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Tema: Los moros del bando nacional

  1. #21
    Avatar de Ordóñez
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    Re: Los moros del bando nacional

    TROPAS REGULARES INDIGENAS DE ESPAA


    REGULARES

    (Fuerzas Regulares Indígenas de España)




    Lucharon codo con codo y murieron con los Requetés en todos los Frentes
    No puedo olvidar como mi Padre siempre que nos contaba cosas de la guerra como los partidos de fútbol y cosas así, nos hablaba de su amigo Moro (No puedo recordar el nombre) pero estoy seguro que fueron muy amigos en aquellas trincheras de la vieja Andalucía. En recuerdo de ese "Moro" he preparado este apartado en honor de los valientes Soldados de las Tropas Indígenas que lucharon muy codo con codo con los Requetés.
    Las acciones más sobresalientes de estas tropas de elite son las efectuadas en la defensa de la Ciudad Universitaria en Madrid, Liberación de Toledo, Bilbao y Oviedo, el Pingarrón, Teruel, Frente del Ebro, Brunete, Gandesa que proporcionan a los Grupos de Regulares las Laureadas y Medallas Militares Colectivas que son las más altas condecoraciones que se pueden conceder y el reconocimiento de su valentía, sacrificio, capacidad de lucha y ardor combativo y cuyas corbatas lucen en sus Banderas, con el orgullo adicional de ser las más condecoradas de nuestro Ejercito.
    TROPAS QUE LUCHARON EN LA GUERRA CIVIL
    GRUPO TETUAN Nº 1
    6 Tabores en 1936 y 11 Tabores en 1939

    GRUPO MELILLA Nº 2
    6 Tabores en 1936 y 10 Tabores en 1939

    GRUPO CEUTA Nº 3
    5 Tabores en 1936 y 10 Tabores en 1939

    GRUPO LARACHE Nº 4
    6 Tabores en 1936 y 10 Tabores en 1939

    GRUPO ALHUCEMAS Nº 5
    5 Tabores en 1936 y 10 Tabores en 1939









    Coronel El-Mizian




    ACCIONES DE GUERRA MAS IMPORTANTES

    LIBERACIÓN DE TOLEDO
    En la Liberación de la Ciudad Imperial, participan el I y II Tabor de Regulares de Melilla, el I Tabor de Regulares de Tetuán y II Tabor de Regulares de Alhucemas.
    El día 26 de septiembre de 1936 las columnas constituidas al mando de! General Várela él único militar español en posesión de dos Laureadas de San Fernando, partiendo de Maqueda, teniendo como eje de progresión la carretera de Ávila, van venciendo una tras otra la resistencia del enemigo y desalojándolo del atrincheramiento próximo al cruce de la carretera de Madrid con Mocejón. El contacto de las dos columnas se produce en el cementerio.
    La columna del Comandante Mizzian ocupa la Plaza de toros, el Colegio de Huérfanos, el Hospital de Tavera y el barrio de Covachuelas, venciendo una fuerte resistencia, una compañía marcha por la orilla del Tajo, mientras que el resto del Tabor penetra a través de la Puerta de Bisagra, subiendo por el Miradero y reduciendo la fuerte resistencia que se encontraba, logran alcanzar la cuesta del Carmen y la Plaza de Zocodover y alcanzando las ruinas del Alcázar, ya de noche.
    El primero en alcanzar el privilegio de romper el cerco y tomar contacto con los defensores del Alcázar, fue el Teniente D. Luis Lahuerta Ciordia que al mando de su sección logra romper el asedio y entra por el Norte de la misma y recibir por parte de un centinela de la misma ¿QUIEN VIVE?, a lo que el Teniente Lahuerta Ciordia contesta ¡FUERZAS DE ESPAÑA, REGULARES DE TETUÁN!, era el día 27 de mencionado mes.
    Por estos hechos se le concede a los Grupos participantes la Medalla Militar Colectiva (O.C. de 7 mayo de 1937) y la Medalla de Oro de la Ciudad de Toledo por acuerdo unánime del Ayuntamiento al I Tabor de Tetuán

    LIBERACIÓN DE OVIEDO
    El día 12 de febrero de 1937 el IV Tabor, trasladado desde Algeciras a Asturias, inicia a su vez desde Grado, la carrera de Oviedo, para salvar a los heroicos defensores.
    El día 17 formando la vanguardia de la columna en una atrevida operación nocturna ocupan el Monte Naranco, que era la llave de la liberación de Oviedo y defendiendo la posición de numerosos contraataques enemigos.
    En la mañana del día 21 el enemigo desencadena una ofensiva brutal contra Oviedo y sus comunicaciones, el Tabor es relevado de la posición del Naranco y trasladado urgentemente a Oviedo y participa activamente en el restablecimiento de la situación en lugares muy peligrosos, que el enemigo había asaltado y acudir a taponar brechas abiertas en nuestras líneas de defensa, mediante luchas épicas en las que el arma blanca y las granadas de mano tuvieron la palabra.
    Así como primero recupera Pando, posición clave a escasos metros de la estación y del Cuartel de Pelayo, mediante un tremendo choque con el enemigo. No repuesto, recibe ordenes de acudir a rehacer la situación en el Stadium de Buenavista y así, en lucha constante el IV Tabor sufrió más del 70% de bajas, pero continuó combatiendo con gran espíritu de sacrificio donde se tenían que multiplicar para frenar los intensos asaltos que sufren del 10 al 14 de marzo, quién tras los numerosos fracasos quedo convencido de la inutilidad de sus esfuerzos.
    Por su excelente actuación en la Liberación de Oviedo consigue la Medalla Militar Colectiva.

    OPERACIONES SOBRE MADRID
    Del 1 al 14 de noviembre de 1936 tuvieron lugar los cruentos combates que dio lugar a una tenaz oposición del enemigo, que veía el extraordinario avance de las Fuerzas hacia su objetivo MADRID. Actúan los Grupos de Regulares logrando !a ocupación de GETAFE (I Tabor) y con ritmo semejante hacia BRUNETE-MOSTOLES (II y III Tabor).
    La proximidad de Madrid aún hizo más fuertes a estas Unidades, y ante el asombro de quienes siguieron la marcha de las mismas, alcanzan los alrededores de la capital de España (Villaverde, Casa de Campo).
    Entre los días 15 al 20 tuvieron lugar las memorables jornadas de atravesar el río Manzanares, ocupar la Ciudad Universitaria y consolida esta posición.
    En esta fase participan el II y III Tabor, que tras pasar el mencionado río, bajo un intenso fuego, logran vencer al enemigo, ocupando el Stadium, Fundación Amo, Palacete de la Moncloa, Escuela de Arquitectura, Invernadero e Institutos de Higiene y Ceregricultura, así como las líneas de trincheras que se adentraban hacia Madrid. Por estas acciones ganan otra Medalla Militar Colectiva, independientemente de la Cruz Laureada Colectiva que con posterioridad premió el tesón y espíritu de sacrificio que pusieron en la defensa y conservación de la Ciudad Universitaria.
    Entre los días del 21 al 30, dándose cuenta el enemigo del peligro que suponía la permanencia en la Ciudad Universitaria y habiendo recibido abundante material y otros medios, desencadena en estos días sus primeros contraataques contra los Tabores II y III que defendían las posiciones ante la superioridad numérica de personal y material, chocaron una tras otra vez con la defensa heroica de los Regulares

    OPERACIONES DE SOLLUBE
    El IV Tabor del Grupo de Fuerzas Indígenas de Alhucemas n.º 5 al mando del Comandante D. Juan Fernández-Capalleja y Fernández-Capalleja recibe la orden de ocupar las posiciones de la línea Truende constituida por la cota 496 Sollube, (crestas) que eran la llave de toda la línea enemiga que había logrado detener el avance sobre la ciudad de Bilbao, con su intervención el día 8 de junio de 1937 en un ataque nocturno lleno de dificultades, pero que coronada con éxito gracias a las aptitudes de sus mandos, valor de la tropa y convencimiento en todos de la importancia de la misión que se les confiara. Presentadas nuestras tropas en la retaguardia de las líneas enemigas, con las que sostienen breve, pero rudo combate, ponen en fuga al enemigo apoderándose de numerosos muertos, un centenar de fusiles, un mortero de 81, dos cañones, varias camionetas con milicianos y gran cantidad de municiones de todas clases.
    Este éxito permitió el avance del resto de la Brigada por Truende y demás estribaciones del Sollube, restando resistencia al enemigo puesto que éste al darse cuenta de la importancia de la posición perdida, la contraatacó violentamente sin conseguir poner en pie en ella, pese a las precarias condiciones de defensa con que aún se encontraba por falta de tiempo para su organización defensiva.
    Los efectivos de este Tabor, ya mermados en luchas anteriores en otros puntos, en este periodo de operaciones, sufrieron la baja de siete oficiales, ocho suboficiales y 130 de tropa.
    Por estas acciones se le concede al Tabor la Medalla Colectiva por O.C. de 23 de septiembre de 1937 (B.O. núm. 353) y al Comandante D. Juan Fernández-Capalleja y Fernández-Capalleja la Medalla Militar Individual por O.C. de 24 de septiembre de 1937 (B.O. núm. 345).

    REGULARES LAUREADOS EN LA CRUZADA


    Teniente D. José Marzo Mediano
    por Orden de 9 de junio de 1938 (B.O. núm. 598 de 12 de junio de 1938), ocupación Vértice Basurero 13 de noviembre de 1936.
    Capitán D. Pedro Janariz Peris
    Orden de 7 de abril de 1943 (B.O. núm. 82 de 10 de abril de 1943), ocupación de Casa Blanca (Frente de Madrid) 12 de febrero de 1937
    Cabo D. Benito Lorenzo Benítez
    Orden de 18 de marzo de 1939 (B.O. núm. 81 de 22 de marzo de 1939), Vértice Pingarrón (Frente de Madrid) 23 de febrero de 1937
    Comandante D. Mariano Gómez de Zamalloa
    Orden de 24 de junio de 1940 (D.O. núm. 142 de 26 de junio de 1940), defensa del Pingarrón (Frente de Madrid) 23 de febrero de 1937
    Alférez D. Simón Hernández Sagrado
    Orden de 6 de marzo de 1939 (B.O. núm. 72 de 13 de marzo de 1939 ). Vértice Pingarrón (Frente de Madrid) 13 de marzo de 1937
    Capitán D. Antonio Dema Giraldo
    Orden de 11 de enero de 1946 (D.O núm. 19 de 23 de enero de 1945), defensa de Villafranca del Castillo (Brunete) 10 de julio de 1937
    Alférez D. Juan Chicoy Daban
    Orden de 19 de enero de 1945 (D.O. núm. 17 de 23 de enero de 1945), defensa de Villafranca del Castillo (Brunete) 10 de julio de 1937
    Alférez D. Carlos García de la Herrán Martínez
    Orden de 13 de marzo de 1939 (D.O. núm. 73 de 14 de marzo de 1939), defensa del Cerro del Águila (Frente de Córdoba) 17 de julio de 1937
    Capitán D. Antonio Vaquero Santos
    Orden de 13 de noviembre de 1940 (D.O. núm. 259 de 17 de noviembre de 1940), defensa del Parque del Oeste (Madrid) 20 de abril de 1938.
    Teniente D. José Oriol Anguera-Dodero
    Orden de 1 de agosto de 1945 (D.O. núm. 175 de 8 de agosto de 1945), Peña Juliana (Frente de Valencia) 18 y 20 de agosto de 19

  2. #22
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    Re: Los moros del bando nacional


    Evidentemente las críticas a un sector del bando nacional es lógico que vengan del bando rival. Salvo excepciones será muy raro que vengan del propio bando. Si vemos una crítica al holocausto, no va a venir del bando nazi, vendrá del bando enemigo, como es lógico en la mayoría de los casos.



    Correcto, mi gran amigo. Los británicos siempre hablarán bien de Isabel I y dirán que Felipe II era un fanático loco. Eso lo pudimos comprobar en la película Elizabeth. Los sureños de Estados Unidos dirán que los Yankees eran unos imperialistas que querían acabar con su estado. Los Yankees dirán que la unión trajo la libertad al negro... Por ahí podemos seguir.


    Me ha llamado muchísimo la atención una esta frase de uno de esos artículos que pone Michael: "Franco les prometió que si morían en España resucitarían en Marruecos, cosa que la mayoría creían al ser bastante ignorantes e incultos". Es curiosísimo porque eso es exactamente lo que contaba también mi humilde abuelo campesino gallego. Curioso como lo que escribe este historiador coincide exactamente con el testimonio de un humilde recluta franquista que convivió con ellos. ¿Casualidad? ¿Se conocerían mi abuelo campesino y este historiador actual y estarían los dos compinchados y confabulados para conspirar e inventarse la misma mentira? Porque ya es casualidad ¿Eh?

    Que cientos de mujeres fueran violadas y que esa misma historia te la cuenten en varios pueblos distintos y esté recogida por historiadores no creo que se pueda explicar solo por "la imaginación de la gente".


    Los legionarios también eran muy eficaces en el combate, luchaban con tanta eficacia como los moros y aún encima ya eran muy odiados de antes por los sucesos de Asturias. Y sin embargo de ellos no se cuentan esas barbaridades.


    Todo el mundo sabe que las tropas de élite franquistas eran tres: Los requetés, los legionarios y los moros. A los requetés y a los legionarios ya se les conocía de antes y se les consideraba mucho más "fascistas" que a nadie. Y sin embargo de ellos no hay esas historias.


