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Tema: ¿Sínodo o tifón?

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  1. #1
    Martin Ant está desconectado Miembro Respetado
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    Re: ¿Sínodo o tifón?

    Carta del Superior General de la FSSPX a Francisco.




    Con respecto al Sínodo que se avecina y las nuevas disposiciones disciplinares con respecto a las “nulidades matrimoniales”, que en muchos casos, de facto se tratan como divorcios encubiertos o “divorcio católico”, la FSSPX emite una carta pública dirigida a Francisco.


    [Noticia aparecida en DICI, 29-Sep-2015]


    Súplica al Santo Padre


    Santo Padre,


    Con viva inquietud comprobamos a nuestro alrededor la degradación progresiva del matrimonio y de la familia, origen y fundamento de la sociedad humana toda. Esta disolución se acelera con fuerza, sobre todo por la promoción legal de los comportamientos más inmorales y depravados. La ley de Dios, incluso simplemente natural, es hoy por hoy pisoteada públicamente, los pecados más graves se multiplican de manera dramática y claman venganza al cielo.


    Santo Padre,


    No podemos negar que la primera parte del Sínodo dedicado a “Los desafíos pastorales de la familia en el contexto de la evangelización” nos ha alarmado vivamente. Hemos escuchado y leído, de personas constituidas en dignidad eclesiástica – que se atribuyen vuestro respaldo, sin ser desmentidas –, afirmaciones tan contrarias a la verdad, tan opuestas a la doctrina clara y constante de la Iglesia en lo concerniente a la santidad del matrimonio, que nuestra alma se ha visto profundamente perturbada. Lo que nos inquieta todavía más son algunas de vuestras palabras, que dan a entender que podría haber una evolución de la doctrina para responder a las nuevas necesidades del pueblo cristiano. Nuestra inquietud brota de la condenación que San Pío X hizo, en su encíclica Pascendi, del acomodación del dogma a pretendidas exigencias contemporáneas. Pío X y vos, habéis recibido la plenitud del poder de enseñar, de santificar y de gobernar en la obediencia a Cristo, que es el Jefe y el Pastor del rebaño en todo tiempo y en todo lugar, y de quien el Papa debe ser el fiel vicario sobre esta tierra. Lo que ha sido objeto de una condenación dogmática no puede convertirse, con el tiempo, en una práctica pastoral autorizada.


    Dios autor de la naturaleza estableció la unión estable del hombre y de la mujer con vistas a perpetuar la especia humana. La Revelación del Antiguo Testamento nos enseña de modo clarísimo que el matrimonio, único e indisoluble, entre un hombre y una mujer, fue establecido directamente por Dios, y que sus características esenciales fueron sustraídas a la libre elección de los hombres para permanecer bajo una protección divina particularísima: “No codiciarás la mujer de tu prójimo” (Éxodo 20, 17).


    El Evangelio nos enseña que Jesús mismo, en virtud de su autoridad suprema, restableció definitivamente el matrimonio, alterado por la corrupción de los hombres, en su pureza primitiva: “Lo que Dios ha unido, ningún hombre lo separe” (Mateo 19, 6).


    Es gloria de la Iglesia católica a lo largo de los siglos haber defendido contra viento y marea, a pesar de las solicitaciones, amenazas y tentaciones, la realidad humana y divina del matrimonio. Siempre ha llevado bien alto – incluso si hombres corruptos la abandonaban por ese solo motivo – el estandarte de la fidelidad, de la pureza y de la fecundidad que caracterizan el verdadero amor conyugal y familiar.


    Ahora que se acerca la segunda parte de este Sínodo consagrado a la familia, estimamos en conciencia que es nuestro deber expresar a la Sede Apostólica la profunda angustia que nos embarga al pensar en las “conclusiones” que podrían ser propuestas en esta ocasión, si por gran desgracia fueran un nuevo ataque contra la santidad del matrimonio y de la familia, un nuevo debilitamiento de la naturaleza de la sociedad conyugal y de los hogares. Esperamos de todo corazón que, por el contrario, el Sínodo hará obra de verdadera misericordia recordando, para el bien de las almas, la doctrina salvífica íntegra referente al matrimonio.


    Tenemos plena conciencia, en el contexto actual, que las personas que se encuentran en situaciones matrimoniales anormales deben ser acogidas pastoralmente, con compasión, para mostrarles el rostro misericordiosísimo del Dios de amor que la Iglesia da a conocer.


    Sin embargo, la ley de Dios, expresión de su eterna caridad para con los hombres, constituye en sí misma la suprema misericordia para todos los tiempos, todas las personas y todas las situaciones. Rezamos, pues, para que la verdad evangélica del matrimonio, que debería proclamar el Sínodo, no sea en la práctica eludida mediante múltiples “excepciones pastorales” que desnaturalizarían su verdadero sentido, o por una legislación que anularía casi infaliblemente su alcance real. En cuanto a esto, no podemos disimularos que las recientes disposiciones canónicas del Motu proprio Mitis iudex Dominus Iesus, que permiten declaraciones de nulidad aceleradas, abrirán de facto las puertas a un procedimiento de “divorcio católico” sin llevar el nombre de tal, a pesar de las referencias a la indisolubilidad del matrimonio que lo acompañan. Estas disposiciones van en la dirección de la evolución de las costumbres contemporáneas, sin tratar de rectificarlas según la ley divina; ¿cómo, pues, no estar conmocionado por la suerte de los niños nacidos de estos matrimonios anulados de manera expeditiva, que serán las tristes víctimas de la “cultura del descarte”?


    En el siglo XVI el Papa Clemente VII denegó a Enrique VIII de Inglaterra el divorcio que éste solicitaba. Frente a la amenaza del cisma anglicano, el Papa mantuvo, contra todas las presiones, la enseñanza inmodificable de Cristo y de su Iglesia sobre la indisolubilidad del matrimonio. ¿Veremos ahora esta decisión desaprobada por un “arrepentimiento canónico”?


    En todo el mundo en estos últimos tiempos numerosas familias se han movilizado valientemente contra las leyes civiles que socavan la familia natural y cristiana, y alientan públicamente comportamientos infames, contrarios a la moral más elemental. ¿Puede la Iglesia abandonar a aquellos que, a veces en detrimento propio y siempre bajo burlas y ataques, libran este combate necesario pero difícil? Ello constituiría un antitestimonio desastroso y sería para estas personas fuente de hastío y desaliento. Los hombres de Iglesia, por el contrario, por su misión misma deben aportarles un apoyo firme y motivado.


    Santo Padre,


    Por el honor de nuestro Señor Jesucristo, para consuelo de la Iglesia y de todos los fieles católicos, por el bien de la sociedad y de la humanidad toda, en esta hora crucial, os suplicamos, pues, que hagáis resonar en el mundo una palabra de verdad, de claridad y de firmeza, en defensa del matrimonio cristiano, e incluso simplemente humano, para sostén de su fundamento, a saber, la diferencia y complementariedad de los sexos, como apoyo de su unicidad y de su indisolubilidad.


    Confiamos esta humilde súplica al patronazgo de San Juan Bautista, que conoció el martirio por haber defendido públicamente, contra una autoridad civil comprometida por un “nuevo matrimonio” escandaloso, la santidad y la unicidad del matrimonio, suplicando al Precursor de conceder a Vuestra Santidad el valor de recordar ante el mundo entero la verdadera doctrina del matrimonio natural y cristiano.




    En la fiesta de Nuestra Señora de los Dolores, 15 de septiembre de 2015

    +Bernard FELLAY

    Superior General de la Fraternidad San Pío X




    Visto en: STAT VERITAS
    DOBLE AGUILA y raolbo dieron el Víctor.

