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Tema: La denominación “América Latina” nació en las logias masónicas del Río de la Plata

  1. #1
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    La denominación “América Latina” nació en las logias masónicas del Río de la Plata

    Y añado yo: y la Iglesia claudicando, para variar.

    LA ONU, PRINCIPAL RESPONSABLE DE SU DIFUSIÓN
    La denominación “América Latina” nació en las logias masónicas del Río de la Plata

    El debate sobre la forma de referirse globalmente a los países americanos de habla española y portuguesa no es nuevo, y tampoco es inocente ni ideológicamente neutro. Un estudioso argentino ha sacado a la luz datos interesantes sobre la evolución del término Latinoamérica.

    (ReL) ¿Hispanoamérica, Iberoamérica o Latinoamérica? Aparentemente es sólo una cuestión de nombres, aunque incluso un análisis superficial de quién usa cuál permite desvelar una clara trascendencia ideológica en la elección. En España, por ejemplo, el término Latinoamérica es el empleado casi con exclusividad por los medios de comunicación de la izquierda, y ha terminado por impregnar también a los de la derecha.

    Es conocido que la aventura francesa en México, con el respaldo de Napoleón III a Maximiliano de Austria para gobernar el denominado Segundo Imperio Mexicano (1863-1867), dio inicio a una campaña sostenida de París para dejar huella cultural en un continente donde apenas la tenía. Y ya entonces comenzó a emplearse la palabra latino para designar una herencia genérica que América Central y del Sur habría recibido de Europa de manera indistinta, menoscabando así el papel histórico de España y Portugal en el continente.

    Un investigador argentino, Mariano García Barace, ha profundizado más en los orígenes y trayectoria del término América Latina. En su última publicación al respecto (Posición Iberoamericana), sostiene que el concepto Amérique Latine fue acuñado por la masonería francesa y era prácticamente desconocido en Iberoamérica hasta que empezaron a usarlo las logias del Río de la Plata, muy a finales del siglo XIX. “Es una denominación que se nos ha puesto desde fuera y que distorsiona nuestra verdadera identidad”, afirma.

    Su rastreo de los orígenes de esta “rareza idiomática” le lleva hasta el Congreso Científico Latino Americano celebrado en Buenos Aires en abril de 1898. Pese a la denominación del evento, ninguno de los intervinientes, ni los científicos ni los políticos, lo usaron, en beneficio de los clásicos “Hispanoamérica”, “Iberoamérica”, “Suramérica” o, sencillamente, “América”. Y señala como hecho curioso que el único representante no suramericano, el de México, era un ingeniero italiano residente en Buenos Aires... y hermano de un patriota garibaldino, Ernesto Teodoro Moneta, Premio Nobel de la Paz en 1907. La causa garibaldina fue el mayor vivero de la masonería en Italia durante la batalla por la unidad del país, lograda en 1870.

    Los estudios de García Barace detectan una influencia mínima del término Latin America (ya en inglés) en los países suramericanos antes de la creación de la ONU. Hasta entonces, lo usaban alguna vez los despachos de la agencia United Press, y casi siempre para referirse a la política exterior de Estados Unidos o a asuntos de la misma ONU. Sólo a partir de 1947 empieza a escucharse a personalidades de países iberoamericanos referirse a su realidad continental como “repúblicas latinoamericanas”, o expresiones similares. Según García Barace, “muy poco pudieron hacer nuestros representantes diplomáticos para defender la identidad cultural de la región ante los funcionarios norteamericanos y británicos que conducían la ONU en sus primeros años”. Luego ya todo sería una bola de nieve, que con tan potente foco de difusión acabó consagrando la palabra incluso en los países que le habían sido tan reticentes.

    Su uso generalizado por la prensa de Estados Unidos, Reino Unido y Francia acabó imponiendo la denominación a todos los organismos internacionales que afectaran a ese área del planeta, a raíz de la creación de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL) de la ONU. Su secretario durante trece años (1950-1963) fue el argentino Raúl Prebisch, “uno de los hombres que más hizo para difundir la denominación Latin America”, según García Barace, y muy vinculado “con los capitales británicos del Río de la Plata”. En 1983 Prebisch se convirtió en un estrecho colaborador del recientemente fallecido presidente argentino Raúl Alfonsín, reconocido miembro de la masonería.

  2. #2
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    América Latina:
    Un concepto difuso y en constante revisión.

    "La nomenclatura en las Américas ha reflejado muy a menudo, de manera simbólica,
    algunas de las aspiraciones de los poderes europeos hacia el nuevo mundo".

    –John Phelan, "El origen de la idea de Latinoamérica".

    Como zona geográfica, el término “América Latina” se refiere hoy a todo el continente americano al sur del Río Grande, incluyendo México, América Central, el Caribe y Suramérica. En principio, el adjetivo ‘latina’ proviene de un legado imperial: designa las partes del nuevo mundo que fueron colonizadas por naciones de la Europa latina como España, Francia y Portugal. Sin embargo, hay zonas del Caribe, Centro y Suramérica que fueron dominadas por Inglaterra u Holanda. Del mismo modo, hay partes de Norteamérica en Canadá y Estados Unidos que sí fueron colonizadas por Francia y España pero no se consideran latinoamericanas. Además, las poblaciones indígenas, que son muy numerosas en algunos países como Guatemala, Bolivia, Ecuador, México y Perú, difícilmente pueden considerarse ‘latinas’, y quedan típicamente excluidas del nombre dado a la región en donde viven. Tampoco es enteramente apropiado el nombre de ‘latinos’ para la considerable presencia de descendientes de africanos y asiáticos en el continente, quienes tienen una importante influencia cultural. Así que cabe preguntarse cómo y por qué existe esta difusa denominación.
    Para comenzar, es útil recordar que la clasificación geográfica mundial está íntimamente conectada con una historia de invasiones, intereses económicos y tensiones de poder entre grupos humanos. Una mirada desde fuera del planeta fácilmente podría percibir la tierra como una sola isla flotando sobre un solo océano, cuestionando la división convencional del mundo en cinco (o siete) continentes. Así lo mostró el matemático norteamericano Buckminster Fuller cuando desarrolló, entre 1921 y 1954, la ecuación geométrica para hacer el primer plano del mundo sin distorsión de las masas terrestres: el mapa Dymaxion.


