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Tema: Los moros del bando nacional

  1. #1
    Avatar de Ordóñez
    Ordóñez está desconectado Puerto y Puerta D Yndias
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    Los moros del bando nacional

    Al hilo de que el amigo Adriano en repetidas ocasiones ha puesto de relieve el -supuesto- inusual salvajismo de los moros que en la Guerra Civil pelearon por el bando nacional (Una minoría peleó con los rojos), extraigo una intervención mía y añado algo:

    Iniciado por Ordóñez


    Una cosa y aunque me desvíe del tema: Adriano, tu abuelo no fue el único que fue a la guerra. Yo soy de una zona bien rural (Cuando yo chico, las cabras pasaban por la calle y en mi casa se vendía leche) y mis dos abuelos fueron nacionales, el materno falangista, y conoció y combatió con moros y jamás me habló de esas historias. También he conocido a otros muchos combatientes de ambos bandos que ya se fueron, y nunca escuché nada. Y mira que Sevilla fue uno de los puntales del Alzamiento y hasta Franco permitió que en el cementerio de San Fernando se habilitara una zona para enterrar a los moros según el rito coránico, cosa que también se hizo en Granada y Madrid. Que hubo moros que cometieron desmanes por supuesto, de hecho la mayoría con los que se pactó eran cabileños berberiscos más duros que un cuerno; pero estás exagerando y deformando. Discursos encendidos hubo entrambos bandos, y desde luego, esa voz, como dice Hyeronimus, apesta a impostura desde lejos. Los rojos tenían mensajes similares para las monjas. Y por otra parte, menuda "novedad"....Es falso que vinieran engañados. Para empezar eran militares, y muchos vieron cómo los republicanos le metieron un bombazo a la mezquita de Tetuán y sabían las atrocidades que estaban haciendo en España contra las iglesias. Por supuesto, no querían eso para sus mezquitas ni iban a concordar en un estado así, y se fiaban más de lo malo conocido que lo bueno por conocer.



    -Adriano: Mis abuelos no hicieron la guerra en una sola zona, estuvieron en varios frentes, así como los combatientes que conocí. Ninguno contaba nada de eso. Para testimonios de "abueletes" está Requetés, de las trincheras al olvido, acaso la mayor recopilación que se haya hecho de ex-combatientes que asimismo recorrieron España desde todos los rincones. Hay testimonios de requetés vascongados, navarros, gallegos, andaluces, castellanos, catalanes.... Hay referencias a los moros, con quienes compartieron frente en algunos casos, pero ninguno los presenta como violadores sistemáticos. Aquilino Duque refería en su blog como el mismo Fal-Conde tuvo que poner orden en alguna ocasión porque los moros querían violar no a una, sino a uno. Con eso se explica uno por qué una de las mayores fuentes de ingresos del Magreb es el turismo de maricones... En fin, ese libro no es precisamente un "libro de franquistas". Y no sé, si sirve de algo (Aunque ya ves para lo que sirve, valga la paradoja jejeje), yo también soy historiador y, salvo alguna propaganda republicana y por supuesto, sin dejar de reconocer sin partidismo lo que eran algunos moros, no veo por ninguna parte eso que dices.

    Con todo, el debate está servido.

  2. #2
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    Re: Los moros del bando nacional

    Lo que pasa es que muchas veces no sólo se inventan hechos que no sucedieron y de tanto repetirlos muchos terminan creyéndoselos. También sucede que se dan a veces hechos aislados y luego la propaganda transforma la excepción en regla. Es normal que en una guerra, y más si es civil, se den las mayores barbaridades y los mayores heroísmos, incluso en cada uno de los dos bandos. Ya sabemos cómo son los moros, y más los marroquíes. Por eso había que tenerlos a raya. Y es verdad que parte de las barbaridades que se cuentan del bando nacional fueron cometidas por moros. Era un riesgo inevitable, ya que el Alzamiento empezó en Melilla y buena parte de los soldados que estaban más a la mano eran moros, y en la Península el ejército estaba dividido. Pero precisamente como el mando estaba en manos de españoles se los pudo controlar y, como dice Ordóñez, no fue lo habitual.

  3. #3
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    Re: Los moros del bando nacional

    LOS MOROS RECLUTADOS POR FRANCO TENÍAN "CARTA BLANCA" PARA ASESINAR, VIOLAR Y SAQUEAR EN LOS PUEBLOS CONQUISTADOS








    - ‘La Memoria’ busca en el antiguo Protectorado español de África el origen y las claves del golpe del 18 de julio y le dedica dos programas
    - Un exlegionario marroquí de 89 años admite en antena que los mandos golpistas autorizaban las atrocidades de los moros con la población civil
    - Un atentado fallido contra Franco días después del alzamiento pudo cambiar el rumbo de la historia, pero sus promotores fueron descubiertos y fusilados
    El programa “La Memoria” de Canal Sur Radio y Radio Andalucía, dirigido y presentado por Rafael Guerrero ofrece el viernes, 7 de noviembre, el primero de los dos programas que va a dedicar a la Guerra Civil desde la perspectiva del Norte de África, tras un reciente viaje realizado a Ceuta, Tetuán y Tánger. Allí se han realizado entrevistas con historiadores españoles y marroquíes, asi como con representantes de asociaciones de la memoria histórica y se han tomado testimonios de veteranos que tomaron parte en la contienda civil española. La importancia del contenido de estos programas viene dada porque el antiguo Protectorado español del Norte de África permitió el rápido ascenso de militares como Franco y fue un buen caldo de cultivo para la conspiración que determinó la sublevación militar que acabó con la democracia republicana. Además, el Ejército de África era con diferencia el más experimentado y profesionalizado de España.
    El programa comienza con una entrevista en profundidad con el historiador ceutí Francisco Sánchez Montoya que en su libro “Ceuta y el Norte de África: República, guerra y represión” recoge, entre otras muchas investigaciones, el atentado fallido contra Franco en un cuartel de Ceuta que pudo cambiar el rumbo de la historia. Pero sus promotores, que eran soldados y militares de baja graduación, fueron poco antes descubiertos y finalmente fusilados.
    Especialmente importantes son las revelaciones en antena del veterano legionario Driss Tuhami, de 89 años, al admitir que los casi cien mil moros enrolados en las filas franquistas, principalmente en Regulares y también en la Legión, tenían “carta blanca” para realizar todo tipo de atrocidades (asesinatos con castración y decapitación, violaciones y saqueos) entre la población civil de los pueblos que iban conquistando. De ahí el pánico que despertaban entre la gente conforme se aproximaban.
    También se ofrecen breves entrevistas con Fructuoso Miaja, de 89 años, exalcalde de Ceuta y excombatiente republicano en la Guerra Civil, y con José González Ávila, vicepresidente de la Hermandad de Regulares.