    Como bien dices, son relatos de tu abuelo franquista, que no se puede decir que estaba confabulado con los rojos para desprestigiar a Franco. Y como tú dices, ya son muchas las historias que se oyen por ahí. No puede ser un simple delirio de los rojos.


    Repito que en las guerras siempre hay barbaridades en todos los bandos. El que crea lo contrario tiene una visión muy idealizada.

    Totalmente de acuerdo. A eso me refiero: ni todos los moros repartieron flores ni tampoco todos violaron mujeres. Había de todo en la viña del Señor.


    Un abrazo.
    Adriano dio el Víctor.
    La Iglesia es el poder supremo en lo espiritual, como el Estado lo es en el temporal.

    Antonio Aparisi

  3. #23
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    Re: Los moros del bando nacional

    No me ofendiste. ¿Por qué me ibas a ofender?. En España constantemente se oyen y se leen cosas semejantes, y si fuéramos a ofendernos por la necedad de cualquier artículo que cuenta mentiras, apañados iríamos. La tensión la tendríamos por las nubes, y yo, gracias a Dios, la tengo baja y estabilizada. Solo te decía que revisaras tus fuentes. En cualquier guerra se cometen crímenes (yo no voy a ser tan benévolo como tu, y no los voy a llamar ni 'errores', ni como dicen otros, 'daños colaterales', ni nada parecido. Yo les voy a llamar por su verdadero nombre, 'crímenes'...). Ahora bien, lo que cuentan esos artículos son exageraciones malsanas pronunciadas con toda la mala baba de articulistas tales como Juan Goytisolo... y compañía. Y por otra parte, ¿qué van a contar medios desinformativos neoliberales, zurdos y progresistas?. Lo extraño y digno de mención sería que dijeran la verdad, tal y como si se contara que un niño mordiera a un perro, en lugar de al revés. Eso sí que sería noticia. Por eso te digo que hay que cuidar las fuentes de las que se extrae la supuesta 'información'.
    Me alegro no haberte ofendido. Yo puse los artículos para ver vuestras opiniones, lo puse de una forma neutral y objetiva. Estoy de acuerdo contigo en que en todas las guerras se cometen atrocidades. A eso es lo que me quiero referir: hay de todo en la viña del Señor.




    Respecto a lo de la historiografía liberal. Bueno, hay historiadores liberales que son bastante objetivos y establecen artículos veraces. Ni todos los historiadores liberales dicen mentiras ni todos los historiadores 'tradicionalistas' dicen la verdad todo el tiempo. Por ejemplo el Coronel Martínez Inglés es republicano y de izquierdas, sin embargo el artículo sobre el caso Saharaui está muy bien basado. Claudio Sánchez Albornoz apoyó la comunidad de Castilla y León y sin embargo es uno de los mejores historiadores que ha dado España. Creo que un buen historiador no mezcla su ideología con el trabajo que está haciendo.


    Saludos.
    La Iglesia es el poder supremo en lo espiritual, como el Estado lo es en el temporal.

    Antonio Aparisi

  4. #24
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    Re: Los moros del bando nacional

    Cita Iniciado por Xaxi Ver mensaje
    todos sabeis mas que yo y solo puedo aportar una apreciación,al respecto de la barbarie que se comenta.Los moros por pura lógica combatieron al lado de los requetés,por tanto estos verían esas atrocidades,se supone no?.Pues bien,habeis visto sus caras,sus ropas,sus ojos...yo tambien;Estoy seguro que ningún requeté consentiría semejante cosa,absolutamente seguro,ningun requeté con esa mirada,con esa Fe,obviaria algo asi....tenlo por descontado Michael.Un abrazo en Xto.
    Un abrazo en Xto para ti también, estimado Xaxi.
    La Iglesia es el poder supremo en lo espiritual, como el Estado lo es en el temporal.

    Antonio Aparisi

  5. #25
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    Re: Los moros del bando nacional

    III. LA GUERRA. 1
    Dicen que antes de comenzar la guerra se vieron en el cielo gran cantidad de estrellas que iban de un lado para otro. Lo dicen también en un pueblo de Córdoba cuya patrona es Santa Ana: «La gente sabía que iba a empezar [la guerra] porque unos días antes corrían estrellas en el cielo.» Y ya durante la guerra, en una ocasión, el cielo se puso todo rojo y las madres decían que era la sangre de sus hijos.


    M. C., que militó en las milicias de la C.N.T., perdió a un hermano, voluntario del P.O.U.M., en Sigüenza y tuvo a su hermano mayor de sargento en Salamanca, se lamenta de que los frecuentes enfrentamientos entre hermanos convirtieron esta guerra en una guerra fratricida. Sin embargo, muchas veces tales enfrentamiento no eran políticos ni ideológicos: «Al comenzar la guerra —dice— la mayoría de las personas eran de un bando u otro dependiendo de cuál era el bando que dominaba la región en la que se encontraban.»


    Aquella fue «una guerra sangrienta en la que lucharon hermanos contra hermanos, sólo por encontrarse en diferente situación geográfica.»


    «Fue tan cruel esta guerra —recuerda L. D.— que se mataban entre hermanos y entre amigos de toda la vida.»


    «La Guerra Civil, según mis abuelos, fue demasiado sangrienta para describirla con palabras, aunque las más adecuadas podrían ser: hambre, dolor, armas e Iglesia.»


    «En Madrid y Barcelona el Ejército se tiró a la calle, pero el pueblo pudo reducirlos —explica AVA—; como pudo haberlo hecho el pueblo de las ciudades que fueron tomadas si no hubiera sido porque el Gobierno no se decidió a dar las armas al pueblo.»


    «Talavera estaba por los rojos, los cuales cambiaron el nombre de Talavera de la Reina por el de Talavera del Tajo.


    «Los capitalistas trajeron a Franco para proteger sus intereses —explica F. B.—. Todo capitalista estaba en contra del obrero. A Franco lo apoyaron alemanes (aviones y artillería), italianos y moros, de ahí que ganase la guerra; aparte de que el número de militares de derechas era mayor que el de izquierdas... El Ejército estaba con Franco... de ahí que entrasen los nacionales en Madrid. La Casa de Campo quedó llena de cadáveres. Las afueras de Madrid estaban llenas de soldados del lado de Franco.»


    En Guadalajara había unos ciento treinta oficiales —dice J, G, Y.— y cuando el pueblo tomó los acuartelamientos murieron todos y dejaron marchar a los soldados.


    En Villanueva de los Infantes (Ciudad Real), donde vivían muchos aristócratas, al estallar la guerra los republicanos fusilaron al duque de San Fernando.


    «En mi pueblo (?) había un convento pequeño y cuando entraron los republicanos fue lo primero que quemaron, e hicieron lo que quisieron con las monjitas. No quedó ni una. Al cura le obligaron dos días antes a que quemara la sotana y se vistiera de paisano. Era joven, buen mozo y fuerte como una mula. Nos enteramos después de que lo habían mandado al frente y el pobre hombre no tuvo más remedio que ir.»


    Los bandos enfrentados, según dos mujeres de Bargas, se resumen así:


    «Nacionales: dirigidos por el general Francisco Franco y José Antonio Primo de Rivera. Su apoyo era la clase alta, los ricos y la Iglesia.
    «Republicanos: su líder ideológico era Manuel Azaña, presidente de la República. Su apoyo eran las clases trabajadoras, deseosas de mejorar su situación.»
    E. C. dice no entender mucho de la cuestión; pero opina que Franco fue un general de su época «que realizó muchas matanzas, al igual que los republicanos.»
    «Franco trajo a los moros que cortaban los pechos a las mujeres, robaban joyas, cortaban las cabezas a la gente que tenía dientes de oro. En una ocasión a mi abuela [V N] le contaron que un moro llevaba en su bolsa una mancha de sangre y le preguntó el sargento qué llevaba, le dijo que nada y, cuando la abrió y vio que llevaba la cabeza de un médico con dientes de oro, lo mandó matar.»


    1. Las primeras noticias y el reclutamiento


    «Yo estaba comprando el pan en la tahona y me dijeron que se habían levantado los moros de Marruecos y pensé que había mucho español fuerte para bajarles los humos. Pero cuando llegué a casa, don Eduardo, el médico (que tenía la única radio del bloque), nos dijo:


    —Hijas, he estado siguiendo las noticias desde ayer y tengo que deciros una cosa: ¡Estamos en guerra!
    —¿Contra quién?
    —Escuchadme bien: Esto es una guerra civil; así que cuidado con quien habláis, que os jugáis el pellejo.»
    El día 18 de julio de 1936 N M S se asomó al balcón de la casa de Madrid donde servía, que daba sobre la calle Santa Engracia, y «vio muchos automóviles con pancartas y banderas nacionales. Los ocupantes de los coches apuntaban con armas de fuego a los balcones de las casas... Su primera impresión fue de miedo... A los pocos días ocurrió lo del cuartel de la Montaña.»
    Cuando se produjo la rebelión militar del 18 de julio, los fascistas robaron los uniformes a los soldados del cuartel de la Montaña y los dejaron desnudos en la calle; pero N. F. y su esposo, «que vivían en una buhardilla frente al cuartel y lo vieron todo, recogieron a un par de ellos para dejarles ropa y un refugio hasta que pasase el jaleo.»


    En Madrid la guarnición del cuartel de la Montaña se sublevó al mando del general Fanjul y «las madres de los que estaban allí —cuenta F. B.— pidieron al general que sacara a sus hijos porque lo iban a bombardear e iban a morir dentro. Entonces Fanjul mandó ametrallar a aquellas mujeres. Se decía que en el cuartel de la Montaña la sangre corría como el agua.»


    El 18 de julio «CG. recibe la noticia del pronunciamiento militar y como muchos otros se echa a las calles donde la multitud enloquecida y con armas rudimentarias se lanza a la conquista de los cuarteles.»


    CG «no participaba de las posiciones exaltadas de los miembros del Partido Comunista. Él seguía las directrices de la UGT; pero bajo las mismas y con una gran convicción, muestra de una profunda ideología, se lanzó a las calles el 18 de julio de 1936 y sin dudarlo formó parte de un ejército para defender aquello que él consideraba justo.»


    «Yo estaba en el cuartel de caballería de Alcorcón (Madrid) y un día nos dijo el teniente Larriaga, un tío pequeño y con muy mala leche:


    —Señores, parece que la situación de guerra va a ser inminente.
    «Nos retiró los permisos y no nos dejó salir, pero yo me escapé a ver a una novia que tenía... Dos semanas después se levantaron las tropas y estalló la guerra. El teniente Larriaga nos reunió en el patio y dijo:
    —El que quiera que me siga, y el que no que se quede a defender lo que no se puede defender. ¡Viva España y viva el Rey!
    «Ciento cincuenta de aquellos hombres se fueron con él hacia el sur, en busca de las tropas nacionales; de ellos sólo veinte sobrevivirían después de la guerra.»
    «Yo era cartero en Sevilla. Cuando se levantó Queipo de Llano, fueron a mi casa y me preguntaron:


    —¿Quieres a España?
    —Sí —contesté.
    —Pues venga —me dijeron—, que te está esperando en la cama y en camisón.
    «Y de esa manera tan sencilla me vi en un camión y con un fusil en la mano.»
    A. V. A. supo que la guerra había estallado cuando a las dos la tarde del domingo 19 de julio, mientras veía la cartelera de un cine o teatro en el centro de León, apareció la Guardia de Asalto disparando al aire y la gente que andaba por la calle corrió a refugiarse en cafeterías y bares.


    A Torremocha del Campo (Guadalajara), «un pueblo junto a la Carretera Nacional II —donde entonces trabajaba J, G, Y.—, llegaron noticias de que habían matado a Calvo Sotelo y a un dirigente de Correos de Sigüenza; además, normalmente pasaban muy pocos coches y ese día [¿18 de julio?] pasaron muchísimos; la gente notaba que algo pasaba, pero no sabía qué era porque había muy pocas radios en los pueblos. Cuando por fin llegó el correo y trajo periódicos se enteraron de que había estallado una guerra civil.»


    J, G, Y. tenía entonces veintiséis años, trabajaba en Torremocha del Campo y un cartero le trajo a escondidas el aviso de movilización desde la zona republicana, pero J, G, Y., que estaba en el límite entre ambas zonas, «eligió la zona nacional porque ya conocía la manera de vivir de esta zona y no sabía lo que le esperaba en la otra.


    En la plaza de Torremocha del Campo les preguntaron «si querían ir a las Falanges o al Ejército», pero como J, G, Y. tenía la cartilla militar lo destinaron al Ejército. Hizo la guerra en artillería y estuvo en Calatayud, en Zaragoza y Huesca. Luego fue a la sierra de Alcubierre y a Castellón hasta que terminó la guerra. Se licenció en Alcira.


    P S L estaba segando en el alfoz de Torija, cuando unos guardias civiles, que huían hacia Medinaceli para unirse a los nacionales, le dijeron que había estallado la guerra. Al llegar esa noche al pueblo, su madre lo estaba esperando para ponerle un pañuelo rojo al brazo, que esa misma noche se habían llevado a todos los de derechas a la cárcel de Guadalajara. Al día siguiente se llenó el pueblo de milicianos.


