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Tema: Centenares de sacrificios humanos

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  1. #1
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    Re: Respuesta: Centenares de sacrificios humanos

    Los Guaribes eran una etnia que habitaba entre los actuales Anzoátegui y Guárico, pertenecientes a la familia de los caribes por lo tanto, muy feroces y belicosos.

    Esta zona durante la época hispánica, contó con la labor de misioneros que buscaban pacificar y evangelizar a los indígenas.

    En el año 1684 el Padre Matías Ruiz Blanco, fue nombrado cronista de las conversiones, ordenándosele que escribiera los sucesos vividos.

    Los Guaribes eran rebeldes, se negaban a la evangelización y actuaban con violencia hacia los misioneros. Ruiz nos narra un episodio:

    «El día 18 de julio de 1680, antes de rayar el alba, y pareciéndoles que esta era la hora más oportuna, echaron un pregón en la plaza, que decía: matemos a estos Padres y a todos los demás que son sus afectos y oyen su doctrina. Entraron en la iglesia donde se encontraban los religiosos como corderos que en breve habrían de ser sacrificados. Precedían aquella chusma de indios dos capitanejos: Mapirítu y Amoco. Llegaron, primeramente, y mataron al religioso Fray Juan de Villegas; y después de haberle clavado una flecha por la espalda, le atravesaron el pecho con una mortal puñalada, y al mismo tiempo le dieron tan fiero macanazo, que le dividió la cabeza en dos partes. Acometieron después a éste con la misma fiereza dándole dos crueles macanazos; y fue caso portentoso, que con la primera que le rompió el casco hasta las cejas, se mantuvo en pié predicando a los que le mataban, y considerándose ya mortalmente herido, rogó con toda humildad a los matadores que lo dejasen morir en paz. Los infieles saquearon la pobre iglesia, destrozaron los ornamentos, y demás cosas sagradas, y sin sacar los cuerpos les pegaron fuego, dejándolos dentro hasta que pasó el sacrílego incendio. Después les echaron un dogal al cuello y sacándolos a rastra por la plaza, los llevaron hasta el pié de una gran cruz que allí había. Entregaron a un indio uno de los sombreros de los padres para que llevándolo al pueblo de San Pablo sirviese de seña, e hiciesen lo mismo con todos los religiosos y pueblos, pero Dios mantuvo la fe entre los indios palenques de San Pablo, que frenó la ira de los mal intencionados».






    _______________________________________

    Fuente

    https://www.facebook.com/Venezuelapr...7197281669938/
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  2. #2
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    Re: Respuesta: Centenares de sacrificios humanos

    18-oct-2021

    El sacrificio humano asociado a cenotes fue una práctica cultural con una prolongada duración. Cenote Sagrado de Chichén Itzá, Yucatán. Foto: Guillermo de Anda





    México antiguo

    Los huesos del Cenote Sagrado de Chichén Itzá, Yucatán

    Guillermo de Anda Alanís


    Por medio de patrones de marcas se han podido documentar alteraciones en los huesos de algunos de los individuos recuperados del fondo del Cenote Sagrado de Chichén Itzá. Estas marcas corresponden a un amplio rango de tratamientos asociados con actos de violencia antes y durante el momento de la muerte, así como con acciones de manipulación póstuma del cuerpo.

    El sacrificio humano asociado a cenotes fue una práctica cultural con una prolongada duración en Yucatán. En documentos históricos se registran diferentes formas de sacrificios rituales en esos cuerpos de agua característicos del norte de la península de Yucatán. Es interesante que en 93% de los sacrificios mencionados en los documentos de Sotuta y Homún-Hocabá se realizó la extracción del corazón y que 79% se depositó en algún cenote. En esos documentos se mencionan víctimas predominantemente entre los 6 y los 12 años, así como adultos masculinos jóvenes. Los estudios indican que la muestra esquelética procedente del Cenote Sagrado de Chichén Itzá coincide con los grupos de edad y sexo de los individuos descritos en esas crónicas. El estudio de las fuentes históricas, aunado a la iconografía y la evidencia arqueológica, revela que en la sociedad maya antigua los sacrificios humanos tenían características particulares relacionadas con el contexto físico y el tiempo en el que tuvieron lugar. Durante los periodos Clásico y Posclásico, las representaciones iconográficas de sacrificio humano y violencia en el momento de la muerte aumentaron en las Tierras Bajas mayas del norte. Un ejemplo claro de esto se encuentra en Chichén Itzá; en las fuentes etnohistóricas se describen con detalle sacrificios humanos asociados a su principal cenote.


    Restos esqueléticos procedentes del cenote sagrado

    La muestra esquelética que nos ocupa fue recobrada en el Cenote Sagrado como producto de las investigaciones realizadas en 1961 bajo la dirección de William Folan, y entre 1967-1968 por Román Piña Chán. En este primer análisis tafonómico (tafonomía: estudio de los procesos que forman el yacimiento arqueológico) de la muestra se esperaba encontrar indicadores esqueléticos de violencia en el momento de la muerte, que pudieran estar relacionados con algunas de las formas documentadas de muerte ritual.

    La muestra fue analizada sistemáticamente empezando con las características de los individuos y sus condiciones de vida. Debido a la naturaleza colectiva de la muestra, y al hecho de que el material se obtuvo muy mezclado, las características se basaron en los atributos de 78 de los 81 cráneos y 47 de las 54 mandíbulas. Sobre esta base de datos, la distribución por edad de los individuos indica que 80 son infantiles o subadultos (64%) y 45 son adultos (36%). Respecto al sexo en el grupo de los adultos, 68% es masculino y 32% femenino. Esta distribución es consistente con la muestra del Cenote Sagrado recobrada por Edward Thompson, que se encuentra en el Museo Peabody de Cambridge, Massachusetts.

    Asimismo, se intentó separar los marcadores esqueléticos producidos por agentes naturales de aquellos creados por manipulación cultural. En la investigación se distinguieron patrones de marcas culturales, y se puso especial énfasis en su localización y asociación con regiones anatómicas específicas, con el propósito de determinar el tipo de actividad que las originó. Los patrones de marcas parecen estar relacionados con actos de violencia en el momento de la muerte, o con tratamientos póstumos, como la desarticulación, el descarnado, el desollamiento y la exposición al calor.

    Anda Alanís, Guillermo de, “Los huesos del Cenote Sagrado de Chichén Itzá, Yucatán”, Arqueología Mexicana núm. 83, pp. 54-57.



    • Guillermo de Anda Alanís. Universidad Autónoma de Yucatán, Departamento de Arqueología Subacuática. Licenciado en ciencias antropológicas con especialidad en arqueología y maestro en antropología esquelética. Se especializa en prácticas mortuorias asociada a los cenotes.


    Texto completo en la edición impresa. Si desea adquirir un ejemplar http://raices.com.mx/tienda/revistas...rea-maya-AM083




    _______________________________________

    Fuente

    https://arqueologiamexicana.mx/mexic...n-itza-yucatan

  3. #3
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    Re: Respuesta: Centenares de sacrificios humanos

    TLÁLOC EL DIOS DE LA LLUVIA DE SANGRE

    11 octubre, 2022 Fran de La Nao


    Tláloc en la religión mexica o azteca era el dios de la lluvia y regía fenómenos meteorológicos como los relámpagos, los truenos, el granizo o las tormentas. De la lluvia depende la germinación de las semillas y con ello la abundancia de alimento para la supervivencia. Realizar los rituales pertinentes para mantener su favor era fundamental para evitar la sequía o las inundaciones en las tierras de cultivo y precisamente realizar esos rituales era lo que costaba la vida a miles de indígenas de otras tribus, que eran capturados por los mexicas o aztecas para esos rituales, porque la religión mexica estaba basada en la sangre… en la sangre de otros pueblos.

    Imagen de Tláloc

    Así pues, para contentar a su dios de la lluvia y evitar la sequía, inundaciones, granizo y cualquier otro fenómeno meteorológico adverso, el calendario mexica establecía unas fechas fijas a lo largo del año que coincidía con el inicio y fin de la temporada lluviosa. El primero de los festivales sangrientos dedicados a Tláloc se celebraba en el primer mes del calendario mexica, el Atlacaualo y duraba veinte días. Durante esos 20 días se sacrificaban niños que eran adornados y llevados hasta los altares en camillas adornadas con flores y plumas, rodeados de danzantes. Al llegar al santuario de turno los sacerdotes les arrancaban el corazón; sí el niño lloraba esto era interpretado como señal de lluvias inminentes y abundantes.



