendencia o inclinación al pecado. El bautismo nos santifica y el hombre con la gracia del bautismo y de los sacramentos puede hacer obras buenas y meritorias a los ojos de Dios. Así daba contestación al protestantismo que decía que el hombre estaba totalmente corrompido y era incapaz de hacer el bien, aunque haya recibido el bautismo.



    Reafirmó la existencia de los siete sacramentos.



    Afirmó que la fe en Jesucristo salva, pero que las obras buenas son necesarias. Los protestantes afirman que sólo la fe salva, pues todas las obras hechas por el hombre son obras empecatadas y no agradables a Dios.



    Volvió a enseñar, conforme a la tradición, el valor de las indulgencias, el culto a los santos, el celibato, la vida religiosa, la existencia del purgatorio. Para ganar las indulgencias se necesita, además de la obra de caridad a la que está ligada, tener un corazón contrito, que rechaza el pecado. Ese espíritu penitencial se debe manifestar confesándose, recibiendo la comunión y rezando por las intenciones del Papa.



    Pu
    blicó el catecismo romano, destinado a los párrocos, para ayudarles en su labor y en la enseñanza del catecismo a los niños.


    LUTERO SE CREÍA DIVINO



    Por último quiero compartir con ustedes un texto de Don Plinio Corrêa de Oliveira, pensador católico tradicional, donde profundiza magistralmente en la nefasta figura de Lutero. Es un documento sumamente interesante para desenmascarar hasta el tuétano el pensamiento de la siniestra figura de Lutero y la intrínseca malignidad de su perversa doctrina.


    Es un análisis muy lúcido, clarividente y actual. ¿Tiene algo que ver con Cristo este gran impío? ¿Puede haber un acercamiento con los protestantes, si no renuncian totalmente a las herejías y aberraciones de su fundador? Les dejo con el texto de Don Plinio, escrito en la “Folha de S. Paulo”, 10 de enero de 1984.


    ——–


    No comprendo cómo ciertos eclesiásticos contemporáneos, incluso de los más cultos, doctos e ilustres, pueden hacer de Lutero, el heresiarca, una figura mítica, con el empeño de favorecer una aproximación ecuménica.
    Esta aproximación sería en primer término con el protestantismo e indirectamente con todas las religiones, escuelas filosóficas, etc. Discernirán estos hombres el peligro que a todos nos acecha al final de ese camino? Me refiero a la formación a escala mundial de un siniestro supermercado de religiones, filosofías y sistemas de todo tipo, en el que la verdad y el error se presentarán fraccionados, mezclados y puestos en bullicio. Sólo quedaría ausente del mundo —si es que se pudiera llegar hasta allá— la verdad total; o sea, la fe católica, apostólica, romana, pura y sin mancha.


    A propósito de Lutero —a quien le correspondería bajo cierto aspecto el papel de punto de partida en esta marcha hacia el desorden total— publico hoy algunos tópicos más que muestran bien el olor que su figura rebelde exhalaría en ese supermercado o, mejor, en esa necrópolis de religiones, de filosofías y del mismo pensamiento humano.



    La doctrina de la justificación indepen*diente de las obras es un elemento carac*terístico de la enseñanza de Lutero. En términos llanos quiere decir que los méri*tos superabundantes de Nuestro Señor Jesucristo aseguran al hombre por sí so*los la salvación eterna. De manera que se puede llevar en esta tierra una vida de pecado sin remordimiento de conciencia ni temor de la justicia de Dios.



    ¡Para él la conciencia no era la voz de la gracia, sino la del demonio!




    1. Por eso le escribió a un amigo que el hombre vejado por el demonio de cuando en cuando “debe beber con más abundancia, jugar, divertirse y aun come*ter algún pecado por odio y para molestar al demonio, para no darle pie a que per*turbe la conciencia con niñerías. (…) Todo el decálogo (de la ley de Dios) se debe borrar de nuestros ojos y nuestra alma, de nosotros, tan perseguidos y molestados por el diablo”
    2. En este sentido también escribió Lutero: “Dios sólo te obliga a creer y a confesar. En todas las otras cosas te deja libre y dueño de hacer lo que quieres, sin peligro alguno de conciencia; más bien es cierto que a Él no le importa incluso que dejes a tu mujer, huyas de tu señor y no seas fiel a ningún vínculo. ¿Y qué más le da (a Dios) que hagas o dejes de hacer semejantes cosas?”
    3. Tal vez más tajante es esta incita*ción al pecado en carta a Melanchton del 1 de agosto de 1521: “Sé pecador y peca de veras (“esto peccátor et peca fórtier”), pero con aún mayor firmeza cree y alégra*te en Cristo, vencedor del pecado, de la muerte y del mundo. Durante la vida pre*sente debemos pecar. Basta que por la misericordia de Dios conozcamos al Cordero que quita los pecados del mundo. De él no nos ha de separar el pecado aunque cometamos mil homicidios y mil adulterios por día
    4. Esta doctrina es tan descabellada que el propio Lutero a duras penas conse*guía creer en ella: “No hay ninguna reli*gión en toda la tierra que enseñe esta doctrina de la justificación; yo mismo, aunque la enseñe públicamente, creo en ella con gran dificultad
    5. Pero el mismo Lutero reconocía los efectos de su predicación confesada*mente insincera: “El Evangelio encuentra hoy en día adherentes que se persuaden de que ésta no es sino una doctrina que sirve para llenar el vientre y dar rienda suelta a todos los caprichos.


