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Tema: El Marqués de Villores, secretario político de Don Jaime

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    El Marqués de Villores, secretario político de Don Jaime

    Traducido a la Wikipedia en español del inglés por un servidor:

    https://es.wikipedia.org/wiki/Jos%C3%A9_Selva_Mergelina

    José Selva Mergelina



    José Selva Mergelina

    Datos personales
    Nacimiento 1884
    Villena, España
    Fallecimiento 1932
    Valencia, España
    Partido Comunión Tradicionalista (también llamada Comunión Legitimista o Comunión Católico-Monárquíca)
    Ocupación político
    Religión católico
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    José Selva Mergelina, quinto marqués de Villores (Villena, 1884 - Valencia, 1932) fue un político carlista español.
    Índice

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    Familia y juventud[editar]


    Villena, Casa Selva

    José María de Selva y Mergelina Mergelina y Llorens era descendiente de las familias terratenientes levantinas de Selva y Mergelina. Ambas proceden de la localidad alicantina de Villena,1 cruzadas entre sí a lo largo de varios siglos. Su árbol genealógico puede trazarse hasta el siglo XVI, habiendo sido algunos de sus antepasados y parientes personajes notables de la historia de España.2 Su abuelo paterno, Rafael Selva López de Oliver (1820-1878),3 fuealcalde del municipio.4 La familia había apoyado a los carlistas desde la Primera Guerra Carlista;5 El padre de José, Enrique Selva Mergelina López de Oliver y Selva (1852-1923),6 fue vicepresidente de la Junta Provincial carlista de Valencia a finales del siglo XIX.7 La madre de José, María de la Trinidad Mergelina Llorens (1851-1924), era prima del dirigente carlista valenciano Joaquín Llorens Fernández8 y estaba emparentada con numerosas familias de la nobleza.9
    Al igual que sus 6 hermanos, José10 se crió en un ambiente fervientemente católico. De joven, tras su etapa de educación en el hogar, estudió en el Colegio de San José, un prestigioso colegio valenciano fundado en 1870 por Agustín Cabré y dirigido por los jesuitas,11 donde acabó su etapa escolar en 1900.12 José Selva estudió Derecho, Filosofía y Letras en la Universidad de Valencia,13 graduándose en 1905.14

    Universidad de Valencia

    En 1909 se casó con María Josefa Salvador y Núñez Robres,15 descendiente de una familia aristocrática valenciana poseedora de numerosas propiedades en todo el Levante16 e hija de José Salvador de la Figuera Barroso de Frías y Mezquita, cuarto marqués de Villores.17 El matrimonio tuvo 4 hijos: Enrique (1910), José María (1911), María Dolores (1913) y Rafael (1914). Tras la muerte prematura de su esposa en 1916, casó en segundas nupcias en 1918 con la hermana mayor de su difunta esposa: María Vicenta Salvador y Núñez Robres.18 Puesto que su padre no tenía descendientes varones, se dispuso que ella heredaría el marquesado;19 una vez contraído el enlace, José Selva usó también el título como marqués consorte. Su segundo matrimonio no produjo descendencia. La familia vivía en su casa rural de Játiva.20
    El hermano menor de Villores, Juan Selva Mergelina, también fue militante tradicionalista; fue detenido tras el fallido golpe de Estado de Sanjurjo,21 y encarcelado posteriormente por los republicanos durante la Guerra Civil.22Sobrevivió a su presidio y fue nombrado gobernador civil de Tarragona durante la primera etapa del franquismo,23ingresando en el Consejo Nacional falangista en 1943.24 Su hermana Dolores formó parte de la organización de asistencia tradicionalista Socorro Blanco.25 El hijo mayor de Villores, Enrique Selva Salvador, lo sucedió en el título de Marqués de Villores26 y tuvo una militancia carlista activa ya durante la República;27 posteriormente luchó por la causa tradicionalista durante el franquismo28 y llegó a ser presidente del círculo carlista de Valencia.29
    Primera actividad política[editar]


    Guerra del Rif, 1911

    José Selva inició su actividad política en la universidad, implicándose de manera muy activa en la rama valenciana de la Liga Católica.30 Participó en las elecciones locales con dicha coalición monárquica y fue elegido concejal en el Ayuntamiento de Valencia.31 Dejó su cargo en la administración para comenzar el servicio militar en 1910 como segundo teniente de infantería en Mallorca,32 ascendiendo rápidamente ateniente primero,33 para pasar después a la reserva territorial de Canarias.34 Reanudó el servicio militar en el Protectorado español de Marruecos, donde fue asignado al Regimiento Tetuán durante una etapa relativamente tranquila de la Guerra del Rif. En 1914 fue ascendido a capitán de infantería por méritos de guerra.35 Su grado final fue de comandante.36 Tras su regreso a España, recuperó su actividad en el Ayuntamiento de Valencia como teniente de alcalde.37
    Habiendo heredado una mentalidad netamente católica y tradicionalista, Selva ingresó en el movimiento carlista bastante temprano. Su padre había sido vicepresidente de la Junta Provincial y su tío materno uno de los líderes carlistas a nivel nacional, por lo que Selva formó parte pronto de la estructura de la comunión en la región levantina. De joven fue teniente de Manuel Simó Marín, jefe del Jaimismo valenciano. En 1913 ya era Presidente del Círculo Jaimista,38 representando al partido en el ámbito regional. Con una implicación destacada en el movimiento, participó en reuniones tradicionalistas nacionales en Burdeos y Lourdes de la década de 1910, donde fue presentado personalmente al reclamante Don Jaime.39 En ese momento se produjo una división interna en el carlismo, cada vez menos influyente en la política española, debido a un enfrentamiento entre el abanderado carlista y el mayor ideólogo de la causa, Juan Vázquez de Mella. Cuando Mella fue expulsado de la Comunión Tradicionalista en 1919 fundando su propio partido, numerosos dirigentes de la comunión, jefes regionales (incluyendo a Simó Marín en Valencia) y otras figuras distinguidas se unieron la escisión, quedando pocas personalidades reconocidas del lado de Don Jaime.40 Impresionado por Selva, conocido desde 1918 como marqués de Villores, el rey tradicionalista le confió el liderazgo y la reorganización del carlismo valenciano.41

    Emblema tradicionalista

    A los 34 años de edad comenzó sus funciones con entusiasmo, recorriendo la región, reconstruyendo los círculos y fundando un nuevo semanario regional: El Tradicionalista.42 Habiendo demostrado ya en su juventud gran inclinación por las letras,43 contribuyó también en la publicación como autor.44 Sus tres años de trabajo dieron frutos a finales de 1921, cuando Don Jaime quiso elegir a su nuevo secretario político que habría de suceder en el liderazgo de transición a Pascual Comín Moya y Luis Hernando de Larramendi. Aparte de unos pocos jefes de avanzada edad pero leales,45 había muchos candidatos potenciales entre los políticos de la nueva generación, que ya habían ocupado escaños en el Congreso o en el Senado durante algunas legislaturas.46 Sin embargo, por razones que no están del todo claras,47 el reclamante optó por Villores, nombrándolo secretario general político,48 de manera que se convertía en el líder político carlista más joven de la historia.49
    Jefe[editar]