    La Memoria » Blog Archive » LOS MOROS RECLUTADOS POR FRANCO TENÍAN "CARTA BLANCA" PARA ASESINAR, VIOLAR Y SAQUEAR EN LOS PUEBLOS CONQUISTADOS

    La Iglesia es el poder supremo en lo espiritual, como el Estado lo es en el temporal.

    Antonio Aparisi

  4. #4
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    Re: Los moros del bando nacional


    Los moros de la 'cruzada' de Franco


    TOMÁS BÁRBULO 1 MAR 2008



    Cerca de cien mil marroquíes de entre 16 y 50 años lucharon en la Guerra Civil española. Fueron reclutados por el Ejército de Franco en las cabilas del Protectorado del norte y en los miserables poblados de Ifni, y trasladados a la Península en barcos y en aviones alemanes. Durante los tres años que duró la contienda, participaron en todos los frentes de batalla y dejaron un recuerdo terrible de asaltos a sangre y fuego, saqueos (tenían derecho al pillaje), violaciones y matanzas. Tampoco ellos salieron bien librados. A los 20.000 que murieron en combate hay que sumarles los que fallecieron de enfermedades y los mutilados. Cuando terminó la guerra, los que quedaban vivos fueron licenciados y repatriados sin contemplaciones.


    Una película documental llega ahora a las pantallas para rescatar su peculiar cruzada, Los perdedores, dirigida por el melillense Driss Deiback, arranca de aquellos sucesos de los años treinta y, a través del testimonio de los supervivientes y del análisis de especialistas como Juan Goytisolo, María Rosa de Madariaga o José María Ridao, trata de vincularlos con el conflicto que enfrenta a la cultura musulmana con las civilizaciones de raíz cristiana.


    No-do, el noticiario que el régimen de Franco obligaba a emitir en todos los cines antes de la proyección de las películas, explicaba así el comienzo de esta historia: "Todos los musulmanes de nuestro Protectorado en Marruecos, impregnados del amor y la cultura que en ellos ha sembrado España, acuden en socorro inmediato al escuchar los clarines de la llamada de Occidente. (...) Ni levas ni propaganda. Voluntarios nada más. Por mandato del corazón".


    La realidad fue muy distinta. Los militares facciosos reclutaron a los marroquíes a través de la red de caídes amigos que el Ejército de África había tejido durante los años anteriores. El reclamo era económico: una paga que rondaba las 180 pesetas al mes, con dos meses de anticipo, y cuatro kilos de azúcar, una lata de aceite y tantos panes como hijos tuviera la familia del alistado. Empujadas por el hambre, miles de familias enviaron a sus hijos al matadero.


    En el documental son entrevistados varios de aquellos soldados. Uno de ellos se llama Mimou Mohammedi. Convertido en un venerable anciano, resume gráficamente lo que hicieron con ellos: "Nos metieron como a gatos en un saco, nos soltaron en España y nos dijeron: ¡a disparar o a morir!". Alentados por los oficiales, se aplicaron a la tarea con la misma brutalidad que habían aprendido pocos años antes luchando contra los españoles en las guerras de África: destripamientos, decapitaciones y mutilaciones de orejas, narices y testículos. Los generales aventaban su fama de salvajes. Desde la radio de Sevilla, Queipo de Llano prometía a los "milicianos castrados" que sus mujeres pronto conocerían la virilidad a manos de aquellas tropas.


    "¡Volveréis a vuestros pueblos con babuchas de oro!", les había prometido Franco. Pero cuando terminó la contienda los echó a patadas. Fueron licenciados y repatriados a la fuerza. Cierto que retuvo a unos pocos miles para luchar contra el maquis, pero también a ellos los despidió en los años cincuenta, una vez eliminada la amenaza guerrillera. Sólo conservó al puñado de integrantes de su Guardia Mora, que durante décadas actuaron como vistosa escolta ecuestre en torno al Rolls Royce (regalo de Hitler) en el que el dictador se desplazaba para los actos oficiales.


    Las medallas que el Gobierno del caudillo entregó a los soldados marroquíes se oxidaron pronto. Hammou el Houcine, que ahora es ciudadano español y vive en Melilla, enumera sus ocho condecoraciones, entre las que figura la codiciada Laureada de San Fernando. "No recibo por ellas ni un céntimo", asegura. Su compañero Amar Lazar muestra a la cámara el último recibo que le ha remitido el Ministerio de Hacienda: "Me dicen que todas mis medallas caducaron. Me queda sólo la de sufrimientos por la Patria. Por ella me pagan 5,17 euros al mes". Más dramática aún es la situación de las viudas y los huérfanos de quienes murieron en la contienda. Jamás han recibido pensión alguna y viven desde entonces en la miseria.


    El papel desempeñado por los soldados marroquíes en la Guerra Civil quedó grabado al rojo en el imaginario español. Retratados como salvajes por los republicanos y despreciados como "moros amigos" por los franquistas, la opinión pública no ha logrado desprenderse de los viejos clichés, aun después de treinta años de democracia. Buen ejemplo de ello son los cementerios en donde fueron enterrados sin identificación alguna aquellos soldados y que ahora ni los ayuntamientos ni el Estado reconocen como tales. En las tumbas del de Asturias han brotado árboles que ahora una empresa quiere talar para convertir el lugar en un campo de golf. El de Granada, próximo a la Alhambra, es mantenido, de forma alegal, por los musulmanes de la provincia.


    Es evidente que el miedo al moro sigue arraigado en España. Para explicarlo, el escritor Juan Goytisolo se remonta mucho más allá de la Guerra Civil, hasta la confrontación que durante siglos hubo entre Al Andalus y las naciones cristianas emergentes. "Se forjó una imagen terrible del moro. Ríase usted de lo que podían escribir los nazis sobre los judíos. Y la Iglesia fue la gran responsable de todo eso". Frente a la gran cruz de piedra del Valle de los Caídos, el escritor y periodista José María Ridao sentencia: "El odio al moro es una consecuencia de que la idea de ser español haya sido asociada a la condición de cristiano, y posteriormente a la condición de católico".


    Pero hay una pregunta que el documental de Driss Deiback no formula: ¿existe en Marruecos un sentimiento inverso al odio al moro? El escritor Carlos Lencero vivió durante varios años en el Rif. Su anfitrión era un hombre mayor que había luchado en la guerra de España. Un día, Lencero le hizo notar la aparente contradicción que suponía haberse batido contra Franco en Marruecos para luego ir a pelear junto a él en España. El anciano levantó las cejas con sorpresa: "¿Por qué le extraña?", dijo. "Nosotros siempre hicimos lo mismo: matar españoles". -
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    Antonio Aparisi

  5. #5
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    Re: Los moros del bando nacional

    Moros de España. Recordando un poco nuestra historia.
    Hoy en día, en que desde varios sectores de este país, especialmente los de la ultraderecha, se reclama la salida de los “moros” de nuestra católica España, vendría bien recordar a esas juventudes que nada saben de nuestra historia y reclaman la vuelta de una dictadura militar que no vivieron, que si esa dictadura fue posible en España fue en gran parte gracias a esos “moros” a los que ahora rechazan, pero que entonces eran muy bien vistos por parte de los nacionales, porque servían a la patria, una patria que no era la de ellos. Incluso después de acabada la guerra civil Franco siguió conservando su guardia mora como escolta personal, hasta su definitiva licenciatura tras la independencia de Marruecos.


