El tema, además de controvertido, está muy trillado. El evolucionismo, (derivado directamente de las hipótesis de Darwin) es intrínsecamente biológico y por tanto material, o si lo prefieres lo es "por naturaleza", es decir Darwin no se planteó en sus observaciones las posibles intervenciones de Dios, y es que él mismo, aunque hijo de un pastor protestante, se declaraba agnóstico. Además, consideraba que la religión debía quedar al margen de la ciencia biológica por ocuparse de otros temas.
De un modo demasiado general desde mi punto de vista, pero que entiendo como clarificador del asunto, reproduzco los términos de un autor evolucionista:
"Al clasificar la relación entre ciencia y religión, quiero sugerir una taxonomía de tres capas:
El modelo mundos idénticos: la ciencia y la religión se ocupan de los mismos temas y no sólo hay superposición y conciliación, sino que al gún día la ciencia puede subsumir por completo la religión. La cosmología de Frank Tipler (1994), basada en el principio antrópico y en la resurrección de todos los humanos en un futuro lejano dentro de una realidad virtual creada por un superordenador, es un ejemplo. Muchos psicólogos evolutivos y humanistas prevén un futuro en el que la ciencia no sólo pueda explicar el propósito de la religión, sino que la sustituya con una ética y moralidad seculares.
El modelo mundos separados. ciencia y religión se ocupan de temas distintos, no chocan ni se solapan, y las dos deben coexistir en paz. Charles Darwin, Stephen Jay Gould y muchos otros científicos apoyan este modelo.
El modelo mundos en conflicto: una tiene razón y la otra se equivoca, y no puede haber conciliación entre los dos puntos de vista. Es el modelo que predominantemente sostienen ateos y creacionistas, que con frecuencia están enfrentados.
Esta taxonomía nos permite advertir que el consejo de Darwin es tan aplicable hoy como hace un siglo. Por tanto, dejemos claro que refutar los argumentos del creacionismo no es atacar la religión, y dejemos claro también que el creacionismo es un ataque a la ciencia --a toda la ciencia y no sólo a la biología evolutiva--, de modo que la contrargumentación que ofrezco en este capítulo es una respuesta a la anticiencia del creacionismo, pero en modo alguno pretende apoyar antirreligión alguna.
(Porqué creemos en cosas raras. Pseudociencia, superstición y otras confusiones de nuestro tiempo Michael Shermer. Prólogo de Stphen Hay Gould. Edit., ALBA, Barcelona, 1ª edición en castellano noviembre de 2008,
pp. 211-212. I.S.B.N. 978-84-8428-422-2)
El libro, aparecido en inglés hace unos diez años, tiene muchas lagunas y se le pueden oponer muy serias y contundentes argumentaciones. Ya lo avisa el autor y aún el propio Gould reconoce que en un debate público posiblemente no vencería a un creacionista ( pienso que se refiere a "no convencer" a dicho rival ni agotar sus argumentos, pero esto es mi parecer).
Además de esas lagunas que comento, se encuentran una serie de conceptos que han dado pie a una gran confusión generalizada.
Primero, esta polémica se circunscribe en un noventa por ciento a los EEUU. Y en los demás países el asunto no pasa de ser tema de unas minorías a nivel universitario, pero los ecos del conflicto ya están llegando al inculto gran público.
Segundo, la polémica está entablada entre los creacionistas evangélicos o "literalistas" del Génesis y el sector más radical del "evolucionismo-darwinismo-neoevolucionismo-neodarwinismo", dirigido por Richard Dawkins, Peter Atkins, Sam Harris, los otros citados en el hilo anterior así otros más, como en España el astrofísico Javier Armentia o el diplomático ya jubilado Gonzalo Puente-Ojea. Todos los cuales, además de ateos, son profundamente agresivos con la religión y algunos con la católica en particular.
Tercero, enfrente tienen una serie de científicos reputados y de gran prestigio en sus campos, que son creyentes, o que no siguiendo una religión concreta si contemplan la existencia de un demiurgo. Tales son, entre otros, Michael Behe (bioquímico), Robert Jastrow (astrofísico), Michael Heller (matemático-filósofo y sacerdote católico), George Ellis (matemático y compañero de Stephen Hawking), William Dembski (matemático y filósofo), Phillip J. Johnson (jurista y ayudante del presidente del Tribunal Supremo de EEUU y del que el autor reproducido cita su obra Juicio a Darwin para ridiculizarlo, cuando comparando ambos textos el rídiculo cae del lado de Michael Shermer), Silvano Borruso, (ingeniero agrónomo, traductor de San Agustín y Santo Tomás de Aquino) y aún podría seguir con una docena más
de los que yo conozco. Hay que decir, que todos tienen en común el ocupar cátedras y plaza de profesores en muy prestigiosas universidades, es decir, son verdaderos sabios. Pues los anteriores no paran de querer ridiculizarlos desacreditándolos a base de una ingente suma de falacias cientificistas, sofismas non sequitur, ataques ad hominen, bien calculados y reproducidos a través de un sinnúmero de medios.
Cuarto, se deberían delimitar posiciones y no caer en generalizaciones: esta gente emplea el término ciencia como si fuera de su propiedad, lo que es falso. Utiliza dicho término para referirse única y exclusivamente a las ciencias naturalistas, excluyendo de la consideración de ramas científicas a aquéllas que no son naturalistas, como las sociales o humanísticas, lo que también es falso de raíz. Por otro lado, se generalizan los términos religión y creacionismo, como si fueran sinónimos sin posibilidad alguna de matización cuando, realmente, hay diversas tendencias dentro del creacionismo, algunas de las cuales admiten un cierto grado de autenticidad en la evolución pero sin excluir la Creación como punto inicial de Todo. Además, a quienes se muestran partidarios de la teoría del diseño inteligente y otras similares de corte católico (las cuales quieren "escurrir el bulto" y tener mejor consideración por parte de los materialistas del evolucionismo), las meten en el mismo saco que a los creacionistas "literalistas", cuando es otra falsedad y basta con leer los textos publicados para ver enseguida las mentiras de "la banda de Dawkins". Una de estos embustes se refiere a la generalización de la postura sostenida por los creacionistas estrictos o literales, para que el creacionismo sea enseñado en las escuelas públicas americanas en la misma asignatura de ciencias que incluye el evolucionismo. Si que hay mucho de cierto en esto, pero la falacia llega cuando los materialistas se oponen a que se enseñe la "teoría del diseño inteligente" en igualdad de condiciones y dicha teoría no habla precisamente de que el mundo tenga diez mil años. Y entonces hay que salpicarla de creacionista en sentido evangelista, porque dicha teoría sí que es sumamente peligrosa para el evolucionismo y de anticientífica no tiene nada, mientras que la negativa persistente de los materialistas neodarwinistas sí que convierten sus posiciones en pseudociencias.
En fin, el tema es sumamente complejo y resulta ciertamente complicado pretender abordarlo en todos los aspectos posibles. No sé si te he respondido a lo que planteas pero, desde luego, si consideraría muy positivo que le concedieras un tiempo a la lectura de los mensajes de este hilo del Padre Baliña, o al más largo todavía La ciencia contra la fe...darwinista.
Un saludo.![]()
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