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Tema: Contra la arquitectura moderna

  1. #21
    Avatar de Mexispano
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    Re: Contra la arquitectura moderna

    Fealdad...

    Tenemos más salud y confort que en cualquier otro momento de la Historia, saberes , conocimientos y libertades sin equivalente y sin embargo corre como la pólvora por la calle el sentimiento ampliamente aceptado de una velada decadencia, una especie de nihilismo flácido perceptible en eso que ocupa el lugar de la literatura y el arte oficiales.

    La belleza ha desertado de nuestras vidas para encerrarse en los museos. Nuestras calles , plazas y parques más bellos están inundadas por masas de "ciudadanos" imbéciles y aborregados.

    ¿Por qué la fealdad ha reemplazado a la belleza?¿Por qué ese desierto cultural y espiritual en medio de una prosperidad conlosal y desigual? ¿Por qué el dinero se ha convertido en la única medida de nuestras vidas, aplastándonos bajo su vulgaridad y poder?

    Porque el príncipe de este mundo se ha quitado la m
    scara y está desatado, como león rugiente, buscando a quien devorar.




  2. #22
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    Re: Contra la arquitectura moderna

    ARIAS NAVARRO "El Destructor" Alcalde de Madrid ¿Que os parece su plan de desarrollo?




    Arias Navarro fue una de las personas más cercanas a Francisco Franco, le hizo alcalde de Madrid con una misión principal, expulsar a la numerosa nobleza y familias ricas que podían hacer sombra al poder del dictador.


    Y manos a la obra.


    El Paseo de la Castellana era llamado el Paseo de los Palacios, porque toda la clase alta tenía allí auténticos palacios imperiales.


    Como el Palacio de Indo





    Palacio Xifré





    Palacio Duque de Uceda y Medinacelli













    Palacio Duque de Anglada y lo que es ahora








    Palacio Montellano







    Y como estos decenas más. Se expropiaron y derribaron para hacer edificios de oficinas y viviendas para los afines.

















    Sus obras cumbre fueron La Torre de Valencia. Que rompe cualquier atisbo de vista bonita de la Puerta de Alcalá o el Retiro















    Y la iglesia del Buen Suceso





    Que se derribó para construir el edificio magefesa














    Arias Navarro terminó su vida como uno de los hombres más ricos de Europa, no creo que fuese por especular, expropiar palacios y dejar que construyeran moles de decenas de pisos en vertical.




    Fue buen plan?

    https://www.forocoches.com/foro/show....php?t=6778628
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    «¿Cómo no vamos a ser católicos? Pues ¿no nos decimos titulares del alma nacional española, que ha dado precisamente al catolicismo lo más entrañable de ella: su salvación histórica y su imperio? La historia de la fe católica en Occidente, su esplendor y sus fatigas, se ha realizado con alma misma de España; es la historia de España.»
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  3. #23
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    Re: Contra la arquitectura moderna

    Arias Navarro fue una de las personas más cercanas a Francisco Franco, le hizo alcalde de Madrid con una misión principal, EXPULSAR a la numerosa nobleza y familias ricas que podían hacer sombra al poder del dictador.
    Hombre, yo diría que más que "expulsar a la numerosa nobleza que podía hacer sombra"; lo que hizo Franco fue expulsar del poder a aquellos que querían la aniquilación física de la nobleza (que por cierto, no hacía demasiada sombra); así como proteger sus bienes del despojo y saqueo a cargo de la horda roja. Quizá debió haber sido menos magnánimo; dada la escasa lealtad de algunos de estos. Además, el Palacio de Uceda no se tiró en tiempos de Arias, sino del conde de Mayalde (y no por su culpa) por no hablar del Palacio de las Artes y la Industria [ETSII] que sigue en pié...

    Por cierto, que la mayoría de esos inmuebles fueron vendidos para especular con el terreno, como hizo el Duque del Infantado con el palacio del masón Xifré; terminó siendo sede de los sindicatos (un útil destino). Diríase, que es que no queda ni un sólo palacio en toda la Castellana (antigua Avenida del Generalísimo).....