    Jaime III

    La tarea más inmediata a la que tuvo que enfrentarse Villores fue la reconstrucción y consolidación del movimiento, perjudicado por la defección de los mellistas. Tratando de reconstruir las estructuras locales del partido, también conocido en aquel momento como Comunión Legitimista,50 recorrió todo el país nombrando nuevos jefes locales y regionales. Sin embargo, sufrió un duro golpe al comienzo de su mandato, al no conseguir evitar el cierre de El Correo Español. El diario, fundado en 1888, era el órgano semi-oficial del carlismo y constituía una tribuna pública muy eficaz. Sin embargo, su consejo editorial había sido diezmado por la crisis mellista.51 El nuevo líder tradicionalista no logró sortear la crisis del periódico, que cerró en 1922.52 Continuaron circulando acusaciones públicas53 y Villores no logró establecer un nuevo órgano de prensa, por lo que la rama principal del tradicionalismo no contó con ningún periódico de alcance nacional hasta 1932.54
    En cuanto a su estrategia política global, Villores siguió el camino marcado por Jaime III, abandonando grandes proyectos para centrarse en el trabajo de base, consolidando el Jaimismo su carácter regional y foral.55 Algunos estudiosos se refieren a esta estrategia como la nueva política carlista, basada en un programa federalista junto con la idea de justicia social y económica.56 Quizá debido a esta estrategia, en 1923, por primera vez en el siglo XX, los carlistas se abstuvieron de concurrir a las elecciones a Cortes,57 aduciendo como razón oficial su rechazo a participar en la "farsa parlamentaria".58

    Alfonso XIII, Primo de Rivera

    Los carlistas recibieron positivamente la dictadura de Primo de Rivera,59 satisfechos con la caída de una democracia corrupta y considerando el golpe de Estado un paso hacia la monarquía tradicional.60 Villores, de acuerdo con las instrucciones de Don Jaime, que ordenó una cooperación cautelosa con el régimen, recomendó el ingreso en la milicia primorriverista del Somatén,61 uniéndose él mismo a la formación,62 de manera que alejaba el centro de atención de la propia organización paramilitar carlista: el Requeté.63 En 1925 la prudencia del abanderado lo llevó a retirar su apoyo al directorio militar, dando inicio a una política tradicionalista de oposición.64 Llevando a cabo este cambio de estrategia, Villores mantuvo la comunión fuera de la Unión Patriótica y expulsó a quienes aceptaron la invitación a la Asamblea Nacional Consultiva.65 No logró evitar que se produjesen nuevas deserciones,66 aunque consiguió disolver intentos espontáneos de insurgencia.67
    El desconcierto político de la dictablanda parecía ofrecer nuevas oportunidades a un carlismo cada vez más marginado y hay indicios de que la comunión consideró participar en unas elecciones "controladas", que planeaba (y cuya idea finalmente abandonó) el General Berenguer.68 Villores se declaró partidario de una política más activa, apoyando al parecer una amplia coalición católica en defensa de la monarquía, aunque desafió al cardenal Segura y manifestó que el movimiento monárquico no podría apoyar el sistema liberalalfonsino.69
    Últimos meses de liderazgo[editar]


    Proclamación de la República

    La etapa final del liderazgo del marqués de Villores fue aún más turbulenta que la inicial, con la proclamación de la República y la muerte de Don Jaime. Inicialmente, Villores quedó desorientado como la mayoría de los carlistas, encantados de ver derrumbarse la monarquía alfonsina que tanto aborrecían, pero detestando aún más la democracia republicana.70 Villores siguió el manifiesto inicial conciliador del abanderado, que ordenó a sus seguidores ayudar al gobierno provisional en el mantenimiento del orden y la defensa de las iglesias hasta que fueran convocadas unas Cortes Generales constituyentes, al tiempo que pedía la unidad de los monárquicos y afirmaba estar dispuesto a luchar hasta la muerte contra el comunismo al frente de todos los patriotas.71 Después del boicot a las elecciones de 1923, Villores finalmente pudo dirigir a las fuerzas carlistas en las elecciones a Cortes de 1931, pero la campaña pareció bastante desorganizada.72 El resultado fueron 5 diputados,73 un número inferior al de los peores resultados obtenidos durante la Restauración.74 Para Villores personalmente, la campaña acabó siendo profundamente humillante;75 compitiendo en el distrito electoral de Valencia, fue derrotado por los principales candidatos y registró un resultado desastroso.76
    El desprecio por la República anticlerical acercó a las tres ramas del tradicionalismo. Villores parecía partidario de la reunificación, participando en junio de 1931 en actos públicos de asistencia masiva llamando a la unidad.77 La inesperada muerte de Jaime III en octubre y la sucesión de Don Alfonso Carlos en el derecho al trono, facilitó la reconciliación.78 Villores representaba la corriente principal del tradicionalismo en las negociaciones para la reunificación,79 que a principios de 1932 alcanzó la reintegración de integristas y mellistas junto con los jaimistas80 en la Comunión Tradicionalista, bajo el propio liderazgo de Villores.81
    Las conversaciones con los alfonsinos demostraron ser mucho más difíciles. Aunque el depuesto Alfonso XIII y Jaime III (no representado por Villores sino por José María Gómez de Pujadas)82 parecían estar de acuerdo en un vago compromiso dinástico,83 la versión corregida por Villores fue rechazada por los alfonsinos.84 Otro acuerdo monárquico, conocido como el "pacto de Territet", fue recibido con indiferencia entre los tradicionalistas.85 Para entonces, Villores, con una salud deteriorada desde hacía meses,86 era incapaz de participar en el debate. Su funeral en mayo de 1932 supuso una ocasión de exhibición pública del creciente fervor tradicionalista en algunas ciudades de España.87
    Recepción y legado[editar]


    Palacio de Villores, S. Mateu

    En la historiografía, la figura del marqués de Villores no genera grandes controversias. No se ha publicado ninguna monografía hasta la fecha –ni un trabajo importante ni algún artículo menos destacado–88 y es mencionado escuetamente incluso en obras dedicadas a la historia del tradicionalismo. Aunque la mayoría de los estudiosos reconocen que la década de 1920 supuso el mayor declive del carlismo desde su nacimiento, no existe un acuerdo sobre si Villores podría haberlo evitado. Algunos lo consideran un buen líder que en lugar de lucha interna por el poder trajo estabilidad, consolidando el partido.89 Otros (Blinkhorn) califican su liderazgo de "flojo", sugiriendo que carecía de la visión y energía necesarias.90 Todos parecen estar de acuerdo en que ejecutaba la estrategia política diseñada por Don Jaime, en lugar de la suya propia.
    Hay calles a nombre del "Marqués de Villores" en muchos pueblos y ciudades de España (incluyendo su Villena natal), pero ninguna de ellas indica a cuál de los marqueses hace referencia. Hay algunos edificios en la Región Valenciana que pertenecieron la familia Villores;91 el edificio en el que nació y se crió José Selva aloja el Museo Festero, que no guarda relación con la historia de la familia.92 Un círculo carlista de Albacete lleva el nombre de Marqués de Villores.93 El propio marquesado sigue existiendo hoy.94
    Véase también[editar]



    Notas[editar]