  2. #2
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    Re: ¿Sínodo o tifón?


    ¿Sínodo de la familia o despotismo a la católica?


    Comienza el Sínodo de la Familia, en el Vaticano. Y la escena que contemplamos, en estos primeros momentos, puede resumirse así: La representación en el sínodo de las distintas voces existentes en la Iglesia ha sido claramente sesgada por medio de un desproporcionado número de padres sinodales de designación papal cuya adscripción ideológica es inequívoca. Y entre los así designados, hay algunos incluso cuya relación con el Papa no solamente es ideológica, sino mucho más íntima. Puesto que formaban parte de un grupo de cardenales que estuvieron preparando durante mucho tiempo la elección de Bergoglio como Papa. Y uno de ellos ha mantenido incluso el favor papal pese a hallarse salpicado en un grave caso de encumbrimiento de pederastia.
    El instrumentum laboris, sobre el que se desarrollarán las discusiones, resulta, en puntos importantes, no menos sesgado. Y la dirección del sesgo coincide exactamente con la que se observa en los padres sinodales por designación papal. El carácter del instrumentum laboris resulta en varios pasajes tan llamativo ―dejémoslo en eso―, y tan contrapuesto con la enseñanza (aún vigente) de la Iglesia, que ha merecido una declaración reprobatoria firmada por más de 50 teólogos y filósofos de entre los más destacados del mundo católico. El texto «Un llamado. Recordando la enseñanza de Humanae vitae (y Veritatis splendor)», debería ser un toque de alarma para todo católico.
    Las discusiones del sínodo tendrán lugar a puerta cerrada. Y la opinión pública no podrá formarse otro juicio sobre el tono y el contenido de las discusiones que el que los asistentes induzcan con sus declaraciones particulares. O, peor aún, el juicio que deriven de las conferencias de prensa de Federico Lombardi o el cardenal Lorenzo Baldisseri. Peor aún, digo, pues la experiencia ya nos ha ido acostumbrando a esperar que la relación de tales conferencias de prensa con la verdad resulte difusa, confusa, y un sí es no es creativa.
    La coordinación del sínodo y la redacción de la concluyente relatio synodi ha sido puesta en manos, una vez más, de personajes de la línea favorecida por el pontífice, y de cuya fidelidad a la doctrina de la Iglesia sobre el matrimonio y la familia se puede dudar con todo fundamento, como se ha explicado entretanto en una multitud agotadora de minuciosos artículos y análisis. Y la división del trabajo sinodal favorece, qué duda cabe, la extralimitación de coordinadores y redactores, por falta de controles suficientes. Y ahí tenemos nombres como el cardenal Erdo, o Bruno Forte, o el padre Adolfo Nicolás, sobre los que no hace falta decir nada, porque ya han demostrado quiénes son, y qué pretenden. Sin ir más lejos durante el sínodo del año pasado.
    Pero, por si todo esto aún no bastara, estos días hemos conocido que se encuentran reunidas, desde hace varias semanas, un grupo de unas treinta personas en torno al Papa, esbozando ya de antemano las disposiciones postsinodales. Sí. Las disposiciones que se supone que deberían adoptarse en función del transcurso del sínodo.
    Esta es la escena. Este es el espectáculo que se está dando a los católicos por parte de aquellos cuya misión sería evangelizar y custodiar el depósito de la fe. Una escena a la que podríamos añadir, a modo de guinda, el viaje papal a Cuba y EEUU justo antes del sínodo, y que ha proporcionado, entre otros frutos, las oportunas imágenes que podrían servir para el culto a la personalidad, y el reforzamiento de la autoridad del que, finalmente, tiene todo el proceso en sus manos. Y otras imágenes, no menos oportunas, que muestran cuál es la actitud del Papa hacia personas comprometidas en el activismo de causas condenadas (¿hasta ayer?) por la Iglesia.
    Hace unos meses, muy pocos, el Papa Francisco, hablaba de su objetivo de «absoluta transparencia que edifica la auténtica sinodalidad y la verdadera colegialidad».
    De manera que las preguntas que se plantean ahora, a la vista del espectáculo al que estamos asistiendo, son obvias: ¿Es esto colegialidad? ¿Es esto transparencia? ¿Es esto sinodalidad? ¿O simplemente se trata de un intento de ejercer sobre la Iglesia una forma de gobierno despótico, al margen de la tradición, y en función de caprichos particulares? Lo iremos viendo en las próximas semanas.


    Francisco José Soler Gil



    ¿Sínodo de la familia o despotismo a la católica? | Adelante la Fe
    Última edición por Hyeronimus; 05/10/2015 a las 11:31

  3. #3
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    Re: ¿Sínodo o tifón?


    Sínodo, primer día: “Inaceptable” – el peligro de Gran División ha llegado


    Una revisión de la manipulación de procedimientos creada por el Cardenal Baldisseri y el Arzobispo Forte (y otros hombres fuertes Bergoglianos) para el Sínodo 2015. El Sínodo comenzó oficialmente hoy (en este momento, de hecho, con la misa de apertura), y Xavier Rynne II explica en el Catholic Herald por qué la manipulación del Sínodo de este año es incluso peor que la del año pasado – de hecho, ya ni siquiera es un “sínodo”, es como mucho una charla para la hora del té.
    Más de un padre sinodal ha tildado de “inaceptables” los procedimientos y la comisión para el reporte final
    Los discursos (“intervenciones,” en lenguaje sinodal) ante la asamblea general del Sínodo estarán limitados a tres minutos de duración, es decir, 750 palabras – menos que la duración típica de una homilía de misa diaria. Estas intervenciones, de acuerdo a los procedimientos anunciados, son propiedad del Sínodo y no se darán a conocer.
    Las principales discusiones del Sínodo se realizarán en grupos separados por idioma (circuli minores, en jerga sinodal), y los resultados de las mismas no serán publicados.
    Se darán reportes depurados del Sínodo en conferencias de prensa, a través de voceros elegidos por la secretaría del Sínodo – presuntamente, por su confiabilidad en la transmisión de los mensajes que el Cardenal Lorenzo Baldisseri, secretario general del Sínodo, y el Arzobispo Bruno Forte desean transmitir. (El Arzobispo Forte es el secretario especial del Sínodo 2015 y se le adjudica la autoría del Reporte Intermedio que causó tanto revuelo entre los padres sinodales en el Sínodo 2014.)
    Parece que no hay “propuestas” generadas por grupos de discusión, lo que significa que no habrá votación sobre propuestas, lo que significa que los padres sinodales no deberán expresar sus convicciones públicamente, ni nada por el estilo.
    En cuanto a la comisión para el reporte final:
    Está compuesta por hombres serios dentro de la Iglesia, pero tal como expresó uno de los padres sinodales, muy pocos de los miembros de la comisión fueron francos defensores de la enseñanza clásica de la Iglesia sobre el tema de la comunión para los divorciados vueltos a casar. Además, la comisión no incluye a ninguno de los que defendieron públicamente que esta enseñanza es inmutable por su base en la Revelación divina. Es llamativo que ninguno de los padres sinodales de Estados Unidos, Canadá, Australia y Polonia sea miembro de la comisión, así como también llama la atención que ninguno de los cuatro delegados-presidentes del Sínodo sea miembro. Sin embargo, la comisión sí incluye al Cardenal Baldisseri y al Arzobispo Forte.
    Todo esto es bastante…increíble.
    No hay absolutamente ningún precedente en la historia contemporánea de la Iglesia de un sínodo en el cual no haya ni propuestas ni votos – los principales instrumentos por los cuales los padres sinodales dan a conocer, públicamente, sus convicciones.
    ¿A qué se reduce todo esto? Un momento de profunda e intensa crisis. Rynne insiste en que toda esta manipulación parece contradecir el espíritu de “diálogo” promovido por el Papa, pero dado que los manipuladores del Sínodo son los hombres en quienes el papa más confía, Rynne deberá llegar a la conclusión más acertada: que estos actúan bajo órdenes de un superior. Esto alcanzará el punto de ebullición, y pronto se volverá nuclear:
    El Sínodo 2014 alcanzó su punto crítico a mitad de camino, en las tres semanas de trabajo. El Sínodo 2015 probablemente alcance su punto crítico en los primeros días. Lo que se decida en esos primeros días determinará si el Sínodo 2015 está “abierto al diálogo” que repetidas veces pidió el Santo Padre, un diálogo que a la luz de la Revelación revea los problemas que causan tanto sufrimiento en todo el mundo; un diálogo que defina, aunque sea para este momento de la historia, si la Iglesia Católica permanecerá fundada sobre, y gobernada por, la Revelación divina.
    Lo cual, a su vez, sugiere que volvamos al término griego original de “crisis”, recordando que “crisis” es un momento de gran oportunidad, así como un momento de peligro considerable. (Catholic Herald)
    El padre Edward Tomlinson escribió ayer:
    Los modernistas quieren derribar la metodología y la enseñanza tradicional católica para adaptarse al Espíritu de la Época. Y con el mazo del Sínodo apilado a su favor, y siendo de público conocimiento que tienen control del Vaticano y han estado manipulando el proceso durante años, quienes deseamos ser fieles a Cristo nos encontramos en un momento de crisis genuina. (fuente)
    ***
    El peligro de gran división está aquí. ¡Escuchen!
    Ya llega la hora – rápido se acerca,
    En que hombres sabios, y hombres grandes,
    Hombres de autoridad real,
    Se alzarán y proclamarán,
    Inocentes como son,
    Inocentes como el niño al borde del camino:
    “¡el emperador va desnudo!”