    Palacio de Xifré | Coribante.es

    http://www.rtve.es/filmoteca/no-do/not-1126/1468756/
    Última edición por DOBLE AGUILA; 21/10/2018 a las 23:15
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  4. #24
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    Re: Contra la arquitectura moderna

    No fue Carlos Arias Navarro hombre que despertase simpatías y afectos. Mi padre, tan franquista como podía serlo, jamás simpatizó con ese hombre al que en sus tiempos de alcalde de Madrid tildaba ocasionalmente de "chorizo". Pero, en fin, de ahí a achacarle nada menos que el derribo de los palacetes del Paseo de la Castellana de Madrid, media un abismo. Buena parte de los derribos se debieron a la especulación urbanística, ¿y quién se resistía a la oferta de muchos millones -entonces de pesetas-, que se ofrecían por los solares? Evidentemente no se trataba de palacios seculares, ni se había legislado todavía la Ley del Patrimonio Histórico Español de 25 de junio de 1985, que a buen seguro hubiese protegido tales bienes inmuebles. Y es que probablemente, salvo algunos que "se construyeron" la casita y se arruinaron con ello por aquello de las vanidades y ver quién era más en la Villa y Corte, sus descendientes, con un patrimonio ya más que fragmentado, y probablemente incapaces de sostener esas joyas arquitectónicas, debieron ceder a muchas tentaciones en forma de números bancarios. Y Arias Navarro cuando era alcalde de Madrid, como todos los alcaldes de este país, se limitaba a firmar permisos y licencias de obras por las que recibía, eso si, su correspondiente corretaje, o sea, lo habitual en todos los ayuntamientos. De ahí a sostener que por orden de Franco había que expulsar a quienes le pudieran hacer sombra, y que Arias se dedicase al oficio de tanqueta, hay un enorme abismo, tal como si suelen ser las profundidades abisales mentales de ciertos elementazos de "Forocoches".



    El Paseo de la Castellana de Armando Palacio Valdés

    “El Paseo de la Castellana es una línea recta que se prolonga indefinidamente con cierta severidad clásica y municipal, convidando a los graves y tranquilos sentimientos” (Armando Palacio Valdés en 1884)

    Leyendo sobre el Madrid de tiempos pasados me he topado con el ámbito del Paseo de la Castellana que describió Armando Palacio Valdés (1853-1938) en “Aguas Fuertes”, colección de relatos costumbristas, cuyo ámbito corresponde por muy pocos años con las fotos antiguas que aquí se muestran. La Castellana, entonces recién construida, iba de la Plaza de Colón hasta el Hipódromo, en cuyo solar se levantaron en 1932 las moles de los Nuevos Ministerios. Más allá todo era campo hasta los pueblecitos de Chamartín de la Rosa y Fuencarral. Los más ricos, aristócratas y financieros, adquirieron las mejores parcelas a uno y otro lado de la avenida de 150 metros de ancho para construir lujosos palacetes y edificios de viviendas modernistas de elegantes fachadas y portales, a los que hace referencia Palacio Valdés, parte de los cuales perduran. “Aquellos palacios deben de guardar seres bellos y felices que se alejan del ruido de la corte a fin de paladear con más tranquilidad su dicha. El amor debe de ser el dios a quien se rinde culto en tales nidos tibios y suntuosos.”

    A la vista del relato del novelista asturiano afincado en Madrid hasta los 84 años en que falleció, sorprende ver cómo era la vida de la ciudad en el tiempo en que reinaba Alfonso XII y luego su madre la Regenta, María Cristina de Augsburgo, hace más de un siglo, seguramente la mejor época de la capital por cómo era la vida, por cómo y en qué se divertía la gente y también por cuáles eran sus mayores preocupaciones sociales. Sorprende comprobar también que hable ya en aquellos años de una Castellana desolada, sin apenas nadie en sus paseos, porque la moda llevó a la gente al Paseo de Coches de El Retiro. “Hoy apenas va nadie hacia allí porque está a la moda El Retiro. Sin embargo, bien puede asegurarse sin temor a engaño, que llegará un día en que la Castellana recobre su antiguo esplendor.”
    Armando Palacio Valdés: “La acera de Recoletos termina en la plaza de Colón. A la derecha se encuentra la casa donde se fabrican las pocas pesetas buenas que hay en España (1). A la izquierda está la que proporciona las pocas novelas bellas; la casa de D. Benito Pérez Galdós (2). Todos los españoles saben lo primero: muy pocos somos los que tenemos noticia de lo segundo. Pero los que lo sabemos—dicho sea para nuestra honra y prez—solemos mirar con más atención a la izquierda que a la derecha. Al cabo, las monedas que se fabrican en aquel gran edificio de ladrillos irán como esclavas sumisas a procurar deleites a los poderosos, a halagar sus torpes pasiones y sus vicios, mientras las novelas que se escriben en aquel alto y silencioso despacho, vendrán a posarse delante de nuestros ojos dándonos algunos instantes de placer honrado, elevando nuestro espíritu y esclareciéndolo.

