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Tema: Monumento a Hernán Cortés en México

  1. #41
    Avatar de txapius
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    Re: Monumento a Hernán Cortés en México

    Cita Iniciado por Josean Figueroa Ver mensaje
    Tienes 500 años??

    Me encantaria que algun dia se comprendiera lo incorrecto en terminos intelectuales de asumir la igualdad de identidad con los antepasados de tal forma.

    Es una distorsion muy nociva, tanto a la comprension de los hechos historicos como a la interpretacion de la realidad contemporanea.
    Hola Josean
    No, no tengo 500 años.
    Pero, si no he leído mal, aquí se ha dicho que los españoles esclavizaron México. También eran españoles los que dieron carta de nobleza a los descendientes de Moctezuma. Y yo soy español. Por eso ese comentario.

    Ni asumo su identidad, ni intento comprender la historia con mentalidad contemporánea. Dios me libre. ¡Ni siquiera intento comprender nuestra Guerra Civil del 36-39 con la mentalidad actual! Mucho menos la historia del XVI o XVII...

    Saludos

  2. #42
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    Re: Monumento a Hernán Cortés en México

    Ciertamente no se pueden juzgar, o valorar, los hechos del pasado con la mentalidad del presente. Pero el historiador, sea un profesional o un amante de la Historia, cómo no se identifique con los antepasados, jamás entenderá qué sucedió en unos hechos o porqué las sociedades eran como fueron. La Historia hay que sentirla, hay que vivirla, el historiador ha de ponerse en el lugar de los antepasados, para entenderlos y conocerlos. Para quienes no tienen dicha "sensibilidad", --y estoy de vueltas de comprobarlo cada curso--, la Historia es aburridísima en términos de la mentalidad común de las gentes de hoy en día.

    Otra cuestión es identificarse de un modo patológico con alguna o algunas situaciones y pretender hacerlas revivir. Pero eso es, precisamente, lo que están haciendo los indigenistas. De alguna forma la Historia se siente y vive, como lo hace el pintor ante su cuadro, y el artista no pretende con ello meterse dentro de su obra.
    Última edición por Valmadian; 17/08/2010 a las 13:31
    "He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.

    <<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>

    Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.

    Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."

    En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47


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  3. #43
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    Re: Monumento a Hernán Cortés en México

    En el Festival de Edimburgo, el pasado día 13 de este mes, se ha representado una versión modernista de la ópera Moctezuma del compositor Karl Heinrich Graun, con libreto de Federico II de Prusia, según se puede ver en la portada del diario El Mundo en versión papel y reproducida en:
    http://kiosko.net/es/np/elmundo.html

    Esta versión ha sido preparada por el mexicano Claudio Valdés Kuri y en ello han colaborado el Teatro Real y el Festival Internacional Cervantino de Guanajuato. En septiembre será representada en Madrid y, como resulta ya patente, está financiada con dinero público.

    El problema es que a Hernán Cortés y a sus hombres los ponen como bárbaros y en escena se representa como se sodomiza a Moctezuma y a sus "pobres" aztecas. Claro que, según se aprecia perfectamente en la foto de portada de "El Mundo" a Moctezuma lo representan como una "débil mujerzuela". Desde aquí se puede empezar una campaña en contra de esta farsa antiespañola y, no lo olvidemos, anticristiana.

    ¡Biba la kurtura!, pero con mis impuestos ¡¡¡ NO !!!, rotundamente ¡¡¡ NO !!!
    Última edición por Valmadian; 17/08/2010 a las 14:47
    "He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.

    <<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>

    Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.

    Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."

    En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47


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  4. #44
    mar
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    Re: Monumento a Hernán Cortés en México

    No entiendo por qué si aquí tantos españoles han leído Cartas de Relación de Hernán Cortés, todavía dicen que es un santo que se merece exaltación por su labor conquistadora. Deben empezar por pensar que hoy América no tiene por qué decir, Gracias España, Gracias Europa por civilizarnos. Porque lo miran desde la perspectiva de que civilización es Europa y su organización social, política, religiosa, económica.. (eurocentrismo, consulten) y entonces en sus mentes no les cabe que los mexicas, los mayas e incas eran una civilización diferente. Estoy totalmente de acuerdo con el que afirma que no hay por qué erigir estatuas para Hernán Cortés en México ni en ninguna parte de latinoamérica. Desmitifico algo que dijeron por ahí de caníbales, señores lean por favor textos coloniales, el caníbal fue una imagen inventada por los conquistadores para justificar la "necesidad" de los americanos de "civilización", pero nunca conocieron a un caníbal. Más si tenemos conocimiento de canibalismo entre españoles, verídico, dicho por un mismo español, Alvar Nuñez Cabeza de Vaca, en su libro naufragios, lean lean, donde por el fracaso de su expedición, él relata como sus compañeros se comía caballos muertos y otros compañeros muertos. Opinen, opinen qué tanta "civilización" es esa??

  5. #45
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    Re: Monumento a Hernán Cortés en México

    Cita Iniciado por mar Ver mensaje
    No entiendo por qué si aquí tantos españoles han leído Cartas de Relación de Hernán Cortés, todavía dicen que es un santo que se merece exaltación por su labor conquistadora. Deben empezar por pensar que hoy América no tiene por qué decir, Gracias España, Gracias Europa por civilizarnos. Porque lo miran desde la perspectiva de que civilización es Europa y su organización social, política, religiosa, económica.. (eurocentrismo, consulten) y entonces en sus mentes no les cabe que los mexicas, los mayas e incas eran una civilización diferente. Estoy totalmente de acuerdo con el que afirma que no hay por qué erigir estatuas para Hernán Cortés en México ni en ninguna parte de latinoamérica. Desmitifico algo que dijeron por ahí de caníbales, señores lean por favor textos coloniales, el caníbal fue una imagen inventada por los conquistadores para justificar la "necesidad" de los americanos de "civilización", pero nunca conocieron a un caníbal. Más si tenemos conocimiento de canibalismo entre españoles, verídico, dicho por un mismo español, Alvar Nuñez Cabeza de Vaca, en su libro naufragios, lean lean, donde por el fracaso de su expedición, él relata como sus compañeros se comía caballos muertos y otros compañeros muertos. Opinen, opinen qué tanta "civilización" es esa??
    ¿Que pasa, es que no tenéis nada mejor que hacer que registraros aquí para soltar imbecilidades? O sea, ¿es lo mismo matar gente durante siglos para arrancarles el corazón y repartirse del resto del cuerpo entre los ricachos de aquéllas magníficas culturas, de aquéllas "civilizaciones prehistóricas", que comer un cadáver o 100 para sobrevivir ante una situación extrema?

    Y vamos por partes, no es igual canibalismo que necrofagia. En el primer caso habitualmente se dan condiciones relacionadas con creencias irracionales, y se parte del hecho de asesinar exprofesamente a las víctimas; en el segundo de los casos lo que se suele producir es que ante la aparición de un estado de necesidad de vivir o morir, se consuma parte de la carne de algún individuo muerto por causas naturales, por inanición, o a causa de alguna guerra en el que un grupo se ve privado de todo suministro. Es la misma situación que puede llevar a una persona a beber su propia orina para no morir de deshidratación.

    Así que menos intentar justificar los crímenes de aquellas tribus prehistóricas. En cuanto a la labor civilizadora, pues sí, es verdad que resulta una pena, porque de otro modo algunos no estaríais aquí diciendo estupideces, si acaso con un "tam-tam" tendríais de sobra. En cuanto a que nosotros tratemos a Hernán CORTÉS de santo, eso lo has delirado tu solita, maja. Lo que si mantenemos es que es uno de nuestros pro-hombres y si tú hubieras leído las Cartas de Relación te callarías, especialmente después de leer el prefacio de Mario HERNÁNDEZ SÁNCHEZ-BARBA. Y lo de que ese canibalismo se lo inventaron los conquistadores es de traca, cuéntaselo a los descendientes de los pueblos indígenas que eran las víctimas.

    ¡Qué aburridos son estos indigenistas colorados!
    Última edición por Valmadian; 24/08/2010 a las 00:37
    "He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.

    <<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>

    Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.

    Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."

    En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47


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  6. #46
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    Re: Monumento a Hernán Cortés en México

    Otro más Habla de eurocentrismo pero es costumbre de estos mexicanos indigenistas tener una visión "mexicocéntrica" de América; te agradecería que no nos incluyas al resto de los iberoamericanos en tu concepto de América.

    Ya que hablas de caníbales blancos te olvidaste del caníbal alemán



    Imperium Hispaniae

    "En el imperio se ofrece y se comparte cultura, conocimiento y espiritualidad. En el imperialismo solo sometimiento y dominio económico-militar. Defendemos el IMPERIO, nos alejamos de todos los IMPERIALISMOS."







  7. #47
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    Re: Monumento a Hernán Cortés en México

    Cita Iniciado por mar Ver mensaje
    No entiendo por qué si aquí tantos españoles han leído Cartas de Relación de Hernán Cortés, todavía dicen que es un santo que se merece exaltación por su labor conquistadora. Deben empezar por pensar que hoy América no tiene por qué decir, Gracias España, Gracias Europa por civilizarnos. Porque lo miran desde la perspectiva de que civilización es Europa y su organización social, política, religiosa, económica.. (eurocentrismo, consulten) y entonces en sus mentes no les cabe que los mexicas, los mayas e incas eran una civilización diferente. Estoy totalmente de acuerdo con el que afirma que no hay por qué erigir estatuas para Hernán Cortés en México ni en ninguna parte de latinoamérica. Desmitifico algo que dijeron por ahí de caníbales, señores lean por favor textos coloniales, el caníbal fue una imagen inventada por los conquistadores para justificar la "necesidad" de los americanos de "civilización", pero nunca conocieron a un caníbal. Más si tenemos conocimiento de canibalismo entre españoles, verídico, dicho por un mismo español, Alvar Nuñez Cabeza de Vaca, en su libro naufragios, lean lean, donde por el fracaso de su expedición, él relata como sus compañeros se comía caballos muertos y otros compañeros muertos. Opinen, opinen qué tanta "civilización" es esa??
    Pues nadie niega que las civilizaciones precolombinas existiesen. Pero no niegues tu que habia canibalismo entre los aztecas y otros, pues solo haces el ridiculo. Cortes fundo el Mexico actual, y punto. La independencia es solo un hecho politico, pues el pais, es decir, su cultura y estructura etnica, continuaron intacta la del virreinato. Lo español no es foraneo a Mexico, si no ancestral, igual que las civilizaciones precolombinas.

    Cortes fue un genio belico y diplomatico y un atleta. Me pregunto porque no mencionas que Cortes y sus acompañantes no conquistaron el imperio azteca solos, si no con la ayuda de grupos indigenas que odiaban a los aztecas.

  8. #48
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    Re: Monumento a Hernán Cortés en México

    Cita Iniciado por Erasmus Ver mensaje
    Otro más Habla de eurocentrismo pero es costumbre de estos mexicanos indigenistas tener una visión "mexicocéntrica" de América; te agradecería que no nos incluyas al resto de los iberoamericanos en tu concepto de América.

    Ya que hablas de caníbales blancos te olvidaste del caníbal alemán
    Hablo de eurocentrismo porque esa es la visión que tenían los conquistadores, y la de ustedes actualmente. Y niega que en la época de conquista el pensamiento era eurocentrista, o no?.. el otro no tiene religión, el otro no tiene escritura, el otro es un salvaje, la fe católica es la santa fe, el otro es idólatra, nosotros somos civilizados, ellos deben civilizarse.. te suena? y no considero un mexicocentrismo en América Latina, porque fíjate que NO soy mexicana, soy colombiana.. así que no habría motivo a defender un mexicocentrismo, que nunca ha existido, el eurocentrismo si es real, la imposición de la cultura europea en América es prueba de ello..

  9. #49
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    Re: Monumento a Hernán Cortés en México

    P.D Respuesta a Valmadian.. o como sea su nombre.

    1. Mi opinión es tan respetable como la tuya, no son estupideces porque no te guste lo que digo, así que respétame mi libre expresión.
    2. Si los indígenas hacían sacrificios humanos, sí, era cierto, era un ritual de su cultura, no te parece que el genocidio indígena, la persecución a los moros, las cruzadas, la Santa Inquisición, esos hechos de los que no creo que haya que enorgullecerse no es MATAR gente? ¿quiénes habrán matado más gente? ¿los indígenas en sus rituales, o los conquistadores en su esclavismo?
    3. Sí, son magníficas cultura, si te leístes Cartas de Relación te darás cuenta de la impresión de Cortés ante la majestuosidad de las ciudades indígenas, reconoce que tienen organización, que tienen lengua, que tienen comercio, que los muy tontos salvajes han creado una ciudad donde viven 500 mil personas en medio de una ¡laguna!. Cortés estaba tan sorprendido que hasta hace comparaciones de lo que tienen estas ciudades y lo que NO tiene ciudades como Granada en España.. Así que creo que Cortés, Carlos V y toda su gente sí creía en que era magnífico, por algo se vinieron acá, si no valiera la pena, no les interesaría.
    4. Civilizaciones prehistóricas. Sería bueno que te situaras en el tiempo, cogieras un libro de historia y ubicaras los períodos prehistóricos, que evidentemente no corresponden a lo que estamos hablando. Uso de terminología equivocado o malintencionado, el primero sería ignorancia, el segundo, ironía no válida, porque esas culturas de prehistóricas no tenían nada.
    5.El canibalismo es el acto o la práctica de alimentarse de miembros de la propia especie. El término se aplica a cualquier animal, aunque se suele emplear el término caníbal para referirse al ser humano que se alimenta o come a otro ser humano (antropofagia).Se trata una práctica socialmente rechazada y legalmente sancionada, los casos particulares en sociedades occidentales, actualmente se relacionan con situaciones extremas de hambre, criminales o personas con profundos problemas psicológicos. Definición de wikipedia. Fueron caníbales antropófagos, ahí lo dice claramente la connotación del término, que no te guste el término, lo siento, pero estrictamente sí lo es.
    6. Vuelve y juega las tribus prehistóricas, bueno eh vuelve a leer Cartas de Relaciones y examina qué tan prehistóricas son.
    7. Sí, la labor civilizadora es una pena, una verguenza sin justificación, sí. Estamos de acuerdo.
    8. Me leí Cartas de Relación, estoy haciendo un informe de lectura sobre ellas.
    9. El canibalismo indígena NO es comprobado, y lo que dije lo dije porque me da mucha rabia que metan ese tema para justificar qué, para pordebajear a las culturas indígenas americanas, para decir que son salvajes, esa era su intención, por eso entré a colación el tema del CANIBALISMO que se presentó en la expedición de Cabeza de Vaca. Repito, canibalismo indígena porque diga Colón en sus diarios que le dijeron que había una isla de caníbales, no por eso voy a creer; si hay pruebas fehacientes de ello se estudian y si sucedió, eso qué, lo acepto, era parte de la cultura indígena, que hoy no lo podamos comprender y entender es otra cosa.
    10. Indigenista colorada, síii soy colorada y qué a mucho honor, eso no es motivo de verguenza. Mi cultura americana no tiene nada de qué avergonzarse, ni mi color de piel, ni mis ideas, y a mucho orgullo mijito de ser americana y de ser descendiente de indígenas y de su cultura.
    Última edición por mar; 24/08/2010 a las 03:29

  10. #50
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    Re: Monumento a Hernán Cortés en México

    Respuesta a Josean.