    Mapa Dymaxion
    Como anotó Fuller sobre su mapa, “Todos somos astronautas en una pequeña nave espacial llamada Tierra”. El mapa Dymaxion también ayuda a dejar atrás la percepción desproporcionada que, basada en el plano de navegación diseñado por Gerhardus Mercator (1569), creó la impresión de que las masas del norte (donde se encuentran Europa y Norteamérica) eran mucho mayores que las del sur, una ilusión visual que predominó durante cuatrocientos años y todavía se enseña en muchas escuelas de todo el mundo.
    Al ver este mapa parece difícil de creer que Latinoamérica (desde México hasta la Patagonia) ocupa 9 millones de millas cuadradas, bastante más grande que Canadá y Estados Unidos combinados, que tienen 7,4 millones de millas cuadradas. Algo similar podría decirse de las proporciones entre África y Europa al comparalas con el mapa de Fuller.Proyección de Mercator (1569)

    La proyección de Mercator refleja la historia moderna en varios sentidos. El mapa fue diseñado por un europeo en el siglo XVI para fines de navegación, igual que el capitalismo se desarrolló en Europa por esa misma época con base en el comercio y la colonización, y se extendió al resto del mundo. El hecho de que el diseño de un europeo fuera el mapa generalizado para el planeta, es indicio de la hegemonía comercial y colonizadora de varias naciones de ese continente. La percepción de Europa como centro de referencia es fácil de observar en términos comunes como “el hemisferio occidental” (¿al occidente de dónde?), “el Medio Oriente” (¿al oriente de dónde?), o el “Nuevo Mundo” (¿nuevo para quiénes?). En muchos niveles, el mundo ‘globalizado’ de hoy –así como las ideas que tenemos sobre él–, fue también ‘diseñado’ por la dinámica expansiva del mercantilismo europeo. La economía mundial se parece más al mapa de Mercator que al de Fuller. También la actual distribución de la tierra en zonas geográficas corresponde a los nombres y divisiones que se generalizaron por los proyectos imperiales de España, Francia e Inglaterra, y es resultado de la expansión europea desde el siglo XV.

    América es producto directo de esta expansión. No hay que olvidar que la expedición de Cristóbal Colón tenía una motivación fundamentalmente mercantil. Y, como enfatizó el intelectual mexicano Edmundo O’Gorman, el continente americano se inventó –no se descubrió– a partir de las crónicas europeas, que a menudo proyectaron sus fantasías de exotismo sobre este territorio nuevo para ellos. Y desde el comienzo fue el ‘Nuevo Mundo’ espacio de disputas entre naciones europeas en competencia por controlar la tierra, el comercio y la población de este pedazo del mundo. Una breve historia de cómo se impuso el nombre mismo para este continente es indicativa de dichas disputas, que nos permiten entender mejor las divisiones de hoy.
    Como se sabe, el ‘descubrimiento’ de estas tierras fue accidental, e igualmente accidentado ha sido el proceso de nombrarlas. Colón pensó que había llegado al continente asiático y durante varias décadas los textos de la época se refirieron a este territorio como “Las Indias”. En España se mantuvo esta denominación, modificada como “Las Indias Occidentales”, hasta el siglo XVIII.
    Pero la noticia sobre estas tierras llegó a otras partes de Europa a través de las cartas del navegante florentino Américo Vespucci (Florencia, 1454 – Sevilla, 1512), quien participó en varios viajes de exploración por las costas de lo que hoy conocemos como Sudamérica. Al regresar del último viaje, Vespucci escribió en 1504 una carta en la que afirmaba que este territorio era "la cuarta parte del mundo", y añadía: "Yo he descubierto el continente habitado por más multitud de pueblos y animales que nuestra Europa, Asia o la misma África". Esta carta se difundió por Europa y, en 1506, el monje alemán Martín Waldseemüller incluyó la información en su libro de geografía, proponiendo: "otra cuarta parte [del mundo] ha sido descubierta por Americo Vesputio . . . [y] no veo razón para que no la llamemos América, como la tierra de Americus, por Américo, su inventor". El libro incluía un mapa en el que apareció por primera vez el nombre del continente y, para 1507, ya se habían hecho seis ediciones. Así fue como –sin hacer justicia a Cristóbal Colón, que murió ignorado en 1506– comenzó a popularizarse en Europa el nombre de América, como una manera simbólica de cuestionar la exclusividad de España sobre los nuevos territorios.



    Mapa de Waldseemüller: “ab Americo Inventore ...quasi Americi terram sive Americam De este modo, si bien España tuvo la mayor parte de la autoridad sobre las tierras recién invadidas, no la tuvo para nombrarlas. Y el acto de nombrar es parte integral del proyecto de dominar. Poco después las potencias europeas emergentes –primero Portugal y luego Inglaterra, Francia y Holanda– disputaron con el reino español el derecho a poseer territorios del nuevo continente, que se convirtió en escenario de proyectos comerciales e imperiales en conflicto. El Caribe, que era la puerta de entrada para casi todas las rutas de navegación, se fragmentó en pedazos de cada uno de estos reinos. Los franceses e ingleses obtuvieron grandes zonas en el norte, los portugueses en el sur. Y el resto, un gran territorio desde la Tierra del Fuego hasta California y La Florida, fue parte del imperio español.

    Tres siglos más tarde, el nombre de América adquirió una connotación emancipatoria. Tanto en los territorios españoles como en las colonias inglesas del norte, los partidarios de la independencia defendieron un espíritu americanista para oponerse a la Europa imperial. Después de independizarse en 1776, las colonias del norte adoptaron el nombre de Estados Unidos de América. De manera similar, los nuevos gobernantes de las colonias que se independizaron de España entre 1810 y 1830 hablaban de “las repúblicas americanas” para referirse a los países hispanohablantes del continente. En 1815 Simón Bolívar (general de las fuerzas revolucionarias en Sudamérica) describía así su sueño de unificar a las antiguas colonias españolas: “Yo deseo más que otro alguno ver formar en América la más grande nación del mundo por su libertad y gloria” (27). También en 1847 y 1864 se celebraron en Lima dos “Congresos americanos” para promover la unión entre las nuevas naciones de habla española.
    Sin embargo, una vez consolidadas las nuevas repúblicas, este doble americanismo se hizo cada vez más conflictivo. Hoy, el nombre de América se disputa entre un país que lo adoptó como propio y el resto de los países del continente, que han tenido que buscar nombres alternativos. En abril de 1987, el artista chileno Alfredo Jaar presentó en el tablero electrónico de Times Square, NY, un mapa de Estados Unidos atravesado con la frase: “This is not America”; la palabra América se expandía luego hasta llenar la pantalla y la “R” se convertía en un mapa de todo el continente americano.