    La segunda época de sacrificios dedicados a Tláloc era el llamado Tozoztontli que también implicaba el sacrificio de niños. En esta veintena, los niños menores de 12 años ayunaban y se les extraía sangre de la lengua, las orejas y otras partes del cuerpo. Además, continuaban los sacrificios de niños, iniciados en la veintena anterior, y los sacerdotes se desprendían de las pieles humanas desolladas de las víctimas de los sacrificios y con las cuales se habían vestido durante 20 días. Estas pieles desolladas eran guardadas en oscuras cavernas.

    La veintena de invierno, llamada Atemoztli, también estaba dedicada a Tláloc y era el período que precedía la importante estación de lluvias. Además del sacrificio de cautivos y esclavos, se hacían sacrificios de niños. De estos últimos, unos eran ahogados en la laguna, en especial en el Pantitlan, y otros en la cima de las montañas. Aparte de los sacrificios reales, se practicaban sacrificios simulados a figuras humanas realizadas con vegetales, algo que ha contribuido en la historiografía moderna a distorsionar la realidad, sirviendo al indigenismo a creer o querer creer, que no había sacrificios humanos y que todo fue una invención de los españoles para justificar la conquista.






    https://xn--laviejaespaa-khb.es/tlal...uvia-de-sangre




  4. #4
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    Re: Respuesta: Centenares de sacrificios humanos



    CANIBALISMO EN AMÉRICA

    11 octubre, 2022 Fran de La Nao


    «Después de poblada la tierra de españoles, por la abundancia que hay en la mayor parte de ella de carnes de nuestros ganados, las naciones más bárbaras y carniceras, que aún todavía están en su gentilidad, se han ido a la mano grandemente, porque matando su hambre con las vacas y otros animales, que de los españoles alcanzan o roban, se abstienen de tal manera de su antiguo uso de comer carne humana que ya no se les nota este vicio, como vemos hoy en los indios chiriguanas que confinan con la diócesis de los Charcas, los cuales solían ser tan carniceros y voraces, que agotaron del todo algunas naciones de indios que sujetaron por las armas, manteniéndose de ellos, y ahora aunque no están pacificados, ni hechos cristianos, han dejado su cruel fiereza y no comen carne humana».Bernabé Cobo de Peralta, La Historia del Nuevo Mundo

    El hecho del canibalismo es indudable en la mayoría de las tribus indígenas de América, desde los pieles rojas de Canadá hasta los fueguinos o patagones. Sacrificios humanos, seguidos de banquetes rituales, se celebraban en México ante las grotescas figuras de Huitzilopochtli, el dios de la guerra, cuyo templo de Tenochtitlan fue testigo de horrendas carnicerías. Igualmente, a Quetzalcohatl, dios del viento y al dios del sol, llamado Tetzcatlipoca, se les aplacaba con espantosas matanzas, seguidas generalmente de banquetes en los que se devoraban los cuerpos de las víctimas sacrificadas. No menos cruel era el culto al dios menor Chalchiuhtlicue, y, en general, en toda la América Central, donde influenció la poderosa civilización azteca, se seguían estos ritos sangrientos. Por ejemplo: en los Güetares de la península de Nicoya. Del reprochable vicio de antropofagia ritual no se salvó tampoco la importante cultura Maya ni los pueblos Chibchas. Quizá los que puedan librarse de esta imputación en el momento de la conquista sean los Incas, que, aunque ante las figuras de sus dioses Pachacamac y Huiracocha se sacrificaban personas, no hay constancia de que luego fueran devoradas.

    Ya durante el primer viaje en 1492, Cristóbal Colón afirmó en sus crónicas que los pacíficos taínos, un pueblo “gentil y de gran sencillez”, según sus descripciones, vivían aterrorizados por unos “invasores”, a los que el almirante define como hombres feroces, excelentes arqueros y que gustaban de comer carne humana. Según detallaba Colón, estas gentes conservaban huesos humanos en cestas, y de las vigas de sus casas colgaban cabezas y extremidades. El navegante describió erróneamente a esta tribu como “caniba” (como se llamaba entonces a los súbditos asiáticos del Gran Kan). Posteriormente, otros exploradores españoles cambiaron el nombre a “caribe”.

    El diario de navegación de Cristóbal Colón es claro y conciso. El 15 de enero de 1493, durante su primer viaje a América, el navegante escribió:

    “Dize también que oy a sabido que la fuerça del oro estava en la comarca de la villa de La Navidad de Sus Altezas, y que en la isla de Carib avía mucho alambre en el Matinino, puesto que será dificultoso en Carib porque aquella gente diz que come carne humana”.


    En La Española había muchas tribus caníbales. Fueron precisamente las no caníbales las que se aliaron con los españoles

    Los sacrificios humanos están documentados en la cultura maya, en cuanto a las prácticas de antropofagia se tienen pocos registros. Uno de ellos es el relato de Jerónimo de Aguilar quién junto a Gonzalo Guerrero, sobrevivió el naufragio del golfo de Darién. En agosto de 1511 sucedió un naufragio de expedicionarios que viajaban de la actual provincia de Darién hacia la isla de La Española, fueron sorprendidos por una tormenta, solo una veintena de expedicionarios sobrevivió en un batel, fueron arrastrados hacia el norte por la corriente del canal de Yucatán , finalmente tocaron tierra en la zona norte de la península de Yucatán donde fueron capturados por la tribu maya de los cocomes, de acuerdo con Aguilar cuatro de los compañeros, entre ellos el capitán fueron comidos por los nativos.

    «Y de esta manera anduvimos catorce días, al cabo de los cuales nos echó la corriente, que es allí muy grande y va siempre tras del sol, a esta tierra, a una provincia que se dice Maya. En el camino murieron de hambre siete de los nuestros, y viniendo los demás en poder de un cruel señor, sacrificó a Valdivia y a otros cuatro; y ofreciéndolos a sus ídolos, después se los comió, haciendo fiesta, según el uso de la tierra, e yo con otros seis quedamos en caponera, para que, estando más gordos, para otra fiesta que venía, solemnizásemos con nuestras carnes su banquete.”Crónica de la Nueva España, Francisco Cervantes de Salazar

    En la región del río Pánuco una expedición comandada personalmente por Garay acabó devorada:

    ” Y desde que aquello vieron los indios de aquella provincia se concretaron todos a uno de matarlos, y en pocos días sacrificaron y comieron más de quinientos españoles, y todos eran de los de Garay; y en un pueblo hubo que sacrificaran sobre cien españoles juntos, y por todos los más pueblos no hacían sino a los que andaban desmandados matarlos y comer y sacrificar”Historia verdadera de la conquista de la Nueva España, Bernal Díaz del Castillo

    Después de este suceso, Cortés emprendió una fuerte campaña militar en la zona, en esta ocasión más por el deseo de acabar con el canibalismo que por ambición o conquista, pues la zona no era rica en piedras preciosas ni había grandes ciudades.

    Los cronistas de la conquista de México que presenciaron las estrategias de combate de los mexicas se percataron que el objetivo principal era la captura de guerreros enemigos y no necesariamente darles muerte en las batallas:

    ”No se usaba, como las leyes humanas permiten, que el vencedor, pudiendo matar al vencido, usando de misericordia, le hiciese su esclavo o lo diese por rescate, sino que, no, solamente vencedores mataban a los vencidos y los sacrificaban cuando los traían vivos, pero después de muertos los desollaban y se vestían de sus cueros y comían, cocidas, sus carnes; los señores, las manos y muslos, y los demás, lo restante del cuerpo”Crónica de la Nueva España, Francisco Cervantes de Salazar

    Los sacrificios humanos que se realizaban cotidianamente y dedicados a los dioses Xipe Tótec y Tláloc, las ceremonias incluían la práctica de antropofagia:

    ”Después de haberles sacado el corazón, y después de haber echado la sangre en una jícara, la cual recibía el señor del mismo muerto, echaban el cuerpo a rodar por las gradas abajo Iba a parar a una placeta abajo; de allí la tomaban unos viejos que llamaban quaquauacuiltin y le llevaban a su calpul, donde le despedazaban y le repartían para comer”Historia general de las cosas de la Nueva España, Bernardino de Sahagún

    Particularmente para la ceremonia de Xipe Tótec, a las víctimas que regularmente eran comidas eran cautivos de guerras a los que se les mantenía prisioneros y con vida para ser sacrificados en el mes de Tlacaxipehuliztili:

    ”Después de desollados, los viejos, llamados quaquauacuiltin, llevaban los cuerpos al calpulco, adonde el dueño del cautivo había hecho su voto o prometimiento; allí le dividían y enviaban a Moctezuma un muslo para que comiese, y lo demás lo repartían por los otros principales o parientes; íbanlo a comer a la casa del que cautivó al muerto. Cocían aquella carne con maíz, y daban a cada uno un pedazo de aquella carne en una escudilla o cajete, con su caldo y su maíz cocida. Y llamaban aquella comida tlacatlaolli; después de haber comido andaba la borrachería”Historia general de las cosas de la Nueva España, Bernardino de Sahagún

    Los mexicas solían cocinar el cuerpo de la persona sacrificada para preparar el platillo llamado tlacatlaolli y se repartía en un banquete. En otras, se mataba a esclavos ofrecidos por comerciantes o artesanos con motivo de su propia fiesta religiosa. El cuerpo de la víctima era entregado al sacrificador, quien ofrecía una parte a las autoridades. Los muslos podían ser enviados al palacio real; las vísceras podían servir para alimentar a los animales del emperador: pumas, jaguares, serpientes. Con el resto del cuerpo el sacrificador organizaba un banquete.

