EL ABORTO NOS QUITA EL SUEÑO




Ángel Exterminador







Nosotros, a Dios gracias, no somos como Rajoy. Esto es: no podemos dormir a pierna suelta cuando en España se están preparando execrables leyes que aumentarán el número de abortos -y coteje el lector la hora que es cuando escribo esto, así verá que no se trata de una simple licencia poética eso de decir "no podemos dormir". No puedo dormir, en efecto, al pensar que muchas criaturas indefensas han sido y son víctimas de la violencia más cobarde jamás ejercida contra un ser indefenso: el aborto. No puedo dormir, a ver si se entera Mariano Rajoy y toda su jarca. Me importa un pito la crisis económica, y me importa un bledo que todo se vaya al garete. Lo que me importa es que muchos fetos no podrán vivir. Y eso es lo que, Mariano Rajoy, me quita el sueño.




"Al considerar la penetración del dolor en la esfera de la procreación no nos es lícito olvidar tampoco la agresión a los no nacidos; es una agresión peculiar del carácter débil y a la vez bestial del "último hombre". Desde luego un espíritu cuya falta de discernimiento se revela en que confunde la guerra con el asesinato, o el crimen con la enfermedad, elegirá necesariamente en la lucha por el espacio vital el modo menos peligroso y más deplorable de matar. En una situación dominada por leguleyos los únicos sufrimientos que llegan a los oídos son los de los acusadores, pero no los de los indefensos y silenciosos" ("Sobre el dolor", Ernst Jünger.)





¿Cómo se ha llegado a esta situación? La debilidad bestial del "último hombre" -dice Jünger. Algo se explica por ahí. El "último hombre" y la "última mujer" son seres educados en el hedonismo. Nietzsche nos los describe sonrientes y complacidos, creen haber llegado al grado más alto de civilización. Conozco a muchos "últimos hombres" y "últimas mujeres". Ahora, a estas horas, están bailando en discotecas o fornicando. Han llegado a un estado tal que son esclavos de su horario durante toda la semana, para creerse libres el fin de semana y desparramar. Para sus relaciones sexuales que suelen ser siempre extra-matrimoniales, los "últimos hombres" usan medios anti-conceptivos: el dueño de todos ellos se preocupa muy mucho por la "salud" de sus esclavos y les tiene dicho: si te pones el preservativo, no contraerás el SIDA y evitarás tener hijos. Y los "últimos hombres", agradecidos a su amo, se calzan el condón o echan en el bolso las píldoras anticonceptivas, y corren: tienen el fin de semana para creerse libres.





Pero, claro es: de esos polvos... vienen esos... lodos. No ha funcionado el preservativo con el que se las prometían tan felices. Y a nadie se le ocurre pensar que la publicidad institucional a favor de los preservativos es una propaganda falaz. A nadie se le ocurre, cuando le diagnostican un "sidazo", denunciar al Estado por mentir cuando dice que con los preservativos, ¡ancha es Castilla! A nadie se le ocurre denunciar tampoco a los fabricantes de condones o de píldoras cuando, pese a emplear esos medios, resulta que hay alguien en el vientre femenino. No. A los amos no se les denuncia, se les pedirá ahora que habiliten leyes que hagan fácil escapar de las consecuencias de la mala vida: eutanasia para el sidoso, aborto libre y gratuito para el pendón verbenero que no sabe decir NO al sexo express.





No faltarán esas brujas feministas para apoyar al pendón desorejado que quiere deshacerse del feto. No faltarán tampoco los leguleyos -políticos casi todos- para hablar de "interrupción voluntaria del embarazo", con esos eufemismos tan campanudos. Por la misma ley de tres, digo yo que pegarle dos tiros a un pro-abortista puede ser llamado "interrupción voluntaria del aborto".




Y al suelo le falta tierra,
para cubrir tanta tumba...




Pero a los fetos destrozados no se les entierra. La gentuza que los mata, lucrándose con este holocausto, los tira a la basura. Esa gentuza duerme a pierna suelta, mientras asesinan criaturas en el vientre materno. Y los que no se hacen ricos, también duermen como un tronco: Mariano Rajoy, Mariano lirón... No puedo dormir, pues las leyes injustas me quitan el sueño. Quiero leyes justas, y con las leyes justas en las manos... Hacer justicia, ajusticiar -claro que sí- a quien haya que ajusticiar. Pero para que haya esas leyes tiene que haber un partido, una fuerza política; y ese partido, Mariano Rajoy, no es el tuyo: estamos hartos de parches y de paños calientes, hartos de cambalaches y chalaneos liberales... Estamos hartos.


Se siente la impotencia de estar solo ante toda esta sinrazón. Pero para no caer en el desaliento, que es la gran tentación con la que nos quiere vencer Satanás, vuelvo mis ojos a Dios y a sus santos ángeles, e improviso una oración:



Santos Ángeles Custodios, benditos ángeles
de todos esas criaturas a las que no dejaron nacer;
por las horrorosas leyes que permitieron su exterminio,
yo os suplico que, sin almas que custodiar, seais ahora
Santos Ángeles Exterminadores;
y, mientras no haya justicia humana en la tierra,
os ruego que cumpláis el oficio divino de exterminar
a todos aquellos que políticamente favorecieron el aborto,
a todos aquellos que se enriquecieron con este genocidio
y a todos aquellos que lo practican sin temor de Dios
ni de los hombres. Haced justicia, santos ángeles,
exterminando a la prole de Satanás y Herodes.


Amén



Miren qué cosas se me ocurren. La culpa la tiene el insomnio. No puedo dormir, Mariano Rajoy. Y si tú puedes dormir, teniendo hijas -que sé yo que las tienes: Es que tienes que ser un auténtico juancojones -dijo Juan Declarante.



Publicado por Maestro Gelimer en 2:19

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