    No hago el ridículo, si fui tajante en mi afirmación, corrijo, NO se ha comprobado canibalismo, tú en cambio afirmas que lo hubo, yo no lo afirmo, no lo niego. Mira lo que dice aquí en la definición de término de canibalismo: Según los relatos de los conquistadores (hoy podemos identificar todas las mentiras, contradicciones, lagunas, exageraciones, figuras literarias que fueron usada en los relatos de conquista y colonia) , entre los pueblos indios aliados y adversarios de Hernán Cortés la práctica del canibalismo era habitual en actos religiosos y tras las escaramuzas, llevándose incluso sal a las batallas para salar a los enemigos muertos y que les durase más tiempo su carne, y así volver con ella a sus poblados y repartirla entre los familiares.[5] El canibalismo como forma habitual de sostén alimenticio NO ha sido probado y los casos de los que se suele hablar se basan en fuentes que podríamos calificar de PARCIALES; conquistadores, enemigos, exploradores, etc. ¿qué opinas de esto? afirmas entonces tú que era caníbales? ¿quién lo afirma y con qué pruebas?.. si me dices que porque Cortés o Colón lo dice.. me reíria la verdad, no opinaría.
    Cortés fundó México, no hay duda, el estado es una definición europea por tanto Cortés fundó el estado nacional de México, Moctezuma ni otro podría ser el fundador de algo que no conocen.
    ¿Qué quieres que hable de las alianzas entre indígenas y españoles? Dime en qué parte debo hacer hincapié en este tema que sea importante. ¿Qué hay con eso?,es natural, como en todas las sociedades hay enemistades por el poder, no creo que los indígenas fueran la primera sociedad perfecta de la historia, los indígenas enemigos de los mexicas no eran tontos y buscaban una alianza que los beneficiara y les permitiera apoderarse de la ciudad mexica, claro eh fueron ingenuos pero eso no entra a colación.. Así que explícame por qué tenía que mencionar eso, o en qué parte negué eso..

  11. #51
    Avatar de Estirpe militar
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    Re: Monumento a Hernán Cortés en México

    Que bases puedes aportar sobre ese supuesto "genocidio indigena" porque si no recuerdo mal cuando se procedio a la conquista, los indigenas fueron considerados súbditos del Rey , se veló por su protección mediante las Leyes de Indias... por cierto si no me falla la memoria, juraría frente a los masones de los criollos independentistas se alzaron y combatieron en las filas realistas mayoritariamente indígenas, mestizos... no seria tan malo "el genocidio" que sufrian si se alzaron para combatir por su Rey frente a unos traidores... y si esos mismos traidores ( con poco o nada de sustrato indígena en su sangre ) fueron los que enseñaron esas falacias que junto a la leyenda negra hacen que gente como tu vilipendie la gran labor que fue la conquista española de America... si no puedes preguntarles a tus primos indigenas del norte que tal les fue con los britanicos... eso si pueden contestarte alguien.
    Pd: colorada es por ideología (roja, izquierda... ) no por raza, eso es propio de anglosajones no de Hispánicos.

  12. #52
    Avatar de Josean Figueroa
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    Re: Monumento a Hernán Cortés en México

    Cita Iniciado por mar Ver mensaje
    P.D Respuesta a Valmadian.. o como sea su nombre.

    1. Mi opinión es tan respetable como la tuya, no son estupideces porque no te guste lo que digo, así que respétame mi libre expresión.
    Bueno, no todas las opiniones tienen el mismo grado de respetabilidad, depende del contenido.


    2. Si los indígenas hacían sacrificios humanos, sí, era cierto, era un ritual de su cultura, no te parece que el genocidio indígena, la persecución a los moros, las cruzadas, la Santa Inquisición, esos hechos de los que no creo que haya que enorgullecerse no es MATAR gente? ¿quiénes habrán matado más gente? ¿los indígenas en sus rituales, o los conquistadores en su esclavismo?
    Los indigenas murieron por plagas, no por genocidio. Lo otro son asuntos politicos y belicos puntuales, y requerian procesos y tribunales. El sacrificio humano era una institucion social donde que se practicaba el asesinato como bien cultural. Parece que no quieres entender que los imperios azteca e inca cayerone porque los pueblos indigenas apoyaron a Cortes y Pizarro, porque los pueblos subyugados odiaban a los amos imperiales indigenas.


    3. Sí, son magníficas cultura, si te leístes Cartas de Relación te darás cuenta de la impresión de Cortés ante la majestuosidad de las ciudades indígenas, reconoce que tienen organización, que tienen lengua, que tienen comercio, que los muy tontos salvajes han creado una ciudad donde viven 500 mil personas en medio de una ¡laguna!. Cortés estaba tan sorprendido que hasta hace comparaciones de lo que tienen estas ciudades y lo que NO tiene ciudades como Granada en España.. Así que creo que Cortés, Carlos V y toda su gente sí creía en que era magnífico, por algo se vinieron acá, si no valiera la pena, no les interesaría.
    Y quien ha dicho lo contrario? Quien ha dicho que eran tontos? Quien ha dicho que no tenian organizacion? Deja de poner palabras falsas en boca de otros.


    4. Civilizaciones prehistóricas. Sería bueno que te situaras en el tiempo, cogieras un libro de historia y ubicaras los períodos prehistóricos, que evidentemente no corresponden a lo que estamos hablando. Uso de terminología equivocado o malintencionado, el primero sería ignorancia, el segundo, ironía no válida, porque esas culturas de prehistóricas no tenían nada.
    Bueno, no tenian ni rueda ni acero... y solo los mayas escritura como tal. Tampoco es que su nivel tecnologico se igualara al de Europa o Asia. Y eso en los Andes y Mexico, porque los demas no pasaban de paleoliticos.

    5.El canibalismo es el acto o la práctica de alimentarse de miembros de la propia especie. El término se aplica a cualquier animal, aunque se suele emplear el término caníbal para referirse al ser humano que se alimenta o come a otro ser humano (antropofagia).Se trata una práctica socialmente rechazada y legalmente sancionada, los casos particulares en sociedades occidentales, actualmente se relacionan con situaciones extremas de hambre, criminales o personas con profundos problemas psicológicos. Definición de wikipedia. Fueron caníbales antropófagos, ahí lo dice claramente la connotación del término, que no te guste el término, lo siento, pero estrictamente sí lo es.
    Sin comentario.


    7. Sí, la labor civilizadora es una pena, una verguenza sin justificación, sí. Estamos de acuerdo.
    Nada te impide irte a la jungla con las tribus que alli aun vive. Hasta te puedes unir a las FARC. Bogota o Medellin son demasiado civilizadas para ti seguramente. Y el Valle de Leiva con lo español que es te debe causar un infarto.


    9. El canibalismo indígena NO es comprobado, y lo que dije lo dije porque me da mucha rabia que metan ese tema para justificar qué, para pordebajear a las culturas indígenas americanas, para decir que son salvajes, esa era su intención, por eso entré a colación el tema del CANIBALISMO que se presentó en la expedición de Cabeza de Vaca. Repito, canibalismo indígena porque diga Colón en sus diarios que le dijeron que había una isla de caníbales, no por eso voy a creer; si hay pruebas fehacientes de ello se estudian y si sucedió, eso qué, lo acepto, era parte de la cultura indígena, que hoy no lo podamos comprender y entender es otra cosa.
    Si claro... las ilustraciones amplias en pinturas y jarras sobre el canibalismo precolombino no existen, son invensiones de falsificadores... y los hallazgos arqueologicos son fraudes, si...
    10. Indigenista colorada, síii soy colorada y qué a mucho honor, eso no es motivo de verguenza. Mi cultura americana no tiene nada de qué avergonzarse, ni mi color de piel, ni mis ideas, y a mucho orgullo mijito de ser americana y de ser descendiente de indígenas y de su cultura.
    Sospecho que te dijo colorada por postura politica... Bueno, seras de las escasas gentes que solo tienen sangre indigena, por que la mayor parte de los americanos tenemos igual sangre europea, e igual de negros. El 80% de la poblacion de la llamada ¨Latino America¨ desciende de ciudadanos del Imperio Romano, (Latino = Romano), contando los mixtos y blancos, claro, y el resto, como dije antes, incluye negros, no solo indigenas. Aparte de que las lenguas de la grandisima mayoria son el castellano y el portugues, no ninguna lengua indigena. Somos mas europeos que indigenas, te guste o no, y eso es lo que nos une, pues antes de la llegada de nosotros los hispanos a las tierras de America, no habia unidad alguna en la zona Neotropical, solo dos desperdigados imperios y un sin numero de cacicazgos inconexos.

  13. #53
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    Re: Monumento a Hernán Cortés en México

    Ah es que ahora hay que agradecer porque los libraron de la tiranía de Moctezuma para pasarlos al "vasallaje" de Carlos V. Claro, digo yo preferiría ser súbdita de alguien de mi tierra y de mi cultura, que de un total desconocido y una cultura totalmente desconocida. ¿protección? ya es el colmo, entonces les hicieron un favor a los indígenas, si los españoles vinieron a América fue a realizar una labor social, ah ya, sí claro, no se explica entonces el esclavismo indígena, debe ser una falacia histórica. Yo no tengo por qué vilipendiar, acepto la conquista española de América y sus implicaciones pero no voy a decir, la gran labor de la conquista española, claro para ustedes sí es así, pero para los americanos no, hubieran sido ustedes los conquistados por los musulmanes, qué dirían..

  14. #54
    Avatar de Josean Figueroa
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    Re: Monumento a Hernán Cortés en México

    Cita Iniciado por mar Ver mensaje
    Cortés fundó México, no hay duda, el estado es una definición europea por tanto Cortés fundó el estado nacional de México, Moctezuma ni otro podría ser el fundador de algo que no conocen.
    Que disparate. El imperio azteca era un estado. El estado no es una definicion europea, es una invencion arquetipal humana. Hay cierto tipo de estado a la europea, pero eso no es lo que quiero decir. Quiero decir que Cortes fundo el pais de Mexico actual, el Mexico mestizo, el Mexico Catolico, el Mexico Occidental. Es el padre de Mexico, y no veo por que mexico no lo deba honrar con un monumento. Pareceria que interactuara con un niño de cinco años. Como te han comido el cerebro las doctrinas indigeno marxistas.


    ¿Qué quieres que hable de las alianzas entre indígenas y españoles? Dime en qué parte debo hacer hincapié en este tema que sea importante. ¿Qué hay con eso?,es natural, como en todas las sociedades hay enemistades por el poder, no creo que los indígenas fueran la primera sociedad perfecta de la historia, los indígenas enemigos de los mexicas no eran tontos y buscaban una alianza que los beneficiara y les permitiera apoderarse de la ciudad mexica, claro eh fueron ingenuos pero eso no entra a colación.. Así que explícame por qué tenía que mencionar eso, o en qué parte negué eso..
    Se llama tener honestidad intelectual. El hecho demuestra que vivir bajo el yugo azteca o inca no era ningun paseo paradisiaco, y que la destruccion de sus estados no se debio a una invasion extranjera, si no a una rebelion interna igualmente. Los otros indigenas eran tan conquistadores como los castellanos, e igual recibieron beneficios y tierras y derechos, aunque los indigenistas tragiversen la historia.
    Smetana dio el Víctor.

  15. #55
    Avatar de Josean Figueroa
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    Re: Monumento a Hernán Cortés en México

    Cita Iniciado por mar Ver mensaje
    Ah es que ahora hay que agradecer porque los libraron de la tiranía de Moctezuma para pasarlos al "vasallaje" de Carlos V. Claro, digo yo preferiría ser súbdita de alguien de mi tierra y de mi cultura, que de un total desconocido y una cultura totalmente desconocida. ¿protección? ya es el colmo, entonces les hicieron un favor a los indígenas, si los españoles vinieron a América fue a realizar una labor social, ah ya, sí claro, no se explica entonces el esclavismo indígena, debe ser una falacia histórica. Yo no tengo por qué vilipendiar, acepto la conquista española de América y sus implicaciones pero no voy a decir, la gran labor de la conquista española, claro para ustedes sí es así, pero para los americanos no, hubieran sido ustedes los conquistados por los musulmanes, qué dirían..
    Pues yo soy tan americano como tu, e igual Erasmus. Y mucho español de aqui se siente mas con nosotros que con los otros europeos, pues todos somos hispanos.

    Lo de labor social, pues enterate que hubo fundacion amplia de escuelas para indigenas y hospitales, y que si hoy se habla aun quechua, aymara, nahuatl y guarani en algunos puntos, se debe mas a los frailes que adoptaron esas lenguas para su predica, y las alfabetizaron, que a cualquier labor de las republicas post independencia.
    Smetana dio el Víctor.

  16. #56
    Avatar de Estirpe militar
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    Re: Monumento a Hernán Cortés en México

    Ya nos invadieron los musulmanes una vez (que no conquistaron ) y nos costó ocho siglos de guerra expulsar al Islam de la Península.... La conquista española de America es muy similar a la romana y no por ello estoy despotricando contra los romanos:
    ....¡Ay! pobres cantabros exterminados por Octavio.... es mas me enorgullezco de portar la Sangre romana y visigoda, me honra ser heredero de una cultura milenaria que ustedes comparten con nosotros. Puedes preguntarle a algun espíritu de las tribus norteamericanas si hubieran preferido la dominación española... pues gracias a españa se mantuvo la sangre indígena y se dió el mestizaje... tal vez prefieras el metodo anglosajón de pasar a cuchillo a todo aquel " racialmente impuro "....
    Smetana dio el Víctor.

  17. #57
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    Re: Monumento a Hernán Cortés en México

    1. No estoy de acuerdo, toda opinión es respetable. Para ti la mía no tiene crédito, entonces no tendría ¿por qué ser respetada?. Intolerante.
    2. Esto es nuevo, fue por plagas que murieron millones de indígenas en América. Para apuntar, tuvo que ser una pandemia como la peste negra la que azotó a América, bueno, son teorías.. Nada de esclavismo, eso es una mentira total, ¿no?.
    3. Fíjate que él se refiere con términos despectivos como culturas prehistóricas y "magníficas culturas" como ironía, sí niega eso, lee sus comentarios primero.
    4.NO son tribus prehistóricas, es una ignorancia decir eso, una ofensa también. Que no tuvieran la tecnología asíatica o europea no los hace prehistórico, es simplemente un término despectivo.
    5. Sí, nada que decir, quedó claro el término canibalismo.
    6. Él lo dijo, y yo también lo digo, es una pena la forma como se hizo, la imposición de la cultura, el esclavismo. Es una pena, sí.
    Y finalmente, lo de colorada por postura política, sí lo interpreté de otra manera porque al término se le acuña así en Colombia y en otros países, fue una confusión de terminología, y tomando realmente la interpretación del término, izquierdista, si tener una opinión diferente a la corriente, vale soy izquierdista. Yo admito que tengo descendencia indígena, española, negra. Es que no lo niego, pero es que me enoja profundamente que se desconozcan muchas verdades, y que se diga, todo es perfecto, todo fue perfecto en la conquista y la colonia. Repudio los métodos de esclavismo, el saqueo colonial, la imposición cultural, y eso fue una realidad, y no voy a decir: Me gusta, sí, estoy de acuerdo, todo se hizo para que yo fuera civilizada y hablara español hoy etc. Y lo de la jungla, las farc, Bogotá, Medellín.. incoherencias... Somos más europeos que indígenas, bueno eh si te quieres sentir así, te sientes más gente, no sé eh tienes anhelo de ser europeo, bueno, yo simplemente soy latinoamericana y soy americana, no europea, ni indígena con todas las implicaciones que ello conlleva. Ah sí, y pues lo último se resume en que hay que dar gracias porque nos salvaron los españoles del caos que había en América.. (¿?).