    Todavía hoy en México existen varios platos típicos que originalmente incluían carne humana, uno de ellos es un plato llamado pozole. El pozole es mencionado en los Códices Florentino y el Magliabechiano (siglo XVI). Tras los sacrificios en los que se ofrecían los corazones de la víctima a las deidades, el resto del cuerpo se cocía con maíz y era repartido entre todos los participantes o sólo entre determinados sacerdotes. En la investigación se han recabado recetas de cocina de carne humana que recogieron los frailes españoles durante su labor evangelizadora tras la conquista, que señalan que nunca se tomaba asada. Tras ser prohibido su consumo durante la cristianización de los indígenas, la carne humana fue sustituida por la de cerdo.

    Canibalismo en el Códice Magliabechiano


    Los chichimecas también fueron registrados realizando prácticas de antropofagia:

    ”También sacrificaban más allá de Jalisco hombres a un ídolo como culebra enroscada, y quemándolos vivos, que es lo más cruel de todo, y se los comían medio asados..”Historia de la conquista de México, Francisco López de Gómara.

    Casi todas las tribus caribes, incluidas las que habitaban en el continente, en los actuales países de Venezuela y Colombia, principalmente los paeces, panches y yalcones, eran antropófagas. Hasta el extremo de que su único alimento consistía en la carne humana, y para procurársela vivían en constante guerra las unas con las otras, sin que las alianzas ni la consanguinidad de tribu fueran bastante para retraerlos de esta costumbre, que ya era vicio tan feroz como sanguinario. Basta un ejemplo: en el año 1540, los paeces confederados con los yalcones, dieron, a órdenes del cacique Pioanza, varios asaltos a la naciente población de Timaná; en el último de ellos, el combate se libró sólo con los escuadrones yalcones, que fueron rechazados con notables pérdidas. Los paeces presenciaron la derrota desde una altura, y una vez que estuvo consumada, no se preocuparon sino de hacer la cacería a sus aliados derrotados; capturaron un gran número, y con ellos tuvieron abundante provisión de carne por mucho tiempo. Al pueblo de Carnicerías, en vecindario de los paeces, le dieron los españoles este nombre porque allí encontraron mataderos y mercado público de carne humana.

    En estas feroces tribus se hizo célebre la terrible indígena llamada la Gaetana, que tan espantosa venganza tomó de la muerte que a su hijo dieron los españoles. El blanco de esta horrenda represalia fue el desgraciado capitán Añasco. Fray Pedro Simón nos da cuenta de este suplicio en sus Noticias Historiales, con las siguientes palabras:

    «Dejando correr con la furia que quisieron los extremos de su encono y venganza, esta vieja, lo primero en que los ejecutó fue, como a otro Mario Romano, en sacarle los ojos, para con esto acrecentarle los deseos de la muerte. Horádale luego ella por su propia mano, por debajo de la lengua y metiéndole por ella una soga y dándole un grueso nudo, lo llevaba tirando de ella de pueblo en pueblo y de mercado en mercado, haciendo grandes fiestas con el miserable preso, desde el muchacho hasta el más anciano, celebrando todos la victoria, hasta que habiéndosele hinchado el rostro con monstruosidad y desencajadas las quijadas con la fuerza de los tirones, viendo que se iba acercando a la muerte, le comenzaron a cortar, con intervalos de tiempo, las manos y brazos, pies y piernas, por sus coyunturas, hasta que le llegó la muerte.»Noticias Historiales de Fray pedro Simón

    También en Colombia, en la región del Caquetá-Putumayo es conocida la existencia de guerreros que se comían unos a otros. Al parecer, quienes se enfrentaban en esa región eran unos pueblos de origen Caribe contra los Uitotos. Resulta de interés revisar aquello que los Uitotos actuales recuerdan sobre esas prácticas de canibalismo ritual. Los Uitoto habitan en grandes casas plurifamiliares denominadas malocas. El jefe de una maloca es un abuelo que guarda los saberes ancestrales del grupo, dando a entender así el principal papel político que en esta sociedad cumplen sus maestros visionarios. Los Uitotos mantienen dos tipos de malocas, una llamada murui (a la que se le otorgan características masculinas) y la otra denominada muinane (esencialmente femenina). Según sostienen algunos Uitotos actuales, en el pasado existía al menos un tercer tipo de maloca, dedicada al culto, en la que se realizaban rituales antropofágicos, ya sea para sacrificar a los enemigos o para castigar a aquellos individuos que hubiesen cometido actos graves o criminales.

    Los “enemigos internos”, aquellos condenados por homicidios, adulterio o incestos, se les daba muerte y luego eran consumidos en pedazos crudos; los cuerpos de los enemigos externos eran hervidos y también ingeridos en trocitos. Aquella carne de gente que pertenecía al mismo grupo no necesitaba ser procesada por el fuego; en cambio, aquella que venía de afuera, necesitaba pasar por un proceso de transformación que la haga susceptible a ingresar a los cuerpos de la comunidad. Es de interés marcar que en ambos casos la carne era posteriormente vomitada con la ayuda de una pluma de garza blanca. Queda claro, entonces, que los ritos antropófagos de los Uitoto no estaban destinados a la adquisición de proteínas mediante el consumo de carne humana, pues esta era vomitada antes de que el cuerpo caníbal pudiera apropiarse de los nutrientes de esa carne; la digestión invertida comprobaría que los motivos de las prácticas eran religiosos y simbólicos.

    Estos rituales antropófagos son recordados como el “baile de comer gente”. De acuerdo con un testimonio oral uitoto, al baile de comer gente se invitaba a miembros de otras malocas por medio del ambil. Los anfitriones preparaban grandes cantidades de Maguana (bebida elaborada con el almidón de la yuca brava) y también se hacían buenas provisiones de coca y tabaco. Los invitados traían, como regalo, algunas frutas. Cuando llegaban a la casa del baile, los invitados procedían a entonar diversas canciones que hacían alusión al mito primordial del acto caníbal en la casa de Jutziñamui. Mientras bailaban, con la víctima a la espera de la muerte, se tocaban con fuerza los tambores de menguaré, generando posiblemente un clima de trance, en el que los participantes se transformaban en verdaderos jaguares: es decir, percibían a su víctima como una presa.

    Algo similar sucedía entre los jíbaros, en el Amazonas peruano. Algunos ancianos Awajún han contado que, después de haber asesinado a un enemigo y apoderarse de su cabeza, durante las celebraciones para producir las cabezas reducidas, se cortaba y se consumía ceremonialmente pequeñísimos fragmentos de la piel del guerrero derrotado. Durante estas celebraciones las mujeres entonaban cantos que hablan de la antropofagia de manera indirecta:

    “¡La linda bisha de Dekentai!
    Recién perfuma, recién perfuma…
    Le saco la piel, le saco la piel….
    ¡Pelé la cabeza del Tsemanchuk!
    Recién traen a los enemigos,
    Traen a los enemigos que atraparon…”

    Indígena cargando en su cesta restos humanos para ser ingeridos

    Otro de los grupos históricamente más conocidos por sus prácticas caníbales son los Tupinamba, habitantes de casi toda la costa brasileña. Cuando un enemigo era capturado, era llevado al pueblo de los vencedores. Las mujeres recibían al prisionero con insultos y amenazas; pero pronto estos tratos intimidatorios cesaban. las mujeres cuidaban de ellos en todo, como a mascotas. A los cautivos no se les negaba ni alimento ni nada en lo absoluto. Su periodo de cautiverio podía durar muchos años, pero se sabía que sería asesinado y comido tarde o temprano. Un día señalado, tras un enfrentamiento y posterior diálogo ritual con su verdugo, la víctima encontraba finalmente muerte. Una vez asesinado, la comunidad entera participa en el banquete caníbal; todos los guerreros, mujeres y niños ingerían la carne, excepto el mismo asesino, quien se retiraba a ayunar.
    En el Amazonas, las expediciones guerreras de los Wari culminaban en rituales colectivos en los que las carnes de los enemigos muertos eran consumidas. El cuerpo de la víctima era transportado al poblado, se le quitaba todo rasgo de sangre, era cocido y luego se le ingería con tamales de maíz. En estos banquetes funerarios sólo participaban quienes no habían estado en combate.