    • Volver arriba↑ La casa de los Selva, [en:] Villena cuéntame, disponible aquí
    • Volver arriba↑ Joaquín de Mergelina Selva fue un oficial de la armada española que participó en la Batalla de Trafalgar, véase Antonio de la Vega,Joaquín de Mergelina Selva, un marino desconocido, [en:] Revista de Historia Naval 7 (1989)/27, pp. 19-32, disponible aquí
    • Volver arriba↑ véase servicio geneanet
    • Volver arriba↑ 1954: Doña Virtudes Selva y Mergelina cumple cien años de edad, [en:] Villena cuéntame aquí afirma que Rafael Selva fue alcalde de Villena durante el gobierno de Fernando VII, algo que parece poco probable dado que nació en 1820
    • Volver arriba↑ Véase de la Vega (1988), p. 31
    • Volver arriba↑ geneanet; esquela en La Epoca 22/03/23, disponible aquí, también un blog aquí
    • Volver arriba↑ El Cabecilla 02/08/1890, p. 3, véase aquí
    • Volver arriba↑ Trinidad Mergelina Llorens era hija de Trinidad Mergelina y Cerver y Juana Llorens Bayer; esta última hija de Joaquín Llorens Chiva y hermana de José Llorens Bayer, que era a su vez padre de Joaquín Llorens Fernández
    • Volver arriba↑ Véase Rafael Bernabeu Galbis, Apéndice documental, [en:] Los escudos nobiliarios de Ontinyent, disponible aquí
    • Volver arriba↑ la única fuente sobre su fecha de nacimiento afirma que nació en 1884, véase geneanet; otras fuentes afirman que nació en 1885, véase Francisco Javier Paniagua Fuentes, José Antonio Piqueras Arenas (eds.), Diccionario biográfico de políticos valencianos, 1810-2003, Valencia 2003, ISBN 847822386X, 9788478223862, p. 520, o Federico Martínez Roda, Valencia y las Valencias: su historia contemporánea (1800-1975), Madrid 1998,ISBN 8486792894, p. 190
    • Volver arriba↑ El Colegio de los Padres Jesuitas, [en:]Asociación Antiguos Alumnos Jesuitas – Valencia, disponible aquí
    • Volver arriba↑ véase Buscador de alumnos [en:] Asociación Antiguos Alumnos Jesuitas – Valenciadisponible aquí
    • Volver arriba↑ Fuentes, Piqueras 2003, p. 520 afirma que estudió "Derecho y Filosofía y Letras"; Germán Perales Birlaga, El estudiante liberal.Sociología y vida de la comunidad escolar universitaria de Valencia 1875-1939, Madrid 2009, ISBN 9788498947014, p. 291 afirma que Selva fue "alumno de derecho y filosofía". Probablemente estudió en dos facultades Derecho y Filosofía y Letras
    • Volver arriba↑ Perales 2009, p. 291
    • Volver arriba↑ ABC 10/05/09, disponible aquí
    • Volver arriba↑ Véase, por ejemplo, José Vaquer Roca, La Torre del Palomar, [en:] Antropología Sant Mateu, disponible aquí, o Historia del Pueblo, en la página web de Villores, aquí
    • Volver arriba↑ No hay ninguna descripción clara disponible del marquesado de Villores, algunas de las explicaciones en Internet son confusas, incompletas o contradictorias. Una de ellos se encuentra aquí, la versión más fiable parece ser la de José Miguel Giménez Guarinos,Marquesado de Villores, [en:] Un paseo por Vinalesa, Valencia 2011, ISBN 9788461489435, pp 157-159, disponible paseo por Vinalesa.pdf aquí
    • Volver arriba↑ Véase, por ejemplo, La Época 07/08/1918 disponible aquí o La Nación 09/07/1918 disponible aquí
    • Volver arriba↑ José Salvador de la Figuera Barroso de Frías y Mezquita, cuarto Marqués de Villores, murió en 1912
    • Volver arriba↑ Boletín Oficial. Somatén Nacional de la 3.ª Región, 10/1924, disponible aquí, p. 2
    • Volver arriba↑ El Sol 28/09/1932, disponible aquí
    • Volver arriba↑ Pepe Romero, Extracto de las memorias de Guerra de Miguel Vergara Gimeno, Miguel Peñarrocha Taroncher y Miguel Asensio Martínez, Requetés voluntarios en el Tercio,[en:] La Guerra Civil en Llíria, aquí
    • Volver arriba↑ ABC 10/21/41, aquí, también: Abanderats i abanderades de la nostra historia disponibleaquí
    • Volver arriba↑ 1943: homenaje Chapí XXXIV Aniversario, [en:] Villena cuéntame disponible aquí, véase también Índice Histórico de Diputados aquí
    • Volver arriba↑ Pepe Romero 2007
    • Volver arriba↑ tras la muerte en 1952 de su tía y la segunda esposa de su padre, María Vicenta Salvador y Núñez Robres
    • Volver arriba↑ Joaquín Monserrat Cavaller, Joaquín Bau Nolla y la Restauración de la Monarquía, Madrid 2001, ISBN 8487863949, p. 83
    • Volver arriba↑ Manuel Martorell Pérez, La Continuidad ideológica del carlismo tras la Guerra Civil[tesis doctoral], Valencia 2009, p. 338
    • Volver arriba↑ Celebración del 50 aniversario del círculo, [en:] Portal Avant!, disponible aquí
    • Volver arriba↑ véase José Vicente Castillo García, La política de los camaleones: Los conservadores valencianos durante la Restauración (1875-1923), Valencia 2002, ISBN 8437053730, 9788437053738, Francesc-Andreu Martínez Gallego, Manuel Chust Calero, Eugenio Hernández Gascón (eds.), Valencia, 1900: movimientos sociales y conflictos políticos durante la guerra de Marruecos, 1906-1914, Valencia 2001, ISBN 8480213485, 9788480213486
    • Volver arriba↑ Fuentes, Piqueras 2003, p. 520
    • Volver arriba↑ Heraldo Militar 03/21/10, disponible aquí
    • Volver arriba↑ La Correspondencia Militar 18/07/10, disponible aquí
    • Volver arriba↑ La Correspondencia Militar 11/26/10, véaseaquí
    • Volver arriba↑ Diario Oficial del Ministerio de la Guerra29/12/14, véase aquí
    • Volver arriba↑ La Correspondencia Militar 13/12/27, véaseaquí
    • Volver arriba↑ Oro de Ley 25/3/17 véase aquí, Oro de Ley01/04/17, véase aquí
    • Volver arriba↑ El Siglo Futuro 04/11/13, véase aquí
    • Volver arriba↑ Fuentes, Piqueras 2003, p. 520
    • Volver arriba↑ Francisco Martín Melgar (Conde de Melgar), Joaquín Llorens Fernández, Tomás Domínguez Romera (Conde de Rodezno) y Miguel Junyent Rovira fueron probablemente los legitimistas más célebres y experimentados
