Re: Monumento a Hernán Cortés en México
Ciertamente no se pueden juzgar, o valorar, los hechos del pasado con la mentalidad del presente. Pero el historiador, sea un profesional o un amante de la Historia, cómo no se identifique con los antepasados, jamás entenderá qué sucedió en unos hechos o porqué las sociedades eran como fueron. La Historia hay que sentirla, hay que vivirla, el historiador ha de ponerse en el lugar de los antepasados, para entenderlos y conocerlos. Para quienes no tienen dicha "sensibilidad", --y estoy de vueltas de comprobarlo cada curso--, la Historia es aburridísima en términos de la mentalidad común de las gentes de hoy en día.
Otra cuestión es identificarse de un modo patológico con alguna o algunas situaciones y pretender hacerlas revivir. Pero eso es, precisamente, lo que están haciendo los indigenistas. De alguna forma la Historia se siente y vive, como lo hace el pintor ante su cuadro, y el artista no pretende con ello meterse dentro de su obra.
Última edición por Valmadian; 17/08/2010 a las 13:31
"He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.
<<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>
Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.
Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."
En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47
Nada sin Dios
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