Excelente refutación a fondo de los disparates históricos, teológicos, artísticos, etc. del mamotreto de Dan Brown.
INTRODUCCIÓN
El Código da Vinci es una novela (literatura de ficción) con grandes dosis de amor, persecuciones, crímenes y continuas sorpresas para el lector.
Pero hay un ingrediente que hace exitar la receta: frecuentes afirmaciones relacoandas con Jesucristo, María Magdalena, Iglesia Católica, Merovingios y una entidad "Priorato de Sión" y siempre bajo una perspectiva que contrasta con las ideas comúnmente aceptadas.
Evidentemente las novelas sirven para abrir interrogantes, y ésta lo hace, pero NO para darles respuesta como se pretende aquí. Repetimos Novela = ficción.
No intentamos analizar el libro de Dan Brown como si fuera un libro histórico, un ensayo, o un texto dogmático. Es un libro de FICCIÓN pero la controversia que ha levantado no se debe por lo que tiene de fantasía sino por las revolucionarias afirmaciones que contiene en materia religiosa, arte e historia.
El autor ha declarado abierta y reiteradamente, que el Código da Vinci no es sólo una novela, es una herramienta para transmitir un determinado PENSAMIENTO en materia de religión y una ACTITUD ante la vida.
Algo evidente al escuchar a los que la hay leído. De hecho muchas personas se han conmocionado por las revelaciones del libro y han visto trastocada su posición religiosa.
A la misma conclusión llegó Amazon tras recibir multitud de opiniones de lectores.
Otros muchos, sin llegar a efectos tan radicales les sembró la duda sobre creencias de su trasfondo cultural y religioso.
Repetimos, no tratamos de hacer una crítica literaria de la novela. En este sentido las objeciones principales son dos:
1ª.- la calidad literaria.
2ª.- las grandes inexactitudes en los hechos que se describen.
Aquí analizaremos rigurosamente otros dos aspectos:
1.- los sensacionales datos que Brown revela y que provocan dudas de ciertos datos religiosos e históricos que servirán para probar que
2.- la tesis de fondo sobre el culto a la diosa y la Iglesia Católica.
LA LITERATURA NO ES NEUTRAL:
Que la obra sea de ficción no sitúa la DOCTRINA que contiene la obra fuera de la crítica.
Si bien las personas bien formadas no dan mayor trascendencia a las afirmaciones de una obra de ficción, hay muchos que retienen, incluso mucho tiempo después de la lectura de la novela, las ACUSACIONES que se lanzan contra la Iglesia Católica y las impactantes suposiciones sobre Jesús y su relación María Magdalena, y sus descendientes hasta hoy.
Si bien las vicisitudes de los personajes de novela son estrictamente neutrales, las AFIRMACIONES DOCTRINALES que emiten tienen enorme alcance y merecen un análisis serio.
Como decía Balmes "dime qué lees y te diré lo que piensas" o como sostenía Pxton Hood: "ten mucho cuidado con las compañías que tienes y los libros que lees, pues unos y otros influirán en tus hábitos y carácter" (habría que añadir radio, cine, TV, etc.).
El lector de la novela lee, reiteradamente, "enmiendas a la totalidad" de sus creencias, hasta que llega a "procesarlas" sin la importancia que suponen, este es el mayor influjo de la novela.
El lector se ve considerando, aún en el caso de que las desdeñe como "ficción que es", argumentos que implican la FALSEDAD de la Iglesia y de la Fe sin darles la importancia que realmente tienen.
La palabra, especialmente la impresa, tienen un enorme poder para transmitir mensajes, verídicos o de ficción.
Las personas podemos elegir a quién imita, pero no podemos evitar el influjo que nos causan las acciones de quienes nos rodean. Es un mecanismo que facilitó la supervivencia y no tiene nada de malo, pero tiene sus peligros.
Por eso es tan importante elegir los modelos a imitar, de lo contrario instintivamente imitaremos los más atractivos (normalmente los más manipulados y promocionados) de cada momento, pues normalmente la atracción del modelo es directamente proporcional a la relevancia social de quien lo encarna.
La peor manera de dejarse determinar por modelos de pensamiento y/o acción ajenos es autoengañarse ingenuamente pensando que somos nosotros mismos los que nos dotamos espontáneamente de dichos criterios sin que nos manipulen ni influyan y sólo tras autodeterminarmos nos juntamos con nuestros afines.
La novela pedagógica del Código da Vinci un personaje inteligente, atractivo, despierto, con el que cualquier lector simpatiza rápidamente (Sophie Neveu) está llamado a representar las reacciones de un lector que abre los ojos a un conocimiento "superior". Se le hará albergar la idea que hasta ahora ha vivido bajo un engaño de una historia fabricada por la Iglesia, y luego será iniciada en una religión feminista, tolerante y armónica.
El lector puede rechazar, ofendido, la insinuación de que la lectura del Código da Vinci pueda influirle lo más mínimo, pero esa ofendida negación es la muestra más palpable de que es vulnerable a la misma.
Lo razonable es conocernos y conocer los mecanismos psicológicos en juego, sin escandalizarnos por lo influenciables que somos. Siendo conscientes podremos ser más críticos y selectivos con nuestras compañías, lecturas, programas TV y radio, etc.
Somos seres que imitan, pero también racionales.
LA DOCTRINA DEL CÓDIGO DA VINCI
¿Son las ideas de los personajes de la novela lo suficientemente graves para tomarse la molestia de analizarlas?
Puede insistirse que es una obra de ficción, pero ello no impedirá que la naturaleza de las cosas siga su curso.
Las ideas no son inocuas, tienen consecuencias
Así si dejamos que transiten por nuestros pensamientos sin examinarlas, una vez instaladas en él nos forzarán hacia ciertas consecuencias.
No podemos creer que Jesucristo es Dios y hombre, y que fundó la Iglesia, y a la vez sentir indiferencia cuando en medio de la trama novelada se da por sentado (y "demostrado") que fue sólo un hombre, que nunca quiso fundar una Iglesia y más aún que dicha Iglesia es una vasta conspiración para ocultar el auténtico mensaje de Jesús. O una cosa o la otra.
Como las ideas, la doctrina, de la novela tienen importantes consecuencias, merecen un detenido estudio.
Dan Brown tiene un sistema de pensamiento totalmente opuesto al cristiano:
- no cree que Dios se haya manifestado en Jesucristo ni que el evangelio sea de origen divino.
- no cree en un Dios personal que pueda comunicarse con sus criaturas.
- cree que la religiosidad original y primitiva del hombre es el "culto a la diosa".
- expone que en un principio todas las culturas adoraron un principio femenino y que sólo después irrumpieron las divinidades masculinas que exaltando la violencia extinguieron a las pacíficas religiones femeninas.
- afirma que las religiones varoniles exaltan la ascesis, la represión, el sacrificio mientras que los cultos femeninos fomentan la armonía entre los sexos, el goce (sexual con trascendencia religiosa) y la tolerancia.
Con estas tesis Dan Brown afirma que Jesús era un simple hombre adorador de la diosa, que se unió carnalmente a María Magdalena (ambos de ascendencia real) con lo que el fruto de la unión (Sara) era portador de la legitimidad de la monarquía israelita.
Además María Magdalena, aparte de esposa, sería la designada por el hombre Jesús para ser la jefa del grupo cuando él faltase.
A la muerte de Jesús, sería Pedro (con sus prejuicios machistas) el que por celos hacia Magdalena conspiró para ocultar el verdadero mensaje de Jesús y propondría una Iglesia
de varones que someten a las mujeres.
ANALIZANDO EL CÓDIGO DA VINCI
Así pues el Código da Vinci es una obra de ficción que encierra una doctrina.
Una doctrina que si fuera cierta haría resquebrajarse los fundamentos de la Iglesia Católica y el autor enumera muchos argumentos para defender su pensamiento al hacer que los personajes protagonistas revelen datos que gradualmente:
a) serían pruebas de la falsedad y perversidad de la historia (criminal) de la Iglesia Católica
b) dejarían claro que el culto a la diosa ha existido desde el origen de los tiempos, y pese a la persecución a la que se ha sometido, permanece oculto pero no invisible a lo largo de la historia.
c) sacaría a la luz la magna conspiración de la Iglesia para encubrir el auténtico culto a la diosa.
La novela es un rosario de afirmaciones lapidarias revestidos de "autenticidad" y que siempre sitúa en un contexto que sirven de "prueba" para la doctrina del culto femenino, de la falsedad de la Iglesia de Roma y la conspiración católica contra los seguidores de la diosa.
Agravado por el hecho de que el autor no se cansa de insistir en que los datos que enumera en la novela sobre religión, historia y ciencia son verídicos.
Y como los datos que exhibe Brown son los "signos de credibilidad de su teoría" es ahí donde radica el interés para examinar detenidamente las palabras de los personajes de la novela.
Ante los que se enrocan en el argumento de que solamente es una novela también será conveniente delimitar dónde empieza la realidad y dónde acaba la ficción.
Y al analizar la doctrina de Brown (el culto a la diosa), la figura de Jesús, de la Magdalena, la Iglesia, el Priorato de Sión, etc. y la teoría de la conspiración para acallar la verdad sobre Jesús y Magdalena nos sorprenderemos con el trasfondo del pensamiento que se esconde tras la novela.