    SÃ*nodo, primer dÃ*a: “Inaceptable” – el peligro de Gran División ha llegado | Adelante la Fe

  4. #4
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    Re: ¿Sínodo o tifón?

    Aprensiones sobre el Sinodo



    Quienes recelamos de los autores y actores del Sínodo, nos preguntamos si las polémicas propuestas de Kasper & cía no serán el señuelo para distraer la atención mientras tanto se cuelan otros temas en el Sínodo. Temas que con sólo ser sacados a colación /exposición /discusión, por lo menos ya tendrían una 'presencia' que luego podría citarse como un hecho a estudiar /tratar /solucionar con más atención, dotándole así de más entidad, más allá de la que ahora no tiene. Por ejemplo, ese arzobispo canadiense que ha sacado la cuestión de la admisión de las mujeres al diaconado. ¿Se refiere PP Franciscus este tipo de cuestiones cuando en estos últimos días ha insistido en la 'apertura' del Sínodo, que no sea una asamblea 'cerrada'?

    Con el mismo sentimiento aprensivo, nos preguntamos si no serán cebos en anzuelos para que piquen, cedan y pacten. Como un fino-florentino cambalache de callarnos nosotros esto si vosotros consentís aquello. Y se cambalachea, y se pastelea...y al final se elabora una pasta fina que se amoldará suavemente satisfaciendo a timoratos vencidos y aprovechando a intrépidos vencedores, que al fin lograrán lo pretendido.

    Cuando he dicho lo del arzobispo canadiense ese, el pro-diaconisas, se me ha venido a la cabeza otro ocurrente canadiense, el célebre Léger, abanderado de las vanguardias cardenalicias vaticanosecundistas, y con él, en ristra, quasi he visionado la formidable tropa de los Liénart, Frings, Alfrink, Suenens. König, Bea, Lercaro...¿No parece un dejá vú? Me refiero al Sínodo y a sus maniobrantes hodiernos, epígonos y émulos de aquellos.

    Y los 11 Cardenales tan aireados como los intransigentes también parecen un remake del Coetus Patrum, inocentes ellos, que a pesar de sus resistencias y cautelas se quedaron cortos y no intuyeron en toda su potencia catastrófica el tsunami devastador del post-concilio y el vendaval arramblante del espíritu del concilio.

    Pues con estas aprensiones estamos, temiendo lo que se pueda estar cociendo y aun no ha salido. O el pasteleo que se esté amasando y aun no se ha destapado. O el cambalache que se esté pactando hoy y será la pesadilla de mañana y pasado mañana.

    Porque, como decíamos in principio, no nos fiamos de autores y actores sinodales.

    Y tenemos razones para nuestra aprensión.

    Corolario:

    Durocher, el canadiense pro-diaconisas

    Habla el Arzobispo de Brisbane

    Y el Prepósito Nicolás




    +T.

    EX ORBE

  5. #5
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    Re: ¿Sínodo o tifón?



    Preparativos del Sínodo: los medios, el móvil y la oportunidad


    Unas semanas atrás, me topé con un artículo de Karl Keating, el de Catholic Answer, en el que especulaba sobre la posibilidad de que el Papa Francisco renunciase dentro de un año más o menos, en aceptación de sus propias limitaciones y su falta de idoneidad para el cargo. Aunque el tema es interesante, no fue esa la parte del artículo que suscitó mi interés.
    Después de hacer una crítica justa y respetuosa del estilo de comunicación de Francisco y de su capacidad general para desempeñar el cargo de vicario de Cristo, Keating hace las siguientes observaciones:


    «No creo que dimitiera antes del sínodo de octubre. Seguramente querría terminarlo. A diferencia de otros, no me preocupan mucho los cardenales y obispos rebeldes que asistan. No creo que reúnan ni mucho menos tener los votos suficientes para forzar una declaración final nada ortodoxa, y no sospecho ni por un momento que Francisco quiera secretamente que prevalezcan.



    Nada en su enseñanza moral a lo largo de los años –como cardenal o como Papa–, da respaldo a tal especulación.


    Pero creo que Francisco quiere que el Sínodo sea un “éxito”, sea cual sea su plan.»


    Con todo el respeto a Keating, creo que esa afirmación de que nada respalde la especulación de que Francisco apoye las actividades y la misión de lo que Keating acepta como «cardenales y obispos rebeldes», muestra una obstinada ceguera a la realidad, o bien una impresionante falta de capacidad para pensar.


    Me gustaría proponer algunos detalles que al menos insinúan la posibilidad de que el Papa apoye en parte o totalmente el proyecto de los «cardenales y obispos rebeldes» y de que no es tan secreto que Francisco quiera verlos ganar. Es más, hay nuevos datos que dan a entender que esos «cardenales y obispos rebeldes» apuestan por que el Papa les permitirá imponerse.


    Por el contexto de las observaciones de Keating, deduzco que sinceramente estaría de acuerdo en que sería un atentado contra la Iglesia que el sínodo hiciera pública una declaración final nada ortodoxa o perjudicara en modo alguno la enseñanza perenne de la Iglesia sobre la indisolubilidad del matrimonio, ya fuera mediante una ambigüedad deliberada o introduciendo novedades en la praxis inmemorial.


    Para determinar la probabilidad de que se cometa semejante crimen, veamos si los responsables tienen los medios, el móvil y la oportunidad.


    Echemos un vistazo a algunos datos fundamentales. Fue el Papa Francisco quien convocó el Sínodo de la Familia. El Papa preside el Sínodo. Él eligió al cardenal Kasper para que pronunciara el discurso preparatorio en febrero del año pasado, discurso que dio un lugar preponderante al tema de la comunión para los divorciados vueltos a casar.


    El Papa vio y aprobó con antelación el contenido de dicho discurso, de acuerdo con el cardenal Kasper.


