miércoles, 19 de noviembre de 2014
DESCUBRIMIENTO DE CALIFORNIA
CALIFORNIA
FERNANDO CORTÉS ENTRE LA LEYENDA Y LA REALIDAD
Academia de Hernán Cortés
“Por la difusión de la Verdad Histórica”
1.- LA LEYENDA ENTRE LOS CONQUISTADORES
En segunda mitad del siglo XV, con la invención de la imprenta, aparecieron publicadas en toda Europa las leyendas caballerescas que circulaban por las plazas o en las reuniones de familia o de amigos.
Si bien, el primer libro impreso había sido la Biblia al que siguieron otros libros religiosos, pronto comenzaron a publicarse temas mundanos especialmente las sagas o gestas de los caballeros. Como el “Amadís de Gaula”.....(1) o la “Canción de Roldán”......(2)
Los libros impresos resultaban caros, pero eran tal su novedad que la gente los adquiría con grandes esfuerzos por que les daban importancia social. Entre los jóvenes, y de los más populares, estaba la Canción de Rolando, en francés “La Chanson de Roland o Hrueland”, novela épica que se refiere a la derrota sufrida por la retaguardia del ejército de Carlomagno a manos de los moros en el desfiladero de Roncesvalles del Reino de Navarra en el siglo VIII ( 778 ).....(3)
En la novela manuscrita hacia la primera mitad del siglo XII en más de cuatro mil versos, aparece en el verso 209 del poema, la palabra Califerne refiriéndose a alguna región determinada del África. El verso en francés antiguo es el siguiente:
Morz est mis nies ki tant soleis cunquere
Encuentre mei revelerunt li Saisne
Et Hungré et Bugre et tant gent averse
Romain, Puillain et tuit cil de Palerme
E cil d’Affrike e cil de Califerne”
Que traducido libremente es:
“Muerto está mi sobrino que tantas tierras conquistó
Y ahora los sajones se han rebelado contra mí,
Y los húngaros, y los búlgaros y tanta gente adversa,
Romanos, pulianos, y todos los de Palermo,
y los de África y los de Califerna.”
Los lugares a que se refiere el verso, eran perfectamente conocidos en ese tiempo. Dice: Palermo, África y Califerna. Por tanto, cuando dice: “los de África y los de Califerna” seguramente se trataba de los moros de algún califato.
Hasta aquí hemos relatado lo que contiene en el manuscrito más antiguo, la referencia un lugar todavía indeterminado llamado Califerne, sin más.
LA NOVELA CUMBRE DEL SIGLO XVI
El anterior Cantar de Gesta fue la fuente de inspiración de muchos otros escritores posteriores, principalmente en los de finales del siglo XV.
A principios del siglo XVI en el año 1511 comenzó a circular otra novela de caballería publicada en Sevilla el año anterior de 1510 por el escritor y editor García Ordóñez de Montalvo; como una continuación del Amadís de Gaula y cuyo título es:
“Las Sergas de Esplandián” ....(4)
Del Califerne en el Amadís de Gaula, pasó al California de la trascripción que Montalvo trata entre otras tierras fabulosas, de la Isla California habitada por amazonas negras.
“Sabed que a la diestra mano de las Indias existe una Isla llamada California muy cerca de un costado del Paraíso Terrenal; y estaba poblada por mujeres negras, sin que existiera allí ningún hombre, pues vivían a la manera de las amazonas. Eran de bellos y robustos cuerpos, fogoso valor y gran fuerza. Su isla era la más fuerte de todo el mundo, con sus escarpados farallones y sus pétreas costas. Sus armas eran todas de oro y del mismo metal eran los arneses de las bestias salvajes que ellas acostumbraban domar para montarlas, porque en toda la isla no había otro metal que oro.....”
Garci-Ordóñez de Montalvo, quien no era autor del Amadís de Gaula, ni del siguiente libro “Las Sergas de Esplandían” actualizó para su época las antiguas gestas de caballería originadas en Francia muchos siglos antes. Habría leído también la relación que Cristóbal Colón había escrito de sus viajes a las nuevas tierras descubiertas: “Las fabulosas Indias”; para componer las Sergas.
El Almirante, en su diario del primer viaje de descubrimiento, anota:
“Dixéronme los indios que por aquella vía hallaría la isla de Martinico, que diz que era poblada de mujeres sin hombres, lo cual el almirante mucho lo quisiera por llevar diz que los Reyes cinco o seis d’ellas.....