    • Volver arriba↑ Fuentes, Piqueras 2003, p. 520. Puesto que García Guijarro se unió a los mellistas el candidato opositor potencial para el liderazgo valenciano era Narciso Batlle y Baró, que ya había sido elegido diputado a Cortes 4 veces. Sin embargo, se pasó al regionalismo independiente
    • Volver arriba↑ Giménez Guarinos 2011, p. 159. Se describe el semanario como "menor", aunque sigue siendo mencionado como parte de la red nacional de prensa carlista por Eduardo González Calleja, La prensa carlista y falangista durante la Segunda República y la Guerra Civil (1931-1937), [en:] El Argonauta español 9 (2012), p. 5; para una muestra de mediados de la década de 1920, véase aquí
    • Volver arriba↑ como estudiante escribió poemas, véase Perales 2009, p. 291
    • Volver arriba↑ bajo el seudónimo de El Ermitaño, véase Giménez Guarinos 2011, p. 159
    • Volver arriba↑ como Francisco Martín Melgar, marqués de Tamarit, Romualdo Cesáreo Sanz Escartín o Joaquín Llorens Fernández
    • Volver arriba↑ como Esteban Bilbao (4 legislaturas), Lluís Argemí i de Martí (2 legislaturas como senador), Pere Llosas i Badia (4 legislaturas), Joaquín Baleztena (3 legislaturas), Tomás Domínguez Arévalo (2 legislaturas), Bartomeu Trías i Comas (2 legislaturas como diputado y 2 como senador) o Miquel Junyent i Rovira (1 legislatura como diputado y 1 legislatura como senador); excepto Junyent (nacido en 1871), todos rondaban entre los 30 y los 40 años de edad
    • Volver arriba↑ ninguno de los estudios consultados ofrece nada que suponga un intento de explicar la lógica de la candidatura de Villores. El más cercano es José Carlos Clemente Muñoz, El carlismo en el novecientos español (1876-1936), Madrid 1999, ISBN 8483741539, 9788483741535, p. 71, que parece sugerir que Villores, totalmente leal a Don Jaime, aseguró unidad y cohesión, centrándose en el trabajo de base en comparación con los designios previos, supuéstamente grandes y pretenciosos
    • Volver arriba↑ Josep Carles Clemente Muñoz, Breve historia de las Guerras carlistas, Madrid 2011,ISBN 8499671713, 9788499671710, p. 310
    • Volver arriba↑ cuando es nombrado, Nocedal contaba 58 años (en 1879), Cerralbo 45 (1890), Barrio 55 (1899), Feliu 66 (1909), Sanz Escartín 74 (1918), Comín 61 (1919), Larramendi 38 (1919 ), Villores 38 (1921), Rodezno 50 (1932), Fal Conde 40 (1934), Valiente 55 (1955) y Carlos Hugo 38 (1968)
    • Volver arriba↑ Jacek Bartyzel, Karlizm, [en:] página webaquí
    • Volver arriba↑ su redactor en jefe, Miguel Fernández Peñaflor, se unió a los mellistas y salió del consejo de redacción en 1919; véase Agustín Fernández Escudero, El marqués de Cerralbo (1845-1922): biografía política [tesis doctoral], Madrid 2012, p. 471
    • Volver arriba↑ Agustín Fernández Escudero, El XVII marqués de Cerralbo (1845-1922).Primera parte de la Historia de un noble carlista, desde 1869 Hasta 1900, [en:] Ab Initio: Revista digital para estudiantes de Historia, 2/2011, ISSN 2172671X, p. 139
    • Volver arriba↑ compárese una carta del ex-director de El Correo Español, Gustavo Sánchez Márquez, publicada en ABC en 04/12/23, véase aquí; sobre Sánchez y su postura cada vez más hostil hacia Jaime III, consúltese Fernández Escudero 2012, pp. 465 en adelante y 500 en adelante; véase también la esquela de Sánchez en ABC 01/02/63 aquí
    • Volver arriba↑ los principales diarios carlistas de mayor prestigio eran el pamplonés El Pensamiento Navarro y el barcelonés El Correo Catalán, limitados ambos a Vascongadas y Cataluña. El carlismo recuperó su diario de circulación nacional en 1932, cuando los integristasreunificados incorporaron su órgano: El Siglo Futuro
    • Volver arriba↑ Clemente 1999, p. 71
    • Volver arriba↑ Clemente 1999, p. 179. El autor, un historiador autoproclamado carlista de clara inclinación izquierdista, afirma poder demostrar que bajo el liderazgo de Villores el carlismo regresó a sus raíces populares y abandonó la política reaccionaria que hacían quienes (aristócratas, extremistas religiosos, conservadores) supuestamente se habían infiltrado en el movimiento. Véase, por ejemplo, su Historia del Carlismo Contemporáneo 1935-1972, Barcelona 1977, ISBN 8425307597, 8425307600, pp. 7-24; también su Seis estudios sobre el carlismo, Madrid 1999, ISBN 8483741520, 9788483741528, pp. 9-17, Los días fugaces.El Carlismo. De las guerras civiles a la transición democrática, Cuenca 2013, ISBN 9788495414243, pp. 26-28
    • Volver arriba↑ el último boicot se había producido en 1899, cuando los carlistas se plantearon un nuevo levantamiento
    • Volver arriba↑ ABC 03/13/23; el reclamante sólo permitió candidaturas individuales, señalando que en "futuras Cortes habrá Jaimistas diputados, pero no una minoria jaimista", véase aquí. Finalmente, hubo 4 diputados electos jaimistas
    • Volver arriba↑ Martin Blinkhorn,Carlism and Crisis in Spain 1931-1939, Cambridge 2008, ISBN 9780521207294, 9780521086349, pp. 39-40
    • Volver arriba↑ ABC 04/10/23; Don Jaime escribió a Villores que un "movimiento que, en definitiva, no significa otra cosa en sus propósitos iniciales que un acercamiento a nuestras doctrinas" es de "espirtu netamente tradicionalista", véaseaquí
    • Volver arriba↑ Julio Prada Rodríguez, El Fénix que siempre renace. El carlismo ourensano (1894-1936), [en:] Espacio, Tiempo y Forma, Serie V, Historia Contemporánea 17 (2005), p. 125
    • Volver arriba↑ como líder de la milicia en la comarca que residía, Boletín Oficial.Somatén Nacional de la 3.ª Región, 10/1924, véase aquí, p. 2
    • Volver arriba↑ aunque en los últimos años de la Restauración Villores trató de revitalizar el Requeté, durante la dictadura muchos de sus militantes se pasarón al Somatén, véase Julio Aróstegui, Combatientes requetés en la Guerra Civil Española (1936-1939), Madrid 2013, ISBN 9788499709758, pp. 68-69