    Y acerca de sus secuaces evangélicos Lutero agregaba que “son siete veces peores que antes. Después de la predica*ción de nuestra doctrina los hombres se entregaron al robo, a la mentira, a la impostura, a la crápula, a la embriaguez y a toda especie de vicios. Expulsamos un demonio (el Papado) y vinieron siete peo*res”



    Después que comprendimos que las buenas obras no son necesarias para la justificación, quedamos mucho más remi*sos y fríos en la práctica del bien. (…) Y si hoy se pudiese volver a la antigua situa*ción, si de nuevo reviviese la doctrina que afirma la necesidad del recto proceder para ser santo, otro sería nuestro entu*siasmo y disposición en el ejercicio del bien”




    1. Todos esos desvaríos explican que Lutero haya llegado al frenesi del orgullo satánico, diciendo de sí mismo: “¿No os parece este Lutero un hombre extravagante? Para mí lo tengo como Dios. Si no, cómo podrían tener sus es*critos y su nombre la potencia de trans*formar mendigos en señores, asnos en doctores, falsificadores en santos, lodo en perlas?”
    2. Otras veces la opinión que Lutero tenía de sí mismo era mucho más objeti*va: “Soy un hombre expuesto y compro*metido en la sociedad, en la crápula, en los impulsos carnales, en la negligencia y otras molestias, a las que se vienen a juntar las de mi propio oficio


    Excomulgado en Worms en 1521, Lutero se entregó al ocio y a la indolencia. Y el 13 de julio escribió a Melanchton, otro prócer protestante: “Yo aquí me hallo, insensato y endurecido, establecido en el ocio; ¡oh, dolor!, rezando poco y dejando de gemir por la Iglesia de Dios, porque mi carne indómita arde en grandes llamas. En suma, yo, que debo tener fervor de espíritu, tengo el fervor de la carne, de la lascivia, de la pereza, del ocio y de la somnolencia



    Javier Navascués

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  14. #34
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    Re: Lutero, no y no

    La fiesta de la condenación: Francisco celebra a Lutero





    Francisco con el libro de las 95 tesis de Lutero, 13-Otc-2016


    La fiesta de la condenación: Francisco celebra a Lutero


    Por César Félix Sánchez Martínez

    En ese libro fascinante –y de lectura más que obligada en estos tiempos terribles-, titulado Fátima, Roma, Moscú del padre Gérard Mura (edición en español de 2005), se revela, entre otras cosas, el misterioso simbolismo de una fecha: 13 de octubre, última aparición y milagro del sol en Fátima. Basándose en estudios historiográficos recientes, el padre Mura señaló como fecha del martirio de San Pedro el 13 de octubre del año 67. Curiosamente, sería el mismo día casi 1900 años después, en que ocurriría, en palabras de Romano Amerio, la «ruptura de la legalidad conciliar», cuando, el 13 de octubre de 1962, el cardenal Liénart, de Lille, «capturaría» el micrófono en la asamblea conciliar, y, encabezando un golpe de fuerza de la minoría progresista, impondría el descarte de los esquemas del Sínodo Romano previo, elaborados bajo la vigilancia del cardenal Ottaviani, y daría propiamente origen al Concilio Vaticano II, al volver a comenzar los trabajos de elaboración de los documentos, pero esta vez con peritos progresistas y con un manejo hábil del «consenso» manufacturado. Se había iniciado de esa forma el desmantelamiento modernista de la Iglesia.


    Lo que el libro no alcanzó a consignar fue lo que ocurriría nueve años después de su publicación en español: el 13 de octubre de 2014, la Relatio Post Disceptationem del Sínodo de la Familia fue leída por el cardenal relator, Peter Erdö, a los 190 padres sinodales. El revuelo fue inmenso tanto en medios católicos como seculares; dos puntos, relativos a la comunión a los divorciados vueltos a casar y otro –el punto 50-, de aceptación de la orientación homosexual, al reconocer sus «dones y atributos» específicos para la Iglesia, fueron los más escandalosos. Aunque la Relatio Synodi ulterior fue en algo aguada, la exhortación Amoris Laetitia y su interpretación autorizada por parte del papa Francisco, tres años después, abren la puerta al sacrilegio de permitir la comunión a pecadores públicos, violentando la doctrina católica. Esta medida no solo se agota en este supuesto mero cambio disciplinar, sino, como han señalado prestigiosos intelectuales como Robert Spaemann y Josef Seifert –para nada sospechosos de “ultratradicionalismo”-, la apertura de un horizonte de abolición de la idea de pecado en la Iglesia.


