Un Papa místico y guerrero

Jorge Trias Sagnier



Domingo, 12-07-09


Consciente de su papel ante Dios y ante la Historia, Benedicto XVI acaba de dar a conocer la encíclica más guerrera, y a la vez más mística, que se ha escrito nunca. Este es el Pontífice de caritas, es decir del amor, de esa fuerza extraordinaria «que mueve a las personas a comprometerse con valentía y generosidad en el campo de la justicia y de la paz». Un Papa que habita en la ciudad del espíritu y que, al mismo tiempo, desciende al epicentro del debate de los temas que afectan al bienestar de la humanidad. Alfa y Omega, la imprescindible publicación de información religiosa que dirige Miguel Ángel Velasco con la ayuda de Alfonso Simón, y que edita la Fundación San Agusíin del Arzobispado de Madrid, tuvo el buen gusto de regalárnosla, en su versión íntegra, el jueves pasado. Un alarde de buen periodismo.
Benedicto XVI, que siempre busca ese anclaje con la tradición y, también, con la modernidad, parte del texto de Populorum progresio, encíclica escrita por Pablo VI en 1967, y analiza, haciendo su propio diagnóstico, la sociedad actual, después del terremoto económico de hace un año cuyas consecuencias todavía desconocemos. El Papa vuelve a recordar cuál es el verdadero papel de una Iglesia que «no tiene soluciones técnicas que ofrecer y no pretende de ninguna manera mezclarse en la política de los Estados», pero que sí «tiene una misión de verdad que cumplir en todo tiempo y circunstancia a favor de una sociedad a medida del hombre, de su dignidad y de su vocación».
Benedicto XVI nos pone en guardia frente al «tecnolaicismo» -primo hermano del positivismo jurídico y del relativismo moral- ese gran error de confiar todo el proceso de desarrollo sólo en la técnica. «La sociedad -concluye el Papa- cada vez más globalizada nos hace más cercanos, pero no más hermanos».
VADE MECUM