    Muchos analistas históricos consideran que sin el apoyo del ejercito africano tal vez Franco no habría ganado la guerra o por lo menos habría tardado mucho mas en ganarla.
    Uno de cada cinco soldados que lucho en la guerra civil del lado de los nacionales era africano. Incluso venían atados a las alas de los aviones para aprovechar y traer en cada viaje mas cantidad de tropas. Los moros siempre iban a la vanguardia del ejercito porque sus vidas no eran consideradas muy valiosas y además eran feroces guerreros, obedecían ciegamente a sus oficiales y no le temían a la muerte. Franco les prometió que si morían en España resucitarían en Marruecos, cosa que la mayoría creían al ser bastante ignorantes e incultos, y a los lisiados les prometió un bastón de oro, cosa que nunca cumplió, ya que no habría bastado todo el oro de España para tantos lisiados.
    El 16 de agosto de 1938 un grupo de niñas marroquíes visitaron a Franco en los campamentos juveniles falangistas en España, acompañadas de sus profesores y el ministro del interior Serrano Súñer. Una niña habló con Franco en árabe y él respondió también en árabe afirmando: “El pueblo marroquí ha sido el pueblo de los guerreros mas bravos, pues saben morir de tan magnifica manera como lo están haciendo en fuerza a su amor hacia España” Luego añadió que al terminar la guerra mejorarían las condiciones de la vida de los marroquíes, considerados hermanos de los españoles.
    En 1939 Franco concedió una larga entrevista a Aznar- El periodista mas importante de su España-y contra su costumbre no habló por radio, pues prefirió que su declaración de año nuevo la publicaran en el Diario Vasco, de San Sebastián, Franco aseguró que deseaba no solo vencer sino convencer, A la pregunta del periodista sobre África, se deshizo en elogios hacia los marroquíes, anuncio la creación de un gran centro de estudios islámicos en Córdoba y profetizó, que, en el futuro, los musulmanes vendrían a España de igual modo que tenían obligación de visitar la Meca. Terminó la declaración refiriéndose al norte de Africa donde todo había empezado hacia casi tres años diciendo “Sin Africa, yo apenas puedo explicarme a mi mismo”.


    En el libro de Francisco Sánchez Ruano “Islam y guerra civil española” se habla de la trascendencia e importancia que tuvieron estos combatientes en nuestra guerra civil, no solo del lado nacional, sino también del lado republicano. Incluso el socialista Salvador de Madariaga llego a decir: “Marruecos es una prolongación de España allende el estrecho”, mientras que falangistas como Ernesto Jiménez Caballero decían: “Guarden otros pueblos el oro, nosotros el moro”.


    El corresponsal más seguido por los afro americanos fue Langston Hughes, quien publicaba en The Afro-American, pero colaboraba también en el boletín de las Brigadas Internacionales, Volunteer for Liberty. Hughes se interesó especialmente por los marroquíes que peleaban al lado de Franco. Su poema Carta desde España muestra la perplejidad que le causaba el hecho de que un pueblo colonizado luchara junto a los insurgentes: "Hoy capturamos a un moro herido / Era tan oscuro como yo / Le dije, chico qué haces aquí / peleando contra gente libre?".
    "Estaba muriéndose tumbado, en un pueblo que habíamos tomado, miré del otro lado hacia África y vi temblar fundaciones, pus si una España libre gana esta guerra, las colonias seran libres también, entonces algo maravilloso puede ocurrir a estos moros tan negros como yo, le dije ¡escucha amigo! Estoy seguro de que la vieja Inglaterra y que Italia también por esta razón tienen miedo de dejar que la España republicana sea buena para ti y para mi, porque ellas tienen esclavos en África y ellas no quieren que sean libres.
    Escucha prisionero moro, estréchame pues la mano..
    Me arrodille a su lado y tome su mano, pero el moro herido expiraba y no me entendió."
    Rodimtsev, que combatió en primera línea en el frente de Madrid con la 14ª,
    escribió estas líneas al observar con sus prismáticos como se acercaban las tropas moras a la línea de defensa: “El segundo moro de la izquierda, alto, a causa de la tensión se mordió el labio. En su rostro moreno clareaban los blancos de los ojos. El turbante de un gris sucios se balanceaba al compás de la marcha. El soldado se movía como un muñeco.¿Por qué marchaba? ¿Quién le enviaba aquí a la muerte?...Yo no quitaba el ojo al moro. Iba creciendo mas y mas, resultó que su nariz era aguileña y llevaba unos bigotes espléndidos, y en el cuello se balanceaba algo así como un talismán.
    El moro alto se detuvo un momento, hincó lentamente una rodilla, el fusil cayó al suelo. Alzó la cara hacia el sol como si pidiese explicación de lo que ocurría, y luego se desplomó pesadamente boca arriba."


    Por supuesto los moros mataron españoles y también a otros extranjeros, se les atribuyen también muchas atrocidades, lo cual está documentado en parte en el libro de Sánchez Ruano, pero no fueron los únicos, testimonios documentados en el libro demuestran que atrocidades se cometieron por ambos bandos, y no solo por los moros, y que muchas veces eran usados como arma psicológica ante el temor que producía solo la mención de las tropas moras, pero desde tiempos inmemorables la guerra es así, hasta que la humanidad no descubra el medio de terminar con la guerra y los ejércitos pasen a los museos de historia.
    A los moros les costó aproximadamente un 10 por ciento de bajas dicha guerra., en la que los africanistas españoles pudieron aprovechar todo lo aprendido en Marruecos. Los conocimientos sobre la etnia, religión y costumbres contribuyeron al triunfo de Franco en arrastrar a los marroquíes a aquella guerra ¿pero que sabían del fascismo aquellos ignorantes soldados de regulares de la Mehala, de la Mezjanía o del Ifni? La mayoría no eran mas que ignorantes campesinos que se enrolaron por necesidad, muchos obligados y todos engañados por falsas promesas de que al acabar la guerra Marruecos sería independiente.
    Al final Franco tuvo que dar la independencia a su “Marruecos feliz” cuando Francia se la dio a su zona, no por gusto sino por presiones internacionales.
    Al visitar la casa de un ex combatiente de Asilah, dijo el mismo al autor del libro en su lecho de enfermo: “¿Dónde esta el bastón de oro que me prometió Franco?¿como mantengo a mi familia con mi pensión miserable?"
    En Asilah, sede y hogar de los ex combatientes moros de 5 guerras, el autor se encontró un grupo de moros que se reunían para rememorar hazañas guerreras, entre ellos había un joven de 20 años al que el autor pregunto que hacia allí:
    Este afirmó:
    “Mi padre estuvo luchando con Franco y recibía una pequeña pensión por hacer una guerra en la que muchos compatriotas perdieron la vida, otros la salud y juventud. Pero aquí no se nos quiere al considerarnos traidores por hacer una guerra que no era la nuestra."
    Su expresión y su tono de voz eran la expresión misma de la amarga verdad, de una realidad que lo supera, que supero a su padre y que también nos supera a todos mientras las guerras sean la expresión que los humanos tenemos para resolver los problemas.

