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Tema: El milagro de la Virgen de Guadalupe

  1. #21
    Avatar de Hyeronimus
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    Re: El milagro de la Virgen de Guadalupe

    EL EVANGELIO Y EL TEPEYAC


    Honda en la entraña del corazón humano, la reverente devoción a María nace y finca en la roca del Evangelio.
    Aquella que el ángel saludó por llena de gracia y por bendita entre todas las mujeres; aquella en quien el Verbo tomó carne; aquella ante la cual Santa Isabel, movida del espíritu exclamó: “¿De donde a mí tanto bien que la Madre de mi Señor venga a mí?”; aquella que recibió el llanto primero y la primer sonrisa de Jesús; aquella que siguió todos los pasos del Hijo y suscitó el primero de sus milagros; aquella que Cristo en su agonía dejó por madre al predilecto; aquella que perseveraba con los Apóstoles amedrentados cuando en viento y en llamas vino el Paráclito, no constituye un personaje de antojo ni encarna una fantasía sensiblera. Clavada está en la roca del Evangelio, en la veneración de los Discípulos, en los muros de las catacumbas, en las definiciones de los Concilios, en el culto radiante y victorioso de veinte siglos cristianos. No representa una devoción parasitaria sino un amor esencial.
    Pero , nosotros, católicos, nunca confundimos al Creador con la creatura. Su distinción irrevocable es dogma de nuestra fe. Sabemos y enseñamos y ponemos al alcance del más humilde aprendiz de catecismo, que el culto propiamente de adoración, que se llama latría, es para Dios solo; que el culto a los santos y a la Virgen es de veneración y tiene por eso significado y nombre diferente. Es ofensiva inepcia -repetida con monótona tozudez en propagandas protestantes- que los católicos adoramos a María como si fuese Dios. Y no menor inepcia ni menos burdo agravio, tildarnos de idólatras por la reverencia a las imágenes: pues es verdad elemental que en ellas reverenciamos la persona que trasuntan, no la piedra, el palo o el lienzo; como al descubrirnos ante la Bandera nos descubrimos ante la Patria y no ante el trapo; como al besar el retrato de nuestra madre, besamos a nuestra madre y no al cartón.
    María es nuestra Madre. ¡tristes de aquellos que no la conocen! ¡Tristes de aquellos que conociéndola, la olvidan, o por el orgullo de la inteligencia, o por el desvarío de la carne, o por el seco engaño del estoicismo! Cristo, modelo de varón, no quiso la rigidez amarga del estoico que esconde las lágrimas. Profundamente humano, Cristo lloró a vista de todos. Y nosotros, cristianos, tampoco tenemos por vergüenza el llanto. Somos, sí -debemos ser-, sufridores y bravos y enteros. Pero no asfixiamos la sensibilidad humanísima, en la inhumana sequedad de la soberbia. Más bien, con sencillez, de niños, dejamos nuestras lágrimas en el regazo de una Madre.
    Y esta infancia espiritual -que Cristo muy señaladamente encareció en el Evangelio, y que florece lo mismo antaño en las Florecillas de Francisco de Asís que hogaño en las rosas de Teresita de Lisieux-, alienta para nosotros, con singularísima fragancia, en el candor enamorado de Juan Diego y en la tilma celeste del milagro. María, Madre en Cristo del humano linaje, quiso ser, con particular ternura y con la histórica plenitud, MADRE DE MÉJICO.
    Porque la Virgen de Guadalupe se identifica con la substancia de la Patria. Ella presidió el nacimiento de nuestra nacionalidad. Quiso visitarnos -como a su prima Isabel en su gravidez- cuando estas tierras estaban “grávidas de Cristo” y aceleró el nacimiento de Él y su reinado entre nosotros de manera tan insólita y desproporcionada con los medios humanos, que todos los historiadores lo advierten y se asombran.
    Ella, que consoló a los vencidos y amansó a los vencedores, no muestra fisonomía de india ni de española, sino de mejicana; y diríase que preludió en su dulce imagen la fusión de las dos razas que constituyen la nuestra, por las rosas de Castilla que se absorben y pintan en el ayate del indígena.
    Ella, fervorosamente amada por todos los caudillos de nuestra Independencia, palpitó lo mismo en los pendones de Hidalgo, que en las proclamas de Morelos y en las insignias de Iturbide. Ella ha amparado y reverdecido nuestra fe, por sobre más de un siglo de ataques insidiosos o brutales. A ella van nuestras lágrimas y nuestras esperanzas. Ella es emblema autóctono, negación de exotismos desintegradores, vínculo sumo de unidad nacional. En los cimientos del Tepeyac están los cimientos de la Patria.
    Pero la Madre y Patrona de Méjico es también, por moroso plebiscito que el Santo Pío X sancionó, Madre y Patrona de toda la América Hispana. Y ya también del Norte llegan voces y gentes y plegarias que le dicen su fervor. A la luz de la Señora y bajo la suavidad de su sonrisa, puede congregarse y fraternizar toda la América.
    Porque la Virgen no es sólo un baluarte, sino imán; baluarte contra los que intentan la espiritual discordia, imán de los que buscan la comprensión amiga. Y a nosotros, católicos, nos incumbe esforzarnos por ser, como Ella, baluarte que defienda, imán que atraiga Nos incumbe poner bajo su signo y bendición nuestros afanes, para que sea Ella misma la que en nosotros resplandezca y triunfe, por la integridad de la defensa y por la dulzura de la persuasión.
    La Madre de Jesús y Madre nuestra nos dé espíritu y pauta y camino. Y la Virgen de Méjico, la Virgen de los pueblos indoespañoles, extienda a la integridad del continente el blando hechizo de su imperio, levántese por símbolo unitivo de amor y de verdad, y llegue a ser -unánime, plenaria- la Virgen de América.


    ALFONSO JUNCO
    El milagro de las rosas 3ª edición, Méjico, Jus. pp. 8-10



    Ecce Christianus

  2. #22
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    Re: El milagro de la Virgen de Guadalupe

    Rosas del Tepeyac


    Virgencita de los indios
    Niña de Dios bienamada
    bendita por siempre sea
    tu imagen Guadalupana.

    Inmaculada celeste
    tu manto estrellado ampara
    a los pobres que implorando
    se recogen a tus plantas.

    Reina del Cielo y la Tierra
    que en la tierra mejicana
    te apareciste y nos diste
    del Cielo firme esperanza.

    Míranos si te invocamos
    Madre de Dios todasanta
    con tus ojitos humildes
    de tu Hijo el favor alcanza.

    Cuando rezamos plegarias
    ante la tilma sagrada
    el aroma de tus rosas
    de gracia nos embalsama

    Por el santo Querubín
    que tus pies santos sostiene
    guárdanos, Señora, al fin.

    Y cuando llegue la hora
    contigo a la Gloria sube
    a quienes te alaban, Reina
    excelsa de Guadalupe.

    Una rosa de Castilla
    te ofrece ferviente mi alma,
    Madre del alma mía.



    Ex Voto

    +T.

    EX ORBE
    Erasmus dio el Víctor.

  3. #23
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    Re: El milagro de la Virgen de Guadalupe

    La B.V.M. de Guadalupe: “Frente a su rebelión, vuestra fidelidad”




    La B.V.M. de Guadalupe

    «Por Ella la Santa Cruz es celebrada y adorada en todo el universo...; por Ella toda criatura, aprisionada en los errores de la idolatría, es llevada al conocimiento de la verdad; ... por Ella los Apóstoles predicaron la salvación a las naciones».


    S. CYRILLI ALEX., Hom. 4 ex diversis: MIGNE, PG, 77, 991.


    «¡Salve, fuente abundantísima de donde manan los arroyos de la divina sabiduría, rechazando con las aguas purísimas y limpidísimas de la ortodoxia las olas encrespadas del error!».


    S. GERM. CONST., Serm. 1 in SS Deip. Praesent., n. 14: MIGNE, PG, 48, 305-306.


    «Por ella, católicos mexicanos, vuestros hermanos y vuestros padres fueron víctima de la persecución, y para defenderla se encararon sin vacilar hasta con la misma muerte, al doble grito de “¡Viva Cristo Rey!, ¡Viva la Virgen de Guadalupe!”. Hoy, las condiciones de la Iglesia y de la Religión en vuestra Patria han mejorado notablemente, demostrando que no fueron inútiles aquella invocación y aquella firmeza. Pero a vosotros toca, a vosotros y a todos los católicos americanos, seguir firmes en vuestro puesto, conscientes de vuestros derechos, con la frente siempre alta ante los enemigos de hoy y de siempre: los que no quieren a María porque no quieren a Jesús, los que querrían arrinconar o ignorar a Jesús, arrebatando así a María el más preciado de sus títulos. Frente a su rebelión, vuestra fidelidad. Que la morenita del Tepeyac, que la Emperatriz de América y Reina de México no tenga que llorar deserciones. Que, como lo estuvo ayer, pueda estar también mañana orgullosa de sus hijos».


    PÍO XII, ‘Radiomensaje a los fieles mexicano con ocasión del 50 aniversario de la coronación canónica de la Virgen de Guadalupe’ (12 de octubre de 1945)


    Oración
    EN HONOR DE LA B.V.M. DE GUADALUPE

    Nuestra Señora de Guadalupe, Rosa mística, intercede por la Iglesia, protege al Soberano Pontífice, ampara a todos los que te invocan en sus necesidades, y pues eres la siempre Virgen María, Madre del verdadero Dios, alcánzanos de tu Hijo santísimo la conservación de la fe, una dulce esperanza en las amarguras de la vida, una caridad ardiente y el don precioso de la perseverancia final. Amén.


    Indulgencia de quinientos días. ([San] Pío X, Audiencia, 18 agosto 1908, exhib. 19 agosto 1908, S. Pen. Ap., 29 abr. 1935).