(....) mas diz quera cierto que las avía y que en cierto tiempo del año venían los hombres a ellas de la dicha isla de Calib (Carib), diz qu’estaba d’ellas diez o dize leguas, y si parían niño enbiánbanlo a la isla de los hombres, y si niña, dexávanla consigo.....”.............(5)
Como se ve por lo anterior, Ordóñez de Montalvo logró un éxito literario en el momento que nuestros españoles se enfebrecían con las tierras, descubiertas y por descubrir, de la naciente América.
HERNÁN CORTÉS Y SU CALIFORNIA
ENTRE LA FANTASÍA Y LA MUERTE
LAS EXPLORACIONES CORTESIANAS
Corría el mes de octubre del año de 1524, atrás han quedado los hechos de la conquista del reino de Moctezuma y unos días antes de emprender el malhadado viaje a las Hibueras para castigar la infidencia de Cristóbal de Olid ..Hernán.Cortés firma y envía su 4ª Carta de Relación al Emperador Carlos, junto a espléndidos regalos de oro y plata. En esta Carta le relata, entre otras cosas, de las noticias que tiene acerca de una isla legendaria, noticias que le habían sido traídas por su sobrino el capitán Francisco Cortés de San Buenaventura, quien había realizado la exploración y conquista de las tierras costeras del Mar del Sur o Pacífico.
Escribe así:
“Y así mismo me trajo relación de los señores de la provincia de Cihuatán, que se afirma mucho de haber una isla poblada de mujeres, sin varón ninguno, y que en ciertos tiempos van de la tierra firme hombres que con ellas han acceso....y si paren mujeres las guardan; y si hombres, los echan de su compañía, y que esta isla está a diez jornadas de esta provincia de Colima; y que muchos de ellos han ido allá y la han visto. Dícenme así mesmo que es muy rica en perlas y oro; yo trabajaré en teniendo aparejo de saber la verdad y hacer de ello larga relación a Vuestra Majestad....”
En su 4ª Carta; relata al emperador Carlos lo sucedido en ese período: desde mediados de mayo de 1522 al 15 de octubre de 1524, cuando firma la carta. Que comprende las acciones de exploración y militares hacia los reinos tributarios de Moctezuma; muchos de los cuales eran conocidos por los indios como productores de metales preciosos.
Cortés se interesaba, también, por encontrar algún río o paso de mar que lo acercara a la costa del Mar de Sur, encontrar un buen puerto que sirva de base a las exploraciones hacia la verdadera India. Desde esos años comenzaba a vislumbrar con grandeza lo que podría ser en un futuro cercano, el nuevo Reino de su conquista.
Envió a Pedro de Alvarado hacia el sur poniente de Tenochtitlán, con el encargo de llegar al mar, explorar la corta hacia el sur para encontrar el mítico Reino del Oro vislumbrado por Balboa apenas una decena de años atrás.
Alvarado cumple con éxito su cometido y funda el pueblo de Tututepec muy cercano a la costa, donde encontró minas de oro. Más tarde, hacia fines del año de 1523 en otra expedición muy numerosa con ayuda tlaxcalteca, conquistará definitivamente para la Nueva España todas esas tierras hasta Guatemala y Acajutla en el actual El Salvador.
Las otras exploraciones importantes son hacia el señorío de Michoacán; de los primeros que llegaron a esa región fueron: un soldado Parrillas y poco después Antonio Caicedo en el otoño de 1521. (Relación de Michoacán, de Fray Jerónimo de Alcalá).
En 1522 le siguieron cuatro españoles más al mando de Francisco Montaño, el héroe del Popocatépetl, (Historia de la Conquista, Francisco Cervantes de Salazar).
La conquista del territorio fue encomendada a Cristóbal de Olid, Juan Rodríguez de Villafuerte y Andrés de Tapia con 70 caballeros y 200 peones ayudados por indios tlaxcaltecas. Quienes llegaron a esas tierras a mediados de 1522.
Estos capitanes lograron su cometido y todavía alguno de ellos llegó hasta el señorío de Colima.
Sin perder tiempo se fundó Zacatula cerca de la costa y se comenzaron a construir cuatro barcos para la exploración del litoral hacia el sur y hacia el norte del paralelo 24.