    mentiras sobre el islam: Moros de España. Recordando un poco nuestra historia.
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    Antonio Aparisi

  6. #6
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    Re: Los moros del bando nacional

    “180 pesetas al mes, con dos meses de anticipo. 4 kilos de azúcar, una lata de aceite y tantos panes como hijos tuviera la familia del alistado”
    Ésta fue la verdadera razón que convenció a los Rifeños de la zona norte de Marruecos, la del Protectorado español, para alistarse en las filas del ejército sublevado a las órdenes de Franco en 1936.


    En parte a la fuerza, pero sobre todo por hambre. “Hambrea a tu perro y te acompañará a donde quieras”, proclama un antiguo dicho. Años de sequías y malas cosechas, años de soportar la brutal política española de aplastamiento de su lucha anticolonialista, unidos al falaz argumento de que compartían con los cristianos franquistas la creencia en Dios, convencieron a los musulmanes rifeños de embarcarse en la “cruzada” contra los ateos republicanos, comunistas y anarquistas.




    Con el traslado a la península de estas aguerridas tropas, comienza uno de los episodios más esperpénticos de la rebelión franquista: el uso por un “caudillo” autoproclamado adalid del nacional-catolicismo, de guerreros musulmanes para masacrar sin piedad a otros españoles, en gran parte también católicos.






    Franco utilizó las tropas marroquíes como carne de cañón, para evitar el mayor número posible de bajas entre sus soldados españoles. Pero también, y principalmente, como arma psicológica contra los republicanos. Cuantos más crímenes y salvajadas cometieran los “moros”, menos valor tendrían los soldados de la República para afrontarlos.


    La guerra del Rif había sido brutal y salvaje. No hubo atrocidad cometida por los rifeños que no fuera superada inmediatamente por los españoles y viceversa. Arturo Barea lo relata en “La Forja de un Rebelde”:


    "La bestialidad es seguramente la cosa más contagiosa que existe. Ellos les cortaban los testículos a los soldados y se los atascaban en la boca. Entonces nosotros les cortábamos las cabezas a los moros y adornábamos el parapeto de la posición por la noche".




    Aquellos mercenarios marroquíes tenían la bendición de sus muy católicos oficiales españoles para saquear, violar y mutilar en las poblaciones conquistadas. Es decir, los mismos métodos del pillaje, la destrucción, la violación y el corte de orejas, cabezas y testículos que habían sido empleados desde siempre por el Ejército africanista español en su guerra contra los rifeños.


    "Con el aliento de la venganza de Dios sobre las puntas de sus machetes persiguen, destrozan, matan y embriagados con la sangre la columna avanza".
    Así describe el jesuita Alberto Risco, en su libro “La epopeya del Alcázar de Toledo”, la entrada en la ciudad, el 29 de septiembre de 1936, de las tropas del coronel Mohamed Mezzian, el marroquí que alcanzó la más alta graduación en el ejército de Franco. Llegó a Capitán General.






    Una casualidad explica, al parecer, la excepcional carrera militar de Mezzian. En 1910, cuando apenas tenía trece años, subió al encerado y resolvió un problema ante la mirada atenta de Alfonso XIII que visitaba su colegio, según relató "El Telegrama de Melilla". El monarca, agradado, preguntó al pequeño qué quería ser y este le contestó: “Capitán”. Tres años después el rey apadrinó su ingreso en la Academia de Infantería de Toledo cuyo reglamento hubo de ser modificado para que pudiera ingresar un musulmán.


    El 17 de julio de 1936, que fue realmente el primer día de la sublevación militar, Mezzian tendría la oportunidad de “agradecer” a su país de acogida lo que había hecho por él. Al frente del 2º Tabor de Regulares, se unió a los sublevados para atacar la base de hidroaviones de El Atalayón, en Melilla, defendida por un puñado de oficiales, suboficiales y soldados leales a la República, al mando del capitán Virgilio Leret. Allí ocasionaron las primeras víctimas de la Guerra Civil.




    Tras 3 horas de resistencia, el capitán de aviación Virgilio Leret arrojó su revólver a los pies del capitán de la fuerza atacante de la base de hidroaviones de El Atalayón. "Yo soy el jefe y estos hombres se han limitado a seguir mis órdenes", le dijo fríamente. La tarde del 23 de julio fue fusilado junto a cuatro de sus subordinados. Su esposa, la escritora y periodista Carlota O'Neill, pasó cinco años en prisión.Imagen de la web Leret en la Historia
    Poco después, ya en la península, comenzó la cruel carrera de dudosa gloria de Mezzían, al lado de su “compañero de armas” Franco, desempeñando un papel importante en la “liberación” del Alcázar de Toledo, en la marcha sobre Madrid y en las batallas de Teruel y del Ebro.


    La ocupación de Toledo fue especialmente brutal y sanguinaria. John Whitaker, periodista e historiador norteamericano, recoge en la revista Foreign Affairs, en octubre de 1942, sus conversaciones con oficiales del Ejército español que le reconocen que los rifeños de Mizzian mataron a los heridos republicanos del hospital toledano de San Juan Bautista. "Presumían de la manera en que habían lanzado granadas sobre doscientos hombres indefensos y aterrados", recuerda.




    Los nacionales proyectaron en su propaganda una imagen de "cruzada contra las hordas rojas y ateas", evitando en lo posible las referencias visuales a sus tropas musulmanas. Y cuando esto no fue posible, mantuvieron hacia ellas una actitud paternalista, haciendo parecer a los " moros" como indivíduos infantiles e inocentes, supeditados a los blancos. Esta imagen de la web Islam y Al-Andalus es un ejemplo.
    En Toledo, como en otras poblaciones que antes habían ocupado, las tropas de Mezzian se dedicaron a lo que mejor sabían hacer: fusilar en masa a los prisioneros, castrándolos y paseando sus despojos pinchados en sus bayonetas como símbolo de victoria. Violar a las mujeres hasta matarlas. Saquear las viviendas vendiendo en improvisados zocos los productos de su rapiña…


    Los Regulares de Mezzian y los legionarios fueron asimismo autores del fusilamiento sobre sus propios camastros de más de 100 heridos y enfermos del hospital de Tavera, a las afueras de Toledo, que no habían podido ser evacuados. De la Maternidad toledana sacaron además a no menos de 20 mujeres embarazadas a las que condujeron al cementerio municipal donde las ejecutaron.