El Código da Vinci es la punta de lanza de todo un MOVIMIENTO ESPIRITUAL contemporáneo de considerables dimensiones.
CRÍTICA A LOS ARGUMENTOS.
A simple vista la novela es una historia de suspense (thriller) con dos protagonistas, un hombre y una mujer, jóvenes, atléticos, cultos, inteligentes y atractivos. Que se ven obligados a realizar una huída y una búsqueda con muchas sorpresas y contratiempos.
El hilo conductor de la historia es el misterio que los ha unido por la muerte violenta del abuelo de Sophie: la doctrina del Priorato de Sión.
Pero bajo una trama vivaz y trepidante, los personajes protagonizan otra, más discreta, soterrada, pero mucho más importante en la que dos de ellos (Langdon y Teabing) mediante sorprendentes revelaciones modifican completamente la forma de pensar de Sophie.
Es decir la obra tiene dos tramas:
- una de suspense y acción
- un relato PEDAGÓGICO, de tesis.
El thriller engancha al lector y capta su atención, mientras que la narración pedagógica aprovecha que el lector baja la guardia de su crítica para introducirlo en un universo espiritual novedoso.
El relato de tesis narra la conversión (de Sophie en 24 horas) que inicia la jornada ignorante de todas las ideas que profesaba su difunto abuelo para identificarse en pocas horas con ellas.
En los dos relatos entrelazados los personajes ocupan diversos papeles. Langdon y Teabing son el mismo personaje (alter ego del autor) desdoblado para alternarse en la instrucción de Sophie, aunque en la otra trama acabará Teabing engañará a Langdon e intentará matarlos.
Desde el enfoque crítico no podemos, ni pretendemos, analizar el relato de ficción, pero sí el de ADOCTRINAMIENTO.
Brown consigue cautivar al lector en una trama trepidante en que la intriga no decae. Tampoco es ilegítimo unir dos géneros en una misma obra pero el autor se excede cuando NO respeta la naturaleza de cada uno.
Mientras reconoce ser un creyente de las doctrinas que profesa y quiere transmitir, mantiene al lector en la ignorancia de cuánto habla en clave de su ficción y cuando lo hace con el propósito de revelar una verdad.
Así siembra la duda en el lector.
Y al margen de la novela el autor ha dejado bien claro que concede VALOR DE PRUEBA a los datos novelados.
Son datos relativos al culto de la diosa, sabe las implicaciones en la naturaleza del número phi (divina proporción), sobre las intenciones de los cristianos (asesino Silas), y datos ocultos en la historia.
SÍMBOLOS PAGANOS OCULTOS EN LA CATEDRAL DE CHARTRES.
Cap. I, pg. 18 "la conferencia de aquella noche -una charla con presentación de diapositivas sobre la simbología pagana oculta en los muros de la Catedral de Chartres- seguramente habría levantado ampollas entre el público más conservador"
Brown insinúa en esta frase algo capital para la trama de su novela. Que en el seno de la Iglesia habrían sobrevivido fuerzas que testimoniaban una religiosidad anterior que para sobrevivir tuvo que oculutarse.
Esta religiosidad pagana se manifestaría en la inclusión (misteriosa, según él) de símbolos paganos en templos católicos.
Pero resulta que en los inicios de la Iglesia los cristianos primitivos no solían tener excesivo aprecio por lo que rememorara o diera a entender una remota valoración de las religiones paganas, lógico, por muchos motivos:
1º.- el recuerdo de las sangrientas persecuciones (y no sólo de Roma, de todos los paganos fuera del Imperio).
2º.- la larga discusión sobre cuál debía ser la relación cristianos-paganos. Aunque hay quienes rechazaron siempre el arte pagano, la mayor parte de pensadores cristianos sostuvieron que las obras de arte paganas (de calidad y no inmorales) son buenas y útiles para los cristianos, que no hay que desprenderse de ellas.
Y pese a la generalización (absurda) de oscurantismo de la Edad Media en esa época (1.000 años del ala) el arte cristiano se liberaliza y sintetiza elementos de tradiciones diferentes (sin por ello introducir ni mezclar la religión revelada).
En esa época la razón humana se vuelve más audaz y a nadie le extrañaba que en templos cristianos se vieran ornamentos como grifos, arpías, faunos y personajes mitológicos de todo pelaje en un plan educativo que nada tiene que temer de estas creaciones humanas, y se usaban para ejemplarizar actitudes morales o dar suntuosidad.
Esta audacia se castra tras la Revolución "francesa".
Lo importante es que Brown sugiere que la presencia de signos paganos en el arte cristiano delata la existencia de una trama subterránea de paganismo en el seno de la Iglesia. Cometiendo el típico error de juzgar hechos pasados con mentalidad actual, fuera totalmente de contexto.
Para que la afirmación tuviera algún valor debía aportar algún indicio "razonable". No basta decir ¡Hay símbolos paganos en las catedrales góticas!, hay que darle verosimilitud y concluye que les pasaron inadvertidas a los jerarcas católicos las jugarretas de una masiva sociedad secreta, pues en todo el Occidente cristiano hay muestras de esa libertad creativa.
La doctrina de la Iglesia de Roma siempre ha sostenido que sin la gracia de Cristo el hombre no puede alcanzar la salvación, pero también mantiene que sí es capaz de hacer obras buenas (SS Pío VI, Auctorem fidei, condenando los errores del sínodo de Pistoya).
Por tanto, la Iglesia católica NUNCA ha despreciado la creación artística, venga de donde venga, salvo que conlleve inmoralidad.
Dante introduce figuras mitológicas en su Divina Comedia.
San Agustín no ocultaba su admiración por el pagano Virgilio, etc. etc.
Brown no comprende la teología cristiana y piensa que la única explicación a la presencia de vestigios paganos en Notre Dame o en la Catedral de Chartres se debe a una conspiración clandestina para mantener viva una secreta doctrina. Algo que casa mal con la realidad.
CRÍMENES SAGRADOS
Cap. II, pg. 25 : "después de cometer cuatro asesinatos, el monje albino Silas piensa: Debo purgar mi alma de los pecados de hoy".
El narrador explica que "las ofensas contra el Señor que había cometido en ese día tenían un propósito sagrado. Hacía siglos que se perpetraban actos de guerra contra los enemigos de Dios. Su perdón estaba asegurado".
El personaje de Silas es el de un hombre con grandes problemas psiquiátricos. Un terrible criminal sin ningún control sobre su propia vida. Pero Brown lo presenta como un extremista católico preparado para cometer cualquier tropelía si con ella alcanza sus objetivos.
Pero Silas es una pieza esencial para poder componer la teoría de la conspiración católica. Si la Iglesia está dispuesta a reprimir a cualquier precio a los que custodian el secreto del "auténtico mensaje de Jesús" es lógico que algún católico se encargue del trabajo sucio. Pero cuando intenta formar un personaje así, el autor, se ve forzado a recrear a un lunático. Comprensible no cabe mayor dislate ni contradicción con la fe católica.
Ningún acto escapa a la ley de Dios, y el cristiano sabe que la comisión deliberada de actos inmorales graves lo enemista con Dios: pecado mortal.
Y NADA justifica la comisión de un pecado grave. EN LA IGLESIA DE ROMA (al contrario que en otras) EL FIN NUNCA JUSTIFICA LOS MEDIOS ni tan siquiera es justificable la senda del mal menor. Cualquier niño que haya estudiado catecismo lo sabe.
Entonces o bien Silas cree erróneamente en su locura que asesinar "enemigos" de Dios es algo justo, en cuyo caso no tendría sentido purgar por actos virtuosos; o realmente piensa, con razón, que un asesinato es una terrible ofensa al Dios que pretende honrar y no puede esperar el perdón por no mostrar el más mínimo arrepentimiento ni propósito de enmienda.
Queda claro que Brown desconoce la naturaleza del perdón sacramental. Un pecado grave sólo se perdona por la confesión sacramental ante sacerdote, o de ser imposible, por un acto perfecto de contricción que excluye cualquier afecto al pecado, incluso leve.
Tampoco hay ninguna práctica de mortificación o ritual que produzca el perdón de Dios, algo que el monje asesino desconoce, es decir, no tiene ni la formación católica de catequesis de un niño de Primera Comunión (si a alguien se parece o se retrata en Silas es a un yihadista islámico en acto de guerra santa, nunca a un católico y menos un monje) pues tales conceptos y prácticas son INEXISTENTES en la praxis católica que puede concebir el concepto de guerra santa pero a la que nada resulta más repugnante que crimen "sagrado". Y la recuperación de la amistad de Dios en el Islam se relaciona con ciertos rituales que debe realizar el fiel, Silas de ser o parecer algo parece musulmán.
En la obra aparecen dos miembros del Opus Dei, el citado Silas y el obispo Aringarosa. Y aquí hay otro equívoco al describirlo como una prelatura "personal" del Papa, da a entender o entiende el autor que es una opción "personal" del Papa, algo así como su ejército personal. Mostrando, una vez más su desconocimiento del mundo católico (pese a sus supuestos años de investigaciones no supera los conocimientos de católicos de 9 años).