  18. #58
    Avatar de Josean Figueroa
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    Re: Monumento a Hernán Cortés en México

    Cita Iniciado por mar Ver mensaje
    1. No estoy de acuerdo, toda opinión es respetable. Para ti la mía no tiene crédito, entonces no tendría ¿por qué ser respetada?. Intolerante.
    Pues, no. La respetabilidad yace en la validez y coherencia del contenido.


    2. Esto es nuevo, fue por plagas que murieron millones de indígenas en América. Para apuntar, tuvo que ser una pandemia como la peste negra la que azotó a América, bueno, son teorías.. Nada de esclavismo, eso es una mentira total, ¿no?.
    Pues hubo esclavismo, quien lo niega, pero la gran muerte fue por plagas.

    3. Fíjate que él se refiere con términos despectivos como culturas prehistóricas y "magníficas culturas" como ironía, sí niega eso, lee sus comentarios primero.
    Eso no quiere decir que no tuviesen organizacion o que fueran tontos.

    4.NO son tribus prehistóricas, es una ignorancia decir eso, una ofensa también. Que no tuvieran la tecnología asíatica o europea no los hace prehistórico, es simplemente un término despectivo.
    Prehistorico significa anterior a la historicidad. No es correcto, pero tampoco es una ofensa grave. Yo use paleolitico, no prehistorico.

    5. Sí, nada que decir, quedó claro el término canibalismo.
    Clarisimo que te vas por tangentes irrelevantes, cuando sabes que se refiere a sacrificio humano y posterior antropofagia.

    6. Él lo dijo, y yo también lo digo, es una pena la forma como se hizo, la imposición de la cultura, el esclavismo. Es una pena, sí.
    Y finalmente, lo de colorada por postura política, sí lo interpreté de otra manera porque al término se le acuña así en Colombia y en otros países, fue una confusión de terminología, y tomando realmente la interpretación del término, izquierdista, si tener una opinión diferente a la corriente, vale soy izquierdista. Yo admito que tengo descendencia indígena, española, negra. Es que no lo niego, pero es que me enoja profundamente que se desconozcan muchas verdades, y que se diga, todo es perfecto, todo fue perfecto en la conquista y la colonia. Repudio los métodos de esclavismo, el saqueo colonial, la imposición cultural, y eso fue una realidad, y no voy a decir: Me gusta, sí, estoy de acuerdo, todo se hizo para que yo fuera civilizada y hablara español hoy etc.
    Pues dime un pueblo en la historia que no sea producto de algo asi. El punto es que ese es nuestro origen, y es absurdo demonizar a nuestros antepasados españoles. Imaginate si en España o Francia hicieran un escandalo por alzarle una estatua a Cesar, que igual conquisto a sus antepasados indigenas y les impuso la lengua latina. Deben ellos odiar a los italianos?

    Y lo de la jungla, las farc, Bogotá, Medellín.. incoherencias...
    Pues como no te gusta lo europeo y la plaza de Bolivar en Bogota parece una vitrina de europeismo, pues...

    Somos más europeos que indígenas, bueno eh si te quieres sentir así, te sientes más gente, no sé eh tienes anhelo de ser europeo, bueno, yo simplemente soy latinoamericana y soy americana, no europea, ni indígena con todas las implicaciones que ello conlleva. Ah sí, y pues lo último se resume en que hay que dar gracias porque nos salvaron los españoles del caos que había en América.. (¿?).
    Pues parece que no leiste que Latino significa Romano, y los españoles, franceses e italianos son igualmente latinos. Latino es un termino europeo, y llamarse latinoamericano es identificarse con el linaje europeo. Te guste o no, la realidad es que lo europeo predomina sobre lo demas, genetica y culturalmente, y no es porque me sienta mas gente diciendo eso, es porque eso es lo que soy, por sangre y cultura, y no voy a negar la realidad por correctia politica. Parece que quieres olvidar que la lengua, la religion principal, la institucionalidad legal, el urbanismo de ¨Latinoamerica¨es de origen europeo netamente.
    Última edición por Josean Figueroa; 24/08/2010 a las 05:07
    Smetana dio el Víctor.

  19. #59
    Avatar de Valmadian
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    Re: Monumento a Hernán Cortés en México

    Respuesta a Mar.

    1.- Canibalismo es igual que antropofagia, pero no es lo mismo necesariamente que necrofagia, término este último usado por mi. Por supuesto que estas prácticas están sancionadas socialmente, de hecho es un tabú en la mayor parte de las culturas aunque en la Prehistoria fuesen habituales entre muchos grupos humanos.
    Pero, en cualquier caso, en el canibalismo hay una intencionalidad manifiesta de las que se conocen bastantes causas. Mientras que en el caso de la necrofagia, práctica igualmente aberrante, las motivaciones suelen obedecer a otras causas, generalmente asociadas a situaciones extremas de supervivencia y sin matar al individuo del que se van a tomar algunas partes. Todo ello es muy diferente de lo que hacían los aztecas.

    2.- Es verdad que CORTÉS en las Cartas de Relación hace un relato pormenorizado en términos elogiosos tanto de Moctezuma, como de las ciudades que vió, por eso te dije que las leyeses. Pero es sorprendente que alguien tan favorablemente impresionado inicialmente acabase reaccionando del modo en el que lo hizo, ¿por qué crees que fue? ¿por capricho?

    3.- Yo suelo usar mucho la ironía, me gusta y la practico en relación a bastantes situaciones en la vida pues conozco perfectamente el poder que tiene. Pero si digo que eran culturas prehistóricas es porque lo eran: prácticamente casi todas eran ágrafas, así que toma tú un libro de Historia y aprende las épocas tradicionales en que por razones didáctico-pedagógicas se suelen clasificar los periodos de la Historia de la Humanidad, dicho en sentido global. Y si digo que eran prehistóricas es porque hay una pluralidad de culturas en el Oriente Medio (Catal-Huyük, Ur, Uruk, etc.,) que conociendo la rueda --en la América precolombina, no--, escribiendo ya en tablillas cuneiformes, --en la América precolombina, no--, todavía se las considera como neolíticas. Em lo que hoy se conoce como Inglaterra, en su parte meridional, la Prehistoria duró hasta la llegada de Roma en el 55 a.C., y después la entrada más efectiva fue la de Claudio en el 43 d.C. Cuarenta años más tarde se llegó hasta lo que hoy es Aberdeen e incluso hubo que esperar hasta el 127 d.C. para que Adriano levantase su muralla entre Solway y el Tayne. Y no voy a estar enumerando una colección de datos. Lo cierto es que las culturas precolombinas eran empíricamente prehistóricas os guste o no a los indigenistas actuales. Y, el hecho de que yo emplee estos términos con ironía se debe a vuestras posturas respecto a España, y los españoles y lo que nuestros antepasados llevaron allá, incluído hasta el derramamiento de sangre.

    Por otra parte, ha sido práctica común que unos pueblos, todos los pueblos, hayan colonizado a otros con más o menos éxito, con mayor o menor acierto. Y los mismo pueblos que tú defiendes, eran invasores de otros a su vez.

    4.- El uso de expresiones como "esclavistas" para referirse a situaciones sociopolíticas concretas ha de ser muy bien perfilado. Ha habido varias civilizaciones específicamente esclavistas, pero la mayoría de las que han marcado el devenir histórico aunque hayan tenido esclavos no lo han sido. Sólo son sociedades esclavistas aquéllas que basan su economía y desarrollo en la esclavitud. En tal sentido son ejemplo de ello, la sociedad griega clásica y los Estados del Sur de lo que hoy se conoce como Estados Unidos. El significado que se suele encontrar en los diccionarios, no es específico de nada y sólo dan una orientación por encima, pero sin profundizar en causas, situaciones, estructuras, desarrollos, análisis en profundidad de ello, etc., etc., etc., etc. De modo que hay que tener mucha cautela en usar términos de este tipo y según con qué intenciones.

    5.- Las estupideces las dicen aquellos que carecen de un sentido crítico de las cosas, que se dejan embaucar por cuentos ideológicos, que leen divulgaciones sin base y seriedad, consultan obras ligeras sin tener una formación suficiente... Y es que esta sociedad de hoy, que tiene tanta prisa no se sabe en querer llegar a algún sitio ignorado, ya no tiene tiempo para saber. En lo sucesivo procura no usar tanto la "Wiki", no dejes caer "lugares comunes sin contrastación", no arremetas contra aquello que son principios en un lugar determinado (este Foro es español e hispánico; este Foro es católico, este Foro es tradicionalista), no descalifiques a quienes no conoces, pues eres una recién llegada, y las cosas te irán mejor. Por mi puedes seguir perdiendo el tiempo en elaborar respuestas a lo que se te dice, porque no convences, no aportas nada, y si tú te indignas, otros lo hacen también con tus argumentos.

    Saludos.
    "He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.

    <<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>

    Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.

    Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."

    En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47


    Nada sin Dios

  20. #60
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    Re: Monumento a Hernán Cortés en México

    Libros antiguos y de colección en IberLibro
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    Repudio los métodos de esclavismo
    Pues podrías comenzar por repudiar el esclavismo entre los mismos indios que ya se daba en América antes de la conquista española. De hecho, podriamos decir que fue España la que hizo que por fin se terminase con la esclavitud de cualquier indigena americano.

    Ahí van un par de textos que lo dejan todo bastante claro, aunque si repasas los hilos del foro "Hispanoamérica" o escribes "Leyenda Negra" en el buscador seguro que encuentras mucho más.


    ESCLAVITUD ENTRE LOS INDIOS DEL NUEVO
    MUNDO, MUCHO ANTES DE SU DESCUBRIMIENTO

    El indígena del Nuevo Mundo, sin saber que hubiese esclavos en el
    viejo continente, pues que aún ignoraba su existencia, esclavizó al indio,
    su semejante. Para demostrar esta verdad, puede seguirse el orden geo-
    gráfico, empezando cuando Colón descubrió el Nuevo Mundo en 1492.
    La primera tierra a que arribó, fue una isla del grupo de las Lucayas
    llamada Guanahaní por los naturales y San Salvador por Colón; pero ni
    en ella, ni en las otras que entonces descubrió, halló establecida la es-
    clavitud de unos indios por otros indios.
    El 25 de septiembre de 1493 emprendió Colón su segundo viaje, zar-
    pando de Cádiz con 17 naves. El 3 de noviembre y días siguientes de
    aquel año descubrió nuevas islas en el mar de las Antillas. Por ser do-
    mingo el día en que avistó la primera llamola Dominica, a la segunda
    Marigalante, nombre de la nave capitana, y Guadalupe a la tercera, a
    otras llamó Redonda, San Martín, etc.1 Poblaba algunas de ellas una
    raza de indios llamados caribes, que asaltaban otras islas habitadas de
    indios pacíficos; comíanse a los hombres que caían en su poder; y como
    hallaban la carne de las mujeres y de los muchachos menos sabrosa que
    la de los hombres, esclavizaban a las primeras, reservándolas para su
    deleite, si eran jóvenes y bellas, y a los segundos los castraban, engor-
    daban y retenían en esclavitud hasta que llegaban a ser hombres for-
    mados, para regalarse con sus carnes en un banquete.2
    Al pasar Colón por la Guadalupe y San Martín recogió en sus naves
    algunas mujeres y muchachos esclavizados por los caribes, de cuyo po-
    der se habían huido, y él los llevó a La Española, término de su viaje.3
    Pasemos de las Antillas al continente y, siguiendo el progreso de la
    conquista, hallaremos la esclavitud en diferentes tribus y naciones.
    Fue el Darién el punto del continente (una de las provincias del reino
    de Tierra Firme) en que asentaron los españoles su primera colonia; y
    allí vieron que algunos padres vendían a sus hijos. Diversas tribus de
    aquella región esclavizaban a sus prisioneros de guerra, y sus amos,
    para distinguirlos, los marcaban en la frente con un instrumento encen-
    dido, o les arrancaban un diente,4 o, en fin, les teñían el cuerpo con una
    pintura que duraba toda la vida. “Se sirven de ella —dice Oviedo—, en
    dos ocasiones: una para marcar los pacos o esclavos; la otra, por el con-
    trario, es un adorno signo de libertad. Esto depende del lugar en que se
    hace la marca. En este último caso se practica en la barba, subiendo
    hasta las orejas, en los brazos y en el pecho; mientras que los esclavos
    se marcan en la frente y en los carrillos. Los esclavos de un señor están
    marcados de una misma manera tan exactamente, que podría creerse
    que se han hecho con un mismo molde. No pueden aumentarla ni dismi-
    nuirla, porque es una especie de uniforme o librea que denota el dueño
    a quien pertenecen”.5
    De estos esclavos participaron algunos de los españoles que se esta-
    blecieron en el Darién. A Vasco Núñez de Balboa y a su compañero
    Rodríguez Colmenares regaló 70 el hijo primogénito del Señor de
    Comogre.6 Regalo semejante hizo al primero el cacique Pocorosa, cuando
    pasó por sus tierras;7 y otro jefe o cacique de aquella comarca, ultraja-
    do y preso con muchos de los suyos, no obtuvo su libertad, sino dando al
    aventurero Diego de Albitez 30 esclavos y todo el oro que poseía.8
    Indios procedentes de la Mar del Sur subían en canoas por un río
    que pasaba por delante de la casa del cacique de Comogre, y en cambio
    del oro que le ofrecían, él les daba ropa de algodón y esclavos indios e
    indias hermosas para su servicio.9
    Los indios de la provincia de Nicaragua acostumbraron tener escla-
    vos, o vendíanse unos a otros, y los padres a los hijos, a manera de los
    antiguos germanos jugaban su libertad; mas, no podían rescatarse sin
    voluntad del cacique.10 Estas ventas se hacían privadamente o en los
    mercados. En éstos y en sus ferias solamente se admitía a los de una
    misma lengua; pero había cinco entre los indios de Nicaragua. Sin em-
    bargo, pudieron llevarse a esos mercados aun los que hablaban lenguas
    diferentes, con tal que fuese para venderlos como esclavos de servicio, o
    cacao para comérselos.11
    Pena de esclavitud se impuso también por varios delitos. Quien for-
    zaba una virgen y quejándose ésta no la dotaba, era esclavo.
    Al ladrón se le cortaban los cabellos, y mientras no pagaba la cosa
    hurtada, el amo de ella le retenía como esclavo.12 A veces, para tener
    esclavos y sacrificarlos a sus dioses, hacían la guerra. Ningún castigo se
    imponía al que mataba un esclavo,13 y esto prueba el poco caso que se
    hacía de su vida. Si alguno cohabitaba con la hija de su amo, era en-
    terrado vivo con ella.14
    Los indios de las Hibueras o de Honduras también tuvieron escla-
    vos. Adquiríanlos por la guerra;15 cortábanles la nariz; y los empleaban
    en cultivar el maíz y molerlo, y en otras faenas. A los enemigos que
    hacían resistencia, en vez de esclavizarlos, los precipitaban de una altu-
    ra para que no hiciesen más daño.16
    En diciembre de 1526, Diego López de Salcedo escribió al gobierno
    desde la villa de Trujillo, en Honduras, lo que paso a transcribir.
    “Demás destos hay otros esclavos, como ya he dicho, que son los que
    los mismos naturales de la Tierra los tienen por esclavos y los compran
    y venden entre sí unos con otros: éstos son tan conocidos entre ellos que
    venidos ante los españoles ellos mismos confiesan ser esclavos de su
    nación”.17
    Cuando Cortés partió de México a Honduras para castigar la rebe-
    lión de Cristóbal Olid, encontró un pueblo llamado Oculan o Acalan, en
    que había muchos mercaderes ricos que traficaban en gran número de
    esclavos.
    “Hay en ella —así se expresa el famoso capitán— muchos mercade-
    res y gentes que tratan en muchas partes y son ricos de esclavos y de
    las cosas que se tratan en la tierra... Las mercaderías que más por aque-
    llas partes se tratan entre ellos [los indios] son cacao, ropa de algodón,
    colores para teñir, cierta manera de tinta con que se tiñen ellos los cuer-
    pos para defenderse del calor y del frío, tea para alumbrarse, recina de
    pinos para los sahumerios de sus ídolos y esclavos”.18
    Los indios del reino de Quiché o Guatemala tuvieron esclavos. En
    sus guerras mataban y se comían a los jefes principales para infundir
    terror a sus enemigos; pero a los otros prisioneros los esclavizaban.
    Además, el hombre libre que contraía relaciones con esclava ajena, era
    esclavizado, a no ser que por los servicios que hubiese hecho en la guerra,
    el gran sacerdote le perdonase. Al que mentía en asuntos de guerra, se
    le esclavizaba.19 En las conjuraciones, que a veces se formaban contra
    el cacique o señor del Estado, dábase muerte al conspirador; pero a sus
    mujeres e hijos se les reducía a la esclavitud.20
    Con mucha frecuencia se esclavizaba también a las mujeres e hijos
    de las personas condenadas a muerte por otros delitos.21 El que de los
    templos hurtaba alguna cosa de cierto valor, moría despeñado; mas, si
    de poco, era esclavizado.22 Lo mismo sucedía con el hombre que violen-
    taba a una mujer sin haber llegado a consumar sus deseos, o con el que
    los realizaba, sin violencia, con la hija o hermana de un padre o hermano
    que reclamaban el agravio; bien que en este último caso, la esclavitud
    era la pena que ordinariamente se imponía.23 Igualmente se esclavizaba
    a la mujer y a los hijos del traidor o del vasallo que huía de su señor. Los
    indios enemigos cogidos cazando en montes ajenos, o pescando en aguas
    fuera de sus linderos, casi siempre sufrían pena de muerte; pero a veces
    eran esclavizados.24