    Núcleo de la Lealtad
    francisco rubio dio el Víctor.

  4. #24
    Avatar de juan vergara
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    Re: El milagro de la Virgen de Guadalupe

    En su día saludamos y veneramos a Nuestra Señora de Guadalupe Patrona de Hispanohamerica!
    Y le pedimos que nos bendiga y proteja.

  5. #25
    Avatar de El Tercio de Lima
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    Re: El milagro de la Virgen de Guadalupe

    !VIVA SANTA MARIA DE GUADALUPE¡ Madre y Patrona de Hispanoamerica ayer, hoy y siempre.

    Saludos en Xto Rex et Maria Regina
    Pro Deo, Regimen, Patria et Rex
    No es ama lo que no se conoce

  6. #26
    Avatar de francisco rubio
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    Re: El milagro de la Virgen de Guadalupe

    Viva Santa María de Guadalupe esperanza nuestra salva nuestra patria.
    Yo el día de ayer tuve la alegría de atestiguar el rio de peregrinos que se dirigían al Tepeyac y también de constatar el amor de la gente: familias enteras de todas las condiciones económicas salían a darles agua, café, tamales, tortas, dulces, atole etc. a los fieles guadalupanos, todavía ahorita se escuchan cuetes.
    ¡ VIVA MÉXICO VIVA SANTA MARÍA DE GUADALUPE VIVA MÉXICO !

    Adelante soldado de Cristo
    Hasta morir o hasta triunfar
    Si Cristo su sangre dio por ti
    No es mucho que tu por ÉL
    Tu sangre derrames.


  7. #27
    Avatar de Hyeronimus
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    Re: El milagro de la Virgen de Guadalupe

    EL NOMBRE DE LA VIRGEN APARECIDA EN EL TEPEYAC NO ES INDÍGENA

    14 diciembre, 2011





    ALGUNAS REFLEXIONES

    ADVOCACIÓN DE LA

    SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA

    Son cientos las advocaciones de la Santísima Virgen María que se conocen en todo el mundo católico. De todas ellas, siempre hay una de mayor importancia en cada país. También, según la época, así como la devoción dominante de los pueblos, por los milagros concedidos, visiones de los santos y apariciones, aumenta o disminuye la fama e importancia de esas advocaciones o apelativos.
    Pastor y clérigos de Cáceres descubren, junto al río Guadalupe, la Imagen de Nuestra Señora. Lienzo de Juan de Santa María, siglo XVII.

    La advocación de Santa María de Guadalupe comenzó a conocerse en el siglo XIV, después del milagroso descubrimiento, en una cueva al pie de la sierra de Guadalupe en el macizo de las Villuercas de Extremadura, España. Un humilde vaquero llamado Gil Cordero guardaba sus reses en una cueva junto al río Guadalupe.
    “Una mañana temprano sacó sus vacas, pero una de ellas se negaba a salir, estaba como pegada al suelo y no la podía mover, entonces se dirigió al pueblo cercano a pedir ayuda, adelantándose a los vecinos que venían con él, se metió en la cueva al percibir una luz muy brillante que salía de ella, acercándose vio entre una grieta la figura de la Virgen María, escondida probablemente, desde la época de de la invasión de los moros”.
    En la iglesia del Monasterio existe una lápida con la siguiente inscripción:
    “Aquí yace Don Gil de Santa María de Guadalupe a quién se apareció esta imagen”.
    La imagen de la Virgen es una escultura pequeñita de tez muy morena, con el Niño Jesús en sus brazos, vestida muy lujosamente. Esta imagen está colocada arriba del altar mayor y descansa sobre una base giratoria, para que los fieles puedan contemplarla de cerca, en su hermoso Camarín, adornado entre otras cosas con los escudos nobiliarios de grandes personajes, entre ellos: Cristóbal Colón y Hernán Cortés.
    La historia de esta aparición es muy extensa, por los numerosos milagros que se sucedieron a partir de entonces. Su fama corrió por toda España y pronto se levantó un Monasterio de monjes jerónimos, en el año de 1389, al que siguieron Hospitales y Colegios, llegando a contar con una de las Bibliotecas más famosas de toda España. Desde esa fecha, durante todo el siglo XV y el XVI fue la Patrona de los Reinos de Castilla, mientras que la advocación del Pilar quedó solamente para el Reino de Aragón.
    Alguien ha escrito acertadamente, que España le debe a Nuestra Señora la Virgen María las tres cosas más importante de éste mundo:
    A su advocación del Pilar: la FE.
    A su advocación de Covadonga: la PATRIA.
    A su advocación de Guadalupe: el IMPERIO.
    A la Virgen de Guadalupe se encomendaron los Reyes Católicos en sus empresas militares y descubridoras. Antes y después del Descubrimiento del Nuevo Mundo, Cristóbal Colón fue a orar ante la imagen de la Virgen y allí llavó los indios antillanos que traía con él.
    Hernán Cortés ofreció a la Virgen en 1529, un lujoso exvoto en plata y esmeralda que los artífices de Moctezuma cincelaron en Azcapotzalco, de la ciudad de México. Este exvoto tenía la figura y llevaba dentro, el cuerpo de la salamandra ponzoñoza que lo mordió en Yautepec.
    En cuanto al nombre GUADALUPE, como consecuencia de su importancia entre católicos y no católicos; las investigaciones, opiniones y preferencias son múltiples y no han terminado aún al comenzar este tercer milenio.
    Desde luego GUADALUPE es un vocablo hispanoárabe, y digo hispano porque en España nació, no lo llevaron los árabes en su invasión a la península ibérica. Se compone del sustantivo GUADI vocablo árabe-marroquí que significa RÍO o cañada donde corre un Río, y de la terminación LUPE; vocablo muy discutido.
    En las provincias del sur se multiplican los topónimos que comienzan con la palabra GUAD: Guadaira, Guadajoz, Guadiana, Guadalajara, Guadalaviar, Guadalcanal, Guadalcázar, Guadalmedina, Guadalope, Guadalopillo, Guadalporcum, Guadalquivir… y por fin: GUADALUPE.
    Todos estos nombres son de origen árabe pero ya modificados por el pueblo hispano latino, es decir; nuevos vocablos sincréticos nacidos en España.
    LUPE; pudiera ser de origen árabe, pero ¿ cual es su significado?, o hispano-latino, tal vez sería un sincretismo, no son comunes estos nombres sincréticos, sin embargo, hay uno conocido que es Medinaceli-Ciudad del Cielo.
    En latín tenemos varios vocablos que se asemejan a LUPE: lub -cascajo- lubben -oculto, lupa -cueva-, lupus -lobo- lupae -lobos.
    GUADA – RÍO; LUPE – LOBOS: ¿Significa “RIOLOBOS”?
    Cristóbal Colón bautizó como Guadalupe a una de las islas que descubrió en el mar Caribe. Los conquistadores del Nuevo Mundo traían junto su espada pequeñas imágenes de la Virgen de Guadalupe, por ser la advocación más venerada en los reinos de Castilla.
    EL NOMBRE DE LA VIRGEN DE GUADALUPE NO ES INDÍGENA

    La Divina Providencia guiaba las gestas de los seguidores de la Cruz de Cristo, en la conquista de los pueblos idólatras. Esta era una guerra contra el demonio para arrancarle las almas que tenía en su poder. Vencidos los Culhúas el 13 de agosto de 1521, Cortés pide al emperador Carlos V que le enviara religiosos santos para iniciar la evangelización, y llegaron 12 apóstoles a las tierras del Anáhuac en 1524 encabezados por Fray Martín de Valencia.
    Pasaban los años y los frailes franciscanos trabajaban muy duro, pero la tarea era muy grande, humanamente imposible. Sería indispensable la intervención de la Madre de Dios para afianzar la Palabra Divina en los corazones de los neófitos. Ella eligió a un humilde joven indio recién bautizado, un hombre de corazón puro llamado cristianamente Juan Diego del pueblo de Cuauhtitlán, casado, quién vivía con su tío Juan Bernardino.
    El día 9 de diciembre de 1531 muy temprano, Juan Diego tuvo la primera entrevista con la Santísima Virgen, Ella le habló en la lengua nahua porque Juan Diego no entendía ninguna otra. La Madre de Dios pidió que se le construyera un templo ahí en la loma del Tepeyac; en la segunda entrevista le ordenó lo mismo, pero la radiante señora no le dijo su nombre. Solamente se lo reveló al tío Bernardino en la tercera aparición, a quien sanó de su enfermedad, diciendo la Virgen en lengua nahua “Yo Soy La Siempre Virgen” y en castellano: “SANTA MARÍA DE GUADALUPE”, primeramente, porque esos tres vocablos no existían en la lengua indígena, y además, para que los españoles entendieran claramente que se trataba de la advocación más conocida y venerada de España en aquella época.
    Las milagrosas apariciones de la Santísima Virgen María se terminaron con la cuarta entrevista a Juan Diego, cuando Nuestra Señora estampó milagrosamente su imagen en la tilma, que aquel entregó al Obispo Juan de Zumárraga el día 12 de ese mes de diciembre de 1531.
    LA DISTORSIÓN DEL NOMBRE GUADALUPE