Cortés tampoco perdía el tiempo en la Capital supervisando su reconstrucción. Para reconocer nuevos territorios, seguía enviando capitanes con el fin de conquistar todas las regiones del poniente:
Gonzalo de Sandoval llegó a principios del 1523 a la Costa Chica cercana a Acapulco, fundó el puerto y siguió hasta Colima, fundando la villa el 25 de julio de ese año de 1523. Sandoval siguió en sus conquistas rumbo al norte hasta encontrar un buen puerto que llamó de Navidad; ahí tuvo noticia de una gran isla a varias jornadas por mar hacia el noroeste.
“que estaba poblada de mujeres sin varón ninguno”
Considero yo, que fue en esos días cuando comenzó a circular entre los soldados españoles, que la leyenda de la California a que se refería la novela “Las sergas de Esplandián” podría ser una realidad.
Cuando el capitán Gonzalo de Sandoval regresó a la capital y dio parte a Cortés de sus descubrimientos y conquistas, pudo ser, que los soldados hicieran circular, entre los que estaban asentados ya, esas fabulosas noticias. Tanto que el propio Cortés las asienta, como hemos visto al principio, en su 4ª Carta de Relación.
Las exploraciones y conquistas siguieron su marcha a partir de esos años. Reiteramos que Don Hernando, antes de partir para las Hibueras, envió a su sobrino Francisco Cortés de San Buenaventura con la orden de continuar sometiendo todas esas regiones. El 17 de enero de 1525 apareció en Tenochititlán la publicación de la Relación de una Visitación, en la cual se refiere la expedición de Francisco Cortés de San Buenaventura. Otros dos capitanes de esa expedición fueron otros primos de Hernán Cortés: Alonso de Ávalos y su hermano Hernando de Sayavedra que se posesionaron de las regiones del actual Estado de Jalisco, al parecer sin mucha resistencia de los indígenas.
PRIMERA EXPLORACIÓN
Cortés, antes de marchar a España en 1528, había dejado encargada la construcción de un astillero en la costa de Tehuantepec. Ahí se harían cinco barcos para la exploración de las costas y tal vez de otra expedición, que como la del año anterior había partido para las fabulosas islas Malucas en el sudeste asiático.
Cuando don Hernando regresó a su astillero en 1530, solo encontró ruina y abandono, y su capitán Francisco Maldonado estaba preso. (Carta de Cortés a Carlos V desde Texcoco , 1530).
Un poco más tarde, en 1532, al mando de su primo Diego Hurtado de Mendoza, envió la primera expedición por mar para explorar las costas al norte de la gobernación de Nuño de Guzmán. Salieron las dos naves: (San Marcos y San Miguel) de Acapulco rumbo al norte, hasta la bahía de Guatlán, actualmente Manzanillo, en la provincia de Colima, donde terminaron de abastecerse de todo lo necesario, luego costearon hasta el actual San Blas para llenar de agua las botijas, pero la gente de Nuño de Guzmán los hostilizó, siguieron la costa descubriendo las islas que llamaron de la Magdalena, las islas Marías, y costearon hasta la actual región de Culiacán donde estuvieron unos veinte días, según apunta Francisco López de Gómara en su relación con informes directos de Cortés.
Esa estancia de tanto tiempo sin actividad alguna, así como la falta de víveres, le costó al capitán Diego Hurtado de Mendoza que los expedicionarios se le amotinaran; se apoderaron de una de las naves regresando a las costas del sur. La otra nave quedó en poder de Hurtado, quien con los marinos se hizo a alta mar en busca de alguna isla grande. De ellos ya nunca se supo más.
Mientras los amotinados fueron presa de una tormenta que llevó a nave a encallar en la costa de bahía de la Bahía de Banderas donde fueron atacados por los indios, muriendo la mayoría, solamente 23 lograron escapar de los indios pero la mitad fueron presos de Nuño de Guzmán. Los otros lograron llegar a tierras de Colima. Hernán Cortés lamentó con mucho dolor la desaparición de su primo Diego Hurtado, teniendo por muchos años la esperanza de encontrarlo con vida.
SEGUNDA EXPLORACIÓN
Ante el fracaso de la primera expedición, Cortés mismo se instaló en 1533 en Tehuantepec para construir las naves y traer los bastimentos necesarios para otra armada de mayor enbergadura.