    • Volver arriba↑ Jordi Canal i Morell, Banderas blancas, boinas rojas: una historia política del carlismo, 1876-1939, Barcelona 2006, ISBN 8496467341, 9788496467347, p. 41
    • Volver arriba↑ este fue el caso, por ejemplo, de Esteban Bilbao
    • Volver arriba↑ el caso, por ejemplo, de Joaquín Bau y otros "jefes naturales", Josep Carles Clemente Muñoz, Raros, heterodoxos, disidentes y viñetas del Carlismo, Madrid 1995, ISBN 842450707X, 9788424507077, p. 191
    • Volver arriba↑ así en Seo de Urgel en 1928, Clemente 1995, p. 191, sobre otros planes de acciones terroristas contra la dictadura, véase también Clemente 1999, pp. 73-74
    • Volver arriba↑ Alberto García Umbon, Las proyectadas elecciones del general Berenguer en en Navarra (1930), [en:] Cuadernos de Sección Historia y Geografía, 10 (1988), pp 213-219
    • Volver arriba↑ Segura subrayó una "obligación de participar en la res publicae, los católicos podían militar en los partidos existentes o fundar otros confesionales, siempre que no fuesen antidinásticos", a lo que Villores respondió en carta privada que "debe haber sido una mala interpretación del corrector de pruebas, no el pensamiento de Va Emma Rdvma, de quien me costa, sois un antiliberal convencido, y por consecuencia, incapaz de sostener esa tesis". Citado por Santiago Martínez Sánchez, El Cardenal Pedro Segura y Sáenz (1880-1957)[tesis doctoral], Pamplona 2002, pp. 149-151
    • Volver arriba↑ Blinkhorn 2008, p. 41
    • Volver arriba↑ Antonio Manuel Moral Roncal, 1868 en la memoria carlista de 1931: dos revoluciones anticlericales y un paralelo, [en:] Hispania Sacra, 59/119 (2007), p. 342
    • Volver arriba↑ en algunos distritos electorales, los carlistas formaron coaliciones diferentes, en otros optaron por una campaña independiente; parece que quienes tomaron la decisión fueron los dirigentes carlistas regionales, consúltese Blinkhorn 2008, pp. 51-57
    • Volver arriba↑ Beunza (Navarra), Oreja (Vizcaya), Oriol (Álava), Rodezno (Navarra) y Urquijo (Guipúzcoa), Blinkhorn 2008, p. 56
    • Volver arriba↑ cuando los carlistas participaban como fuerza organizada, compárese aquí
    • Volver arriba↑ otros líderes políticos carlistas habían concurrido a las elecciones (Barrio en 1901, 1903, 1905 y 1907, Feliú en 1910, Larramendi en 1920, Domínguez Arévalo en 1933) y algunos de ellos incluso habían perdido (Barrio en 1903, Larramendi en 1920), pero el único resultado desastroso en comparación fue el cosechado por Carlos Hugo con su autoproclamado Partido Carlista de izquierdas en las elecciones de 1979, véase Jeremy MacClancy, The Decline of Carlism, Reno 2000, ISBN 0874173442, pp. 194-198
    • Volver arriba↑ los favoritos como Lerroux o Azañaobtuvieron 40 veces más votos que Villores, que llegó a ser superado incluso por su ex-correligionario valenciano García Guijarro, consúltese ABC 30/06/31, disponible aquí. Esto refleja la posición marginal de Villores en la derecha valenciana; ni siquiera lo menciona Rafaell Valls en Las aportaciones del carlismo valenciano a la creación de una nueva derecha movilizadora en los anos treinta, [en:]. Ayer 38 (2000), ISBN 8495379147, pp 137-154
    • Volver arriba↑ por ejemplo, en Pamplona, ​​en junio de 1931, véase Moral Roncal 2007, p. 355
    • Volver arriba↑ Villores estableció buenas relaciones con el nuevo rey legítimo carlista. Al ser confirmado como el jefe político, incluso escribió un prólogo en memoria de don Alfonso Carlos, véase aquí
    • Volver arriba↑ Por ejemplo, con el líder integrista Juan Olazábal; véase entrevista con Manuel Fal Conde de José Carlos Clemente Muñoz enTiempo de Historia 39/4 (1978), pp. 13-23, se hace referencia aquí
    • Volver arriba↑ En octubre de 1931 renombrada Comunión Católica Monárquica, Jacek Bartyzel, Karlizm,[en:] metapedia, véase aquí
    • Volver arriba↑ Blinkhorn 2008, p. 73. Algunos autores afirman que en junio de 1932 don Alfonso Carlos puso a Villores a la cabeza de la recién creada Junta Suprema del Carlismo, véase José Carlos Clemente Muñoz, El carlismo en su prensa, 1931-1972, Madrid 1999, ISBN 8424508157, 9788424508159, p. 67; en ese momento, Villores ya había fallecido
    • Volver arriba↑ Eduardo González Calleja, El ex-Rey, en: Javier Moreno Luzón (ed.), Alfonso XIII: un político en el trono , Barcelona 2003, ISBN 8495379597, 9788495379597, p. 415-416
    • Volver arriba↑ Fermín Pérez-Nievas Borderas, Contra viento y marea, Pamplona 1999, ISBN 8460589323, pp. 96-99
    • Volver arriba↑ González Calleja 2003, p. 415-416
    • Volver arriba↑ algunos estudiosos afirman que fueron los líderes carlistas quienes se opusieron a este acuerdo (véase González Calleja 2003, p. 417), otros apuntan a la oposición de las bases, véase Clemente 1999, p. 79
    • Volver arriba↑ las noticias sobre su enfermedad aparecían con frecuencia en la prensa a lo largo de los primeros meses de 1932, pero ninguna de las fuentes consultadas explica la naturaleza exacta de sus problemas de salud
    • Volver arriba↑ El Siglo Futuro 24/05/32, véase aquí
    • Volver arriba↑ véase María Cruz Rubio Liniers, María Talavera Díaz, Bibliografías de Historia de España, vol. XIII: El carlismo, Madrid 2012,ISBN 8400090136, 9788400090135
    • Volver arriba↑ Clemente 1999, p. 71
    • Volver arriba↑ también llama a Villores, que en ese momento contaba con algo más de 40 años, "delegado de edad avanzada", véase Blinkhorn 2008, pp. 40, 57
    • Volver arriba↑ Por ejemplo, Palacio del Marqués de Villores en Sant Mateu, véase aquí, o Torre El Palomar, cerca de la misma ciudad, véase aquí
    • Volver arriba↑ turismovillena
    • Volver arriba↑ su perfil de Facebook aquí
    • Volver arriba↑ para el actual poseedor del título véase La hija mayor de la fallecida marquesa de Villores reclama el título por edad, [en:] levante-emvdisponible aquí