    Fue el Papa Francisco quien nombró al cardenal italiano Lorenzo Baldisseri secretario general del Sínodo de los Obispos, el cardenal que se jactó públicamente de que manipularía el Sínodo para encaminarlo por un rumbo nefasto.


    Fue el Papa Francisco quien designó al resto de los miembros dirigentes del Sínodo, que redactaron el desastroso y anticatólico Instrumentum laboris de 2014.


    Fue el Papa Francisco quien aprobó el catastrófico Instrumentum laboris.


    Fue el Papa Francisco quien revisó y aprobó la repugnante y herética Relatio post disceptationem, documento justamente nombrado por la organización Voice of the Family como uno de los peores documentos oficiales redactados la historia de la Iglesia.


    Fue el Papa quien permitió el intento inicial por parte del cardenal Baldisseri de impedir que los padres sinodales publicaran su opinión sobre dicho documento antes de que lo hicieran callar a voces y tuviera que echarse para atrás.


    Fue el Papa quien mediante su única autoridad ordenó la publicación de párrafos anticatólicos e inquietantes, tachados por los padres sinodales en el documento final del Sínodo de 2014.


    Fue el Papa Francisco quien aprobó el igualmente preocupante Instrumentum laboris del Sínodo de 2015.


    Fue el Papa Francisco quien hace menos de un mes ordenó que se introdujeran novedades en los procesos de nulidad, novedades a las que se oponían muchos padres sinodales, y que indudablemente contribuirán a la generalización de los abusos y al debilitamiento continuado de la institución del matrimonio.


    Y ahora, si damos fe a los últimos informes, los de la cúpula del Sínodo que hicieron todo lo que acabamos de decir han cambiado por completo las reglas del Sínodo de 2015, impidiendo que se publiquen documentos y debates. No se publicará ningún documento intermedio (como el que causó la controversia en 2014). Tampoco se publicará ningún debate; de hecho, no habrá ningún debate general. Sólo se reunirán pequeñas comisiones que no se podrán comunicar entre sí. Los padres sinodales ni siquiera votarán y publicarán un documento final. En lugar de ello, el Santo Padre pronunciará un discurso.


    Y ya está. Luego, el Papa hará lo que le dé la gana después del Sínodo.


    ¿Por qué las innovaciones? ¿Por qué unas mismas personas que tienen los mismos objetivos en 2014 quieren cambiar las reglas del Sínodo de 2015 de forma tan radical y apostarlo todo a la voluntad del Papa si no tienen por lo menos alguna confianza en que él aspira a los mismos fines?

    Con todo respeto a Keating, hay razones de sobra para sospechar que Francisco quiere que se impongan los herejes innovadores. Hay motivos fundados para sospechar que los innovadores abrigan la misma expectativa.


    Nada de lo que he dicho supone que yo sepa lo que va a hacer el Papa. Ni siquiera sé si el Papa sabe lo que va a hacer.

    Además, siempre existe la posibilidad de que de un momento a otro se manifieste el Espíritu Santo, por lo cual rezo diariamente. Pero hay razones de peso para sospechar del próximo Sínodo y de lo que quiere imponer el Papa.


    Patrick Archbold


    Preparativos del Sínodo: los medios, el móvil y la oportunidad | Adelante la Fe

  6. #6
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    Re: ¿Sínodo o tifón?


    Sínodo, segundo día: Se está convirtiendo en el Vaticano III

    Más allá de las cosas que uno pueda decir sobre la sacrílega “propuesta Kasper” (que representa exactamente lo que Santo Tomás de Aquino advierte no hacer en Lauda Sion – no deshacernos del Santísimo Sacramento…), al menos tiene un muy tenue vínculo con una estructura que podríamos identificar como “pareja”. El Juramento del Juego de Pelota se realizó hace unos meses en Roma por Obispos Progresistas, y la Revolución está en pleno auge, en la fase Jacobina – no dejarán pasar la oportunidad de dar un golpe profundo, rápido, fuerte, y en todas las direcciones, y nada de esto es coincidencia.
    ¿Qué temas sobre “la fe y la familia” se debatieron en este segundo día de debates?


    La “ordenación” de mujeres al Diaconado…
    Poligamia – un tema a decidirse localmente. (“Debe ponerse fin al lenguaje exclusivo y hacer un fuerte énfasis en abrazar la realidad tal como es,” dijo el portavoz de habla inglesa del Vaticano – algo que es absolutamente contrario al entero Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo.)

    Después de las esperanzas surgidas por el discurso de Erdoel día de ayer, se ha caído en picada rápidamente, hasta entrar en territorio circense.


    Sínodo, segundo día: Se está convirtiendo en el Vaticano III | Adelante la Fe

  7. #7
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    Re: ¿Sínodo o tifón?

    Impresionante procesión mariana de rogativas por el Sínodo








    [onepeterfive.com] Estoy hasta la coronilla del Sínodo. Estoy harto de debates en torno a la FSSPX. Pero puede decirse que este vídeo combina ambos temas de un modo tan vistosamente edificante y tan comovedor que me hizo llorar.
    Esto. Esto. Esto ni más ni menos.


    Así tiene que manifestarse visiblemente el catolicismo.


    ¿Y los llaman cismáticos? Se equivocan, pero si quieren llámenlos así. La Iglesia institucional hace desfilar incesantemente ante nuestros ojos a sacerdotes pervertidos que se empeñan de tirar por tierra las enseñanzas de Cristo. La FSSPX, en cambio, nos da cosas como ésta.


    De la FSSPX pueden decir lo que quieran. Pero hasta que los católicos en plena comunión con la Iglesia, los católicos a los que se les da pleno reconocimiento canónico, no nos den algo así de sencillo, de devoto, de contundente, de una belleza tan imponente… no quiero saber nada de ellos.

    Los fieles están a la espera. No de nulidades simplificadas, no de comunión para los divorciados vueltos a casar, no de diaconisas ni de que se acepten perversiones sexuales.


    Esto. Lo que esperamos es esto.

    Impresionante procesión mariana de rogativas por el Sínodo | Adelante la Fe

  8. #8
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    Re: ¿Sínodo o tifón?

    ¿Y ahora qué hago? Después de la polémica que surgió el otro día en otro hilo, no sé si publicar el siguiente artículo tal cual. Yo creo o creo sinceramente (al menos así lo había entendido en general hasta ahora) que muchos de esos fotomontajes están hechos más bien a modo de denuncia que de burla. Vivimos en una época en que la imagen tiene más uso y más impacto que el texto, y resultan más contundentes para despertar al cristiano de a pie, adormecido por los medios de cretinización social. Como el artículo me parece oportuno, lo copio tal cual. Y entiéndase que veo en el fotomontaje una denuncia y no una burla, como digo, además de una clara ilustración de lo dicho en el artículo. Si luego Donoso considera que conviene retirar la ilustración, él tiene los medios para hacerlo una vez publicado.