    Tampoco alcanzó a consignar lo que ocurrió el 13 de octubre de 2016. Ese día, en el contexto de la recepción por parte del papa Francisco de una delegación de «peregrinos» luteranos alemanes (así los consideraba Radio Vaticana), y, al margen de las usuales declaraciones del pontífice –que en esta ocasión oscilaron por todos los grados de equivocidad que la doctrina católica considera, desde la proposición temeraria hasta la herética –, el mundo presenció un hecho inédito, en el Aula Paulo VI, en la Santa Sede de Pedro, se ponía en un puesto de honor una estatua del archiheresiarca Martín Lutero, abominador del papado, destructor de la fe (pues, como diría Romano Amerio, el libre examen, núcleo de la doctrina luterana, es la definición misma, el constitutivo formal, de la herejía, no una simple negación de un dogma particular, sino la negación de todos) y personaje violento y vulgar, para nada «misericordioso».





    El mismo Francisco acudirá el 31 de octubre a Lund, Suecia, a conmemorar el inicio del aniversario 500 de la Revuelta Protestante. El 31 de octubre de 1517, Lutero clavó sus 95 Tesis (que, como dice García-Villoslada, no eran 95 ni tesis) en la puerta de la iglesia del palacio de Wittenberg. Un nuevo simbolismo en la fecha: doscientos años antes de la fundación de la Gran Logia de Inglaterra, primera francmasonería «especulativa» y trescientos, de la Revolución bolchevique. Tres fechas anticristianas. Tres fechas representativas de la lucha del Demonio por aniquilar los frutos de la redención. Pero además, recordemos que el 31 de octubre es la víspera del 1 de noviembre, día en que la Iglesia conmemora la Fiesta de Todos los Santos, es decir, de las almas que están en el cielo. Al día siguiente, 2 de noviembre, la Iglesia ofrecerá oraciones por las almas que están en el purgatorio. Parece ser, entonces, que, para completar el panorama de estos días consagrados a la ultratumba, se requeriría una fiesta de las almas que están en el infierno. Fiesta abominable celebrada por los satanistas y por el hombre-masa de las «sociedades globales» que, sin saberlo, se disfraza de un alma condenada y juega «inocentemente» a infestar lugares. Ese también es el día de la Pseudoreforma: una fiesta de condenación. Y la cabeza de la Iglesia Católica se apresta a celebrarlo.


    Parece ser que, ante los ojos humanos, la conjuración anticristiana ha triunfado.


    Sin embargo, hay motivos para confortarnos. En primer lugar, la vindicación absoluta, para todo católico con un mínimo de honestidad intelectual y espiritual, de las previsiones de Monseñor Marcel Lefebvre. En su famosa Declaración del 21 de noviembre de 1974 (que acabaría costándole la supresión ilegal de su obra, la Fraternidad de San Pío X, y ulteriormente su suspensión a divinis, mientras tantos delincuentes y pervertidos fundaban seudomovimientos «eclesiales» que recibían el aplauso de la Jerarquía), escribió lo siguiente: «Nos adherimos de todo corazón y con toda nuestra alma a la Roma católica, guardiana de la fe católica y de las tradiciones necesarias para el mantenimiento de esa fe; a la Roma eterna, maestra de sabiduría y de verdad. Por el contrario, nos negamos y nos hemos negado siempre a seguir a la Roma de tendencia neomodernista y neoprotestante, que se manifestó claramente en el Concilio Vaticano II y, después del Concilio, en todas las reformas que de él surgieron. Todas estas reformas, en efecto, han contribuido y siguen contribuyendo a la demolición de la Iglesia, a la ruina del sacerdocio, a la destrucción del sacrificio y de los Sacramentos, a la desaparición de la vida religiosa y a la implantación de una enseñanza naturalista y teilhardiana en las universidades, seminarios y catequesis, enseñanza surgida del liberalismo y del protestantismo condenado tantas veces por el Magisterio solemne de la Iglesia. Ninguna autoridad, ni siquiera la más elevada en la jerarquía, puede obligarnos a abandonar o a disminuir nuestra fe católica, claramente expresada y profesada por el magisterio de la Iglesia desde hace diecinueve siglos».


    El acto del 31 de octubre de 2016 no ha caído del cielo, es parte de un proceso de protestantización, alertado por diversas figuras, significativamente por Monseñor Lefebvre, y expresado en la reforma litúrgica y el aggiornamento en general. El pontificado de Francisco es un fruto claro de la reforma litúrgica, que se aleja de manera impresionante de la doctrina de Trento, como señalaron en el Breve Examen Crítico del Novus Ordo Missae los cardenales Ottaviani y Bacci, y que significó una protestantización de la liturgia explícitamente confesada por Monseñor Annibale Bugnini, quien la fabricó. Lex orandi, lex credendi: los efectos deletéreos de la Nueva Misa, que permanecían ocultos para muchos ciegos voluntarios, se revelan, cincuenta años después, en la doctrina y acción del primer pontífice cuyo sacerdocio solo conoció de ese rito.