    La noticia de la insurrección militar contra la República le llegó a Pepe Zayas cuando estaba segando. Entonces corrió al pueblo, Bocigas de Perales (Soria), y se puso al cabo de la situación. Su pueblo quedaba en zona nacional y vivía rodeado de enemigos de la República, entre ellos sus propios padres; así que, temeroso de que sus vecinos lo denunciaran a la Guardia Civil, una noche preparó unas alforjas y huyó a Madrid. Durante el viaje en tres ocasiones estuvo a punto de caer en manos de la Guardia Civil, que iba por los pueblos arrestando a los sospechosos de ser rojos o a los que eran denunciados como tales por los vecinos («a veces sólo porque el denunciante estaba a mal con alguien»): en Aranda de Duero (Burgos), en Milagros, donde se quedó dormido, y en Robregordo (Madrid), cuando tuvo que robar unas alpargatas porque las suyas, como eran de cáñamo, estaban ya destrozadas. Por fin llegó a Madrid con los pies deshechos después de recorrer unos doscientos treinta kilómetros, la mayoría por el monte, en cinco días. Necesitó casi una semana para recuperarse y en cuanto pudo se alistó.


    En Herencia (Ciudad Real) J. D. F. estaba trabajando en el campo con otros hombres cuando les llegó la noticia que publicaba el ABC: Franco se ha sublevado. «Todos, asustados, huyeron a sus casas.»


    «Yo no quería ir a la guerra [confiesa uno que estuvo en la zona republicana] porque me asustaba matar a alguien. Me había casado hacía dos meses y, como no podíamos tener hijos, habíamos sacado uno de la inclusa de dos añitos. Una noche entraron un capitán y dos soldados y en pocas palabras me dijeron que o paseíto o uniforme y a pegar tiros. No tenía elección; porque tenía familia, que si no...»


    La mayoría de los jóvenes de la zona en torno al Salto de Bolarque (Guadalajara) fueron reclutados y alistados en el ejército republicano contra su voluntad, como el hermano mayor de Victoriano Bermejo, que era de derechas como su padre, y fue destinado a Granada donde murió de reumatismo agudo por «las malas condiciones en que se encontraban las trincheras.»


    Tras la rebelión militar todo el mundo estaba pegado a la radio pendiente de los informativos. Las noticias eran continuas y la guerra parecía inminente. «Al principio nadie sabía con claridad lo que estaba pasando, únicamente por los medios de comunicación se enteraron de que había estallado la guerra.»


    Cuando estalló la guerra «la gente se enteraba de los sucesos por la radio —cuenta F. Bodas—. En Belvís de la Jara (Toledo) el cura tenía una radio, pero lo mataron y los rojos le robaron la radio.»


    A. D., en Miajadas (Cáceres) aprovechaba la ausencia de sus señores «para encender la radio y enterarse de las noticias.» Así se enteró de la muerte de José Antonio.


    «Las personas que vivían en el campo llegaron a enterarse [del comienzo de la guerra] ¡hasta con tres días de retraso! Y hubo reacciones para todo. Dicen que hubo quien recogió sus ropas y se fue rápidamente a Francia o a Portugal, y quien no se creyó lo de la guerra hasta que no le cayeron las bombas encima.»


    «Todos [los encuestados] coinciden en que fueron momentos de desconcierto y confusión. Nadie sabía qué hacer. España se había quedado dividida en dos bandos y nadie sabía de qué lado ponerse. O casi nadie... Tan sólo uno de los encuestados se presentó voluntario al bando republicano.»


    [Resumen de Pablo de Lera Villarejo, de 3º de BUP 1992-93, que ha entrevistado a doce ancianos de más de 75 años].


    2. La guerra en el frente. 1. Zona gubernamental


    Después de las batallas, cuenta B. M., «los campesinos» impedían a los camilleros recoger a los heridos del bando contrario y los mataban.


    B. M. luchó en los dos bandos. Primero con los republicanos, que dominaron en Cuenca, su ciudad natal, en un batallón de dinamiteros formado mayoritariamente por campesinos, y luego, tras ser apresado en el frente de Teruel en 1938, con los nacionales. Durante dos o tres meses estuvo en un campo de concentración en León, de donde salía para trabajar en diversas obras públicas; de allí pasó a Astorga y de Astorga fue enviado, ya como quinto nuevo, a Valdemorillo para reforzar un batallón del que sólo habían quedado catorce hombres. Después estuvo en Cuenca, esta vez guardando prisioneros, en Toledo, en Madrid, en Lérida, en Tortosa... Camino de Zaragoza encontraron un puente destruido y otro ocupado por los republicanos; así que a las 2:00 de la madrugada del 25 de julio de 1938 intentaron pasar el Ebro en barcas, pero la primera de ellas se hundió y las otras tuvieron que retroceder cuando fueron descubiertas y rechazadas con fuego de artillería y ametralladoras por los republicanos.


    C. M. era comerciante en Ciudad Real y acababa de licenciarse cuando estalló la guerra; fue movilizado al instante, pero como era corto de vista fue destinado a servicios auxiliares. Estuvo en Albacete, Valencia y Manzanares, lugar este último donde se libraron muy duras batallas y continuamente se oían aviones, ametralladoras y bombardeos. En más de una ocasión tuvo que correr a unas canteras próximas para protegerse de los bombardeos.


    «El final de la guerra se produjo cuando los fascistas ocuparon rápidamente los pueblos.» Cuando los nacionales entraron en Manzanares, formaron a toda la tropa y les obligaron a cantar el Cara al Sol. A poco, sin embargo, pudo volver a Ciudad Real. Su padre y sus cinco hermanos, en cambio, no tuvieron la misma suerte; a su padre lo mataron porque era socialista, tres de sus hermanos murieron en el frente, a un cuarto le dieron el paseo y el quinto, «que era azul y estuvo viviendo bien en Sigüenza hasta que acabó la guerra», murió de fiebres tifoideas.


    El marido de N F B se alistó como voluntario en la Cruz Roja y estuvo de camillero toda la guerra y vio tantas «cosas muy fuertes y cómo las vidas de los jóvenes de uno y otro bando se iban perdiendo» que, aunque en el frente la comida no escaseaba, «se le quitó el apetito porque no conseguía acostumbrarse y adelgazó hasta casi ponerse enfermo.»


    A M A R lo sorprendió la guerra en Cartagena, donde cumplía el servicio militar como administrativo en el Hospital Militar. El primer recuerdo que tiene es el del silbido de las bombas que lanzaban los franquistas; una de ellas cayó en el edificio de Capitanía, atravesó todas las plantas y, sin llegar a explosionar, fue a alojarse en el aljibe donde Mateo se había refugiado con otros compañeros. «El terror hizo que se quedaran todos mudos.»


    Otro bombardeo le pilló cuando caminaba con un amigo de regreso a su residencia. De pronto todo quedó a oscuras y cogidos de la mano avanzaron tanteando con un palo largo hasta llegar a un pretil donde trataron de guarecerse; pero su amigo no anduvo lo suficientemente rápido y la metralla de una bomba que cayó próxima le seccionó la cabeza.


    También recuerda cómo durante otro bombardeo una bomba cayó en un lugar donde pocos momentos antes él había estado tomando unas navajas con unos amigos.


    Su peor recuerdo es el del hundimiento del destructor Jaime I, que llegaban los marineros al Hospital, amigos suyos muchos de ellos, con los rostros deshechos por las quemaduras y los miembros amputados. Aún hoy no puede olvidar, ni dejar de contar, el olor a carne quemada de aquellos desgraciados.


    E. C. R., en cambio, fue enviado a Madrid a la 21 Brigada Mixta que tenía su sede en el cuartel de Delicias. Muchos de sus compañeros cayeron en el frente y los supervivientes fueron enviados al frente de Teruel en la 11 Brigada Internacional. Allí permaneció treinta y cinco día entre la nieve, lo que dio lugar a que muchos soldados sufrieran congelación de pies y piernas que luego les eran amputados. No obstante, comían bien y tenían un sueldo de una peseta diaria. De allí pasó a Cuenca y más tarde al frente del Ebro, en cuya retirada el 24 de julio muchos perecieron ahogados. En Barcelona se entregó a los nacionales y fue llevado a un campo de concentración donde a los tres meses se enteró del final de la guerra. La banda de música festejó el final de la contienda y les decían: «Alegraos, corazones españoles, que la guerra ha terminado.» Trasladado luego a un batallón de trabajadores, le pusieron en la manga de la chaqueta una T de Trabajadores, según unos, o de Traidores, según otros.


    Cuando en Madrid se supo la rebelión del Ejército de África, la gente acudió en masa al ministerio de la Guerra en busca de armas para defender a la República.


    El marido de M. F. G., A. M. M., se alistó como voluntario y fue destinado a ametralladoras en una unidad acorazada. Fue herido de metralla tres veces: en Belchite (Teruel), en el cerro Garabitas de Madrid y en El Escorial. Luego fue destinado a la retaguardia como conductor de ambulancias porque tenía un trozo de metralla alojado en un pulmón. En la estación de Atocha estuvo vigilando el embarque de oro para Moscú.


    Acabada la guerra, fue detenido y enviado a un batallón disciplinario donde pasó tres penosos años, aunque pudo hacerse practicante. Se licenció el 13 de abril de 1942 e inmediatamente fue llamado a filas, que nada de lo anterior contaba como servicio militar. Murió en 1954 a consecuencia de las heridas recibidas durante la guerra.


    F. I. S. estuvo año y medio en la guerra. Era de Yélamos de Abajo (Guadalajara), en la zona republicana, por lo que se vio alistado en el «ejército rojo, aun teniendo ideas nacionalistas, como la mayoría que iba.» Fue movilizado en octubre del 37 y en un día fue en tren desde Guadalajara a Barcelona pasando por Albacete, Valencia y Tarragona. Durante todo el recorrido el tren fue recogiendo nuevos reclutas. Estuvo en una unidad de camilleros, en espera de que a su quinta le llegara el turno de entrar en combate, evacuando heridos desde el frente. Desde Barcelona fue a Mediana de Aragón, donde se juntaron unos trescientos, y de allí a Rodén, al SE de Zaragoza, ya próximo al frente, desde donde bajaban a Fuentes de Ebro a recoger a los heridos. Enseguida se ven obligados a retroceder a Quinto, aguas abajo del Ebro, desde donde van retrocediento hasta Tarragona.


    De abril a septiembre del 38 estuvo en la zona de Andorra desde donde, a consecuencia del reuma, hubo de ser evacuado a Quinto (Zaragoza), a un hospital habilitado en un café «que llenaron de camas de matrimonio y allí metían a los enfermos, y algunas veces metían a uno o dos enfermos en una cama.»


    Allí supo que unos paisanos suyos se habían pasado a los nacionales, lo que dio lugar a que a los pocos días se presentaran «unos comandantes a interrogarle» por si había conocido su intención. Recibió luego cartas de los familiares de los desertores en que les preguntaban por su paradero, pero no pudo explicarles nada «ya que todas las cartas pasaban por la censura.» Poco después otro soldado de su batallón también intentó cruzar las líneas, pero tuvo menos suerte y fue apresado por una avanzadilla roja. «Al día siguiente la compañía fue llevada a una especie de barranco. Allí se encontraba un pelotón de fusilamiento y delante de él, a unos diez metros, estaba el soldado desertor, y delante de toda la compañía lo fusilaron. Cuando cayó al suelo se retorcía, entonces el teniente pidió permiso a su superior para darle el tiro de gracia y el superior se lo dio. Se acercó y, apuntándole a la cabeza, le disparó matándolo y estremeciendo de miedo y pánico a todos los presentes.»


    Confiesa F. I. S. que «mucha gente quería pasarse, pero nadie nos atrevíamos.» Tres miedos hacían desistir a los posibles desertores: uno era el pelotón de fusilamiento; otro, el miedo a los moros que, «si caías en sus manos, te cortaban el cuello. También tenían miedo porque al pasarse podían castigar a la familia.»


    De regreso al frente, una noche tuvo guardia al mando de cuatro chavales de catorce años de la quinta del chupete, pero al hacer la ronda encontró que faltaba uno de ellos; lo buscó por toda la zona sin encontrarlo. A la mañana siguiente vieron que de las trincheras nacionales salían unos soldados a recoger un cuerpo en el que reconocieron al chico que había faltado durante la noche.


    La situación era desesperante en el sentido literal de que no tenían esperanza, porque no avanzaban nada; «lo único que hacían era retroceder y siempre retroceder, de forma que no dieron un solo paso adelante.» Cediendo terreno llegaron a Mataró.


    J. R., camarero de la quinta del 31, fue capacitado para teniente tras un cursillo de cuarenta días en el Palacio Real; otro cursillo, también de cuarenta días, en el castillo de Aldobea (Aranjuez) lo capacitó para capitán de Estado Mayor. Luego, por muerte de su comandante, fue promocionado a este grado al mando de un batallón (que se componía de cuatro compañías mandadas por un capitán cada una; éstas, a su vez, de cuatro secciones de fusileros al mando de un teniente y una de armas, con dos ametralladoras y dos morteros, y cada sección, de dos pelotones cada uno mandado por un sargento, y cada pelotón de dos escuadras de cuatro números y un cabo). Al término de la guerra estuvo en prisión hasta el 1º de julio de 1941: «Las cárceles estaban en muy malas condiciones, eran conventos..., se comía lo que te mandaban los familiares.»


    JMMG era de la quinta del 24 y ya estaba casado cuando lo movilizaron en 1938. Estuvo en la provincia de Badajoz y pasó por Talarrubias y Siruela (Badajoz), y Agudo (Ciudad Real); padeció hambre y calamidades y, aunque su compañía no entró en combate, las balas le pasaban silbando sobre la cabeza. Muchas veces tuvo que alimentarse de hierbas cocidas y también tenía que cocer la ropa para evitar los parásitos, y una vez que su hermano y su cuñado fueron a visitarlo y llevarle comida no les permitió que tirasen las migas, sino que se las comió todas. Luego lo trasladaron a otra compañía y, como un soldado le diese recuerdos para un amigo, los mandos sospecharon que era un espía y lo detuvieron junto con otros soldados.


