En realidad, el hábito de beber té no se generalizó en Inglaterra hasta entrado el siglo XX. Catalina de Braganza fue imitada por la corte, pero el té --carísimo allí-- quedó reservado a las clases altas. En la etapa tardo victoriana se extendió a las clases medias altas y medias-medias. Sólo tras la I Guerra Mundial el hábito alcanzó a las clases populares. Aún así, todavía hoy Gran Bretaña consume más café que té.
Marcadores