    Obras relacionadas[editar]


    • Martin Blinkhorn, Carlism and Crisis in Spain 1931-1939, Cambridge 2008, ISBN 9780521207294, 9780521086349
    • Jordi Canal i Morell, Banderas blancas, boinas rojas: una historia política del carlismo, 1876-1939, Barcelona 2006, ISBN 8496467341, 9788496467347
    • José Carlos Clemente Muñoz, El carlismo en el novecientos español (1876-1936), Madrid 1999, ISBN 8483741539, 9788483741535
    • Federico Martínez Roda, Valencia y las Valencias: su historia contemporánea (1800-1975), Madrid 1998, ISBN 8486792894
    • Francisco Javier Paniagua Fuentes, José Antonio Piqueras Arenas (eds.), Diccionario biográfico de Políticos valencianos, 1810-2003, Valencia 2003, ISBN 847822386X, 9788478223862

    Enlaces externos[editar]




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    Última edición por Rodrigo; 28/05/2015 a las 16:49
    Donoso, Ennego Ximenis y DOBLE AGUILA dieron el Víctor.
    Militia est vita hominis super terram et sicut dies mercenarii dies ejus. (Job VII,1)

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    Re: El Marqués de Villores, secretario político de Don Jaime

    Hay un error en el artículo que colgué que ya se ha subsanado en Wikipedia (quizá podría corregirse aquí también). Resulta que el Marqués de Villores, José Selva Mergelina, no estuvo en la Guerra del Rif, sino su hermano Juan.
    Militia est vita hominis super terram et sicut dies mercenarii dies ejus. (Job VII,1)

  3. #3
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    Re: El Marqués de Villores, secretario político de Don Jaime

    Libros antiguos y de colección en IberLibro
    Entrevista al Marqués de Villores, Jefe Delegado de la Comunión Tradicionalista, en el periódico El Siglo Futuro (1931)



    UNA INTERVIÚ IMPORTANTE

    Interesantes declaraciones del señor marqués de Villores, delegado del señor duque de San Jaime

    Programa de actuación tradicionalista


    Llamamos la atención de nuestros lectores acerca de las siguientes declaraciones que, a ruegos nuestros, ha obtenido del Excmo. Sr. Marqués de Villores, secretario delegado del duque de San Jaime en España, nuestro querido amigo de Valencia D. Salvador Peydró Aznar.

    En ellas trata el señor marqués de Villores importantísimos problemas de actualidad y habla de las únicas soluciones que pueden tener, ajustándose a las realidades gubernamentales y a los eternos principios de justicia.

    Por eso constituyen un verdadero programa de actuación tradicionalista al que da más relieve la alta significación del respetable y queridísimo señor marqués de Villores, jefe delegado de la Comunión Carlista.

    José Selva Mergelina (1884-1932),
    marqués de Villores
    El pensamiento tradicionalista

    En nuestra ya histórica actuación hemos opuesto a las falsas esencias democráticas las esencias españolistas y, en todo momento, el pensamiento tiende a infundir en las realidades políticas y sociales la tradición española que por ser tradición, no es estancamiento ni reacción, sino progreso constante y enlace natural de los eslabones en la cadena de la historia, sin desvirtuar su espíritu ni sus características raciales a través de los siglos.
    Y esas esencias de que usted habla y que seguramente no llegan a ser bien entendidas por la democracia española, ¿tienen virtualidad bastante para resolver los problemas que presenta la realidad?

    A nuestro juicio, absoluta; y tanta fe y garantía nos merecen que dispuestos estamos ahora como siempre a rendirles el tributo, si es necesario, de nuestras vidas y haciendas, y con esto damos la mayor prueba de la sinceridad de nuestras intenciones.
    ¿Qué visión tienen ustedes de estas realidades?


    El problema más urgente, el que no admite dilación, el que constituye ya un caso patológico de gangrena social, es la ausencia de respeto al principio de autoridad. Y si no ataca en su raíz, la disolución del organismo social es desgraciada y fatalmente segura. La anarquía será la última etapa de los principios a que responde.

    Esta situación actual no es más que una etapa intermedia, una consecuencia obligada de los principios, gobiernos y procedimientos liberales, practicados durante cien años, causa a su vez de la destrucción de las bases fundamentales de la sociedad.

    El régimen actual

    ¿Y no cree usted que el régimen actual pueda imponer ese respeto al principio de autoridad?

    Desgraciadamente, no; sería necesario que ese régimen se negara a si mismo. Que rectificara sus doctrinas y sus procedimientos, y si esto hiciera perdería, con justa razón, la confianza de los que se han educado espiritualmente en sus principios.

    ¿Y si a pesar de esas consideraciones, que parecen lógicas, el sentido gubernamental se impusiera?

    No lo creo. Los hombres de la Monarquía liberal y parlamentaria, primero, y los actuales siempre, son los que han criado la conciencia de rebeldía en las masas y las tendencias de violencia; y esos hombres, que constantemente predicaron ideas disolventes y sembraron odios, esos hombres que niegan el principio de la autoridad divina, representada por la Iglesia, no tienen autoridad moral para imponer respeto al orden social que ellos han venido socavando.

    Pues a pesar de todo insisto en que son patentes los esfuerzos de algunos ministro y de otros hombres muy significados en el nuevo régimen para acentuar e imponer carácter conservador a este régimen.

    Declararse gubernamental de su propio gobierno, como Azaña en su discurso en la Plaza de Toros; decir como Lerroux que ayer eran revolucionarios, pero que hoy son gubernamentales; que la República será conservadora o no será, como dijo Alcalá Zamora; y correr de Gobernación a las Calatravas para oír misa; serán frases y hechos que podrán convencer a los que ya tengan intereses creados, pero a los de abajo, a los que no llega la participación de beneficios, a los que no alcanza la jauja prometida, a esos no se les convence.

    Retrato contemporáneo del Marqués de Villores

    Cómo resolvería el tradicionalismo este problema

    Entonces y en la eventualidad de tener ustedes que resolver este problema, ¿cómo lo enfocarían?

    Conocidas las causas, la lógica impone seguir reglas contrarias. Los liberales han infundido en las masas concepciones de derechos, aunque después, cínicamente, los hayan burlado. Nunca enseñaron obligaciones ni la correlación entre aquéllos y éstas.

    Nosotros, pues, seguiremos dirección contraria. No consentiremos hablar de derechos a quien no se acomode antes al cumplimiento de sus deberes.

    Primero orden, para que dentro del orden se pueda imponer la justicia. Respeto a la autoridad, para que pueda ésta actuar con plenas garantías de libertad y eficacia.

    De estas manifestaciones parece deducirse que ustedes implantarían una dictadura.

    No discutimos palabras; sólo nos importan los hechos. En los primeros momentos de todo nuevo régimen siempre la fuerza ha de establecer y consolidar el derecho. La República, hasta estos momentos, vive en régimen dictatorial. La ley de Defensa de la República es la mejor prueba de esta verdad.

    Los poderes y límites del actual Gobierno, según oficialmente ha declarado, son los que él mismo se impuso (ni siquiera reconoce la existencia de los derechos individuales). ¿Por qué, pues, se han de considerar estas manifestaciones mías como tendencias dictatoriales y no se ha de juzgar con igual criterio la actuación republicana? ¿Por qué se nos había de negar a nosotros un crédito de confianza necesaria para pasar a un régimen jurídico definitivo?

    ¿Y cómo pasaría de ese régimen inicial de excepción al orden jurídico definitivo?


    En primer término nombraríamos un Consejo técnico de juristas para revisar la legislación fundamental española, antigua y moderna, con encargo de recopilar todos los preceptos contrastados por la experiencia, en el orden político, civil y social, respetando desde luego las libertades forales, usos y costumbres de los antiguos reinos, y el hecho fundamentalmente democrático de la autonomía para regir sus propios destinos todas las colectividades públicas y personas sociales intermedias entre el individuo y el Estado.


    Esta recopilación de leyes regiría provisionalmente hasta la nueva estructura que se habría de planear sobre las realidades presentes y las orientaciones futuras.


    ¿Y cuál sería el régimen definitivo?


    Para comprender lo que sería España en nuestros régimen, hay que hacer abstracción de todo lo que conocimos en el orden político y sustraernos de las influencias del ambiente en que vivimos. Así, pues, nosotros, a semejanza de lo que dijo Navarro Villoslada, hace ya muchos años, en su célebre «El hombre que se necesita», diremos:


    Abogado, a tus pleitos. —Obrero, a tu trabajo. —Industrial, a tu fábrica, etc.: ¡Se acabó la política! ¡Se acabaron los partidos! ¡Se acabó la explotación de la mentira democrática!


