Fuente: The New Age, 20/04/1933
Debate radiofónico
II.
Por C. H. Douglas
Las preguntas radiofónicas del Sr. Dennis Robertson
Cuando nos acercamos a la pregunta nº 3 del Sr. Robertson, obtenemos, pienso yo, evidencia de su fracaso a la hora de entender la naturaleza del moderno sistema multi-etapa de producción. Esta pregunta dice así: “¿Mantiene o no mantiene todavía (el Mayor Douglas) que la industria en su conjunto, a lo largo de periodos considerables de tiempo, hace entradas contables para cargas corrientes o generales que exceden enormemente a sus desembolsos en intereses y dividendos y en mantenimiento, renovación y extensión de planta?”.
Resulta obvio por la forma de esta pregunta, pienso yo, que el Sr. Robertson no está al tanto de la existencia de ninguna diferencia entre desembolsos acumulativos de dinero, y desembolsos e ingresos sucesivos de una suma más pequeña de dinero; o poniendo el asunto de otra forma: él parecería creer que cada vez que una empresa industrial compra una nueva máquina al instante carga el coste total de esa máquina en el precio de algo que estuviera haciendo en el mismo periodo de tiempo. Ahora bien, no tengo ninguna duda de que a todo fabricante le gustaría poder hacer esto, cuyo resultado neto, en sus cuentas, sería el de que sus activos reales en su hoja de balance quedarían reducidos a cero, y no necesitaría hacer ninguna carga por el uso de su planta. Pero si el Sr. Robertson supone que semejante rumbo resulta posible de hacer sobre cualquier amplia gama de producción, entonces solamente puedo sugerirle que dedique un poco de tiempo a discutir esta materia con alguna asociación Agrícola o Fabril representativa. Lo que el fabricante hace, si es que puede, es amortizar la maquinaria lo más rápidamente posible, pero como él no le aplica el cargo de amortización al mismo ritmo al que se paga por ella, debería resultar claro que la suma de estas cargas diferidas es pospuesta o llevada de un periodo a otro periodo sucesivo, y no está representada por desembolsos en aquel periodo. El enorme y creciente número de programas de compra a plazos se fundamenta en esta situación. La respuesta, por tanto, a la pregunta nº 3 del Sr. Robertson es que a lo largo del mismo periodo de tiempo la industria en su conjunto sí hace entradas contables para cargas corrientes o generales que exceden a sus desembolsos en intereses y dividendos y en mantenimiento, renovación y extensión de planta.
Pregunta nº 4. “¿Sostiene o no sostiene (el Mayor Douglas) que la deficiencia de poder adquisitivo surge en parte como consecuencia de que la industria en su conjunto está normal y progresivamente devolviendo su deuda de capital a los bancos?”. La respuesta cualitativa a esta pregunta me parece a mí que es tan simple que me sorprende que el Sr. Robertson la haya formulado. Si imagináramos que la producción se llevara adelante por una organización, y el dinero que constituye el equivalente al precio de esa producción se creara por una segunda organización (por ejemplo, un banco), y esta organización creadora de dinero prestara su dinero a la organización creadora de bienes, resulta obvio que la devolución de la suma en cuestión a la organización creadora de dinero dejaría un conjunto de bienes sin estar representados por poder adquisitivo. Si este conjunto de bienes ha alcanzado su destino último: el consumidor final, resulta defendible que la devolución y destrucción del dinero es correcta en principio, aunque sería más exacto decir que el dinero debería solamente salir de la existencia al mismo ritmo al que desaparecen físicamente los bienes.
Pero puesto que la gran mayoría de bienes producidos en un país como Gran Bretaña son, actualmente, bienes de capital, no se venden directamente al consumidor final, sino que se venden a un intermediario el cual, a su vez, los revende, a través de cargas de maquinaria, al consumidor final. La devolución de un préstamo bancario relacionado con esos bienes de capital, antes de que los bienes de capital se hayan cancelado o depreciado completamente, de tal forma que no se hagan más cargas al público por su uso, sí crea una deficiencia de poder adquisitivo; y la respuesta, por tanto, a la cuarta pregunta del Sr. Robertson es que una deficiencia de poder adquisitivo sí surge en parte como consecuencia de que la industria en su conjunto está devolviendo su deuda de capital a los bancos a un ritmo más rápido al que se están amortizando los bienes de capital a los que aquélla se refiere, a través de la recolección de su valor completo a partir del público.
La última pregunta (nº 5) del Sr. Robertson es, “Y si éste fuera el caso, ¿cómo es que la banca es rentable o provechosa?”. Podría explicar este asunto con cierta extensión, pero como encuentro difícil de creer que el Sr. Robertson pueda preguntar en serio semejante pregunta, simplemente me referiré a la “Enciclopedia Británica”, decimocuarta edición, en donde él encontrará la afirmación de que “Los bancos prestan dinero creando de la nada los medios de pago.” La respuesta, por tanto, a la quinta pregunta del Sr. Robertson es que los bancos son rentables o provechosos mediante la creación de los medios de pago.
Se ha demostrado en los últimos meses que es posible conducir un debate sobre estos importantes temas sin recriminación, y en beneficio de una verdadera ilustración para todo aquél que esté interesado. Siento mucho que en los últimos cinco minutos, por lo menos, de la crítica del Sr. Robertson, así como en ciertos comentarios escritos sobre mis puntos de vista, él no se haya sentido con deseos de mantener ese estándar al que me he referido y, en consecuencia, sus comentarios finales me parecen a mí, y a muchos de sus oyentes, que son puras burradas. Comparar un estado de cosas en el que, por consenso común, hay una abundancia física existente junto con una amplia extensión de pobreza, con un estado de cosas en el que un experto médico se ve enfrentado con el problema de eliminar las enfermedades, posiblemente se pueda considerar como un buen ejemplo de periodismo amarillo, pero no ciertamente como argumento, ni incluso como analogía. Nadie nunca ha sugerido, que yo sepa, que haya dificultad alguna en incrementar inmensamente la actual producción de bienes y servicios así como de eliminar el actual despilfarro de la mucha que se produce, aunque cualquier niño sabe que la eliminación de las enfermedades constituye algo que no es inmediatamente practicable. Incluso los propios argumentos del Sr. Robertson simplemente sugieren que algo le ocurriría al sistema monetario como resultado de este inmenso incremento de producción, a lo cual él llama “cargar con el muerto”.
Soy consciente de los hándicaps u obstáculos bajo los que el Sr. Robertson, y otros en su misma posición, trabajan, a la hora de abordar cuestiones como éstas, pero antes de usar expresiones tales como “dinero de mentira” y “confusión de carácter fundamental”, pienso que deberíamos darnos cuenta de que es el sistema existente y los expertos asociados a él, de los cuales él es uno, los que lo defienden, y que ninguna sugerencia se ha presentado hasta ahora desde instancias oficiales que atraviese de alguna forma los argumentos que yo le presenté, y que él no ha atendido.
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