    El sínodo de Groucho Marx


    Está por ver que el Espíritu Santo asista a los obispos reunidos en el sínodo de la familia que se está celebrando estos días en el Vaticano. Pero el que sin duda está presente y omnipresente en esa asamblea, es el espíritu de Groucho Marx. De ahí que el lema del sínodo pueda resumirse en su archiconocida frase: «Estos son mis principios; y si no le gustan, tengo otros».
    Es evidente que los principios de la Iglesia católica relativos a la familia no son del agrado de nuestra posmoderna civilización occidental. Se acerque uno como se acerque al tema, y por mucha voluntad de vivir y dejar vivir que se pretenda, la idea católica de familia, y la mentalidad dominante en nuestros días, no encajan, y a duras penas si pueden coexistir. Empezando por el postulado de que el matrimonio es un vínculo de un hombre con una mujer. Siguiendo por la indisolubilidad de dicho vínculo. Y concluyendo por la idea de que el matrimonio debe estar abierto a la procreación. En un mundo como este, férreamente dominado por la lógica binaria, no hay forma humana de conjugar semejante planteamiento con la extendidísima idea de que un matrimonio es un vínculo entre dos (???) seres adultos cualesquiera del género humano ―e incluso esto último tal vez sea también revisable―, que se ligan libremente por el tiempo y en la forma en que ellos decidan, y, por supuesto, sin compromiso alguno de procurar descendencia.
    De manera que el conflicto entre la Iglesia y el mundo está garantizado. ¿Garantizado? Bueeeno. Parecía que sí, pero ahora va a ser que no. Y es que, por lo que vamos viendo, el Pontífice felizmente reinante conoce bien la sentencia de que, si uno no quiere, dos no se pelean. Y ha decidido que él no quiere pelearse (¿con la clientela?). Quede para San Pablo aquello de «he peleado el buen combate». Además de que San Pablo era un peligroso extremista, y bastante homófobo. Algún día habrá que ajustar las cuentas con él. Pero guardemos eso para otro sínodo, porque no se puede resolver todo de una vez.
    De momento, conviene buscar la forma de decir «Diego» donde se dijo «digo» en el tema de la familia. Pero tampoco se puede hacer eso muy directamente, puesto que no hay que olvidar que en la Iglesia sigue quedando alguna gente que cree en el catecismo, y que incluso recuerdan la «familiaris consortio» de San Juan Pablo II (... otro pesado). Y tales integristas podrían enfadarse si no se procede con tacto y sutileza, y montar desagradables broncas.
    De manera que lo mejor es salir a las periferias de la inteligencia, a buscar conceptos indigentes, vagos y neblinosos, que nos permitan afirmar, según levante el día, o según se mueva el viento, una cosa o su opuesta, con teológico desparpajo: «inclusividad», «gradualidad», distinción entre «doctrina» y «pastoral»,... Todo esto da mucho juego. Siempre podremos sostener que la doctrina no cambia, sólo que ella describe el ideal hacia el que nos encaminamos. Ahora bien, mientras que llegamos o no, hay que tematizar el proceso (¿infinito?) de acercamiento, en el que caben, como estadios intermedios, todas las realidades humanas que se pretenda. Las cuales requieren un misericordioso acompañamiento pastoral, y blá blá blá. Y no olvidemos, además, que la parte contratante de la primera parte será considerada como la parte contratante de la primera parte.
    Una pena que San Juan Pablo II, quién sabe si oliéndose ya el pastel, escribiera en la encíclica «veritatis splendor» cosas como esta:


    «La doctrina de la Iglesia, [...], es juzgada no pocas veces como signo de una intransigencia intolerable, sobre todo en las situaciones enormemente complejas y conflictivas de la vida moral del hombre y de la sociedad actual. [...] Pero, en realidad, la maternidad de la Iglesia no puede separarse jamás de su misión docente [...] En realidad, la verdadera comprensión y la genuina compasión deben significar amor a la persona, a su verdadero bien, a su libertad auténtica. Y esto no se da, ciertamente, escondiendo o debilitando la verdad moral, sino proponiéndola con su profundo significado de irradiación de la sabiduría eterna de Dios [...] Incluso en las situaciones más difíciles, el hombre debe observar la norma moral. Sería un error gravísimo concluir... que la norma enseñada por la Iglesia es en sí misma un "ideal" que ha de ser luego adaptado, proporcionado, graduado a las —se dice— posibilidades concretas del hombre: según un "equilibrio de los varios bienes en cuestión".»


    Difícil lo puso. Pero para eso tenemos un sínodo de la familia. Y un pueblo desmemoriado. Entretanto, el enjambre de padres sinodales zumba suelto por Roma, y, de repente, todo parece posible, aceptable, y pastoralmente acompañable: Del divorcio a la poligamia, nada queda sin probar. ¿En qué puedo servirle? ¿Qué desea el señor? Este debe ser el nuevo tono eclesial. O, como declaró un destacado participante el otro día: «Debe ponerse fin al lenguaje exclusivo y hacer un fuerte énfasis en abrazar la realidad tal como es». Que es lo mismo, pero en más fino.
    Groucho Marx sonríe, mientras su cinismo toma posesión de los príncipes de la Iglesia, ya con todo descaro. La doctrina y el depósito de la fe son cortados a pedazos, y sus astillas arrojadas a la caldera sinodal, que gira y gira a toda velocidad. ¡Más madera, muchachos, esto es la guerra!

    «Una noche en la ópera», «Un día en las carreras», «Un sínodo de la familia». Grandes comedias de los hermanos Marx. Aunque, bueno, el mérito de la última no corresponde exclusivamente a ellos. Pues, a fin de cuentas, el guión lo ha escrito el Papa Francisco. Y el Papa Francisco ha elegido a los actores, y a los redactores de las conclusiones, y hasta lo que deben concluir. El Papa Francisco es, en definitiva, la continuación de Groucho Marx por otros medios.


    Francisco José soler Gil



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    Re: ¿Sínodo o tifón?



    Sermón Fontgombault : Rodee al Sínodo con las cuentas del Rosario


    Sermón Fontgombault – Festividad del Rosario: “Rodeen al Sínodo con las cuentas del Rosario”.
    “No podemos renunciar a la verdad del Evangelio sobre la familia”
    EL SANTÍSIMO ROSARIO DE LA BENDITA VIRGEN MARÍA


    Sermón del Reverendo Dom Jean Pateau
    Abad de Nuestra Señora de Fontgombault
    (Fontgombault, 7 de octubre de 2015)


    Queridos hermanos y hermanas:

    Mis amadísimos hijos:


    La festividad del Santísimo Rosario adquiere una importancia especial este año. El domingo pasado, en Roma, se inauguró la XIV Asamblea General Ordinaria del Sínodo de Obispos; está dedicada a la familia y versa sobre el tema: “La vocación y misión de la familia en la Iglesia y el mundo contemporáneo”. María nos invita a rodear esta Asamblea con las cuentas de nuestros rosarios diarios, para que la voluntad de Dios sobre la familia sea buscada por todos, discernida y ofrecida con misericordia al mundo de hoy. El mundo espera de la Iglesia la Buena Nueva del Evangelio. No debemos renunciar a la completa verdad sobre la familia que los papas Pablo VI y san Juan Pablo II enseñaron de una forma muy clara, perderíamos entonces el entusiasmo por la misión, tendríamos que renunciar nosotros mismos a ser vencidos por el espíritu del mundo, que –aunque pretende conquistar– no tiene sin embargo nada nuevo que ofrecer.
    Mientras se pueden escuchar voces que disienten entre los Padres del Sínodo, la inminente canonización de los esposos Martín es un signo de esperanza. Que el Espíritu Santo ilumine la mente de los verdaderos defensores de la familia. Las jóvenes Iglesias de África y Asia viven el fervor de la evangelización.
    Aprendamos de ellos a recuperar nuestro fervor prístino.
    Pidamos la gracia de la humildad ante la verdad que viene de Dios para los Padres del Sínodo.
    En esta festividad del Santísimo Rosario, valdría la pena citar las palabras del santo Cura de Ars:
    “La humildad es a la virtud lo que la cadena es al rosario: si quitas la cadena, todas las cuentas se dispersan; si quitas la humildad, todas las virtudes se disipan”.
    Durante estos días, a fin de hacer más concreta nuestra unión con los Padres del Sínodo, podríamos seleccionar algunos misterios del Rosario que se pueden considerar más especialmente concernientes a la familia.
    Los misterios gozosos, que se centran en María y la Sagrada Familia, responden naturalmente a esta categoría. Mientras meditamos la Anunciación de Nazaret, La Visitación, el Nacimiento en Belén, la Presentación en el Templo y el Niño Jesús perdido y hallado en el Templo, podemos concluir gracias a ellos que Dios está presente en cada familia humana.
    Si María, a través de su , concibe en su vientre a su Hijo Jesús bajo la sombra del Espíritu Santo, cada concepción es también un gran a la operación divina, es la ocasión de un trabajo conjunto entre Dios y los padres, que no son sino procreadores.
    La Visitación nos invita a considerar la práctica de la caridad y el apoyo mutuo en las familias. Tantas historias que mejor serían olvidadas…
    La Natividad nos recuerda la sencillez de una familia humana: un hombre, una mujer y un niño; y nos sugiere maravillarnos ante un niño, que es el fruto y la materialización del amor.
    Todo esto concluye en una acción de gracias con la Presentación en el Templo. Por último, cada familia debe recordar, a través del misterio del Hallazgo en el Templo, que no vive por sí misma ni para sí misma, sino que es Dios quien le da vida, y hacia Él caminan sus miembros.
    La familia, cuando es concebida de acuerdo al diseño de Dios, nos ofrece una visión de la luz. Está abierta a la vida, es un lugar de caridad y misericordia. Separada de Dios, pierde su orientación y significado. El niño se vuelve irrelevante, mientras el don recíproco de los cónyuges se vuelve meramente una búsqueda de comodidad personal. El calor en el hogar se apaga, la humanidad se extingue.
    Además de los misterios gozosos, los misterios gloriosos, que son misterios celestiales, describen a otra familia, la de Dios. La comunión de la Trinidad se ofrece de hecho para nuestra meditación a través de las Personas del Verbo (Resurrección), el Padre (Ascensión: asciendo hasta mi Padre) y el Espíritu Santo (Pentecostés): un Dios en tres personas. Para toda la eternidad, el Padre engendra al Hijo, que es Dios.
    El Espíritu Santo es también Dios, procede del Padre y del Hijo. En el seno de Dios, encontramos la fecundidad del amor y la radicalidad del regalo.
    En los últimos dos misterios gloriosos, la Asunción y la Coronación en el Cielo, María se une a esta comunión, con los escogidos de todos los tiempos, para ser coronada en medio de ellos.
    Que el Santo Rosario sea nuestra compañía constante durante nuestras vidas. Cada cuenta que se desliza por nuestros dedos ocupa un lugar en la cadena que nos une al Cielo. Algún día, llegará a ser completa; Dios entonces tirará de su fin y María nos reconocerá como sus hijos.
    Amén.

    Sermón Fontgombault : Rodee al Sínodo con las cuentas del Rosario | Adelante la Fe

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    Re: ¿Sínodo o tifón?

    Hermenéutica de la Conspiración

    Fray Gerundio de Tormes





    Casi me da un ataque de risa cuando he leído la nueva intervención del Papa en el Sínodo este pasado jueves. Con todos los respetos, el Santo Padre parece que no se fía mucho de lo que se vaya a decir por allí y no quiere que nadie se salga del marco establecido. Nunca antes un Pontífice estaba tan metido en el Sínodo mañana, tarde y noche. Aunque se ha insistido tanto en que los Obispos deben hablar con naturalidad y libertad, y que esta es una Asamblea de hermanos que investigan para ayudar, incluir, respetar, no agredir e impulsar a la Familia… parece que no obstante, anda por allí merodeando para que se sepa que el Jefe está cerca. No vaya a ser que algún discursito se salga del guión. La sola contemplación de la cara del cardenal Baldisseri, infunde miedo a perder el cargo o a ser enviado de Obispo a Groenlandia, a la Diócesis de Pingüinland. Si encima está por allí Francisco (que todo el mundo sabe que no es autoritario en absoluto), pues entonces ya ni les cuento. Pero digo que me dio un ataque de risa cuando Francisco habló de la hermenéutica de la conspiración. Parece ser que hay gente mala por ahí que está queriendo imponer sus criterios en contra del Sínodo y no hacen mas que hablar sospechosamente sobre él. Que si la Familia va a quedar afectada, que si los divorciados van a comulgar, que si las mujeres van a diaconear, que si patatín y que si patatán. Son profetas de desgracias. Desfachatez, desvergüenza y descaro es lo que tienen estos conspiradores, que quieren evitar una conspiración aperturista. Todo el mundo sabe que el Sínodo está ni más ni menos que en manos del Espíritu Santo, y todos los conservadores andan por ahí metiendo baza para impedir que el Espíritu se exprese sobre la destrucción del matrimonio express, e inspire a los Obispos que están de acuerdo con esto.



    Ahora resulta que los que conspiran, son los pobrecitos cuatro gatos que han expresado que la Doctrina de la Iglesia sobre el matrimonio es de origen divino, y han alertado sobre el peligro de abandonar las exigencias de la Revelación. Y hay que llamarles la atención para que se callen. Cosa que yo creo es innecesaria, porque ya de por sí no es que hablen mucho. Y aunque vayan diciendo algo en los tres minutos de intervenciones, las reuniones de jesuítas antes del Sínodo y otros Pre-sínodos paralelos ya se encargarán de acallarlos cuando todo esto acabe.
    Los que conspiran no son los Kasper, ni los Marx, ni los Maradiaga, ni los Chaput, ni los Baldisseri. Son los Burke (que ni está ni se le oye), algunos africanos y los carcas de todos los confines (otros tres gatos más). Total, unos poquitos que son los realmente responsables de que no haya libertad, pues ellos al hablar de ese modo, impiden que el Espíritu se exprese con libertad. Van a estropear el Sínodo y mucho ojo con esto. Incluso algunos se han atrevido -¿cuántos?-, a criticar los sistemas empleados (nuevos en este Sínodo), que acaban con cualquiera que quisiera sacar la cabeza.
    A mí me da igual lo que vaya a pasar. En primer lugar porque acabará el Sínodo, se empezará a dar la comunión a los divorciados, se acogerá generosamente a los homosexuales aparejados en una Prelatura Personal y se hará Prelado a Monseñor Sarasa (o como se diga). Y al final habrá una Exhortación Apostólica diciendo que la Familia es el germen de la vida cristiana y hay que cuidarla, pero que tampoco hay que despreciar a los que no se someten a lo que nosotros llamamos familia convencional. Y en segundo lugar, porque para entonces, y al ritmo que vamos de escándalos, actitudes, misericordias y gestos diarios de todo color y de todo tipo (sobre todo de color arco iris), ya nadie se acordará del Sínodo ni de las intervenciones de unos y otros. Nos colarán lo que quieran en la praxis, aunque ya nos lo han colado bajo la manta de Motu Proprio o de Decisión Personal. Yo creo que a Francisco habría que llamarle el Papa Sol, al igual que el famoso Luis XIV se le recuerda como el Rey Sol: El Estado soy yo. El Sínodo soy yo. La Iglesia soy yo. Guardo el depósito de la fe en las palabras, pero me lo interpreto en los hechos. Sería un hermenéutico con efectos retroactivos.



    Respecto al resto, y a todo el que se mueva lo más mínimo, habrá que ponerle el brazalete-san-benito de hermenéutico conspirativo, conspirador o conspiranoide.
    Lo mismo uno de estos días el P. Lombardi me expulsa de la Orden por ser un Gerundio Conspirativo, nueva forma verbal de los nuevos tiempos. Me acogeré a su comprensión, en este bendito año de la misericordia.


    https://fraygerundiodetormes.wordpress.com/

  11. #11
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    Re: ¿Sínodo o tifón?