    Estando en prisión, una noche escucharon a los centinelas decir: «A estos los vamos a matar y decimos que se han escapado.» A poco se llevaron a uno de los detenidos y oyeron unos tiros, lo que les hizo pensar que habían dado cumplimiento a su proyecto. Sin embargo, el compañero no tardó en volver sano y salvo.


    Por fin se aclaró el malentendido y los pusieron en libertad.


    Al estallar la guerra J. D. F. tenía catorce años y en el 38 lo movilizaron; pero se escapó y se volvió a su pueblo, Herencia, que era muy frecuente que los chicos de dieciséis o diecisiete años desertasen. Sin embargo, lo encontraron y lo devolvieron al frente.


    Cuando Pepe Zayas se alistó en Madrid, luego de huir de su pueblo, lo destinaron a Bilbao (lo que le sentó muy mal después del trabajo que le había costado llegar a Madrid) adonde llegó en avión en muy poco tiempo. Estuvo destinado en Munguía, sacó un buen concepto de los vascos, que eran muy buenas personas, y notó que allí no faltaba de nada, porque, aunque las provincias del norte estaban cercadas, había bastantes reservas y por mar llegaba todo lo necesario ya que la Marina permaneció leal a la República.


    El bombardeo de Guernica les desmoralizó mucho, sobre todo al saber que Alemania apoyaba a Franco.


    Durante la defensa de Bilbao fue herido de bala en una pierna, de modo que los últimos días de la defensa y la caída de la ciudad le pillaron en la enfermería. Los nacionales lo cogieron cuando planeaba huir a Francia con otros compañeros en el barco Atxuvi. Lo juzgaron por lo militar y lo metieron en la cárcel de donde no salió hasta octubre de 1939. Allí, a causa de la poco atención, se le infectó la herida de la pierna y ya no se le curó nunca, que todos los veranos, con el calor, se le ulcera y le sangra.


    Nada había sabido de sus padres durante la guerra y, aunque tenía muchas ganas de volver a verlos, temía que no lo aceptasen. Su padre, en efecto, no salió a recibirlo y no le perdonó nunca que luchara del lado de la República, sólo a su muerte lo perdonó, recuerda Pepe Zayas con los ojos enrojecidos. Su madre, en cambió, lo abrazó llorando y sólo le reprochó que no se casara con su novia (con la que al fin se casó) que tenía una hija suya de tres años.


    Las quintas recibían nombres graciosos, así:

    La quinta del chupete:
    La quinta del biberón:
    La quinta del saco: reclutas de 15-16 años.
    reclutas de 16-18 años.
    reclutas de 60 años.
    Se solía reclutar una quinta joven y otra vieja alternativamente.


    «Existieron dos generales al mando de las tropas rojas que fueron bastante odiados por toda la gente y llamados asesinos. Fueron Líster y el Campesino, dos personas sin corazón que mandaban a las tropas a lugares imposibles de conquistar [donde tenían todas las posibilidades de ser] destruidas, ya que las dirigían directamente a la boca del lobo, y ellos no paraban de pedir cada vez más hombres; pero mi abuelo tuvo suerte, ya que tres días antes [de ser llamado a filas] se acabó la guerra.»


    La batalla de Guadalajara


    «Se produjo un levantamiento de los militares contra el pueblo» y M. C. (cuya odisea se cuenta en el libro Ma guerre d'Espagne a mort de Mika Etchebehere, editado en 1976), que vivía cerca del cuartel de San Andrés en Barcelona, vio cómo las milicias de la C.N.T., que «eran en cierta forma las fuerzas del pueblo», lo bombardearon y sometieron. Luego vino con los milicianos a Madrid y fue al frente de Sigüenza, de donde guarda el recuerdo de unas noches muy frías y de la comida que no les faltó nunca. Allí apresaron a tres curas acusados de disparar contra gente de izquierdas y de guardar fusiles y munición en sus iglesias. M. C. cree que serían fusilados. Y sobre todo recuerda la muerte de su hermano menor, de tan sólo catorce años, alistado en los Voluntarios del P.O.U.M., que cayó de un balazo en la cabeza.


    Caída Sigüenza en poder de los franquistas, huyó como pudo y regresó a Madrid. Luego fue destinado a Chinchilla, adonde llegaba el armamento de la ayuda rusa. Más tarde estuvo en Almería, «para cortar algo la retirada de Málaga», en la batalla de Brunete y en la del Ebro. Por último pasó a Francia y estuvo en el campo de concentración de Agde (Eraun).


    El haber conocido lugares nuevos, como Almería, es el único recuerdo positivo que guarda de la guerra.


    U G ingresó en octubre de 1935 en el Primer Regimiento de Artillería Ligera de Getafe. El 17 de julio del 36 los oficiales de su cuartel, aunque se pusieron de parte de la rebelión militar, no la apoyaron activamente, lo que permitió a los vecinos de Getafe, apoyados por fuerzas de aviación, tomar el cuartel y apresar a la mayoría de los oficiales. El día 21 U G salió para Buitrago como ordenanza de una batería; allí permaneció un año y la tropa tuvo tiempo de hacerse unas cabañas de madera bastante acogedoras. En verano se bañaban en el Lozoya y en invierno tenían una estufa de leña con la que calentarse. Tuvieron muchas bajas por los continuos ataques de la aviación nacionalista. Luego de un breve descanso en La Cabrera, fue destinado al frente de Guadalajara y estuvo en Torrebeleña, monte Ibarra, Brihuega, Sacecorbo... En este último lugar encontró casualmente a uno de sus hermanos que era trasladado al frente de Madrid. Los continuos desplazamientos en este área les obligaban a dormir muchas veces en el suelo a la intemperie. En una acción nocturna frente a Cogolludo un proyectil estalló dentro de un cañón y provocó varias bajas. En enero del 1938, en Chaparral de Yela, fue nombrado por votación comisario de la batería, que fue trasladada luego a la fábrica de cemento Valderribas, en Vicálvaro, y de allí a Seseña, donde el fuego fue tan intenso que la pintura de los cañones hervía. Volvió a Cogolludo, pasó por Añover de Tajo, actuó en Brunete y Quijorna, y en el sector de Aranjuez, cerca de Vicálvaro, pasó los últimos días de la guerra.


    La batalla de Teruel


    A poco de empezar la guerra llegaron los italianos a Torija y un bombardeo hundió la casa de P S L; toda la familia tuvo que huir en mitad de la noche. Se refugiaron en Ciruelas y allí permanecieron hasta que pudieron volver a Torija.


    En el 37 lo movilizaron por su quinta, hizo la instrucción en Ciudad Real e inmediatamente fue destinado al Puerto Escandón, cerca de Teruel, donde estuvo durante seis meses haciendo trincheras.


    «En aquella zona caían grandes nevadas y los soldados morían congelados. Mi abuelo se salvó de morir helado gracias a una cantimplora de coñac. Después lo evacuaron a un pueblo debido a una intoxicación del coñac ya que la botella era para ocho personas y mi abuelo se la tomó entera.»


    Una noche que subió a un cerro con dos compañeros para hacer trincheras, fueron sorprendidos por fuego de mortero que alcanzó a sus dos compañeros. P S L pidió socorro, pero cuando llegaron los camilleros ya no pudieron hacer nada para salvar la vida a los heridos.


    En otra ocasión que estaba tendiendo alambradas tuvo que hacer «una especie de muro apilando los muchos muertos que allí había» para protegerse del intenso tiroteo que se armó en un instante.


    Otro día que se retiraban hacia el Toro, la aviación comenzó a bombardearlos y se tuvieron que dispersar en una chopera, después de lo cual todos se perdieron y tardaron ocho días en volver a reunirse.


    Otra vez, tras otro bombardeo en un pueblo, encontró a un primo al que no veía desde hacía dos años.


    El hambre y las necesidades eran tantas que una vez, mientras hacía trincheras, le robaron todas sus pertenencias y en otra ocasión fue él quien con seis compañeros robó un cochinillo, pero tuvieron que abandonarlo cuando estaban a punto de comérselo porque vinieron los moros. Tanto era el cansancio que muchas veces sacaba el brazo por si lo herían y lo mandaban a casa, pero nunca tuvo esa suerte.


    Sin embargo a través de un capitán amigo consiguió un permiso de ocho días cuando le llegó un telegrama que le informaba del grave estado de salud de su madre. Pudo llegar al pueblo a punto de verla morir y a los ocho días terminó la guerra.


    La batalla de Madrid


    «Llega el momento de partir... a detener al enemigo.» Con un arma, municiones y su humilde ropa por único equipo C. G. se dirige a la sierra por donde, según informes, se acerca un ejército falangista. «En camiones requisados al pueblo y al ejército los jóvenes se distribuyen por la sierra de Guadarrama, Buitrago, Lozoya... Era un ejército muy especial, constituido por voluntarios como C. y sus hermanos que abandonan sus hogares para dirigirse al frente.»


    El frente se estabiliza en la sierra de Guadarrama tras los primeros combates. C. recuerda con estusiasmo aquellos primeros días de la guerra, en que aún no había llegado el hambre ni el frío; «sin embargo, la falta de organización pronto se hizo evidente en unas compañías nacidas de la exaltación y formadas por el pueblo llano.»


    Ciriaco hizo una guerra cómoda, a pesar que fue herido en los primeros días; que la misión de su compañía era proteger el embalse de Lozoya, único que aprovisionaba de agua a Madrid, y la estabilidad del frente facilitó «incluso la relación entre los miembros de ambos bandos, los cuales se intercambiaban el papel, el tabaco...» Cómo, además, «en el seno de una población semianalfabeta», él y sus hermanos sabían leer, escribir y las cuatro reglas, fueron ascendidos a sargentos.


    El ambiente de Madrid —cuenta Pepe Zayas— era muy animado en los primeros días con manifestaciones en las calles de gentes que cantaban y gritaban el ¡No pasarán!


    En octubre del 36 la población de Madrid aún no se había dado cuenta de la inminencia del ataque de las fuerzas franquistas, sólo el Partido Comunista, que había crecido notablemente, había empezado a hacer preparativos para la defensa de la capital y a finales de julio formó el Quinto Regimiento cuyo primer comisario político era un tal Contreras. Durante el mes de octubre los sublevados se aproximaron a Madrid formando un extenso arco de NO a SO, por lo que el oeste de la ciudad se llenó de trincheras y alambradas, y en Olías del Rey (Toledo), en noviembre, tuvieron el primer contacto con las avanzadas de la capital. J, H. G. dice que allí pasó las peores noches de su vida, «la gente tenía que sobrevivir como podía, y cada cual hacía lo posible..., aunque era muy difícil ya que se pasaba también mucha hambre; pero cuando tenías que luchar se te quitaba el hambre de un tirón.»


    Los republicanos se replegaron hacia la capital y Madrid se llenó de refugiados por lo que hubo necesidad de racionar los alimentos y el agua.


    Según J. R., el cerro Garabitas fue bombardeado por los nacionales a las tres de la madrugada y a la mañana siguiente apareció todo lleno de cadáveres.


    Insuficiencias tácticas de los milicianos


    En los montes del Tajo había guerrilleros anarquistas y hacia el norte se enviaban unidades de milicianos que «no sabían desplegarse en el llano, ni avanzar, ni retirarse.» Cuando tenían superioridad numérica, «a veces arrollaban una posición enemiga; pero, cuando eran atacados con ametralladoras (los rebeldes siempre disponían de mayor capacidad de fuego), corrían hacia los camiones, momento que aprovechaban los ametralladores de los sublevados para abatirlos en grandes cantidades.» Así, en octubre los republicanos lanzaron un ataque cerca de Illescas, «pero no sirvió de nada porque no supieron defender el terreno ganado.» En las zonas de montaña, en cambio, o en lugares arbolados, «la lucha era mucho más igualada.»


    A finales de octubre los sublevados iniciaron un avance sobre la Casa de Campo y la Ciudad Universitaria, y a principios de noviembre las tropas de Mola tomaban el aeródromo de Getafe «adonde habían sido llevadas las tropas anarquistas para combatir desde trincheras cavadas por mujeres y niños. Los aviones rebeldes bombardearon a los defensores y los pocos supervivientes huyeron junto con miles de campesinos.»


    Poco después «el ejército invasor ocupaba la parte oeste de la Casa de Campo y en la mañana del 8 de noviembre el pueblo coreaba la consigna ¡No pasarán!.


    Ese mismo mes llegaron a Madrid las primeras unidades de las Brigadas Internacionales, alemanes en su mayoría, que fueron destinadas a la Casa de Campo donde a poco aguantaron el ataque de los sublevados y sufrieron un gran número de bajas. Durante diez días, del 8 al 18 de noviembre se luchó denodadamente en la Casa de Campo y en la Ciudad Universitaria y todo Madrid estuvo pendiente del resultado de la batalla, pero los internacionales consiguieron detener el avance rebelde en Puerta de Hierro y en el Puente de los Franceses.


    Las trincheras eran galerías subterráneas con respiraderos de tramo en tramo y en una ocasión que J, H. G. estaba de guardia con un compañero el capitán les advirtió que no asomaran la cabeza por los respiraderos porque era muy peligroso. En cuanto el capitán se marchó, sin embargo, el compañero de J, H. G. quiso comprobar aquella circunstancia; «se asomó por uno de los agujeros y le metieron un tiro entre ceja y ceja.» J, H. G. lo vio caer a sus pies y hubo de pasar toda la noche junto al cadáver de su compañero.