Efectivamente el Opus Dei es una prelatura PERSONAL por la vinculación de sus seguidores con la Institución a la que siguen. Es decir, no es territorial.
Browm comete otros muchos errores de bulto. Por ejemplo hace decir, nada menos que a un obispo católico: "somos una Iglesia católica, una congregación de católicos" dejando claro conceptos de "eclesiología" PROTESTANTE. Para estos las agrupaciones o congregaciones son Iglesias. Para los católicos la Iglesia sólo es UNA, y en su seno hay varias formas de asociación.
Para Brown el Opus resulta controvertido a causa de "una peligrosa práctica de mortificación personal". Cierto que hoy a la mayoría de católicos les resulta extrañas las mortificaciones, pero también es cierto que les resulta extraña la doctrina de Cristo.
Pero lo cierto es que la mortificación pertenece a la vida de la Iglesia (Catecismo de la Iglesia Católica, 1992, nº 2015: "el camino de la perfección pasa por la cruz. No hay santidad sin renuncia y sin combate espiritual (2 Tim 4) El progreso espiritual conlleva ascesis y mortificación que conducen a vivir en paz y gozo de las bienaventuranzas".
El Opus aparece como un grupo de católicos para los que la fe y la razón no tienen nada que ver, y para los que en asuntos de religión hay que dejar la razón al margen. Es una posición, filosófica o teológica, del todo incompatible con la fe católica que estima que la RAZÓN humana es una potencia creada por Dios que realmente nos permite conocer la realidad y sin la cual la fe no sería razonable.
LA PIRÁMIDE DE 666 PANELES
Cap. IV, pg. 35: "Langdon se preguntaba si Fache sabría que aquella pirámide había sido construida por deseo expreso de Miterrand con 666 paneles de cristal, ni uno más ni uno menos, curioso empeño que se había convertido en tema de conversación entre los defensores de las teorías conspirativas, que aseguraban que el 666 era el número de Satán"
Según información OFICIAL del propio Museo del Louvre la pirámide está recubierta por 673 paneles de cristal romboidales. (entonces podríamos seguir elucubrando y 673 = 666 +7, es decir nº de Satán + nº de la perfección, etc. etc.).
Tampoco sabemos quienes son los defensores de las teorías conspirativas a las que se refiere el autor, exceptuándolo a él que insiste en una conspiración planetaria confabulada para ocultar la "divinidad femenina", etc. etc.
En realidad es el libro de San Juan (Apocalipsis, 13, 18) el que pone en circulación la cifra 666. San Juan dice que es la cifra del Anticristo.
Es decir, ni siquiera es el número de Satán, ni eran 666 las teselas de la pirámide del Louvre (ni una más ni una menos mentirá otra vez Brown) ....
Podíamos seguir, cansinamente, desmontando una tras otra las falacias de Dan Brown:
- el pentáculo de Venus, las olimpiadas y las propiedades cíclicas del amor sexual.
- el bautizo de Silas y su paso por Andorra.
- falta el cero y no salen las cuentas.
- aparición de la diosa Isis, un gnomon y el marqués de Sade.
- el meridiano cero que NUNCA pasó por París.
- las tramposas abejas con la divina proporción.
- etc. etc.
CÓMO BROWN DOCUMENTA "PERFECTAMENTE" CUALQUIER COSA:
El protagonista hace una afirmación contundente, sin lugar para la duda: "está perfectamente documentado que Leonardo da Vinci era un ferviente devoto de los antiguos cultos a la diosa"
Pero cuando nos preguntamos por esos documentos de prueba de esa especial práctica religiosa de Leonardo no se obtiene ninguna respuesta. La "perfecta documentación" se limita a sugerir la existencia de símbolos "ocultos" en tres obras pictóricas.
Aparte Leonardo no dejó ninguna constancia documental de tales creencias, cierto que no fue un católico piadoso pero no porque fuera un adepto de la "divinidad femenina" de la que no existe el mínimo rastro histórico en sus escritos, biografías, etc. Y ciertamente su principal biógrafo: Girogio Vasari no tenía un especial recato para escribir afirmaciones escandalosas para las autoridades eclesiásticas.
El "culto a la diosa" sólo existe en algunos representantes coetáneos nuestros del New Age como Dan Brown, y de ser algo es un pensamiento centrado en el hombre emparentado con la filosofía budista muy lejos del pensamiento de Leonardo que en sus escritos morales habla de las normas éticas universales y aunque encuentra dificultades de fe, no deja de reconocer la existencia de un dios creador, no de una "diosa".
Leonardo no se recata en los ataques a los eclesiásticos de su época pero no deja ni una sola insinuación sobre la "sexualidad sagrada" o la "diosa" o a María Magadalena ni nada parecido de lo que le atribuye Dan Brown.
Brown FABRICA A MEDIDA las pruebas y desacredita o simplemente ignora las pruebas históricas auténticas que no le convienen.
La acumulación de falsedades desautoriza las enseñanzas de Brown. Además sus incoherencias son constantes.
Una vez más Langdon afirma, sin duda, que Leonardo era homosexual pero ni se molesta en citar un simple indicio de tal cosa.
En realidad Leonardo fue acusado dos veces, ambas anónimas, de mantener relaciones sodomíticas (incluyendo a familia Médicis) pero lo más coherente son venganzas políticas, además los cargos se retiraron en ambas ocasiones por falta de pruebas y ni siquiera fue juzgado.
Leonardo no se casó, como otros muchos artistas del Renacimiento como Miguel Ángel, Brunelleschi o Donatello, entre otros.
Leonardo no nombró ninguna de sus creaciones, tampoco la Monna Lisa, este dato se lleva por delante, una vez más, las fabulosas especulaciones del autor. Leonardo falleció en 1519 sin haber bautizado ninguna de sus obras, seis años después, en un inventario se designa la obra con el nombre genérico con que se la conocía: Retrato de una dama florentina, supuestamente la esposa de un comerciante: Francesco del Giocondo, la señora Lisa (Madonna Lisa, Monna Lisa).
Es improbable que Leonardo pretendiera ocultar algún secreto mensaje del cuadro en un título que no existió.
Además del absurdo que resulta de introducir extraña, pero convenientemente, que Isis fue conocida como L'Isa ¿Cuándo? ¿Dónde? es, una vez más, totalmente falso.
El nombre egipcio de Amón fue Amen o Amem, y en italiano sería Amone, con lo que el pretendido anagrama no resulta posible. Encima Amón no era una advocación egipcia de la fertilidad como afirma Brown, sino del sol y en la mitología egipcia no mantuvo ninguna relación con Isis sino con la diosa Mut, otro desaguisado más de Brown.
Los disparates de Brown siguen sin freno y más acordes de mentes calenturientas, así:
LA IGLESIA QUEMÓ EN LA HOGUERA NADA MENOS QUE 5 MILLONES DE MUJERES.
Cap. 28, pg. 15 "La Inquisicíón publicó el libro Malleus Malleficarum (martillo de las brujas) ..."
Para empezar la Inquisición no publicó tal libro, sino que se editó, a título privado, en 1846. Era un manual que nunca fue tenido por oficial en los tribunales inquisitoriales. Tuvo escasa influencia en los ambientes alemanes, pero en el ambiente eclesiástico español no tuvo la menor credibilidad.
Si bien estamos tan acostumbrados a escuchar, leer, y ver los efectos de la Leyenda Negra y los grandes "desmanes" de la Inquisición que muchos lectores pasan por la cifra sin apenas pestañear.
Tras muchos años, siglos, de propaganda la mentalidad común se niega a aceptar la verdad. Y aunque todo está basado en el presupuesto totalmente irracional de que "todos saben que es así" o "no negarás que la Inquisición mató a millones en la hoguera", etc. Pero esas son las únicas "pruebas" que pueden aportarse de tales supuestos desmanes.
Hablando con DATOS en la mano (la administración española e inquisitorial de la época tenían la costumbre de documentarlo todo, todos los cargos, juicios, penas, etc. están perfectamente documentados). En 2004 se publicaron las actas de un simposio internacional (Roma, 2000).
El volumen titulado L'Inquisizione, recoge las cifras precisas, extraídas de fuentes históricas, no de propaganda, fantasías o calenturas. DOCUMENTOS OFICIALES consultados por INVESTIGADORES E HISTORIADORES PROFESIONALES en los archivos Vaticanos.
El profesor Antonio Barromeo, profesor de historia (Universidad civil de La Sapienza) reveló que hoy se puede escribir la historia de la Inquisición al margen de los tópicos del XIX y confirmó que en la caza de brujas, en TODA LA HISTORIA inquisitorial UNIVERSAL, la española condenó a la pena capital a unas 59 brujas, la portuguesa a 4, la romana a 36.
Sumando TODOS los casos no llegan a 100 en todo el mundo en varios siglos de aplicación inquisitorial.
En esa época hay unas 50.000 condenas a muerte por casos semejantes en TRIBUNALES CIVILES durante el mismo período.
¿Cómo se atreve Brown a afirmar que se quemaron 5 MILLONES?