    La inmensa mayoría, casi la totalidad de los hombres, guarda consideración y respeto a los ricos sólo por el hecho de serlo. Los grandes escritores sólo lo infunden cuando ejercen un cargo oficial. Y, no obstante, el rico es un hombre que trabaja y se afana únicamente para proporcionarse goces, de los cuales no nos hace, bien seguro, partícipes, mientras el escritor se priva de los suyos, gasta sus fuerzas, enferma del estómago o la cabeza y acorta su vida para procurarnos deleite y cultura. Después, se da por satisfecho con un estipendio parecido al de un albañil y con que le digamos: «¡Amigo, qué bonito libro ha escrito usted!»

    El paseo de la Castellana, que sigue a la plaza de Colón, consiste en una amplia carretera para los caballeros y dos caminos estrechos a los lados para los peones. Hace unos cuantos años estaba concurridísimo por las tardes: la carretera se henchía de carruajes y los caminos de gente distinguida y ordinaria. Hoy apenas va nadie hacia allí porque está a la moda El Retiro. Sin embargo, bien puede asegurarse sin temor a engaño, que llegará un día en que la Castellana recobre su antiguo esplendor: al cabo de los años mil, vuelven los coches por donde solían ir.

    Armando Palacio ValdésEn los buenos tiempos de la Castellana se observaba un fenómeno que atestigua bien claramente de la exquisita delicadeza de sentimientos que suele existir en nuestra sociedad distinguida. Como no había gente bastante para llenar los dos caminos que ciñen la carretera, acaecía que el paseo se fijaba en uno de ellos. Pues bien, las jóvenes distinguidas no pudiendo soportar el contacto de otras jóvenes menos distinguidas, empezaban a desertar del paseo acostumbrado yéndose por pelotones al otro camino. Desde allí, irguiendo la noble cabeza, miraban, al través de la red de carruajes, desfilar a sus enemigas naturales por el paseo de enfrente. Que en esta mirada se advertía un soberano desdén no hay para qué decirlo, y que este desdén se hallaba perfectamente justificado, tampoco creo necesario demostrarlo. ¿Cómo ha de sufrir con paciencia, verbigracia, la hija de un auxiliar de la clase de primeros, que la de uno de la clase de cuartos pasee y disfrute de la vista del mundo en el mismo paraje que ella? Claro está que todos somos hermanos, pero no hay más remedio que atender un poco a los escalafones que de vez en cuando publica el ministerio de la Gobernación, pues para algo se publican. Además, este deseo de separarse de la muchedumbre y del vulgo, señala en quien lo siente un espíritu fino y superior y temperamento aristocrático.

    Sucedía, no obstante, que este temperamento o abundaba en demasía o se falsificaba, como todas las cosas buenas, pues es lo cierto que unas tras otras, con más o menos disimulo, todas las niñas del camino despreciado se iban pasando al camino despreciador, quedando aquél al cabo de algún tiempo totalmente desierto. Entonces las jóvenes del verdadero y genuino temperamento aristocrático se comunicaban, no sé en qué forma, sus impresiones dolorosas, y una tarde, cuando menos se pensaba, enderezaban el paso, arrastradas por altos sentimientos, al camino abandonado, donde permanecían hasta que de nuevo se veían molestadas y tornaban a ejecutar graciosamente la idéntica maniobra. Cuando la Castellana vuelva a ser lo que antes, el paseo más concurrido de Madrid, confiamos en que se repetirá este fenómeno consolador hijo de una noble altivez, sin la cual no es posible el refinamiento de las costumbres ni el progreso de los pueblos.