    ¿ORAR POR EL SÍNODO?

    «Hay un pecado que merece la muerte; no digo, pues, que pidan por éste» (I Jo 5,16)


    La Revolución, despótica por carácter propio, suele apelar a la ilusión del «consenso» para el logro de sus fines. Sobradamente lo demuestran la convocatoria a los Estados Generales en 1789 o, cien años antes, el establecimiento del sistema parlamentario en aquella Inglaterra que así se libró de la posibilidad de una dinastía católica en el trono, recayendo en breve en la más tiránica de las políticas de ultramar, y terminando de asfixiar al maltrecho campesinado de su país. En la Iglesia no ha ocurrido de otra guisa, habiéndosele desbrozado el terreno a los advenedizos por el taimado recurso a los típicos señuelos verbales (el pueblo, el hombre, hoy día las periferias existenciales, lo mismo da), y así fue como logró convocarse el Concilio que los papas Pío XI y Pío XII habían desistido de congregar para no dar pábulo a quienes aguardaban dar el golpe de mano amparados en la muchedumbre, así fuera ésta compuesta por puros prelados. Para aventar todo equívoco en materia tan proclive a turbiedades, constaba el redondo apotegma del santo papa Sarto acerca de que «los verdaderos amigos del pueblo no son los revolucionarios ni los novadores, sino los tradicionalistas», pero ni esta advertencia ni la elocuente experiencia histórica bastaron a disipar el torpor de una mayoría de obispos víctima del tráfico de los ideólogos que coparon la asamblea. Lo que basta a confirmar el carácter vetusto de una crisis que, por ser pre-conciliar y sólo por serlo, hizo posible lo que luego vino.

    Aristófanes había comparado al pueblo ateniense -siempre dispuesto a recibir los melindres de los demagogoi- con las anchoas, que lucen más después de ser frotadas. Hoy tenemos no sólo el penoso espectáculo de una jerarquía eclesiástica hecha de frotadores profesionales de egoísmos, de valedores de las pasiones más infames, sino que -por lo mismo- es de comprobar que el oficio del pescador de hombres ha sido devaluado en el de pescador de anchoas humanas, donde la caza de voluntades y simpatías se ejercita a expensas de la salvación de unos y otros, del pescador y del pescado. Ciegos guías de ciegos que cuelan el mosquito de los cálculos oportunos y del éxito personal para tragarse el camello de la condenación eterna, debieran encabezar el salón de las deliberaciones sinodales, para advertencia de los que osaran recordar la doctrina católica, con la inscripción del emperador Diocleciano, patrono de la impar asamblea: christianos esse non licet.

    Insuperable cinismo. El de bigotes
    es hembra retocada con agresivo tratamiento hormonal
    Expertos en comunicaciones audiovisuales, en señas, en guiños antes que en celo apostólico, poblaron la inmediata antesala del sínodo de una hosca humareda proveniente de la mismísima devastación de Sodoma, eligiendo para lector de la Misa papal en Estados Unidos a un notorio pederasta, desairando públicamente a una jueza opuesta a las bodas de bufarrones y recibiendo en privado, en la nunciatura de Washington, a una yunta de maricas, y todo calculadamente ventilado a los medios, incluyendo el pronunciamiento de un obispo y teólogo polaco integrante de la Congregación para la Doctrina de la Fe acerca de su orgullosa condición homosexual, con arrumacos para el galán retratados por las cámaras. Luego vino la difusión de una foto de Francisco, sonriente entre dos pervertidas, recibidas ambas hace unos meses y con todos los honores, la una con mostachos. La univocidad del mensaje está fuera de duda. Se juntaron el hambre y las ganas de comer, vale decir: por un lado, las presiones de los amos político-financieros del orbe para obtener la rendición incondicional de aquella institución -la única- que podía oponer eficaz resistencia a la religión invertida de las «profundidades de Satanás» (Ap 2,24); por el otro, una jerarquía sacerdotal que entregó el rosquete hace varios lustros, dispuesta a rendirse al mundo -y al demonio, y a la carne- para garantizarse una supervivencia de otra manera improbable en el exigente orbe moderno.

    Para decorar la vergonzosa prevaricación han inventado la ecuación de que a una praxis siempre variable puede corresponderle una doctrina inmutable. O como lo dice inmejorablemente un blogue amigo: «mientras todo el mundo sabe que la praxis es producto del theoréin, que el razonamiento se basa en lo que se conoce intelectualmente, como no puede ser de otra manera, que la deliberación, ámbito de la praxis, es razonamiento, que culmina en la conclusión llamada ‘decisión’; aunque todo el mundo sabe que la praxis y la doctrina son inseparables, estos avispaos dicen que cambiarán la praxis sin alterar la doctrina. Y todo para enseñar a Dios la misericordia».

    Un peripatético que pasara por allí, con su metafísica bajo el brazo, podría alegrarse (en asomándose a las deliberaciones de los prelados) al oír proclamas tales como que «hay que aceptar la realidad tal cual es», justamente en tiempos en que el desvarío idealista alcanza cotas nunca exploradas. ¡Bravo! -pensaría-, ¡se impone una sensata vuelta al datum, al ente como sujeto de determinación en este revuelto de cosas sin contornos, en este opresivo caos de las conciencias! Cuál no sería su horror al comprobar que la «realidad» aludida es la de los vicios más desbordados, consagrados como derechos en una rueda de obispillos donde, además, se instaría a evitar expresiones tales como "situaciones de pecado" para no ofender a nadie bajo el sol. Ya lo había hecho, por lo demás, la sexta Congregación general del Sínodo hace un año, cuando sin ambages precisaba que
    es importante evitar cuidadosamente dar un juicio moral, hablar de "estado permanente de pecado" y tratar, en cambio, de que se comprenda que la no admisión en el sacramento de la Eucaristía no elimina por completo la posibilidad de la gracia en Cristo,
    expresión esta última que entraña una distorsión teológica inaudita para un cuerpo episcopal. No extraña, pues, que a la sazón coincidan, para finiquito de la institución natural y eclesiástica del matrimonio, la manipulación de los conceptos religiosos y la previsible y ya denunciada manipulación de los procedimientos sinodales, con denegación del micrófono a los elementos aún hostiles a la revolución y entorpecimiento de la labor de los traductores, que podrían servir a desenmascarar puertas adentro las trampas textuales de los novadores. Estos se filtran a raudales, como en aquel informe final del Sínodo de 2014 que, con apariencia de ánimo descriptivo, sobre la «posibilidad de que los divorciados vueltos a casar accediesen a los sacramentos de la Penitencia y la Eucaristía», daba cuenta de que «varios padres sinodales insistieron en favor de la disciplina actual», como si de mera disciplina se tratara.

    Pero el asunto de la comunión a los re-casados ya fue resuelto favorablemente con sus dos recientes motu proprio por Francisco, tanto como para terminar con aquel que era enojoso impedimento y rémora a las desaforadas ansias de inclusión de aquellos que el Señor llamara «adúlteros». El verdadero debate ahora se centra en aquellas coyundas sodomíticas que, en palabras de la relación intermedia de un año atrás, «tienen dones y cualidades para ofrecer a nuestras comunidades». Lo que devuelve perentoria actualidad a aquella denuncia de una terrible red clandestina de homosexuales en la Iglesia que, desde Malachi Martin hasta el padre Dariusz Oko, ha sido presentada con los rasgos de una «homoherejía», y cuyo escabroso y creciente poder a lo largo de cuatro o cinco décadas, hasta la actual y cínica ostensión, fue tratado con lujo de detalles aquí.