La idea original de crear el tribunal que determinara la rectitud de la fe de los súbditos cristianos (sin efecto sobre musulmanes, judíos, o nativos americanos) no fue eclesiástica sino civil. Los señores civiles querían tener seguridad de quiénes incurrían en delito civil de herejía por lo que precisaban de autoridades religiosas competentes para dictaminar sobre la ortodoxia de los sospechosos de romper la paz social.
Así solicitaron el auxilio de la Iglesia para inquerir (INVESTIGAR = Inquisición) la ortodoxia de la fe.
Los tribunales creados fueron un ejemplo modélico e innovaron aportando figuras y elementos que se usan en los tribunales de justicia de hoy en día. En todo momento fueron los más prudentes y aportaron la MÁXIMA GARANTÍA para el procesado (poder recusar al juez, contar con defensor, etc.).
Los sospechosos elegían, siempre que podían, ser juzgados por la Inquisición antes que por tribunales civiles y era una de las instituciones más queridas por el pueblo.
LA ILUMINACIÓN ESPIRITUAL TIENEN DOS MITADES Y LA IGLESIA DETESTA EL SEXO SAGRADO.
Entre los detractores de la Iglesia de Roma siempre fue moneda corriente afirmar que la Iglesia hace del sexo algo "sucio" que ha sido (y es) represora de la sexualidad, frente a la cultura pagana que siempre vivió una sexualidad alegre y desenfadada.
La Iglesia siempre ha tratado (y trata) la sexualidad con máximo respeto, porque a diferencia de los paganos considera que el ser humano es una unión de cuerpo y alma, y que ambos sobrevivirán a la muerte.
Muchos paganos se mofan de las costumbres y ejemplares vidas de los cristianos, sumidos en sus vicios y placeres. Pero muchos otros admiran la posibilidad de llevar una vida plena no esclava de las pasiones.
La Iglesia Católica NUNCA ha dicho que el sexo fuera algo malo ni sucio (a diferencia de los herejes gnósticos que admira Brown), precisamente por la importancia que la Iglesia de Roma da al cuerpo humano por la que rodea al sexo de un cuidado y delicadeza especial.
etc. etc.
TRAS EL VELO DE LA DIOSA.
Si los órdagos (con farol) del Código da Vinci han turbado la conciencia del lector, incluso si le han convencido, el rápido examen de los argumentos aportados (parte 2ª) deja claro que NO HAY NINGÚN FUNDAMENTO en ellos aparte de la continua incoherencia, falacia y desconocimiento de la teología y eclesiostología católica, de la historia y el arte por parte del Dan Brown.
El libro no resiste la más mínima criba, contiene demasiadas falsedades como para que la DOCTRINA que Brown pretende inocular con ellas no se desacredite por sí misma.
Aclarado esto analicemos un poco más el "culto a la diosa" y el fantasmagórico "Priorato de Sión" tan recurrentes en la obra. También veremos algunas acusaciones específicas que sus seguidores lanzan contra la Iglesia Católica, fundamentales para ellos, como:
- Jesús era un simple mortal, devoto de dicha diosa.
- la Iglesia es una reacción celosa y machista ante las preferencias femeninas de Jesús.
- que hasta el IV siglo y por iniciativo del Emperador Constantino no se organiza el catolicismo erradicando a los otros cristianismos.
- el papel de Leonardo da Vinci como cripto-feminista y sus mensajes ocultos.
El lector se preguntará siendo falsos los razonamientos, las pruebas y los prolegómenos ¿vale realmente la pena adentrarse en los entresijos de esa doctrina?
Viendo los hechos parece que sí, no solo vale la pena sino que será muy útil conocer algo más del tipo de espiritualidad a la que se refiere Dan Brown y más importante aún las CONSECUENCIAS que tiene.
Vivimos en una época en que hasta las teorías más disparatadas y/o estrafalarias atraen tras de sí numerosos desprevenidos y adquieren una circulación creciente.
En el prefacio del estudio sobre la diosa (Philip G. Davis) confiesa que "una importante lección de este libro es que a las mentiras patentes les resulta muy fácil revestirse con el atuendo de la erudición y disfrazarse de verdad"
Y aunque no tengamos pensado acudir a ningún baile de disfraces es aconsejable conocer los ropajes de la "diosa".
LA DIVINIDAD FEMENINA, EL FEMINISMO Y LA ESPIRITUALIDAD DE BAR.
Cap. 28, pg. 159: "El péndulo había oscilado. La Madre Tierra se había convertido en un mundo de hombres, y los dioses de la destrucción y de la guerra estaban cobrando sus servicios. El ego masculino llevaba dos milenios campando a sus anchas sin ningún contrapeso femenino. El Priorato de Sión creía que era esta erradicación de la divinidad femenina en la vida moderna la que había causado lo que los indios hopi americanos llamaban koynisquatsi (vida desequilibrada), una situación inestable marcada por guerras alimentadas por la testosterona, por una plétora de sociedades misóginas y por una creciente pérdida de respeto por la Madre Tierra".
La religiosidad que defiende el autor (por los personajes del Código da Vinci) es el llamado CULTO A LA DIOSA. No es una religión organizada, sino unos cuantos elementos comunes a muchas nuevas organizaciones religiosas que incluyen dicha espiritualidad femenina entre sus creencias.
Tal es el caso de WICCA, de los grupos autodenominados como "nuevo paganismo" y en su gran mayoría los movimientos New Age (Nueva Era).
Pero la espiritualidad de la diosa va más allá de organizaciones religiosas. Podría bautizarse como la "religión" del momento actual.
Hoy la tendencia dominante rechaza los dogmas religiosos, propugna la tolerancia, defiende la liberación sexual y el feminismo, gusta de la exaltación -más o menos real- de la naturaleza con tintes místicos, es pacifista, y necesita vivir la vida como si ésta fuera eterna, siempre, sin preguntar por su causa ni su destino. También es rabiosamente individualista y no sabe cómo salir de ese confinamiento, ansía la vida comunitaria, sin lograrla.
La espiritualidad de la diosa da forma y respuesta religiosa a esa cultura:
- habla de un mito originario, anterior a todas las religiones formales, una época primigenia sin cultos a los dioses masculinos.
- había una religión pacífica que daba culto a la diosa madre. En esa edad idílica, las sociedades se organizaban en torno a las mujeres, que copaban los cargos de responsabilidad. Que no haya ninguna prueba, ni siquiera EVIDENCIAS arqueológica o INDICIO histórico alguno que nos permita afirmar que tales sociedades existieron alguna vez es lo de menos.
- esa falta de evidencias no se percibe como algo que cuestione las hipótesis porque la religiosidad femenina está empeñada en superar la obsesión racionalista del macho, la dependencia de la lógica y del razonamiento. Esa obsesión por la verdad como adecuación de la inteligencia con lo real, por el dato concreto, se debe, según la religiosidad feminista, a la idea de un dios trascendente al mundo con el que las criaturas deben contactar, realizando sacrificios y doctrinas dogmáticas. Evidentemente esa idea sería claramente masculina, fálica y represora.
La diosa nos libera haciéndonos comprender una verdad creativa, inventiva. Como dice Monique Witring: "recuerda, haz un esfuerzo por recordar, pero si no lo consigues, inventa"
En resumen:
1º.- otra herejía muy antigua travestida de novedad y modernismo: el Inmanentismo. La divinidad está en nosotros y la naturaleza, dios es todo. Nosotros somos, por tanto, el universo y el universo es la diosa.
2º.- otro rasgo fundamental de esta "nueva" espiritualidad es la exaltación de la sexualidad como vía de unión intuitiva consigo mismo, con el mundo y la diosa. Este punto es el de mayor contacto y aceptación con el mundo actual.
Recoge la exaltación actual del placer sexual pero va más allá, pues "sacraliza" su práctica convirtiendo el sexo en algo religioso.
3º.- los cultos femíneos incluyen una exaltación de la naturaleza: Ecofeminismo. Como manifestación de la diosa (y del inmanentismo) e identificación con los demás.
4º.- estas espiritualidades niegan el pecado original y la necesidad de la redención, así inculcan un optimismo absoluto sobre el porvenir. Un elemento de atracción para sus seguidores. En un mundo marcado, cada vez más, por la inseguridad y el desprecio hacia la autoridad y la razón, las religiosidades femeninas ofrecen una tranquilidad idiótica.
5º.- en los '70 un "profeta" del New Age: Frijtof Capra, explicaba como el objetivo era "liberarse completamente de todos los sentimientos individualistas y alcanzar la identificación con la totalidad del cosmos mediante la experiencia mística" (mística no cristiana, sino inconsciencia dominada por la sensibilidad y el placer).
Alcanzado ese estado el libre albedrío carece de significado, si soy el universo no puede haber influencias "externas" y todas mis acciones serán espontáneas y libres.
6º.- el fin de la religión de la diosa es que la responsabilidad del sujeto se diluya, al igual que el binomio mérito-culpa, y se sustituya por una conciencia espontánea de armonía con el todo. Así se tranquilizan las conciencias, el bien y el mal adquieren un nuevo significado. El bien es estar en armonía con el universo, ser el universo. El mal es la falta de armonía.
En la praxis la norma es sencilla, haz lo que quieras mientas no sea violento, tensión o desarmonía. Así gozarás y serás, además, piadoso.