    Aunque solitario, o porque lo esté quizá, el paseo no deja de ofrecer atractivos, sobre todo para los melancólicos. No es frondoso y quebrado como El Retiro, ni presenta variación de ninguna clase; es una línea recta que se prolonga indefinidamente con cierta severidad clásica y municipal, convidando a los graves y tranquilos sentimientos. La línea recta tiene también sus encantos, por más que yo prefiera la curva, como ya he tenido el honor de decir en tres distintas ocasiones. De noche, las dos hileras de faroles colocadas a entrambos lados de la carretera, ofrecen una perspectiva muy bella: son dos cintas paralelas y luminosas que van a perderse en un fondo oscuro, donde una imaginación viva puede forjar, selvas dilatadas, abismos inmensurables o un desierto poblado de monstruos. No sé hasta qué punto la comisión de alumbrado público ha hecho bien en buscar este nuevo aliciente para excitar la fantasía del vecindario. Sin embargo, fuerza es confesar que en esta ocasión ha sabido herirla de un modo delicado y útil, revelando lo infinito por medio de una misteriosa e indefinida sucesión de faroles.

    Paseo de la Castellana en 1915Adornando los flancos del paseo, se alzan un número considerable de hoteles y palacios de formas muy diversas, no siempre bellas, aunque sí caprichosas. Nuestros banqueros y contratistas de obras públicas no queriendo, como es natural, pagar tributo a lo prosaico de las construcciones modernas, han solicitado el concurso de las edades más poéticas de la humanidad y de las comarcas más pintorescas para levantar sus viviendas suntuosas. Se encuentran allí, a poca distancia unos de otros, palacios egipcios, árabes, asirios, babilónicos, gallegos y catalanes. Por regla general están rodeados de jardines que la naturaleza, secundada eficazmente por las mangas de riego, ha poblado de flores y verdor. He pasado muchas veces por allí y jamás he visto a nadie disfrutando de su amenidad, salvo los pájaros.

    Las ventanas de los palacios tienen las persianas echadas y reina tal silencio en sus inmediaciones, que cualquiera los creería deshabitados. Esto contribuye a despertar en la imaginación de los paseantes recuerdos o sueños romancescos. Aquellos palacios deben de guardar seres bellos y felices que se alejan del ruido de la corte a fin de paladear con más tranquilidad su dicha. El amor debe de ser el dios a quien se rinde culto en tales nidos tibios y suntuosos. Algunas veces al través de sus persianas he oído los dulces acordes de un piano. ¡Cuántas cosas bellas cruzaron entonces por mi mente! ¡Cuántas novelas interesantes se me presentaron de improviso!

    Una mañana de primavera, impresionado por la reciente lectura de cierta novela de Octavio Feuillet, iba paseando distraído por aquellos silenciosos lugares gozando de la frescura y aroma de los árboles y de la grata soledad que allí imperaba. De pronto, al pasar por delante de uno de los palacios, creí percibir rumor de voces en el jardín. Al fin sorprendo a la enamorada pareja de este nido, me dije sonriendo; y con el corazón agitado y el paso cauteloso, me acerco a la verja revestida de una espesa cortina de madreselva y aplico el oído. Detrás del muro de verdura dos voces poco argentinas disputaban acaloradamente sobre el proyecto de conversión de la deuda. Más allá de la Castellana se tropieza con el Hipódromo (3). Quisiera decir algunas palabras acerca del Hipódromo, pero creo que aún no ha llegado la época de juzgar con verdadera imparcialidad esta nueva institución. Las grandes reformas necesitan algunos años para desenvolverse y dar el fruto que el legislador ha buscado. Juzgando hoy aquélla, temo incurrir en errores y apasionamientos, de los cuales me arrepentiría ya tarde.”