    Bien lo advierte el padre Mauro Tranquillo en el sitio oficial del distrito italiano de la FSSPX:

    solía ​​decirse antaño que la práctica de la sodomía, además de ser un pecado de lujuria especialmente grave, llevaba consigo la nota de la sospecha de herejía, y era juzgado justamente por aquel Santo Oficio del cual nuestro Prelado es Oficial [nota: se refiere al polaco monseñor Krzysztof Charamsa, célebre por estos días por haber anunciado públicamente su condición de invertido]. Esto es porque, si uno puede pecar carnalmente por debilidad, el pecado contra natura es difícil de justificar sin una perversión particular de la inteligencia y de la fe. Los tiempos están dando abiertamente la razón a las sospechas del antiguo procedimiento inquisitorial. Ya no basta a los sodomitas, especialmente si clérigos, el pecar por debilidad: ahora deben reclamar un cambio de doctrina (una herejía, para abreviar) para justificarse. Los hombres de Iglesia modernistas han admitido, en el Vaticano II, que la doctrina podía cambiar según los tiempos en materia política y eclesiológica. ¿Por qué detenerse ante la moral, cuando todo el mundo presiona en este sentido? ¿Cuando la nueva religión que cuenta así lo quiere, y cuando se puede aprovechar la oportunidad para no quedarse fuera de ella, incluso tal vez para dirigir la animación espiritual del futuro gobierno mundial, tan reclamado por Benedicto XVI (retomado por Francisco en Laudato si’ nº175)? Francisco, tal como Benedicto XVI, es llamado por la iglesia luterana de Roma «nuestro obispo». Aprobación más bien explícita de la sodomía, communicatio in sacris con los herejes: todas prácticas que comportan la sospecha de herejía. La sospecha... ¡sí que eran garantistas los inquisidores!


    In exspectatione

  12. #12
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    Re: ¿Sínodo o tifón?

    Perlitas sinodales

    El Papa Francisco asumió el ministerio petrino consolando a sus fieles con la promesa de una “Iglesia de puertas abiertas”. No aclaró que, en cambio, el aula sinodal sería de puertas cerradas con varios cerrojos, los suficientes para tener bien enjaulado al Espíritu Santo. Su amanuense, el cardenal Beria-sseri (¿o era Baldisseri?) dispuso que, sobre las discusiones de los padres

    sinodales, solamente se conocerá lo que la oficina de la Santa Sede decida al final de la jornada de trabajo. Cada uno de los participantes podrá dar a conocer a los medios lo que él dijo pero no lo que dijeron otros sinodales. “Transparencia y apertura en primer lugar”, es el lema de Beria. No contaban, sin embargo, con que los obispos polacos son un poco duros de entender y publicaron en la página web de su Conferencia Episcopal un breve resumen de las intervenciones de todos los Padres del Sínodo. Por cierto, la información duró pocas horas porque, desde el Vaticano, los obligaron a quitarla. Sin embargo, fueron prudentemente registradas por medios como Infovaticana y Rorate Coeli. Se pueden recoger varias perlitas de lo afirmado por nuestros padres y maestros en la fe.
    . El obispo belga Johan Bonny propuso que “Debe tenerse en cuenta los elementos positivos presentes en las uniones civiles, prestar atención a los “granos de verdad” que contienen. Evitar la exclusión. Dejar un margen de maniobra a los obispos locales. Desarrollar una visión de la Iglesia como familia – unidad en la diversidad”. Más que “granos de verdad”, yo veo en las uniones civiles “pústulas de sífilis” y no me parece que las consideraciones de este señor obispo sean católicas. Alguien podría decir que, en la historia de la Iglesia, fue muy común que, en sínodos y concilios, los obispos participantes afirmaran doctrinas contrarias la ortodoxia. Pero, claro, una cosa era escuchar a un obispo nestoriano pronunciarse por las dos personas de Cristo o Felix de Urgell proclamar que Jesús era sólo hijo adoptivo del Padre. Cosa muy distinta es la propuesta del obispo belga acerca de una Iglesia como “unidad en la diversidad” que, para él, significa que los adúlteros y sodomitas de cualquier pelaje deben ser acogidos y aceptados en su estilo de vida.
    . Los obispos panameños poseen una refinada formación teológica. El arzobispo Lacunza, abogó por una apertura de la Iglesia a los divorciados con un ejemplo veterotestamentario: “Moisés dio su consentimiento a las personas, al divorcio por “la dureza de su corazón”. Hoy en día, la “dureza de corazón” se opone a los planes de Dios. ¿No podría ser Pedro tan misericordioso como Moisés?”. No contaba este agustino recoleto con la sutileza bizantina del patriarca sirio melquita Gregorio III Laham quien le recordó que “Jesús corrigió a Moisés" y que, por tanto, el razonamiento del panameño no tenía fundamento alguno. Y remató: “La inestabilidad del matrimonio es contraria a su naturaleza”.
    . El canadiense Lacroix repitió una cantinela contemporánea: “Dios te ama como eres, pero Él no te deja en el lugar donde te encuentras”. ¿Qué significa eso? ¿Jesús amó a la Magadalena como era? Ciertamente la amó como pecadora pero le exigió que se arrepintiera y no volviera a pecar. Pareciera que se trata solamente de sincerarse consigo mismo y presentarse como tal ante el Señor, porque es así como Él nos ama. Y está bien, pero no dicen que ese es sólo el primer paso. Es como si el hijo pródigo cayera en la cuenta que está enterrado en la inmundicia de los cerdos y mandara a decir a su padre dónde se encuentra, asegurándole que allí se quedará. Mons. Lacroix dice que Dios no te deja en el lugar donde te encuentras, y yo digo que sí te deja allí donde quieres estar porque respeta tu libertad. Él no te sacará si tu no quieres salir.
    . En tanto, el arzobispo brasileño Castriani recordaba a los padres sinodales que el Amazonas está desapareciendo. Su próxima intervención consistirá en una propuesta para salvar a las cacatúas de la extinción.
    . El arzobispo de Berlín, Heiner Koch, se pregunta el por qué de la exclusión de los sacramentos a los re-casados. La respuesta es bastante simple: porque para recibir los sacramentos de vivos, entre los que se encuentra la eucaristía, hay que estar en gracia de Dios, y el adulterio es pecado mortal.
    . Interesante la intervención del cardenal Rylko: “Se dice que la Iglesia debe ser como “un hospital de guerra”, pero nadie puede ser obligado a ir al hospital”. La imagen del “hospital de campaña”, propuesta por el el Papa Francisco, no tiene más que un efecto mediático. Lo ha notado Rylko: de nada sirve el hospital si los enfermos no quieren curarse. La enfermedad de fondo es la falta de fe en los enfermos… y en los obispos.
    . El también alemán cardenal Marx afirmó que “No hay que mostrar los aspectos negativos de nuestra cultura, porque nuestra gente no entiende”. Mostrémosle los pajaritos y las florcitas de la primavera pero no les digamos que después viene el invierno. Es decir, no le hablemos del infierno y de la condenación eterna porque entienden. El problema es que lo van a entender cuando ya se estén tostando. Y me pregunto yo de quién será la responsabilidad.
    . Chapeau para el bielorruso Tadeusz Kondrusiewicz: “Si estamos de acuerdo con dar los sacramentos a los divorciados que viven en una nueva relación, estamos a favor del divorcio”. No me extrañaría que sea próximamente misericordiado.

    . Y para cerrar, el cardenal Pell, como digno ex-Wallabies, apuntó directo al Papa Francisco: “¿Por qué la comisión que redactará la relación final del Sínodo ha sido nombrada con esa composición?”, dijo. La composición tiene una clara mayoría progresista y ha sido nombrada directamente por el Bergoglio. Ya sabemos entonces, el por qué.

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