Fíjate, Valmadian, justo unas pocas líneas encima de tu escrito, justo en el mío anterior, he destacado una noticia positiva de esas que me pides que destaque:
Mira un poco más arriba y verás que terminaba diciendo:
Si le echas un vistazo al vídeo, del cual dí una breve reseña, verás que resultan bastante positivas sus imágenes. No todo es negativo en mi discurso. Solamente soy realista en lugar de empeñarme en encontrar justificaciones a todo lo que sale del Vaticano.De todas formas, por internet circulan algunos vídeos que, en cuanto al tema de la comunión en las manos, parecen mostrar comportamientos más esperanzadores que los que se suelen ver en la mayoría de parroquias y festejos de la JMJ esa...:
Gloria.tv: Fin de la comunión en la mano?
Pero, vayamos por partes. Con respecto a lo que dices del motivo por el que los católicos ya no se confiesan, creo que los motivos son otros. No creo que sea porque prefieran la "confesión directa con Dios" a causa de que 'se les caiga la cara de vergüenza de contar los pecados a un cura', como tu dices (al menos, en la mayoría de los casos). En los artículos que he pegado un poco más arriba, se ofrece un argumento que invalida esa idea. A la par que decrece la asistencia a los confesionarios (que por cierto son gratuitos), aumenta considerablemente la asistencia a las consulta de los psicólogos (que cobran una pasta por cada sesión). Y allí, ante el 'científico', la gente desnuda su alma con total tranquilidad y luego pagan la factura. Yo creo, más bien, que la clave la da un sacerdote entrevistado en otro de los artículos que también me he tomado la molestia de traer aquí. Si le echas un vistazo a ese artículo, y recuerdas lo que ocurre en las consultas de los psicólogos, verás que es bastante coherente la hipótesis de este cura ya anciano de aquella parroquia madrileña.
Por otra parte, y regresando al tema de los divorciados y divorciadas que han fundado otra familia incluso con hijos, su problema es que jamás van a obtener el perdón si no cambian de vida, es decir... si no abandonan a su actual familia, y 'eso es una cabronada que solamente un capullo con pintas podría hacer' (como decía un amigo mío). 'Y gracias a Dios, los fieles católicos, aunque pecadores, demuestran todavía tener los suficientes principios' (sigo con la cita de mi amigo) como para no hacer cualquier cosa por obtener una tranquilidad de espíritu que piensan también poder obtener confesándose directamente con Dios. No olvides que obtiene antes el perdón un asesino múltiple, que un divorciado que no esté dispuesto a dejar tirada a su actual familia con la cual han reconstruido su vida. ¡Es un problema muy complejo de solucionar!. Y esa cuestión también está alejando a muchas personas del confesionario, sencillamente porque saben que el mero confesionario no solucionará su problema, ya que no obtendrán el perdón mientras no cambien de vida (y esa es una pescadilla que se muerde la cola...). Mientras que en la consulta del psicólogo la única condición que les ponen es pagar la minuta. Si a esto le unes lo que decía el sacerdote entrevistado en el artículo que te decía, verás cómo encuentras la respuesta, aunque todos sepamos que el psicólogo no te abre las puertas del cielo para la vida eterna (pero, al menos, soluciona un poco los pesares de ésta).
Y es que el problema es la mentalidad que impera en nuestra sociedad desde la aprobación de la ley del divorcio y la aconfesionalidad del estado. Aquí, ya casi nadie cree en la indisolubilidad del vínculo matrimonial e incluso entre los católicos está empezando a imperar la idea del 'contrato entre los cónyuges', una idea nada cristiana, sino propia de las ideas emanadas de la revolución francesa. Y de este cambio de mentalidad también tiene la culpa la Iglesia por querer y promover en su día la aconfesionalidad del estado y por favorecer la promulgación de una ley de divorcio que tarde o temprano sabían que iba a traer estos efectos (España no podía ser una excepción en el mundo).
Es muy difícil, casi imposible, mantener a toda una sociedad fiel a los principios del catolicismo tradicional si el ordenamiento jurídico y el pensamiento socialmente dominante van en dirección contraria. Al final, algo falla o algo chirría... Y en este tema del matrimonio (que no es cosa de uno solo, sino de dos...) la vida, la mentalidad imperante y LAS LEYES, han puesto a muchos católicos ante una situación muy difícil de solucionar, en la que el confesionario solamente sirve para obtener de él una negativa (como es lógico, mientras no se cambie de vida).
En fin, no me enrollo... porque creo que todos conocemos muchos casos similares de católicos que, o bien se han alejado de la Iglesia o bien han optado por comulgar al margen de lo que diga el Catecismo, ante la dicotomía de tener que elegir entre estar condenado eternamente al infierno o tener que romper su actual familia, que quizás funcione de maravilla...
Sin la ley del divorcio jamás hubiera llegado la sociedad española a la actual situación. Y lo mismo que digo de la sociedad española lo digo de la del resto del mundo. Como antes decía, la ley del divorcio y la aconfesionalidad del estado son dos bombas de relojería puestas muy inteligentemente bajo la línea de flotación del catolicismo. Unas bombas que ya han explotado y ahora la Iglesia no tiene más remedio que continuar cometiendo errores para intentar paliar el principal error que lo originó todo.
Un saludo
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