    Los palacios perdidos del Paseo de la Castellana de Madrid

    ABC, mayo 2013

    «No son los tiempos propicios a las residencias fastuosas». Con esta frase, que hoy podría tener significado pleno, evocaba ABC los palacios perdidos de la Castellana hace ya 55 años. Desde entonces, siempre sensible a la pérdida de nuestro patrimonio, este periódico ha denunciado cada derribo de los edificios históricos de la capital. «Otro palacete menos», se lee en el anverso de muchas de las fotografías que acompañan este reportaje. Más de medio siglo después, hoteles, rascacielos y edificios de oficinas del paseo de la Castellana reposan sobre el alma de aquellas casas señoriales. Desde el paseo del Prado hasta el Paseo Nuevo de las Delicias de la Princesa —luego paseo de la Castellana—, medio centenar de mansiones rivalizaban por ser las más bellas. Neogóticos, neoárabes, neoclásicos o modernistas... Hasta nuestros días solo han sobrevivido poco más de diez palacios.

    Los palacios perdidos del Paseo de la Castellana de Madrid

    Las residencias de la clase adinerada daban vida al eje por el que la capital se ensanchó hacia el norte. Tras sus muros se celebraron las mejores fiestas de la época. En sus estancias durmieron buena parte de los protagonistas de los siglos pasados. La mayoría se concentraban entre la Cibeles y el Hipódromo de la Castellana, que dejó en 1933 su solar a los Nuevos Ministerios. Donde se levanta el Ministerio de Sanidad en el paseo del Prado —antigua Casa Sindical edificada en 1951—, se erigía el palacio de Xifré. Construido en 1865 por Rafael Contreras, restaurador de la Alhambra de Granada, sus mamposterías árabes no tenían parangón.

    «Y pensar —se lamentaba el banquero José Xifré, indignado— que esto es el resultado de estudios largos, profundos y minuciosos del arte musulmán… Y que varios amigos han sido capaces de decirme: '¡Enhorabuena! Ya sabemos que se ha construido usted un palacio chino!'», recordaba ABC en dicho artículo. A mediados del siglo XX, tras una Guerra Civil que se cobró alguna víctima palaciega, la sangría fue creciendo. En la otra punta de la Castellana, donde hoy se levanta el hotel Villamagna, se alzaba la otra pequeña «Alhambra» capitalina: el palacio de Anglada o de Larios. Lo construyó Emilio Rodríguez Ayuso en 1870 para Juan Aguado, un banquero que –según dicen las crónicas–, se arruinó con esta obra. Tras su fachada neoclásica se escondía un patio árabe digno de un palacio califal.

    Muy cerca tenía el Palacio de La Huerta Cánovas del Castillo, a la altura del número 50 de la Castellana. Tras ser asesinado y muerta su viuda, pasó a ser propiedad de los marqueses de Argüelles. Fue entonces cuando comenzó a frecuentarlo Emilia Pardo Bazán para organizar tertulias reivindicativas de los derechos de las mujeres en España. Tras ser Embajada de Cuba, acabó siendo el solar de la Embajada americana.

    «La calle de la S»

    Entre Serrano y Castellana, existía además una calle de recorrido serpenteante, llamada Martínez de la Rosa pero conocida como «la calle de la S». La ocupaban varios hoteles-palacetes con fachada a la Castellana —entre el número 36 y el 44—, que también sucumbieron a la piqueta. En uno vivió el conde de Romanones, a la izquierda del edificio de ABC de Serrano. A la derecha estaba el Palacio de Luis Canthal. En otro, doña Adela de Larra, hija de Mariano José. Pero dominaba el territorio una inmensa parcela enfrente: el palacio del duque de Montellano, donde recibió sus primeras clases en España el Rey Juan Carlos.

    El drama de Medinaceli

    Los duques de Medinaceli tuvieron dos palacios en Madrid. El primero, en plena plaza de las Cortes, fue demolido en 1910 para levantar uno de los hoteles, ya centenario, de la capital: el Palace. El otro, al que se trasladaron los duques de Medinaceli, estuvo ubicado en Colón. Entre otros avatares, esta residencia sufrió un incendio en 1917, fue saqueado por milicianos durante la Guerra Civil y finalmente derribado para alzar en su solar el Centro Colón.

    Publicado 24th November 2013 por Carlos Viñas-Valle


    FUENTE DE AMBOS FRAGMENTOS: https://madridafondo.blogspot.com/20...e-armando.html
    Última edición por Valmadian; 21/10/2018 a las 22:07
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    "He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.