    Alguien ha dicho muy atinadamente de la gran cultura azteca, que los historiadores y arqueólogos, sobre todo extranjeros han alabado tanto; no pasa de ser un gran mito. Sus lenguas eran muy variadas, no tenían reglas, carecían de Gramática. Cuando los Frailes comenzaron a aprenderlas fueron conformando a la estructura del idioma latino, escribiendo los fonemas indígenas con letras del alfabeto latino. Es de esta manera que los indígenas poseedores de las antiguas tradiciones de sus pueblos escribieron historias y relaciones.
    Los historiadores modernos indigenistas tratan de manera forzada interpretar el nombre SANCTA MARÍA GUDALUPE con vocablos nahuas, hacen curiosos retruécanos acomodando los fonemas indígenas para desbaratar el nombre que la Santísima Virgen eligió para ser llamada por los habitantes del NUevo Mundo.
    He aquí algunos de sus inventos:
    “Cuatlallope…, Tecuantlanopeu…, Tequantlaxopeuh…, Cuauhtlalapan…, Tlecuantlacupe…, Coatlaloclapia”… etc.
    Es un hecho, que también el padre Juan González intérprete entre Juan Diego y el Obispo Zumárraga escribió una relación de las apariciones en la lengua nahua y en castellano.
    Quizás, la relación más conocida es la que escribió en nahua con caracteres latinos, el noble indígena bautizado don Antonio Valeriano Chimalpain pariente de Moctezuma. Este recibió la sabiduría de los Frailes, fue profesor del Colegio de Tlatelolco y Gobernador de los indios por 30 años. Del rey don Felipe II recibió una carta de felicitación por su buen gobierno.
    Del escrito original de Valeriano se hicieron varias copias, una de ellas la tuvo el padre jesuita Carlos de Singüenza y Góngora. La Relación de Valeriano que ha llegado a nuestros días es la que copió en 1649 el cura de Guadalupe Fray Luis Lasso de la Vega en lengua nahua titulada “Aparición de Santa María de Guadalupe”, comienza con las palabras “Nican Mopohua…” que quieren decir: “Aquí se refiere ordenadamente de que manera maravillosa se apareció hace poco en el Tepeyac la siempre Virgen Sancta María Madre de Dios, nuestra Reina que se nombra GUADALUPE… 9 diciembre… 1531″ y en ese documento aparecen las siguientes frases ” Huei tlamahuizoltica o monexiti ilhuicac tlatoca ihuapilli SANCTA MARÍA… GUADALUPE…” Con lo que se prueba que la Santísima Virgen no se llamó a sí misma con ninguna interpretación indígena cuando le habló a Juan Bernardino, porque no existían esas palabras en lengua nahua.
    Cuando el tío de Juan Diego relató al Obispo Zumárraga el suceso, habló en lengua nahua y el traductor padre Juan González no tuvo dificultad para ello pues Bernardino dijo claramente el nombre GUADALUPE, no empleando ningún vocablo indígena.

    Ecce Christianus

  8. #28
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    Re: El milagro de la Virgen de Guadalupe

    EL NICAN MOPOHUA

    11 diciembre, 2011







    INTRODUCCIÓN

    Aquí se cuenta, se ordena, cómo hace poco, en forma por demás maravillosa, el amor de la perfecta Virgen Santa María, Madre de Dios, nuestra venerable Señora y Reina, la hizo visible allá en el Tepeyac, que se conoce [ahora] como Guadalupe. En un principio se dignó dejarse ver de un indito de nombre Juan Diego, y, al final, su amor nos entregó su preciosa y amada imagen en la presencia del reciente Obispo Don Fray Juan de Zumárraga.

    AMBIENTACIÓN

    1.- Diez años después de sojuzgada la ciudad de México, ya por tierra la flecha y el escudo, [acabada la guerra], ya por doquier sosegados sus aguas y sus montes, [las ciudades], 2.- así como brotó, ya macolla, ya revienta sus yemas la adquisición de la verdad, el conocimiento de Quien es causa de toda vida: el verdadero Dios.
    3.- Entonces, en el año 1531, a los pocos días del mes de diciembre, sucedió que había un caballero indio, pobre pero digno, 4.- su nombre era Juan Diego, casateniente, por lo que se dice, allá en Cuautitlán, 5.- y, en lo eclesiástico, todo aquello era aún jurisdicción de Tlaltelolco.

    PRIMERA APARICIÓN


    6.- Era sábado, muy de madrugada, lo movía su interés por Dios [respondiendo a] su insistente llamada. 7.- Y cuando vino a llegar al costado del cerrito, en el sitio llamado Tepeyac, despuntaba ya el alba. 8.- Oyó claramente sobre el cerrito cantar, como cantan diversos pájaros preciosos. Al interrumpir su gorjeo, como que les coreaba el cerro, sobremanera suave, agradabilísimo, su trino sobrepujaba al del coyoltótotl y del tzinitzcan y al de otras preciosas aves canoras.
    9.- Se detuvo a ver Juan Diego. Se dijo: ¿Por ventura es mi mérito, mi merecimiento lo que ahora oigo? ¿Quizá solamente estoy soñando? ¿Acaso estoy dormido y sólo me lo estoy imaginando? 10.- ¿Dónde estoy? ¿Dónde me veo? ¿Acaso ya en el sitio del que siempre nos hablaron los ancianos, nuestros antepasados, todos nuestros abuelos: en su tierra florida, en su tierra de nuestro sustento, en su patria celestial?
    11.- Tenía fija la mirada en la cumbre del cerrito, hacia el rumbo por donde sale el sol, porque desde allí algo hacía prorrumpir el maravilloso canto celestial.
    12.- Y tan pronto como cesó el canto, cuando todo quedó en calma, entonces oye que lo llaman de arriba del cerrito, le convocan: <<-Mi Juanito, mi Juan Dieguito>>.
    13.- En seguida, pero al momento, se animó a ir allá a donde era llamado. En su corazón no se agitaba turbación alguna, ni en modo alguno nada lo perturbaba, antes se sentía muy feliz, rebosante de dicha. Fue pues a subir al montecito, fue a ver de dónde era llamado.
    14.- Y al llegar a la cumbre del cerrito, tuvo la dicha de ver a una Doncella, que por amor a él estaba allí de pie, 15.- la cual tuvo la delicadeza de invitarlo a que viniera ‘juntito’ a Ella. 16.- Y cuando llegó a su adorable presencia, mucho se sorprendió por la manera que, sobre toda ponderación, destacaba su maravillosa majestad: 17.- sus vestiduras resplandecían como el sol, como que reverberaban, 18.- y la piedra, el risco en que estaba de pie, como que lanzaba flechas de luz; 19.- su excelsa aureola semejaba al jade más precioso, a una joya, 20.- la tierra como que bullía de resplandores, cual el arco iris en la niebla. 21.- Y los mezquites y nopales, y las otras varias yerbezuelas que ahí se dan, parecían esmeraldas. Cual la más fina turquesa su follaje, y sus troncos, espinas y ahuates deslumbraban como el oro.
    22.- Ante su presencia se postró. Escuchó su venerable aliento, su amada palabra, infinitamente grata, aunque al mismo tiempo majestuosa, fascinante, como de un amor que del todo se entrega. 23.- Se dignó decirle: <<-Escucha bien, hijito mío el más pequeño, mi Juanito: ¿A dónde te diriges?>> 24.- Y él le contestó: <<-Mi señora, mi reina, mi muchachita, allá llegaré a tu casita de México Tlatelolco. Voy en pos de las cosas de Dios que se dignan darnos, enseñarnos, quienes son imágenes del Señor, nuestro Dueño, nuestros sacerdotes>>.
    25.- Acto continuo con él dialoga, le hace el favor de descubrirle su preciosa y santa voluntad, 26.- le comunica: <<-Ten la bondad de enterarte, por favor pon en tu corazón, hijito mío el más amado, que yo soy la perfecta siempre Virgen Santa María, y tengo el privilegio de ser Madre del verdaderísimo Dios, de Ipalnemohuani, (Aquel por quien se vive), de Teyocoyani (del Creador de las personas), de Tloque Nahuaque (del Dueño del estar junto a todo y del abarcarlo todo), de Ilhuicahua Tlaltipaque (del Señor del Cielo y de la Tierra). Mucho quiero, ardo en deseos de que aquí tengan la bondad de construirme mi templecito, 27.- para allí mostrárselo a Ustedes, engrandecerlo, 28.- entregárselo a él, a él que es todo mi amor, a él que es mi mirada compasiva, a él que es mi auxilio, a él que es mi salvación.
    29.- Porque en verdad yo me honro en ser madre compasiva de todos Ustedes, 30.- tuya y de todas las gentes que aquí en esta tierra están en uno, 31.- y de los demás variados linajes de hombres, mis amadores, los que a mí clamen, los que me busquen, los que me honren confiando en mi intercesión.
    32.- Porque allí estaré siempre dispuesta a escuchar su llanto, su tristeza, para purificar, para curar todas sus diferentes miserias, sus penas, sus dolores.
    33.- Y para realizar con toda certeza lo que pretende él, mi mirada misericordiosa, ojalá aceptes ir a al palacio del Obispo de México, y le narres cómo nada menos que yo te envío de embajador para que le manifiestes cuan grande y ardiente deseo tengo de que aquí me provea de una casa, de que me levante en el llano mi templo. Absolutamente todo, con todos sus detalles, le contarás: cuanto has visto y admirado, y lo que has oído.
    34.- Y quédate seguro de que mucho te lo voy a agradecer y a pagártelo, 35.- pues te enriqueceré, te glorificaré, 36.- Y mucho merecerás con esto que yo recompense tu cansancio, tu molestia de ir a ejecutar la embajada que te confiero.
    37.- Ya has oído, Hijo mío el más amado, mi aliento, mi palabra: ¡Ojalá aceptes ir y tengas la bondad de poner todo tu esfuerzo!>>