Para esa tremenda empresa, Cortés ideó un sistema de abastecimiento tan ingenioso como complicado. Desde el puerto de Cozacoalco, se remontaba el río hasta Tecolotepec en
el Istmo, y desde ahí por tierra a un trecho de río hasta el puerto de Tehuantepec, eran más de 300 kilómetros de un trabajo enorme, para llevar e instalar todo el material desde Veracruz. Pero, con todo esto, se había trazado la primera ruta de comunicación entre el Mar del Norte y el del Sur. Entre el Golfo de México y el Océano Pacífico.
El Conquistador, ya marqués del Valle, gastaba su hacienda y su persona por la Gloria de Dios, por la honra de España y para servir a la Corona.
En junio de 1533 salieron de Tehuantepec y de Acapulco dos buenas naves construidas como las mejores de Castilla. La capitana llamada Concepción al mando de otro pariente: Diego Becerra de Mendoza, con su ponderado piloto traído de Vizcaya, Fortún Jiménez; la segunda nave al mando de Hernando de Grijalva y su piloto el portugués Martín d’Acosta.
Los barcos remontaron la costa hacia el norte hasta llegar a su otro puerto de apoyo, Santiago de Buena Esperanza, hoy Manzanillo. De ahí salieron el 1º de noviembre de 1533, pero, lamentablemente en esas fechas comienza la temporada invernal de los ciclones del Pacífico. Una de esa terribles tormentas los sorprendió a las naves, que se separaron, una ellas el San Lázaro se dirigió al ponente, al interior del Mar del Sur descubriendo la Isla de Santo Tomás (hoy Socorro) y regresó a Acapulco después de casi cuatro meses de navegación.
La nave Concepción enfiló hacia el norte amotinándose la tripulación al mando de Fortún Jiménez, y en la reyerta murió el capitán Diego Becerra de Mendoza, también pariente de Cortés. Los amotinados desembarcaron a los frailes y los heridos en la costa, y siguieron su derrota al norte. Los fuertes vientos los llevaron a descubrir por pura casualidad la “Isla California”; “Entraron en una bahía (a la que describieron como la que encontró Hernán Cortés, quizá La Paz) donde encontraron indios muy primitivos, estos andaban completamente desnudos pero tenían perlas. Aún no se ha aclarado que contratiempo tuvieron con ellos, pero el hecho es que hubo una reyerta, Fortún Jiménez murió con la mayor parte de su gente. Los sobrevivientes subieron a la nave y regresaron a la tierra Firme. Ahí se repitió la mala fe de Nuño de Guzmán, enemigo de Cortés, su gente los apresó y la nave Concepción quedó en poder de éste, como había quedado también el navío San Miguel de la anterior expedición.
TERCERA EXPEDICIÓN
Ya han pasado casi 14 años de que el reino de Moctezuma cayera en manos de Hernán Cortés, tiene honores y riquezas, ya es dueño del marquesado del Valle de Oaxaca, territorio con 23 mil vasallos y el mayor en extensión de cuantos algún rey de España concediera a uno de sus súbditos. Su otrora gobernación se va a transformar en Virreinato muy pronto, a él le queda solamente el empleo de Capitán General de la Nueva España. Su palacio de Cuernavaca está aún en construcción y su nueva su mujer, doña Juana de Zúñiga y Ramírez de Arellano, de la mayor nobleza castellana le ha dado cinco hermosos vástagos ( Luis el mayor, murió recién llegado a México).
Cortés podía haberse quedado disfrutando de sus logros, pero su sangre hierve con la posibilidad de conquistar, quizá, otro reino fabuloso. A sus 50 años de edad retoma arrestos de juventud y con renovado brío, él en persona se encargará de conquistar esas tierras. Este es el Cortés del principio y de siempre.
Por otra parte, los sobrevivientes de la malhadada segunda expedición cortesiana seguramente contaron que los indios eran muy oscuros de piel, casi negros, que poseían muchas perlas de gran valor, y que su tierra nuevamente descubierta a pocas jornadas por mar de la tierra firme era la isla fabulosa que se relataba en “Las Sergas de Esplandián .
La noticia de la expedición al mando de Hernán Cortés animó a muchos antiguos conquistadores y otros que estaban repartidos por los territorios del marquesado. Se enrolaron 34 con sus mujeres y muchos se ofrecieron a servirle de soldados, hasta completar 320. Su gran amigo y confidente Andrés de Tapia no podía faltar en la expedición.