    Del trato de Mezzian a las mujeres da idea el hecho de que en Navalcarnero, pueblo cercano a Madrid, hubo un burdel con prostitutas traídas de Marruecos a las que Mezzian añadía personalmente chicas españolas de la zona a las que había “cazado”. Se dice que muchas se quitaron la vida.


    "Me encontraba con este militar moro en el cruce de carreteras cerca de Navalcarnero en el otoño de 1936”, continúa Whitaker en su artículo, "cuando dos muchachas españolas, que parecían aún no haber cumplido los veinte años, fueron conducidas ante él. A una se le encontró un carné sindical; la otra, de Valencia, afirmó no tener convicciones políticas. Mezzian las llevó a un pequeño edificio que había sido la escuela del pueblo donde descansaban unos cuarenta moros. (...) Se escuchó un ululante grito salido de las gargantas de la tropa. Asistí a la escena horrorizado e inútilmente indignado. Mezzian sonrió afectadamente cuando le protesté, diciéndome: 'Oh, no vivirán más de cuatro horas ' ".
    Estas y otras “hazañas” similares inclinaron a su amigo Franco a nombrar a Mezzian en 1953, después de otros varios cargos, Capitán General de Galicia. Fue allí, en Santiago de Compostela precisamente, donde como representante de Franco tuvo que realizar la ofrenda al apóstol “Matamoros”. Antes de celebrar la ceremonia oficial, manos piadosas se esmeraron en ocultar bajo tapices y ramos a los moros despanzurrados bajo el blanco corcel en la imagen del santo que preside el templo. Así pudo respetarse la “sensibilidad” de aquel devoto musulmán.






    En 1956, al obtener Marruecos la independencia, el rey Mohamed V le pidió que se encargara de la organización del nuevo ejército marroquí, por lo que solicitó su baja en el ejército español y, junto con el futuro rey Hassan II, protagonizó la despiadada represión de la sublevación del Rif, cuyos habitantes rebeldes fueron bombardeados con napalm.


    Después de acumular cargos y honores en Marruecos, incluído el de embajador de ese país en España, Mezzian murió en Madrid en marzo de 1975, el mismo año que el “Generalísimo”. Hasta entonces había estado cobrando la paga que aún percibía del ejército español a pesar de su baja en el mismo.




    En 1924, el entonces capitán Mezzian salvó la vida de Franco, al que un rifeño apuntaba con su arma. Este fue el origen de la "amistad inquebrantable" entre el futuro dictador y el militar marroquí. En la imagen, que pertenece a la web de fotos del diario El País, puede verse a Ben Mezzian junto al teniente coronel Temprano, a cuyas órdenes estaba entonces.
    Tantos “méritos” acumuló que, en 2006 su hija, Leila Mezzian, inauguró un museo dedicado a la memoria de su padre, lleno de fotos del dictador Franco con “su” general rifeño. El museo se encuentra en Nador, a doce kilómetros de Melilla. Ocupa la casa natal de Mezzian, que también le fue regalada por su protector Franco por los servicios prestados.


    En la inauguración se dieron cita varios ministros y un puñado de generales marroquíes, historiadores y personalidades de las finanzas. Lo malo, para la Memoria Histórica de nuestro país, es que también estuvieron invitados en lugar de honor varios españoles: concretamente el embajador de España en Marruecos, Luis Planas, y dos generales, el teniente general Rafael Barbudo, segundo jefe de Estado Mayor del Ejército, y el general Vicente Díaz de Villegas, comandante general de la ciudad de Melilla. El embajador además, se desplazó en un avión privado desde Rabat, puesto a disposición de los invitados por la familia de Mizzian.


    Que cada cual saque sus propias conclusiones.




    Fusilados de Torrellas: Grandes asesinos fascistas (II). Ben Mezzian y los moros de Franco.
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    Antonio Aparisi

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    Re: Los moros del bando nacional

    “180 pesetas al mes, con dos meses de anticipo. 4 kilos de azúcar, una lata de aceite y tantos panes como hijos tuviera la familia del alistado”
    Ésta fue la verdadera razón que convenció a los Rifeños de la zona norte de Marruecos, la del Protectorado español, para alistarse en las filas del ejército sublevado a las órdenes de Franco en 1936.


    En parte a la fuerza, pero sobre todo por hambre. “Hambrea a tu perro y te acompañará a donde quieras”, proclama un antiguo dicho. Años de sequías y malas cosechas, años de soportar la brutal política española de aplastamiento de su lucha anticolonialista, unidos al falaz argumento de que compartían con los cristianos franquistas la creencia en Dios, convencieron a los musulmanes rifeños de embarcarse en la “cruzada” contra los ateos republicanos, comunistas y anarquistas.




    Con el traslado a la península de estas aguerridas tropas, comienza uno de los episodios más esperpénticos de la rebelión franquista: el uso por un “caudillo” autoproclamado adalid del nacional-catolicismo, de guerreros musulmanes para masacrar sin piedad a otros españoles, en gran parte también católicos.






    Franco utilizó las tropas marroquíes como carne de cañón, para evitar el mayor número posible de bajas entre sus soldados españoles. Pero también, y principalmente, como arma psicológica contra los republicanos. Cuantos más crímenes y salvajadas cometieran los “moros”, menos valor tendrían los soldados de la República para afrontarlos.


    La guerra del Rif había sido brutal y salvaje. No hubo atrocidad cometida por los rifeños que no fuera superada inmediatamente por los españoles y viceversa. Arturo Barea lo relata en “La Forja de un Rebelde”:


    "La bestialidad es seguramente la cosa más contagiosa que existe. Ellos les cortaban los testículos a los soldados y se los atascaban en la boca. Entonces nosotros les cortábamos las cabezas a los moros y adornábamos el parapeto de la posición por la noche".




    Aquellos mercenarios marroquíes tenían la bendición de sus muy católicos oficiales españoles para saquear, violar y mutilar en las poblaciones conquistadas. Es decir, los mismos métodos del pillaje, la destrucción, la violación y el corte de orejas, cabezas y testículos que habían sido empleados desde siempre por el Ejército africanista español en su guerra contra los rifeños.


    "Con el aliento de la venganza de Dios sobre las puntas de sus machetes persiguen, destrozan, matan y embriagados con la sangre la columna avanza".
    Así describe el jesuita Alberto Risco, en su libro “La epopeya del Alcázar de Toledo”, la entrada en la ciudad, el 29 de septiembre de 1936, de las tropas del coronel Mohamed Mezzian, el marroquí que alcanzó la más alta graduación en el ejército de Franco. Llegó a Capitán General.






    Una casualidad explica, al parecer, la excepcional carrera militar de Mezzian. En 1910, cuando apenas tenía trece años, subió al encerado y resolvió un problema ante la mirada atenta de Alfonso XIII que visitaba su colegio, según relató "El Telegrama de Melilla". El monarca, agradado, preguntó al pequeño qué quería ser y este le contestó: “Capitán”. Tres años después el rey apadrinó su ingreso en la Academia de Infantería de Toledo cuyo reglamento hubo de ser modificado para que pudiera ingresar un musulmán.