    Los Wari también practicaban canibalismo endogámico; Comían la carne de los miembros de la comunidad muertos. Sus restos eran asados y los afines del muerto – no sus parientes directos, sino los parientes políticos; cuñados, cuñadas, suegros, suegras, yernos y nueras – eran los únicos que ingerían su carne. El canibalismo funerario de los afines era concebido como un acto de piedad: dejar que un cadáver sea consumido por buitres y gusanos les resultaba doloroso, una muestra de desamor frente al cadáver y sus parientes consanguíneos. Comer la carne de los muertos era el último favor y acto deamor que realizaban hacia ellos sus afines.



    Más al sur del continente el canibalismo no dejaba de existir. Cuando Juan Díaz de Solís alcanzó la desembocadura del Río de la Plata en 1516 y decidió descender a tierra con algunos de sus hombres para reconocer la costa. Pero, al llegar a la orilla, habrían sido asesinados y devorados por indios antropófagos. Quienes no habían bajado de los barcos y observaron la escena, resolvieron dar por terminada la expedición y volver a España. De los exploradores que habían desembarcado con Solís, solamente se salvó el grumete Francisco del Puerto, quien quedaría cautivo de los indios y, diez años más tarde, sería encontrado por la armada de Sebastián Caboto.

    Estos, cual astutas zorras, parecía que les hacían señas de paz, pero en su interior se lisonjeaban de un buen convite; y cuando vieron de lejos a los huéspedes, comenzaron a relamerse cual rufianes. Desembarcó el desdichado Solís con tantos compañeros cuantos cabían en el bote de la nave mayor. Saltó entonces de su emboscada gran multitud de indígenas, y a palos les mataron a todos a la vista de sus compañeros; y apoderándose del bote, en un momento le hicieron pedazos: no escapó ninguno. Una vez muertos y cortados en trozos, en la misma playa, viendo sus compañeros el horrendo espectáculo desde el mar, los aderezaron para el festín.Pedro Mártir de Anglería.“Cuando van a la guerra toman alguno de sus contrarios, tráenlo por esclavo y átanlo muy bien y engórdanlo y danle una hija suya para que se sirva y aproveche de ella, y de que está muy gordo y se les antoja que está muy bueno para comer, llaman sus parientes y amigos, aunque esten la tierra adentro. Empluman al dicho esclavo muy bien de muchos colores de plumas de papagayos y tráenlo con sus cuerdas atado en medio de la plaza, y en todo aquel día y noche no hacen sino bailar y cantar, ansi hombres como mujeres, con muchas danzas que ellos usan. Y después de esto hecho levántase y le dice la causa por qué le quiere matar, diciendo que también sus parientes hicieron otro tanto a los suyos, y álzase otro por detrás con una maza que tienen ellos de madera muy aguda y dánle en la cabeza hasta que lo matan. Y en matándole le hacen piezas e se lo comen. A los niños que cogen, los castran como nosotros a los pollos o cerdillos que queremos criar más gordos y tiernos para comerlos; cuando se han hecho grandes y gordos, se los comen”Luis Ramírez, integrante de la tripulación de Caboto, en su Carta de 1528

    Hasta aquí hemos tratado los ejemplos más conocidos del canibalismo y solo en la América Hispana, pero como dijimos al principio, había canibalismo en todo el continente americano, aunque eso no quiere decir que todas las tribus fueran caníbales, pero lo cierto es que la antropofagia era bastante común, como lo demuestran las constantes evidencias arqueológicas.


    https://xn--laviejaespaa-khb.es/canibalismo-en-america


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    Re: Respuesta: Centenares de sacrificios humanos



    12 OCTUBRE, 2022 - 13:00 ASHLEY COWIE

    Víctimas de sacrificios mayas encontradas con misterioso hilo azul en sus dientes

    Los arqueólogos que estudian la "Cueva del terror de medianoche" de Belice han descubierto misteriosas fibras azules en la placa dental de los adolescentes sacrificados, lo que sugiere que las jóvenes víctimas del sacrificio habían sido amordazadas.

    En 2016, Ancient Origins Español publicó una historia sobre “La cueva del terror de medianoche”, ubicada al sur de la ciudad de Belmopán en el distrito de Cayo de Belice, en América Central. Descubierta por primera vez en 2006, la cueva del terror ha arrojado más de 10,000 piezas de hueso fragmentado y casi 30,000 fragmentos de vasijas de arcilla.

    Durante los últimos 15 años, los investigadores han establecido que alrededor de 120 "sub-adultos" fueron sacrificados en la cueva a Chac, el dios maya de la lluvia, hace más de 1000 años. Ahora, la cueva está revelando más secretos sobre su pasado ritual, ya que los arqueólogos descubrieron misteriosos hilos azules en algunos de los dientes de las víctimas. Este descubrimiento fascinante sugiere que las víctimas fueron amordazadas antes de ser sacrificadas, todo en un intento desesperado por que lloviera.


    El interior de la Cueva del Terror de Medianoche en Belice, con una persona en azul a escala. (Universidad Estatal de California, Los Ángeles)

    Saqueo de la cueva del terror de medianoche


    La dramáticamente titulada "Cueva del terror de medianoche" fue nombrada por los lugareños en 2006 después de que un saqueador herido fuera rescatado del sitio. El Dr. Jaime Awe, director del Instituto de Arqueología de Belice, ofreció la excavación a arqueólogos de laUniversidad Estatal de California, EE. UU. Sin embargo, lo que iba a ser una excavación estándar de una temporada se intensificó rápidamente cuando se identificaron modificaciones a gran escala en la cueva.
    Todos los días, los equipos de investigadores tenían que descender sesenta juegos de escaleras de madera para acceder a lo que llamaron "una de las cuevas más complejas reportadas hasta ahora en el área maya". Antes de que se completara la excavación, la serie Bone Detective de Discovery Channel presentó la cueva, un error que inspiró a bandas de saqueadores de un pueblo cercano a asaltar la cueva en busca de un tesoro.


    L
    os arqueólogos descendieron diariamente sesenta conjuntos de escaleras de madera para llevar a cabo su investigación en la cueva Maya Midnight Terror (
    Universidad Estatal de California, Los Ángeles)

    Tela azul brillante alrededor de los dientes

    Durante los últimos 15 años, los arqueólogos han reunido muchos de los más de 10.000 fragmentos de huesos, revelando la brutalidad que se desarrolló en las distintas cámaras de la cueva. Mientras estudiaban muestras de placa calcificada del cálculo dental de las víctimas, las "fibras azules curiosas" despertaron la curiosidad de los arqueólogos.
    Un nuevo estudio, publicado por la profesora Amy Chan en elInternational Journal of Osteoarchaeology, dijo que se "interesó en determinar qué alimentos consumían las víctimas". Scott Cummings, quien descubrió fibras azules brillantes en los dientes de "al menos dos de las víctimas".


    Posible fibra de algodón teñida de azul y atada en un nudo de la Muestra 1, Midnight Terror Cave, Belice. (Linda Scott Cummings, Instituto de PaleoResearch Institute)

    Bocas rellenas de paños azules

    El Dr. Chan escribió que se ha identificado “un pigmento azul mayaúnico” en otros sitios de la Mesoamérica maya, donde se usaba para pintar los cuerpos de las víctimas de los sacrificios inminentes. Además, según LiveScience en Teotihuacan (actual Ciudad de México), se identificaron fibras azules similares en "bebidas alcohólicas a base de agave en los entierros".

    En conclusión, la Dra. Chan y su equipo creen que las fibras de color azul brillante sugieren que las víctimas tenían paños de algodón metidos en la boca. Lo más probable es que las telas sirvieran como mordazas para mantener a las víctimas tranquilas mientras se acercaban al momento del sacrificio. Con respecto a la datación, los investigadores señalan que la placa se forma y se endurece a diferentes velocidades, según la dieta y la fisiología, por lo que el equipo no puede estar seguro de cuándo quedaron atrapadas las fibras alrededor de los dientes de las víctimas.