    <<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>

    Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.

    Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."

    En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47


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  5. #25
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    Re: Contra la arquitectura moderna

    Y no sólo es la arquitectura en si la que está afectada del modernismo, también se han incurrido en verdaderas barbaridades en eso que se llama interiorismo. En el siguiente enlace encontramos una breve reseña del Palacio de Gaviria en la Calle Arenal de Madrid, la que lleva desde la Puerta del Sol a la Plaza de la Ópera. Obsérvese en la fotografía de portada, el pegote comercial incrustado en la fachada del palacio, o en el detalle de que todo el edificio fue discoteca durante veinte años.

    https://www.esmadrid.com/informacion...w.google.es%2F

    O este barrio madrileño, anejo o próximo a la Castellana, que está lleno de palacios reconvertidos, que salvaron sus fachadas gracias a la mencionada Ley de 1985, pero cuyos interiores hoy albergan entidades bancarias, oficinas diversas, restaurantes, discotecas, o en los casos en los que sus estancias palaciegas acabaron siendo modernos apartamentos minimalistas. Algunos con jardín amurallado para evitar miradas indiscretas, y otros con puertas con paso de carruajes a patios hoy ajardinados. En cualquier caso, nada que ver, salvo las excepciones que suelen suponer la presencia de algunas embajadas que conservan íntegros tales palacetes.

    https://es.wikipedia.org/wiki/Anexo:...rio_de_Almagro
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  6. #26
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    Re: Contra la arquitectura moderna

    La arquitectura moderna igualmente está condicionada por el urbanismo actual. Vivimos en la ciudad de la imagen, espacio urbano de redes mercantiles rodeado de viviendas y habitáculos. Espacio urbano que se ha extendido por todo el mundo, conectado principalmente por avión entre países y continentes, y por todos los otros sistemas de comunicaciones, conformando una red global. Y es ciudad de imagen porque no sólo han de parecerlo las empresas -todas importantes-, sino también sus sirvientes y los moradores de viviendas y habitáculos. No importa lo que sean, no importa lo que haya detrás de cada fachada... "Director General", con una secretaria y punto en un pequeño despacho, pero gestionando "equis" no se sabe qué para no se sabe tampoco que empresa o empresas con sede en, cualquiera sabe dónde. Lo importante es parecerlo, eso es fundamental:

    https://www.sixt.es/alquiler-de-coches/de-lujo/

    Si se ha de invitar al "delegado" que llega de..., se le recoge en el aeropuerto y se le lleva a su hotel en algún coche imponente. Pero cuando se trata de otros acontecimientos sociales, hay que aparentar lo que todo el mundo sabe que no se corresponde con la imagen que se pretende dar:

    Alquiler Rolls Royce Silver Cloud I Madrid | Coches clasicos Madrid | coches para bodas

    Mayestáticos automóviles que no fueron diseñados para tales menesteres. Que no se pensaron para llenarlos de lacitos rosas y globos, pero un día es un día, una ocasión en la vida, "una vez nada más" como la letra del bolero.

    Esto es la imagen del mundo moderno, feo, cada vez más inhumano pues se vive a kilómetros y kilómetros de donde se trabaja, o la gente se divierte tomando un avión para ir a una discoteca durante el fin de semana.
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  7. #27
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    Re: Contra la arquitectura moderna

    Creo que sería mejor NO utilizar en término "arquitectura modernista" (aunque arquitectura moderna, se entienda lo que es). El modernismo fue un estilo absolutamente respetable de finales del XIX y principios del XX, que ha dejado obras notables en lugares como Viena (o como las que se pueden ver en Madrid, Cartagena, etc) y cuyo máximo exponente en España fue el gran Gaudí en su etapa primera.

    Mejor utilizar la "arquitectura contemporánea" o si cabe "posmoderna" (post-moderna).
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  8. #28
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    Re: Contra la arquitectura moderna

    La Ciudad del Hombre.



    En la obra “Las dos ciudades”, san Agustín de Hipona decía que:

    “Dos amores fundaron dos ciudades, a saber: la ciudad terrena el amor de sí hasta el desprecio de Dios, y la ciudad celeste el amor de Dios hasta el desprecio de sí mismo”.