    Por otro lado, los diversos signos en torno al Mensaje de Fátima y al panorama mayor de la teología de la historia de estos últimos tiempos nos hablan de que la medida ha sido colmada y, como diría el conde José de Maistre, en las Veladas de San Petersburgo, refiriéndose a la imposibilidad de que el hombre pueda permanecer en un estado de anomia y desacralización: «Debemos aprestarnos para un acontecimiento inmenso en el orden divino, hacia el cual marchamos con una tan acelerada velocidad que sorprenderá a todos los observadores. Temibles oráculos ya anuncian que los tiempos han llegado».


    STAT VERITAS
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  15. #35
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    Re: Lutero, no y no

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  16. #36
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    Re: Lutero, no y no

    Cita Iniciado por Hyeronimus Ver mensaje
    En la fiesta del gran hereje










    El 31 de octubre es una fecha marcada a fuego en la agenda Papal, con un claro objetivo: conmemorar el V Centenario de la mal llamada reforma protestante, ósea de la herejía protestante, que tanto daño hizo a la cristiandad esparciendo su error por Alemania y el norte de Europa y más tarde por Norteamérica y el resto de América en innumerables sectas. España llevó la fe a América, los ingleses la herejía. Para contrarrestar la funesta figura de Lutero emergió en la Iglesia la ciclópea figura de San Ignacio de Loyola, fundador de la Compañía de Jesús, milicia en defensa de la sana doctrina, siempre militante contra la herejía.


    Lástima que no cupiese en tan apretada agenda papal el V Centenario de Santa Teresa de Jesús, maestra de oración, modelo de obediencia y de amor a la Iglesia, ni para la visita a España, el país que evangelizó el nuevo continente, incluida Argentina. Mientras la estatua de Lutero, con el color rojo demoníaco, preside tan campante el aula Pablo VI del Vaticano. Todo ello fue analizado espléndidamente en esta página: Francisco y “San†MartÃ*n Lutero: Perfectamente juntos


    Conviene repasar las palabras exactas con las que se refiere el Catecismo de San Pío X al Protestantismo, herejía fundada por Martín Lutero y dividida en innumerables sectas.



    • 129. El Protestantismo o religión reformada, como orgullosamente la llaman sus fundadores, es el compendio de todas las herejías que hubo antes de él, que ha habido después y que pueden aún nacer para ruina de las almas.
    • 130. Con una lucha que dura sin tregua hace veinte siglos, no ha cesado la Iglesia católica de defender el depósito sagrado de la verdad que, Dios le ha encomendado y de amparar a los fieles contra la ponzoña de las heréticas doctrinas.
    • 131. A imitación de los Apóstoles, siempre que lo ha exigido la pública necesidad, la Iglesia, ha definido con toda claridad la verdad católica, la ha propuesto como dogma de fe a sus hijos, y ha arrojado de su seno a los herejes, lanzando contra ellos la excomunión y condenando sus errores.
    • 132. El Concilio que condenó el protestantismo fue el Sacrosanto Concilio de Trento, denominado así por la ciudad donde se celebró.
    • 133. Herido con esta condenación, el protestantismo vio desenvolverse los gérmenes de disolución que llevaba en su viciado organismo: las discusiones lo desgarraron, multiplicáronse las sectas, que, dividiéndose y subdividiéndose, lo redujeron a menudos fragmentos. Al presente, el nombre de protestantismo no significa ya una creencia uniforme y extendida, sino que encierra un amontonamiento, el más monstruoso, de errores privados e individuales, recoge todas las herejías y representa todas las, formas de rebelión contra la santa Iglesia católica.


    Analicemos igualmente los principales puntos doctrinales que siglos antes había determinado el Concilio de Trento para fortalecer la fe católica ante la herejía protestante:



    Declaró que las fuentes de la revelación son las Escrituras y la Tradición de la Iglesia. De esta manera la Iglesia contestaba la doctrina de Lutero que todo lo cifraba en la sola Escritura.



    Fijó los libros de la Biblia o canon: son 73 libros; 46 del Antiguo Testamento y 27 del Nuevo Testamento. Los protestantes aceptan 39 libros del Antiguo Testamento y 27 del Nuevo Testamento; en total, 66 libros; siete menos que los católicos. Los protestantes no aceptan Tobías, Judit, Sabiduría, Eclesiastés, Baruc, 1 y 2 de Macabeos.



    Explicó la doctrina del pecado original, la gracia y los sacramentos, que en pocas palabras se resume así: El hombre nace herido con el pecado original, pero no corrompido. Dicho pecado se borra totalmente con el bautismo, aunque queda la concupiscencia o la tendencia o inclinación al pecado. El bautismo nos santifica y el hombre con la gracia del bautismo y de los sacramentos puede hacer obras buenas y meritorias a los ojos de Dios. Así daba contestación al protestantismo que decía que el hombre estaba totalmente corrompido y era incapaz de hacer el bien, aunque haya recibido el bautismo.