El mal se reduce a lo que violenta, físicamente.
La vida es así fácil, mórbida, el summun de la autoidulgencia: lo que apetece es el sexo y casualmente la forma suprema de autoidentificarse con la totalidad es el sexo.
El precio inmediato es la mezquindad vital, no vale la pena ningún sacrificio excepto por placer, siempre que no conlleve un dolor mayor.
Preguntarse por las razones, el sentido, de la existencia es ocioso y odioso. La auténtica virtud es seguir la inclinación e instintos cuando surgen.
Estas espiritualidades surgen como complemento de alma de la vida moderna, las tendencias intelectuales mayoritarias de las sociedades actuales: individualismo, egoísmo, exaltación de la técnica, negar las verdades absolutas, triunfo del escepticismo en un mundo fragmentado y babélico, preferencia del placer y la comodidad sobre el deber y la ascesis, etc.
Nunca mejor a colación que lo dicho por Chesterton: "cuando se deja de creer en Dios se acaba creyendo en cualquier cosa".
Así se origina el producto: un ser borracho de condescendencia hacia él mismo, nostálgico. Echa de menos la verdad y busca un complemento de alma.
Otro gurú de la New Age, el psicólogo humanista Abraham Maslow explica que la gente de hoy precisa una psicología más elevada, transpersonal, transhumana, con su interés en el centro del cosmos más que en las necesidades e intereses humanos.
James Hitchcock señala la naturaleza UTILITARISTA de la religiosidad New Age: "los opulentos habitantes de los países occidentales avanzados no pueden negarse nada a sí mismos, y en cierto momento se les ocurre que los hombres que tienen fe en Dios están "disfrutando" de algo que los agnósticos se han privado a sí mismos ... pero los credos religiosos exigen a sus seguidores ir más allá de sí mismos, que se sometan a una verdad mayor que ellos mismos, que se conviertan en auténticos discípulos.
Por contra la New Age consiste sencillamente en el culto a uno mismo. ¿Cuántos seguidores New Age creen realmente en su diosa?
"la nueva espiritualidad" consiste en bendecir la forma de vida estéril y egoísta, sin ofrecer una verdad ni una salvación, puesto que verdad y salvación son obsesiones racionalistas y masculinas que coloca al ser humano fuera de sí, necesitando de un dios trascendente que le salve, le devuelva a sí mismo"
Verdad y salvación son términos religiosos, pero los modernos espirituales han descubierto que frente a la religión basta con vivir una vaporosa "espiritualidad" sin dogmas ni sacrificios.
El culto religiosos feminista WICCA (fundado en los '50) está desembarcando en movimientos progresistas y reformistas radicales dentro de la propia Iglesia Católica ... con el apoyo de grupos radicales como Mujeres-Iglesia, y organizaciones aparentemente oficiales como Leadership Conference of Women Religious, que dice representar al 75% de las monjas estadounidenses y que apoyan la difusión de libros de notables devotas de la "diosa" (no católicas) como Jean Shimoda Bolen; Carol Christ, Judith Plaskow, y Starhawk.
España no escapa a esta tendencia, y aquí operan varias asociaciones que fomentan la espiritualidad pagana, WICCA y chamanismo.
LA ESPIRITUALIDAD CREATIVA Y LA NOVELA DE DAN BROWN
La adhesión de Brown a esta "espiritualidad" no se limita a compartir el ideario feminista que expresan sus personajes, muchos lectores se sorprenden al leer el Código da Vinci al ir descubriendo las FALSEDADES que pone en boca de sus personajes, mentiras descomunales dichas con el mayor aplomo y tintes de seriedad intelectual.
La pregunta es ¿por qué?. Si Brown afirma, sostiene y reitera que ha "investigado rigurosamente" durante dos años ¿cómo incluye mentiras tan manifiestas?
La respuesta es que la identificación del autor con la "diosa" es mucho mayor de lo que quiere reconocer.
Los ecofeministas aclaran que la obsesión por el dato concreto, por la verdad entendida como correspondencia entre la inteligencia y la cosa conocida es fruto de la creencia en una divinidad trascendente.
Es decir, si Dios no se identifica con nosotros, tanto el mundo como los hombres tenemos una consistencia diferente a la de Él y entonces el ser humano, por su inteligencia, tiene que remontarse desde el conocimiento de lo creado hasta el Creador. Y están en lo cierto. Si Dios es trascendente -distinto a la creación- entonces el hombre puede conocer la verdad, el rastro de Dios en todo lo creado y, por tanto, en tal caso la exactitud es primordial, la fidelidad a las cosas tal como son.
Si ese Dios trascendente se revela, también es vital la observancia fiel de sus mandamientos.
Para los seguidores de la "diosa" la "obsesión" histórica, lo mismo que la obsesión dogmática es una dependencia que origina sufrimiento.
Hija, como es, del romanticismo la espiritualidad feminista libera de esas "obsesiones" y mediante una intuición sensitiva, sin dogmas, permite reinventar, recrear la realidad aboliendo las tensiones de la búsqueda.
El Código da Vinci no siente las ataduras de la verdad histórica, pero es una liberación fruto de una decisión consciente. Elige la creatividad ante la fidelidad a los hechos como una forma de desvincularse de la ley opresora de la razón. Es un acto de rebeldía y anarquía. Ante una realidad dada y estrecha, la inteligencia puede romper los límites asfixiantes de lo real mediante la imaginación.
Pero no es sólo eso, como el seguidor de la "diosa" está instalado en una intimidad intuitiva, NO RACIONAL, con el universo, puede afirmar en un sentido "místico" que su fantasía es la verdad y los hechos objetivos, son el error, o como dice Brown forman parte de "la mayor conspiración de la historia para ocultar la verdad"
Los hechos son lo exterior, y el auténtico significado no debe buscarse en el exterior, el significado es espiritual y totalmente libre.
Se llega así a la SUBVERSIÓN TOTAL, la mentira es la verdad, y la verdad, mentira, la mentira se denomina creatividad, imaginación o fantasía, pero eso es secundario.
Los cátaros, parientes gnósticos lejanos, de los modernos neo paganos ecofeministas, lo tenían claro, por su iniciación superior estaban liberados de la carga de la verdad, preocupación propia del hombre "exterior". Así enseñaban a sus adeptos que podían mentir abiertamente a los extraños a la secta y que dicha mentira les ayudaba a progresar en la emancipación de las ataduras de este mundo carnal y malvado.
Brown sigue un procedimiento sencillo.
Primero siembra su novela de acusaciones abiertas y develadas insinuaciones contra la "verdad oficial" logrando suscitar sentimientos difusos y vagos de recelo en el lector "no te fíes de lo que te han contado porque ¿quién te dice que no es todo una enorme fábula bien urdida?"
Es paradójico que para lograr ese inicio de escepticismo el autor se apoye en la inclinación natural del lector a creer, a fiarse.
Se apoya en la naturaleza humana para inocular el germen de la duda permanente, duda que mina la misma naturaleza racional del hombre.
Cuando se deja de creer en Dios creeremos en cualquier cosa porque estamos hechos para creer, para conocer, para aceptar la realidad y a la vez estamos dotados de capacidad de crítica. Si instilamos el virus de la sospecha en nuestras mentes podemos anular nuestra capacidad crítica, ¡pero no la inclinación a creer!.
El resultado es que creeremos en cualquier cosa con una obstinación y violencia impropias de la pacífica posesión de la fe.
Según el antropólogo René Girard: "el rechazo de lo real es el dogma número uno de nuestro tiempo. Es la prolongación y perpetuación de la ilusión mítica original".
Debajo de ese rechazo a lo real subyace un profundo disgusto ante la existencia.
Ante el problema del significado de la vida hay dos posturas:
Religiosa: agradecimiento, significa que ante todo percibimos la suerte de estar vivos, la posibilidad de comprender las cosas, de detectar su idea y la bondad de todo lo real, bondad no eclipsada por la presencia del mal.
De dicho agradecimiento nace una actitud afirmativa, de búsqueda del significado y de respeto hacia lo creado.
Gnóstica parte del escándalo, del sufrimiento, de la insatisfacción que produce la insuficiencia y el dolor de la realidad. Es la de Nietzsche que no soporta no ser Dios. Este disgusto ante la vida se traduce en una rebeldía ante toda jerarquía y la sensación de que toda norma es opresiva, un atentado contra la soberanía del yo. Todo lo que obliga es insoportable, sean normas éticas o de gobierno de la sociedad.
Así se reivindica una radical creatividad en todos los terrenos.
Así no se reconoce que las cosas tengan una naturaleza fuera de la cual se pervierten. Eso sería reconocer que, las cosas son buenas y respetables, y obedecen a un designio superior. Por eso negar toda norma ética lo consideran la máxima libertad, especialmente en sexualidad.
Exaltan una sexualidad sin límites, sin ataduras éticas, sin responsabilidades ni consecuencias. Sin irritantes cargas, pero su libertad absoluta parte de un DESPRECIO. Si el cuerpo fuera algo valioso, nos veríamos obligados a obedecer su naturaleza, a tratarlo con respeto, y eso IMPONE LÍMITES rigurosos que el gnóstico no está dispuesto a aceptar en su infinita rebelión contra toda imposición. Es pura voluntad de afirmación autodestructiva.