    En efecto, la fundación de los Estados Unidos en 1776 creó una ambigüedad para el nombre, que desde entonces podía referirse a un país o a todo el continente. La solución que encontraron los países angloparlantes fue obvia: considerar que había dos Américas.En español, muchos intelectuales y políticos prefirieron hablar de “Los Estados Unidos de Norteamérica”, y continuaron utilizando el sentido original de la palabra América para designar el continente completo.
    La elección misma de su nombre es un indicio del proyecto expansivo de Estados Unidos y su “destino manifiesto” de ser líder de todo el continente, lo que ha sido motivo de fricciones políticas hasta el día de hoy. En 1823 el presidente James Monroe declaró con firmeza que ninguna nación americana debería ser objeto de colonización por ninguna potencia europea, reafirmando el derecho a la independencia de todos los países. Skidmore y Smith observan que la doctrina Monroe:

    Al mismo tiempo, esta doctrina adjudicaba a los norteamericanos una autoridad moral y paternalista sobre los demás. En el siglo XX esta autoridad se hizo efectiva para defender los intereses económicos y políticos de Estados Unidos en contra de la soberanía de otros países del continente. El eslogan popular de la doctrina Monroe, “América para los americanos”, adquirió entonces un sentido de ironía: ¿cuál de las Américas para cuáles de los americanos? Era necesario entonces un nombre alternativo para la otra América. Ya en 1896, el escritor y héroe de la independencia cubana José Martí preveía esta polémica cuando escogió la frase “Nuestra América” como título para un ensayo suyo, ahora famosísimo, en el que defendía la necesidad de que los países hispanoamericanos afirmaran su afinidad entre sí y su soberanía frente al Coloso del Norte.
    Durante el siglo XIX, la conveniencia de un nombre alternativo que agrupara a las naciones hispanohablantes independientes respondía también a otros factores. Por un lado, actuar en bloque podría darles más influencia internacional y su común denominador histórico y lingüístico era obvio. Por otra parte, era importante mantener una distancia ideológica y política de España, que ya no era una potencia en Europa. Finalmente, tanto la élite hispanoamericana como la francesa tenían un creciente interés por enfatizar sus conexiones culturales, políticas y comerciales.

    El pensamiento francés propuso un modelo que se convirtió en la base del término “América Latina”. En 1836, el economista político Michel Chevalier publicó en París las crónicas de sus viajes por América, un continente que, para él, reproducía las divisiones étnicas de Europa: “Las dos ramas, latina y germana, se reproducen en el Nuevo Mundo. América del Sur es –como la Europa meridional–, católica y latina. La América del Norte pertenece a una población protestante y anglosajona” (Ardao 161). Muchos intelectuales y políticos tanto europeos como hispanoamericanos comenzaron a utilizar el adjetivo ‘latina’ para enfatizar las diferencias de estos países con los Estados Unidos y sus afinidades con la cultura francesa. El colombiano José María Torres Caicedo, por ejemplo, creó en París una “Liga Latinoamericana” en 1861, y poco después publicó su libro Unión latinoamericana (1865). En esta y otras publicaciones, Torres Caicedo argumentaba que el adjetivo ‘latina’ era la mejor “denominación científica” para la América de habla española, portuguesa y francesa. El autor colombiano también denunciaba en su obra el carácter imperialista del “Destino manifiesto” que el presidente Buchanan había articulado en 1857.
    El gobierno francés, que se disputaba el dominio del mundo con Inglaterra –la otra gran potencia europea–, estaba encantado con esta idea de la afinidad cultural entre las naciones “latinas” de Europa y de América, lógicamente bajo el lideraje de Francia: “Solo ella puede prevenir que toda esta familia [latina] quede sumergida en la doble inundación de germanos o anglosajones y de eslavos”, había dicho Chevalier (Phelan 465). Estos argumentos justificaban el mercado para los productos franceses en los países hispanoamericanos y el acceso privilegiado de Francia a las materias primas del Nuevo Mundo. También en nombre de estas ideas se estableció un gobierno francés en México entre 1861 y 1867. Por esos años se publicaba en París La Revue des Races Latines (Revista de razas latinas), en la que se exaltaba la superioridad “espiritual” de las culturas latinas. Algunas décadas después, el intelectual uruguayo José Enrique Rodó haría famosa esta idea en un influyente libro, Ariel (1900), subrayando la importancia de defender la latinidad de los países hispanoamericanos contra el materialismo de la cultura norteamericana.
    Fue de esta manera que la expresión “América Latina”, concebida en París, comenzó a consagrarse en contraste con la América anglosajona, en afinidad con Francia y distanciada de España. Durante el siglo XX, el término adquirió cada vez más prestigio para oponerse al intervencionismo estadounidense y para designar el destino geopolítico común de la región al sur del Río Grande (Canadá tuvo un destino muy diferente). En 1948 el término se utilizó por primera vez para designar un organismo internacional: La Comisión Económica para América Latina (CEPAL) de las Naciones Unidas. La CEPAL se fundó para estudiar y mejorar las condiciones económicas de los países americanos que tenían un desarrollo capitalista inferior al de los países del norte. También en esos años, cuando se dinamizaron los estudios de área en las universidades norteamericanas después de la Segunda Guerra Mundial, el término “Latin American Studies” se convirtió en el preferido para designar los países del continente al sur de los Estados Unidos, incluyendo al Caribe angloparlante.
    El nombre de América Latina fue creado, pues, por una historia de invasiones, imposiciones y oposiciones. Igualmente, las regiones que ese nombre designa tienen una historia de lucha por autodefinirse, ya que su pasado, presente y futuro han estado determinados por una mentalidad foránea, básicamente de origen europeo y, en el último siglo, norteamericano.