    El 17 de julio de 1936, que fue realmente el primer día de la sublevación militar, Mezzian tendría la oportunidad de “agradecer” a su país de acogida lo que había hecho por él. Al frente del 2º Tabor de Regulares, se unió a los sublevados para atacar la base de hidroaviones de El Atalayón, en Melilla, defendida por un puñado de oficiales, suboficiales y soldados leales a la República, al mando del capitán Virgilio Leret. Allí ocasionaron las primeras víctimas de la Guerra Civil.




    Tras 3 horas de resistencia, el capitán de aviación Virgilio Leret arrojó su revólver a los pies del capitán de la fuerza atacante de la base de hidroaviones de El Atalayón. "Yo soy el jefe y estos hombres se han limitado a seguir mis órdenes", le dijo fríamente. La tarde del 23 de julio fue fusilado junto a cuatro de sus subordinados. Su esposa, la escritora y periodista Carlota O'Neill, pasó cinco años en prisión.Imagen de la web Leret en la Historia
    Poco después, ya en la península, comenzó la cruel carrera de dudosa gloria de Mezzían, al lado de su “compañero de armas” Franco, desempeñando un papel importante en la “liberación” del Alcázar de Toledo, en la marcha sobre Madrid y en las batallas de Teruel y del Ebro.


    La ocupación de Toledo fue especialmente brutal y sanguinaria. John Whitaker, periodista e historiador norteamericano, recoge en la revista Foreign Affairs, en octubre de 1942, sus conversaciones con oficiales del Ejército español que le reconocen que los rifeños de Mizzian mataron a los heridos republicanos del hospital toledano de San Juan Bautista. "Presumían de la manera en que habían lanzado granadas sobre doscientos hombres indefensos y aterrados", recuerda.




    Los nacionales proyectaron en su propaganda una imagen de "cruzada contra las hordas rojas y ateas", evitando en lo posible las referencias visuales a sus tropas musulmanas. Y cuando esto no fue posible, mantuvieron hacia ellas una actitud paternalista, haciendo parecer a los " moros" como indivíduos infantiles e inocentes, supeditados a los blancos. Esta imagen de la web Islam y Al-Andalus es un ejemplo.
    En Toledo, como en otras poblaciones que antes habían ocupado, las tropas de Mezzian se dedicaron a lo que mejor sabían hacer: fusilar en masa a los prisioneros, castrándolos y paseando sus despojos pinchados en sus bayonetas como símbolo de victoria. Violar a las mujeres hasta matarlas. Saquear las viviendas vendiendo en improvisados zocos los productos de su rapiña…


    Los Regulares de Mezzian y los legionarios fueron asimismo autores del fusilamiento sobre sus propios camastros de más de 100 heridos y enfermos del hospital de Tavera, a las afueras de Toledo, que no habían podido ser evacuados. De la Maternidad toledana sacaron además a no menos de 20 mujeres embarazadas a las que condujeron al cementerio municipal donde las ejecutaron.






    Del trato de Mezzian a las mujeres da idea el hecho de que en Navalcarnero, pueblo cercano a Madrid, hubo un burdel con prostitutas traídas de Marruecos a las que Mezzian añadía personalmente chicas españolas de la zona a las que había “cazado”. Se dice que muchas se quitaron la vida.


    "Me encontraba con este militar moro en el cruce de carreteras cerca de Navalcarnero en el otoño de 1936”, continúa Whitaker en su artículo, "cuando dos muchachas españolas, que parecían aún no haber cumplido los veinte años, fueron conducidas ante él. A una se le encontró un carné sindical; la otra, de Valencia, afirmó no tener convicciones políticas. Mezzian las llevó a un pequeño edificio que había sido la escuela del pueblo donde descansaban unos cuarenta moros. (...) Se escuchó un ululante grito salido de las gargantas de la tropa. Asistí a la escena horrorizado e inútilmente indignado. Mezzian sonrió afectadamente cuando le protesté, diciéndome: 'Oh, no vivirán más de cuatro horas ' ".
    Estas y otras “hazañas” similares inclinaron a su amigo Franco a nombrar a Mezzian en 1953, después de otros varios cargos, Capitán General de Galicia. Fue allí, en Santiago de Compostela precisamente, donde como representante de Franco tuvo que realizar la ofrenda al apóstol “Matamoros”. Antes de celebrar la ceremonia oficial, manos piadosas se esmeraron en ocultar bajo tapices y ramos a los moros despanzurrados bajo el blanco corcel en la imagen del santo que preside el templo. Así pudo respetarse la “sensibilidad” de aquel devoto musulmán.






    En 1956, al obtener Marruecos la independencia, el rey Mohamed V le pidió que se encargara de la organización del nuevo ejército marroquí, por lo que solicitó su baja en el ejército español y, junto con el futuro rey Hassan II, protagonizó la despiadada represión de la sublevación del Rif, cuyos habitantes rebeldes fueron bombardeados con napalm.


    Después de acumular cargos y honores en Marruecos, incluído el de embajador de ese país en España, Mezzian murió en Madrid en marzo de 1975, el mismo año que el “Generalísimo”. Hasta entonces había estado cobrando la paga que aún percibía del ejército español a pesar de su baja en el mismo.




    En 1924, el entonces capitán Mezzian salvó la vida de Franco, al que un rifeño apuntaba con su arma. Este fue el origen de la "amistad inquebrantable" entre el futuro dictador y el militar marroquí. En la imagen, que pertenece a la web de fotos del diario El País, puede verse a Ben Mezzian junto al teniente coronel Temprano, a cuyas órdenes estaba entonces.
    Tantos “méritos” acumuló que, en 2006 su hija, Leila Mezzian, inauguró un museo dedicado a la memoria de su padre, lleno de fotos del dictador Franco con “su” general rifeño. El museo se encuentra en Nador, a doce kilómetros de Melilla. Ocupa la casa natal de Mezzian, que también le fue regalada por su protector Franco por los servicios prestados.


    En la inauguración se dieron cita varios ministros y un puñado de generales marroquíes, historiadores y personalidades de las finanzas. Lo malo, para la Memoria Histórica de nuestro país, es que también estuvieron invitados en lugar de honor varios españoles: concretamente el embajador de España en Marruecos, Luis Planas, y dos generales, el teniente general Rafael Barbudo, segundo jefe de Estado Mayor del Ejército, y el general Vicente Díaz de Villegas, comandante general de la ciudad de Melilla. El embajador además, se desplazó en un avión privado desde Rabat, puesto a disposición de los invitados por la familia de Mizzian.


    Que cada cual saque sus propias conclusiones.