El reverso de la rebelión gnóstica ante toda jerarquía es la queja. En la práctica, lejos de liberarse el rebelde manifiesta su disgusto ante la vida quejándose, demostrando una insatisfacción irritada y caprichosa.
El Código da Vinci es un claro ejemplo de esta visión rebelde y gnóstica ante al existencia.
En su banalidad es peligroso porque para el ser humano sometido a la huella del pecado original, siempre será una tentación cualquier llamada al goce irresponsable e inmediato. La tentación de abdicar de la tarea de la vida.
Por eso es importante desenmascarar la auténtica realidad de esa "espontaneidad vital" de la espiritualidad de bar, aparentemente llena de placeres sin consistencia.
Debajo del oropel chispeante ese esconde el profundo desprecio por la realidad, la negación de toda responsabilidad, la necesidad de huir de la realidad, la soledad del sinsentido.
La queja absoluta y en última instancia violenta que aspira a la sucesión de efímeros momentos de un placer escaso y siempre fugaz.
Excelente refutación a fondo de los disparates históricos, teológicos, artísticos, etc. del mamotreto de Dan Brown.
Código Da Vinci
1. ¿Qué es el Código da Vinci?
- El libro es un best-seller norteamericano, un superventas fruto de un marketing bien gestionado y de una notabilísima inversión económica.
2. ¿Cómo se ha promocionado el libro y se está promocionando la película?
El libro:
- Fue un libro costosa y extraordinariamente publicitado, con una auténtica promoción mundial -la frase no es exagerada- mediante un costoso marketing, que incluye:
- Entrevistas al autor en los principales medios de comunicación.
- Difusión privilegiada del libro en las librerías. Se han editado 36 millones de copias y se han vendido 25 millones de ejemplares.
- Se ha traducido a 44 idiomas.
- Dan Brown se ha embolsado 250 millones de dólares.
- Webs sobre el libro y sobre el autor en internet.
- Juegos de adivinanzas en Internet sobre los temas del libro.
- Foros en Internet, bien atendidas.
- Impulso de nuevas rutas turísticas basadas en la novela.
- Promoción de la película basada en el libro, etc.
La película:
- Según las revistas especializadas, Sony Pictures ha pagado cinco millones de dólares por los derechos de la novela, más una cantidad desconocida tras el estreno del film.
- La película se está promocionando igual que el libro, con un poderosísimo despliegue publicitario, que tiene en mente ya las futuras películas que esperan lanzar al mercado, basadas en otras obras de Brown.
- El rodaje del film comenzó en París el 29 de junio de 2005 y ha proseguido en Londres, en los estudios Shepperton y en diversos lugares de Europa. Según diversas fuentes, la Abadía de Westminster se negó a que se filmara en su interior por considerar que el texto que sirve de base al guión es "teológicamente ridículo".
- Un elemento de promoción para una operación comercial como ésta, que espera recaudar cifras astronómicas, es generar una adecuada polémica religiosa. Cuanto más se hable y se discuta sobre la película, de más publicidad gratuita gozará. "Si quieres que se hable de tu película -afirmaba Baran, relaciones públicas de varias peliculas escandalosas- debes permitir que se diga de todo".
- Pero no sirve cualquier controversia, sobre todo si en esa controversia quedara patente el signo radicalmente anticatólico de El Código da Vinci.
- El ideal de promoción sería crear un clima de expectación, de "película que hay que ver", presentando el producto como "moderado", de forma que los católicos más desprevenidos "piquen".
- Sus promotores parecen ser muy conscientes de la reacción contraria que han provocado los ataques anticatólicos de Brown en muchos cristianos conocedores de la historia real del Cristianismo. Se trataría por tanto, de maquillar ante cierto sector de la opinión pública ese fortísimo ataque contra el catolicismo, haciendo olvidar la agresión a la sensibilidad religiosa de millones de personas que ha supuesto el libro.
- Esta estrategia resulta difícil, ya que de hecho, los productores no han hecho caso alguno a las peticiones de diversas organizaciones cristianas para que el guión respetara la historia real del cristianismo y la buena fama de diversas instituciones de la Iglesia.
- Al contrario: "Mi mayor preocupación- ha dicho Geoffry Ammer, presidente de marketing de Sony Pictures- es que la pelicula sea entretenida y sea tan cercana al texto como sea posible".
- La estrategia que se perfila parece consistir en dar una impresión de "moderación" para atraer a todos los públicos potenciales, incluido el católico.
- Según Barbara Nicolosi, directora de una organización de cristianos en Hollywwood, intentan que pase por taquilla el mismo público que fue a ver La Pasión de Cristo de Mel Gibson .
- Nicolosi duda en su entrevista concedida al The New York Times, de que los publicistas de la película acaben logrando su objetivo, "porque se trata de una película sacrílega".
- Es precisamente esa percepción de su producto -una película basada en un libro fuertemente anticatólico- la que parecen estar tratando de evitar a toda costa los promotores de la película.
- En el trailer se formulan frases-anzuelo que sólo buscan crear expectación: "no importa lo que hayas leido, no importa en lo que creas, el viaje sólo acaba de empezar". "¿Qué pasaría si las obras de arte más importantes escondieran un secreto capaz de alterar la historia de la humanidad para siempre?".
- Eso explicaría que el coproductor, Jhon Calley haya presentado El Código da Vinci como una obra "moderadamente anticatólica" (¡!). Y que haya hecho afirmaciones como las siguientes: "Como libro de historia es extraordinario. Y como exploración de la evolución de una religión en concreto, también lo es".
- En este sentido, los directivos de la compañía de relaciones públicas Grace Hill Media parecen estar siguiendo la estrategia habitual, que consiste en ofrecer pases privados a representantes de organizaciones cristianas para "pedirles su asesoramiento" (asesoramiento de efecto nulo), evitando una controversia en estas primeras fases de la promoción publicitaria que no beneficiaría a la estrategia comercial.
- Se trata de dar la impresión (sólo eso) de que los realizadores "están dispuesto a oir". Hay mucho dinero en juego: según Forbes, partiendo de un presupuesto de cien millones, sus promotores esperan recaudar un total de 450 millones de dólares.
- La fecha del estreno de la película -que tendrá lugar en torno al 17, 18 y 19 de mayo del 2006- se conoce desde agosto de 2005. En Argentina, Chile, Perú y otros países, tendrá lugar el 18; en América Central, España, Colombia, Ecuador y México, el 19. Ya está previsto el lanzamiento en numerosos países del mundo.
- Según la publicidad, el ejecutivo de Sony Jhon Calley llegó a un sustancioso acuerdo con los representantes de Brown tras la publicación del libro, y se contrataron a Ron Howard, Brian Grazer y Golds para desarrollar el proyecto cinematográfico.
- La ficha técnica de la película - producida por Columbia en EE.UU.- es la siguiente:
Director: Ron Howard
Robert Langdon (el americano listo).......Tom Hanks
Sophie Neveu (la francesa lista)..........Audrey Tautou
Bezu Fache (el policía)...................Jean Reno
Obispo Aringarosa.........................Alfred Molina
Silas (el malo malísimo)..................Paul Bettany- En algunas páginas de la red se da esta sinopsis de la película, utilizando el nombre de personas de la Iglesia y de una institución católica para sus propios intereses comerciales: "El conservador del Louvre es asesinado, pero antes de morir lega a su nieta una serie de claves para dar con el Santo Grial y prevenir que caiga en manos del Opus Dei."
3. ¿Qué signo ideológico tiene El Código da Vinci?
- Gran parte del éxito comercial del libro se debe a su signo ideológico, de carácter abierta y fuertemente anticatólico.
- Deforma deliberadamente la realidad de la Iglesia Católica, hasta volverla irreconocible.
4. ¿Cuál es el "gran argumento", "la gran tesis" de Brown?
- Brown afirma que toda la historia del cristianismo ha sido manipulada y "escrita por los vencedores"; en concreto por "el partido de Pedro" (san Pedro), que eliminó lo "sagrado femenino" del mensaje de Jesús.
- El autor manipula la historia y el mensaje de Cristo para demostrar su tesis.
5. ¿A qué género pertenece El Código?
- La novela es un producto híbrido, con elementos de novela de acción y de misterio, de novela negra, de trama de investigación y de manifiesto ideológico. La película se anuncia como un thriller.
- Pero no es una simple novela. Ni es una novela histórica, porque no se basa en la historia, ni en los hechos documentados: Brown se inventa hechos, imagina teorías y desfigura los datos en función de la tesis que le convenga o desee proponer en cada momento.
- Va mezclando sucesos imaginarios con otros sucesos parcialmente reales, y presenta el resultado como verdadero, fruto "de investigaciones históricas serias".
6. ¿Cómo ha sido calificado por la crítica literaria?
- Ningún crítico literario de prestigio de Estados Unidos, Inglaterra, Francia, España, ha valorado positivamente el "Código".
- La crítica culta ha sido demoledora con este producto.
7. ¿Cuál es su mensaje esencial?
- El autor afirma, sin datos, que la humanidad ha sido engañada por la Iglesia Católica acerca de Cristo durante veinte siglos; su divinidad es un montaje; se casó con María Magdalena con la que tuvo un hijo y sus herederos residen en Francia.