    Y es esta historia común de colonialismo y dependencia lo que realmente permite agrupar a tantos países y culturas diferentes bajo el rótulo de “América Latina”. En la arena internacional, la región ha estado condenada a un destino común subalterno. En la arena doméstica, en todos los países latinoamericanos hay una inmensa brecha entre un pequeño grupo privilegiado y una mayoría que vive en condiciones económicas muy difíciles. Hoy, es la región del mundo donde existe la mayor disparidad entre ricos y pobres.
    América Latina no es una unidad cultural sino una categoría geopolítica: el grupo de países americanos que tienen menos poder internacional por sus condiciones económicas o su historia de dependencia. Estudiarlos como una sola región puede obliterar las profundas diferencias que existen entre tantos países y grupos étnicos. También puede hacer olvidar la desigualdad de condiciones y poder que existe, por ejemplo, entre Brasil o Chile, que tienen economías bastante fuertes, y Haití o Nicaragua, cuyos ingresos per cápita están entre los más bajos del mundo. Al mismo tiempo, pensarse como un solo bloque, enfatizar su destino compartido y estimular el conocimiento mutuo, puede ayudar a que estos países encuentren soluciones para problemas comunes entre ellos y tengan mayor influencia en las decisiones internacionales.

  3. #3
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    Lo que es de lamentar es que la mismísima Santa Sede hable de “Latinoamérica”, tanto en sus dicasterios como en TODOS sus discursos, papales incluidos.
    Por otra parte, en la revista “Arbil”, en un artículo de hace 10 años, “Latinoamérica, denominación al servicio del imperialismo (http://www.arbil.org/(16)lati.htm)”, viene una explicación completa, y difiere, sobre todo en fechas del término:
    Los términos no son neutros. Detrás de cada denominación que se le da al Nuevo Mundo hay una visión del mundo
    ¿Como llamar al continente que descubrieron, conquistaron y colonizaron los españoles a finales del siglo XV?. Como indica Rojas Mix, ninguno de los nombres que se le asignan resultan gratuitos o inocentes. Algunos nombres recuerdan unas raíces culturales y un alma comunes en la que prevalecen las expresiones de plenitud espiritual y de unidad dentro de libertad, otros esconden deseos de hegemonía o resabios de políticas colonialistas y son la expresión del engaño a pueblos a los que se les esperanza con un futuro mejor.
    Todos los nombres tienen una fuerte carga ideológica que revela la identidad que se le quiere asignar a el nuevo continente para integrarlo de acuerdo a unas cosmovisiónes opuestas.
    El término América Latina surge en el ambiente parisino y dentro del contexto de las ideología de la Latinidad. Y es impulsado por los intereses galos. Así en los años setenta del siglo pasado ya se edita en París un periódico literario, comercial e industrial titulado “La América Latina”.
    La latinidad es una ideología, pero también dentro de las concepciones geopolíticas de la época un plan de acción para justificar las aspiraciones de Francia respecto a los “Territoires d´Outre Mer” y legitimar la política expansionista de Napoleón III. Su principal ideólogo fue Michel Chevalier que prepara la coartada filosófica.
    El latinismo y los intereses económicos e ideológicos de Francia están estrechamente ligados. Además Napoleón III estaba convencido que, a través de él, podía realizar el ideal sansimoniano, cuyo credo admiraba el emperador, porque no eliminaba las desigualdades pero permitía explotar las riquezas de americanas en provecho de Francia (como claramente lo expresa en carta que escribe al general Forey el 31 de Julio de 1862).
    A pesar de que en sus orígenes el término también tenía un contenido diferenciador del anglosajonismo, a partir de finales del siglo XIX, y en adelante, el término es asumido por los Estados Unidos, como fórmula para eliminar el de Hispanoamérica, con su connotación de una cosmovisión católica, que conlleva, y facilitar la política panamericanista que favorece a sus intereses y los de las multinacionales. Y así es Woodrow Wilson el primero en utilizarla oficialmente. Desde entonces la idea se potencia, circula y se difunde hasta adquirir su prevalencia a partir de finales de los años cincuenta.
    Por otro lado el concepto de América Latina y por las mismas razones de hacer olvidar el concepto de Hispanidad que es la cristiandad plasmada en el nuevo mundo, se afirma en la esfera “intelectual” y cultural liberal y marxista, particularmente en el pensamiento filosófico y antropológico.
    En este contexto lo mismo los organismos económicos que sirven a las diversas internacionales como la CEPAL, la ALALC (Asociación Latinoamericana para el libre comercio), la ALADI (Asociación Latinoamericana de integración, la SELA (Sistema económico Latinoamericano), etc…que los revolucionarios socialistas como Mariategui, Castro o Allende hablan de Latinoamérica.
    Sintetizando podemos recordar las palabras del chileno Jaime Eyzaguirre : “el término Indoamérica sustituye el factor común cristiano y occidental de nuestra cultura común por una deificación racista y que se despliega ciegamente en bajos estratos de la biología para rechazar todo contacto con el espíritu universal, la otra denominación de Latinoamérica… disfraza malamente el propósito de diluir el nombre español en una familia genérica de que daría cabida preponderante a otras naciones, (Hispanoamérica del dolor Santiago de Chile, 1968)
    Y al mejicano José Vasconcelos nos indica como el sajonismo, cuyo dominio propugna el panamericanismo, busca el dominio exclusivo de los blancos mientras que la hispanidad encuentra su misión en la formación de una nueva raza: la raza síntesis, la raza cósmica (Obras completas, Méjico 1958)
    Por ello y con Gabriela Mistral, para evitar las intromisiones imperialistas del panamericanismo y las degradantes de la dignidad humana del relativismo liberal y del marxismo “dirijamos toda la actividad como una flecha hacia este futuro ineludible : La América Española una, unificada por dos cosas estupendas : la lengua que le dio Dios y el dolor que da el Norte” (Recados para América).
    Y esto no es Latinoamérica sino Hispanoamérica.
    Francisco Lombay *

  4. #4
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    Re: Respuesta: La denominación “América Latina” nació en las logias masónicas del Río