    Depósito de pigmento azul maya, cueva del terror de medianoche (Melanie Saldaña / IJO)

    Chac tenía sed de niños

    Cuando las sequías golpeaban a las antiguas sociedades mesoamericanas, los niños eran las víctimas de sacrificio preferidas para apaciguar a Chac, el señor de la lluvia. Un artículo de 2014, titulado “Sacrificios humanos de subadultos en la cueva del terror de medianoche”, explicaba que los niños eran sacrificados en las cuevas porque estaban asociados con Chac y la lluvia. Los mayas creían que humanos, serpientes, lagartijas y ranas emergían de las cuevas más profundas. Convertir los sacrificios de niños en cenotes fue quizás un esfuerzo por completar el ciclo de la vida, por alentar la caída de las aguas de la vida.


    Una urna efigie o porta incienso de Chac, el dios maya de la lluvia (Dominio público)

    Conclusión

    En 2019, escribí un artículo para Ancient Origins Español titulado Las víctimas de los sacrificios mayas probablemente eran jóvenes, extranjeras y desolladas vivas. Un estudio publicado en la revista American Journal of Physical Anthropology, por el Dr. T. Douglas Price y su equipo de investigadores de la Universidad de Wisconsin-Madison, presentó un análisis isotópico sobre el esmalte dental. Ese equipo de investigadores determinó que las víctimas del sacrificio habían venido de “todo México y mucho más allá”. Entonces, si bien la lluvia era importante, no muchos padres mayas entregaron voluntariamente a sus propios hijos a los sacerdotes que los asesinaron en masa en nombre de Chac.



    https://www.ancient-origins.es/notic...or-maya-007790




    Mexispano dio el Víctor.

  6. #6
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    Re: Respuesta: Centenares de sacrificios humanos

    EL SACRIFICIO DE NEGROS AL INICIO DE LA CONQUISTA DE MÉXICO

    ENRIQUE MARTÍNEZ VARGAS, ANA MARÍA JARQUÍN PACHECO


    La captura en 1520 de los miembros de una caravana proveniente de la Villa Rica de la Vera Cruz en la región de Calpulalpan, Tlaxcala –entre los cuales había negros y mestizos–, su sacrificio y la ingestión de su carne, además de la colocación de sus restos óseos en contextos ceremoniales, han permitido conocer aspectos hasta ahora desconocidos sobre la manera en que fueron integrados al mundo mítico-religioso prehispánico considerando el color de su piel y rasgos físicos.


    Zultépec, “cerro de las codornices” en lengua náhuatl, fue el nombre de un antiguo asentamiento localizado en la actual región occidental del estado de Tlaxcala, habitado en su último momento ocupacional por indígenas de filiación acolhua y por consiguiente integrante del señorío de Texcoco. El nombre original del antiguo asentamiento fue cambiado en 1520 por los habitantes de la región a Tecoaque, con el cual es conocido actualmente el sitio, que podría significar en la misma lengua “lugar en donde se comieron a los señores o dioses”, ello a partir de ciertos acontecimientos históricos acaecidos en el lugar. Las investigaciones arqueológicas efectuadas en los últimos años han permitido conocer aspectos desconocidos sobre el contacto de indígenas del Altiplano Central de México con los europeos, y sobre el inicio del proceso de la conquista de México.

    El hallazgo de evidencias de la captura y sacrificio ritual de los miembros de una caravana proveniente de la Villa Rica de la Vera Cruz (1519-1520), entre las cuales fueron inmoladas algunas personas de raza negra, mulatos y mestizos, amplía la visión que algunos tenían sobre la exclusiva presencia de europeos de raza blanca en la conquista de México. A lo anterior se suma el impacto del color oscuro de la piel de algunos de los capturados en el pensamiento de los indígenas mesoamericanos. De acuerdo con sus rasgos físicos, fueron sacrificados en diferentes festividades del calendario ritual nahua, en ceremonias que tuvieron como finalidad trasmutar la energía de los sacrificados a los ofrendantes, además de buscar la benevolencia y apoyo de los dioses en la empresa de resistencia a la conquista y defensa de su tradición cultural ancestral.


    Zultépec-Tecoaque

    Las investigaciones arqueológicas han permitido establecer que la ocupación del sitio comenzó hacia el Clásico, durante el cual era un lugar importante para Teotihuacan y se encargaba de controlar el comercio, el ingreso y resguardo a la ciudad por el este. Después del colapso de Teotihuacan, el sitio quedó abandonado durante cientos de años. A la llegada de las primeras migraciones chichimecas a la Cuenca de México, sobre los derruidos edificios de Zultépec se estableció un grupo acolhua que utilizó la traza original y algunos elementos arquitectónicos para levantar un nuevo asentamiento.

    El sitio aparece mencionado en textos indígenas (Códice Xólotl, lám. 9, e Historia general de la Nueva España de Alva Ixtlilxóchil, 1821, entre otros) y en documentos coloniales como la Historia verdadera de la conquista de la Nueva España de Bernal Díaz del Castillo, la Historia general de las Indias de Francisco López de Gómara y las Cartas de Relación enviadas por Hernán Cortés a Carlos V de España. En la segunda y tercera cartas refiere el conquistador la captura de una caravana, en un asentamiento acolhua de la región de Texcoco, formada por europeos y sus sirvientes e indígenas aliados, proveniente de la Villa Rica de la Vera Cruz.


    Evidencias arqueológicas del sacrificio de personas de raza negra

    En la Plaza Superior Sur del antiguo asentamiento se detectaron entre los vestigios de una hoguera, bajo una capa de tierra e inmersos en una cantidad considerable de ceniza fina y carbón, varios grupos de entierros, cuyos restos óseos fueron estudiados por el Dr. Carlos Serrano Sánchez del IIA, UNAM. El estudio de muestras de ceniza de la hoguera (Xelhuatzi, 2002) permitió establecer que se quemó una cantidad considerable de encino y además se localizaron fragmentos de huesos humanos quemados, de obsidiana verde y gris, así como de mica y microfauna, restos de semillas de leguminosas, insectos, papel amate y plumas de aves.
    Entre los vestigios de la hoguera se encontraron varios objetos metálicos de manufactura europea: un anillo, clavos, un silbato con el rostro de un negro y ganchos. Los restos óseos fueron dispuestos en varios grupos, formados por indígenas, mediterráneos y negros, los cuales fueron identificados a partir del estudio realizado por el Dr. Carlos Serrano Sánchez.

    Martínez Vargas, Enrique, Ana María Jarquín Pacheco, “El sacrificio de negros al inicio de la conquista de México”, Arqueología Mexicana núm. 119, pp. 28-35.

    • Enrique Martínez Vargas. Arqueólogo por la ENAH, con maestría y doctorado en estudios mesoamericanos por la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Ha realizado investigaciones en diversas regiones de Mesoamérica. Dirige el Proyecto Especial Tecoaque, Tlaxcala.
    • Ana María Jarquín Pacheco. Arqueóloga por la ENAH, con maestría y doctorado en estudios mesoamericanos por la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Dirige el Proyecto La Campana, Colima, y colabora en el Proyecto Especial Tecoaque.






    Entre 1519 y 1520 los habitantes prehispánicos de Zultépec capturaron y sacrificaron ritualmente a los miembros de una caravana proveniente de la Villa Rica de la Vera Cruz. Las evidencias de la inmolación de negros, mulatos y mestizos amplía la visión acerca de que sólo europeos de raza blanca participaron en la conquista de México. Foto: Oliver Santana / Raíces






    En la Plaza Superior Sur de Zultépec se localizaron, bajo una capa de tierra e inmersos en una cantidad considerable de ceniza fina y carbón, varios grupos de entierros de indígenas, mestizos y negros. Calcinados y entre la ceniza, se localizaron huesos humanos, obsidiana verde y gris, mica, microfauna, semillas de leguminosas, insectos, papel amate, plumas de aves, un anillo, clavos, ganchos metálicos y un silbato de cerámica con el rostro de un negro. a) Entierros localizados en la Plaza Superior Sur. b) Entierro múltiple 30. c) Gancho metálico. d) Anillo metálico. e) Silbato de cerámica. f) Botón metálico. Fotos: Enrique Martínez Vargas, Oliver Santana / Raíces




    _______________________________________

    Fuente

    https://arqueologiamexicana.mx/mexic...PX3tZ8ncyV6FNs

  7. #7
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    Re: Respuesta: Centenares de sacrificios humanos

    Guisos en el Imperio azteca

    Jesús Caraballo 09/06/2023



    La Leyenda Negra insiste en el tópico del supuesto genocidio perpetrado por los españoles en América, ocultando la realidad de las luchas fratricidas entre los propios nativos y un aspecto que el pensamiento indigenista trata de ocultar: la amplia expansión de la antropofagia en la época precolombina, práctica abominable a la que dieron término los españoles. Y es que es muy fácil ponderar las virtudes de los indígenas, desde las tertulias de la Ilustración, en donde se alumbró el mito del “buen salvaje”, por pensadores que jamás pusieron un pie en aquellas tierras.


