Lo que se produjo en Hispanoamérica durante el siglo XIX fue la misma Revolución liberal que en la Península Ibérica. Revolución que ocasionó la fragmentación de la Monarquía. Ahora bien: si la Monarquía era una, y lo era, españoles eran todos sus súbditos. La fragmentación revolucionaria, pues, ha dividido las Españas en varios pedazos. Lo que se ha dicho en este hilo contra la consideración de españoles para los hispanoamericanos (y para los hispano asiáticos, hispano africanos e hispano oceánicos) vale también --algo ha apuntado Villores-- para los españoles peninsulares.
Está fuera de lugar también hablar, como otros han hecho, de la delincuencia entre inmigrantes. No porque no sea importante, sino porque ese asunto nada tiene que ver con la consideración de españoles para todos los hispanos. Sí se puede añadir, en cambio, que pese a ciertos grupos problemáticos muy visibles, la estadística policial (la que no publica el Gobierno) canta: los hispanoamericanos en España, en su conjunto, delinquen menos que los españoles peninsulares. En cambio los norteafricanos delinquen exponencialmente más.
Respecto de la inmigración, la consideración primordial que en España cabe tener es la Unidad Católica, nuestra ley fundamental. ¿Hay inmigrantes hispanoamericanos no católicos? Por desgracia, sí. Como por desgracia hay peninsulares no católicos (la totalidad de la Conferencia Episcopal, por ejemplo). He ahí el problema.
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