Ya que sacas ese dato, convendría matizarlo porque ahí radica la clave del malentendido.
El Concilio lo convocó Juan XXIII, "oficialmente", para ser pastoral: o sea, explicar claramente la doctrina católica al hombre moderno con un lenguaje asequible a éste. No para solucionar problemas ni controversias. (Tanto es así que se pidieron sugerencias a todos los obispos del mundo para ver de qué querían debatir).
Esa era la disculpa y así se prepararon (con la mejor buena fe) decenas de esquemas completamente ortodoxos y católicos, entre 1959 y 1962 (que el Concilio, ya revolucionado, mandaría al cubo de la basura).
Como digo, una vez comenzado el Concilio, los obispos centroeuropeos se amotinaron y con la complacencia de Juan XXIII, arrojaron a la basura los esquemas preparados "para explicar la doctrina de siempre al hombre moderno"; y a lo que se pasó, desde la II Sesión en 1963 en adelante, fue a debatir cómo dar la vuelta a la doctrina de la Iglesia adaptándola al mundo moderno ( dejándola en el estado desolador, que se ha comprobado).
En resumen, que un Concilio convocado como "pastoral" en 1959... acabó, desde 1962-63, siendo revolucionario y subversivo de la doctrina de la Iglesia.
Visto lo cual, el enigma es el propio Juan XXIII; y cabe plantearse con todo derecho si lo de Concilio "pastoral" fue un ardid de viejo zorro que él se sacó de la manga para no escandalizar por entonces a la Curia (super-conservadora) y engañándola, no obstaculizar un Concilio que él realmente quería revolucionario: y sabría que lo sería de sobra, cuando sus amigos los obispos del Rhin entraran en acción (que era lo que estaban deseando desde hacía años.)
Por si acaso, Juan XXIII (en 1960) antes del Concilio, por su cuenta y riesgo al margen de la Curia, ya se había curado en salud, creando el "Secretariado para la Unidad de los Cristianos", poniendo al frente al cardenal Bea (judío ecumenista). Posteriormente, desde 1963 ya con la revolución triunfante, este Secretariado fiscalizará la totalidad de esquemas dándoles el característico toque herético y ecumenista que rezuman.
Por ello, no queda sino apelar al abate Roca (ex sacerdote satanista) y su famosa profecía (hacia 1890) sobre un anhelado "Concilio futuro" que "por fin conciliaría a la Iglesia con el mundo moderno". Parece que Juan XXIII estaba en la onda, y son de sobra conocidas sus andanzas y simpatías (siendo obispo y cardenal) con masones de toda calaña... Por la red hay páginas que detalla sus correrías por logias y tugurios...
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