    En el día de hoy vivimos inmersos en la Ciudad del Hombre que ha llegado hasta el desprecio de Dios, y con soberbia ha construido esas grandes catedrales de hierro y cemento nombradas orgullosamente “rascacielos”. Gigantes secuoyas de angulosas formas, cubiertas de acero y vidrio, grises, fríos, que en su interior contiene miles de personas trabajando como hormigas afanosamente en los negocios de la ambición humana. Esta Ciudad del hombre, con esfuerzo casi sobrehumnano, ha querido tapar la Creación de Dios. En toda ella se respira esa ambición, en toda ella se ha impreso la mano del hombre. En toda ella se imprime, sobre su acero y sobre su granito, la impronta del hombre voluntarista, del superhombre nitzcheano, y bajo esa figura, el poder de la manipulación de la materia, con el cual ha llegado a dominar la técnica.

    El estruendoso rugir de los motores y el chillido de las bocinas, nos llevan a desconocer el silencio. Los gritos de hombres descontentos, distorsionados por la desgastada arenga de los amplificadores eléctricos que se entremezclan con los golpes de tambores, como danza tribal y desentonada, de los constantes insatisfechos manifestantes que se movilizan con el lento paso del ganado bovino sobre una ancha avenida.

    Y en las noches, la estertórea música que resuena repetitivamente en los parlantes de una cultura descartable, en los boliches, en los antros y bares de vida nocturna, emite aquellos sonidos que producen un encantamiento en los bajos instintos, esa hipnótica transformación de las mentes juveniles que caen desprevenidamente en las actitudes más torpes a la vez que intentan homologar lo que sus “próceres” de la subcultura imponen con la suyas. El bien no hace ruido y el ruido no hace bien, decía un santo. Y los ruidos nos alejan del silencio tan necesitado para el hombre que hoy y siempre ha buscado la Verdad.

    Ya no contenta esta ciudad humana con sus estridencias sonoras, recurre a las miles de luces y grandes pantallas mostrando todas sus ofertas. Las luces de colores y los carteles cada vez más vistosos, son aquellos ruidos que a la vista nos distrae. Las grandes cadenas cada vez más monopolizadas del cine, con sus películas cada vez más vacías de contenido pero a la vez más vistosas, repletas hasta el hartazgo de efectos especiales, recordándome cada vez más a las elucubraciones culturales en la distópica ¿o utópica? novela de Aldous Huxley “Un mundo feliz” con el “cine sensible”. El concupiscente embelesamiento que nos pone enfrente para vendernos el modo de vida que debemos aceptar, o sus muchas manufacturas de las grandes fábricas o, cuando nos encontramos en épocas electorales, nos distrae con el variopinto abanico multicolor del “márketing” político. Ruido para la vista y para un verdadero pensamiento sobre qué necesita realmente la polis de hoy.

    Hasta la escasa vegetación que podemos encontrar en el centro de la urbe, parece subyugarse sumisamente a un patrón humano que la ordena en la ciudad y la dispone como piezas de ajedrez, manipulandola y la recortandola como papirola según su beneplácito. Todo ha sido manejado, construido, plantado milimétricamente por la mano del hombre, a tal grado que no podemos ver otra mano en lo que nos rodea, que la del hombre.

    La Ciudad del Hombre, “la Ciudad Terrena” que llamaba san Agustín, se yergue soberbia, omnipotente, omnipresente, omnifuncional, como una aceitada maquinaria dispuesta a seguir creciendo indeterminadamente frente al hombre que vive inmerso en ella, absorbido por ella, impidiéndole por todos los medios posibles poder contemplar más allá de sus paredes de cemento. La mano humana la ha construido toda ladrillo por ladrillo, la Babilonia prostituta, la torre de Babel, cuyo príncipe es el Príncipe de este Mundo, vuelve a erguirse para decirle al hombre contemplador: “tú no podrás”.

    La Ciudad Terrena busca siempre que los hombres estén inmersos en sus ocupaciones, en sus diversiones, en lo posible, toda la vida, y así olvidar lo profundo, lo importante y trascendental. Su aplanadora sensorial busca achatar las perspectivas de la vida, mostrando que solo hay un horizonte: el terreno, y así ocultar con sus variadas artimañas, que también hay un horizonte vertical, si se me permite la paradoja.