    Los indios de Chiapa inmolaban a los vencidos en la guerra, y des-
    pués se los comían; pero a veces asaltaban algunos pueblos de sus ene-
    migos para esclavizar a sus habitantes y emplearlos en sus sementeras,
    en la pesca y en otras ocupaciones.25
    Las tribus de la provincia de Otlatla, llamada después de Vera-Paz,26
    porque no fue conquistada por las armas españolas, sino sólo por la pre-
    dicación evangélica de los religiosos dominicos,27 acostumbraron a ven-
    derse unos a otros; y cuando se cometía plagio imponíase al delincuente
    pena capital, y si tenía mujer e hijos, eran vendidos como esclavos.28 Lo
    mismo se hacía con el que hurtaba cosa de algún valor y no la restituía,29
    o con el que tomaba al fiado a diferentes personas un corto número de
    objetos y no los pagaba; porque si eran en cantidad considerable, enton-
    ces era condenado a muerte.30 El amo que mataba su propio esclavo,
    quedaba impune, porque disponía de su hacienda; pero si era ajeno, debía
    pagarlo.31
    Los indios de Cumaná también tuvieron esclavos, los cuales se com-
    praban en el mercado por oro o por una preparación de ciertos polvos
    vegetales mezclados con los de caracoles quemados. Servíanse los hom-
    bres de ellos para preservar y ennegrecer sus dientes, pues a los que los
    tenían blancos, llamábanles mujeres.32
    Poseyéronlos igualmente los de la tierra llamada Venezuela por los
    castellanos; y aun hubo de entre éstos quien sufrió el yugo de la esclavi-
    tud que aquellos indios le impusieron. En una expedición al mando de
    Íñigo Vascuña, teniente de Ambrosio Alfinger, representante de la com-
    pañía alemana en Venezuela, aconteció, que habiéndose extraviado un
    castellano llamado Francisco Martín fue cogido por unos indios y vendi-
    do a otros por un águila de oro. Éstas eran unas piezas de ese metal,
    llanas, en figura de águila, abiertas las alas, de diferentes tamaños, más
    o menos gruesas, de diversos quilates y leyes, pues unas eran de oro
    fino, otras más bajo y otras encobradas.33
    Esclavos hubo entre los mozos de la Nueva Granada. Sus sacerdotes
    eran unos niños que compraban a cierta distancia de aquella tierra;
    teníanlos en grande veneración, cuidándolos con mucho esmero, y cuando
    llegaban a la edad viril matábanlos, pues el sacrificio de sangre era una
    de las tres especies que tenían.34 Si ese esclavo tocaba mujer, ya no era
    sacrificado, porque se consideraba como víctima impura para ser inmo-
    lado al sol. Esta esclavitud difería por su origen y duración de la que
    generalmente usaban muchos indios, pues si tenían esclavos, era para
    servirse de ellos; mas, no para inmolarlos.
    Cuando los españoles recorrieron en 1536 el valle de Bogotá, al mando
    del licenciado Gonzalo Jiménez, teniente del adelantado don Pedro de
    Lugo, tuvieron noticia de una nación de mujeres que sin tener hombres
    en su seno, vivían solas por sí; y de aquí fue que los españoles las llama-
    ron amazonas. Decíase que ellas compraban esclavos para que las fe-
    cundasen, y que después los despedían de su lado: si parían varón,
    enviábanle a su padre, y si hembra criábanla para aumentar el número
    de su nación.35 Yo no creo en esta fábula, pero ella misma indica que la
    esclavitud no era desconocida de aquellos indios.
    Nueva España
    Hubo también esclavos en el vasto país de Anáhuac, llamado Nueva
    España por los españoles.36
    Después de la batalla que ganó Cortés a los indígenas de Tabasco,
    los caciques, para captarse su amistad, le regalaron 20 esclavas, y entre
    ellas la nombrada Marina, amiga de Cortés, y que sirviendo de lengua a
    los españoles, tan útil les fue para la conquista del imperio mejicano.37
    Regalos semejantes le hicieron también otros señores en la marcha atre-
    vida que emprendió desde las costas a la ciudad de Méjico.38
    En las provincias que ya tenían alguna civilización como Méjico y
    Tetzcuco, hubo leyes que regularizaron la esclavitud, determinando los
    diferentes modos con que el hombre libre podía perder su libertad.
    El que una sola vez, o por costumbre, hurtaba cosa de poco valor,
    y ni él la restituía, ni sus parientes la pagaban, era esclavizado.39 Si
    damos crédito a Herrera, tanto rigor hubo en la provincia de Tepeac
    y algunas otras del imperio mejicano, que una sola mazorca de maíz40
    hurtada en un camino, bastaba para hacer al ladrón esclavo del amo
    de ella.41 Para incurrir en esta pena, el padre Las Casas eleva a cin-
    co el número de mazorcas,42 y justamente censura la dañada inten-
    ción de algunos indios, pues dice que “con fraude y cautela y dolo
    muchas veces ponían 10 y 12 mazorcas o espigas de maíz cerca del
    camino para que cualquiera que pasase por él, cayese en el lazo de la
    dicha servidumbre”.43
    Aún fue más rigorosa la legislación del reino de Acolhuacan, del que
    fue capital Tetzcuco, pues su rey Nezahualcofotl, que murió en el año
    1470 de nuestra era, hizo una ley por la cual condenó a muerte a todo el
    que robaba alguna cosa en campo ajeno, siendo tan severo que esta pena
    se aplicaba aun por el hurto de siete mazorcas de maíz. Permitiose, sin
    embargo, a los viandantes pobres coger éste y las frutas de las plantas
    que se hallaban a la orilla del camino, en cantidad suficiente para satis-
    facer el hambre.44
    He hablado en el párrafo anterior de la legislación de Tepeac y de la
    del reino de Acolhuacan; y esto indica, que todas las provincias someti-
    das a los mejicanos no se rigieron generalmente por las leyes de la capi-
    tal, pues así como no se las forzaba a hablar la lengua de aquélla, tampo-
    co a adoptar sus leyes. La legislación de Tetzcuco, o sea del reino de
    Acolhuacan, fue la que más se conformó a la de Méjico, aunque difería
    de ella en muchos puntos, y era más rigorosa.45
    El que cometía algún hurto considerable, aunque sólo fuese por pri-
    mera vez, era también esclavizado en favor del dueño de la cosa sustraí-
    da; y si reincidía, castigábasele con pena de muerte.46 Al que hurtaba en
    el mercado público cosas de valor, como mantas ricas y joyas de oro, o
    en él vendía los objetos hurtados en otra parte, buscábanle con empeño
    los guardas encargados de la policía del tianguiz, que era el nombre de
    aquel mercado;47 y el primero de ellos que lo encontraba, lo hacía escla-
    vo suyo,48 si aún tenía en su poder la cosa hurtada, porque en caso con-
    trario se le mataba a palos.49
    En la región donde habitaban los mixtecas, se esclavizaba a los deu-
    dores insolventes.50
    Cuando los españoles llegaron a Tlaxcala, vieron que los tlaxcaltecas
    tenían esclavos indios; y como sus matrimonios eran lujosos, los parien-
    tes del novio regalaban a la novia, entre otras cosas, esclavos y escla-
    vas.51 En la muerte de los señores acostumbraban, a semejanza de los
    antiguos escitas, arrojar vivas en la hoguera junto con el cadáver las
    mujeres que más quería, y algunos esclavos y esclavas, para que le sir-
    viesen en la otra vida, según creían. Si no los quemaban, enterrábanlos
    entonces en los sepulcros de bóvedas que usaban, junto con las perso-
    nas indicadas.52
    En Tlaxcala también se impuso pena de muerte a los traidores y a
    sus deudos hasta el 7º grado;53 pero en las provincias de Méjico, de
    Tetzcuco y en algunas otras no morían los parientes de aquéllos, sino
    que eran esclavizados hasta el 2º grado,54 y sólo en el caso de que,
    sabedores de la traición, no la hubiesen denunciado.55
    El hombre libre que fecundaba esclava ajena, y ésta moría durante
    su embarazo, era esclavizado.56 Éralo también el que escondía o hurta-
    ba algún niño para servirse de él o venderlo como hijo suyo; y al que
    esto último hacía, confiscábansele además los bienes, dándose una mi-
    tad al niño robado, pagándose de la otra mitad al comprador el precio
    que por aquél había dado.57 Si personas libres eran robadas, éranlo con
    más frecuencia los esclavos, pues los traficantes de ellos comúnmente
    cometían el delito de plagio.58
    Cuando los vasallos no pagaban al monarca el debido tributo, des-
    pués de vencido el plazo que les daban los recaudadores, eran o sacrifi-
    cados, o vendidos para cubrir la deuda con su importe.59 Aquel que sin
    ser amo, o hijo de éste, impedía al esclavo prófugo que se acogiese al
    palacio del emperador, incurría también en la pena de esclavitud.60 Suerte
    igual corría con la confiscación de sus bienes el que vendía tierras aje-
    nas que tenía arrendadas.61

