Sabemos, por referencias de otros siglos, que en los españoles el criterio de nacionalidad no era únicamente el suelo sino también la sangre.

El caso más claro que conozco es el de montañeses y vizcaínos (más o menos, lo que hoy se viene a identificar como "cántabros" y "vizcaínos") que incluían en sus gremios, asociaciones o como se llame, no sólo a "naturales" sino también a sus descendientes.

Otra denominación que se observa es la de españoles americanos, que vendría a a ser lo que hoy se llama criollos.

Quede claro que sé guardar la distancia entre denominaciones e implicaciones administrativas, cuestión delicada, sin duda.

Yo no tendría inconveniente en reconocer como españoles a los descendientes de cuatro abuelos, ocho bisabuelos, etc, españoles, por más que haya pasado más de un siglo en que los primeros abandonaran la península.