    Los aztecas no fueron ajenos a esa práctica, como lo atestiguan recientes descubrimientos de pirámides de calaveras fruto de sus sacrificios humanos, no sólo como ritos religiosos que tampoco justificarían dichas costumbres, sino directamente para alimentarse.




    Precisamente uno de los platos más apreciados de la cocina azteca era el tlacatlaolli, que viene de los términos tlaca, es decir, hombre, y tlaolli, maíz, lo que vendría a significar en lengua náhuatl “hombre al maíz”. Básicamente se trataba de un guiso hecho con carne humana, hervida en caldo de maíz. Un maíz que no son las apetitosas mazorcas que hoy conocemos, logradas gracias a las avanzadas técnicas agrícolas exportadas al continente americano por los españoles, si no de una especie de pequeña y basta baya.




    En América no se criaba ganado, antes de que llevaran los españoles las especies domésticas trasplantadas desde la Península Ibérica, por lo que los recursos alimenticios de los mexicas se limitaban a insectos, fauna salvaje, incluidos los berrendos, único antílope de Mesoamérica o, muy a menudo, hombres capturados en sus frecuentes incursiones guerreras a las tribus vecinas.




    La “avanzada” civilización azteca no fue capaz siquiera de plasmar por escrito su historia, por lo que debemos recurrir a los cronistas españoles, entre los que destaca Fray Bernardino de Sahagún, quien en su Historia General de las Cosas de Nueva España, describe horrorizado cómo aquellas gentes desollaban a sus víctimas humanas, y las cocinaban con maíz, ofreciendo al emperador las partes más suculentas, presentadas en una suerte de sopa conocida como “tlacatlaolli”. Entre las víctimas de estas bárbaras prácticas caníbales no faltaban numerosos niños.




    Parecido testimonio ofreció Nuño Beltrán de Guzmán, a quien en Tonalá, su jefa, Irzoapili Tzapontzintli le ofreció un tlcatlaolli. Cuando el conquistador descubrió en la sopa trozos de carne humana, desenvainó su espada y destrozó la escudilla, desairando así descortésmente a su anfitriona.


    Naturalmente quienes tratan de exculpar tan nefandas costumbres de los nativos, las justifican alegando que se trataba de sacrificios rituales – como si eso fuera una justificación – y que al comer el corazón y las vísceras de los soldados enemigos sacrificados – a menudo arrancados aún vivos-, adquirían la energía y el valor de esos guerreros.




    El canibalismo no fue exclusivo de los aztecas, si no que era practicado por numerosas tribus, incluidos los mayas, como acertadamente describió el cineasta Mel Gibson, en su película Apocalypto.


    No hay datos exactos sobre el número de víctimas del canibalismo en el imperio azteca, oscilando entre 30 y 80 mil seres sacrificados al año. Dato que multiplicado por el siglo que duró aproximadamente dicho imperio, haría entre 3 y 8 millones de humanos masacrados para alimentar el apetito de sus verdugos. Los “genocidas” españoles acabaron con esas costumbres, sin ninguna consideración a las tradiciones indígenas, que tanto ponderan los teóricos del indigenismo actual y quienes alimentan la Leyenda Negra antiespañola.





    https://espanaenlahistoria.org/episodios/guisos-en-el-imperio-azteca/
    Mexispano y Pious dieron el Víctor.

  8. #8
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    Re: Respuesta: Centenares de sacrificios humanos

    Pero todo es culpa de inquisición...


    Sección h de la lámina 3 del codice mapa Quinatzin, podemos apreciar al primer personaje que es una mujer semidesnuda que apunta con el brazo derecho hacia arriba, está orientada a la izquierda y su cabeza gira hacia la derecha con sus ojos cerrados y un mecate en el cuello, después vemos a un hombre vestido sólo con un maxtlatl que está atado con mecate de pies y manos a lo que parecen troncos mientras es "asado" vivo, esté mira a la derecha al tercer hombre. La glosa de arriba de la derecha dice "el adúltero varón es asado". El tercer hombre sentado a la manera indígena tiene a su lado una pequeña escoba café, y sostiene entré sus manos una olla roja, de la cuál parece salir un líquido azul que se vierte sobre el segundo hombre, la glosa dice "entonces los bañaron".

    Esta escena coincide con lo escrito por Ixtlixochitl en referencia a los castigos a los adulteros que asesinaban al esposo de la mujer.








    _______________________________________

    Fuente

    https://www.facebook.com/photo/?fbid...04977738488263
    Imágenes adjuntadas Imágenes adjuntadas

  9. #9
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    Re: Respuesta: Centenares de sacrificios humanos

    Descubren en Chiapas cueva con 167 cráneos





    https://www.youtube.com/watch?v=iA_XJtzwW3M






    ¿Narco fosa? Descubren restos prehispánicos pertenecientes a un tzompantli

    En marzo del 2012 pensaron que esta cueva, ubicada en frontera de Comalapa, #Chiapas, era una narco fosa, luego de hallar restos humanos en su interior. Luego de varios estudios se determinó que se trataba de un tzompantli, es decir, un altar antiguo.

    De acuerdo con expertos, los cráneos podrían datar del año 900 al 1200 D.C., presentan deformidad intencional y ninguno cuenta con dentadura.

    Alberto Chamé Lira con la crónica en #Hechos.





    https://www.youtube.com/watch?v=fDCwA7mQXkY

  10. #10
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    Re: Respuesta: Centenares de sacrificios humanos

    El ADN desvela el misterio de los niños sacrificados por los mayas en Chichén Itzá


    El análisis de 64 cadáveres sugiere que este pueblo asesinaba selectivamente a gemelos o hermanos de corta edad, siempre varones y en parejas, como ritual religioso





    Vista de la pirámide de Kukulkán en Chichén Itzá (México).Donald Miralle (Getty Images/Lumix)




    Nuño Domínguez
    12 jun 2024 - 09:00 CST



    En 1967, los obreros que construían una pista de aterrizaje cerca de la mítica ciudad maya de Chichén Itzá, en Yucatán (México) descubrieron una cavidad subterránea llena de huesos humanos. Los restos se recogieron, la cueva se destruyó, y desde entonces el hallazgo ha constituido uno de los mayores enigmas sobre la cultura maya. La corta edad de los más de 100 muertos impedía saber si eran niños o niñas, para frustración de los investigadores que intentaban entender por qué este pueblo realizaba frecuentes sacrificios humanos. Ahora, el análisis del ADN de 64 de esas víctimas ha permitido aclarar quiénes eran y especular por qué los mataron.

    Chichén Itzá, con su pirámide de Kukulkán, la mitológica serpiente emplumada, su juego de pelota, su observatorio astronómico, y sus 50.000 habitantes fue epicentro de la civilización maya, que se expandió por la península de Yucatán, Belice y Guatemala durante siglos, antes de colapsar alrededor del año 1.000 de nuestra era.

    Dentro del recinto religioso también está el Cenote Sagrado, un gran agujero en el terreno lleno de agua dulce que los mayas consideraban la entrada al inframundo. En su fondo se han encontrado multitud de restos humanos. La cavidad descubierta en 1967, conocida como chultún, estaba muy cerca. Probablemente sirvió de cisterna de agua dulce y después, de sepulcro improvisado para los sacrificados.




    El genetista mexicano Rodrigo Barquera explicando los resultados a alumnos de un colegio de Tixcacaltuyub, cerca de las ruinas de Chichén Itzá (México).R. B.


    Rodrigo Barquera, paleogenetista mexicano que trabaja en el Instituto de Biología Evolutiva Max Planck de Alemania, ha sido uno de los líderes de una investigación que comenzó en 2014 para enviar a Leipzig los restos de 64 cadáveres, extraer unos miligramos del hueso petroso del cráneo —uno de los más densos del cuerpo—, y recuperar su ADN. Los resultados muestran que todos los niños eran varones de tres a seis años de edad. Fueron asesinados a lo largo de cinco siglos, del VI al X, aunque los sacrificios se intensificaron en el periodo de máximo esplendor y posterior colapso de la capital maya, entre el 800 y el 1.000, según el estudio, publicado este miércoles en Nature, referente de la mejor ciencia mundial.