    ENTREVISTA CON ZUMARRAGA

    38.- E inmediatamente en su presencia se postró, respetuosamente le dijo: <<-Señora mía, mi Niña, por supuesto que ya voy para poner por obra tu venerable aliento, tu amada palabra. Por ahora de ti me despido, yo, tu humilde servidor.>> 39.- En seguida bajó para ir a poner por obra su encargo: Vino a tomar la calzada que viene derecho a México. 40.- Y cuando hubo llegado al interior de la ciudad, de inmediato y directo se fue al palacio del Obispo que muy recientemente había llegado de Jefe de Sacerdotes, cuyo reverendo nombre era D. Fray Juan de Zumárraga, Sacerdote de San Francisco.
    41.- Y al llegar, de inmediato hace el intento de verlo, rogando a sus servidores, sus domésticos, que vayan a anunciarlo. 42.- Al cabo de una espera un tanto excesiva, vienen a llamarlo cuando el Señor Obispo tuvo a bien convocarlo para que pasara. 43.- Y en cuanto entró, en seguida en su presencia se arrodilló, se postró. Luego ya le declara, le narra el venerable aliento, la preciosa palabra de la Reina del Cielo, su mensaje, y también le refirió respetuosamente todas las cosas que admiró, que miró, que escuchó. 44.- Y cuando hubo escuchado todas sus palabras, su mensaje, como que no del todo le dio crédito. 45.- Le respondió, se dignó decirle: <<-Hijito mío, otra vez vendrás, aún con calma te oiré, muy aun desde el principio lo miraré, pensaré lo que te hizo venir acá, tu voluntad, tu deseo.>>

    SEGUNDA APARICIÓN

    46.- Salió, pues, abatido de tristeza porque su encomienda no se realizó de inmediato. 47.- En seguida se regresó. Poco después, ya al acabar el día, se vino luego en derechura a la cumbre del cerrito, 48.- y allí tuvo la grande suerte de reencontrar a la Reina del Cielo, allí precisamente donde por primera vez la había visto. Lo estaba esperando bondadosamente. 49.- Y apenas la miró, se postró en su presencia, se arrojó por tierra, tuvo el honor de decirle: 50.- <>. 51.- <> 53.- <> 55.- <>.
    57.- Y la siempre gloriosa Virgen tuvo la afabilidad de responderle: 58.- <<-Escucha, hijito mío el más pequeño, ten por seguro que no son pocos mis servidores, mis embajadores mensajeros a quienes podría confiar que llevaran mi aliento, mi palabra, que ejecutaran mi voluntad; 59.- mas es indispensable que seas precisamente tú quien negocie y gestione, que sea totalmente por tu intervención que se verifique, que se lleve a cabo mi voluntad, mi deseo. 60.- Y muchísimo te ruego, hijito mi consentido, y con rigor te mando, que mañana vayas otra vez a ver al Obispo. 61.- Y de mi parte adviértele, hazle oír muy claro mi voluntad, mi deseo para que realice, para que haga mi templo que le pido. 62.- Y de nuevo comunícale de que manera nada menos que yo, yo la siempre Virgen María, la Venerable Madre de Dios, allá te envío de mensajero.>> 63.- Y Juan Diego le respondió respetuosamente, le dijo reverentemente: <<-Señora mía, Reina, Virgencita mía, ojalá que no aflija yo tu venerable rostro, tu amado corazón; con el mayor gusto iré, voy ciertamente a poner en obra tu venerable aliento, tu amada palabra; de ninguna manera me permitiré dejar de hacerlo, ni considero penoso el camino. 64.- Iré, pues, desde luego, a poner en obra tu venerable voluntad, pero bien puede suceder que no sea favorablemente oído, o, si fuere oído, quizá no seré creído; pero 65.- mañana, por la tarde, cuando se ponga el sol, vendré a devolver a tu venerable aliento, a tu amada palabra lo que me responda el Jefe de los Sacerdotes>> 66.- <>. 67.- Y, acto continuo, él se fue a su casa a descansar.

    SEGUNDA ENTREVISTA CON ZUMARRAGA

    68.- Al día siguiente, Domingo, muy de madrugada, cuando todo estaba aún muy oscuro, de allá salió de su casa hacia acá, a Tlaltelolco: viene a aprender las cosas divinas, a ser pasado en lista; luego a ver al Gran Sacerdote.
    69.- Y como a las diez de la mañana estuvo dispuesto: se había oído Misa, se había pasado lista, se había dispersado toda la gente. 70.- Y él, Juan Diego, luego fue al palacio del Señor Obispo. 71.- Y tan pronto como llegó, hizo todo lo posible para tener el privilegio de verlo, y con mucha dificultad otra vez tuvo ese honor. 72.- A sus pies hincó las rodillas, llora, se pone triste, en tanto que dialoga, mientras le expone el venerable aliento, la amada palabra de la Reina del Cielo, 73.- para ver si al fin era creída la embajada, la voluntad de la Perfecta Virgen, tocante a que le hagan, le edifiquen, le levanten, su templo donde se dignó indicarlo, en donde se digna quererlo.
    74.- Y el Señor Obispo muchísimas cosas le preguntó, le examinó, para que bien en su corazón constase (para cerciorarse) dónde fue a verla, qué aspecto tenía. Todo lo narró al Señor Obispo, con todos sus detalles, 75.- pero, pese a que todo absolutamente se lo pormenorizó, hasta en los más menudos detalles, y que en todas las cosas vio, se asombró porque clarísimamente aparecía que Ella era la perfecta Virgen, la venerable, gloriosa y preciosa Madre de nuestro Salvador Jesucristo, 76.- a fin de cuentas, no estuvo de acuerdo de inmediato, 77.- sino que le dijo que no nada más por su palabra, su petición, se haría, se ejecutaría lo que solicitaba, 78.- que era todavía indispensable algo como señal para que poder creerle que era precisamente Ella, la Reina del Cielo, quien se dignaba enviarlo de mensajero.
    79.- Y tan pronto como lo oyó, Juan Diego dijo respetuosamente al Obispo: 80.- <<-Señor Gobernante, por favor sírvete ver cuál será la señal que tienes a bien pedirle, pues en seguida me pondré en camino para solicitársela a la Reina del Cielo, que se dignó enviarme acá de mensajero>>.81.- Y cuando vio el Obispo que todo lo confirmaba, que desde su primera reacción en nada titubeaba o dudaba, luego lo despidió; pero 82.- apenas hubo salido, luego ordenó a algunos criados, en quienes tenía gran confianza, que fueran detrás de él, que cuidadosamente lo espiaran a dónde iba, y a quién veía o hablaba.
    83.- Y así se hizo. Y Juan Diego en seguida se vino derecho, enfiló la calzada. 84.- Y lo siguieron, pero allí donde sale la barranca, cerca del Tepeyac, por el puente de madera, lo perdieron de vista, y por más que por todas partes lo buscaron, ya en ningún lugar lo vieron, 85.- por lo que se regresaron. Y con eso no sólo se vinieron a enfadar grandemente, sino también porque los frustró, los dejó furiosos, 86.- de manera que le fueron a insistir al Señor Obispo, le metieron en la cabeza que no le creyera, le inventaron que lo que hacía era sólo engañarlo deliberadamente, que era mera ficción lo que forjaba, o bien que sólo lo había soñado, sólo imaginado en sueños lo que decía, lo que solicitaba. 87.- Y en este sentido se confabularon unos con otros, que si llegaba a volver, a regresar, allí lo habían de agarrar y castigar duramente para que otra vez ya no ande contando mentiras, ni alborotando a la gente. 88.- Entre tanto Juan Diego estaba en la presencia de la Santísima Virgen, comunicándole la respuesta que venía a traerle de parte del Señor Obispo. 89.- Y cuando se lo hubo notificado, la Gran Señora y Reina le respondió: 90.- <<-Así está bien, Hijito mío el más amado, mañana de nuevo vendrás aquí para que lleves al Gran Sacerdote la prueba, la señal que te pide. 91.- Con eso en seguida te creerá, y ya, a ese respecto, para nada desconfiará de ti ni de ti sospechará. 92.- Y ten plena seguridad, Hijito mío predilecto, que yo te pagaré tu cuidado, tu servicio, tu cansancio que por amor a mí has prodigado. 93.- ¡Animo, mi muchachito! que mañana aquí con sumo interés habré de esperarte>>.