    Pero aún, al contemplador, al hombre que ama y que busca al Amor, que desea vivir en la Ciudad Celeste, la Patria Celestial, cuando se le presenta el combate frente la Ciudad Terrena, puede encontrar la gracia de cobijarse en el candor de un sencillo San Ireneo de Arnoise interior, le queda ese vestigio que todavía el conglomerado de cemento no le puede quitar. Aunque la urbe, con sus fulgurantes luces ha podido tapar gran parte de las estrellas, aún quedan los cielos para poder escalar al cenit y divisar el vestigio de Dios.

    Y luego de estas reflexiones, a modo retórico, podría hacerme unas preguntas, ¿serán estas cosas por las cuales las grandes ciudades se han transformando en la acumulación legalista y legislativa de vicios y desórdenes inimaginables antaño? ¿El alejamiento del hombre de Dios nos ha llevado a la construcción de estas grandes ciudades o fueron las grandes ciudades que alejaron también al hombre de la mirada trascendente?

    Tal es el encierro del hombre entre las paredes de la gran ciudad, que ha prodigado una considerable cantidad de lunáticos, esos lunáticos que G. K. Chesterton describía como aquél que se había encerrado entre las cuatro paredes de la caja de cartón de su pequeño universo, pintando el cielo y las estrellas en el techo.

    Y recuerdo que, con ciertos dejos de melancolía, recordaba el Papa León XIII en “Inmortale Dei” que “hubo un tiempo en que la filosofía del Evangelio gobernaba los Estados. En aquella época la eficacia propia de la sabiduría cristiana y su virtud divina habían penetrado en las leyes, en las instituciones, en la moral de los pueblos, infiltrándose en todas las clases y relaciones de la sociedad.”

    Dentro de los defectos humanos, en aquellos tiempos, reinaba la armonía que produce la vida de una profunda cosmovisión cristiana. La época dónde la verdad era la Verdad, dónde el sentido común y la cordura reinaba en las leyes. El contraste entre las dos ciudades es contundente. No pueden convivir juntas, son inconciliables y siempre estarán en constante pugna.

    Mariano Gabriel Pérez-Tinnirello, tomado del portal Noticias Congreso Nacional, 07-Nov-2018.




    _______________________________________

    Fuente:

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  9. #29
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    Re: Contra la arquitectura moderna

    en Quito nos estan llenando de estas aberraciones

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    Mexispano dio el Víctor.

  10. #30
    Avatar de Mexispano
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    Re: Contra la arquitectura moderna

    Libros antiguos y de colección en IberLibro
    CUANDO LA PASTA NO BASTA: EL DESIERTO SE COME DUBÁI (y su decadencia debería preocuparnos)

    La ciudad de Dubai podría considerarse como un espejismo, un lugar irreal diseñado como un parque temático al estilo occidental, para que los visitantes puedan recorrer una ciudad que no debería existir, creada desde la nada, y en el que la propia visita es algo así como un espejismo en el que no hay nada más que ver salvo las cosas tan grandes que la humanidad puede construir para ser visitadas. Rascacielos, inmensas avenidas, centros comerciales de lujo y urbanizaciones de dudosa utilidad y alto standing que están habitadas a medias donde nadie se queda.

    LA velocidad a la que se ha construido esta infraestructura, con super hoteles o edificios emblemáticos como el Burj Califa, que básicamente buscaba crear un modelo de economía y sociedad fuera del petrodólar ha supuesto un reto de infraestructuras impresionantes, pero como buen decorado público, la parte de la trastienda y su digestión son los verdaderos problemas de un lugar irreal, que existe a base de mucho esfuerzo y que quizá el tiempo acabe deconstruyendo tal y como se levantó.

    Esta fábula de la fortaleza de cartón piedra también puede trasladarse no sólo al terreno de las infraestructuras absurdas, de lo que en España sabemos un rato, también de la imposibilidad de poder construir un futuro sólo con dinero.





    https://www.youtube.com/watch?v=de5c4mHFzb0

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