    El hallazgo más sorprendente ha sido que entre los muertos hay dos pares de hermanos gemelos que probablemente fueron sacrificados juntos. Entre el resto de víctimas también hay lazos estrechos de parentesco, algunos eran hermanos, otros primos, con lo que probablemente había un parecido físico claro entre ellos.

    La civilización maya tenía una obsesión especial por los gemelos. Su libro sagrado, el Popol Vuh, que data de la época colonial, pero que en teoría se remonta a los albores de esta cultura, relata el mito de dos gemelos que bajan al inframundo y son sacrificados por los dioses después de un juego de pelota. La cabeza de uno de ellos preña a una virgen, que pare a otros dos hermanos idénticos que vuelven al inframundo en busca de venganza, en un ciclo continuo de sacrificios. Los investigadores creen que todos los niños fueron asesinados en parejas y al mismo tiempo en una suerte de homenaje a los “gemelos héroes”.

    Oana del Castillo, bioarqueóloga del Instituto Nacional de Antropología e Historia de México y coautora del estudio, profundiza en esta interpretación. Según el mito, “este par de gemelos se enfrenta a la muerte y la oscuridad para garantizar la continuidad de los ciclos cósmicos, y con ello, la vida en la superficie de la Tierra”, explica por correo electrónico.

    Hasta ahora se pensaba que todas las sacrificadas eran niñas o adolescentes. Uno de los primeros en proponer esto fue Edward Herbert Thompson —Don Eduardo—, artífice del expolio de este “Egipto Americano”, como llamaron a Chichén Itzá tras su redescubrimiento en el siglo XIX. A principios del pasado siglo, Thompson fue nombrado cónsul de Estados Unidos en Yucatán. En apenas unos años dragó el Cenote Sagrado con grúas y sacó cientos de huesos y objetos de oro y jade que fueron enviados al Museo Peabody de la prestigiosa Universidad Harvard, donde siguen muchos de ellos. En su novela La ciudad del pozo sagrado, Don Eduardo especula que las sacrificadas eran princesas mayas a las que arrojaban vivas a las profundas aguas del cenote para satisfacer a los dioses.


    IMG

    Parte de los huesos petrosos del cráneo analizados en el estudio.R. B.


    Los cuerpos analizados no tienen rastros físicos de violencia. No hay marcas de decapitación ni de extracción del corazón, unos rituales que eran más típicos de los aztecas, y que en este caso están mucho mejor documentados por los testimonios de los conquistadores españoles que llegaron a Tenochtitlán, en la actual Ciudad de México. A pesar de esto, Rodrigo Barquera explica que el sacrificio es la opción más plausible. “En aquella época los niños que morían por enfermedades solían fallecer en los dos primeros años de edad. Es raro encontrar tantos muertos de entre tres y seis años. Además, si fuera un enterramiento, veríamos una mezcla de sexos, pero aquí hay una preselección clara de varones. Muchos de ellos estaban emparentados. Y además hemos encontrado dos pares de gemelos. La posibilidad de que sea producto del azar es prácticamente nula”, detalla.

    Otro factor que apoya la teoría del sacrificio ritual es la dieta. Los investigadores han analizado los diferentes tipos de átomos de hidrógeno (isótopos) hallados en los huesos, así como el carbono 14 que permite afinar su datación. Esta parte del trabajo la ha realizado el investigador español Patxi Pérez-Ramallo, que trabaja en la Universidad de Ciencia y Tecnología de Noruega. “Fue un reto enorme”, explica al teléfono. “Tardé mucho en entender la dieta a partir de los isótopos. Después vimos que hay tres grandes grupos, unos que procedían de la costa y que comían más proteína de pescado, otros de interior que consumían más carne y otros que tienen una dieta más humilde, lo que apunta a que eran de clase baja”, detalla. Lo más relevante es que la dieta entre cada pareja de niños sacrificados es prácticamente idéntica, lo que apoya que recibiesen el mismo cuidado y alimentos en los meses o años previos al sacrificio. La mayoría de muertes se concentra en los siglos VIII Y IX, aproximadamente cada 50 años, lo que puede coincidir con periodos de especial carestía de alimentos y, en consecuencia, de inestabilidad política y social.

    Rodrigo Barquera compara lo que sucedía en el complejo ceremonial de Chichén Itzá con lo que puede verse en cualquier iglesia o sinagoga. “En estos templos vemos diferentes estancias dedicadas a cada rito”, expone. “En la ciudad maya se usaría el chultún para los sacrificios en homenaje a los héroes gemelos. Sin embargo, en el Cenote Sagrado sabemos que los sacrificados eran arrojados vivos cuando estaba completamente seco, como petición a que llegara la lluvia”, añade.




    Cenote Sagrado de Chichén Itzá (México).INAH


    Para Pérez-Ramallo no existe algo comparable al volumen y complejidad cultural de estos sacrificios humanos de los mayas, sostenidos durante siglos. Lo más cercano, opina, son los sacrificios de mujeres jóvenes y sus hijos por los incas, cuyas momias excepcionalmente conservadas se han encontrado en algunas de las cumbres más altas de los Andes. En estos casos también se ha demostrado que venían de lugares remotos y comían la misma dieta, pero se trata de dos o tres casos, no de decenas o incluso cientos.

    Los responsables del trabajo advierten de que no es recomendable interpretar lo que sucedió en la ciudad maya con una visión actual. “Cuando analizo cosas como esta intento ser un mero testigo y no juzgar con los ojos del presente”, explica Pérez-Ramallo. Por muy diferente que el mundo maya sea de la edad media europea, de la que es especialista, siempre hay conexiones. “Cuando los romanos llegaron a Lusitania [la actual Portugal, Extremadura y Salamanca], atestiguan sacrificios humanos por parte de la población local. Son comportamientos antropológicos que explican una sociedad, más que una barbarie”, añade.

    Su colega Barquera añade: “En aquellos tiempos, en Mesoamérica, la muerte en sacrificio era un honor. En el juego de pelota se aspiraba a ganar y el premio era ser sacrificado. Dar a tus hijos en sacrificio era probablemente también un gran honor. Desde nuestra óptica parece bárbaro, pero así se explicaba el mundo hace algo más de mil años. Es algo distinto que no podemos calificar con la moral de hoy”.

    El equipo también ha analizado el ADN de 68 habitantes actuales de Tixcacaltuyub, localidad cercana a las ruinas de Chichén Itzá. Los resultados muestran que los descendientes de los pueblos mayas conservan marcas genéticas de las epidemias que diezmaron la población americana tras la llegada de los conquistadores en el siglo XVI, en especial genes de resistencia a la bacteria Salmonella enterica, que en 1545 provocó la terrible epidemia del llamado cocoliztli.

    Iñigo Olalde, genetista de la Universidad del País Vasco, opina que este es un estudio “único”. “Es excepcional poder recuperar ADN de tantos individuos en una zona cálida. Y gracias a la extracción genética ha sido posible determinar el sexo, ya que ningún rasgo físico en los huesos de niños de corta edad permite diferenciarlo. Gracias a esto sabemos a quiénes estaban matando por ritual”, destaca.




    _______________________________________

    Fuente:

    https://elpais.com/ciencia/2024-06-1...chen-itza.html

  11. #11
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    Re: Respuesta: Centenares de sacrificios humanos

    Niños y gemelos eran sacrificados en Chichén Itzá, revela estudio de genomas antiguos

    Creado: 12 Junio 2024




    La investigación, publicada en la revista Nature, recoge el hallazgo inédito de dos pares de gemelos idénticos en contextos funerarios mayas de la antigüedad. Foto: Oana del Castillo.



    • Así lo da a conocer un artículo publicado en la revista Nature, en el cual participaron cuatro investigadores adscritos al INAH

    • El análisis refuerza la importancia del ADN antiguo para comprender el pasado y abre nuevas vías de investigación sobre la cultura maya

    Mediante análisis genéticos se ha descubierto que en la antigua ciudad maya de Chichén Itzá se practicaba el sacrificio ritual de infantes, centrado exclusivamente en varones. Se trata de una investigación realizada por un equipo interdisciplinario, liderado por Rodrigo Barquera Lozano, del Departamento de Arqueogenética del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva (MPI-EVA, por sus siglas en inglés), en Leipzig, Alemania, en el que participaron cuatro especialistas del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).

    Entre otros resultados del estudio, dado a conocer esta mañana en la revista científica Nature, está la identificación, en un acervo óseo bajo resguardo del Centro INAH Yucatán, de estrechas relaciones de parentesco de los niños inmolados, incluida la de dos pares de gemelos idénticos.