    TERCERA APARICIÓN

    EL TIO MORIBUNDO

    94.- Pero a la mañana siguiente, lunes, cuando Juan Diego debería llevarle alguna señal suya para ser creído, ya no regresó, 95.- porque cuando fue a llegar a su casa, a un tío suyo, de nombre Juan Bernardino, se le había asentado la enfermedad, estaba en las últimas, 96.- por lo que se pasó el día buscando médicos, todavía hizo cuanto pudo al respecto; pero ya no era tiempo, ya estaba muy muy grave. 97.- Y al anochecer, le rogó instantemente su tío que, todavía de noche, antes del alba, le hiciera el favor de ir a Tlaltelolco a llamar a algún sacerdote para que viniera, para que se dignara confesarlo, se sirviera disponerlo, 98.- porque estaba del todo seguro que ya era el ahora, ya era el aquí para morir, que ya no habría de levantarse, que ya no sanaría.
    99.- Y el martes, todavía en plena noche, de allá salió, de su casa, Juan Diego, a llamar al sacerdote, allá en Tlatelolco.
    100.- Y cuando ya vino a llegar a la cercanía del cerrito Tepeyac, a su pie, donde sale el camino, hacia el lugar donde se pone el sol, donde antes él pasara, se dijo: 101.- <<-Si sigo de frente por el camino, no vaya a ser que me vea la noble Señora, porque como antes me hará el honor de detenerme para que lleve la señal al Jefe de los Sacerdotes, conforme a lo que se dignó mandarme. 102.- Que por favor primero nos deje nuestra aflicción, que pueda yo ir rápido a llamar respetuosamente el sacerdote religioso. Mi venerable tío no hace sino estar aguardándolo>>. 103.- En seguida le dio la vuelta al monte por la falda, subió a la otra parte, por un lado, hacia donde sale el sol, para ir a llegar rápido a México, para que no lo demorara la Reina del Cielo. 104.- Se imaginaba que por dar allí la vuelta, de plano no iba a verlo Aquella cuyo amor hace que absolutamente y siempre nos esté mirando.
    105.- Pero la vio como hacia acá bajaba de lo alto del montecito, desde donde se había dignado estarlo observando, allá donde desde antes lo estuvo mirando atentamente. 106.- Le vino a salir al encuentro de lado del monte, vino a cerrarle el paso, se dignó decirle: 107.- <<-¿Qué hay, Hijo mío el más pequeño? ¿A dónde vas? ¿A dónde vas a ver?>>.
    108.- Y él, ¿acaso un poco por eso se apenó, tal vez se avergonzó, o acaso por eso se alteró, se atemorizó? 109.- En su presencia se postró, con gran respeto la saludó, tuvo el honor de decirle: 110.- <<-Mi Virgencita, Hija mía la más amada, mi Reina, ojalá estés contenta; ¿Cómo amaneciste? ¿Estás bien de salud?, Señora mía, mi Niñita adorada? 111.- Causaré pena a tu venerado rostro, a tu amado corazón: Por favor, toma en cuenta, Virgencita mía, que está gravísimo un criadito tuyo, tío mío. 112.- Una gran enfermedad en él se ha asentado, por lo que no tardará en morir.
    113.- Así que ahora tengo que ir urgentemente a tu casita de México, a llamar a alguno de los amados de nuestro Señor, de nuestros sacerdotes, para que tenga la bondad de confesarlo, de prepararlo. 114.- Puesto que en verdad para esto hemos nacido: vinimos a esperar el tributo de nuestra muerte. 115.- Pero, aunque voy a ejecutar esto, apenas termine, de inmediato regresaré aquí para ir a llevar tu venerable aliento, tu amada palabra, Señora, Virgencita mía. 116.- Por favor, ten la bondad de perdonarme, de tenerme toda paciencia. De ninguna manera en esto te engaño, Hija mía la más pequeña, mi adorada Princesita, porque lo primero que haré mañana será venir a toda prisa>>.
    117.- Y tan pronto como hubo escuchado la palabra de Juan Diego, tuvo la gentileza de responderle la venerable y piadosísima Virgen: 118.- <<-Por favor presta atención a esto, ojalá que quede muy grabado en tu corazón, Hijo mío el más querido: No es nada lo que te espantó, te afligió, que no se altere tu rostro, tu corazón. Por favor no temas esta enfermedad, ni en ningún modo a enfermedad otra alguna o dolor entristecedor. 119.- ¿Acaso no estoy yo aquí, yo que tengo el honor de ser tu madre? ¿Acaso no estás bajo mi sombra, bajo mi amparo? ¿Acaso no soy yo la fuente de tu alegría? ¿Qué no estás en mi regazo, en el cruce de mis brazos? ¿Por ventura aun tienes necesidad de cosa otra alguna? 120.- Por favor, que ya ninguna otra cosa te angustie, te perturbe, ojalá que no te angustie la enfermedad de tu honorable tío, de ninguna manera morirá ahora por ella. Te doy la plena seguridad de que ya sanó>>. 121.- (Y luego, exactamente entonces, sanó su honorable tío, como después se supo).

    LAS FLORES

    122.- Y Juan Diego, apenas oyó el venerable aliento, la amada palabra de la Reina del Cielo, muchísimo con ello se consoló, mucho con ello quedó satisfecho su corazón. 123.- Y le suplicó instantemente que de inmediato tuviera a bien enviarlo de mensajero para ver al gobernante Obispo, para llevarle la señal, su comprobación, para que le crea.
    124.- Y la Reina del Cielo de inmediato se sirvió mandarle que subiera arriba del cerrito, allí donde antes había tenido el honor de verla. 125.- Se dignó decirle: <<-Sube, Hijito mío queridísimo, arriba del cerrito, donde me viste y te dic órdenes. 126.- Allí verás que están sembradas diversas flores: Córtalas, reúnelas, ponlas juntas. Luego bájalas acá, aquí ante mí tráemelas>>.
    127.- Y acto continuo, Juan Diego subió al cerrito. 128.- Y al alcanzar la cumbre, quedó mudo de asombro ante las variadas, excelentes, maravillosas flores, todas extendidas, cuajadas de capullos reventones, cuando todavía no era su tiempo de darse. 129.- Porque en verdad entonces las heladas son muy fuertes. 130.- Su perfume era intenso, y el rocío de la noche como que las cuajaba de perlas preciosas.
    131.- En seguida se puso a cortarlas, todas absolutamente las juntó, llenó con ellas el hueco de su tilma. 132.- Y conste que la cúspide del cerrito para nada es lugar donde se den flores, porque lo que hay en abundancia son riscos, abrojos, gran cantidad de espinas, de nopales, de mezquites. 133.- y si algunas hierbezuelas se dan, entonces era el mes de diciembre, en que todo lo devora, lo aniquila el hielo.
    134.- Bajó en seguida trayendo a la Reina del Cielo las diversas flores que le había ido a cortar, 135.- y Ella, al verlas, tuvo la afabilidad de tomarlas en sus manecitas, 136.- y volvió amablemente a colocárselas en el hueco de su tilma. Se dignó decirle:
    137.- <<-Hijito queridísimo, estas diferentes flores son la prueba, la señal que le llevarás al Obispo. 138.- De parte mía le dirás que por favor vea en ella mi deseo, y con eso ejecute mi deseo, mi voluntad. 139.- Y tú… tú eres mi plenipotenciario, puesto que en ti pongo toda mi confianza. 140.- Y con todo rigor te ordeno que sólo exclusivamente frente al Obispo despliegues tu tilma y le muestres lo que llevas. 141.- Y le contarás con todo detalle cómo yo te mandé que subieras al cerrito para cortar las flores, y todo lo que viste y admiraste. 142.- Y con esto le conmoverás el corazón al Gran Sacerdote para que interceda y se haga, se erija mi templo que he pedido.
    143.- Y al dignarse despedirlo la Reina del Cielo, vino a tomar la calzada, viene derecho a México, viene feliz, rebosante de alegría, 144.- ya así viene, rebosante de dicha su corazón, porque esta vez todo saldrá bien, lo desempeñará bien. 145.- Pone exquisito cuidado en lo que trae en el hueco de su tilma, no vaya a ser que algo se le caiga. 146.- Viene extasiado por el perfume de las flores, tan diferentes y maravillosas.

    CUARTA APARICIÓN

    TERCERA ENTREVISTA CON ZUMÁRRAGA

    147.- Y al llegar al palacio episcopal le salió al encuentro el mayordomo e incluso otros criados del señor Obispo. 148.- Y les rogó que por favor le dijeran que quería verlo; pero ninguno accedió, no querían hacerle caso, quizá porque aún no amanecía, 149.- o quizá porque ya lo conocen, que sólo los fastidia, que les es insoportable, 150.- y porque ya les habían hablado de él sus compañeros que lo habían perdido de vista cuando pretendieron seguirlo.
    151.- Muy largo tiempo estuvo esperando la respuesta, 152.- y cuando vieron que llevaba ahí tan largo tiempo, cabizbajo, sin hacer nada, a ver si era llamado, notaron que al parecer traía algo en su tilma, y se le acercaron para ver lo que traía, para dar gusto a su corazón. 153.- Y al ver Juan Diego que era imposible ocultarles lo que llevaba, y que por eso lo molestarían, lo expulsarían a empellones o lo maltratarían, un poquito les mostró que eran flores. 154.- Y al ver que se trataba de diversas y finísimas flores, siendo que no era su tiempo, se asombraron muchísimo, y más al ver cuán frescas estaban, cuán abiertas, cuán exquisito su perfume, cuán preciosas, 155.- y ansiaron coger unas cuantas, arrebatárselas. 156.- Y no una, sino tres veces se atrevieron a agarrarlas, pero fracasaron, 157.- porque cuando pretendían tomarlas, ya no podían ver flores, sino las veían como pinturas, como bordados o aplicaciones en la tilma.
    158.- Con eso, en seguida fueron a decirle respetuosamente al Señor Obispo lo que habían visto, 159.- y que pretendía verlo el indito que ya tantas veces había venido, quien tenía mucho esperando el recado, porque suplicaba permiso para verlo. 160.- Y tan pronto como el Señor Obispo escuchó eso, captó su corazón que esa era la prueba para que aceptara lo que ese hombre había estado gestionando. 161.- De inmediato se sirvió llamarlo, que en seguida entrara a casa para verlo.
    162.- Y cuando entró, se prosternó en su presencia, como toda persona bien educada. 163.- Y de nueva cuenta, y con todo respeto, le narró todo lo que había visto, admirado, y su mensaje.

    LA VERSION DE JUAN DIEGO

    164.- Le dijo con gran respeto: <<-Mi Señor, Gobernante, ya hice, ya cumplí lo que tuviste a bien mandarme, 165.- y así tuve el honor de ir a comunicarle a la Señora, mi Ama, la Reina del Cielo, venerable y preciosa Madre de Dios, que tú respetuosamente pedías una señal para creerme, y para hacerle su templecito, allí donde tiene la bondad de solicitarte que se lo levantes. 166.- Y también tuve el honor de decirle que me había permitido darte mi palabra de que tendría el privilegio de traerte algo como señal, como prueba de su venerable voluntad, conforme a lo que tú te dignaste indicarme>>.
    167.- <>. 171.- <>.
    175.- <>

    LA IMAGEN EN LA TILMA

    181.- Y en ese momento desplegó su blanca tilma, en cuyo hueco, estando de pie, llevaba las flores. 182.- Y así, al tiempo que se esparcieron las diferentes flores preciosas, 183.- en ese mismo instante se convirtió en señal, apareció de improviso la venerada imagen de la siempre Virgen María, Madre de Dios, tal como ahora tenemos la dicha de conservarla, 184.- guardada ahí en lo que es su hogar predilecto, su templo del Tepeyac, que llamamos Guadalupe.
    185.- Y tan pronto como la vio el señor Obispo, y todos los que allí estaban, se arrodillaron pasmados de asombro, 186.- se levantaron para verla, profundamente conmovidos y convertidos, suspensos su corazón, su pensamiento.
    187.- Y el señor Obispo, con lágrimas de compunción le rogó y suplicó le perdonara por no haber ejecutado de inmediato su santa voluntad, su venerable aliento, su amada palabra. 188.- Y poniéndose de pie, desató del cuello la vestidura, el manto de Juan Diego, 189.- en donde se dignó aparecer, en donde está estampada la Señora del Cielo, 190.- y en seguida, con gran respeto, la llevó y la dejó instalada en su oratorio. 191.- Y todavía un día entero pasó Juan Diego en casa del Obispo, él tuvo a bien retenerlo. 192.- Y al día siguiente le dijo: <<-¡Vamos! para que muestres dónde es la voluntad de la Reina del Cielo que le erijan su templecito>>. 193.- De inmediato se convidó gente para hacerlo, para levantarlo.