    Otra noche que llovía a cántaros se retiraban hacia un pueblo próximo campo a través porque los nacionales batían toda la carretera; dadas las circunstancias, era imposible organizar la retirada y el capitán dijo: «¡Sálvese el que pueda!» La retirada entre la oscuridad, el barro y la lluvia fue penosísima; había además pozos de agua para el ganado en los que muchos soldados cayeron; un compañero de J, H. G. que iba delante cayó en uno de ellos y a la mañana siguiente lo encontraron ahogado. Todos los que cayeron en los pozos se ahogaron; sólo la suerte guió a los que se salvaron, que «aquella noche fue una de las peores.»


    F. B. estuvo ocho meses en el frente de Madrid; en la Cuesta de las Perdices, en Aravaca, en Las Rozas y en Majadahonda estuvo, «lugares donde había muchos tiros.»


    Trabajaba en un túnel que llegaba desde Puerta de Hierro hasta Las Rozas y Majadahonda. El túnel, cuya construcción estaba a cargo de la compañía de Ingenieros Minadores, tenía siete salidas y debía llegar al puesto de mando enemigo. «En Aravaca sólo se separaban de los enemigos por el ancho de una carretera. Cuando localizaban a los nacionales se paraban; los localizaban gracias a unos escuchas... compuestos por un tambor de mercurio con un auricular.» Podían oírlos picar otro túnel a mucha distancia. «En la carretera que los separaba del enemigo había un tanque inutilizado y para ver lo que tenía dentro cavaron una mina hasta él; estaba lleno de metralla.»


    Un día en Aravaca «su túnel dio con el del enemigo y capturaron a un piqueta, a otro que sacaba tierra del túnel nacional, y dos carburos con los que los nacionales obtenían luz. Los rojos obtenían la luz con unas pequeñas baterías eléctricas que tenían un cable fijo y otro movible, el cual hacía de interruptor. Cuando iban atravesando el túnel instalaban bombillas.»


    «Las minas tenían codos, es decir, con forma de zig-zag, para que la voladura no saliese por la boca del túnel. También colocaban sacos de arena en el fondo, tapando la boca para que la explosión hiciese mayor efecto en el extremo del túnel. La última mina que dejaron cargada tenía trece metros de dinamita y tres de trilita, pero la descargaron los nacionales con rojos de una brigada que habían hecho prisionera. Hicieron explotar dos de esta manera y se decía que rompieron las cristaleras de Madrid.»


    «Las minas estaban preparadas por si avanzaban los nacionales, explotarlas y dejarlos inutilizados. En este lugar los nacionales y los rojos habían hecho la paz honrosa, pero los nacionales la violaron y capturaron a algunos rojos con los cuales descargaron las minas.»


    «Las cargas explotaban por medio de una llave que accionaba un fulminante.»


    A G. S. H. le sorprendió la guerra en Madrid y pasó sucesivamente por la Guardia Civil, la Guardia Nacional Republicana y la Guardia de Asalto. Como guardia de asalto (27 Grupo de Asalto, 109 Compañía) estuvo en el Monasterio del Paular y en Robledo de Chavela donde fue herido de metralla en la pierna derecha. Convaleciente en Madrid, conoció a su futura esposa cuando acudía al puesto de abastos de la calle Miguel Ángel donde se despachaban huevos y leche para los enfermos. Se casó en 1938 y enseguida volvió al frente; un día, sin embargo, se escapó para ver a su mujer, pero tuvo que volver a toda prisa porque su compañía se trasladaba a la cuesta de la Reina, cuyo recuerdo se le hace doloroso porque allí cayeron muchos de sus compañeros. Luego fue enviado a Murcia y allí le cogió el final de la guerra. Durante un mes permaneció en un campo de concentración donde se llenó de piojos; tantos tenía, que en los calcetines formaban lunares blancos. Al llegar a Madrid (tres días de viaje empleó) su mujer tuvo que tirar toda la ropa que traía.


    F. O. era estudiante de Bellas Artes en Madrid y sólo tenía catorce años cuando comenzó la guerra, pero la desolación y la muerte que vio a su alrededor le impulsaron a alistarse como voluntario. Estuvo destinado en la unidad de blindados de Alcalá de Henares y aquella experiencia fue tan traumática que aún hoy no puede resistir la vista de la sangre. Aquella unidad estaba formada por rusos y españoles y pudo comer alimentos enlatados procedentes de la URSS: albondiguillas rusas con caviar, perdices escabechadas... Todo muy bueno, particularmente si se consideraba el hambre que pasaban otros.


    A A. P. P. le sorprendió la guerra en Madrid y fue enviado a Navafría donde permaneció hasta que, herido, fue evacuado a la capital. Cuenta que solían hablar con los soldados del otro bando e intercambiarse papel de fumar y tabaco. La estancia en Madrid la aprovechó para hacerse policía militar y como tal estuvo en Guadalajara efectuando controles de carretera; luego fue enviado a Barcelona, cuando los sucesos de la F.A.I. Más tarde estuvo en Belchite, el lugar donde más muertos vio; pasó mucho frío porque durante quince días no cesó de llover y tenía que dormir en los nichos de los cementerios. Por las noches tenía que aproximarse a las filas enemigas a hacer de escucha e iba cargado de bombas.


    En Brunete los soldados tuvieron que comer hierba y más de uno tuvo que refugiarse en un pozo, metidos en el agua, mientras la aviación bombardeaba.


    La caída de Barcelona


    La unidad de F. I. S. se vio obligada a retroceder hacia Barcelona hasta que se disgregó. Él se detiene con otros compañeros en Yanvillas o Llanvillas [acaso Llavaneres situada en la comarca del Maresme, la primera población que se encuentra al norte de Mataró] donde se entregan en febrero del 39.


    «La noche que los nacionales tomaron Barcelona —cuenta F. I. S.—, hubo retirada en camiones y camionetas, y los conductores, como iban de retirada, se llevaban todo lo que podían. Esa noche disparaban hasta los civiles. Salían de Barcelona en dirección al mar, pero nada más salir se oían y veían cañonazos, lo que les hizo volver y tomar el camino contrario. Allí la retirada era ya una desbandada y, como muchos otros, mi abuelo decidió quedarse y esperar al ejército nacional para entregarse.»


    Mientras esperaban el momento de entregarse, Francisco y sus tres amigos se alojaron en casa de los amos de los familiares de uno de ellos que los trataron muy bien y, como tenían ganado vacuno, les dieron un becerro recién nacido «para que se lo comieran.» Por fin, luego de tres o cuatro días, vieron avanzar a los nacionales con las armas al hombro y se entregaron a ellos; pero eran italianos.


    Antes de llegar al campo de concentración pasaron un hambre terrible porque no había suministros para ellos; y así, tuvieron que rebañar las sobras de unos oficiales y robar bellotas de engordar cerdos. En Mataró los nacionales les dieron un trozo de pan, «que era de los que traían de África», más duro que una piedra y tuvieron que machacarlo para poder comerlo y «a estos trozos de pan machacados les llamaban galletas de guerra»; al día siguiente al pasar por el cuartel de Horta, en las afueras de Mataró, una mujer les dio un paquete de comida por si veían a su hijo, pero, como estaban hambrientos, se lo comieron entre los cuatro compañeros: «Era tanta el hambre que pasábamos, que hicimos esto.»


    Durmieron en el cuartel de Horta —«allí entraba y salía mucha gente»— y durante la noche les robaron las bolsas en que llevaban todas sus pertenencias.


    Otro día vieron cómo llevaban mucha gente a los campos de concentración y se unieron a ellos pensando que entonces les darían de comer. Los embarcaron con destino a Tarragona y allí los encerraron en el cuartel del regimiento Almansa número 15. Dos meses pasaron en aquel acuartelamiento, hasta finales de abril, y «hasta entonces no supe lo que era pasar hambre.»


    A diario, hacia las once de la mañana, les daban veinte gramos de pan y una onza de chocolate, y algún día, como algo muy especial, una lata de sardinas pequeñísimas. Dormían sobre una persiana y por la mañana y por la tarde los formaban para izar y arriar bandera mientras les hacían cantar el Cara al sol, y mientras estaban formados muchos se desmayaban de debilidad «y también todas las mañanas aparecían en la enfermería personas muertas del hambre, que allí sólo resistían los fuertes, como si fuese una selección de los más fuertes.» Más adelante, dieron garbanzos los jueves y era una fiesta para todos los presos. Algunos conseguían sobornar a los guardias para que la familia les trajera comida. Pero a uno que sorprendieron robando lo pasearon por todo el recinto con un cartel en que se leía la palabra LADRÓN. En una ocasión Francisco tuvo que vender su onza de chocolate para comprar papel y sellos con que escribir a su casa. Había un lavadero donde se cocinaba, pero a los prisioneros no se les dejaba acercarse a él; tenía, sin embargo, una guardia de presos escogidos que podían beber agua y beneficiarse de la proximidad de la cocina y de la amistad de los cocineros; «lo que me salvó» dice F. I. S. es lo eligieron para hacer guardias en el lavadero.


    «A principios de abril le dijeron que tenía que escribir a su pueblo para que le mandaran el AVAL, que era como decir el historial. Tuvo otra vez que vender la onza de chocolate y cuando le mandaron el AVAL le enviaron a casa.» Volvió a su pueblo con muchos dolores de reuma en las rodillas.



    Memoria: La Guerra



    La Iglesia es el poder supremo en lo espiritual, como el Estado lo es en el temporal.

    Antonio Aparisi

  6. #26
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    Re: Los moros del bando nacional

    Sobre este tema de la intervención de las tropas moras en nuestra guerra, el 6 de julio de 2012, la segunda cadena de la TVE, emitió un documental que llevaba el título Ben Mizzian "El General Moro". Hoy podemos verlo por internet en la TV a la carta de la cadena estatal española.



    El documental de La 2 - Ben Mizzian "El General Moro"






    44:26 minutos de duración - 06/07/2012 01:23:50

    El documental de La 2 - Ben Mizzian "El General Moro", El documental online, completo y gratis en RTVE.es A la Carta

    El documental de La 2 - Ben Mizzian "El General Moro", El documental - RTVE.es A la Carta

  7. #27
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    Re: Los moros del bando nacional

    Cita Iniciado por Michael Ver mensaje

    Los bandos enfrentados, según dos mujeres de Bargas, se resumen así:

    «Nacionales: dirigidos por el general Francisco Franco y José Antonio Primo de Rivera. Su apoyo era la clase alta, los ricos y la Iglesia.

    «Republicanos: su líder ideológico era Manuel Azaña, presidente de la República. Su apoyo eran las clases trabajadoras, deseosas de mejorar su situación.»
    Michael, te ruego que dejes de publicar tantísimas gilipolluas en el foro. Decir una majadería tal como que a Franco y José Antonio le apoyaban solamente las clases altas y la Iglesia es una estupidez tal que solo con el recuento de tropas que combatían en ambos frentes y los tres largos años que duró la contienda se puede rebatir. ¿Acaso te crees que habían tantísimos ricos en aquella España polvorienta y maltrecha de la segunda república para hacer frente a los rojos?.

    Con todos los respeto, te ruego que pares ya de tanto publicar memeces.
    Última edición por jasarhez; 10/07/2013 a las 20:22

  8. #28
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    Re: Los moros del bando nacional

    Cita Iniciado por jasarhez Ver mensaje
    Michael, te ruego que dejes de publicar tantísimas gilipolluas en el foro. Decir una majadería tal como que a Franco y José Antonio le apoyaban solamente las clases altas y la Iglesia es una estupidez tal que solo con el recuento de tropas que combatían en ambos frentes y los tres largos años que duró la contienda se puede rebatir. ¿Acaso te crees que habían tantísimos ricos en aquella España polvorienta y maltrecha de la segunda república para hacer frente a los rojos?.

    Con todos los respeto, te ruego que pares ya de tanto publicar memeces.

    Aquí nadie está publicando memeces. Estoy publicando las cosas de una forma neutral y objetiva para que todos en el foro participen y comenten. ¿Tú crees que en el bando cruzado no se cometieron atrocidades? Tienes un modo muy partidario de ver las cosas. El historiador debe ser realista y ver las dos caras de la moneda. Yo no estoy diciendo que Franco y José Antonio fueron apoyados solamente por la iglesia y la clase alta. Siempre he opinado que fue una guerra del pueblo, el cual se dividió en dos bandos. Ves las cosas de un modo muy parcial. Los artículos enlazados son para debatir y opinar. Porque en nada se enriquece el debate si solamente se dan historias de un sólo bando. No, en la historia hay dos caras. El historiador debe ser objetivo y mirar ambas caras sin tomar partido con nadie. Los artículos que he enlazado en este hilo son para opinar y debatir, no representan mi opinión personal.

    Un abrazo en Cristo.
    La Iglesia es el poder supremo en lo espiritual, como el Estado lo es en el temporal.

