
Iniciado por
jasarhez
Las palabras de Joseph Ratzinger no dejan lugar a dudas... la doctrina de la Iglesia sobre la indisolubilidad del matrimonio deriva de la fidelidad a la palabra de Jesucristo, y por lo tanto ningún matrimonio no puede ser disuelto por nadie. En la celebración nupcial, los esposos se prometen fidelidad hasta la muerte.
Ahora pueden venir desde Roma a hacer los 'apaños' que quieran intentando "comprometer la verdad en nombre de la caridad"... Pero, si así hicieran, estarían siendo infieles a lo que nos ordenó N.S. Jesucristo.
Marcadores