a = F / m


Añoro los tiempos en que publicaba en este blog una o dos entradas semanales y discutíamos algún texto de Newman o de Knox, o alguna opinión teológica siguiendo a Santo Tomás o a sus comentadores. Ahora, en cambio, en conciencia no puedo hacer más que comentar lo que día a día estamos viviendo.
Esa es la razón del título de este post: la fórmula la aceleración, porque la velocidad con que se están sucediendo los hechos asusta. Y asusta porque todas las tradiciones religiosas afirman que, en los tiempos postreros, todo sucederá aceleradamente, como la masa que, cuanto más cerca está del centro de gravedad, mayor velocidad adquiere.
Comentaré en este caso los acontecimientos que hemos visto no el último año, ni el último mes, ni siquiera la última semana. Comentaré lo que ha pasado en los últimos tres días.
1) El primero caso llegó a mis manos el lunes, aunque seguramente era conocido con bastante anterioridad por los párrocos. Se trata de un documento elaborado por la Conferencia Episcopal Argentina sobre “El acompañamiento pastoral de los fieles que han hecho cambio civil de género”. Puede bajarlo aquí. Amparados en la encíclica Chantae Gaudium, en la que el papa Francisco dice que “… hay que acompañar con misericordia y paciencia las etapas posibles de crecimiento de las personas que se van construyendo día a día”, los obispos instruyen a los curas para que, cuando se acerque algún tipo de personas que se encuentran en esta “etapa de crecimiento y construcción personal” a solicitar los sacramentos de la iniciación cristiana “que no serán negados por los ministros sagrados”, se informe primero por escrito al Ordinario del lugar, quien dará la autorización a condición de que se coloque una nota marginal aclaratoria en los libros parroquiales.
El caso puede ser de dos personas del mismo sexo que se han casado o de un “matrimonio” en el que uno de los “cónyuges” hizo cambio de sexo, y quieren bautizar a su hijo. No se les negará. Sobre esto puede haber discusión, y verán los canonistas y quienes tienen cura de almas, si es o no lícito negar el bautismo a un niño que crecerá en esas condiciones contra-natura.
Pero lo que resulta indignante es que los obispos, con aprobación de la Congregación para la Doctrina de la Fe, estipulan que si un casado civilmente con otra persona de su mismo sexo o alguien que hizo cambio de sexo, se acerca a recibir el bautismo o la confirmación, se les concedan estos sacramentos, eso sí, con nota marginal.
A ver: pellizquémonos. Un tipo que nació varón pero se “hace” mujer civilmente, o civilmente se “casa” con otro varón y que, permaneciendo en esa situación, un día se le da por recibir los sacramentos de la iniciación cristiana (bautismo y confirmación) lo puede hacer sin problemas. ¡Es un disparate! A los excelentísimos prelados argentinos les convendría releer las Catequesis bautismales de San Cirilo de Jerusalén, Padre y Doctor de la Iglesia, del siglo IV, tan cercano a la “simplicidad evangélica” a la que gusta referirse el papa Francisco. Cuando los catecúmenos eran considerados aptos para recibir el bautismo, es decir, cuando habían dejado los hábitos pecaminosos, la iglesia los hacía formar parte de los photizómenoi, los que van a ser iluminados, y allí recibían las enseñanzas del obispo que, entre otras cosas, les decía: “El pecado es una cosa terrible y la transgresión de la ley es una enfermedad del alma que al mismo tiempo que destruye su vigor se convierte en cómplice del fuego eterno” (Catequesis II, 1). Señores obispos, cambiarse de “género” o vivir en concubinato con una persona del mismo sexo, ¿no es transgredir la ley? ¿Cómo una persona, por más que se encuentre en una etapa de “crecimiento y construcción personal”, y que vive en esas condiciones de pecado puede ser “iluminado” con el bautismo y la confirmación? ¿Ustedes creen, acaso, que con una nota marginal se soluciona el problema? Pastores de esta calaña no merecen sino la maldición de Dios.
2) Pasemos ahora al sínodo que se está celebrando en Roma. Llama la atención de que el mismo Papa que ha pedido una Iglesia de puertas abiertas, organice un sínodo de puertas cerradas: nadie puede saber qué se dijo ni quién lo dijo. Lo único que se sabe es lo que la oficina de prensa de la Santa Sede informa diariamente a través de un escueto boletín. Es decir, se sabe lo que Bergoglio quiere que se sepa. No me extrañaría en, en algún tiempo, comience a hablarse del “sínodo de los padres” y del “sínodo de la prensa”.
Hace un mes, yo me hubiese sumado al lector del blog que se jugó una vaquillona tierna a que el documento final del Sínodo iba a ser un largo ni fú ni fá, en el que se reafirmaría la doctrina de siempre y se haría la vista gorda a prácticas pastorales concretas. Ahora, no me jugaría ni el osobuco de la vaquillona, porque seguro que lo pierdo.
El domingo publicaba en el blog un comentario sobre las afirmaciones del papa Francisco en su entrevista con Morales Solá: “La juventud no se casa. Es una cultura de la época. Muchísimos jóvenes prefieren convivir sin casarse. ¿Qué debe hacer la Iglesia? ¿Expulsarlos de su seno? ¿O, en cambio, acercarse a ellos, contenerlos y tratar de llevarles la palabra de Dios? Yo estoy con esta última posición”. No lo afirmaba, pero dejaba entrever que se podría admitir al sacramento de la eucaristía a los jóvenes que conviven sin casarse porque la Iglesia no puede expulsarlos de su seno. Muchos me dijeron que mi interpretación era descabellada.