    Antonio Aparisi

  9. #29
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    Re: Los moros del bando nacional

    Cita Iniciado por Michael Ver mensaje
    Aquí nadie está publicando memeces. Estoy publicando las cosas de una forma neutral y objetiva para que todos en el foro participen y comenten. ¿Tú crees que en el bando cruzado no se cometieron atrocidades? Tienes un modo muy partidario de ver las cosas. El historiador debe ser realista y ver las dos caras de la moneda. Yo no estoy diciendo que Franco y José Antonio fueron apoyados solamente por la iglesia y la clase alta. Siempre he opinado que fue una guerra del pueblo, el cual se dividió en dos bandos. Ves las cosas de un modo muy parcial. Los artículos enlazados son para debatir y opinar. Porque en nada se enriquece el debate si solamente se dan historias de un sólo bando. No, en la historia hay dos caras. El historiador debe ser objetivo y mirar ambas caras sin tomar partido con nadie. Los artículos que he enlazado en este hilo son para opinar y debatir, no representan mi opinión personal.

    Un abrazo en Cristo.
    Eso que tu dices de que en la historia siempre hay dos caras es mentira. En la historia solamente existe la verdad y la mentira. Y tu, con tu estilo 'imparcial, neutro y objetivo' estás contribuyendo a difundir falsedades o mentiras. Además, yo siempre he desconfiado de los que, utilizando un estilo basado en formulismos relativistas y liberales, se empeñan en decir que hablan desde una perspectiva siempre 'objetiva'. ¿Sabes lo que decía don Miguel de Unamuno, hombre al que siempre he admirado, de aquellos que decían ser siempre 'objetivos'?.


    "...soy subjetivo porque soy sujeto, y no soy objetivo porque no soy objeto"
    SOLO LOS OBJETOS PUEDEN SER 'OBJETIVOS'. Yo, gracias a Dios, soy muy subjetivo, y no me gustan nada las mentiras que publicas. ¿Crees que así vas a avivar el debate....?. ¿Sabías que basta tan solo una mentira, para poder ponerse en duda todas las verdades?. Publicar sin ton ni son bobadas, lejos de avivar la verdad, lo único que hace es dispersar el debate.

    No me gusta el estilo que estás siguiendo en este hilo, estimado Michael.


    _____________________________
    P.D.: Por cierto... ¿Michael es Miguel en el chapurreo que utilizan en la pérfida Albión?, como Michael Jackson, por ejemplo...
    Última edición por jasarhez; 10/07/2013 a las 20:54
    Kontrapoder y Ramón de Bonifaz dieron el Víctor.

  10. #30
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    Re: Los moros del bando nacional

    Por supuesto que, como ya dije, en cada bando se cometen barbaridades, y el bando nacional no estuvo exento de ellas. Ya sabemos que esos artículos no representan tu opinión personal, pero proceden de fuentes que no son objetivas, de fuentes contrarias a la Tradición y a la verdadera España y que por lo tanto exageran, mienten y tergiversan, callando siempre que eran ellos los que quemaban iglesias y conventos, los que tenían checas, los que hacían fusilamientos masivos, etc., etc., etc. Y disiento de que el historiador no deba tomar partido. Por supuesto que debe ser objetivo, pero es totalmente imposible ser neutral. En religión no podemos ser neutrales ("quien no está conmigo está contra Mí"), y en política tampoco. Yo tomo partido por España y por la Tradición. Y eso me lleva a tener una perspectiva determinada de España y de la historia. Perspectiva que no me impide ser objetivo y reconocer lo que esté mal, pero sin caer en las tergiversaciones de la mayoría liberal.
    Kontrapoder, jasarhez y Ramón de Bonifaz dieron el Víctor.

  11. #31
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    Re: Los moros del bando nacional

    Hyeronimus, si el historiador toma partido, el historiador no es riguroso y es propenso a tergiversar las cosas. Hay que tener mucho cuidado con tomar partido ya que el historiador que toma partidos se enfocará solamente en lo positivo del que está historiando. Nadie está cayendo en las tergiversaciones de la mayoría liberal. El hecho de que se narren las atrocidades del otro bando no significa para nada que se esté tergiversando las cosas.


    Cada cosa tiene sus cosas buenas y malas. Obvio, que el lado contrario dará una visión diferente. Me remito a esto que dijo el amigo Adriano:




    Evidentemente las críticas a un sector del bando nacional es lógico que vengan del bando rival. Salvo excepciones será muy raro que vengan del propio bando. Si vemos una crítica al holocausto, no va a venir del bando nazi, vendrá del bando enemigo, como es lógico en la mayoría de los casos.


    En la historia hay que ser objetivo, porque si el historiador no es objetivo estaría propenso a tergiversar las cosas, dando sólo un punto de vista positivo de las cosas.


    En esa narración también habla de que los republicanos entraron y violaron unas monjas. Es una narración desde el punto de vista de alguien que vivió la guerra.


    El historiador no puede creer en leyendas negras ni en leyendas rosas.


    Si no somos rigurosos en la historia nada nos diferenciaría de aquellos que difunden la leyenda negra.
    La Iglesia es el poder supremo en lo espiritual, como el Estado lo es en el temporal.

    Antonio Aparisi

  12. #32
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    Re: Los moros del bando nacional


    Eso que tu dices de que en la historia siempre hay dos caras es mentira. En la historia solamente existe la verdad y la mentira. Y tu, con tu estilo 'imparcial, neutro y objetivo' estás contribuyendo a difundir falsedades o mentiras. Además, yo siempre he desconfiado de los que, utilizando un estilo basado en formulismos relativistas y liberales, se empeñan en decir que hablan desde una perspectiva siempre 'objetiva'. ¿Sabes lo que decía don Miguel de Unamuno, hombre al que siempre he admirado, de aquellos que decían ser siempre 'objetivos'?.

    Estimado Jasarhez:


    Hay historiadores que sí son objetivos. Yo no estoy contribuyendo a difundir ningún tipo de falsedades. ¿El amigo Adriano o yo andamos tergiversado las cosas? ¿Crees que el amigo Adriano y que su abuelo andan tergiversando las cosas?





    SOLO LOS OBJETOS PUEDEN SER 'OBJETIVOS'. Yo, gracias a Dios, soy muy subjetivo, y no me gustan nada las mentiras que publicas. ¿Crees que así vas a avivar el debate....?. ¿Sabías que basta tan solo una mentira, para poder ponerse en duda todas las verdades?. Publicar sin ton ni son bobadas, lejos de avivar la verdad, lo único que hace es dispersar el debate.


    No me gusta el estilo que estás siguiendo en este hilo, estimado Michael.



    ¿Por qué son bobadas?


    ¿Por qué dan una visión distinta de lo que tú crees?


    No te gusta porque puse opiniones que no son de tu agrado.


    ¿Por qué he publicado mentiras?


    ¿También Adriano está diciendo mentiras?
    La Iglesia es el poder supremo en lo espiritual, como el Estado lo es en el temporal.

    Antonio Aparisi

  13. #33
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    Re: Los moros del bando nacional

    Cita Iniciado por Hyeronimus Ver mensaje
    ...disiento de que el historiador no deba tomar partido. Por supuesto que debe ser objetivo, pero es totalmente imposible ser neutral. En religión no podemos ser neutrales ("quien no está conmigo está contra Mí"), y en política tampoco. Yo tomo partido por España y por la Tradición. Y eso me lleva a tener una perspectiva determinada de España y de la historia. Perspectiva que no me impide ser objetivo y reconocer lo que esté mal, pero sin caer en las tergiversaciones de la mayoría liberal.
    Efectivamente, es que al margen de que la práctica continuada de hacerse eco de las opiniones que expresan tanto los de un bando, como los de otro, para así pretender encontrar a verdad tras un debate, es una práctica errónea. Imagináos que aquí entrara alguien quien, tras publicar extensos rollos proabortistas de los grupos feministas o las élites eugenésicas, viniera y nos dijera: "Es que estoy publicando las cosas de una manera neutral y objetiva, para que todos entren, participen y puedan comentar aquello que opinan otros en este foro, ya que nada enriquece más el debate que cuando podemos situar en un plano de igualdad todas las opiniones, y así poder luego tener un modo 'objetivo' de ver las cosas, para estar siempre alejado de los 'particularismos' tan dañinos...". A ver, ¿qué pasaría si viniera alguien aquí e hiciera ésto?. Estoy seguro de que muchos aquí le recriminarían duramente por atreverse a colgar propaganda proabortista. Y mucho mas se lo recriminarían si se atreviera a situarla en un plano de igualdad a la verdad. Y se lo recriminarían con toda la razón, porque eso, en mi tierra, se llama sencillamente 'tocar los pelendengues'...o y luego esconder la mano bajo la excusa de la neutralidad objetiva.

    De este modo, cuando una chica embarazada que se encuentre apesadumbrada y deprimida por su inseguro porvenir tras la noticia de su inesperada maternidad, nos venga a preguntar qué hace. Para ser liberales, democráticos, neutrales y sobretodo, muy objetivos... habríamos de decirle sin pensarlo: "Mira, nena, tu vete a hablar con todo el mundo. Entra en un foro feminista proabortista primero, para ver lo que opinan, luego entra en otro de los que están en contra, y luego ya... cuando estés en posesión de 'las dos caras de la moneda', entonces ya... y solo entonces, juzga por tí mísma".

    Ni el demonio mismo hubiera ideado un plan mas malévolo para difundir el error y la mentira.
    Última edición por jasarhez; 10/07/2013 a las 23:25

  14. #34
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    Re: Los moros del bando nacional

    Michael, la verdad no surge de la libre ponderación de todas las opiniones encontradas. Esa es una falacia liberal que está haciendo mucho daño en el mundo. ¿Pero tu eres consciente de lo que estás haciendo, al publicar opiniones sesgadas?. ¿Tu crees que se permitiría en este foro a alguien, pegar artículos, uno detrás del otro, haciéndose eco ('sin anímo nada mas que de ilustrar a la audiencia y abrir así un sano debate') de los argumentos y opiniones de los grupos pro-abortistas de todos los pelajes?. ¿Qué crees que saldría de ese tipo de técnica, la verdad...?. Creo que está tu parecer demasiado deformado por el modo liberal de entender la discusión.

    Mira, Michael, un buen debate no se consigue sentando en una tribuna a dos contertulios que opinan que los pájaros no está bien que vuelen, frente a otros dos que opinan que los pájaros si está bien que vuelen, y por lo tanto... deberían volar. Con eso no se consigue aprender, ni enseñar, nada de nada a la audiencia. Con este modo de proceder, al final, solo habremos 'aprendido' que unos piensan una cosa y otros opinan su contraria; De lo que, luego, solo podremos esperar en plan ecléptico un vulgar: "...a saber cual será la verdad, si es que ésta existe...".

    Ese no es el camino, Michael. Hay que dejar de usar ese tipo de estilo parecido a la bazofia televisiva que tanto abunda en esta época. Y mucho menos es de agradecer que ese estilo sea trasladarlo a este foro. Ahora bien, ésta solo es una opinión mía, y yo no soy el que modera; solamente opino.

    A mi juicio, el camino correcto para aportar luz a cualquier discusión como la del ejemplo que te ponía antes, sería traer a tres o cuatro contertulios que expliquen desde diferentes perspectivas el por qué los pájaros vuelan, e ilustrar así a la audiencia con sus conocimientos, sin contribuir a levantar falsas polémicas que solo cuestionan la verdad y aportan, mas que otra cosa, desconcierto. Porque, eso, a mi juicio, opino que es lo que tu estás haciendo en este hilo.

    Así que por favor, te repito, deja ya de aportar basura propagandística sobre nuestra guerra civil, utilizando ese estilo tan relativista liberal de situar la verdad y la mentira en un plano de igualdad relativista. Ya que, por mucho que publiques opiniones encontradas y variopintas, de ahí no vamos a sacar nada mas que confusión en estos momentos.

    La mentira debe de ser arrojada al fuego, y no presentarla jamás en un plano de igualdad con la verdad. Y sobretodo, Michael, sería de agradecer que te dejaras ya de tantos 'neutralismos'. En la vida hay que tomar partido, y además para no equivocarse, hay que tomar solo partido por la verdad. Porque, como decía el poeta, amigo Michael, hay que hacerlo hasta llegar a mancharse. Así que por favor, déjate ya de tanto 'neutralismos' relativistas, que no estamos en norteamérica.



    __________________________
    P.D.: Y para que veas que no soy nada sectario en cuanto a lo que poesía toca, te voy a pegar aquí un poema de un gran escritor rojeras que vivió en la España de Franco, siempre instalado en la estética del compromiso social y que hasta obtuvo en 1956 el Gran Premio de la Crítica. Y que escribió este poema que siempre me gustó, y con el cual estoy todavía, a mis años, muy de acuerdo:


    LA POESÍA ES UN ARMA CARGADA DE FUTURO

    Cuando ya nada se espera personalmente exaltante,
    mas se palpita y se sigue más acá de la conciencia,
    fieramente existiendo, ciegamente afirmado,
    como un pulso que golpea las tinieblas,
    cuando se miran de frente
    los vertiginosos ojos claros de la muerte,
    se dicen las verdades:
    las bárbaras, terribles, amorosas crueldades.
    Se dicen los poemas
    que ensanchan los pulmones de cuantos, asfixiados,
    piden ser, piden ritmo,
    piden ley para aquello que sienten excesivo.

    Con la velocidad del instinto,
    con el rayo del prodigio,
    como mágica evidencia, lo real se nos convierte
    en lo idéntico a sí mismo.

    Poesía para el pobre, poesía necesaria
    como el pan de cada día,
    como el aire que exigimos trece veces por minuto,
    para ser y en tanto somos dar un sí que glorifica.

    Porque vivimos a golpes, porque apenas si nos dejan
    decir que somos quien somos,
    nuestros cantares no pueden ser sin pecado un adorno.
    Estamos tocando el fondo.