    ¿Y cómo sustituirían eso que habrían de destruir?


    Restituyendo la autonomía y libertad, como ya he indicado, a todas las personalidades intermedias entre el individuo y el Estado.


    Los Ayuntamientos formarían libremente sus cartas municipales; formarían mancomunidades comarcales, provinciales y regionales, que regirían sus propios destinos, señalando los límites de sus fines y determinando sus medios.


    En el orden jerárquico de esta organización, las entidades superiores tendrían carácter tutelar y supletorio para los fines que no pudieran realizar las entidades inferiores, el arbitraje entre los conflictos de jurisdicción, la conservación y aplicación de los principios intangibles del derecho de gentes, de los derechos individuales y la defensa social.


    ¿Nada más?


    Paralela a esta organización política y administrativa planearíamos la organización corporativa, integral y obligatoria, como directriz fundamental para una nueva estructura social.


    No hablo de Sindicatos, porque esta palabra tiene hoy un sentido de rebeldía, pero en el fondo la antigua organización gremial representaba las tendencias de los actuales Sindicatos profesionales, sin el espíritu revolucionario que hoy domina en las organizaciones obreras.

    José Selva Mergelina (6) junto con su familia (fotografía propiedad de Numen)


    La organización corporativa


    ¿Qué entiende usted por organización corporativa, integral y obligatoria?


    Aunque todas mis ideas no son dogmas del partido, yo personalmente estimo que la organización corporativa tiene como primera finalidad robustecer la debilidad del individuo con la fuerza de asociación, y todos los ciudadanos deben formar parte de las colectividades que más directamente representen los intereses y peculiares aptitudes. Por consiguiente, deduzco la necesidad de la agremiación profesional obligatoria.


    La riqueza no debe ser una patente que autorice la vagancia, y todos deberían justificar la aplicación de sus actividades personales a un fin útil. Entiendo por integral el conjunto de todas las corporaciones que representen actividades sociales: Producción y distribución de la riqueza; ciencias, cultura, arte, trabajo, intereses morales y religiosos, etc.


    Este conjunto de elementos bien ponderados, constituirían la legítima representación del país y los hombres directivos estarían mejor capacitados que los políticos (única profesión que desaparecería), para estudiar y resolver los problemas de orden social y gubernamental, y representarían más dignamente en Cortes la opinión y la voluntad nacional.


    Las Cortes tradicionales


    ¿Cómo después de negar la existencia de partidos habla ahora de Cortes?


    Nuestras Cortes no tendrían ninguna semejanza con las Cortes parlamentarias; por eso he dicho antes que para comprender nuestro sistema es preciso colocarse fuera del ambiente político en que vivimos.


    Daríamos a los organismos técnicos la competencia para resolver los asuntos de técnica, y a los organismos administrativos, los de este orden. A cada región y a cada municipio sus asuntos. A las autoridades judiciales la administración integral de justicia; y a cada una de las organizaciones corporativas los asuntos de su respectiva incumbencia.


    Para la responsabilidad de gestión pública, estableceríamos jurisdicciones donde todo ciudadano podría pedir residencia contra los funcionarios y autoridades sin limitación alguna, y reparación de las injusticias gubernativas y los abusos de poder.


    Después de esto, los Gobiernos no tendrían que temer la oposición, ni pagar con favores la adhesión de los procuradores en Cortes. El sistema de corrupción electoral; el de mayorías complacientes y minorías revoltosas; el caciquismo en toda la extensa red de sus variedades, no podrían subsistir ni tendrían ninguna razón de ser.


    ¿Entonces cuál sería la misión de las Cortes?


    La de conocer sobre los asuntos de verdadera transcendencia para los destinos de la nación. La de resolver los conflictos entre las jurisdicciones inferiores que no tuvieran señalado otro cauce legal. La de autorizar los impuestos y los gastos generales del Estado, y con el Rey tendrían el Poder legislativo supremo, libre de los intereses y de las pasiones de partidos.


    El jefe del Estado sancionaría las leyes, según las fórmulas tradicionales en cada uno de los antiguos reinos, y especialmente, según las leyes de Aragón, que fueron las más liberales y democráticas del mundo. Juraría guardarlas y hacerlas cumplir.


    Las Cortes podrían residenciar a todos los funcionarios y autoridades de alta categoría por sus actos de gestión y acusar ante el Tribunal de responsabilidades, que sería permanente e inamovible. No podrían derribar ni elevar Gobiernos, pues el Rey, bajo su personal responsabilidad, reina y gobierna; es el Jefe supremo de la nación y el representante del Poder ejecutivo. Sobre estos principios está fundado el sistema presidencialista de Norte América. De allí no vienen noticias de crisis ministeriales ni de cambios de Gobierno.


    ¡¡En nuestras Cortes sí que estarían ausentes los Tenores, los Payasos y los Jabalíes!!

    Payasos y jabalíes en las Cortes liberales
    (imagen tomada de El Blog de El Español)


    El sufragio


    ¿Y la soberanía y el derecho de sufragio?

    Nuestro sistema de expresión de la voluntad nacional es la representación por clases y núcleos geográficos de histórica constitución. La soberanía política pasaría a ser función social y corporativa.


    Es de libre apreciación si el ciudadano, como tal, debe tener un instrumento directo para manifestación de su voluntad, y en este caso el sufragio universal, lealmente practicado, podría cumplir esta finalidad. Pero el ciudadano, además, tiene otros derechos como partícipe en intereses colectivos. Allí donde se manifiesta y actúa una entidad jurídica, para el cumplimiento de una finalidad colectiva, allí existe un sujeto de derecho. Todas las organizaciones corporativas deben tener derecho a participar en la gobernación del Estado, y sus representantes deberán sujetarse al mandato imperativo.




    ¿Qué es el mandato imperativo?


    La obligación de sujetarse los representantes de los pueblos, de las clases y de los intereses sociales, en el ejercicio de su representación, al mandato expreso que en cada caso les otorgue previamente la entidad que representen. Así, los diputados en Cortes y en las organizaciones intermedias consultivas deliberantes o ejecutivas, se ajustarán siempre a sostener y defender la opinión, el juicio y el mandato que expresen los poderes de su representación.


    Este enunciado no excluye el estudio, examen, discusión y mejoramiento de las leyes por los procuradores, pues el mandato se refiere a propuestas concretas sobre asuntos de previo juicio y en todo caso supone la sanción de plebiscito indirecto.


    Los procuradores dependerán directamente de sus respectivas corporaciones y éstas podrían revocar y cambiar sus poderes y sustituir las personas cuando así lo estimaran conveniente, y pagarían los gastos y emolumentos de sus procuradores.


    La Constitución


    Entonces, ¿los tradicionalistas no establecerían una Constitución como ley fundamental?


    No la estableceríamos; la restableceríamos. España tiene su constitución con profundas raíces históricas y se define por sus propias tradiciones.