    Lo anterior sugiere una conexión de las prácticas sacrificiales con los mitos del origen del Popol Vuh, toda vez que, en la cosmovisión maya y mesoamericana en general, los gemelos representan cualidades de dualidad entre las deidades y los héroes. Esta es, además, la primera ocasión en la que se identifican a mellizos en contextos funerarios mayas de la antigüedad.

    El artículo coescrito por Rodrigo Barquera, quien también es académico de la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH); Víctor Acuña Alonzo, titular de esta casa de estudios; Oana del Castillo Chávez, investigadora del Centro INAH Yucatán, y Diana Iraíz Hernández Zaragoza, alumna del Laboratorio de Genética Molecular de la ENAH, entre otros especialistas, abunda en la temática del sacrificio infantil y el uso ceremonial de cuevas y otros espacios naturales por los mayas precolombinos.

    El grupo de científicos llevó a cabo sus indagaciones en el Laboratorio de Arqueogenética del MPI-EVA y se concentró en los restos de 64 infantes, cuyos restos óseos fueron descubiertos en 1967, dentro de una cámara subterránea localizada 300 metros al noreste del Cenote Sagrado de Chichén Itzá.

    El artículo explica que este espacio naturalmente formado pudo ser usado como un chultún –depósitos creados por los mayas para el almacenamiento de agua– y ampliado para conectarlo con una pequeña caverna.

    Del osario, que de manera general contenía más de un centenar de esqueletos, se seleccionaron 64 individuos, determinados a partir de sus cráneos, en específico de porciones de sus huesos temporales izquierdos.

    “Para comprender mejor el origen y las relaciones biológicas de los niños sacrificados, así como su relación con los habitantes actuales de la región, utilizamos un enfoque combinado de bioarqueología y genómica para investigar los 64 subadultos enterrados dentro del chultún, y compararlos con 68 habitantes mayas actuales del pueblo Tixcacaltuyub, cercano a Chichén Itzá, así como con otros datos genéticos antiguos y contemporáneos disponibles de la región”, explicó Rodrigo Barquera.

    El análisis de datos genéticos reveló que todos los individuos del chultún eran varones de entre tres y seis años de edad, y que en el entierro masivo estaban presentes parientes cercanos (hermanos/primos), incluidos dos pares de gemelos monocigóticos. Una exploración genética más detallada mostró igualmente que, al menos una cuarta parte de los niños, estaban estrechamente relacionados entre sí.

    “Los resultados nos indican que los niños estaban siendo seleccionados en parejas para actividades rituales asociadas con el chultún, refirió Oana del Castillo.

    De acuerdo con la antropóloga física, “las edades de los niños varones, su estrecha relación genética y el hecho de que fueron enterrados en el mismo lugar, el cual fue usado con fines mortuorios durante más de 500 años, permiten repensar a este chultún como un espacio de entierro postsacrificial”, toda vez que, detalló, el sitio preciso en donde se realizaba el proceso de sacrificio, aún es desconocido.

    La datación de los restos reveló que el chultún fue utilizado con fines mortuorios entre los siglos VII y XII, pero que la mayoría de los niños fueron enterrados durante el periodo de 200 años del apogeo político de Chichén Itzá, entre los años 800 y 1000 d.C.

    Por otra parte, a partir del análisis de isótopos estables de carbono y nitrógeno del colágeno óseo, se encontró que estos jóvenes parientes habían consumido dietas similares, lo que sugiere que fueron criados en la misma zona y, posiblemente, bajo los mismos accesos a recursos y costumbres alimentarias.

    La citada comparativa entre ADN antiguo y contemporáneo evidencia una continuidad genética en la región maya; por otro lado, hace notar la valía de los mencionados estudios para generar nuevas líneas de investigación en otros sitios prehispánicos y temporalidades, refirió Oana del Castillo.

    Cabe destacar que la comunidad de Tixcacaltuyub ha colaborado con el equipo de investigación durante muchos años, y sus perspectivas y preguntas fueron tomadas en cuenta para el desarrollo del artículo científico.

    El director de la ENAH y experto en genética antropológica, Víctor Acuña, concluyó: “Este trabajo representa un avance significativo en nuestra comprensión de las prácticas rituales de los antiguos mayas, así como de diversos procesos de cambio biológico y cultural. Los hallazgos son particularmente relevantes para la ENAH, ya que nuestra institución, adscrita al INAH y la Secretaría de Cultura del Gobierno de México, tiene un fuerte compromiso con la investigación y la divulgación del conocimiento sobre las culturas mesoamericanas.

    “El estudio refuerza la importancia del ADN antiguo para comprender el pasado y abre nuevas vías de investigación sobre la sociedad y la cultura maya. Como director de la ENAH, me siento orgulloso de que nuestra institución esté involucrada en investigaciones de vanguardia que amplían el conocimiento sobre el pasado prehispánico de México”, finalizó.




    _______________________________________

    Fuente:

    Niños y gemelos eran sacrificados en Chichén Itzá, revela estudio de genomas antiguos (inah.gob.mx)

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    Re: Respuesta: Centenares de sacrificios humanos

    Élites precolombinas practicaron el incesto para el sacrificio ritual





    Ruinas de Paquimé, en Chihuahua (México)


    Europa Press Ciencia

    Actualizado: miércoles, 14 agosto 2024 11:07

    MADRID, 14 Ago. (EUROPA PRESS) -


    ADN de un entierro infantil único en el sitio mexicano pre-contacto de Paquimé sugiere que es un ejemplo raro de apareamiento entre parientes cercanos entre las élites para el sacrificio ritual.

    Paquimé fue el centro político y ritual de la cultura precolombina Mogollón durante los siglos XIII y XIV d.C., y ha sido investigado extensamente por los arqueólogos. A pesar de esto, se sabe poco sobre la composición genética y la organización social de la población del sitio.

    "Los arqueólogos han estudiado Paquimé durante décadas y han aprendido mucho sobre su ascenso y caída, la gente que vivió allí, sus prácticas rituales y más", afirma el autor principal de la investigación, el Dr. Jakob Sedig de Chronicle Heritage y la Universidad de Harvard.

    "Sin embargo, quedan muchas preguntas, especialmente sobre la jerarquía social del sitio y cómo los habitantes de Paquimé estaban relacionados biológicamente entre sí y con sus vecinos".

    Para responder a estas preguntas, el Dr. Sedig y un equipo de varias instituciones de Estados Unidos y México realizaron un análisis de ADN en un entierro infantil único del sitio. Sus resultados se publicaron en la revista Antiquity.

    El individuo fue enterrado en la "Casa del Pozo", un edificio que se cree que es el centro ceremonial de Paquimé debido a los objetos rituales que contiene y su asociación con un pozo subterráneo sagrado. Esto sugiere que el niño provenía de un linaje de élite.

    El hallazgo más importante de este análisis fue que el niño tenía "rachas de homocigosidad" (RoH) inusualmente largas. Las RoH indican cómo de relacionados están los antepasados inmediatos de un individuo. Cuanto más largas sean las rachas, más estrechamente relacionados están los padres.

    "Este individuo tiene uno de los valores de rachas de homocigosidad más altos de todos los individuos antiguos publicados en el hemisferio occidental", dice el Dr. Sedig. "Esto significa que el niño tenía padres que eran más estrechamente relacionados que primos hermanos".

    En la mayoría de las sociedades, las relaciones de parentesco cercano se consideran un tabú. Sin embargo, en muchas culturas antiguas se hacía una excepción para las élites, que no estaban sujetas a los mismos tabúes.


    INCESTO PARA EL SACRIFICIO

    Además, un estudio previo del entierro propuso que el niño fue víctima de un sacrificio humano. Esto implica que las élites de Paquimé sentían que sacrificar a un hijo de dos individuos estrechamente relacionados en su linaje era especialmente poderoso, y en este caso se utilizó para consagrar un edificio ritualmente significativo.

    Esto podría tener grandes implicaciones para nuestra comprensión de la organización social en el México anterior al contacto.

    "Estos resultados proporcionan una perspectiva única sobre la jerarquía social y las prácticas socio-religiosas en Paquimé", concluye el Dr. Sedig.

    "Los próximos pasos en esta investigación son continuar analizando el ADN antiguo de individuos de Paquimé y del norte y oeste de México para ayudarnos a entender cómo se desplazaron y se mezclaron los diferentes grupos a lo largo del tiempo".




    _______________________________________

    Fuente

    https://www.europapress.es/ciencia/r...814110639.html

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