- El Santo Grial es una mujer. Brown proclama que gracias a su novela el mundo entero empieza a descubrir, al fin, la verdad sobre Cristo, que fue el primer feminista (¡!).
8. ¿Qué trama cuenta?
- Comienza con un asesinato, en el que la víctima, un conservador del Louvre, deja las pistas del "Gran Secreto".
- La pareja -un americano inteligente y una guapa francesa, que son los superbuenos- van descubriendo pistas de ese Gran Secreto, en contra de los intereses del malo de la novela , que es la Iglesia Católica y dentro de ella, el malo-malísimo (un monje numerario del Opus Dei, un perverso albino asesino).
- Al final, los buenos descubren -rápidamente, por supuesto- que la guapa francesa es una descendiente directa de Jesús; y que Jesús se casó -nada menos- que con la Magdalena; y que sus descendientes acabaron emparentando al cabo de los siglos... ¡con los merovingios!
- Acaba con el descubrimiento de los restos de María Magdalena, enterrados precisamente bajo la pirámide del Museo del Louvre, en el corazón de París.
9. ¿En qué fuentes se basa?
- Es un híbrido. Se basa en muchas fuentes muy conocidas, de la literatura New Age; de la literatura fantástica; del libro "El enigma sagrado", etc.
- Mezcla las teorías en torno a lo "sagrado femenino"de Margaret Starbird con otras del gnosticismo.
10. ¿El autor se fundamenta con rigor o cita algún estudio científico?
- No cita ningún estudio científico, histórico, teológico, serio.
- No cita tampoco fuentes dignas de crédito, ni sus contundentes afirmaciones tienen base histórica de ningún tipo.
11. ¿Por qué ha tenido, entonces, un éxito tan extraordinario en el gran público?
Algunas razones posibles pueden ser éstas:
- Porque el autor logra que el lector -que suele estar poco documentado históricamente- se crea que lo que le cuenta es la verdadera historia del pasado.
- Para que se lo crea, el autor le proporciona una mezcla de datos verdaderos mezclándolos con otros datos medio verdaderos y medio falsos; junto con otros que son completamente falsos e inventados.
- Y acaba presentando esa melange como si fuera parte de la historia "pacíficamente aceptada" por todos los historiadores.
- Toda la lectura del libro se basa en esa confusión, que se aprovecha de la ignorancia de numerosos lectores en temas históricos y religiosos.
- Hay una afirmación falsa en el comienzo del libro de la que parte todo: todos los hechos -sentencia Brown, de forma contundente- que cita en su libro son "veraces".
- Parte de su éxito puede deberse quizá a que propone, de forma insinuada -siempre velada- el uso libertario y desordenado del sexo como una práctica elevada.
12. Entonces, ¿el libro no vale nada?
- Desde el punto de vista literario, histórico, etc., no cabe duda. Así lo han puesto de manifiesto numerosos críticos y lectores.
- Como novela de acción, tampoco tiene gran calidad.
- Pero "engancha" con un sector amplio de lectores porque refleja en sus páginas parte del estado mental de duda en el que viven. Brown sabe plantearles unos razonamientos muy elementales de un modo muy asequible, dándoles la apariencia de altas disquisiciones.
- Y les va convenciendo, al filo de la trama, de que si dudan de su fe (sobre todo, si su fe es la fe católica), y le creen a él, descubrirán los grandes secretos que la Iglesia Católica les ha ocultado durante muchos siglos.
- El estilo de vida que Brown propone a sus lectores -lectoras, sobre todo, ya que el libro se dirige especialmente al público femenino-, es políticamente correcto y muy acorde con cierta mentalidad actual: no se trata tanto de liberarse de Jesús, como de reinventárselo.
- Una de sus grandes propuestas es que hay que liberarse de la moral que enseña la Iglesia Católica. Curiosamente, en esta novela el resto de las Iglesias cristianas parecen no existir.
13. ¿Cómo se establece el llamado pacto de lectura entre el libro y el lector?
- Una persona medianamente culta no puede establecer un pacto de lectura con el libro: no puede aceptar que el autor se invente la historia a su gusto y manera, para sacar de su fantahistoria unas conclusiones interesadas. Es una burla a la historia.
- Además, el libro está plagado de errores históricos, geográficos, culturales, artísticos y de todo tipo; pero para la gran masa de lectores esto no es relevante, porque en gran medida desconoce la historia, la geografía y muchos datos de su propia cultura.
- El libro fomenta en el lector con prejuicios anticatólicos una reconfortante sensación de superioridad: le refuerza sus prejuicios y le induce a suponer que es más sabio porque duda más... con tal de que se crea a pies juntillas todo de lo que le cuenta Dan Brown (y sólo porque se lo cuenta Dan Brown).
14. ¿Qué otros elementos pueden ser la clave del éxito de ventas?
- Fomenta el recelo ante las religiones, dentro de la actual "cultura de la sospecha" o del "dietrismo". La propuesta es la siguiente: si una institución se presenta como buena y parece que hace el bien, necesariamente tiene que ser mala: vamos a ver entonces qué hay detrás, vamos a descubrir todo lo corrupto que esconde, porque no tiene más remedio que esconderlo.
- El autor propone un rechazo frontal ante la Iglesia Católica y su autoridad
En cuanto a la forma
- Es un producto de muy fácil lectura, con 105 capítulos cortos, como escenas que parecen pensadas para su adaptación cinematográfica.
En cuanto a la ambientación y trama
- Tanto la trama como la ambientación son elementales: la que pide la gran masa de lectores.
- Las caracterizaciones son también simples, elementales y convencionales.
- La ambientación es mínima -es un producto de consumo-, y presenta numerosos errores geográficos, y no sólo en lo que se refiere a España, un país que -como se advierte en otra novela de Brown, en la que denigra la ciudad de Sevilla- no parece gozar demasiado de sus simpatías. Muchos críticos se han planteado la preguna: ¿Qué le ha hecho España a Dan Brown?
En cuanto a los personajes
- Hay personajes malos y malos-malísimos frente a los superbuenos y superlistos, que forman la pareja tradicional, el chico-chica convencional (americano listo y guapa francesa); con algunos personajes -pocos- más o menos neutros.
- El gran malo es la Iglesia Católica en general.
- El malo-malísimo, el super-perverso, la bestia negra, es Silas, un monje numerario del Opus Dei (en el Opus Dei, no hay monjes, pero eso no parece importar al autor, al que no le interesan demasiado ni la verdad ni la exactitud).
- Silas es un albino de ojos rojizos y pasado turbio: su padre era un fornido estibador que le golpeaba de pequeño; y como era previsible, con el rodar de los años, Silas acabó torciéndole el cuello a un estibador que le recordaba a su padre, con lo que terminó en una cárcel de... Andorra.
- Salió de la cárcel gracias a un oportuno terremoto (¡en Andorra!), y luego se hizo vagabundo. Más tarde se volvió bueno; y luego malo, y empezó a matar y a matar y a matar...
15. ¿Cuáles son las afirmaciones fundamentales del Código da Vinci?
- Jesús no es Dios.
- Jesús tuvo una mujer, que fue María Magdalena (que no fue una pecadora: eso es un invento, dice el autor, de la Iglesia Católica).
- Jesús y María Magdalena representaban la dualidad masculina-femenina (como Marte y Atenea, Isis y Osiris).
- Afirma (sin dar pruebas de ningún tipo: no cita nunca los Evangelios) que hay muchas muestras "reales" de esa adoración a lo femenino en los primeros cristianos.
16.¿Qué consecuencias tiene el mensaje del Código respecto a Cristo?
- El autor intenta volver del revés la fe, para su propia conveniencia. Estos son algunos rasgos del "Cristo de Dan Brown":
- Cristo -afirma Brown- es un simple hombre, que fue proclamado Dios por votación, en el Concilio de Nicea.
- Cristo fue el primer feminista.
17. ¿Qué se concluye, tras la lectura de la novela, con respecto a la Iglesia Católica?
La conclusión que pueden sacar muchos lectores -que desconocen la verdadera historia de la Iglesia- es la siguiente:
- Todos los hombres listos de la historia no se creen lo que enseñan sus religiones: sólo aparentan creer en ellas. Sólo los tontos creen; sólo los tontos tienen fe.
- La malvada, la requetemala Iglesia Católica -a la que el autor considera responsable de miles de crímenes de todo tipo- está completamente viciada, y además, desde el principio.
- La Iglesia Católica es una gran asesina -se afirma en el libro- que ha matado sin cesar, para ocultar su vicio de origen.
- La Iglesia Católica es un gran aparato histórico de represión antifeminista; un simple montaje del Emperador Constantino.
18. ¿Hay algo positivo en este fenómeno?
- La novela no tendría mayor importancia sin el fenómeno que ha desatado gracias a una poderosa maquinaria comercial; un fenómeno que pone de relieve el interés de muchas personas por Cristo, los primeros cristianos, la Iglesia, el sentido de la vida, etc.
- Ese fenómeno manifiesta de forma patente la gran ignorancia religiosa actual de numerosos cristianos, fruto de décadas de catequesis muy deficiente.