    Maldigo la poesía concebida como un lujo
    cultural por los neutrales
    que, lavándose las manos, se desentienden y evaden.
    Maldigo la poesía de quien no toma partido hasta mancharse.
    Hago mías las faltas. Siento en mí a cuantos sufren
    y canto respirando.

    Canto, y canto, y cantando más allá de mis penas
    personales, me ensancho.

    Quisiera daros vida, provocar nuevos actos,
    y calculo por eso con técnica qué puedo.
    Me siento un ingeniero del verso y un obrero
    que trabaja con otros a España en sus aceros.

    Tal es mi poesía: poesía-herramienta
    a la vez que latido de lo unánime y ciego.
    Tal es, arma cargada de futuro expansivo
    con que te apunto al pecho.

    No es una poesía gota a gota pensada.
    No es un bello producto. No es un fruto perfecto.
    Es algo como el aire que todos respiramos
    y es el canto que espacia cuanto dentro llevamos.
    Son palabras que todos repetimos sintiendo
    como nuestras, y vuelan. Son más que lo mentado.
    Son lo más necesario: lo que no tiene nombre.
    Son gritos en el cielo, y en la tierra son actos.



    Última edición por jasarhez; 10/07/2013 a las 23:44

  15. #35
    Avatar de Michael
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    Re: Los moros del bando nacional

    Cita Iniciado por jasarhez Ver mensaje
    Efectivamente, es que al margen de que la práctica continuada de hacerse eco de las opiniones que expresan tanto los de un bando, como los de otro, para así pretender encontrar a verdad tras un debate, es una práctica errónea. Imagináos que aquí entrara alguien quien, tras publicar extensos rollos proabortistas de los grupos feministas o las élites eugenésicas, viniera y nos dijera: "Es que estoy publicando las cosas de una manera neutral y objetiva, para que todos entren, participen y puedan comentar aquello que opinan otros en este foro, ya que nada enriquece más el debate que cuando podemos situar en un plano de igualdad todas las opiniones, y así poder luego tener un modo 'objetivo' de ver las cosas, para estar siempre alejado de los 'particularismos' tan dañinos...". A ver, ¿qué pasaría si viniera alguien aquí e hiciera ésto?. Estoy seguro de que muchos aquí le recriminarían duramente por atreverse a colgar propaganda proabortista. Y mucho mas se lo recriminarían si se atreviera a situarla en un plano de igualdad a la verdad. Y se lo recriminarían con toda la razón, porque eso, en mi tierra, se llama sencillamente 'tocar los pelendengues'...o y luego esconder la mano bajo la excusa de la neutralidad objetiva.

    De este modo, cuando una chica embarazada que se encuentre apesadumbrada y deprimida por su inseguro porvenir tras la noticia de su inesperada maternidad, nos venga a preguntar qué hace. Para ser liberales, democráticos, neutrales y sobretodo, muy objetivos... habríamos de decirle sin pensarlo: "Mira, nena, tu vete a hablar con todo el mundo. Entra en un foro feminista proabortista primero, para ver lo que opinan, luego entra en otro de los que están en contra, y luego ya... cuando estés en posesión de 'las dos caras de la moneda', entonces ya... y solo entonces, juzga por tí mísma".

    Ni el demonio mismo hubiera ideado un plan mas malévolo para difundir el error y la mentira.


    O vaya. Entonces. Ya sé como veré la historia. Todos los encomenderos fueron buenos. Los gritos de "viva el rey, muera el mal gobierno" son mentiras de la historiografía liberal. Todos los corregidores fueron buenos. Las revueltas de los indígenas hacia los corregidores son mentiras de la historia liberal. Hitler fue una persona buena. El holocausto es una mentira de los liberales y zurdos. Todos los moros que entraron en España repartieron flores y claveles en el paraíso de Al-Andalus. Al-Andalus fue un paraíso. Muchos moriscos no estaban aliándose con el turco para una reconquista de España. Son mentiras de la historiografía liberal. La Iglesia la vivió de lo lindo con el regalismo. La Iglesia gozó de mucha libertad durante la era regalista. La expulsión de los Jesuitas son mentiras de los liberales. Carlos III fue un gran rey( el mejor que ha tenido España). Nunca hubieron ministros que durante mediados del siglo XVIII denominaron a las Indias como colonias. Los derechos de los indianos se mantuvieron intactos, nunca fueron derogados durante los mediados del siglo XVIII.


    De ahora en delante yo, como historiador, sólo veré lo positivo de cada régimen. No seré objetivo( sólo los objetos pueden ser objetivos). Como he tomado partido con España, sólo me enfocaré en lo positivo del régimen español en Indias. Los encomenderos todos y absolutamente todos fueron buenos, los indígenas vivieron junto a ellos un paraíso terrenal de felicidad y amor, donde nunca se cometieron vejaciones. De modo que las quejas de los indígenas frente a las Reales Audiencias no son fuentes confiables, sino que son mentiras que utilizan liberales, zurdos, indigenistas y bolivarianos en contra de España. Carlos III fue un excelente rey. Junto a él vivimos el mejor periodo de nuestra historia. Sus reformas no fueron nefastas, como dicen los liberales y zurdos, sino que resultaron beneficiosas y productivas para conservar el régimen tradicional que imperaba en las Indias. El regalismo de Carlos III fue lo mejor que le pasó a la Iglesia. La expulsión de los Jesuitas tuvo efectos muy positivos, sobre todo en las Misiones del Alto Orinoco y Río Negro, Las Misiones Guaraníes y las de las Californias. Carlos III no trató de imponerle el castellano a los indígenas, eso son mentiras de indigenistas y zurdos. Los sermones que dio Antonio de Montesinos a los encomenderos de Santo Domingo son absolutamente falsos, son mentiras de indigenistas, bolivarianos y zurdos. Las quejas de los obispos respecto al maltrato de los encomenderos son mentiras( puro indigenismo liberal en pleno Siglo de Oro). De modo que los obispos que dan dichas quejas son padres del liberalismo y el indigenismo. Los indígenas que eran propiedad de los encomenderos no rogaban a los obispos para que los redujera en doctrinas y así pasar a la jurisdicción de la Iglesia, esas son mentiras de indigenistas bolivarianos.


    Por supuesto, JAMÁS hubieron abusos por parte de los corregidores de Indios. Las revueltas que estos tuvieron no tenían nada que ver. Son simples mentiras de liberales y zurdos bolivarianos.


    Todos y absolutamente todos los dueños de esclavos eran benévolos con ellos. Todos los esclavos vivieron una luna de miel junto a sus dueños.


    De ahora en adelante creeré en la regla: no existen dos caras, sólo la verdad y la mentira. De modo que le encarezco a los zurdos bolivarianos que la apliquen de la misma forma. Ya que para ellos la leyenda negra es su verdad, que apliquen la regla y sigan creyendo en eso. Les encarezco que no sean objetivos( eso se lo dejamos a los objetos) y que sigan creyendo en su verdad. La neutralidad, al fin y al cabo, es una mentira liberal.


    De ahora en adelante en este foro no pondré ningún artículo de modo neutral para poder opinar sobre si es correcto o no, sobre si es verdad o no, así pues nuestro debate será ameno, ya que nos enriqueceremos mutuamente debatiendo sobre lo mucho que estamos de acuerdo. Aquí los debates del foro son larguísimos debido a los extensos debates que tienen los foreros respecto a lo mucho que están de acuerdo.
    Adriano dio el Víctor.
    La Iglesia es el poder supremo en lo espiritual, como el Estado lo es en el temporal.

    Antonio Aparisi

  16. #36
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    Re: Los moros del bando nacional

    Cita Iniciado por jasarhez Ver mensaje
    Michael, la verdad no surge de la libre ponderación de todas las opiniones encontradas. Esa es una falacia liberal que está haciendo mucho daño en el mundo. ¿Pero tu eres consciente de lo que estás haciendo, al publicar opiniones sesgadas?. ¿Tu crees que se permitiría en este foro a alguien, pegar artículos, uno detrás del otro, haciéndose eco ('sin anímo nada mas que de ilustrar a la audiencia y abrir así un sano debate') de los argumentos y opiniones de los grupos pro-abortistas de todos los pelajes?. ¿Qué crees que saldría de ese tipo de técnica, la verdad...?. Creo que está tu parecer demasiado deformado por el modo liberal de entender la discusión.

    Mira, Michael, un buen debate no se consigue sentando en una tribuna a dos contertulios que opinan que los pájaros no está bien que vuelen, frente a otros dos que opinan que los pájaros si está bien que vuelen, y por lo tanto... deberían volar. Con eso no se consigue aprender, ni enseñar, nada de nada a la audiencia. Con este modo de proceder, al final, solo habremos 'aprendido' que unos piensan una cosa y otros opinan su contraria; De lo que, luego, solo podremos esperar en plan ecléptico un vulgar: "...a saber cual será la verdad, si es que ésta existe...".

    Ese no es el camino, Michael. Hay que dejar de usar ese tipo de estilo parecido a la bazofia televisiva que tanto abunda en esta época. Y mucho menos es de agradecer que ese estilo sea trasladarlo a este foro. Ahora bien, ésta solo es una opinión mía, y yo no soy el que modera; solamente opino.

    A mi juicio, el camino correcto para aportar luz a cualquier discusión como la del ejemplo que te ponía antes, sería traer a tres o cuatro contertulios que expliquen desde diferentes perspectivas el por qué los pájaros vuelan, e ilustrar así a la audiencia con sus conocimientos, sin contribuir a levantar falsas polémicas que solo cuestionan la verdad y aportan, mas que otra cosa, desconcierto. Porque, eso, a mi juicio, opino que es lo que tu estás haciendo en este hilo.

    Así que por favor, te repito, deja ya de aportar basura propagandística sobre nuestra guerra civil, utilizando ese estilo tan relativista liberal de situar la verdad y la mentira en un plano de igualdad relativista. Ya que, por mucho que publiques opiniones encontradas y variopintas, de ahí no vamos a sacar nada mas que confusión en estos momentos.

    La mentira debe de ser arrojada al fuego, y no presentarla jamás en un plano de igualdad con la verdad. Y sobretodo, Michael, sería de agradecer que te dejaras ya de tantos 'neutralismos'. En la vida hay que tomar partido, y además para no equivocarse, hay que tomar solo partido por la verdad. Porque, como decía el poeta, amigo Michael, hay que hacerlo hasta llegar a mancharse. Así que por favor, déjate ya de tanto 'neutralismos' relativistas, que no estamos en norteamérica.



    __________________________
    P.D.: Y para que veas que no soy nada sectario en cuanto a lo que poesía toca, te voy a pegar aquí un poema de un gran escritor rojeras que vivió en la España de Franco, siempre instalado en la estética del compromiso social y que hasta obtuvo en 1956 el Gran Premio de la Crítica. Y que escribió este poema que siempre me gustó, y con el cual estoy todavía, a mis años, muy de acuerdo:


    LA POESÍA ES UN ARMA CARGADA DE FUTURO

    Cuando ya nada se espera personalmente exaltante,
    mas se palpita y se sigue más acá de la conciencia,
    fieramente existiendo, ciegamente afirmado,
    como un pulso que golpea las tinieblas,
    cuando se miran de frente
    los vertiginosos ojos claros de la muerte,
    se dicen las verdades:
    las bárbaras, terribles, amorosas crueldades.
    Se dicen los poemas
    que ensanchan los pulmones de cuantos, asfixiados,
    piden ser, piden ritmo,
    piden ley para aquello que sienten excesivo.

    Con la velocidad del instinto,
    con el rayo del prodigio,
    como mágica evidencia, lo real se nos convierte
    en lo idéntico a sí mismo.

    Poesía para el pobre, poesía necesaria
    como el pan de cada día,
    como el aire que exigimos trece veces por minuto,
    para ser y en tanto somos dar un sí que glorifica.

    Porque vivimos a golpes, porque apenas si nos dejan
    decir que somos quien somos,
    nuestros cantares no pueden ser sin pecado un adorno.
    Estamos tocando el fondo.

    Maldigo la poesía concebida como un lujo
    cultural por los neutrales
    que, lavándose las manos, se desentienden y evaden.
    Maldigo la poesía de quien no toma partido hasta mancharse.
    Hago mías las faltas. Siento en mí a cuantos sufren
    y canto respirando.

    Canto, y canto, y cantando más allá de mis penas
    personales, me ensancho.

    Quisiera daros vida, provocar nuevos actos,
    y calculo por eso con técnica qué puedo.
    Me siento un ingeniero del verso y un obrero
    que trabaja con otros a España en sus aceros.

    Tal es mi poesía: poesía-herramienta
    a la vez que latido de lo unánime y ciego.
    Tal es, arma cargada de futuro expansivo
    con que te apunto al pecho.

    No es una poesía gota a gota pensada.
    No es un bello producto. No es un fruto perfecto.
    Es algo como el aire que todos respiramos
    y es el canto que espacia cuanto dentro llevamos.
    Son palabras que todos repetimos sintiendo
    como nuestras, y vuelan. Son más que lo mentado.
    Son lo más necesario: lo que no tiene nombre.
    Son gritos en el cielo, y en la tierra son actos.






    Amigo Jasarhez:


    No existe una verdad. Para ti esa es tu verdad, para otra persona es otra. Un historiador riguroso no puede tomar partido, ya que al tomar partido, independientemente se enfocará en los puntos positivos del bando al que apoya. Eso llevará a que el individuo tuerza la historia e inconscientemente oculte datos negativos sobre el bando que defiende.