En las anteriores expediciones, Cortés, había gastado una buena parte de su fortuna, casi todo se había perdido y dos de esas naves estaban en poder del gobernador de Nueva Galicia: Nuño Beltrán de Guzmán. También estaban casi terminadas otras cuatro naves para seguir con las exploraciones.
Escribe al Rey:
“He gastado más de cincuenta mil castellanos; para hacer la dicha armada e las susodichas, he vendido mucha parte de mi hacienda e toda la que tenía en los reinos de Castilla, e empeñado e deshecho mis joyas e las de la marquesa mi mujer, e debo cincuenta mil castellanos e más e tengo empeñada todas mis rentas e pueblos, según así a todos es público e notorio....”
Y por cumplir su compromisohabía dejado casa, mujer e hijos, estando ya en la edad de cincuenta años.
Para rematar con lo anterior, recibió de su enemigo Nuño de Guzmán un áspero requerimiento prohibiendo a él y a su gente el paso por las tierras de su gobernación.
Entonces Cortés respondió contundentemente: el 24 de febrero de 1535 “que no se le podía impedir el paso ni el apoyo portuario ya que tiene encargado por el rey la exploración de la Mar del Sur; además, él es el Capitán General de la Nueva España y de la Mar del Sur, y un gobernador provincial no puede interferir su mando ni impedirle el servicio real que tiene mandado”. (José Luis Martínez, Hernán Cortés, 1992 )
.El Héroe de México-Tenochtitlán estaba en la villa de Colima el 9 de enero de 1535 y antes de emprender su peligrosa conquista a la legendaria “Isla California” redactó y firmó su Mayorazgo a favor del pequeño Martín Cortés de solo 3 años; ante “dos escribanos y nueve testigos, se escribió en diez hojas de pergamino por ambos lados, Cortés le imprimió el sello de sus armas en cera colorada, y se guardó en una caja de plata con una cinta de seda verde”. (José Luis Martínez, Hernán Cortés, 1992)
“El 15 de abril de 1535 el ejército que fue por tierra y las tres naves se encontraron en Chametla”
A los tres días de ese encuentro, Cortés se embarca en la bahía de Chamela para saber personalmente la razón del porqué han sido tan infructuosos los ocho años de exploraciones. Llevaba 40 jinetes y 113 peones. Desembarca el día de la Santa Cruz, 3 de mayo, y con ese nombre bautiza al puerto que funda, en el lugar encontró dos sobrevivientes de la expedición de Fortún Jiménez. Así se asentó la primera colonia española de la California.
Envía dos barcos para recoger a los soldados y sus mujeres que se habían quedado esperando en Chamela. Solamente regresó un barco pues por la tardanza, muchos de los colonos habían regresado al puerto de Navidad. Cuando los recién llegados vieron la situación tan lamentable en que se encontraban Cortés y sus acompañantes, ya sin comida suficiente y solamente con vida la mitad de los colonos; quedaron espantados.
Hernán Cortés decidió regresar a la costa de Nueva Galicia para traer más refuerzos y comestibles.
Durante su permanencia de casi un año en “la California” escribió muchas cartas; una de ellas descubierta por el Padre Cuevas, dirigida a Cristóbal de Oñate:
“Con la priesa que tuve de mi partida nos os escribí desde luego del puerto del Espíritu Sancto y agora en esta no se ofrece más que haceros saber que llegué a este puerto y baya de Santa Cruz, día de sancta cruce de mayo por cuyo respecto se le puso este nombre.”