Pues bien, lean ustedes aquí lo que declaró ayer el Superior General de la Compañía de Jesús, P. Adolfo Nicolás, que ven ustedes en la foto de la izquierda abrazándose efusivamente con Bergoglio. Son muchas las barbaridades que dice el jesuita, pero que quedo con la siguiente: “Puede haber más amor cristiano en una unión irregular que en una pareja casada por la Iglesia”. Léanlo nuevamente y pellízquense. Esto lo acaba de decir un “padre sinodal”. Como bien comenta el blog Ex Orbe, al decir el P. Nicolás que en una unión pecaminosa puede haber virtud cristiana (“amor cristiano”), dice también que en el Sacramento del Matrimonio podría no haber gracia. Ergo, Nicolás está diciendo que quizá sea mejor un estado de pecado que una vida en gracia. Ergo, ¿para qué sirve el Sacramento, si el fornicar de los enamorados es virtud?
No me extrañaría que los Padres Sinodales terminaran abriendo la manga más de lo que pensábamos: a fin de alcanzar una Iglesia inclusiva, que acompaña al hombre en su camino de construcción personal, y habida cuenta de que la comunión es “remedio” para los enfermos y no “premio” para los perfectos, no se negará el sacramento de la eucaristía a los divorciados y vueltos a casar ni a los convivientes. Y, como quien dice “a” dice “b”, tampoco se negará aún si los convivientes son del mismo sexo.
c) Pueden leer aquí el boletín que reporta lo actuado en el sínodo el día de ayer. Obsérvese como se machaca con insistencia en el bergoglema: “La eucaristía no es el sacramento de los perfectos, sino de aquellos que están en camino”. Sumemos a este latiguillo la intervención en el sínodo de un matrimonio australiano, Ron y Mavis Pirola, codirectores del Consejo Católico de Australia para el Matrimonio y la Familia: “Unos amigos nuestros estaban planeando su reunión familiar para Navidad, cuando su hijo gay les dijo que quería invitar a su compañero. Ellos creían profundamente en las enseñanzas de la Iglesia y sabían que a sus nietos les habría gustado ver que acogían a su hijo y a su compañero en la familia. Su respuesta podría ser resumida en tres palabras: “Es nuestro hijo”. Este, explicaron Ron y Mavis Pirola, es un «modelo de evangelización para las parroquias, puesto que responden a situaciones semejantes». El papel de la Iglesia es el de «hacer conocer al mundo el amor de Dios»”. Nuevo pellizco por favor. Esto se dice en el aula sinodal.
d) Y termino con lo que dijo hoy mismo el Papa Francisco en la Audiencia General de los miércoles: “…hoy estoy muy agradecido al Señor, porque hoy ¡hace 70 años que hice la Primera Comunión! Pero, hacer la Primera Comunión todos nosotros debemos saber que significa entrar en comunión con los otros, en comunión con los hermanos de nuestra iglesia, pero también en comunión con todos aquellos que pertenecen a comunidades diferentes, pero creen

en Jesús. Agradezcamos al Señor, todos, por nuestro bautismo, agradezcamos al Señor todos, por nuestra comunión, y para que esta comunión sea al final una comunión de todos juntos”.
Por favor, lean el texto nuevamente y díganme si lo que el Pontífice de la Santa Iglesia ha dicho es doctrina católica. ¿Ni una mención siquiera a la presencia real del Señor en la Eucaristía? No vale la pena rebatirlo. Un niño de primer año de catequesis lo puede hacer.
Conclusión: Se comenta en círculos cercanos al Vaticano que ayer, luego de unas de las intervenciones de Francisco en el sínodo, dijo el cardenal Gerhard Müller, con claridad aunque en voz baja: “Ma come puó dire tante stronzate!”, en criollo: “¡Pero cómo puede decir tantas boludeces!” Eminencia, las seguirá diciendo. Pero no se quejen; ustedes lo eligieron.
Yo creía que un palurdo como Bergoglio no iba a hacer más que un pontificado berreta, pero ahora me está pereciendo que estaba equivocado. Estoy viendo algo mucho más oscuro y escalofriante detrás.

¿Bergoglio terminó de levantar la compuerta? ¿Habrá sido quitado el katejon?

The Wanderer