    He leído algunas publicaciones del analista argentino Mariano García Barace a las que se hace referencia en esta página. En realidad él no dice que la denominación nació en el Río de la Plata. Cuando habla acerca del concepto “Amérique Latine”, dice: “Los primeros que comenzaron a difundirlo en lengua española fueron los francmasones del Río de la Plata” (POSICION IBEROAMERICANA, ejemplar Nº 1, que puede bajarse de Google Docs). Por que según él y otros investigadores la terminología comenzó en idioma francés, o sea “l’Amérique Latine”, sin precisar el año exacto. Se empieza a difundir en Argentina en el Congreso Científico Latino Americano de 1898, y se publicita en los diarios de la región. Ese concepto llega a la Argentina desde Francia e Italia a través de los garibaldinos Pompeyo Moneta (1830-1899/00) y Tomaso Ambrosetti (1834-1926). Este último, un italiano fanático de Giuseppe Garibaldi, miembro de la Sociedad Científica Argentina que organizó el congreso. También responsable de que el héroe nizardo tenga un monumento en Buenos Aires desde 1904. Ambrosetti, era un influyente hombre de negocios cercano al adalid de la francmasonería argentina, el Gral. Bartolomé Mitre. Es probable que también el Sr. Samuel Lafone Quevedo (1835-1920), miembro destacado de la SCA, uruguayo descendiente de hugonotes franceses por línea paterna, conociera la terminología.
    La relación entre Napoleón III y los masones garibaldinos es bien conocida. El emperador francés fue el gran aliado de los italianos en su lucha contra los austriacos por la unidad de Italia. Ambrosetti y Moneta vinieron a la Argentina en esa época, cuatro décadas antes del Congreso. Estas personas fracasaron en su intento de extender el concepto panlatinista en el Cono Sur. La denominación de los congresos se mantuvo en Montevideo (1901) y Río de Janeiro (1905). Después dejó de utilizarse ya que tomaron el nombre de Congreso Pan - americano y posteriormente Congreso Científico Americano. Antes de 1898 no se conocía la expresión entre los argentinos. La denominación “América Latina” recién empieza a imponerse en la región después de 1947 al crearse la famosa CEPAL, dentro de la ONU.
    En otra publicación de García Barace dedicada al análisis político argentino (Artículos: El CHIMANGO DEL SUR) entre otras cosas menciona el tema. En un artículo dice: “El pensamiento iberoamericano tiene sus oponentes. Hay poderes, instituciones y personas que se oponen a este principio. Es fundamental identificarlos e intentar convencerlos que la existencia de un espacio cultural iberoamericano es un derecho histórico irrenunciable. Es notorio que los continuadores del ideario de Louis Napoléon Bonaparte (Napoleón III, 1808 – 1873) constituyen un serio escollo para que los sudamericanos seamos artífices de nuestro propio destino. La errada idea napoleónica acerca de la existencia de una raza latina fue solo un ardid para intentar encaramarse sobre las colonias emancipadas de América. Influenciado desde joven por revolucionarios italianos, Napoleón III buscó en la antigua Roma un factor o excusa que justificara sus apetencias políticas sobre la región. El segundo Emperador de los franceses (1852 - 1870), es un personaje ajeno a nuestra historia. El quería un mundo latino y un francés en su plano superior. Lamentablemente la latinidad no es el factor de cohesión de los americanos hispanohablantes y lusófonos. Lo es mucho menos para las vigorosas etnias originarias del continente americano” (El Chimango del Sur, 24/1/2010). En otro artículo del Chimango dice: ”Fue el demócrata Thomas Woodrow Wilson (1856 – 1924), vigésimo octavo Presidente de los EE.UU. (1913 – 1921) quien tomó el concepto “Amérique Latine” que había sido promovido por los ideólogos franceses, entre ellos Michel Chevalier. En el siglo diecinueve se utilizó ese concepto desde París para justificar la política expansionista de Napoleón III en América. Wilson fue el primer político de peso en utilizar oficialmente la expresión integradora “Latin America” como fórmula para eliminar la legítima identidad iberoamericana. A pesar de ser un promotor de la libre determinación de los grupos étnicos y defensor del principio de nacionalidad, fue el causante del comienzo de la pérdida de todas nuestras identidades culturales, que ahora están mutando hacia una forma dispersa con un origen común romano” (El Chimango del Sur , 13/11/2010).

    Me parece que el investigador argentino tiene razón. Concuerda con Francisco Lombay y con el brasileño Luiz Alberto Moniz Bandeira, un especialista en relaciones internacionales. En un artículo del 6/2005 titulado “Brasil e a América do Sul”, el brasileño dice que el abad francés Emmanuel Domenech, en el "Journal d'un Missionnaire au Texas et au Mexique 1846/1852", consolidó el concepto de América Latina como "le Mexique, l'Amérique Centrale et l'Amérique du Sud”. Moniz Bandeira no se atreve a decir abiertamente que el chileno Francisco Bilbao Barquín y el colombiano José María Torres Caicedo no fueron los creadores del concepto. Ambos estaban en París en 1856 y participaron en una oscura reunión de emigrados promovida por la masonería francesa. Nadie ha visto el facsímil original del poema “Las dos Américas” en que se supone que Torres Caicedo empleó la expresión. Me parece que lo del poema es un ardid para encubrir la verdad. Tampoco se ha visto el original del folleto "Bases para la formación de una Liga Latino Americana", que data del año 1861 y acompaña la tendencia iniciada en París. Tampoco se conocen los nombres de las personas que participaron en la reunión por que era secreta como todo lo que organizaban los masones. Torres Caicedo y Bilbao Barquín son dos personajes históricos con una influencia prácticamente nula. Los dos aprendieron la expresión en Francia. No hay ninguna referencia de que la hayan utilizado en América del Sur en años anteriores. Inmediatamente después de ese encuentro en París, Bilbao Barquín se vino a vivir a la Argentina por que en Chile se lo perseguía. Además su madre era argentina. Aquí vivió protegido por el poder político de Mitre hasta su muerte en 1865. El chileno perteneció al mismo círculo de la francmasonería que frecuentaban Moneta y Ambrosetti.

    Estoy de acuerdo en que la idea surgió entre los estrategas políticos de Napoleón III. Sus grandes difusores fueron el político Michel Chevalier y el periodista L. M. Tisserand (“Rev. des Races Latines” ,1861), como bien dice Moniz Bandeira. También Prosper Vallefrange escribió en 1862 sobre una confederación galo – latina. Entendiendo que los latinos en ese momento eran los italianos del Lacio. Después ellos mismos extendieron el concepto hacia otros europeos. Estos ideólogos franceses son los que inventaron y promovieron la idea de que los españoles son latinos. Lo hicieron en total desconocimiento de la historia de los pueblos ibéricos y paleohispánicos, y sin consultar a los mismos españoles y portugueses. El objetivo principal no era acercarse a los españoles con esa alianza, sino cambiar la mentalidad de los hispanoamericanos, gran mercado apetecido por ellos.