    Algunas mujeres y hombres holgazanes solían venderse a otras per-
    sonas como esclavos para continuar por algún tiempo los desórdenes de
    su vida.62 Fue costumbre entre las mujeres licenciosas el engalanarse,
    darse colores, o pintarse el rostro y los labios;63 y como ellas se entrega-
    ban al libertinaje, no por el interés, sino por sensualidad, a veces, no
    teniendo con que adornarse, vendían su libertad.64 Así en esta venta,
    como en la anterior, los esclavos comprados no empezaban a servir in-
    mediatamente, sino que el comprador les daba un plazo más o menos
    largo, pero que rara vez pasaba de un año, para que disfrutasen del
    precio que habían recibido.65
    Lo mismo acontecía con los hombres, que dados al juego de la pelota66
    y del patollique era algo semejante al de los dados,67 llegaban al extremo
    de jugar su libertad,68 como los antiguos germanos.69 El precio común de
    estas ventas eran 20 mantas, las cuales formaban una carga de ropa, lla-
    mada cenanquimilli; y como todas no eran del mismo tamaño, dábanse
    ya más pequeñas, según la calidad de la persona comprada.70
    Además de las mantas, los mejicanos se sirvieron de otras materias
    para su comercio y la compra de esclavos. Robertson, en el libro VII de
    su Historia de América, dice que en Méjico no se conoció el uso de la
    moneda, pero éste es uno de los errores de su obra. El comercio de
    aquella nación se hacía, no sólo por permuta, sino por verdadera venta
    monetaria, pues los mejicanos emplearon varias especies de moneda,
    aunque no acuñada. La más abundante y general de todas fue el cacao
    en grano: un saco con 8 000 de ellos se llamó xiquipil, y los comercian-
    tes, para comprar cosa de algún valor, tenían sacos de tres xiquipiles, o
    24 000 granos. Otra especie de moneda consistía en cañoncitos de plu-
    ma de ocha (italiano ¿ganso?), llenos de granitos o polvo de oro, cuyo
    valor variaba en razón de su tamaño. Los objetos de poco valor se com-
    praban con ciertas telillas de algodón llamadas patolguachtli. Cortés
    descubrió que en algunas provincias se servían de piececitas de estaño
    muy delgadas en forma de T.71
    También la miseria forzaba a muchos indios a vender su libertad y la
    de sus hijos;72 bien que la venta era nula, si éstos no consentían.73 En
    las de los hijos dice Torquemada: “acontecía muchas veces que habien-
    do servido aquel hijo algunos años, parecíales que era bien repartir el
    trabajo y daban al Señor otro de sus hijos, y sacaban de servidumbre al
    primero, y no sólo holgaba de ello el amo, más daba por el que entraba
    de nuevo en su servicio otras tres, ó quatro mantas, ó cargas de maiz”.74
    Estas ventas de los indios pobres y de sus hijos se multiplicaban
    lastimosamente en tiempos de hambre. En las dos terribles que afligie-
    ron una parte del imperio mejicano bajo los reinados de Moctezuma I y
    Moctezuma II, vendiéronse los hombres unos a otros por una corta can-
    tidad de maíz. En la primera, acaecida en 1452, viendo aquel monarca
    que le era imposible socorrer a sus vasallos, y que muchos se hacían
    esclavos para sustentarse aun por sólo dos o tres días, mandó que nin-
    gún hombre libre pudiera venderse por menos de 500 mazorcas de maíz,
    ni mujer por menos de 400.75
    Otro modo particular de esclavitud, llamada huehuetlatlacoli, que
    en lengua mejicana significa culpa o servidumbre antigua, consistía
    en que una o dos familias acosadas de la miseria se juntaban para ven-
    der uno de sus hijos, y repartir el precio entre sí, obligándose cada
    una de ellas a reponer el esclavo, aun cuando muriese. Esta obligación
    era trasmisible a sus descendientes; sólo se eximían de ella si el escla-
    vo moría en casa del amo, o si éste tomaba algo de lo que aquél tenía;
    pero el amo, para conservar siempre su derecho, no cogía nada perte-
    neciente al esclavo, ni menos permitía que éste habitase en su casa. Si
    después de algunos años de servicio, el hijo esclavo deseaba descansar
    o casarse, entonces pedía a las familias que lo habían vendido que otros
    miembros de ellas entrasen a servir en su lugar por cierto tiempo;
    pero aun en el caso de que otro lo reemplazare, ni él, ni la mujer con
    quien se casaba, quedaban exentos de la obligación primitiva.76 Ha-
    biéndose abusado de la ley que autorizaba esta especie de esclavitud,
    y temiéndose los excesos que se hubieran cometido con el hambre de
    1505, Nezahuelpilli, rey de Acolhuacan, la abolió, libertando de todo
    compromiso a las familias obligadas, y lo mismo hizo Moctezuma II en
    otras partes de su imperio.77
    Para evitar fraudes, las ventas de personas libres o de esclavos se
    hacían comúnmente en presencia de cuatro o más testigos ancianos; los
    cuales intervenían también en fijar el precio entre el comprador y el
    vendedor.78
    Hombre hubo de mala fe que se vendía dos veces a distintas perso-
    nas para participar de doble precio. En este caso, el esclavo era del amo
    que lo había comprado delante de testigos y con otras seguridades; pero
    si las dos ventas se habían hecho con los mismos requisitos, entonces se
    declaraba propiedad del primer comprador.79
    Vendíanse los esclavos no sólo en lugares privados, sino en los mer-
    cados públicos;80 y la vez primera que los españoles entraron en Méjico,
    vieron en la gran plaza de aquella ciudad muchos esclavos y esclavas de
    venta, sueltos unos, y atados otros en unas varas largas y con collares al
    pescuezo para que no se huyesen.81
    Pero el mercado más famoso del imperio no estaba en Méjico, sino
    en Aztcapotzalco, provincia de Xicalanco, distante algunas leguas de
    aquella capital. Los tetzcucos ligados con los aztecas, destruyeron la
    ciudad de Aztcapotzalco, capital del rey Maxtla de la raza de los
    tepanecos, y en el campo desierto que quedó se estableció el gran mer-
    cado de esclavos, al que acudieron después los pueblos de Anáhuac.82