    QUINTA APARICIÓN

    EL TIO SANO

    194.- Y Juan Diego, una vez que les hubo mostrado dónde se había dignado mandarle la Señora del Cielo que se levantara su templecito, luego les pidió permiso. 195.- Aun quería ir a su casa para ver a su honorable tío Juan Bernardino, que estaba en cama gravísimo cuando lo había dejado y venido para llamar a algún sacerdote, allá en Tlatelolco, para que lo confesara y dispusiera, de quien la Reina del Cielo se había dignado decirle que ya estaba sano.
    196.- Y no solamente no lo dejaron ir solo, sino que lo escoltaron hasta su casa. 197.- Y al llegar vieron a su venerable tío que estaba muy contento, ya nada le dolía. 198.- Y él quedó muy sorprendido de ver a su sobrino tan escoltado y tan honrado. 199.- Y le preguntó a su sobrino por qué ocurría aquello, por qué tanto lo honraran. QUINTA APARICIÓN: EL NOMBRE DE GUADALUPE
    200.- Y él le dijo cómo cuando salió a llamar al sacerdote para que lo confesara y preparara, allá en el Tepeyac bondadosamente se le apareció la Señora del Cielo, 201.- y lo mandó como su mensajero a ver al Señor Obispo para que se sirviera hacerle una casa en el Tepeyac, 202.- y tuvo la bondad de decirle que no se afligiera, que ya estaba bien, con lo que quedó totalmente tranquilo. 203.- Y le dijo su venerable tío que era verdad, que precisamente en ese momento se dignó curarlo. 204.- Y que la había visto ni más ni menos que en la forma exacta como se había dignado aparecérsele a su sobrino. 205.- Y le dijo cómo a él también se dignó enviarlo a México para ver al Obispo. 206.- Y que, cuando fuera a verlo, que por favor le manifestara, le informara con todo detalle lo que había visto, 207.- y cuán maravillosamente se había dignado sanarlo, 208.- y que condescendía a solicitar como un favor que a su preciosa imagen precisamente se le llame, se le conozca como la SIEMPRE VIRGEN SANTA MARíA DE GUADALUPE.

    INICIO DEL CULTO

    209.- Y en seguida traen a Juan Bernardino a la presencia del Señor Obispo, para rendir su informe y dar fe ante él. 210.- Y a ambos, a él y a su sobrino, los hospedó el Obispo en su casa unos cuantos días, 211.- durante todo el tiempo que se erigió el templecito de la Soberana Señora allá en el Tepeyac, donde se dignó dejarse ver de Juan Diego. 212.- Y el señor Obispo trasladó a la Iglesia Mayor la preciosa y venerada imagen de la preciosa Niña del Cielo. 213.- Tuvo a bien sacarla de su palacio, de su oratorio, donde estaba, para que toda la gente pudiera ver y admirar su maravillosa imagen. 214.- Absolutamente toda la ciudad se puso en movimiento ante la oportunidad de ver y admirar su preciosa y amada imagen.

    LA CONVERSIÓN DE MÉXICO

    215.- Venían a reconocer su carácter divino, 216.- a tener la honra de presentarle sus plegarias, 217.- y mucho admiraban todos la forma tan manifiestamente divina que había elegido para hacerles la gracia de aparecerse, 218.- como que es un hecho que a ninguna persona de este mundo le cupo el privilegio de pintar lo esencial de su preciosa y amada imagen.

    Ecce Christianus

  9. #29
    Avatar de Hyeronimus
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    Re: El milagro de la Virgen de Guadalupe

    EL AYATE HECHO BANDERA DE VICTORIA

    10 diciembre, 2011





    “Hoy no han caído cargas de flores, sobre el altar de la Reina. No se ha nublado el espacio con el incienso quemado a sus plantas; hoy no se ha ensordecido la vieja torre con el voltear de sus campanas; pero hoy la Reina ha recibido la ofrenda de nuestros mártires; ha visto llenarse las cárceles con los audaces seguidores de su Hijo hecha en un delirio de atrevimiento santo, de osadía sagrada; y ese homenaje debe haberle bañado el rostro en llanto y debe haberla hecho sentir orgullo de sus hijos. Y seguirá la ofrenda. Porque ya sabemos los católicos que hay que proclamar a Cristo por encima de las bayonetas, por encima de los puños crispados de los verdugos, por encima de las cárceles, del potro, del martirio y de los resoplidos de la bestia infernal de la persecución. Y seguirá habiendo mártires y héroes hasta ganar la batalla y dar el último asalto y llevar el Ayate hecho bandera de victoria, hacia todos los vientos”.
    Anacleto González Flores

    Ecce Christianus

  10. #30
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    Re: El milagro de la Virgen de Guadalupe

    Un poco off topic, pero quiero manifestar mi rechazo a la forma en que en mi pueblo realizaron el desfile a la Virgen: hubo Porristas con poca ropa, y varios grupos participantes bailaban al ritmo de musica en inglés, una de ellas era Destination, de Calabria

  11. #31
    ortodoxo está desconectado Miembro graduado
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    Re: El milagro de la Virgen de Guadalupe

    Sr . Galeno.

    Lo que usted no tiene es FE, porque el rosario de porqués que emite son más viejos que el andar a pie y entrar en discuciones con alguien sin FE es perder el tiempo, dediquese a otra cosa y no a ofender la FE de otros con las mismas necedades de hace 100 años.

  12. #32
    Avatar de Hyeronimus
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    Re: El milagro de la Virgen de Guadalupe

    Aprovecho la festividad de Nuestra Señora de Guadalupe para saludar a nuestros hermanos de México y felicitar a todas las Guadalupes que nos lean.

    Llegó el 12 de diciembre de 2012 y las profecías paganas de los mayas respecto a esta fecha quedaron efectivamente en nada, demostrando su falsedad, mientras la Guadalupana sigue en pie pisoteando la serpiente y sus mentiras. ¡Viva la Virgen de Guadalupe! ¡Viva México!
    Erasmus y francisco rubio dieron el Víctor.

  13. #33
    Avatar de Hyeronimus
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    Re: El milagro de la Virgen de Guadalupe

    O milagre do ícone da Virgem de Guadalupe




    Sidney Silveira
    Hoje, no dia de Nossa Senhora de Guadalupe, vale divulgar este vídeo que mostra de forma cabal tratar-se de um verdadeiro milagre, ou seja, algo que escapa a todos os processos causais naturais. Em suma, a produção de algo que está muito além das potências inscritas na forma dos entes implicados no fato em questão.

    A continuação do vídeo encontra-se noutros links do Youtube.

    Contra Impugnantes

  14. #34
    Avatar de francisco rubio
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    Re: El milagro de la Virgen de Guadalupe

    Yo tuve el placer de ir caminando el día de ayer hasta la Basílica de nuestra Señora de Guadalupe, les comparto esta foto que tome del ayate del indígena San Juan Diego donde la imagen de la Reina de México se plasmo.P121212_13.33.jpg
    Erasmus y Vainilla dieron el Víctor.
    ¡ VIVA MÉXICO VIVA SANTA MARÍA DE GUADALUPE VIVA MÉXICO !

    Adelante soldado de Cristo
    Hasta morir o hasta triunfar
    Si Cristo su sangre dio por ti
    No es mucho que tu por ÉL
    Tu sangre derrames.


  15. #35
    Avatar de juan vergara
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    Re: El milagro de la Virgen de Guadalupe

    Nuestra Señora de Guadalupe Patrona de Hispanoamérica!!!
    Ora Pro Nobis!!!

  16. #36
    Avatar de Hyeronimus
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    Re: El milagro de la Virgen de Guadalupe

    EL TESORO DE MI PATRIA



    «… La Historia de México no comienza con las peregrinaciones de las tribus indígenas, como no comienza tampoco en la unión de razas, que lleva a cabo el Cristianismo en la Península Ibérica al despedazarse el Imperio Romano; nosotros no somos ni aztecas o mayas, ni españoles tampoco; la raza indígena nos legó su tierra, que tiene la exuberancia de los trópicos y la placidez de las alturas, y la raza española nos heredó su lengua y su cultura y la religión también: ambas nos dieron su sangre.
    La Historia de México empieza cuando se percibe entre el fragor de la conquista el aleteo del ángel tutelar de mi Patria, que, enviado por Dios, baja de los Cielos, extiende sus enormes alas tricolores hasta cubrir con su sombra la esmeralda de nuestras costas Oriental y Occidental y se detiene en el Tepeyac; baja entonces del trono, que aquellas alas formaban, la Reina de los ángeles y pone sus virginales pies, los que quebrantaron la cabeza del dragón infernal, en nuestra propia tierra, que florece a su contacto y con el rocío de la hierba da un beso de amor a aquellas plantas vencedoras. María habla al indio un lenguaje de Madre, le hace promesas amorosas, se declara Protectora, Madre y por consiguiente Soberana de México, y deja la tosca tilma un retrato pintado por los ángeles, que forman su corte. Esta imagen celestial es el tesoro de mi Patria, más precioso que la plata o el oro de sus entrañas; es el emblema de mi pueblo, más querido que el águila vencedora de su escudo, es el título de nobleza de mi raza, pues coloca a una indita – a una Virgen Criolla, símbolo de nuestra raza y de Nuestra Nación, a las que anunciaba proféticamente – sobre los coros de los ángeles y sobre los altares de los hombres; es la proclamación que hace Dios de los destinos gloriosos de mi raza, que baña el sol y viste de estrellas; es el grito que lanzó el Empíreo sobre Anáhuac proclamando la Soberanía del Hijo de aquella morenita queridísima y la evangelización de los indios, consecuencia de la aparición guadalupana, fue la respuesta que dio México a aquel grito de los Cielos, fue su primera aclamación a Jesucristo. Las rosas que llevó Juan Diego a Zumárraga fueron la sonrisa de México, que florecía en invierno para saludar agradecido a María; pero fueron también símbolo de las generaciones mexicanas, que la Madre de Dios, al aparecer en el ‹ayate›, hacía caer a los pies de la Iglesia, a las plantas de Cristo Rey…»

    Obispo Aux. de Zamora D. Salvador Marinez Silva en la Fiesta de Cristo Rey (1928) .