“Reconocí la tierra primero de mayo día de los apóstoles y porque en la parte que reconoscimos era e la mas alta de esta tierra, se le puso por nombre sierra de Sanct Felipe”
“En el msmo dia descubrimos una isla que está cerca de esta tierra que se llamó Santiago y luego vimos otras dos que la una se llama isla de Sanct Miguel y la otra de Sanct Cristobal”
“Tardé XVI días a causa y tiempos contrarios que tuve y de las muchas calmas”
“Faltáronme de toda la compañía seis caballos entre los cuales fue uno el hoverico que no lo tuve por poca pérdida. Todos los demás caballos y toda la gente llegaron muy buenos benedicto Nuestro Señor No os escribo de la manera y disposición desta tierra porque no he salido………….de despachar estos navíos por la gente y caballos. Emos visto mucha gente e algunos han venido. Hay mucha cantidad de perlas e pesquerías. En partiendo estos navíos entraré en la tierra y a la vuelta habrá más noticias del secreta della y más lugar para haceros relación de lo que hubiéramos visto”
“No escribo al señor gobernador hasta que haya cosa cierta que le podamos escribir más que me encomiendo a su merced. Y al protector también, señor daréis mis encomiendas y que yo tendré cuidado de le escribir siempre e que agora no lo hago por lo que tengo dicho”
“Estas cartas os encomiendo señor que hagáis enviar con persona cierta que fuere a México, al licenciado Altamirano mi primo, lo más breve que se pudiere. Guarde Nuestro Señor vuestra noble persona, como señor deseayis””Deste puerto e baya de Sancta Cruz, XIIII de mayo de DXXXV”
“Lo que señor mandarles” “El Marqués” (Rubricado)
Carta asentada en el libro: “Historia de Baja California” Profr. Pablo L. Martínez, Patronato del estudiante bajacaliforniano, 1956.
CUARTA EXPEDICIÓN
Ruta que siguió el navegante Francisco de Ulloa
Hernán Cortés había preparado una cuarta expedición para dejar terminado el descubrimiento de las costas de nueva España, para lo cual nombró a su amigo de muchos años: Francisco de Ulloa, quien venía acompañándolo desde el tiempo en que Cortés conquistó definitivamente el señorío Colhúa.
Ulloa era hombre sensato y de su confianza, había puesto en orden a los colonos establecidos en Santa Cruz mientras el Conquistador regresaba a la costa de Nueva Galicia por las dos naves perdidas. Y permaneció en la California hasta 1537.
En el año de 1539 se hizo cargo de la última expedición financiada por don Hernán con la comisión de demostrar si la nueva tierra descubierta era isla o península. Salió de Acapulco el 8 de julio de 1539 con tres navíos: el Santa Águeda, el Trinidad y el Santo Tomás todos bien abastecidos como era costumbre de Cortés hacerlo.
Acompañaban a Ulloa cuatro frailes franciscanos: Antonio de Mena, Raimundo Amiliebus, Pedro de Aracho y Fray Fernando; el veedor era el antiguo conquistador Francisco de Terrazas, el escribano Pedro de Palencia y el piloto Domingo del Castillo quien dibujó minuciosamente el mapa de las costas bojadas. En este viaje iba solamente la tripulación necesaria sin ningún colono. Por órdenes de Cortés se trataba de una expedición de reconocimiento del litoral y tomar posesión a nombre de la Corona Española de todas las tierras encontradas.
Francisco de Ulloa el amigo de Cortés y hombre de su confianza haría el trabajo que las anteriores expediciones no habían podido, cumpliendo con exactitud los propósitos descubridores del Marqués del Valle de Oaxaca.
A pesar de que el navío Santo Tomás se perdió antes de llegar a la bahía de Santa Cruz, los otros navíos recorrieron durante casi un año litorales desconocidos hasta entonces.
En la bitácora de Francisco de Ulloa consta que llegaron a Santa Cruz el 29 de agosto y que de ahí se dirigieron a la costa de Sinaloa para bojear hacia el norte hasta casi el grado 30 latitud norte. A la entrada del gran río Colorado que llamaron ancón de San Andrés. Luego dieron la vuelta hacia el sur costeando la tierra por lo que se dieron cuenta que se trataba de una larga península con un mar interior.
<!--[if !vml]--><!--[endif]-->
Llegaron a Santa Cruz el 19 de octubre de ese año de 1539, ahí hicieron un alto para abastecerse de agua, y luego continuaron hasta una punta que llamaron de Santiago (hoy Cabo San Lucas), siguieron costeando, esta vez, otra vez al norte hasta la bahía y puerto de Santa Catarina, y finalmente, el 20 de enero de 1540 descubrieron tres islas, tomando posesión de la mayor llamándola Isla de Cedros, la cual describieron como muy verde y habitada por venados y conejos. Situada a los 27 grados y medio.