    “Allí —dice Sahagún83 —, havia ferias de esclavos, allí havia feria de
    ellos, y allí los vendían los que tratavan en esclavos, y para venderlos
    aderezávanlos con buenos atavíos á los hombres, buenas mantas y
    maxtles y sus cotaras muy buenas: ponian sus bezotes de piedras pre-
    ciosas, y poníanles sus orejeras de cuero hermosas con pinjantes, y
    cortábanles sus cabellos como suelen los capitanes cortárselos; y
    poníanles sus sartales de flores y sus rodelas en las manos, sus cañas de
    perfumes que andaban chupando, y andaban bailando ó haciendo areyto
    de esta manera compuestos. Y los que vendían mugeres tambien las
    ataviaban; vestianlas de muy buenos vipiles, y ponianlas sus enaguas
    ricas, y cortábanlas los cabellos por devajo de las orejas; una mano o
    poco más todo al rededor. El tratante comprava y vendia los esclavos,
    alquilava los cantores para que cantasen y tañesen el Teponaztli para
    que bailasen y danzasen los esclavos en la plaza donde los vendian; y
    cada uno de estos tratantes ponia los suyos para que aparte bailasen.
    Los que querian comprar los esclavos para sacrificar y comer, allí iban á
    mirarlos quando andavan bailando y estavan compuestos, y al que veian
    que mejor cantava y mas sentidamente danzaba conforme al son, y que
    tenia buen gesto y buena disposicion, que no tenia tacha corporal, ni era
    corcobado, ni gordo demasiado, y que era proporcionado y bien hecho
    en su estatura, como se contentase de algun hombre ó muger, luego
    hablaba al mercader sobre el precio del esclavo. Los esclavos que ni
    cantaban ni danzaban sentidamente, dábanlos por 30 mantas; y los que
    cantaban y danzaban sentidamente y tenían buena disposición dábanlos
    por 40 quachtles ó mantas. Habiendo dado el precio que valia el esclavo,
    luego el mercader le quitaba todos los atavios con que estaba compues-
    to, y poniale otros atavios medianos, y asi las mugeres en sus atavios; lo
    cual llevavan los que los compravan aparejados, pues que sabian que les
    habian de quitar el atavio conque estavan ataviados. Y llegando á su
    casa el que los llevara comprados, echávalos en la carcel de noche, y de
    mañana sacávalos de la carcel; y á las mugeres davanlas recaudo para
    que ilasen entre tanto que llegaba el tiempo de matarlas: á los hombres
    no les mandaban que hiciesen trabajo alguno. El que compraba escla-
    vos hombres, ya tenia hechas unas casas nuevas, tres ó cuatro, y hacia á
    los esclavos que bailasen en los tlapancos cada día. Y este que havia
    comprado los esclavos para hacer convite con ellos, despues de haber
    llegado todas las cosas necesarias para el convite y de tenerlas guarda-
    das en su casa, asi las que se havian de comer como las que se havian de
    dar en dones a los convidados, como son mantas que se havian de gastar
    en el banquete hasta 800, ó 1 000 mantas de muchas maneras, y maxtles
    400 de los ricos, y otros muchos que no eran tales (...) Y después de esto
    daban dones á los mercaderes de los principales que havian venido al
    convite de otros pueblos que eran 12 pueblos, y estos eran tratantes en
    esclavos y escojidos entre muchos; y despues de estos davan dones á las
    mugeres mercaderas y tratantes en esclavos”.
    Vendíanse en los mercados esclavos de ambos sexos y de diferentes
    edades; y cuando los principales mercaderes, a quienes se llamó tealtia-
    coanianie, recorrían varios países, pasando por algún territorio enemi-
    go, vestíanlos con armas defensivas para que no se los matasen.84 Los
    comerciantes eran tenidos en gran estima, y hombres y mujeres se die-
    ron al tráfico de esclavos.85
    La guerra, fuente muy fecunda de esclavitud en las antiguas nacio-
    nes del viejo continente, no lo fue en el imperio mejicano. Ella le dio
    pocos esclavos, y tanto menos, cuanto más nos acercamos a la época del
    descubrimiento y conquista de los españoles. Esta anomalía no provino
    de que las razas que habitaron aquel vasto territorio, hubiesen sido to-
    das pacíficas. Los aztecas o antiguos mejicanos, que se cree bajaron del
    norte y que llegaron a las fronteras de Anáhuac a principios del siglo XIII,
    siempre se distinguieron por su valor y aun ferocidad; y este espíritu
    guerrero fomentado y tenido en gran honor,86 llevolos poco a poco a la
    conquista de las razas que ocupaban aquella región hasta las playas del
    golfo que hoy llamamos mejicano. A primera vista parece que tantas
    guerras como tuvieron los aztecas, debieron darles muchos esclavos, y
    que la civilización que alcanzaron, influiría en que respetasen la vida de
    los prisioneros para servirse de ellos; pero su carácter feroz y la reli-
    gión sanguinaria que profesaron, los arrastró, no a mantener esclaviza-
    dos a los vencidos, sino a inmolarlos casi todos en los altares de sus
    dioses.
    De las razas primitivas que poblaron el Anáhuac, los toltecas fueron
    los menos bárbaros y de ellos emanó la civilización que encontraron los
    europeos en aquel país al tiempo de la conquista.87 Sus ofrendas a los
    dioses que adoraban, consistían en maíz, frutas, gomas olorosas, y algu-
    nos animales, sobre todo, codornices. Este rito adoptaron al principio
    los aztecas o mejicanos, y de aquellas aves inmolaron muchas a sus
    divinidades.88
    El sol y la luna fueron las de los chichimecas. Durante mucho tiem-
    po, ellos no les ofrecieron sino flores, frutas, hierbas y copal; y sólo sa-
    crificaron hombres, cuando el contagioso ejemplo de los mejicanos alte-
    ró su religión.89 ¿Pero de dónde tomaron éstos tan bárbaro rito? La
    historia no lo dice; mas, se puede inferir que nació de sus crueles instin-
    tos, del espíritu belicoso que los había familiarizado con la sangre, del
    odio a sus enemigos y del fanatismo de sus sacerdotes. No es, pues,
    extraño que los aztecas hubiesen inmolado víctimas humanas, porque lo
    mismo hicieron otros pueblos bárbaros de la Antigüedad, y lo mismo
    hacen hoy algunas tribus salvajes indias y africanas: lo que sí asombra
    es el número prodigioso de hombres que sacrificaron en sus altares;
    número que si en su inmensa mayoría se compuso de prisioneros escla-
    vizados, a veces se llenó, cuando éstos faltaban, con algunos delincuen-
    tes y esclavos expresamente comprados para el sacrificio.90
    Según Clavijero, los aztecas fundaron la ciudad de Méjico en el año
    1325 de la era cristiana, y poco antes fue cuando sacrificaron por prime-
    ra vez un corto número de prisioneros de guerra.91
    Raros en su origen estos sacrificios, aumentáronse poco a poco has-
    ta que corrió la sangre a torrentes en sus numerosas fiestas religio-
    sas,92 en la consagración de sus templos y en la coronación y funerales
    de sus reyes y señores. Ya el objeto de sus guerras no fue tanto por
    engrandecerse, cuanto por hacer prisioneros para el sacrificio.93 “Los
    Dioses tienen hambre”, decían a veces los sacerdotes al monarca; y si
    en el furor de los combates se derramaba menos sangre, era por el inte-
    rés de coger vivos a los enemigos, para ofrecerlos en holocausto a sus
    dioses sanguinarios. Cuando Cortés preguntó a Moctezuma “¿cómo sien-
    do tan poderoso y habiendo conquistado tantos reinos, no había sojuz-
    gado la provincia de Tlaxcala, que tan cerca estaba?” Moctezuma le res-
    pondió que por dos razones: la una, por tener en qué ejercitar la juventud
    mejicana, para que no se criase en ocio y regalo: la otra, y principalmen-
    te, porque había reservado aquella provincia para sacar cautivos que
    sacrificar a sus dioses.94 Ningún rescate podía librar al cautivo del sa-
    crificio, y el valor de un guerrero mejicano se graduaba por el número
    de prisioneros que hacía.95
    El modo ordinario del sacrificio era abrir la víctima por el pecho y
    sacarle el corazón; pero a veces, ora se la ahogaba en el lago de Méjico,
    ora se la hacía morir de hambre, encerrándola en las cavernas de los
    montes, ora, en fin, combatiendo como los gladiadores de la antigua
    Roma.96
    Cuando llegaba la hora tremenda de consumar el sacrificio del primer
    modo indicado, seis sacerdotes con las manos, rostro y cuerpo pintados
    de negro, hacían subir al cautivo al atrio del templo. Cinco de aquéllos
    vestían mantos blancos recamados (ricamati) de negro, con la frente ar-
    mada (adornada o ceñida) de cotellini de papel de varios colores, y con
    largas y revueltas cabelleras. El sexto sacerdote, que era el gran
    sacrificador, llevaba un manto rojo, símbolo de su sanguinario ministerio,
    una corona en la cabeza, de hermosas plumas verdes y amarillas, y en la
    mano un cuchillo formidable de una materia volcánica, dura como el pe-
    dernal.97 Tendíase a la víctima boca arriba sobre una gran piedra de jas-
    pe, de más de cinco pies de largo, tres de ancho, otro tanto de alto, y un
    poco convexa por la parte superior para que el pecho le quedase promi-
    nente. En esta posición, cuatro de los sacerdotes le sujetaban los pies y
    las manos, otro le apretaba la garganta contra la piedra echándole una
    media argolla de madera en forma de serpiente, y el sexto armado de
    cuchillo, le abría el pecho con una prontitud asombrosa, metiendo la mano
    por la herida, le arrancaba el corazón, que caliente y palpitante ofrecía al
    sol, y después lo arrojaba a los pies del ídolo del templo.98 Esta muerte
    horrible sufrieron en la noche triste muchos de los españoles compañeros
    de Cortés, y sus carnes después del sacrificio fueron devoradas como de
    costumbre, en un banquete sagrado.99 Tal fue el modo ordinario de los
    sacrificios entre los aztecas; pero hubo casos en que la víctima era inmo-
    lada con ceremonias diferentes y de una manera más cruel.100
    La bárbara costumbre de los sacrificios humanos no sólo existió en
    muchos pueblos de América, sino en otros del viejo continente.
    Los cananeos inmolaron cruelmente a los niños en los brazos de su
    ídolo Moloch.101 Víctimas humanas sacrificaron también los moabitas.102
    Lo mismo hicieron por hecatombes algunos pueblos de la antigua Espa-
    ña. Los galatas sacrificaron cada cinco años los malhechores a sus dio-
    ses, ya empalándolos, ya consumiéndolos en hogueras, y suerte igual
    experimentaron sus prisioneros de guerra.103
    Los escitas, además de caballos y otros animales, ofrecieron al dios
    Marte algunos de sus prisioneros.104
    Aquí aparece el escita menos feroz que el mejicano, porque aquél no
    devoraba como éste las carnes de la víctima en un banquete solemne.
    Los antiguos germanos sacrificaban en ciertos días víctimas huma-
    nas a Mercurio, que era su principal divinidad,105 y lo mismo hicieron
    los antiguos galos.106
    Los árabes inmolaron hombres a sus divinidades, y todavía en el
    sig1o sexto duraban entre ellos estos sacrificios.107
    Viniendo a nuestros días, vese en África que algunas naciones prac-
    tican sacrificios humanos; y entre ellos, ninguna es tan conocida de los
    europeos, ni goza de tan funesta celebridad como la de Dahomey en la
    costa occidental de aquel continente.
    Pero se dirá, que todas las naciones hasta aquí mencionadas vivieron
    en la barbarie, y que los mejicanos, que inmolaron hombres como ellas,
    no tuvieron por cierto la civilización que tanto se pondera. Nada sería
    más erróneo que este argumento, porque las supersticiones religiosas
    tienen un imperio tan poderoso sobre el corazón humano, que a veces
    sobreviven muchos siglos a la época en que los pueblos que las practi-
    can han salido ya de la barbarie. ¿No subió el antiguo Egipto a una
    civilización muy elevada? Pero al mismo tiempo, ¿no estuvo en contra-
    dicción con ella el absurdo y ridículo sistema religioso que profesó? Si
    no puede afirmarse que ese pueblo hubiese manchado su culto con san-
    gre humana, otros, ciertamente, a quienes no cuadra la denominación
    de bárbaros la derramaron también en honor de sus divinidades.
    La antigua India, a pesar de su adelantada civilización, celebró sa-
    crificios humanos, y sus dioses hallaban la sangre de las víctimas sabro-
    sa como la ambrosía.108 Los battas, en la isla de Sumatra, aunque ya
    civilizados, se comían por su precepto religioso a sus más próximos pa-
    rientes viejos y enfermos.109
    Los persas enterraban gente viva, y a veces era para sacrificar a los
    dioses.110 Los antiguos griegos del continente y de las islas sacrificaron
    a sus dioses víctimas humanas,111 y en la Arcadia todavía se inmolaban
    en tiempo de Eusebio.112
    Los mismos hebreos, ese pueblo escogido de Dios, olvidándose de
    las leyes, y entregándose a una idólatra apostasía, sacrificaron a sus
    hijos a los dioses de Canaán.113
    Iguales sacrificios hicieron los fenicios a Saturno en tiempo de guerra
    y de otras calamidades.114
    Los cartagineses, que fueron uno de los pueblos más célebres de la
    Antigüedad, inmolaron a Kronos, no ya los prisioneros de guerra, sino
    los hijos de las familias más distinguidas de Cartago.115 Y todavía prac-
    ticaron estos sacrificios en tiempo de Eusebio.116
    Hombres sacrificaron a Júpiter y a Apolo los antiguos romanos;117 y
    si damos crédito, a Porphiro,118 ellos no abolieron enteramente esta prác-
    tica sanguinaria hasta el año 657 de la fundación de Roma.
    Robertson, en el libro VII de su Historia de América, atribuye los
    sacrificios de los mejicanos, no a su bárbaro estado, pues que él recono-
    ce los adelantamientos sociales que habían hecho, sino al sistema reli-
    gioso que adoptaron. En su concepto, todos los países donde se adora
    como divinidad al sol, la luna y otros objetos de la naturaleza, el espíritu
    de superstición es dulce; pero cuando se rinde un culto religioso a seres
    quiméricos, hijos de la imaginación y del temor del hombre, entonces la
    superstición toma unas formas extrañas y feroces. La primera de estas
    religiones, dice él, fue la de los peruanos; la segunda, la de los mejica-
    nos; y he aquí, dice él también, por qué éstos inmolaron hombres; mas,
    no aquéllos.
    Este raciocinio de Robertson, por más filosófico que parezca, es com-
    pletamente falso. Que se derrame o no sangre humana en el culto de los
    pueblos idólatras, esto no depende de que los seres a quienes ellos ado-
    ran, sean objetos naturales, o puramente quiméricos, sino de las ideas
    supersticiosas que los obcecan y obligan a tributar adoraciones de
    aqueste o del otro género. El hombre en su pequeñez, deseando hacerse
    propicia la divinidad que rige el universo, juzga que las ofrendas que le
    consagra, cuanto más nobles y más preciosas, tanto más aceptables le
    serán; y como nada en la creación es comparable al hombre, él creyó en
    su delirante fanatismo, que a veces debía derramar en los altares la
    sangre de sus semejantes.
    Si volvemos la vista a los pueblos que en el nuevo continente ofrecie-
    ron víctimas humanas, encontramos que algunos de ellos adoraron ob-
    jetos naturales. Culto rindieron al sol los indios que habitaban la Flori-
    da entre los 30º y 35º de latitud septentrional; y, sin embargo, a él le
    sacrificaban los prisioneros de guerra.119 A ese astro contaron también
    entre sus divinidades los mismos mejicanos, y por eso, en el acto del
    sacrificio, el gran sacrificador le ofrecía el corazón de la víctima.
    En el espacio comprendido entre la península de Yucatán y Gua-
    temala habitaron varias naciones, y una de las principales de ellas,
    llamada de los indios lacondones, adoraba también al sol, a cuyo as-
    tro se ofrecía el corazón de sus prisioneros del mismo modo que los
    mejicanos.120
    Los itzaes, otra de las naciones de aquella región, tuvieron mucha
    variedad de sacrificios, y uno era el que se hacía al ídolo Hobo. Era éste
    de metal hueco, como Moloch entre los cananeos, abierto por las espal-
    das y con los brazos tendidos. Encerrábase en él la víctima, y aplicándo-
    le fuego, quedaba allí hecha cenizas; y para que nadie tuviese compa-
    sión de los lamentos de la víctima, los sacerdotes durante el sacrificio,
    bailaban, gritaban, y tañían sus estrepitosos instrumentos. A los padres
    y parientes hacíaseles bailar con los demás circunstantes mientras du-
    raba tan horrible sacrificio.121
    Los indios del Nuevo Reino de Granada adoraron al sol y a la luna
    como dos divinidades creadoras del universo; pero ya hemos visto que a
    veces regaron sus templos con la sangre de los muchachos.122
    Los mismos peruanos, cuya religión nos presenta Robertson tan
    inmaculada, no estuvieron del todo exentos de sacrificios humanos, pues
    cuando los incas estaban enfermos, o iban a la guerra, solieron inmolar-
    se niños de la edad de 4 a 10 años, para que aquéllos alcanzasen la salud
    o la victoria.123
    Al coronarse los incas, sacrificábanse 200 niños, ahogándolos y en-
    terrándolos unas veces, o degollándolos otras, con cuya sangre untábanse
    los sacerdotes de oreja a oreja. En esa solemnidad inmolábanse tam-
    bién las vírgenes Mamaconas del templo. Cuando estaba enfermo algún
    indio principal y el sacerdote decía que había de morir, sacrificaban al
    hijo diciendo: “que se contentase el ídolo con él y que no quitase la vida
    al padre”.124
    En otros casos sacrificaron también los peruanos víctimas humanas;
    mas, no hay necesidad de prolongar esa lista fúnebre.
    El célebre historiador escocés tuvo poco acceso a las fuentes origi-
    nales y no leyó todo lo que debió leer para escribir la historia de Améri-
    ca. Acaso en este punto siguió al inca Garcilaso de la Vega, quien niega
    en la parte 1ª, libro II, capítulo IX de sus Comentarios Reales, que los
    peruanos se hubiesen manchado con esos sacrificios. Pero Garcilaso fue
    por su madre descendiente de los incas del Perú e interesado en repeler
    tan grave cargo contra la memoria de sus progenitores; su testimonio
    debe mirarse con desconfianza, y tanto más, cuanto que autores que
    conocieron las costumbres de aquellos indios, afirman positivamente lo
    contrario. Fray Vicente de Valverde, obispo del Cuzco, dice en una carta
    interesante que escribió a Carlos V: “Sacrifican ovexas y palomas al sol,
    porque entre los señores principales y en la mayor parte de la tierra no
    sacrificaban hombres ni adoraban ídolos sino al Sol, aunque en algunas
    provincias sugetas a este señor [al inca del Cuzco] sacrifican ombres y
    adoran ídolos”.125
    Acerca del número de víctimas sacrificadas en Méjico, hay gran di-
    vergencia entre los autores. Los primeros religiosos franciscos que lle-
    garon a Méjico muy poco después de la conquista, calcularon en casi
    2 500 los hombres y los niños inmolados anualmente en aquella capital
    y en algunos pueblos circunvecinos de la laguna.126 Pero este cómputo
    es muy incompleto, pues solamente comprende una parte del imperio.
    Las Casas en su impugnación al doctor Sepúlveda, dice que el número
    de víctimas era muy corto. Zumárraga, primer obispo de Méjico, en una
    carta que escribió en 12 de junio de 1531 al Capítulo General de su Or-
    den, reunido en Tolosa de España, eleva a 20 000 el total anual en sólo la
    ciudad de Méjico.127 Clavijero cree que no es excesivo calcular en 20 000
    los sacrificios anuales.128 López Gomara, llevado de lo que otros dicen,
    opina que hubo años hasta de 50 000.129 Herrera, más circunspecto, no
    se atreve a fijar cantidad anual; pero dice que hubo vez en que las vícti-
    mas pasaron de 5 000 y aun 20 000.130
    Autores muy versados en las antigüedades mejicanas, como
    Torquemada y don Fernando de Alba, nombre que se dio al indio
    Ixtlilxóchitl, elevan el primero131 a 72 344 y el segundo132 a 80 400 los
    prisioneros inmolados en pocos días, cuando en el año de 1486 se cele-
    bró la consagración del gran templo de Méjico. Con estas cifras no con-
    cuerda la Explicación del Código Telleriano-Remense, pues en ella se
    afirma que entonces sólo fueron sacrificados 4 000 prisioneros.133 Pres-
    cott134 no cree que entonces se hubiesen sacrificado tantas víctimas, y
    fúndase en que los prisioneros se habrían sublevado para no dejarse
    matar como carneros, y en que la corrupción de los cadáveres habría
    ocasionado una peste. Yo tampoco creo en tales exageraciones; pero no
    por las dos razones que él expone. En cuanto a la primera, es de adver-
    tir, que ni todos los cautivos estarían juntos, sino esparcidos en varios
    lugares; ni que se sacarían todos de un golpe, puesto que los sacrificios
    duraron cuatro días consecutivos. Tomaríanse, además, con ellos todas
    las precauciones posibles para que no se sublevasen o escapasen. La
    nación mejicana era populosa y guerrera; y como la fiesta que entonces
    se celebró fue una de las más solemnes, acudirían a la capital muchos
    habitantes de otros pueblos; y este extraordinario concurso facilitaba
    los medios de consumar aquel sacrificio con toda seguridad. Clavijero
    dice que en concepto de algunos autores, 6 millones de personas asistie-
    ron a esta gran fiesta, número que aunque, en su juicio, puede ser exa-
    gerado, no le parece absolutamente inverosímil.135 Yo no creo en tales 6
    millones; pero sí admito que la concurrencia sería muy numerosa y más
    que suficiente para impedir que los cautivos se sublevasen. En cuanto a
    la peste, muchos cadáveres serían devorados, según costumbre, en el
    banquete sagrado que se hacía después del sacrificio; y los restantes
    serían transportados a puntos diferentes para impedir su acumulación,
    o enterrados o quemados, como se practicaba con otros muertos.
    Para mí, la verdadera dificultad consiste en el prodigioso número de
    víctimas que se señala; porque cuando se celebró la consagración del
    gran templo en 1486, ya estaban terminadas las conquistas del vasto
    país que formaron aquel imperio, pues a excepción de Tlaxcala, todos
    los pueblos obedecían ciegamente al monarca de Méjico: de manera que
    de ellos ya no se podían sacar cautivos. Y si Tlaxcala no sucumbió tam-
    bién, fue porque de intento se la dejó independiente para guerrear con
    ella, ejercitar, como se ha dicho, en las armas a la juventud mejicana y
    coger prisioneros para el sacrificio. ¿Pero esto mismo no prueba que ya
    eran muy pocas las guerras exteriores, y que por lo mismo había gran
    dificultad en hacer cautivos? Muy raras debieron también de ser las
    insurrecciones intestinas, por el grado de profunda sumisión a que esta-
    ban reducidas las provincias subyugadas; y esto demuestra, que ya es-
    taban casi agotadas las fuentes de donde se sacaban las víctimas huma-
    nas. Para reunir todas las que entonces se inmolaron, fue preciso ir
    reservando los prisioneros que se hicieron en las guerras de los cuatro
    años anteriores;136 pero este número no pudo ser tan grande como se
    supone, así por las razones ya expuestas, como por la multitud de sacri-
    ficios que hacían los mejicanos en las frecuentísimas fiestas que anual-
    mente celebraban.
    En medio de tanta incertidumbre, hay un dato que derrama mucha
    luz sobre el número aproximado de las víctimas que hubo en la consa-
    gración del gran templo en 1486. “Para hacer —dice Clavijero— con
    mayor aparato tan horrible sacrificio, las víctimas se pusieron en dos
    filas, cada una de casi milla y media, las cuales empezaban en las calles
    de Tacuba y de Iztapalapan y terminaban en el mismo templo, y según
    que a él iban llegando, eran sacrificadas”.137
    Esas dos filas de casi milla y media, cada una forman casi tres; o sea,
    casi una legua. Al fin que me propongo cumple más bien aumentar que
    disminuir la distancia: por eso tomaré entera la legua, pero no francesa,
    sino española, que es más larga, y cuya longitud es de 5 555 metros, 55
    centímetros. Computando que en cada metro se colocaron tres cauti-
    vos, resulta un total de 16 666; pero aun exagerando el cálculo, y supo-
    niendo que en cada metro entrasen cuatro cautivos, el total de ellos
    sería de 22 222: número que dista inmensamente de esas decenas de
    miles de que hablan algunos autores.
    Por más que se rebaje el número de víctimas inmoladas en aquella
    gran solemnidad y en los sacrificios anuales, es innegable que en nin-
    gún país de América ni acaso del mundo, se derramó en período igual
    tanta sangre humana a nombre de la religión, como en el imperio de
    Anáhuac; y que sin esta bárbara costumbre, la esclavitud habría toma-
    do en él mayor extensión, pues que a ella hubieran sido condenados
    muchos de los prisioneros que recibieron la muerte.
    Ni a éstos se limitaron aquellos sacrificios, pues en ciertas ocasiones
    se compraron esclavos para inmolarlos. Celebraban los mercaderes una
    fiesta particular llamada panquezaliztli, cuyas víctimas eran esclavos
    de ambos sexos en número igual, comprados en el gran mercado público
    de Azcapuzalco. Llamose a esos esclavos tlaaltiltin, que quiere decir
    lavados, porque se les lavaba y engordaba, para que cuando se les mata-
    se y comiese, sus carnes fuesen sabrosas, las que se servían cocidas con
    maíz también cocido, en el gran banquete a que asistían los principales
    traficantes de esclavos, escogidos de entre muchos pertenecientes a
    varios pueblos del imperio.138
    La feroz superstición mejicana llegó al extremo de sacrificar hasta
    los niños esclavizados, pues los sacerdotes los compraban para celebrar
    con ellos las fiestas de las divinidades del agua; y las madres obcecadas
    por el más cruel fanatismo consentían gustosas en la venta y el sacrifi-
    cio de sus tiernos hijos. En el monte de Coactepec estaban colocadas las
    estatuas de aquellos dioses, y allí se les ofrecía la sangre y el corazón de
    los niños, cuyas carnes después del sacrificio eran devoradas en un convi-
    te por los señores y los sacerdotes.
    El primer mes del calendario mejicano, que corresponde a nuestro
    febrero, “hacían —dice Torquemada—, fiesta a los dioses del agua lla-
    mados Tlaloc o Tlalocatecuhtli. Al segundo día de este mes, se juntaba
    todo el pueblo a la celebración de su fiesta, en la cual hacían muchas y
    varias ceremonias, y las acompañaban con diversidad de sacrificios; y
    por razón de tenerlo por dioses de las pluvias y aguas, ocupábanse este
    día y todos los demás de el dicho mes en comprar niños tiernecitos, que
    aún estaban a los pechos de sus madres, para sacrificarlos en los mon-
    tes, de donde imaginaban, que el agua les venía, y les parecía que las
    nubes se engendraban, en las cuales tenían creído que los dichos
    Tlaloques estaban y presidían. De estos niños comprados hacían luego
    sacrificio, gastando en él parte de ellos, pero no todos; y los que res-
    taban, iban sacrificando por espacio y tiempo de tres meses, que según
    esto, era esta matanza y sacrificio, en los otros dos meses suyos, que
    corresponden al nuestro de marzo y parte de abril, que es el tiempo
    cuando ya las aguas en esta tierra y reino comienzan con alguna fre-
    cuencia, para sustentar los sembrados y sementeras. Mientras algunos
    de estos niños no se sacrificaba, no se le quitaba a la madre, y le criaba,
    hasta que llegaba el día de su ofrenda y muerte(...) Cuando llevaban
    estos niños al sacrificio, iban en hombros y literas muy enramadas y
    compuestas de flores y rosas; y de ellos echaban en esta ciudad de Méjico,
    en el remolino de la laguna, y los otros llevaban al desierto y monte de
    Coactepec, a hacer de ellos el ordinario sacrificio. Llevábanlos con mu-
    cha música, así de instrumentos musicales como de cantos e himnos
    hechos y compuestos para aquel propósito. Este mes mataban otros
    muchos cautivos a honra de los dioses Tlaloques”.139
    Inmolábanse los esclavos, no sólo en las ceremonias religiosas, sino
    en los funerales de sus amos. Fue costumbre entre los grandes señores
    mejicanos tener altares en sus casas y emplear exclusivamente uno de
    ellos, en encender el fuego sagrado, y quemar aromas en él. Cuando el
    amo moría, este esclavo junto con otros así de aquél como de los señores
    convidados, eran a veces sacrificados hasta en número de 100 y de 200,
    para que le acompañasen y sirviesen en la otra vida; y estos sacrificios
    se renovaban al día 5º, 20º, 40º, 60º y 80º, después de haber sido quema-
    do el cadáver en la pira que se preparaba en el atrio del templo. Acos-
    tumbrose también a la muerte de un señor, convidar a su entierro a los
    demás señores de las provincias, quienes llevaban regalos de ricas man-
    tas, plumas verdes y esclavos.140 Las primeras servían para envolver el
    cadáver; las segundas, para adornarle, y los últimos, para inmolarlos a
    los manes del difunto.
    Al contemplar el terrible sacrificio de los esclavos, bien pudiera creer-
    se que la esclavitud fue muy cruel entre los mejicanos; pero nada sería
    más erróneo. El corazón del hombre, y particularmente el del hombre
    semi-civilizado, es un conjunto de inconsecuencias y contradicciones; y
    el mejicano, que tan sanguinario era con los esclavos delante de los al-
    tares, en el doméstico les trató con mucha humanidad y dulzura.
    Las leyes les protegieron, y el hombre que los mataba, sufría
    pena de muerte.141 Sus tareas fueron pocas y moderadas;142 podían ca-
    sarse, tener familia, bienes y aun esclavos, sin que su amo pudiese ser-
    virse de ellos, ni impedirles que los comprasen,143 Muchos amos al mo-
    rir los dejaban libres;144 otros frecuentemente se casaban con sus esclavas
    y las amas viudas, con sus esclavos. Cuando éstos eran muchachos se
    les miraba como hijos. La esclavitud del padre o de la madre, o de en-
    trambos, en nada afectaba al hijo, y éste, por consiguiente, nacía libre;145
    cosa que jamás se vio ni aun en las naciones más civilizadas de los tiem-
    pos antiguos y modernos. Los amos generalmente conservaban en su
    poder a los buenos esclavos, pero solían regalarlos como en las grandes
    fiestas que se celebraban, cuando algunos indios de Tlaxcala, Méjico y
    otros pueblos de aquella laguna eran armados de caballeros por servi-
    cios a la patria, en cuyas funciones los nuevamente condecorados ha-
    cían presentes a los otros caballeros.146 A los esclavos viciosos o que se
    huían, el amo antes de venderlos los amonestaba dos o tres veces delan-
    te de testigos; pero si no se corregían, entonces se les echaba al pescue-
    zo una media argolla de madera y se les vendía en el mercado. Si des-
    pués de haber cambiado dos o tres veces de amo aún no se enmendaban,
    vendíaseles para el sacrificio.147 Los esclavos de argolla al pescuezo que
    se huían de la prisión, alcanzaban su libertad si se acogían al palacio del
    emperador.148
    Cuando los señores se aparejaban para la guerra, sentenciaban a
    muerte a los esclavos que estaban presos por algún delito grave; pero
    también libraban de la cárcel a los injustamente retenidos en esclavitud
    y éstos inmediatamente se iban a bañar en señal de que eran libres.149
    En el signo del mes del año en que los mejicanos celebraban la fiesta
    del dios Tezcatlipoca no se podía maltratar a ningún esclavo, pues el
    amo lo prohibía bajo graves penas a todos los miembros de su familia.
    Desde la víspera de la función se quitaban las colleras a todos los pre-
    sos, se les bañaba, enjabonaba y limpiaba la cabeza, y el amo los ob-
    sequiaba como si fuesen los hijos queridos de aquel dios.150
    Tan desinteresada y generosa fue la esclavitud de los mejicanos con
    sus esclavos, que cuando Carlos I mandó libertar a los indígenas injus-
    tamente esclavizados por los españoles, los indios ya cristianos y pro-
    pietarios de esclavos de su misma raza, cediendo a los consejos de los
    religiosos misioneros, no sólo los libertaron voluntaria y gratuitamente,
    puesto que a ellos no se refería la orden de aquel monarca, sino que les
    proporcionaron medios con que subsistir en su nueva vida. Otros que
    antes habían vendido algunos de esos esclavos, los buscaron con dili-
    gencia para rescartarlos con su dinero y si no los encontraban, o repar-
    tían entre los pobres el precio en que los habían vendido, o libertaban
    en su lugar a otros esclavos.151 ¡Ejemplo digno de ser imitado por los
    españoles que allí residían, y aun por las naciones más cultas de la tierra!
    Tales fueron las leyes del código azteca en punto a esclavitud. En él
    deben distinguirse dos partes muy diferentes: una, relativa al modo de
    adquirir esclavos; y otra, al tratamiento que se les daba. La primera es
    muy imperfecta, porque prodiga la pena de esclavitud sin guardar la
    debida proporción entre las penas y los delitos: asunto verdaderamente
    difícil, y que no podía resolver con acierto un pueblo cuya civilización
    estaba poco adelantada. La segunda parte, que más depende del cora-
    zón que del entendimiento, es digna de grandes elogios, y aunque todas
    sus disposiciones no merecen una completa aprobación, puede asegu-
    rarse que, en su conjunto, ningún pueblo antiguo ni moderno ha pre-
    sentado jamás un código tan justo y tan humano en materia de esclavi-
    tud. Empero, no se crea, que los esclavos fueron gobernados con la misma
    dulzura en todas las provincias del imperio mejicano, porque hubo algu-
    nas donde las costumbres y las pocas leyes que las regían se apartaron
    de las ideas filantrópicas de los aztecas.
    Antes de salir de Nueva España, digamos que en Yucatán eran es-
    clavizados los indios que cometían ciertos delitos.152 Ni perdieron la cos-
    tumbre de esclavizar por otras causas, aun después de la dominación
    española: así fue que los religiosos establecidos en aquella provincia,
    entre los remedios que propusieron al Consejo de Indias para atajar los
    males de aquella tierra, escribieron lo siguiente:
    “Remedio en los esclavos que hacen los naturales entre sí; lo que
    anda tan roto, que en muriendo su padre, el que más puede del pueblo,
    hace esclavos a los hijos y los vende”.153
    Si de Nueva España pasamos a países más meridionales, damos con
    el Perú, que en grandeza y civilización fue superior a Méjico; pero así
    como en éste encontraron los españoles establecida la esclavitud de los
    indios, así también en aquél.
    Atendiendo a la organización social del Perú, no hubo necesidad de
    esclavos. Todos los indios de ambos sexos estaban obligados a trabajar,
    y la pereza era castigada severamente. Empleábanse en el servicio do-
    méstico, en la agricultura, en las artes, en la explotación de las minas, y
    en todas las obras públicas.154 Por otra parte, las leyes a nadie esclavi-
    zaban por vicios o delitos, pues éstos, por leves que fuesen, se castiga-
    ban ordinariamente con penas mucho más severas, graduándose la mag-
    nitud de la culpa, menos por el daño de tercero, que por la ofensa que se
    hacía al monarca, autor supremo de toda legislación, y a quien debía
    respetarse como a un dios.155 De este modo quedaron cegadas las fuen-
    tes de la esclavitud que tan fecundas fueron en otras partes del Nuevo
    Mundo. Verdad es que los incas del Perú siempre tuvieron guerras de
    conquista156 y que dilatando con ellas los límites de su imperio desde el
    Ecuador hasta Chile, pudieron haber esclavizado muchedumbre de pri-
    sioneros; pero su política, con pocas excepciones, consistió en subyugar
    los pueblos, más con arte y con regalos que con las armas, y cuando se
    veían forzados a acudir a ellas, procuraban disminuir los males, impi-
    diendo los saqueos, perdonando a sus enemigos y admitiéndolos como
    miembros de la nación peruana.157 Sin embargo, aunque en casos de
    rebelión hubo veces que exterminaron a todos los hombres,158 otras re-
    dujeron los rebeldes a perpetua servidumbre, y de aquí nació aquella
    raza de esclavos por origen, pertenecientes a la corona, llamados
    yanaconas, y que vestían de un modo diferente al de gente libre.159
    Es innegable que la guerra dio esclavos a los pueblos situados en los
    confines septentrionales del imperio de los incas, pues cuando Francis-
    co Pizarro marchó de aquellas regiones, dio libertad en la isla de Puna a
    más de 600 personas naturales de Tumbes, que estaban destinadas, unas
    para el sacrificio y otras para la esclavitud.160 De un pasaje de Herrera
    aparece que los caciques acostumbraron esclavizar algunos indios por
    faltas leves, y que aun después de la conquista quedaron todavía restos
    de esta costumbre.161
    A su entrada en las provincias del Río de la Plata, los españoles en-
    contraron indios con esclavos.162 El hurto era una de las causas por las
    cuales se imponía la pena de esclavitud, y el condenado era vendido en
    otra tierra.
    Los albaias y los guirnacaes, tribus del Paraguay, mataban en sus
    guerras a los enemigos adultos; pero esclavizaban a las mujeres y a los
    muchachos, y por pobre que fuese el albaia, no dejaba de tener tres o
    cuatro esclavos cogidos en la guerra.163 Fernando de Magallanes, en su
    viaje inmortal, tocó en Río Janeiro, y en los trueques que la tripulación
    de sus naves hizo con aquellos indios, daba una hacha por un esclavo;
    pero Magallanes, ya para evitar altercados con los portugueses, ya por
    el fundado temor de que se consumiesen los víveres, tan necesarios para
    la larga navegación que había emprendido, prohibió bajo pena de muer-
    te que nadie tomase esclavos.164
    Al paso que los portugueses iban asentando su dominación en el
    Brasil, fueron también descubriendo que muchas tribus tenían escla-
    vos. De ellos se sirvieron los papanazes; y la nación de los graimares,
    con la que Martín Alfonso de Sousa hizo un tratado de alianza en 1531,
    esclavizaba sus prisioneros. Cuando alguno de los papanazes mataba a
    otro de su nación, aunque fuese por casualidad, era inmediatamente
    ahorcado y enterrado a presencia de sus parientes y de los del muerto,
    a quienes se entregaba para que lo ejecutasen. Si el matador se huía,
    entonces su hijo, hija, o pariente más cercano, se daba como esclavo al
    pariente más próximo del muerto. Aun de los tupiniguinos, que si bien
    devoraban a los prisioneros cuando eran adultos, perdonaban la vida a
    los muchachos, reduciéndolos a esclavitud.165
    Parece que todas las tribus que habitan el Brasil, todavía tienen es-
    clavos. Si entre los indios de Méjico se perdió la libertad por algunos
    delitos, en el Brasil no se esclaviza por ninguno. Aquí pueden el padre y
    el marido vender al hijo y a la mujer; pero pocas veces usan de este
    derecho, y cuando lo ejercen, véndenlos más bien a los extranjeros que
    a los de su raza. La suerte que cabe a los prisioneros de guerra, es la
    muerte o la esclavitud. Tribus hay muy crueles con los esclavos, y que
    abandonan inhumanamente a los enfermos y a los ancianos; pero hay
    otras, como los botocudos, mudrucos, etc., que los tratan con dulzura,
    particularmente a los niños que cogen en la guerra.166
    Abandonando, pues, las tierras del mediodía, volvamos al hemisfe-
    rio septentrional para apuntar brevemente lo que en Florida vieron los
    castellanos.