    Reafirmó la existencia de los siete sacramentos.



    Afirmó que la fe en Jesucristo salva, pero que las obras buenas son necesarias. Los protestantes afirman que sólo la fe salva, pues todas las obras hechas por el hombre son obras empecatadas y no agradables a Dios.



    Volvió a enseñar, conforme a la tradición, el valor de las indulgencias, el culto a los santos, el celibato, la vida religiosa, la existencia del purgatorio. Para ganar las indulgencias se necesita, además de la obra de caridad a la que está ligada, tener un corazón contrito, que rechaza el pecado. Ese espíritu penitencial se debe manifestar confesándose, recibiendo la comunión y rezando por las intenciones del Papa.



    Pu
    blicó el catecismo romano, destinado a los párrocos, para ayudarles en su labor y en la enseñanza del catecismo a los niños.


    LUTERO SE CREÍA DIVINO



    No comprendo cómo ciertos eclesiásticos contemporáneos, incluso de los más cultos, doctos e ilustres, pueden hacer de Lutero, el heresiarca, una figura mítica, con el empeño de favorecer una aproximación ecuménica.
    Esta aproximación sería en primer término con el protestantismo e indirectamente con todas las religiones, escuelas filosóficas, etc. Discernirán estos hombres el peligro que a todos nos acecha al final de ese camino? Me refiero a la formación a escala mundial de un siniestro supermercado de religiones, filosofías y sistemas de todo tipo, en el que la verdad y el error se presentarán fraccionados, mezclados y puestos en bullicio. Sólo quedaría ausente del mundo —si es que se pudiera llegar hasta allá— la verdad total; o sea, la fe católica, apostólica, romana, pura y sin mancha.


    A propósito de Lutero —a quien le correspondería bajo cierto aspecto el papel de punto de partida en esta marcha hacia el desorden total— publico hoy algunos tópicos más que muestran bien el olor que su figura rebelde exhalaría en ese supermercado o, mejor, en esa necrópolis de religiones, de filosofías y del mismo pensamiento humano.



    La doctrina de la justificación indepen*diente de las obras es un elemento carac*terístico de la enseñanza de Lutero. En términos llanos quiere decir que los méri*tos superabundantes de Nuestro Señor Jesucristo aseguran al hombre por sí so*los la salvación eterna. De manera que se puede llevar en esta tierra una vida de pecado sin remordimiento de conciencia ni temor de la justicia de Dios.



    ¡Para él la conciencia no era la voz de la gracia, sino la del demonio!




    1. Por eso le escribió a un amigo que el hombre vejado por el demonio de cuando en cuando “debe beber con más abundancia, jugar, divertirse y aun come*ter algún pecado por odio y para molestar al demonio, para no darle pie a que per*turbe la conciencia con niñerías. (…) Todo el decálogo (de la ley de Dios) se debe borrar de nuestros ojos y nuestra alma, de nosotros, tan perseguidos y molestados por el diablo”
    2. En este sentido también escribió Lutero: “Dios sólo te obliga a creer y a confesar. En todas las otras cosas te deja libre y dueño de hacer lo que quieres, sin peligro alguno de conciencia; más bien es cierto que a Él no le importa incluso que dejes a tu mujer, huyas de tu señor y no seas fiel a ningún vínculo. ¿Y qué más le da (a Dios) que hagas o dejes de hacer semejantes cosas?”
    3. carta a Melanchton del 1 de agosto de 1521: “Sé pecador y peca de veras (“esto peccátor et peca fórtier”), pero con aún mayor firmeza cree y alégra*te en Cristo, vencedor del pecado, de la muerte y del mundo. Durante la vida pre*sente debemos pecar. Basta que por la misericordia de Dios conozcamos al Cordero que quita los pecados del mundo. De él no nos ha de separar el pecado aunque cometamos mil homicidios y mil adulterios por día.
    4. una doctrina que sirve para llenar el vientre y dar rienda suelta a todos los caprichos.


    Y acerca de sus secuaces evangélicos Lutero agregaba que “son siete veces peores que antes. Después de la predica*ción de nuestra doctrina los hombres se entregaron al robo, a la mentira, a la impostura, a la crápula, a la embriaguez y a toda especie de vicios. Expulsamos un demonio (el Papado) y vinieron siete peo*res”



    Después que comprendimos que las buenas obras no son necesarias para la justificación, quedamos mucho más remi*sos y fríos en la práctica del bien. (…) Y si hoy se pudiese volver a la antigua situa*ción, si de nuevo reviviese la doctrina que afirma la necesidad del recto proceder para ser santo, otro sería nuestro entu*siasmo y disposición en el ejercicio del bien”

    Un terco obsesionado de visión distorsionada que aún recogemos los despojos mundiales de su radical retuerzo del cristianismo. Creo que este hombre no amaba a Jesus, ni su palabra dada.