    Fusilados de Torrellas: Grandes asesinos fascistas (II). Ben Mezzian y los moros de Franco.
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    Antonio Aparisi

  8. #8
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    Re: Los moros del bando nacional

    Domingo 9 de Junio de 2002 - Número 347
    GUERRA CIVIL | EL DERECHO A LA PENSIÓN


    El regreso de la guardia mora
    PASIONARIA dijo que eran la «pezuña fascista» y Franco les prometió, si sobrevivían, un «bastón de oro». Hoy, 63 años después de la victoria franquista, los soldados marroquíes reclaman a España pagas dignas y que sus hijos entren en los cupos de inmigrantes






    Los Regulares participaron en las batallas más sangrientas: la de Toledo, el intento de tomar Madrid en 1936, la de Brunete y la del Ebro. Murieron más de 5.000 de los 70.000 que cruzaron el Estrecho. /EFE. El 19 de abril de 1939, día del desfile triunfal, Bel Horena, hoy en silla de ruedas, era un treintañero beréber que llevaba los tres últimos años de su vida batallando en las trincheras de Franco. La guerra había terminado. Comenzaba la victoria.Sobre las calles de Madrid, la ciudad del No pasarán (Los moros que trajo Franco/ en Madrid quieren entrar./ Mientras queden milicianos/ los moros no pasarán, que decía la coplilla popular tres años antes), marchaban las tropas tras el caudillo.


    Y allí estaban ellos, los feroces guerreros de turbante y gritos a Alá, pisando la ciudad que no pudieron tomar en 1936. «¡Que vivan los moros!», coreaban a garganta llena algunos jóvenes al paso de los batallones de Regulares traídos para la guerra desde el protectorado marroquí. Ayudaron a Franco en su cruzada contra el ateo infiel, murieron «como chinches» en los frentes donde la lucha fue más encarnizada («Degollé a tanta gente y con tanto frenesí», recordaba décadas más tarde en Tetuán el ex combatiente Maadani, «que creí que me había vuelto loco») y ahora que el pueblo los aclamaba, los supervivientes se calcula que murieron más de 5.000, mutilados aparte creían empezar a saborear las mieles del triunfo. Las arengas de Franco habían sido inequívocas: «Cuando florezcan los rosales de la victoria, nosotros os entregaremos las mejores flores». O aquellas promesas de abril de 1937: «Valientes soldados marroquíes, os prometo que cuando acabe la contienda a los mutilados les daré un bastón de oro».


    Melilla, junio de 2002. 63 años más tarde. Bel Horena Ben Hamido, 93 años, es un viejo mutilado de la guerra. Veterano de Cerro Muriano (Córdoba), su bautizo de fuego y el lugar donde Robert Cappa tomó la famosa fotografía del miliciano abatido, tenía 27 años cuando fue embarcado rumbo a la Península con el grupo de Regulares 5.


    «¿La guerra? La guerra no vale nada», dice hoy Bel Horena. Su historia, como la de otros 67 militares beréberes del ejército Español que sobreviven en Melilla con raquíticas pensiones, está escrita en documentos judiciales presentados ante el Tribunal Superior de Justicia de Madrid. Aunque no es la primera vez que elevan al Estado español sus reivindicaciones, estos ex combatientes, todos ya con DNI español y octogenarios en su mayor parte, piden la equiparación de sus pensiones (oscilan entre cinco y 160 euros, los que cobran alguna) a las de los soldados cristianos que intervinieron con ellos en la contienda (nunca por debajo de 900 euros, aseguran).


    Para tener una única voz han creado la Plataforma de Mutilados y Retirados. A su causa también se han sumado viudas que, como la del teniente coronel Alí Ben Mimun (se retiró en 1965 como mutilado de guerra), no perciben ayuda alguna.


    BASTÓN DE MENDIGO
    Hasta suboficial llegó Amar Abdellah, que hoy subsiste con nueve hijos vivos de los 21 que hizo nacer. Se alistó en 1935 con 14 años («en la hoja de servicio nos ponían más edad, pero la mayoría éramos niños») y se retiró en 1968, con el rango de teniente de infantería de Regulares y una paga de 2.000 pesetas que hoy asciende a 166 euros. Estuvo en los frentes de Sevilla, Carabanchel, Jarama, El Ebro... Recibió dos disparos y fue el único superviviente de una mina que mató a 70 hermanos musulmanes.


    «A quien luche y logre sobrevivir», recuerda Abdellah las palabras que le oyó un día a Franco, «les regalaré un bastón de oro...Pero la única recompensa que hemos tenido es uno de madera con el que mendigamos los que quedamos aún vivos». Habla tanto por quienes hoy tienen nacionalidad española, y residen en Ceuta y Melilla, como por los compañeros que, procedentes en su mayoría de las regiones norteñas del Rif y el país Yebala, llevan años esperando un gesto generoso del país por el que el hicieron una guerra que no era la suya. Y por el que ya en 1934, entonces llamados por las autoridades de la República, abandonaron por vez primera el Magreb para acudir a Asturias y reprimir, junto con la Legión, la revuelta de los mineros.


    Siempre fueron fuerza de choque. Y finalizada la contienda Franco eligió a los más bravos para su custodia personal en El Pardo.La temida guardia mora del caudillo no rompió filas hasta 1957, años después de que el último tabor (con base en Sama de Langreo) regresara a África, en 1951. Los Regulares, un ejército de indígenas nacido en 1911 e instruido por los militares africanistas en sus guerras coloniales, fueron para aquella España lo que los guerreros nepalíes (los temidos gurkas) para el Reino Unido, donde la esposa de Blair, Cherie, acaba de aceptar ser su abogada.La asociación de ex combatientes, que reúne a 30.000 jubilados, pretende que el Gobierno laborista equipare sus míseras pensiones (hasta de 40 euros) a las de los soldados británicos, con retiros mínimos de 485 euros.


    Larache, Alhucemas, Azalquivir, Arcila, Xauen, Nador, Sidi Ifni...En todos estos lugares del Protectorado (1912-1956) Franco encontró la cantera de su ejército moro. Después fueron enclaves donde durante décadas se vieron por las calles a ancianas, esposas de marroquíes caídos en España, pidiendo limosna. También en Tetuán, que alberga la pagaduría central por la que siguen desfilando los viejos regulares. Todos, marroquíes desde cuando Mohamed V declaró la independencia, lucharon con los militares sublevados para derrocar a la II República.


    PAGADURÍA DE TETUÁN
    De los supervivientes de aquellos 70.000 hombres apenas quedan vivos dos millares con derecho a pensión española (la perdieron quienes pasaron al Ejército marroquí en 1956). La cifra, según la pagaduría adscrita al Ministerio de Exteriores, mengua a diario.En 1985 los pensionistas eran casi 5.000. Hoy son 1.684 ex combatientes y 186 entre viudas (178) y huérfanos, y se quejan de que sus pagas, instauradas por una ley de 1965, nunca se han actualizado.Oscilan entre los 100 euros de viudas y los alrededor de 200 de los oficiales de mayor graduación (tenientes y capitanes).Sólo tienen derecho a las 14 pagas anuales quienes hubieran sumado más de 20 años en el Ejército español.