    Todos los pueblos europeos fueron influenciados por los antiguos latinos. El idioma inglés y alemán están plagados de palabras reconocidas como latinas. Muchas de esas palabras derivan de otros idiomas europeos y asiáticos, más antiguos que el del Lacio. En las ciudades del norte de Europa hay incontables edificios de arquitectura grecorromana. Todos los sistemas legales y políticos de occidente se desarrollaron a partir de antiguas concepciones romanas, ahora mejoradas o perfeccionadas. Esas características no los transforma a todos en latinos.

    Me parece una falta de seriedad que el diario El PAIS de España le permita publicar al escritor chileno Carlos Franz el artículo “Doscientos años de soledad” (21/5/2010) donde hace una apología de esa oscura reunión de 1856 en París. Carlos Franz falsea la historia hispanoamericana. En su artículo emplea la terminología actual para referirse a una situación geopolítica de hace un siglo y medio. No está bien que se engañe a la gente y mucho menos a través de un periódico tan potente. Franz también dice que la UNASUR es una broma y en una parte del artículo ofende la conducta cívica de los españoles.

    Concuerdo con ustedes en que la Iglesia Católica no ayuda a resolver este problema. Todo lo contrario, nunca he leído a ningún cura hablar de “iberoamericanos” y “sudamericanos”, respetando nuestra verdadera identidad. Salvo algunos jesuitas, casi todos los religiosos católicos se refieren a nosotros como “latinoamericanos” a pesar que no nos gusta esa denominación.

    En esta misma página se menciona al ex presidente Raúl Alfonsín en relación a la masonería y a Raúl Prebisch. En ningún ejemplar de Posición Iberoamericana se habla del Dr. Alfonsín, por lo menos en los que yo he leído. En otros artículos de Garcïa Barace se menciona al fallecido ex presidente, pero siempre con gran respeto y admiración.

  5. #5
    Avatar de juan vergara
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    Re: La denominación “América Latina” nació en las logias masónicas del Río de la Plat

    Estimado Rodolfo Alonso:
    Bienvenido al foro.
    Excelente aporte!
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  6. #6
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    Re: La denominación “América Latina”

    Las investigaciones acerca de este tema continúan. A principios de 2011 se publicó en Argentina otro artículo de investigación titulado “LA INTEGRACION DE LOS PAISES SUDAMERICANOS - El panlatinismo está destruyendo todas las identidades culturales de la región” (M. García Barace, 1/6/2011).El trabajo profundiza las investigaciones acerca del uso de la polémica expresión. Identifica a la logia de los “sansimonianos” y al Instituto Histórico de Francia como núcleos intelectuales del movimiento panlatino francés de mediados del siglo XIX. Detecta la connivencia entre el Ministro de Relaciones Exteriores de Napoleón III, Edouard Drouyn de Lhuys, y los embajadores Carlos Calvo y Jose Maria Torres Caicedo, en el comienzo de la expansión del concepto desde Francia. Asi mismo aporta nuevos elementos sobre la difusión posterior de la terminología y alerta acerca de los peligros que corren nuestras identidades culturales si no se corrige la tendencia. En el artículo hay más información acerca de los responsables de la denominación del Congreso Científico Latino Americano de 1898 (Bs. As.), y también sobre un tercer intento panlatinista que estuvo conducido por el periodista francés M. Bouxin cuando todavía no se utilizaba aquí la expresión. Se trata de la revista ilustrada “Latinidad” sostenida por un grupo de instituciones y empresas francesas que se dedicó a extender el pensamiento panlatino durante la Segunda Guerra mundial desde la ciudad de Buenos Aires.

    Transcribo un párrafo del analista argentino y al final copio un enlace mediante el cual se puede bajar el documento.

    “Los tiempos han cambiado desde que Rojas Mix publicó sus investigaciones en 1991. Estas son básicas para entender la problemática al igual que las del historiador norteamericano John L. Phelan. Ahora hay un nuevo escenario geopolítico. La latinidad está destruyendo todas las identidades culturales de esta región. Todas nuestras expresiones más autóctonas pueden desaparecer por causa de este problema. Inclusive la identidad ibérica en el viejo continente. Hay un plan sistemático desde un grupo de instituciones y empresas de medios de comunicación internacionales que tiene por objetivo imponer el panlatinismo. Pretenden quebrar el paradigma iberoamericano. Están empeñados en que los sudamericanos de origen ibérico e indígena dejen de existir como identidad cultural”. (1/6/2011)

    En la lectura también se aclara que Francisco Bilbao Barquín (Santiago de Chile, 1823 – Buenos Aires, 1865) dejó de utilizar la expresión “América latina” cuando Napoleón III intervino militarmente en México. Actitud que también había sido detectada por el profesor Miguel Rojas Mix en sus investigaciones. Con esto queda descolocado el escritor Carlos Franz que en el artículo publicado en el diario El País (21/5/2010, España) y en La Nación (27/5/2010, Argentina) pretendía desvirtuar las investigaciones argentinas acerca de este tema, adjudicándole a Francisco Bilbao una supuesta fundación de lo que llaman “latinoamericanismo”.

