El malestar en el Ejército va acentuándose a medida que aumenta la arbitrariedad en el reparto de las diversas partidas presupuestarias, distribuidas con criterio político incluso entre las distintas unidades de nuestras Fuerzas Armadas. A la par que esto sucede, van llegando a España los cadáveres de nuestros militares asesinados como consecuencia de unas guerras que se disfrazan de misiones de paz. Veamos un ejemplo de sinrazón distributiva: Mientras a la UME, que es esa especie de guardia pretoriana al servicio directo de Zapatero, se le han asignado 1.660 millones de euros desde 2006 para acá, solamente se han invertido 112 millones en un equipamiento tan básico como puedan ser los blindados que deben usar nuestras FFAA en sus misiones en el exterior.