Respuesta: Guerras carlistas

Iniciado por
JLP
Bueno, en realidad, el asunto "jurídico" ya estaba bien deslindado a favor del bando liberal (asunto de la Pragmática Sanción y tal...) pero a lo que vamos es a resaltar la perfecta clarividencia de Artola señalándo las verdaderas causas de la guerra, que no eran otras que el intento de mantener el statu quo socioeconómico vigente, a trancas y barrancas, hasta entonces; Carlos Mª Isidro de los Dolores no fue más que una excusa; si se hubiera declarado liberal/partidario de su sobrina, habrían buscado otro Pretendiente, no les quepa duda.
Por otra parte, ¿era posible seguir manteniendo en pie el viejo andamiaje social y económico del Ancien Regime mucho más tiempo? ¿Era posible mantener vivo aquel anacronismo histórico, social y económico? ¿Sería posible, entonces, convivir en la actualidad con los mayorazgos, los diezmos eclesiásticos, el Santo Oficio, los derechos señoriales, etc....? o, por el contrario, ¿tuvo su tiempo y murió?
Saludos
Por favor, deje usted de tergiversar la realidad. Empecemos por el hecho de que el sr. Artola no hace descubrimiento alguno; continuemos por hecho de que la cuestión jurídica fue un acontecimiento dentro del periodo absolutista del Fernando VII, sigamos con el hecho riguroso de que el siguiente en la línea de sucesión era Carlos Mª Isidro, ¿o es que usted le deniega sus derechos?
"La sucesión en el Trono seguirá el orden regular de primogenitura y representación, siendo preferida siempre la línea anterior a la posterior; en la misma línea, el grado más próximo al más remoto; en el mismo grado, el varón a la mujer, y en el mismo sexo, la persona de más edad a la de menos."
Y, sí, menos mal que sólo hablamos del art. 57 pár. 1 de la vigente Constitución de 1978 , porque en cuanto alguien transcriba el texto de la Ley de 10 de Mayor de 1713, NUNCA DEROGADA, pero SI SUPLANTADA, no sé lo que va a pasar.
Mire, usted puede querer mantener la postura intransigente que le apetezca, pero usted no puede falsear los hechos y negar la evidencia, hay una fea denominación para quien así se obceca. Por otro lado, malo cuando alguien se empecina en tener por referente a un único investigador. Eso suena a dogmatismo cerril, demuestra escasa formación, desde luego empíricamente cero pues es actitud totalmente contraria a la más elemental epistemología, y no tiene en cuenta que la "popularidad" no da el saber. Que el sr. Artola sea académico, que sea profesor emérito, que le hayan otorgado un premio, sinceramente a mi me importa un rábano y todo porque hay otros muchos "artolas" de signos diferentes a los que no se les da ninguna prebenda por motivos ideológicos, ¿o es que se cree usted que a Artola le hubiesen concedido ese Premio Príncipe de Asturias si hubiese sido carlista?. Por otro lado, ¿quien quiere enemigos teniendo partidarios semejantes? porque menudo favor le está usted haciendo a este señor.
Además, los títulos académicos que pueda tener este señor, los tengo yo también, y la actividad docente por él desarrollada, la desarrollo yo también desde hace 23 años. ¡Y hasta ahí podríamos llegar!
P.S. En cuanto a la Tradición no se murió, ¡fue asesinada! por los actos de barbarie genocida de Francia.
"He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.
<<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>
Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.
Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."
En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47
Nada sin Dios
Marcadores