    Sería interesante contar con la opinión de algún lector mexicano, ya que el artículo se refiere al país azteca como una víctima de las ambiciones de Napoleón III, en contraste con la actitud bochornosa de los embajadores Calvo y Torres Caicedo. Mientras estos dos buscaban honores en París difundiendo “l’Amérique latine” y complaciendo al Emperador, nuestros hermanos mexicanos sufrían la agresión militar.

    https://docs.google.com/viewer?a=v&p...ZWEzYmIw&hl=en

  7. #7
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    Re: La denominación “América Latina” nació en las logias masónicas del Río de la Plat

    Cita Iniciado por juan vergara Ver mensaje
    Estimado Rodolfo Alonso:
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  8. #8
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    Re: La denominación “América Latina” nació en las logias masónicas del Río de la Plat

    No habría problemas de identidad ni en España ni en la américa hispana si no se hubieran independizado en el siglo XIX, ¿por qué?, porque ahora hay problemas de identidad porque se ha RENGADO de la autentica y es la identidad del conjunto, pues después de 300 AÑOS España e hispanoamerica estaban totalmente entrelazados, que presente tendríamos si ahora el imperio siguiera unido y hubiese un sistema administrativo en plan como el estado de las autonomías de España pero..¡bien echo!, es decir, comunidades autónomas por todo el imperio que se encargaran de los problemas más cercanos a sus habitantes y una administración general de todo el imperio (el imperio sin la connotación de dominio que tuvo en el pasado sino simplemente como término histórico para referirse a la unión de los 15 mill. de km cuadrados que sería el país) que se encargara que todas las comunidades autónomas remarán en beneficio de todo el imperio, coordinándolas para que no luchen entre sí como ocurre ahora, además habría libre transito de personas y capitales como ocurre en la Unión Europea, fondos de ayuda interregoniales para conseguir un desarrollo de todas las partes y solventar los desequilibrios, ¡tendríamos la nación más admirable de la actualidad, sin injerencias extranjeras y con 500 años de unión cultural que legitimiza todo!.

    Lástima.

  9. #9
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    Re: La denominación “América Latina” nació en las logias masónicas del Río de la Plat

    Lo malo no fue la independencia sino a quien se la debemos, y es de todos sabido que fue al ANIMAL de Carlos IV, quien al no tener los pantalones bien puestos permitio que la sangre llegara al rio con los sucesos de Aranjuez, si el hubiese tenido cinco dedos de frente, al ver lo que pasaba en europa con Napoleon, se habria montado en el primer barco que encontrara y se habria ido a Majico para salvar la nacion, de haberlo hecho hoy en dia seriamos una sola patria como lo es el Brasil, lastima de haber tenido a una MULA como rey, esa es la verdadera lastima, si Carlos IV hubiese sido entendido en el tiempo que vivia otro gallo nos habria cantado, no existiria en nuestra historia ni Bolivar, ni San Martin, ni ninguno de los "Proceres" porque nuestra patria seria una y grande, seriamos inmensamente ricos, porque tendriamos petroleo hasta para regalar(Venezuela es la mayor reserva mundial de este recurso), tendriamos campos llenos de trigo, porque la argentina y chile nos proveerian a todos, no habria problemas de minerales porque las minas mexicanas bolivianas y venezolanas nos abastecerian, y por sobre todas las cosas estariamos en plena libertad de movimiento en toda nuestra basta tierra. Pero gracias al mamarracho del Carlitos IV llegamos a lo que es hoy nuestra Hispania, pobre, dividida y sobre todo tristemente dominada por los yankees.
    Última edición por Armando de Noriega; 09/01/2012 a las 05:45

  10. #10
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    Re: La denominación “América Latina” nació en las logias masónicas del Río de la Plat

    Según esta fuente, fue el intelectual masón Francisco Bilbao Barquí el que acuñó el terminó en clave antiespañola (progreso = desespañolización):

    Francisco Bilbao Barquín (1823-1865)

    En la presentación de su Iniciativa de la América. Idea de un Congreso Federal de las Repúblicas, dice Bilbao que ese texto fue leído el día 22 de junio de 1856 en París en presencia de treinta y tantos ciudadanos pertenecientes a casi todas las Repúblicas del Sur. Utiliza ahí, y quizá por vez primera, los conceptos de «América latina» («la raza Latino-Americana», «pero la América vive, la América latina, sajona e indígena protesta», «tenemos que perpetuar nuestra raza Americana y Latina») y de «Estados Des-Unidos» para referirse a las Repúblicas hispanas. No hay que descartar que José María Torres Caicedo, a quien algunos han atribuido la prioridad en el uso por escrito del término América latina, en fechas posteriores al discurso de Bilbao, fuera uno de quienes estuvieron presentes en aquella sesión.
    Aquí el discurso completo:

    Francisco Bilbao, Iniciativa de la América. Idea de un Congreso Federal de las Repúblicas, París 22 junio 1856
    Última edición por Kontrapoder; 09/01/2012 a las 07:52
    «Eso de Alemania no solamente no es fascismo sino que es antifascismo; es la contrafigura del fascismo. El hitlerismo es la última consecuencia de la democracia. Una expresión turbulenta del romanticismo alemán; en cambio, Mussolini es el clasicismo, con sus jerarquías, sus escuelas y, por encima de todo, la razón.»
    José Antonio, Diario La Rambla, 13 de agosto de 1934.

  11. #11
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    Re: La denominación “América Latina” nació en las logias masónicas del Río de la Plat

    No me extraña. Bilbao, el masón chileno.

  12. #12
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    Re: La denominación “América Latina”

    1. Con respecto al comentario del miembro Tercios, el objetivo de este espacio de discusión no es poner en duda la independencia de los Estados iberoamericanos. La emancipación de nuestros países fue un derecho legítimo que se ganó con lealtad criolla y luchando contra las invasiones inglesas. La independencia fue necesaria para preservarnos de las miras hostiles de Francia. Aquí sólo se discute el origen de la denominación “América Latina”, que es posterior, polémica y muchos sudamericanos no aceptamos.

    2.
    Con respecto al comentario del nuevo miembro Armando de Noriega, me parece de pésimo gusto aprovechar esta página para insultar al rey Carlos IV. No corresponde en un lugar donde el tema que se trata es otro. He notado que también subestima a grandes hispanoamericanos como Bolívar y San Martín. Este tipo de comentarios le hacen mal a HISPANISMO.ORG. Le quitan seriedad y bajan el nivel académico de la discusión.

    3. El tema de Francisco Bilbao está explicado en Posición Iberoamericana Nº 7, de reciente publicación que lleva el título:

    “LA EXPRESION AMERICA LATINA NO FUE CREADA POR FRANCISCO BILBAO - La idea política del chileno era formar una Confederación del Sur, en línea con el pensamiento de la generación emancipadora” (M. García Barace, 3/12/2011).

    El analista argentino Mariano García Barace demuestra claramente que Bilbao fue sólo un repetidor del concepto biracial utilizado por Michel Chevalier. Analiza el texto del discurso donde advierte que el chileno en ningún pasaje habla ni sugiere un proyecto político unionista denominado “América Latina” o “Latinoamérica”. Transcribo un párrafo introductorio del artículo de investigación y abajo copio el enlace para bajar el documento.