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  17. #37
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    Re: El milagro de la Virgen de Guadalupe

    ¡Viva la Virgen de Guadalupe!


    El 12 de Diciembre los hispanos celebramos la festividad de Nuestra Señora de Guadalupe, es Patrona de México, de toda América y de Filipinas, sin embargo en España también se venera mucho, son muchos los lazos de unión entre el gran pueblo de México y el gran pueblo de España.

    ¡Viva la Virgen de Guadalupe!

    ¡Viva Cristo Rey!



    Comunidad de Pueblos Hispánicos
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    Re: El milagro de la Virgen de Guadalupe

    DESCRIPCIÓN DE LA IMAGEN DE LA VIRGEN DE GUADALUPE


    Según el prolijo examen que mandó hacer el 25º. Virrey de la Nueva España, don Antonio Sebastián de Toledo, marqués de Mancera, en presencia del Licenciado Juan Salguero, del Bachiller Tomás Coronado, el Experto Nicolás de la Fuen Labrada, del Perito Juan Sánchez, del Conocedor Alonso de Zárate, y de 10 de los más diestros pintores de ese tiempo, así la reseñan:

    “….. Este precioso Ayate en que se apareció la Siempre Virgen María, Nuestra Reina de Guadalupe, es de 2 piezas pegadas y cosidas con un hilo blando. Es tan alta la bendita Imagen, que empezando en la planta de su pie, hasta llegar a la coronilla, tiene 6 jemes de hombre y 1 de mujer (“Jeme” es la distancia que hay desde la extremidad del dedo pulgar a la del dedo índice, separando el uno del otro todo lo posible. Es de hombre es unos centímetros más grande que el de mujer). El cabello es muy negro y partido al medio de la frente serena y proporcionada. El rostro llano y honesto. Las cejas muy delgadas. Los ojos bajos. La nariz proporcionada. La boca Breve. El color trigueño nevado. Las manos puestas al pecho sobre la cintura y levantadas hacia el rostro. En la cintura tiene un cinto morado, apareciendo sueltos debajo e las manos, los 2 cabos de su atadura. Descubre solamente la punta del pie derecho, con el calzado pardo muy claro, de tono cenizo. La túnica que la viste desde el cuello a los pies, es de color rosado y las sombras de carmín oscuro, y está engalanada con labores de Oro.
    Tiene por broche al cuello un óvalo pequeño también de Oro, con rayos negros alrededor de las orillas, y dentro de él un círculo negro con una cruz en medio. Las mangas de la túnica son redondas, y vueltas descubren por forro un género de felpa que parece blanca. Muestra también una túnica interior de color blanco que tiene deshilados los extremos, con pequeñas puntas que se descubren en las muñecas. El manto es de color verde mar, el cual cubre la cabeza dejando descubierto todo el rostro y parte del cuello, va tendiéndose airoso hasta los pies haciendo pliegues en algunas partes, y se recoge mucho sobre el brazo izquierdo entre éste y el cuerpo.
    Está todo perfilado con una cinta de Oro, que sirve de adorno y es algo ancha. Toda la parte que se descubre del manto, está sembrada de 46 estrellas de Oro salpicadas con profusión. La cabeza se encuentra devotamente inclinada hacia el lado derecho. Ciñe una corona real que asienta sobre el manto y termina en puntas o astas de oro, que son 10, ahusadas arriba y anchas abajo. A los pies una media Luna con las puntas hacia arriba, recibiendo en medio el cuerpo de la Imagen, la cual está toda como en un nicho en forma de Sol. Por lo lejos se ven resplandores amarillos anaranjados, y por lo cerca, parecen que nacen de la espalda de la Virgen. Del lado derecho hay 62 rayos y por el izquierdo 67, dando un total de 129 flamas de Oro. Lo restante del lienzo, así en longitud como en latitud, está en celajes de nubes algo claras que la rodean formando una concavidad. Esta divina fábrica descansa sobre un ángel que le sirve de planta, descúbrese de la cintura para arriba y el resto se oculta entre nubes. Junto al rostro muestra una túnica interior de color blanco, tiene las alas tendidas con ricas plumas largas y verdes. Su ropa es de color bermejo a la que se adhiere un cuello dorado. Como tiene los brazos abiertos, con la mano derecha coge la punta del manto y con la mano izquierda la e la túnica, y por ambos lados caen por encima de la Luna. El rostro del ángel es el de un niño hermoso, que, al parecer, está muy contento de conducir así a la Reina del Cielo…..”.

    Ecce Christianus | He aquí el Cristiano. He aquí alguien llamado a batallar

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    Re: El milagro de la Virgen de Guadalupe

    lunes, 11 de octubre de 2010

    PRESENCIA DE MARÍA por Alfonso Junco (+1974)




    .
    EL CORAZÓN Y EL REGAZO
    .

    Entre el tumulto de ráfagas geniales que se agolpan y entrecruzan en la estupenda Ortodoxia de Chésterton, fulgura aquélla en que se imagina a una personalidad científica de la luna, contemplando a un hombre. Al observar el sabio de la luna que en el organismo humano hay un ojo a la derecha y uno a la izquierda, un brazo y otro brazo, una pierna y otra pierna, un oído y otro oído, un pulmón y otro pulmón, deduciría con aparente lógica que toda la estructura era doble, simétrica, y al llegar al corazón buscaría, con certidumbre de acertar, el otro corazón del lado opuesto. Y fallaría. Precisamente al llegar al corazón, caería en fracaso decisivo.
    .
    Pues bien: el cristianismo no es de la luna ni está en la luna. El cristianismo sí sabe que el hombre tiene un corazón, y sabe dónde lo tiene, y cómo. Sabe lo que el hombre tiene de simétrico y lo que tiene de asimétrico, lo que tiene de racional y lo que tiene de subconsciente. Sabe de su amor a la evidencia y de su amor al misterio.
    .

    Conoce al hombre en todos sus vericuetos, en todas sus oscuridades y contradicciones, en todas sus complejidades infinitas. El hombre, este desconocido de que habla Alexis Carrel en libro resonante, sólo es un conocido -¡y con qué inexplorada profundidad!- para el cristianismo.

    Porque conoce el corazón humano, porque está hecho -divinamente hecho- para el corazón humano, el cristianismo abraza y magnifica el culto a la celeste maternidad de María. La frialdad desolada del protestantismo construye un orbe religioso en que no existe el culto a la Madre. Pero el corazón se niega. El corazón necesita este centro de ternura, esta exquisita suavidad de mujer, esta intercesión maternal.
    .

    María intercede ante Jesús: sigue intercediendo, como aquella primera vez en que, agotado el vino de las bodas, una palabra suya, discretamente deslizada apenas, suscitó y casi violentó el primer milagro de su Hijo. Con esta misma finura conmiserativa, con esta delicada previsión de evitar el bochorno del que padece necesidad, sigue la Madre de Jesús intercediendo por toda la infinita sucesión de los que queremos y no podemos, de los pobres vergonzantes que somos legión en la humanidad.
    .

    María vive hoy, como vive hoy su Hijo. No acabó su tarea, ni su misericordia está agotada. No pertenece, simplemente, al pasado, como un personaje de hace veinte siglos. Con presencia de gloria está presente en los cielos, con presencia de amor está presente en la tierra.
    .

    La Iglesia, que es Cristo perpetuado entre los hombres, tiene esta estupenda misión y este maravilloso privilegio de actualizar a Cristo. Hoy nace Cristo en Belén, hoy habla en la colina, hoy se da en el milagro de la Cena, hoy muere en el Calvario, hoy resucita victorioso. No es una vieja historia inoperante: es una eterna actualidad que sacude y transforma y extasía las almas.
    .

    ¿Habéis pensado alguna vez lo que fuera de Cristo sin su Iglesia? ¿Habéis medido toda la enormidad y pujanza que entre los hombres tiene el olvido?… Pero la Iglesia es esta gran enamorada y esta gran recordadora que no nos deja olvidar: y Cristo se nos mete por los ojos en cuadros, esculturas y ceremonias, se nos mete por los oídos en la cátedra del Evangelio y en el tribunal de la confidencia; palpita en nuestras manos por la señal de su santa cruz; se nos entra en la boca en el misterio dulce y pavoroso de la Eucaristía. Cristo vivo, Cristo presente, Cristo actualizado, Cristo visible y como si dijéramos corpóreo, saliendo al paso de nuestro embotamiento y olvido, eso es la Iglesia. Bien lo sabía el que la fundó y por eso la fundó.
    .
    Dios puede perderse en la nebulosa lejanía de filosóficas abstracciones o de deísmos yertos, si no encarna y se acerca a nosotros y nos habla en Cristo; porque Cristo caería en el olvido y sería a lo sumo un atrayente personaje histórico, si no se perpetuase y actualizase en su Iglesia; y la Iglesia vendría a dispersión incoherente y a descomposición mortal -como en las sectas disidentes lo dio ya la experiencia- sin una invulnerable autoridad, sin una visible cabeza, sin un jefe: el Papa.
    .