    Tándem Aquila Vincit
    ———————————



    Salve, llena de gracia; el Señor es contigo..
    Bendita tú eres entre todas las mujeres que fueron, son y serán; Reina Virginal, Madre Santísima, Virgen Pura..El Espíritu Santo vendra sobre ti, y la virtud del Altísimo te cubrirá; por eso el santo Ser que nacerá será llamado Hijo de Dios.

    Y el Oriente, Luz Verdadera vino al mundo e ilumina a todo hombre y toda mujer como Sol de justicia.

    TÚ DIOS mío solo ayúdanos, que nosotros haremos para Su camino.

  17. #37
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    Re: Lutero, no y no

    LUTERÁNDONOS: EL PAPADO





    “Es importante ver las fuentes”, dicen; pues es esto lo que hemos venido haciendo hace casi un año. Veamos ahora, que se pondera la “reforma” (no; no digamos “reforma”, que Lutero no reformó un comino, sino digamos “Ruptura”), algunos de sus conceptos en un par de posts.
    ¿Qué pensaba Lutero?¿qué decía?Pues vamos:—————–En carta a su amigo y discípulo Zwinglio, Lutero decía poco tiempo después de la ruptura (no digan “reforma”, que Lutero no reformó un c…):

    “Le asusta a uno ver cómo donde en un tiempo todo era tranquilidad e imperaba la paz, ahora hay dondequiera sectas y facciones: una abominación que inspira lástima… Me veo obligado a confesarlo: mi doctrina ha producido muchos escándalos. Sí; no lo puedo negar; estas cosas frecuentemente me aterran, sobre todo cuando mi conciencia me recuerda que hemos destruido el presente estado de la Iglesia, tan tranquila y tan apacible cuando estaba bajo el papado…” (…). ¿Cuántos maestros distintos surgirán en el siglo próximo? La confusión llegará al colmo”[1].
    Y veamos algunas de sus citas sobre lo que pensaba de la Iglesia y del Papado

    “Yo no impugno la inmoralidad y los abusos, sino la sustancia y la doctrina del Papado”, yo nunca dejé de atacar las dos columnas del Papado: los votos monásticos y el sacrificio de la misa”[2].
    “Por mi parte la suerte está echada: desprecio tanto el furor como el favor de Roma. No quiero reconciliarme ni estar en comunión con ellos por toda la eternidad. Condenen y quemen mis libros; yo quemaré y condenaré públicamente, mientras tenga fuego en la mano, todo el derecho pontificio, esa ciénaga de herejías (…)[3]. Del mismo modo que ellos me excomulgan en nombre de su sacrílega herejía, así también, por mi parte, los excomulgo en nombre de la santa verdad de Dios. Cristo Juez verá cuál de las dos es válida ante él. Amén”[4].
    “El papa es adversario de Cristo y apóstol del diablo… el papa es peor que el turco… por eso yo lo llamo el gran asesino… loado sea Dios, porque a los ojos de Su Santidad y de los papistas yo soy un hereje”[5].
    “El papa mismo es un loco furioso, un falsificador de la historia, un mentiroso, un blasfemo, un profanador, un tirano del emperador, de los reyes y del universo entero, un estafador, un bribón, un expoliador de los bienes eclesiásticos y seculares (…). Cerdo, burro, rey de los asnos, perro, rey de las ratas, lobo, oso–lobo, hombre–lobo, león, dragón, cocodrilo, larva, bestia, etc.”
    “Oye, papa Paulo, no tienes fe ninguna; ni tú ni tus hijos, los cardenales y la familia de la corte romana, respetáis a Dios, porque sois puercos epicúreos, igual que todos los papas, tus predecesores. Si todavía me queda algo de fuerza, volveré a atacar sus bulas y breves e intentaré peinar las largas orejas de ese gran borricazo”[6]. “El papa es la cabeza de la maldita multitud de los peores bribones de la tierra: un lugarteniente del demonio, un enemigo de Dios, adversario de Cristo, destructor de las iglesias cristinas, maestro de todas las mentiras, blasfemias e idolatrías; archiladrón de las iglesias, robador de las llaves y de todos los bienes sacros y profanos, asesino de reyes, instigador de toda clase de matanzas, el mayor burdelero de los burdeleros y fomentador de toda lujuria”[7].

    Que no te la cuenten…P. Javier Olivera Ravasi

    [1] Cito sólo por comodidad y en razón de la brevededad la obra del P. Alfredo Sáenz (La Nave y las tempestades. La Reforma Protestante, Gladius, Buenos Aires 2005, 267). En trabajos posteriores daremos las mismas citas a partir del trabajo de Denifle que ya hemos indicado en este sitio.

    [2] Alfredo Sáenz, La Nave y las tempestades. La Reforma Protestante, Gladius, Buenos Aires 2005, 90.

    [3] Ídem, 129.

    [4] Ídem, 134.

    [5] Ídem, 139.

    [6] Ídem, 242.