- Muchos católicos actuales -por ejemplo, los que acuden regularmente a Misa- pueden tender a pensar que sus contemporáneos conocen algo del Evangelio, cuando casi ningún medio de comunicación alude a ellos.
- Pero, ¿cómo lo van a conocer? Resuena aquí el eco de las palabras de san Pablo: nadie puede conocer a Cristo si no se habla de Cristo.
- Es esa ignorancia generalizada de nuestro tiempo la que hace posible que muchas personas acepten -de un modo u otro-, las falsedades históricas, artísticas, religiosas y culturales que propone el autor en esta novela, que sirve de base a la película.
- Este libro plantea para los que buscan y aman la verdad, y para los cristianos de forma particular, la necesidad acuciante de transmitir de forma amena y sencilla -como lo ha hecho Brown- las verdades históricas y las verdades de fe.
- Recuerda a los cristianos cuál debe ser una de las prioridades en la nueva Evangelización: hablar de Cristo y del mensaje evangélico de forma comprensible para todos, con una doctrina seriamente fundamentada en la historia y en la teología, sin dar nada por supuesto.
conoZe.com | Código Da Vinci
Me gustaría «rescatar» dos artículos que escribió Juan Manuel de Prada para el periódico «ABC». Uno de ellos titulados «El Código Da Vinci» publicado el 9/II/2004 y el otro titulado «El código Dan Brown» publicado el 4/III/2006.
«El Código Da Vinci» por Juan Manuel de Prada publicado en el periódico «ABC» el 9/II/2004.
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Leo en estos días El código Da Vinci, el más fulminante pelotazo editorial de los últimos años. La novela, escrita por el americano Dan Brown, se paseó sin fortuna por los despachos de las más pujantes editoriales españolas, antes de recalar en Urano, que adquirió los derechos de publicación por una cantidad muy inferior a la que hasta la fecha ha devengado la multitudinaria venta de ejemplares. Imagino que a estas alturas más de un editor se habrá tirado de los pelos, lamentando el despiste de sus olfateadores; aunque lo cierto es que El código Da Vinci, desde una perspectiva estrictamente literaria, deja mucho que desear. Quizá su escritura pedestre y funcional explique en parte su éxito rampante; pero esta condición la comparte con cientos o miles de bodrios autóctonos o foráneos que no han ejercido sobre el público tal poder de sugestión. Sin duda, el condimento que ha convertido esta novela en un best-seller fulminante es el potaje esotérico disfrazado de culturalismo que salpica sus páginas, sumado al morbillo que siempre suscitan las tramas conspirativas con ramificaciones vaticanas.
Alguna vez se ha incluido esta novela entre la progenie de El nombre de la rosa; nada más hiperbólico y alejado de la verdad. Donde Umberto Eco aportaba conocimientos enciclopédicos y bien digeridos de filosofía aristotélica, nominalismo, arte medieval o historia de las órdenes monásticas, el bueno de Dan Brown incorpora un batiburrillo de chorradas patafísicas en torno a la criptografía, el Santo Grial, los templarios y la pintura de Leonardo que no se le habría ocurrido ni a un discípulo de Jiménez del Oso empachado de anfetas. Su caracterización del Opus Dei como una especie de secta criminal que no hubiera desdeñado capitanear Lex Luthor, integrada por numerarios-sicarios que compaginan el asesinato y el uso del cilicio, depara algunas páginas de suculenta hilaridad. Todavía no entiendo muy bien por qué el Opus ha picado el anzuelo de arremeter contra esta novela, a la que acusa en su página web de «ofensiva para el honor de la Iglesia, porque juega con sus fundamentos». En fin, yo creo que combatir al bueno de Dan Brown como si fuera Nietzsche redivivo sólo contribuye a teñir de escándalo la paparrucha y la empanada mental.
Como escritor, lo que más me pasma de El código Da Vinci es la risueña tosquedad de sus mecanismos narrativos. El bueno de Dan Brown se muestra incapaz de sazonar su peripecia con una mínima dosificación de la verosimilitud (las doscientas cincuenta páginas que llevo leídas transcurren en unas pocas horas, en un apelotonamiento de acontecimientos propio de un serial de Fu-Manchú); sus transposiciones de planos temporales son burdas e infaliblemente chapuceras (como los flash-backs de un telefilm barato, que la impericia del realizador introduce para rellenar sobre la marcha las lagunas del argumento); sus digresiones seudo-eruditas parecen dirigidas a un lector que se chupa el dedo; su escamoteo de datos fundamentales para la resolución del enigma, que luego aporta cuando le conviene, resulta de una desfachatez exasperante; la machaconería con que repite ciertas pistas, por si el lector aún no se hubiese enterado a la primera, nos retrotrae a los métodos de enseñanza del parvulario... Pero no debemos rasgarnos las vestiduras: si una novela como El código Da Vinci, sin más pretensiones que la mera exposición de una historieta trepidante y rocambolesca, triunfa de modo tan apoteósico es porque, a fin de cuentas, «engancha». Y «enganchar» es el fin primordial de la literatura, según se han preocupado de divulgar quienes aspiran a integrar los libros en el «supermercado del ocio». Cada época tiene la literatura que se merece.
https://www.abc.es/hemeroteca/histor...ci_239902.html
«El código de Dan Brown» por Juan Manuel de Prada publicado en el periódico «ABC» el 4/III/2006.
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Recuerdo la lectura de «El código Da Vinci» como una experiencia abracadabrante. Creo que se trata de uno de los libros más toscos que nunca hayan caído en mis manos, pero de una tosquedad que no es exactamente pedestre, sino más bien chapucera, casi me atrevería a decir que simpática de tan chapucera. El bueno de Dan Brown no disfrazaba la paparrucha de pedantería, no se preocupaba de maquillar el esquematismo de sus personajes con esos aderezos de pachulí introspectivo que suelen utilizar otros fabricantes más duchos de «best-sellers», no se molestaba en sazonar su peripecia con una mínima dosificación de la verosimilitud, ni siquiera se recataba de repetir hasta la machaconería los mismos trucos efectistas o de introducir con calzador aclaraciones que parecían postular un lector infinitamente lerdo. No, señor. Aquello era un bodrio mondo y lirondo, sin afeites ni disfraces; un bodrio candoroso, risueño, como encantado de haberse conocido. La impresión estupefaciente que me produjo su lectura nunca antes me le había deparado libro alguno; para describirla, tendría que compararla con esa hilaridad lisérgica, entreverada de pasmo y delicioso sonrojo, que me procuran las películas de Ed Wood, donde los ovnis siempre son platos de postre envueltos en papel de aluminio y los actores recitan sus parlamentos como si estuviesen en estado de trance hipnótico. Recuerdo con especial delectación un pasaje de la novela en el que los protagonistas, inmersos en su delirio esotérico-patafísico, se topaban con un mensaje presuntamente críptico que el bueno de Dan Brown reproducía, para que el lector se estrujase las meninges en su dilucidación; el mensaje se veía a la legua que era la imagen invertida que devuelve el espejo de un texto escrito en castellano (o inglés en el original), pero los protagonistas se tiraban algo así como veinte páginas discutiendo si estaría redactado en arameo o sánscrito, ocasión que el bueno de Dan Brown aprovechaba para tirar de erudición Google y colarnos unos tostonazos desquiciados sobre tan venerables y vetustas lenguas, por supuesto regados por doquier de gazapos y disparates históricos. También deambulaba por allí un sicario albino que se nos presentaba como «monje» del Opus Dei (¡vaya calladita que se teníala Prelatura esta sucursal monástica!); y, en fin, todo tenía en el libro el mismo aire chusco, como de borrachera de anisete espolvoreada de anfetas.
En fin, cada época tiene la literatura que se merece. Ahora acusan al bueno de Dan Brown de plagio; lo hacen unos tipos que, al parecer, perpetraron hace un par de décadas otro libraco donde se anticipaban las eyaculaciones mentales que nuestro héroe ensarta sin rubor en su exitosísimo bodriazo: que si Jesús tuvo un hijo con la Magdalena, que si la Iglesia se encargó de perseguir durante siglos a tan divina estirpe, que si patatín y patatán. De repente, el mito Dan Brown se nos derrumba, pues habíamos llegado a creer que semejantes desvaríos calenturientos habrían brotado de su cráneo privilegiado, que imaginábamos como una especie de cacerola donde hierve un sopicaldo de neuronas mutantes. La posibilidad de que el bueno de Dan Brown se nos convierta ahora en un discreto y aplicado amanuense nos deja sobrecogidos, casi mudos. ¿Cómo calificaremos ahora un bodriazo cuyo principal mérito cifrábamos en su desparpajo para ensartar patochadas a velocidad de ametralladora, si las patochadas resulta que no son originales, sino saqueadas a un precursor? ¿Y qué hacemos con los epígonos de Dan Brown, la caterva mugrienta de sus imitadores, que han infestado las librerías de templarios que beben a morro en un grial que les tocó en la tómbola y sábanas santas que no sirven ni para disfrazarnos de fantasma en la noche de Halloween? ¿Los gaseamos? ¿Los condenamos a la hoguera? A ver, ¿qué hacemos?
https://www.abc.es/hemeroteca/histor...99346920.html#
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