Otro punto de vista sobre la película.... Os lo copio.


TRIBUNA DE ACTUALIDAD

Alatriste y el baloncesto retornan el orgullo español al País Vasco

Santiago Abascal





4 de septiembre de 2006. Se va uno haciendo mayor, pero la capacidad de sorpresa es algo que no se termina de perder. No pensaba yo que una película sobre los Tercios viejos de Flandes y sobre un héroe español podía ser un éxito de taquilla en el País Vasco. Así parece que va a ser. Las salas de cine estaban este fin de semana repletas ante la expectación generada por el filme de Díaz Yanes sobre el personaje creado por Pérez Reverte: el capitán Alatriste.

Que –en el País Vasco- un filme precedido por un anuncio sobre las Fuerzas Armadas españolas recordara en su prólogo el poderío del Imperio español en el Siglo de Oro, que evocara las miserias y grandezas de nuestros Tercios de Flandes, que colocara en primer plano a un protagonista oriundo de Oñate (Guipúzcoa) –Íñigo Balboa- y que nos presentara a un héroe español –bronco, controvertido, despiadado a veces, piadoso otras- pero héroe al fin y al cabo y con el que el público termina simpatizando, es realmente un fenómeno en el País Vasco de nuestros días en el que se pretende hacer desparecer España en términos cartográficos, históricos, simbólicos y hasta nominales.

Por eso, en el estreno de Alatriste
muchos espectadores vibramos ante la escena final –por lo que significaba y por el lugar de la emisión-, en la que el protagonista, aparentemente un frío mercenario, se convierte en un idealista y heroico patriota. Cuando, en la evocada batalla de Rocroi, el Tercio Viejo de Cartagena es derrotado por el ejercito francés, dos grupos de cada bando contendiente se acercan para conversar sobre la lógica capitulación española. La generosa oferta del Duque de Anjou para premiar la valentía de los españoles permitiéndoles una retirada con sus banderas y en formación es rechazada por Alatriste de un modo emocionante: "Díganle al Duque que agradecemos sus palabras pero nosotros somos un tercio español". La película concluye... bueno, eso véanlo ustedes.

Que esa dignidad, ese orgullo, esa valentía y ese idealismo se asocie a lo español y que pueda ser visto de un modo masivo en los cines vascos es un hecho sin precedentes en las últimas décadas y que debemos a Pérez Reverte y a Díaz Yanes
, que han hecho más por España y por el recuerdo de su pasado que muchos de nuestros gobernantes.

Al día siguiente, saboreando aún esa escena final de Alatriste, en una pequeña localidad del País Vasco, de dos mil habitantes, y gobernada por el PNV desde hace tres décadas, un griterío me lleva hasta las puertas de una cafetería repleta por más de un centenar de personas. Entusiasmo con cada canasta de España y suspiros por cada acierto griego. Jóvenes, mayores y medianos. "¡España, España!", coreaban los niños más inocentes ante mi estupor y mi carne de gallina. Y aplausos finales y júbilo con el final triunfante de nuestra selección nacional de baloncesto. No repuesto aún de tanta España y de escena tan inédita para mí en el País Vasco (vivo en esta tierra desde el día en que nací), casi no creyéndolo, me retiro a mi casa a reflexionar y comienzo a recibir SMS que convocan a una celebración: "España txapeldun!!! A las 19,00 en la Virgen Blanca "la Virgen Blanca
(Vitoria) PÁSALO".

Atónito aún –mientras escribo estas líneas-, sólo acierto a balbucear una reflexión: como los del alto del fuego se percaten de qué "pelis" gustan a los vascos y de que éstos –cuando la tutela de ETA se esconde- comienzan a vitorear a España en los bares y cafeterías van a volver a las andadas. Sin duda.