    [7] Ídem, 244.


    Luterándonos: el Papado – Que no te la cuenten




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  18. #38
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    Re: Lutero, no y no

    Protestante Digital ve también que el rey está desnudo

    Luis Fernando PËREZ BUSTAMANTE, el 2.11.16 a las 8:46 AM


    La verdad es la verdad, la diga Agamenón o su porquero (*). Protestante Digital ha publicado un editorial en el que señala un hecho obvio. A saber, que el acto de Suecia, por mucho que los medios de comunicación generalistas -y yo añado que casi todos los católicos-, se haya presentado como un hecho histórico que abre las puertas a la unidad entre el catolicismo y el protestantismo, no puede ocultar una realidad “irreformable": no se puede unir lo que esencialmente es distinto.

    Por vivencia personal conozco perfectamente lo que significa ser protestante evangélico y lo que es ser católico. Pues bien, no se puede ser las dos cosas a la vez. Ni se puede ser una cosa sin dejar de ser la otra. Es decir, a menos que una de las partes, o ambas, renuncie a su esencia y asuma la de la otra, cabe decir aquello de que “lo que no puede ser, no puede ser, y además es imposible".

    Obviamente Protestante Digital arrima al ascua a su sardina y plantea el asunto desde el punto de vista de los “Solas” de la Reforma. Pero es que las cosas son como son. Enumero:

    - Católicos y protestantes no compartimos la misma Revelación. El protestantismo niega que la Tradición forme parte de ella. Y niega el papel del Magisterio.

    - Católicos y protestantes no tenemos ni siquiera la misma Biblia. Ellos rechazan la canonicidad de los Deuterocanónicos.

    - Católicos y protestantes no tenemos los mismos sacramentos. Ellos rechazan todos (muchos no llaman sacramento al bautismo) o buena parte de ellos.

    - Católicos y protestantes no estamos de acuerdo en cómo se alcanza la justificación por la que podemos ser salvos. Ellos son solafideístas, nosotros no.

    - Católicos y protestantes no estamos de acuerdo sobre el papel de María en el plan de salvación. Ni en el papel de los santos en el cielo como intercesores en favor nuestro.


    - Etc.

    Señores, eso no va a cambiar jamás. Ya pueden papas pasados, presentes y futuros ir a Suecia, a Alemania o a las Islas Maldivas. Siempre habrá una aplastante mayoría de protestantes que jamás van a renunciar a esas diferencias señaladas. Y ningún Papa tiene autoridad para renunciar a los dogmas católicos que nos separan del protestantismo.


    Desde el punto de vista católico, convendría tener muy en cuenta otro hecho. El protestantismo no solo está dividido en multitud de denominaciones, cada una independiente de las demás. En realidad, está dividido en dos grandes ramas: el protestantismo evangélico, fiel a los principios de Lutero, Calvino y cía; y el protestantismo liberal, que tiene de cristianismo solo el nombre, porque rechaza la inerrancia de las Escrituras y es un instrumento más del secularismo y la cultura de la muerte.

    Pues bien, los únicos realmente interesados en el ecumenismo con Roma son los protestantes liberales. Pero ocurre otra cosa. Esos protestantes están en estado de descomposición total. Apenas tienen fieles. En Suecia, sin ir más lejos, solo un 2% de los luteranos acuden a los cultos dominicales. No pintan nada en su sociedad. Ocurre algo parecido con los anglicanos en Inglaterra. Sin embargo, la inmensa mayoría de los protestantes evangélicos de Iberoamérica acuden a sus cultos, tanto en domingo como, en no pocas ocasiones, varias veces a la semana.

    En otras palabras, estamos asistiendo a un hecho verdaderamente insólito. La jerarquía de la Iglesia Católica está empeñada en llegar a una unión con protestantes que habrían sido echados a patadas del protestantismo por los mismísimos Lutero, Calvino, Zwinglio, Wesley, Menno Simons, Spurgeon, etc, etc. Y que, de hecho, no son considerados como hermanos en la fe por la gran mayoría de los protestantes del mundo.

    Es más, pregunto, ¿en serio alguien piensa que la fe católica no va a ser sacudida, por no decir demolida, si se profundiza en ese maridaje con el protestantismo liberal?

    Si se quiere seguir jugando a ese juego absurdo, que se haga. Pero somos muchos los católicos que ya nos hemos dado cuenta que, en relación al ecumenismo con protestantes, el rey está desnudo.

    Laus Deo Virginique Matri.

    Luis Fernando Pérez Bustamante

    (*) Para que no se me enfaden los hermanos separados, yo soy el porquero



    Protestante Digital ve también que el rey está desnudo
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    "He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.

    <<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>

    Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.

    Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."

    En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47


    Nada sin Dios

  19. #39
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    Re: Lutero, no y no

    “Non Possumus”, a propósito de Lutero (III): Lutero se suicidó, simplemente.