    De ese país sabemos que los indios en sus mutuas guerras también
    se esclavizaban, y que los amos los destinaban a la labranza y a otras
    tareas. Pero así como los antiguos escitas reventaban los ojos a sus es-
    clavos para que no se distrajesen de la ocupación de ordeñar sus ye-
    guas, así los indios de la provincia de Cofaiquichi cortaban a los suyos,
    para que no se huyesen, los calcañales y nervios de las piernas.167
    Al decir de Charlevoix, los indios que habitaban la Florida entre los
    30º y 35º de latitud, esclavizaban a las mujeres y niños que cogían en sus
    guerras; pero que a los hombres los sacrificaban al sol, que era una de
    sus divinidades, y que después se los comían como un deber religioso.168
    Avanzando hacia el septentrión, damos con los iroqueses y otras na-
    ciones, cuyas costumbres son tan curiosas en punto de guerra y esclavi-
    tud, que bien merecen una mención especial.
    Hacíanse de dos modos los esclavos entre esas naciones: o por casti-
    go o por la guerra. Por castigo era cuando algún miembro de una familia
    mataba al de otra, o al de tribu o nación diferente. En estos casos
    admitíase la composición, esto es, ciertos presentes que satisfaciendo a
    la familia del muerto, todo quedaba arreglado, sin haber lugar a ven-
    ganzas. Los parientes de la víctima no se contentaban con los regalos
    que se les ofrecían, entonces, era regla general seguida por la mayor
    parte de esas naciones, que el homicida se entregase como esclavo a los
    parientes del muerto; y aunque éstos podían matarle, jamás lo hacían.
    Semejantes esclavos eran tratados con dulzura, pues las madres los adop-
    taban dispensándoles el mismo cariño que a sus hijos muertos. A veces
    acontecía que contentándose los interesados con la presentación del
    esclavo, no lo aceptaban para no tener delante de sí el homicida de su
    hijo, de su padre o de otro objeto querido.169
    Varia fue la suerte de los prisioneros de guerra.
    Un consejo hacía la distribución de los prisioneros, y un anciano pu-
    blicaba en alta voz los nombres de las personas a quienes les tocaban.
    Éstas los llevaban a sus cabañas, ya para esclavizarlos, ya para matar-
    los;170 muerte que les daban los iroqueses, quemando del modo más ho-
    rrible a los que consideraban inútiles, como los viejos, enfermos y ni-
    ños; y también a los jefes o a otros que temían se les escapasen y después
    les hiciesen daño.171
    La condición del prisionero esclavizado era, entre las naciones
    algonquines, siempre dura; pero muy suave entre los iroqueses y los
    hurones.
    “Desde que penetra en la cabaña, en la cual se ha resuelto conser-
    varle, se le desata, se le despoja de los lúgubres atavíos que le presen-
    tan como una víctima destinada al sacrificio; se le lava con agua tibia
    para borrar los colores de su rostro y se le viste de limpio, recibiendo en
    seguida las visitas de los parientes y amigos de la familia en que va a
    entrar. Poco tiempo después se celebra un festín, al cual se invita a todo
    el pueblo, para darle el nombre de la persona a quien viene a substituir:
    los amigos y los parientes del difunto celebran también un festín para
    honrarle, y desde este instante entra en posesión de todos sus derechos.
    Si la esclava donada en una cabaña es una doncella, y no hay ninguna
    persona de su sexo en estado de poderla sostener, es una fortuna para
    esta cabaña y para ella. Toda la esperanza de esta familia se funda en-
    tonces en esta esclava, que se convierte en señora de la familia y de las
    ramas que de ella dependen. Si es un hombre el que reemplaza a un
    anciano, a un considerable, se convierte también en anciano o en con-
    siderable, y ejerce autoridad en la ciudad, si por su mérito personal
    sabe sostener con prestigio el nombre que toma”.
    Estos esclavos debían comportarse bien, pues de lo contrario, se
    exponían a que cambiase su situación, aunque hubiesen corrido muchos
    años después de haber sido adoptados, y particularmente, si la familia
    en que se habían injertado era numerosa, pues entonces podrían pasar-
    se fácilmente sin ellos.
    Los esclavos de los iroqueses no deseaban huirse de la casa de sus
    amos, pues estaban identificados con ellos, ya por el vínculo de la adop-
    ción, ya por el buen trato que se les daba. Y esta conducta, seguida
    desde siglos anteriores hasta los últimos años, ha influido en que los
    enemigos de los iroqueses acojan las proposiciones que éstos les hacen,
    contribuyendo de esta manera a conservar el número de sus familias, y
    a ser más preponderantes que las demás naciones del septentrión de la
    América.172
    Las mujeres cogidas en las guerras que esas naciones se hacían, eran
    esclavizadas y sus amos, ora las tomaban por concubinas, ora se casa-
    ban con ellas; pero uno y otro caso, conservaban la marca de su esclavi-
    tud, pues no podían usar ni los cabellos largos, ni los borceguíes, que
    era el signo distintivo de las mujeres libres.173 El borceguí consistía en
    dos piezas de junco y de algodón, cosidas y muy bien trabajadas, que
    apretando la pierna por sus dos extremidades, hacen inflar el grueso de
    ella para que parezca más llena y más redonda.174
    Por último, es de advertir que la esclavitud no era personal entre
    esas naciones, pues se trasmitía de padres a hijos.175
    Si los europeos, al conquistar el Nuevo Mundo, hallaron establecida
    la esclavitud entre los mismos indígenas, evidente es que ella no fue una
    novedad que la Europa introdujo en aquellas regiones. Tan funesta ins-
    titución estaba entonces generalizada en la vasta superficie del viejo
    continente; y el gran pecado de los conquistadores del Nuevo consiste
    en haber consolidado y extendido en él la esclavitud, ora imponiendo su
    pesado yugo sobre millones de indios libres, ora transportando como
    esclavos a los hombres de raza africana