    “Desde algunos círculos de poder se pretende desvirtuar las nuevas investigaciones que están poniendo luz al origen de la denominación “América latina” o “Latinoamérica”, rechazada por gran parte de los habitantes de la región. Casi de manera infantil o tomando por tontos a los sudamericanos, se le adjudica la creación de dicha expresión al chileno Francisco Bilbao Barquín. Esto se hace para que la responsabilidad recaiga sobre un nacido en suelo americano, desligando a sus verdaderos creadores de toda participación. Hay personas interesadas en que no se conozca la verdad, y también hay otras dispuestas a llevar adelante las investigaciones, en defensa de las legítimas identidades culturales que pujan por existir” (M. García Barace. Posición Iberoamericana Nº 7. Bs. Aires, 12/2011)

    Enlace:

    https://docs.google.com/open?id=0ByA...RiNDEzODAzZjEx




  13. #13
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    Re: La denominación “América Latina”

    Por supuesto, la escoria humana de Bilbao-que nada positivo produjo-fue sepulatada poco ha con honores masónicos en el ex congreso de Chile.


    EXURGE DOMINE ET JUDICA CAUSAM TUAM

  14. #14
    Armando de Noriega está desconectado Miembro novel
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    Re: La denominación “América Latina”


    2. Con respecto al comentario del nuevo miembro Armando de Noriega, me parece de pésimo gusto aprovechar esta página para insultar al rey Carlos IV. No corresponde en un lugar donde el tema que se trata es otro. He notado que también subestima a grandes hispanoamericanos como Bolívar y San Martín. Este tipo de comentarios le hacen mal a HISPANISMO.ORG. Le quitan seriedad y bajan el nivel académico de la discusión.

    Estimado Rodolfo: respondi de la manera que lo hice porque vi en el comentario del forista TERCIOS, cierta petulancia peninsular que como Venezolano me revolvio el estomago. Es increible como dos siglos mas tarde todavia los españoles siguen igual de desubicados, no es para nada aceptable que se pretendan lavar las manos, diciendo que nuestras independencias fueron un acto LAMENTABLE a sabiendas que fueron un acto de supervivencia, donde al vernos abandonados a nuestra suerte tuvimos que reaccionar, o sencillamente los franceses hubiesen convertido nuestro pais en una feria, la independencia hispanoamericana es un derivado de los sucesos de aranjuez y bayona te guste o no, nI Bolivar ni San Martin fueron una especie de Power Rangers que pelearon contra una España invasora ellos solos, (no con esto hago burla de sus proezas, ellos solo quisieron salvaguardarnos) nuestras guerras independentistas fueron una carniceria entre hermanos y familias que sencillamente pensaban distinto, en el Brasil no paso esto porque su rey si fue entendido en el tiempo. Y ahora respondeme algo, de que valio tanta sangre si ahora luchamos por reunirnos??' el sabio Peron lo dijo "el siglo 21 nos encontrara unidos o dominados" y estamos mas dominados que nunca, porque la desunion es el pan nuestro de todos los dias, sobre lo academico del foro le digo mi amigo que soy profesor de historia con un master en historia latinoamericana, y se muy bien del tema que estamos hablando, con toda sinceridad la responsabilidad de nuestra desgracia como pais, la tiene unica y exclusivamente Carlos IV, quien no supo mantenernos unidos. Que no daria yo porque siguieramos siendo una sola patria donde los Hispanos todos, desde Mexico hasta la Argentina remaramos juntos por un mejor porvenir, que mas quisiera, que alguien alzara la voz y encendiera la antorcha de la unificacion como sucedio en italia. Fuimos una sola nacion y no es una locura pensar en volver a serlo, la China recupero sus espacios despues de varios siglos y se reunifico, nosotros podemos hacer lo mismo, no con esto abogo por la dominacion de España en America, todo lo contrario, digo que es hora de que nos planteemos como hispanoamericanos, la posibilidad de reunirnos bajo una misma bandera y construyamos un futuro mejor. Pido disculpas si mi lenguaje ofendio a alguno de los foristas, la historia me apasiona y la intervencion del Sr Tercios me parecio algo fuera de lugar. Saludos Cordiales

  15. #15
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    Re: La denominación “América Latina”

    Definitivamente es una Realidad. el termino Americalatina, es Imperialista, y con el afan de mangoniarnos..XD...
    Pero se usa mas ese termino que el de Hispanoamerica, que es el mas correcto
    Yo veo que siempre se quiere ver la Historia desde un punto Eurocentrista.
    Despúes desde Estados Unidos.....o la Potencia en Turno

  16. #16
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    Re: La denominación “América Latina”

    Libros antiguos y de colección en IberLibro
    Les vuelvo a poner un enlace de POSICION IBEROAMERICANA Nº 6. que dejó de funcionar en Google Docs. “LA INTEGRACION DE LOS PAISES SUDAMERICANOS - El panlatinismo está destruyendo todas las identidades culturales de la región” (M. García Barace, 1/6/2011).El trabajo profundiza las investigaciones acerca del uso de la polémica expresión. Identifica a la logia de los “sansimonianos” y al Instituto Histórico de Francia como núcleos intelectuales del movimiento panlatino francés de mediados del siglo XIX. Detecta la connivencia entre el Ministro de Relaciones Exteriores de Napoleón III, Edouard Drouyn de Lhuys, y los embajadores Carlos Calvo y Jose Maria Torres Caicedo, en el comienzo de la expansión del concepto desde Francia. Asi mismo aporta nuevos elementos sobre la difusión posterior de la terminología y alerta acerca de los peligros que corren nuestras identidades culturales si no se corrige la tendencia. En el artículo hay más información acerca de los responsables de la denominación del Congreso Científico Latino Americano de 1898 (Bs. As.), y también sobre un tercer intento panlatinista que estuvo conducido por el periodista francés M. Bouxin cuando todavía no se utilizaba aquí la expresión. Se trata de la revista ilustrada “Latinidad” sostenida por un grupo de instituciones y empresas francesas que se dedicó a extender el pensamiento panlatino durante la Segunda Guerra mundial desde la ciudad de Buenos Aires.

    https://docs.google.com/file/d/0ByAv...iNGJiZGRk/edit

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