Buenas tardes a todos. Vuelvo a disculparme porque estoy viendo, no ya faltas gramaticales, sino ausencias de letras y un barullo total. Ese Kindle cambia lo que se escribe según le parece a él, y la ausencia de teclado lo dificulta aún más.

En las misas sólo tres personas nos arrodillábamos durante la consagración y la presentación del Cordero Pascual. No sé a ellos, pero alguien me llamó la atención y me dijo que hablara con el sacerdote, que él me explicaría por qué no debemos arrodillarnos. Me causó repulsión. En los párrafos recuadrados más arriba parece explicarse lo que ellos entienden por misa. A quien me lo dijo le negué mi interés porque nadie me explicase nada, ya que, como le dije, yo me arrodillo ante Dios. Vaya, tengo toda mi esperanza puesta en arrodillarme y adorarle por toda la eternidad. "Que toda rodilla se doble..."

Precisamente, machacaban mucho con eso de la religión natural, que es la nuestra, o sea la mía. Según ellos rezamos y rezamos y creemos que somos cristianos. Pero, por lo visto, lo hacemos por temor, porque queremos algo de Él. No lo vivimos en nuestra vida. Y ellos esperan que algún día podamos alcanzar ese conocimiento e intimidad con Cristo, la cual han podido alcanzar en el camino, y de lo cual nosotros carecemos.

Ciertamente, la liturgia es distinta. Cayó un pedazo de pan, al suelo (al menos) en la última misa. Es normal. Y luego masticaron y masticaron. Al retirarse el sacerdote me pillaron desprevenida. Me dieron cada mano, y los demás hicieron igual y -¡oh, disgusto!- formaron un corro alrededor de la mesa (que no altar). Debí retirarme inmediatamente, pero confieso que me quedé sin saber qué hacer. No era sólo una cursilada, sino algo peor. En cuanto pasé por mi silla me retiré y me senté. Y siguieron donado vueltas. No sé si se parecía más al corro de las patatas comeremos ensaldas, o a la Respingona (la jota tan divertida que se baila en El Espinar). Posiblemente se pareciera más a un sirtaki (¿se escribe así?), con una música hebrea y alegrándose por el regreso a Jerusalén, o la reconstrucción de Jerusalén, o algo parecido. No comprendía bien lo que decían.

No discuto el derecho de Israel a existir. Es más, simpatizo siempre con él. Sin embargo, el apego que tienen por el judaísmo me disgusta también. En su día qué bonito me pareció aquello de que son nuestros hermanos mayores. En fin, Esau era el gemelo algo mayor de Jacob, ¿verdad?. Y el resto de los hermano, salvo Benjamín, también eran los mayores respecto de José. Y su comportamiento disgustaría al Señor, ¿no es así?

Es que llegué a escuchar al sacerdote que tenemos mucho que aprender de los judíos.

Vamos a ver. Efectivamiente, en el Antiguo Testamento está prefigurado e incluso profetizado el Nuevo, la culminación de los Tiempos desde la venida del Mesías. Pero esto es como una carretera que en un punto parece bifurcase. Uno de los ramales concluye el itinerario. El otro, por donde transcurrió el viaje desde el origen, a partir de la bifurcación entra en una banda rugosa y carece de salida. Lo profetizado sucedió y los judíos obviaron las palabras de la Escritura. Entraron en una vía muerta. Lo que tuvieran que enseñarnos hace dos mil años que ya nos pertenece a nosotros los cristianos. Ellos, al seguir siendo judíos, incumplen la Escritura. Es como si el hijuelo del olmo hubiera crecido junto a él, frondoso (frondoso hasta hace cien o ciento y pico años), y del árbol original sólo queda un tronco hueco, ya sin ramas, ni hojas.

Nunca buscaron el Sagrario en las iglesias que visitábamos. Sólo tres personas lo hacíamos. Incluso se quedaban hablando y fotografiando, como unos guiris calvinistas cualquiera. Y, el caso es es que creen en la transubstanciación. ¿Como osan mostrar ese desprecio. Debe ser que me disgusta porque la mía es una religión natural, del que teme la venganza de un dios pagano.

Insisten en la salvación de quien de verdad cree en Jesucristo (credo como el suyo, no como el mío, de simple beata obcecada). Rezamos porque no tenemos otra cosa que hacer, paras suplicar cosas a Dios como si fuera nuestro talismán.

Ah! No había homilía. En lugar de sermón, e inmediatmente tras la lectura del evangelio los "hermanos" que querían decir algo abrína las manos y contaban su experiencia, lo que significaba el viaje, y bla bla bla. Sí, como en una sesión de terapia new age.

Y el caso es que al analizar la apostasía daban ganas de aprenderlo.

Otra cosa. La justificación por la fe. Por la fe auténtica, no la mía, que es una fe natural. En ningún momento han hablado de la gracia, de nuestra necesidad de conversión.

Se refirieron a la Virgen en alguna ocasión, desde luego, y en términos que indicaban su ortodoxia católica. Sin embargo, con tantísimos hermosos salmos que cantaron, tan
tas lecturas bíblicas, tantas oraciones, no hubo ni un momento para rezar a Nuestra Señora. Ni una canción. Ni una encomienda.

Se me olvidan muchas impresiones y, sobre todo, observaciones. Estoy muerta de sueño. Muchas gracias por leer estas confusas líneas