    Fuente: http://bdigital.bnjm.cu/secciones/li...ras/63_511.pdf



    La esclavitud de indios en América
    José María Iraburu

    En los primeros años de la conquista de América, «los españoles legitimaban la esclavitud del mismo modo que lo hacían los indígenas. En el caso español se trataba de una institución practicada por todos los europeos y los musulmanes entre sí y con los africanos, y desde luego representaba un derecho de guerra reconocido universalmente y que sólo la Corona interrumpió con los indios americanos cuando dispuso prohibirla» (Esteva Fabregat, La Corona española y el indio americano 175-176).

    Hernán Cortés, por ejemplo, cuando se disponía a conquistar la región de Tepeaca, después de la Noche Triste, le escribía a Carlos I con toda naturalidad: «Hice ciertos esclavos, de que se dio el quinto a los oficiales reales»... De ellos se ayudaban los conquistadores como guías, porteadores y constructores, y a veces incluso como fieles guerreros aliados. El problema moral de conciencia por entonces -como en los tiempos de San Pablo- no se planteaba, en modo alguno, sobre el tener esclavos, sino sobre el trato bueno o malo que a los esclavos se daba.

    Así las cosas, «si los indios coincidían con los combatientes españoles en cuanto a considerar legítimo el derecho a tener esclavos a los que les hacían la guerra, la Iglesia y la Corona tuvieron que empeñarse no sólo en una lucha ideológica con los diversos grupos y culturas indígenas, sino que también se vieron obligados a convencer a sus propios españoles acerca de que el indio debía ser una excepción en lo que atañe a esclavitudes y servidumbres. Ambos, indios y españoles, tuvieron que ser reeducados en función de la confluencia de una nueva ética: la que se fundaba en el cristianismo y en la igualdad de trato entre cristianos» (Esteva 167).

    En este sentido, «lo que aprendieron [los indios] de los españoles fue precisamente el protestar contra la esclavitud y el tener derecho a ejercer legalmente acciones contra los esclavistas» (168). Y éste, como veremos, fue ante todo mérito de la Iglesia y de la Corona.

    Como es natural, el empeño por cambiar la mentalidad de indios y españoles sobre la esclavitud de los naturales de las Indias hubo de prolongarse durante varios decenios, pero se comenzó desde el principio. En efecto, los Reyes Católicos iniciaron el antiesclavismo de los indios cuando Colón, al regreso de su segundo viaje (1496), trajo a España como esclavos 300 indios de La Española, y le obligaron a regresarlos de inmediato, y como hombres libres.

    Alertados así sobre el problema, los Reyes dieron en 1501 rigurosas instrucciones al comendador Nicolás de Ovando, en las que insistían en que los indios fuesen tratados no como esclavos, sino como hombres libres, vasallos de la Corona. Recordaremos aquí brevemente las acciones principales de la Iglesia y la Corona para la liberación de los indios.

    Por parte de la Iglesia, el combate contra la esclavización de los indios vino exigida tanto por misioneros como por teólogos y juristas. La licitud de la esclavitud, según hemos visto, estaba por entonces íntimamente relacionada con la cuestión gravísima de la guerra justa, y ésta con el problema de los títulos lícitos de conquista, como ya vimos brevemente más arriba (53-56). Pero, en referencia directa a la esclavitud de los indios, hemos de recordar, por ejemplo, el sermón de Montesinos (1511), la enseñanza del catedrático salmantino Matías de Paz (1513), la carta de fray Juan de Zumárraga, primer obispo de México, al virrey Mendoza; la carta de los franciscanos de México al Rey, firmada por Jacobo de Tastera, Motolinía, Andrés de Olmos y otros; las intervenciones de Las Casas; las tesis de la Escuela de Salamanca, encabezada en esta cuestión por Diego de Covarrubias y Leyva, contra Sepúlveda, apoyadas por Soto, Cano, Mercado, Mancio, Guevara, Alonso de Veracruz (+Pereña 95-104); y poco más tarde las irrefutables argumentaciones del jesuita José de Acosta, apoyadas en buena medida en Covarrubias.

    Por parte del Estado, recordaremos primero las numerosas y tempranas intervenciones antiesclavistas de altos funcionarios reales, algunas de las cuales ya hemos referido más arriba (45-47). Núñez de Balboa, por ejemplo, en 1513, escribe al Rey desde el Darién, quejándose del mal trato que Nicuesa y Hojeda dan a los indios, «que les parece ser señores de la tierra», y que una vez que se hacen con los indios «los tienen por esclavos» (Céspedes, Textos 53-54). En 1525, a los cuatro años de la conquista de México, don Rodrigo de Albornoz, contador de la Nueva España, escribe también al Rey, denunciando que con la costumbre de hacer esclavos «se hace mucho estrago en la tierra y se perderá la gente de ella y los que pudieran venir a la fe y dominio de V. M., si no lo mandare remediar luego y que en ninguna manera se haga sin mucha causa, porque es gran cargo de conciencia» (+Castañeda 65-66). Unos diez años más tarde, don Vasco de Quiroga, oidor real en México, refuta uno tras otro con gran fuerza persuasiva todos los posibles supuestos legítimos de esclavización de los indios, en aquella Información en derecho de la que ya dimos noticia (208-209). «Naturalmente, estos autores no intentan negar el derecho de cautiverio, fruto de la guerra, sino conseguir una excepción con los indios americanos» (Castañeda 66; +68-88, 125-136).

    La Corona hispana, atendiendo estas voces, prohibe desde el principio la esclavización de los indios en reiteradas Cédulas y Leyes reales (1523, 1526, 1528, 1530, 1534, Leyes Nuevas 1542, 1543, 1548, 1550, 1553, 1556, 1568, etc.), o la autoriza sólamente en casos extremos, acerca de indios que causan estragos o se alzan traicionando paces -caribes, araucanos, chiriguanos-. En 1530, por ejemplo, en la Instrucción de la Segunda Audiencia de México, el Rey prohibe la esclavitud en absoluto, proceda ésta de guerra, «aunque sea justa y mandada hacer por Nos», o de rescates (+Castañeda 59-60).

    Pero también llegaban al Rey informaciones y solicitudes favorables a la esclavitud de los indios, formuladas no sólo por conquistadores y encomenderos, sino también por religiosos dominicos y franciscanos, que, al menos en algunos lugares especialmente bárbaros, «aconsejaron la servidumbre de los indios», contra la primera idea de los Reyes Católicos (López de Gómara, Historia gral. I,290).

    Pedro Mártir de Anglería, en una carta de 1525 al arzobispo de Cosenza, refiere: «El derecho natural y el canónico mandan que todo el linaje humano sea libre; mas el derecho romano admite una distinción, y el uso contrario ha quedado establecido. Una larga experiencia, en efecto, ha demostrado la necesidad de que sean esclavos, y no libres, aquellos que por naturaleza son propensos a vicios abominables y que faltos de guías y tutores vuelven a sus errores impúdicos. Hemos llamado a nuestro Consejo de Indias a los bicolores frailes Dominicos y a los descalzos Franciscanos, que han residido largo tiempo en aquellos países, y les hemos preguntado su madura opinión sobre este extremo. Todos, de acuerdo, convinieron en que no había nada más peligroso que dejarlos en libertad» (+Cortés 38).

    Los españoles de Indias aducían contra la prohibición de la esclavitud «varias razones, y al parecer, de peso: que los hombres de armas, no viendo provecho en conservar la vida de sus prisioneros, los matarían; que siendo el sistema de hueste el usual de la conquista, y siendo los esclavos parte fundamental y a veces única del botín, nadie querría embarcarse en nuevas guerras contra los indios; que si impedían los rescates se cerraban las posibilidades de que muchos indios conocieran el cristianismo y abandonaran la idolatría; que los indios, viendo que sus rebeliones no podían ser castigadas con el cautiverio, se estaban volviendo ya de hecho incontrolables» (Castañeda 60). Todas estas presiones teóricas y prácticas explican que la Corona española, a los comienzos, quebrase en algún momento su continua legislación antiesclavista, como cuando en 1534 autoriza de nuevo el Rey, bajo estrictas condiciones, la esclavitud de guerra o de rescate.

    Pero inmediatamente vienen las reacciones antiesclavistas, y entre ellas quizá la más fuerte la del oficial real don Vasco de Quiroga: «Diré lo que siento, con el acatamiento que debo, que la nueva provisión revocatoria de aquella santa y bendita primera [1530] que, a mi ver por gracia e inspiración del Espíritu Santo, tan justa y católicamente se había dado y proveído, allá y acá pregonado y guardado sin querella de nadie, que yo acá sepa»... (+Castañeda 118). Las Leyes Nuevas de 1542, y las que siguen a la gran disputa académica de 1550 entre Las Casas y Ginés de Sepúlveda, reafirmaron definitivamente la tradición antiesclavista de la Iglesia y la Corona. Así en 1553 ordena el Rey «universalmente la libertad de todos los indios, de cualquier calidad que sean», y encarga a los Fiscales proceder en esto con energía, «de forma que ningún indio ni india deje de conseguir y conservar su libertad».

    Por lo demás, «la persecución de que se hizo objeto a quienes practicaban la esclavitud de los indios se fue generalizando a medida que se acentuaba el papel de la Iglesia en Indias, y a medida también que la Corona española aumentaba sus controles funcionarios sobre los españoles» (Esteva 184). Esta persecución comenzó muy pronto, y no eximió tampoco a los poderosos, como vimos ya en el caso de Colón, o podemos verlo en el de Hernán Cortés, que en el juicio de residencia de 1548, fue acusado de tener trabajando en sus tierras indios esclavos de guerra o rescate, a los que se dio libertad.

    1492, 1550... En aquel dramático encuentro de indios y españoles, es evidente que los indios, mucho más primitivos y subdesarrollados, en un marco de vida moderna absolutamente nuevo para ellos, vinieron a ser el proletariado de la nueva sociedad que se fue desarrollando, con todo los sufrimientos que tal condición social implicaba entonces -no mayor, probablemente, a los que, por ejemplo, se daban en el XIX durante la revolución industrial entre los mismos ingleses, o a los que en el XX se experimentan en los suburbios y lugares más deprimidos de América-.

    La esclavitud, en las Indias hispanas, desde el comienzo, cedió el paso a la encomienda, con el repartimiento de indios, y ésta institución no tardó mucho en verse sustituída por el régimen de las reducciones en pueblos. En todo caso, es preciso reconocer que, ya desde 1500, al abolir la esclavitud de los indios, «la Corona española se adelantaba varios siglos a la abolición de la esclavitud en el mundo» (Pereña, Carta Magna de los Indios 106).


    Fuente: esclavitud
    Última edición por Lo ferrer; 24/08/2010 a las 07:15
    "Donau abric a Espanya, la malmenada Espanya
    que ahir abrigava el món,
    i avui és com lo cedre que veu en la muntanya
    descoronar son front"

    A la Reina de Catalunya


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