    La recopilación que formaría el consejo técnico jurídico sería el punto de partida para la fijación de los Códigos fundamentales en el orden social, político y civil. Las Cortes elegidas y estructuradas en la forma ya dicha donde todos los intereses estarían legítimamente representados, serían las que en suprema resolución sancionarían aquellos Códigos. Inglaterra no tiene constitución escrita al estilo moderno y es la nación donde mayor culto se rinde a la tradición y a la libertad individual.


    El liberalismo


    Entonces, ¿dónde están las diferencias fundamentales con lo que ustedes llaman liberalismo?


    En el orden filosófico, el liberalismo tiene su origen en el libre examen. Esta doctrina estblece como principio de verdad el criterio de la razón humana, y el hombre dentro de este principio no tiene más responsabilidad en sus actos que la derivada del pacto y del orden jurídico.


    La Iglesia Católica sostiene el libre albedrío del hombre sujeto a responsabilidad. Es decir, antes y sobre la razón humana la ley Divina, a la que debe someterse. De esta oposición entre los dos sistemas filosóficos nacen las dos directrices contrarias en todas las acciones humanas y, especialmente, en las religiosas, políticas y sociales.


    Por esto los tradicionalistas españoles, al declararnos católicos, apostólicos romanos, nos sometemos incondicionalmente a las doctrinas y disciplina de la Iglesia, y en la actuación pública, en la organización social y en las funciones del Estado, queremos fundir, con todas sus consecuencias, las doctrinas de Cristo, tal y cómo las interpreta, las define y las aplica la Iglesia Católica. Por eso la Unidad Católica con todo lo que ello entraña y significa es nuestra aspiración fundamental.

    Pío XI, Sumo Pontífice de la Iglesia Universal entre 1922 y 1939,
    autor de la Encíclica QUADRAGESIMO ANNO

    El problema social


    ¿Entonces las soluciones de ustedes en el orden social son las mismas que propugna la Iglesia Católica?


    Exactamente. Las Encíclicas RERUM NOVARUM y la última QUADRAGESIMO ANNO constituyen nuestra orientación. En ellas radican virtualmente todas las justas soluciones de los conflictos sociales: La cristianización de la economía es la fórmula sintética del remedio al mal social: Dar la mayor cantidad de bienes materiales posibles, en el orden económico, al mayor número posible de hombres.


    Sería inútil —dice el Papa— todo afán de regeneración social, si no vuelven los hombres franca y sinceramente a la doctrina evangélica.


    La Revolución Francesa, con los economistas del siglo XVIII destruyó la antigua organización social, después los progresos de la ciencia han creado un mundo nuevo de posibilidades económicas ilimitadas y el liberalismo no ha sabido encontrar el índice de la ecuación entre la producción y el reparto para consumo. Una organización de la economía que conduce a la miseria por exceso de producción, es una organización fracasada.


    Hay que organizar, pues, la producción y el reparto en sistema corporativo. La lucha de clases sustituirla por el orden y la defensa de los intereses creados al amparo y en el régimen de corporación.


    ¿Pero qué fórmulas prácticas tienen ustedes como soluciones?


    Además de la estructuración social corporativa, la más eficaz, la más completa, la dio hace tiempo nuestro malogrado caudillo Jaime III: «Elevar a preceptos jurídicos las esencias de la caridad cristiana y de las Obras de Misericordia».


    Esto no significa invasión de las leyes jurídicas en las virtudes individuales; pues aun suponiendo, dice también el Papa, que cada uno de los hombres obtenga todo aquello a que tiene derecho, siempre queda para la caridad un campo dilatadísimo.


    Así, pues, ya que el individuo voluntariamente no cumple las obligaciones de caridad y misericordia que debe al prójimo, es preciso que la sociedad se haga cargo de aquéllas, hasta donde lo permitan las posibilidades sociales y elevándolas a preceptos jurídicos las convierta en leyes del código social de cumplimiento obligatorio, sujetos a la sanción y coacción.


    Es decir, la sociedad adoptará como cargas sociales las obligaciones de justicia que en este orden le incumban.


    Otros puntos de nuestro programa


    ¿Puede usted decirme qué entiende por cargas de justicia social?


    Protección real y efectiva a la infancia en toda la variedad de sus necesidades. Protección especial a la mujer en su actividad maternal y además para que en todo momento encuentre garantizados los medios legítimos y honestos de subsistencia, instrucción, educación y facilidades para el cumplimiento de los deberes propios de su sexo.


    Preparación del individuo, en su niñez y juventud, física, moral y cultural, hasta colocarlo en condiciones de igualdad para la lucha por la existencia, hasta que pueda ser un ciudadano digno y un trabajador capacitado para el ejercicio de su profesión; útil para sí y para la sociedad.


    Subsidios familiares en proporción al número de hijos; subsidios a impedidos, inválidos, viejos y jubilados. Seguros de trabajo y de jornal.


    ¿Pero es posible cumplir este programa?


    Posible y seguro; es la visión del futuro social. El mundo y, por consiguiente, la sociedad tiene hoy posibilidades económicas bastantes para cubrir todas las necesidades humanas. Las grandes crisis actuales son consecuencia de exceso de producción. Hoy a la humanidad le es más fácil producir que consumir. La capacidad compradora es inferior a la productora. ¿Qué razón hay para que las fábricas de zapatos estén paradas mientras millones de seres van descalzos?


    Leo hoy en un periódico: «La gran cosecha de trigo en Texas forma montañas con las existencias de granos, expuestas a corrupción por falta de compradores». ¡Y los pobres mendigando un pedazo de pan... que no encuentran! Por consiguiente, se puede y se debe cumplir aquel programa.


    No estamos acostumbrados a ofrecer sin seguridades de poder cumplir, ni hablamos a los obreros solamente de derechos para halagar sus pasiones y captar su voluntad. Por el contrario, estamos acostumbrados a enseñarles antes sus obligaciones.


    Estamos bien seguros de que la sociedad puede y debe cumplir lo que estimamos cargas de justicia social y debe atender todas las vindicaciones del trabajo como factor de producción y como virtud moral, y en conformidad con este alto valor que el trabajo representa, debe corresponderle una mayor participación en la empresa productora y se ha de establecer una mayor equidad en la distribución
    de las utilidades.


    En este orden, el Tradicionalismo admite todas las reformas que sean necesarias para ajustar a las realidades las nuevas concepciones sociológicas.


    ¿Qué opinión tienen ustedes sobre la función social de la riqueza?


    Esta función social exige que la riqueza se ponga en actividad, pues sólo es fecunda cuando se convierte en instrumentos de trabajo; exigiremos, pues, su transformación y circulación para que se aplique constantemente a la reproducción y llegaríamos, si necesario fuere, a poner remedio al mal de la riqueza improductiva.


    Llegaríamos, si necesario fuese, a una prudente limitación de las rentas, si éstas fuesen abusivas, y a la mejora de la retribución del trabajo, compensado hoy solamente por el salario.


    ***


    Hasta aquí las interesantes; e importantísimas declaraciones del excelentísimo señor Marqués de Villores que sin duda habrán leído con gusto nuestros lectores.


    El Siglo Futuro, 1 de diciembre de 1931
    Militia est vita hominis super terram et sicut dies mercenarii dies ejus. (Job VII,1)

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