    Las actuales biografías de Lutero están más que edulcuradas. A penas hacen referencia hacia los últimos momentos de su vida o, peor aún simplemente mienten sobre él. Durante mucho tiempo en el mundo católico no sólo se sabía sino que se explicaba con toda naturalidad el trágico final de Lutero. Luego las cosas cambiaron y como quien da una orden misteriosa, se dejó de hablar del triste final de Lutero.Los datos de la época no dejan lugar a dudas. Tras una opípara cena (a Lutero le podía la gula y sus cenas, especialmente en los últimos años, acababa ebrio) se acabó suicidando. Así queda atestiguado convenientemente por su criado personal llamadoRudtfeld. En 1606, Sédalius publicó su testificación. Otros muchos escritores y estudiosos escribieron sobre el asunto. Todos coinciden en que Rudtfeld encontró a su amo Martín Lutero colgado de uno de los postes de su cama. Lo atestiguan Audin, en su Vide de Lutero; Lorrenz en El fin de Lutero; Hosius, Juan Harén, Lorenzo Surius, Tomás Malvendra, Teodoro Pevtrejus, el sabio alemán Majunke, Manhart, y un largo etcétera.Como apoyo a estos testimonios hay infinidad de datos que dan consistencia al hecho. Son concluyentes los aportados en dos estudios: Martín Lutero, homicida y suicida, por el P. Luigi Villa, publicado en la Revista Chiesa Viva, nº 258, Brescia, Italia; y Lutero, del P. Pedro de I. Muñoz, en la revista Tradición Católica, nº 137, Barcelona.
    Siguiendo la exposición de Dom Licínio Rangel, OVS, podemos establecer que:
    1.- Lutero tenía un temperamento extremamente mórbido y neurótico. Después de su revuelta contra la Iglesia, su neurosis alcanzó los límites extremos. Estudios especializados le atribuyen una “neurosis de angustia gravísima”, del tipo que lleva al suicidio (Roland Dalbies, en Angustia de Lutero).
    2.-El suicidio de Lutero es afirmado tanto por católicos como por protestantes. Este es el testimonio de su criado, Ambrosio Kudtfeld, que más tarde se hizo médico, y que hemos mencionado más arriba:

    “Martín Lutero, en la noche que antecedió a su muerte, se dejó vencer por su habitual intemperancia, y en tal exceso, que fuimos obligados a cargarlo totalmente embriagado, y a colocarlo en su lecho. Después nos retiramos a nuestro aposento sin presentir nada de desagradable. Por la mañana volvimos a nuestro patrón para ayudarlo a vestirse, como de costumbre. Pero, ¡que dolor! Vimos a nuestro patrón Martín colgando de su cama y estrangulado míseramente. Tenía la boca torcida y la parte derecha del rosto oscura; el cuello morado y deformado. Ante tan horrendo espectáculo, fuimos invadidos por un gran terror. Corrimos sin demora a los príncipes, sus convidados de la víspera, para anunciarles aquel execrable fin de Lutero. Ellos quedaron aterrorizados como nosotros. Y logo se empeñaron com mil promesas y juramentos, que observásemos, sobre aquel acontecimiento, eterno silencio, y que colocásemos el cadáver de Lutero en su cama, e anunciásemos al pueblo que el ‘Maestro Lutero’ había imprevistamente abandonado esta vida”.

    Este relato del suicidio de Lutero fue publicado en Amberes, en el año de 1606, por el sensato Enrique Sedalius (que también hemos referido más arriba).



    También el Oratoriano Th. Bozio, en su De Signis Ecclesiae del 1592, escribe que aprendió de un doméstico de Lutero que su señor fue encontrado ahorcado de las columnas de su lecho. También el dr.. G. Claudin, en la Cronaca Medica (1900, p. 99) ha publicado el texto de esa “deposición” del doméstico, de la cual he aquí lo esencial:

    «Por la gloria de Cristo, yo revelaré a plena luz lo que vi y anuncié a los príncipes de Elsleben: Martín Lutero se dejó llevar por sus inclinaciones, de tal modo que debimos llevarlo en estado de completa ebriedad y ponerlo en el lecho… A la mañana siguiente, yendo a mi señor para ayudarlo a vestirse, lo encontré, ¡oh dolor! A él, mi señor, ahorcado en su lecho, literalmente estrangulado. Fui a avisar a los príncipes que me hicieron jurar no hablar a nadie acerca de este suceso».

    3.-Dos médicos comprobaron los síntomas de suicidio relatados por su criado Kudtfeld. Fueron ellos Cester y Lucas Fortnagel. Las informaciones de este último fueron publicadas por el escritor Jacques Maritain, de confianza para los más progresistas, en su libroLos Tres Reformadores. En esa obra el autor ofrece también una impresionante lista de amigos y compañeros de Lutero que se suicidaron.





    Fuente sobre vida y final de Lutero:

    http://www.chiesaviva.com/lutero%20o...%20suicida.pdf



    https://barraycoa.com/2016/11/02/non...o-simplemente/



    Vainilla dio el Víctor.

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