En la Isla de Cedros, el 5 de abril de ese año, el capitán Francisco de Ulloa dio por terminada su exploración, emprendiendo el regreso a Acapulco con una escala en Manzanillo, donde encarcelaron a su enviado. Ahí se encontraron con la noticia de que el Marqués del Valle estaba en España tratando de arreglar sus asuntos con la Corte.
Entre los historiadores, el explorador Francisco de Ulloa ha quedado envuelto en una telaraña de leyendas: Que si siguió explorando solo en su barco la Trinidad, cosa muy improbable por el carácter prudente del marino, y que había muerto ahogado con su barco.
Que si al regreso fue asesinado en un altercado con alguno de sus enemigos. Que si murió en la ciudad de México, etc. etc.
Lo cierto es que su mapa fue pasado en limpio por el piloto y dibujante Domingo del Castillo en 1541, quizá el original fue llevado a Cortés por el mismo Francisco de Ulloa.
Porque existe el testimonio de Iñigo López de Mondragón, de que Ulloa regresó a la Nueva España sano y salvo, que luego viajó a España para acompañar al Marqués y que aún fue con él a la batalla de Argel en la carabela que el Conquistador armó por propia cuenta para defender a España de los musulmanes.
Este documento lo publicó el historiador angloamericano Henry R. Wagner en su libro “Francisco de Ulloa returned” California Historical Society, 1940.
Por la mano de Dios; las cuatro primeras expediciones y el descubrimiento de California pertenecen exclusivamente al pensamiento y obra del conquistador del reino cuhlúa y creador de la Nueva España: Hernán Cortés.
Desde que estaba aún peleando por la conquista de la gran Tenochtitlán, había enviado a algunos de sus capitanes a explorar los territorios del occidente, llegar a la costa del Mar de Sur e informarse de las minas de oro y plata así como del posible reino de las amazonas, llamado “Califerne” en la saga de Esplandián, reino donde abundaban las perlas.
“Sabed que a la diestra de las Indias existe una isla llamada California cerca de un costado del paraíso terrenal…..porque en toda la isla no había otro metal que el oro”
No es que Cortés creyera al pie de la letra la novela referida, pero tenía en mente la conquista del Darién llamado Castilla del Oro, ya explorado por Pedrarias Dávila, y las noticias llegadas a la Isla Española de un reino, en el sur del Continente, donde los indios cubrían de oro a su rey.
El Marqués esperaba encontrar por aquellas costas otro Perú, no por la posesión material del áureo metal, sino porque el oro era el medio para mover las voluntades del hombre común, cimentar su señorío y, quizá con el tiempo, hacer de Nueva España, su creación, un verdadero Reino de Ultramar.
A la indomable voluntad que tenía Cortés en todas sus empresas descubridoras le detuvo la realidad física de la naturaleza americana y la personalidad conflictiva e individualista de sus contemporáneos. Eran pocos los que cooperaban con sus iniciativas y muchos los le estorbaban sus negocios.
Después del fracaso de la colonización de Santa Cruz, le vinieron como un razonable pretexto, para terminar con la aventura californiana y volver a su feudo de Cuernavaca: la pérdida de la juventud, las cartas de su mujer la Marquesa y la noticia de la llegada del primer virrey don Antonio de Mendoza,
Hernán Cortés ya no volvería a conducir personalmente otra expedición, su cuarta y última empresa descubridora sería conducida y terminada con éxito por el hombre indicado para ello: Francisco de Ulloa.
Ahora, una pregunta a os estimados lectores:
¿Por qué Hernán Cortés, a pocos años después de su Conquista sobre los pueblos nativos, pudo hacer naves en sus astilleros de las costas del océano Pacífico? Naves en las que empleó la mano de obra indígena, con solo seis carpinteros españoles. Barcos estupendamente construidos y que navegaron el océano en larguísimos recorridos de descubrimientos. Algunas de estas naves cruzaron el inmenso Pacífico y llegaron hasta las islas Filipinas para socorrer a los náufragos españoles.
En cambio, en el presente siglo XXI, la nación mexicana independiente de España desde hace 190 años, no puede construir ni un pesquero de regular tamaño, ni cuenta con ningún astillero......
Texto compuesto de la Conferencia: “Hernán Cortés y su California, entre la Fantasía y la Muerte” por Luis Gonzalo Pérez de León Rivero. 21 de Abril de 2009.
Editó: Luis Ozden.
______________________________
Fuente:
Verdadera Historia de México
Marcadores