    Y así como la Iglesia actualiza a Cristo, de manera semejante actualiza a su Madre. Hoy, como ayer, María pide por nosotros. Hoy, como ayer, nosotros, mínimos hermanos del Primogénito Cristo, la sabemos nuestra Madre y buscamos refugio, suavidad y caricia en su regazo. Porque todos, todos somos niños -¡y ay de aquél que no tenga algo de niño, porque no entrará en el Reino!-; todos somos niños, y cuando la vida nos golpea y el desencanto nos ahoga, y la tempestad se desenfrena contra nosotros, corremos instintivamente al regazo de la Madre. Ella nada pregunta ni reclama: abre, nomás, sus brazos para cerrarlos sobre el hijo maltrecho; y llora con él, y lo consuela, y delicadamente pide -como en Caná- el milagro misericordioso.
    .

    EL EVANGELIO Y EL TEPEYAC
    .

    Honda en la entraña del corazón humano, la reverente devoción a María nace y finca en la roca del Evangelio. Aquella que el ángel saludó por llena de gracia y por bendita entre todas las mujeres; aquella en quien el Verbo tomó carne; aquella ante la cual Santa Isabel, movida del Espíritu, exclamó: “¿De dónde a mí tanto bien que la Madre de mi Señor venga a mí?”; aquella que recibió el llanto primero y la primera sonrisa de Jesús; aquella que siguió todos los pasos del Hijo y suscitó el primero de sus milagros; aquella que Cristo en su agonía dejó por madre al predilecto; aquella que perseveraba con los apóstoles amedrentados cuando en viento y en llamas vino el Paráclito, no constituye un personaje de antojo ni encarna una fantasía sensiblera. Clavada está en la roca del Evangelio, en la veneración de los discípulos, en los muros de las catacumbas, en las definiciones de los concilios, en el culto radiante y victorioso de veinte siglos cristianos. No representa una devoción parasitaria sino un amor esencial.
    .

    Pero nosotros, católicos, nunca confundimos al Creador con la creatura. Su distinción irrevocable es dogma de nuestra fe. Sabemos y enseñamos y ponemos al alcance del más humilde aprendiz de catecismo, que el culto propiamente de adoración, que se llama latría, es para Dios solo; que el culto a los santos y a la Virgen es de veneración, y tiene por eso significado y nombre diferente.
    .

    Es ofensiva inepcia -repetida con monótona tozudez en propagandas protestantes- que los católicos adoramos a María como si fuese Dios. Y no menor inepcia ni menos burdo agravio, tildarnos de idólatras por la reverencia a las imágenes: pues es verdad elemental que en ella reverenciamos a la persona que trasuntan, no la piedra o el palo o el lienzo; como al descubrirnos ante la bandera nos descubrimos ante la patria y no ante el trapo; como al besar el retrato de nuestra madre, besamos a nuestra madre y no al cartón.
    .

    María es nuestra Madre. ¡Tristes de aquéllos que no la conocen! ¡Tristes de aquéllos que, conociéndola, la olvidan, o por el orgullo de la inteligencia, o por el desvarío de la carne, o por el seco engaño del estoicismo! Cristo, modelo de varón, no quiso la ridigez amarga del estoico que esconde las lágrimas. Profundamente humano, Cristo lloró a vista de todos. Y nosotros, cristianos, tampoco tenemos por vergüenza el llanto. Somos, sí -debemos ser-, sufridores y bravos y enteros. Pero no asfixiamos la sensibilidad humanísima, en la inhumana sequedad de la soberbia. Más bien, con sencillez de niños, dejamos nuestras lágrimas en el regazo de una Madre.
    .

    Y esta infancia espiritual -que Cristo muy señaladamente encareció en el Evangelio, y que florece lo mismo antaño en las Fioretti de Francisco de Asís que hogaño en las rosas de Teresita de Lisieux-, alienta para nosotros, con singularísima fragancia, en el candor enamorado de Juan Diego y en la tilma celeste del milagro. María, Madre en Cristo del humano linaje, quiso ser, con particular ternura y con histórica plenitud, Madre de México.
    .

    Porque la Virgen de Guadalupe se identifica con la sustancia de la patria. Ella presidió el nacimiento de nuestra nacionalidad. Quiso visitarnos -como a su prima Isabel en su gravidez-, cuando estas tierras estaban "grávidas de Cristo", y aceleró el nacimiento de Él y su reinado entre nosotros de manera tan insólita y desproporcionada con los medios humanos, que todos los historiadores lo advierten y se asombran.
    .


    
    
    
    



    Ella, que consoló a los vencidos y amansó a los vencedores, no muestra fisonomía de india ni de española, sino de mexicana; y diríase que preludió en su dulce imagen la fusión de las dos razas que constituyen la nuestra, por las rosas de Castilla que se absorben y pintan en el ayate del indígena.

    .

    Ella, fervorosamente amada por todos los caudillos de nuestra Independencia, palpitó lo mismo en los pendones de Hidalgo que en las proclamas de Morelos y en las insignias de Iturbide.
    .

    La Madre de Jesús y Madre nuestra nos dé espíritu y pauta y camino. Y la Virgen de Méjico, la Virgen de los pueblos indoespañoles, extienda a la integridad del continente el blando hechizo de su imperio, levántese por símbolo unitivo de amor y de verdad, y llegue a ser -unánime, plenaria- la Virgen de América.
    .
    http://www.luxdomini.com/presencia.htm

    *Introducción del libro El Milagro de las Rosas, magnífica obra guadalupana de Alfonso Junco, México, JUS, 2a. Ed.
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    Fuente:

    Catolicidad: PRESENCIA DE MARÍA por Alfonso Junco (+1974)
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  20. #40
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    Re: El milagro de la Virgen de Guadalupe

    Libros antiguos y de colección en IberLibro
    “Non fecit taliter omni nationi”

    Desde el cielo una hermosa mañana…

    Nuestra Santísima Madre, se digno a aparecer al indio de raza de nación española americana y mejicano de reino. Y fue como, mucho se ha dicho, el fin de las tinieblas de la división y el tiro de gracia al paganismo y la idolatría.

    Pero la Vírgen de Guadalupe no se apareció en 1325, fecha de la fundación de la antingua ciudad de Tenochtitlan, ni mucho menos el 27 de septiembre de 1821, fecha de la secesión de la Patria y la invención del “Estado Mexicano”; (ave de mal agüero se hubiera convertido de haberse presentado en esas fechas) no, Nuestra Señora, la misma Virgen de la Victoria de Lepanto, del Pilar de Zaragoza, lo hizo el 12 de diciembre de 1531, organizado ya el Virreinato, anunciando 300 años maś de esplendor para estas tierras, confirmando las sabias Leyes de Indias y el labor inestimable de los misioneros.


    “No hizo cosa igual con otra nación” palabras de las Sagradas Escrituras que Benedicto XIV pronunció al aprobar el patronato de la Virgen de Guadalupe como Patrona de Hispanoamérica en 1754, pero no se entienda aquí nación en el sentido moderno, el Pontífice no se refiere a la nación revolucionaria, la nación moderna artificial absorbida por el antes mencionado “estado mexicano” sino la nación cultural orientada por la comunidad política natural hispánica y lejos del contractualismo actual en palabras de Miguel Ayuso.


    La imagen santa de Nuestra Señora presentada en la bandera de los cristeros usada como reivindicación de la defensa de la Fe y la Santa Iglesia: «Regina Martyrum» de tantos, pero también para reivindicarla del uso maquiavélico de la Revolución del cura Hidalgo. Es sin embargo de notarse que el movimiento cristero no se identificó con ningún partido ni movimiento político, ni siquiera con el vasconcelismo que parecía ser el más católico de todos, está claro sin embargo que no fue tampoco que careciera de dirección, pues Anacleto González Flores se dio cuenta del camino a seguir en toda lucha mejicana:


    “Nuestra vocación, tradicionalmente, históricamente, espiritualmente, religiosamente, políticamente, es la vocación de España, porque de tal manera se anudaron nuestra sangre y nuestro espíritu con la carne, con la sangre, con el espíritu de España, que desde el día en que se fundaron los pueblos hispánoamericanos, desde ese día quedaron para siempre anudados nuestros destinos con los de España.
    Y en seguir la ruta abierta de la vocación de España, está el secreto de nuestra fuerza, de nuestras victorias y de nuestra prosperidad como pueblo y como raza.”
    Esta claro pues, que nuestros esfuerzos se encaminen siempre a la Segunda Reconquista Hispánica cómo única vía política, social y cultural deshechando desviaciones revolucionarias de todo tipo.

    Que en esta fiesta, mayor en el reino novohispano al conmemorar las apariciones milagrosas de María Santísima de Guadalupe patrona mayor de la Nueva España y de los demás reinos de las Américas, encomendamos muy especialmente en nuestras oraciones a Nuestra Señora, a nuestro legítimo soberano y católico señor Rey legítimo de las Españas y de las Indias, Tlatoani e Inca católico soberano de dos mundos y abanderado de la Tradición SAR Don Sixto Enrique de Borbón-Parma, a quien Dios guarde muchísimos años y encomendamos del mismo modo y muy humildemente al amparo de Nuestra Señora la reunificación de las Españas de ambos lados del mar del oceáno. ¡Viva Cristo Rey! ¡Viva María Santísima de Guadalupe! ¡Viva España! ¡Viva la Nueva España! ¡Viva el Rey legítimo!









    https://carlistasmejico.wordpress.com/
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