La ‘partícula de Dios’, cuánta tontería


Nadie está muy seguro de qué es el bosón, pero ‘Público.es’ ya anuncia que “Dios es una partícula”.



El CERN, el centro europeo donde se investigan los secretos más oscuros de la materia, dice que a lo mejor ha dado con una partícula que podría responder a lo que se espera del bosón de Higgs, cuya existencia fue postulada hace ya muchas décadas. La partícula en cuestión fue bautizada como ‘partícula de Dios’ (‘God’s particle’) por un editor al que le parecía inconveniente el nombre con el que era conocida en círculos científicos, ‘la puñetera partícula’ (‘Goddamn particle’).

Pero para ‘Público.es’ la coincidencia es demasiado jugosa para dejarla pasar y titula en su página de inicio: “Dios es una partícula”. ¿Se puede ser más paleto? Bueno, al menos se puede mantener el nivel: “La partícula de Higgs da sentido a nuestra existencia”, siguen titulando. Es cierto que el entrecomillado corresponde a las declaraciones de Teresa Rodrigo, una investigadora que ha participado en el supuesto hallazgo.
Digo “supuesto” porque los investigadores no lo dan por seguro. Antonio Pich asegura incluso en ‘El País’ que “Si no fuera el bosón de Higgs sería aún más interesante”. Tampoco, y pese a que todo el mundo exulta, ha sabido periódico alguno explicarme qué cambia en nuestro conocimiento del universo este hallazgo.
Algo me aclara, sin embargo, la información de ‘Público.es’ ya citada en un sumario: “Si se deja de invertir en investigación “se perderá el presente y el futuro de la ciencia”. Ah, vale, ya lo entiendo.
Y siendo Dios una partícula, quienes siguen pensando que es el creador del Universo y el destino final del hombre no pueden ocuparse de nada bueno. De hecho, descubierto el ladrón del Códice Calixtino, es gracioso ver a las publicaciones ‘de progreso’ insistir por todos lados en que el chorizo era muy religioso, él.

En ‘Público.es’: “El electricista Manuel Fernández Castiñeiras es en realidad un hombre de sólidas convicciones religiosas. De carácter reservado, vecinos que le conocen han indicado que es “un hombre metódico” que lleva una vida rutinaria, “marcada por las costumbres”. De hecho, aun después de la desaparición de esta joya histórica, artística y religiosa, hace un año, este ex empleado del templo, vecino de Milladoiro, mantenía entre sus rutinas la asistencia al culto a primera hora de la mañana, aunque ya no recibía la comunión”.
Siendo “de sólidas convicciones religiosas” probablemente sabría que no podía recibir la absolución hasta no devolver lo robado, lo que me lleva a pensar que quizá sus convicciones no fueran tan sólidas como pretende ‘Público.es’ o que eran, al menos, singularmente confusas. La incoherencia es esperable, pero esto ya recuerda a un multimillonario trotskista que clamara contra una ley laboral a la que se acoge inmediatamente.

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