    Cada cual tiene su "verdad". Los indigenistas piensan que España asesinó indígenas y robó oro. Los historiadores indigenistas apoyan a su partido, y obviamente, idolatran a los "padres de la independencia". Sólo ven lo positivo de sus "héroes". ¿ Qué hubiese pasado si hubiesen sido objetivos? ¿ Crees que hubiesen seguido siendo indigenistas?


    Vuelvo y te pregunto: ¿ Crees que lo que cuenta Adriano son mentiras?


    ¿ Le pedirás también que deje de decir mentiras?
    La Iglesia es el poder supremo en lo espiritual, como el Estado lo es en el temporal.

    Antonio Aparisi

  17. #37
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    Re: Los moros del bando nacional

    Cita Iniciado por jasarhez Ver mensaje
    Michael, te ruego que dejes de publicar tantísimas gilipolluas en el foro. Decir una majadería tal como que a Franco y José Antonio le apoyaban solamente las clases altas y la Iglesia es una estupidez tal que solo con el recuento de tropas que combatían en ambos frentes y los tres largos años que duró la contienda se puede rebatir. ¿Acaso te crees que habían tantísimos ricos en aquella España polvorienta y maltrecha de la segunda república para hacer frente a los rojos?.

    Con todos los respeto, te ruego que pares ya de tanto publicar memeces.

    ¿Gilipolleces por qué? ¿Por no alabar de forma incondicional a uno de los dos bandos?

    Es evidente que a Franco le apoyaron muchísimos empresarios. A muchos sectores republicanos también. El PNV y los separatistas de Cataluña estaban apoyados por las burguesías regionales. Otros partidos republicanos también tenían sus contactos.

    Los únicos sectores verdaderamente anticapitalistas que no recibían donaciones millonarias. eran los radicales como los jonsistas de Ramiro, quizá también la Falange y los grupos más extremistas del anarquismo y el sector duro del comunismo. Quizá también sectores muy herméticos y cerrados los Requetés. Y poco más. A los radicales salvo excepciones normalmente no se les suele apoyar económicamente ya que son vistos como peligrosos por las élites económicas.

    Pero por lo demás, tanto los partidos republicanos como los sectores franquistas y grupos como la CEDA recibieron aportes millonarios de empresarios simpatizantes. Cada empresario apoyó a aquel bando que más le convenía, en las guerras hay muchos intereses económicos y un empresario no puede ser neutral. ¿O acaso ahora vas a negar la financiación que Juan March le dió a Franco? Y la república igual, que conste.

    Y si Jasarhez, en la historia hay que ser objetivo. No digo imparcial, pero sí objetivo que son cosas distintas. Se puede tomar partido por un bando y no ser imparcial, pero hay que saber reconocer los defectos del bando propio. Eso es ser objetivo. Me alegro de la victoria franquista ya que al menos logró exterminar ese vil experimento de la reputapública, pero no se puede hacer como si ciertas cosas no pasaran y todo fuese como un cuento medieval perfecto. Repito que algunos tenéis una visión demasiado romántica e idealizada de las cosas. A los nietos de los campesinos, de uno u otro bando, la carne de cañón del frente, nuestros abuelos contaban otras cosas no tan idealizadas ni románticas. Y no es ser nuetral (Yo ya digo que me alegra el triunfo nacional) es ser realista.




    Y efectivamente amigo Michael, también podríamos hablar de muchos abusos que sufrieron algunos indígenas igual que muchos campesinos españoles durante aquella época por parte de la nobleza. Y no esto no es apoyar la leyenda negra, ya que también hay muchas exageraciones, es simplemente ser realista. De la Inquisición también hay montones de historias exageradas, en cambio otras historias suyas que si fueron reales ni siquiera se oyen. Ni leyenda negra, ni leyenda rosa.
    Última edición por Adriano; 11/07/2013 a las 00:20

  18. #38
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    Re: Los moros del bando nacional

    Cita Iniciado por Michael Ver mensaje
    ...No existe una verdad. Para ti esa es tu verdad, para otra persona es otra
    Solamente voy a contestarte a esta frase tuya que resume perfectamente todo el rollo que te has soltado sobre Al-Andalus y la leyenda negra antiespañola, etc, etc... y demás monsergas que no venían al caso y a las cuales no me he referido.

    Sabes perfectamente que ese aserto que utilizas es erróneo. Sí que existe una verdad. El modo liberal relativista que dice: "bueno... esa es 'tu verdad', pero para otras personas existen otras", solo parece un remedo vulgar de la conocidísima frase del afamado judío, de apellido Marx, que, sin ser comunista, sabía ser un genial humorista. Y que decía mas o menos algo así (a ver si me acuerdo): "¡Estos son mis principios!; pero si no le gustan, tengo otros". Está bien esta frase para una de sus geniales películas, pero no sirven para mantener un debate medianamente serio.

    Por lo tanto, te repito lo mismo que antes te he dicho: ¡cuánto daño te han hecho las ideas liberales y relativistas que tanto circulan en nuestros días!. De tus afirmaciones no critico que mantengas en ellas la tesis de que las tropas nacionales hubieren cometido algunos (o muchos) crímenes en la guerra. Sí te digo que deberías aportar datos objetivos. Porque ahí sí que hay que serlo, porque los datos sí que son objetos de trabajo. Y te dejes de presentarnos tantísimas opiniones que no los aportan. Pero, si recuerdas, yo mismo utilicé esa palabra (¡crímenes!), mientras tu usabas otras bastante menos expeditivas, como 'errores', o cosas parecidas. Mas o menos como cuando Esperanza Aguirre se refiere al aborto...

    Lo que sí te critico es que juegues a publicar opiniones basadas en mentiras tales como que a Franco solo le apoyaban los ricos, mientras los obreros estaban del lado de la república, y otras bobadas parecidas que he llegado a leer en los múltiples artículos que has pegado, aparentemente sin ton ni son... Eso, básicamente, es lo que te recrimino, además de que no hayas aportado datos que demuestren de una forma objetiva (los datos sí que han de serlo) las opiniones que has vertido escritas por otros. Y por eso te repito que no te hagas eco de la propaganda sesgada de los republicanos. Yo no sé lo que opinarán sotre esto que digo el resto de los compañeros foreros, lo que sí te puedo decir es que yo abomino del estilo libera-relativista que pretende situar en un mismo plano de igualdad a la verdad de la mentira, sin aportar datos objetivos.

    Podemos salir a la calle y observar que está lloviendo, ese es un dato objetivo (un objeto de observación). En eso no puede haber discrepancias. Otra cosa serán siempre las diversas opiniones que cada cual tengamos con respecto a ese hecho objetivo que acontece: llueve. Y lo que yo no he visto es que aportes datos objetivos con muertos y mujeres violadas perpetradas por las tropas moras. Solamente te he visto pegar opiniones sobre hechos que ni siquiera están demostrados que hubieren todos existido. Y te recrimino que esas opiniones pretendas hacerlas pasar por 'datos objetivos'. Por eso te he dicho que en lo que respecta a las opiniones, yo siempre seré un ser subjetivo, porque soy sujeto y no objeto. Así que déjate ya de tanto tergiversar las cosas y decir cosas como que todos los encomenderos fueron buenos o que Hitler fuera una persona buena. ¿Ves como no sabes distinguir las opiniones de los hechos objetivos?

    Un abrazo en Cristo
    Última edición por jasarhez; 11/07/2013 a las 00:49

  19. #39
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    Re: Los moros del bando nacional

    Cita Iniciado por Xaxi Ver mensaje
    todos sabeis mas que yo y solo puedo aportar una apreciación,al respecto de la barbarie que se comenta.Los moros por pura lógica combatieron al lado de los requetés,por tanto estos verían esas atrocidades,se supone no?.Pues bien,habeis visto sus caras,sus ropas,sus ojos...yo tambien;Estoy seguro que ningún requeté consentiría semejante cosa,absolutamente seguro,ningun requeté con esa mirada,con esa Fe,obviaria algo asi....tenlo por descontado Michael.Un abrazo en Xto.
    Aquí nadie le está echando la culpa a los requetés ¿Qué culpa tenían ellos de que muchos compañeros moros se pasasen de la raya? Las guerras son guerras y bastante tienes ya con sobrevivir, no vas a andar de niñera cuidadora de todos tus compañeros. Mi abuelo por ejemplo contaba que cuando liberaban un pueblo, si se enteraban de que en una casa había una chica hermosa, corrían a avisar al padre para que la escondiese y no la pudiesen violar. ¡Y eso por petición de algunos mandos incluso! Fíjate como estaban las cosas. Evidentemente si tienes 100 compañeros "sospechosos" no vas a andar detrás de todos ellos mientras entras en un pueblo. Otra historia que contaba mi abuelo era que una vez estaban haciendo recuento de soldados tras una conquista y faltaba un moro. El coronel le envió a él y a otro compañero a buscarlo y tras oír unos gritos se lo encontraron intentando arrancarle un diente de oro a un anciano con la bayoneta. Le dijeron que parase pero el moro los mandó a tomar viento y amenazó con matar al viejo si se le acercaban. Avisaron al coronel y cuando llegó, el moro no se atrevió a cumplir su amenaza ante la presencia de un superior, pero aún así seguía erre que erre diciendo que tenía derecho a un botín. El coronel se enervó tanto que lo rebentó a culatazos de fusil, mi abuelo cuenta que fué una de las palizas más brutales que vió en su vida y el moro acabó bonito.

    Historias de la guerra, da igual de qué bando vengan, nunca son románticas. Y las había peores, no las pongo por buen gusto. Os ahorro la historia por parte de abuela de como otras chicas acabaron desnudas flotando en el río.

  20. #40
    jasarhez está desconectado Proscrito
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    Re: Los moros del bando nacional

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    Y a ti, Adriano, te digo lo mismo que a Michael. ¿Hablamos de datos o hablamos de opiniones?. Si al final me estás tu mismo dando la razón:

    Cita Iniciado por Adriano Ver mensaje
    Es evidente que a Franco le apoyaron muchísimos empresarios. A muchos sectores republicanos también. El PNV y los separatistas de Cataluña estaban apoyados por las burguesías regionales. Otros partidos republicanos también tenían sus contactos.

    Los únicos sectores verdaderamente anticapitalistas que no recibían donaciones millonarias. eran los radicales como los jonsistas de Ramiro, quizá también la Falange y los grupos más extremistas del anarquismo y el sector duro del comunismo. Quizá también sectores muy herméticos y cerrados los Requetés. Y poco más. A los radicales salvo excepciones normalmente no se les suele apoyar económicamente ya que son vistos como peligrosos por las élites económicas.
    Eso que dices es verdad. Lo que no admito son opiniones sesgadas y falsas, presentadas encima como si fueran datos objetivos. Y encima que se diga que se hace con la sana intención de ilustrar una particularísima forma de entender la supuesta 'neutralidad' obligada que ha de mantener siempre el historicista de esta forma (porque eso es no tener ni idea):

    «Nacionales: dirigidos por el general Francisco Franco y José Antonio Primo de Rivera. Su apoyo era la clase alta, los ricos y la Iglesia.

    «Republicanos: su líder ideológico era Manuel Azaña, presidente de la República. Su apoyo eran las clases trabajadoras, deseosas de mejorar su situación.»

    Como ves, lo que tu dices no tiene nada que ver con la propaganda que nos ha traído a colación el amigo Michael.

    Por otra parte, ¿acaso he negado yo que las tropas moras hubieren llegado a perpetrar algún que otro crimen detestable?. Si lees mi primeros mensajes, precisamente me he referido a ellos de esa manera. Pero también es cierto que los mandos del ejército español, los castigaban cuando se enteraban de su existencia, de manera muy dura, así como también es cierto (como muy bien narran en el documental de TVE que he traído, que ese tipo de comportamiento detestable lo mantenían también las tropas republicanas con las mujeres de los pueblos que conquistaban, sobretodo las 'brigadas internacionales'). Y por eso he traído ese documental, nada sospechoso de pro-franquismo, en el que se detalla esta forma de actuar tan enérgica de los mandos militares bajo las cuales estaban encuadradas las llamadas tropas moras, cada vez que tenían conocimiento de alguna salvajada. El documental cuenta que una vez hasta se llegó a tomar la durísima medida de diezmar a una tropa entera... Ahora bien, también me parece un acto de desagradecimiento condenar a todas las tropas moras por algunos actos detestables que algunos de sus miembros hicieran. ¡¡Los américan-boys, cuántas barbaridades harían en la guerra del Vietnam o de Irak o Afganistán, por poner un solo ejemplo!!.

    Aquí nadie está presentando ninguna visión idílica de la guerra, y mucho menos de ninguno de los dos bandos. Estamos llamando al pan, pan y al vino, vino. Aunque, eso sí, algunos todavía sabemos diferenciar los datos objetivos de las opiniones vertidas que han de ser, por definición, siempre subjetivas.

    Y otro dato objetivo (y ese también lo narra el documental), la sangre de los valientes combatientes moros contribuyó en gran medida a la liberación de El Alcazar de Toledo. ¿Es justo desprestigiar a unas tropas que tanto contribuyeron a la victoria en los primeros momentos de la contienda?. Como diría una canción de un viejo cantante cubano de la nueva troba y que, por cierto, es comunista, pero que me gusta (Silvio Rodriguez): "Si alguien roba comida, y después dá la vida, ¿qué hacer?, ¿hasta dónde debemos practicar las verdades...?". Hay que ser cautos, amigo, para no caer ni en la mentira propagandística, ni en la vulgar demagogia.

    Un saludo
    Última edición por jasarhez; 11/07/2013 a las 01:33

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