    «Fue Franco», dice la historiadora Mª Rosa de Madariaga, autora de Los moros que trajo Franco, «quien fijó las pensiones ínfimas de los marroquíes. Su señalamiento, decía la ley que se les aplica, constituía un acto definitivo y no revisable». En plena guerra, el caudillo «de moros y cristianos», según definición de un diario de la época de Tetuán, canalizó para sus fines la secular morofobia del pueblo español.


    A los ejércitos moros, y no a legionarios y falangistas, se les atribuyeron las peores atrocidades (destripamientos, decapitaciones y amputaciones de orejas, nariz o testículos). Del «moro fascista» de los republicanos al «camarada moro» de los nacionales no hay tanto trecho.


    Queipo de Llano: «Nuestros bravos legionarios y regulares han enseñado a los cobardes rojos lo que significa ser hombre. También a sus mujeres. Después de todo, a estas comunistas y anarquistas les ha hecho bien adoptar la doctrina del amor libre. Y ahora conocerán por lo menos a hombres verdaderos, y no esos milicianos maricas». Dolores Ibárruri, Pasionaria, daba el contrapunto rojo: «Morisma salvaje, borracha de sensualidad, que se vierte en horrendas violaciones de nuestras muchachas en los pueblos que han sido hollados por la pezuña fascista».


    ¿Propaganda de guerra? «Decían que éramos demonios», reconocen hoy los abandonados ancianos. Pero cada hombre fue una historia.«Yo evité que se fusilara a un muchacho que se me había rendido con bandera blanca. Llevaba una foto con su novia tomada en Barcelona», explica desde Tánger Mohamed Lmrabet. «Yo traté bien a los prisioneros, les daba de mi chocolate», añade quien, tras ser herido cinco veces y haber trabajado para los españoles hasta 1956, recibe 70 euros al año. Él también asistió al desfile de la victoria en Madrid.


    Como Bel Horena, el inválido de guerra de Melilla cuya historia militar es más prolongada. Pasó 32 años con uniforme, desde 1928 cuando contaba 19 hasta 1962. Herido más de una docena de veces y condecorado (cruz laureada colectiva, entre otras), regresó a su tierra para seguir sirviendo al Ejército de Franco. Al jubilarse, como sargento, aún sin disfrutar de la nacionalidad española que le fue finalmente otorgada en 1986, le quedó una pensión de 1.800 pesetas mensuales. Hoy sobrevive con el único hijo que le queda y una mísera paga que le dejaron 32 años de militar.Los 159,7 euros al mes de su retiro no parecen bastón de oro.


    Muchos eran chiquillos cuando empuñaron las armas. Houcine tenía 11 años y recorrió los frentes de Sevilla, Córdoba, Madrid...«Los indígenas íbamos siempre por delante, donde la muerte», recuerda al tiempo que se lamenta por no recibir paga alguna.Junto a él habla Amar Lassar, 80 años. Una metralla en la rodilla en Teruel le relegó con 17 años a servicios auxiliares y percibe 5,17 euros de pensión.


    VIUDAS SIN PENSIÓN
    En nombre de su difunto, Yagub Ben Butahar, habla Yamina Hamud, viuda desamparada. Su esposo se alistó en 1934, hizo toda la guerra, recibió la Cruz Laureada de San Fernando y le dio dos hijas. Cuando se retiró de sargento, en 1963, su recompensa fue una «pequeñísima pensión militar» de 5.000 pesetas anuales. Lo peor vino después, tras su muerte en 1980. «Nos dieron 15.000 pesetas para el entierro y se acabó... Sí, hemos sufrido mucho: hambre, miseria y, lo que es peor, el abandono de España». Es lo que cuenta, con otras palabras, la viuda de Mesaud Buzzian, que logró el grado de alférez de caballería por sus servicios durante la guerra. Él murió hace 37 años dejando a Luazna Hadi Tahar con una huérfana que hoy es militar en el grupo de Regulares de Melilla. «Aunque mi marido estuvo desde los 11 años pegando tiros por España, yo sólo cobro una ayuda del Inserso. Cuando falleció nos dieron 10.000 pesetas. Nunca más se acordaron de nosotras».


    Las tristes historias se acumulan en expedientes cada vez más amarillentos. Las primeras demandas, de 1966, se cursaron al Ministerio de Defensa. A partir de 1989, los expedientes fueron llegando a las secciones VIII y IX del Tribunal Superior de Justicia de Madrid. En la actualidad, la segunda de las salas tramita alrededor de 150 recursos, muchos correspondientes ya a veteranos que han ido falleciendo de viejos.


    En una sola ocasión los tribunales han atendido las súplicas de los ex combatientes. El beneficiado fue el cabo Mohamed Mahit, que disfrutaba de DNI español desde pocos años antes. Aún vive en Melilla. El entonces presidente de la sala VIII (al poco pasó al Supremo) fue ponente de la sentencia histórica (605 de 6 de junio de 1991, publicada en el Boletín Oficial de Defensa).


    El fallo supuso que se le abonaran los atrasos correspondientes y se actualizara su pensión, que pasó de 12.000 pesetas a algo más de 70.000. «Después», dice uno de los abogados que colabora con el colectivo de veteranos, «posiblemente se han estado rechazando todos los recursos por miedo a que supusieran un golpe al tesoro público español. Pero lo cierto es que hablamos de cantidades míseras para gente que es española. No se les puede tratar como moros para cobrar y como cristianos sólo en el DNI».


    En Marruecos, los viejos y viudas que acuden a la pagaduría de mutilados y pensionistas, dependiente del Consulado de Tetuán, no sólo reclaman pagas más dignas. En su mayoría, al carecer de medios económicos o de alguien que les invite, han visto cómo se les denegaban también sus peticiones de visado para visitar el país por el que, de jóvenes, lucharon.


    Ya que no pueden invocar el artículo 14 de la Constitución (el de que todos los españoles son iguales ante la ley), piden al menos la limosna de que sus descendientes tengan preferencia para ser incluidos en los cupos anuales de inmigrantes que fija el Gobierno español. Que los hijos de aquellos moros que trajo Franco no sean carne de cañón en las avanzadillas de la guerra, más sorda pero no incruenta, que se libra sobre pateras.






    El regreso de la guardia mora
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    Antonio Aparisi

  9. #9
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    Re: Los moros del bando nacional

    Pero, Michael, ¿has visto las fuentes de las que has sacado esta información? Un canal de radio y televisión andaluz bastante zurdo y progre, un blog apologético del islam, otro republicano, un periódico neoliberal...
    Última edición por Hyeronimus; 09/07/2013 a las 20:07

  10. #10
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    Re: Los moros del bando nacional

    Michael, deberías revisar la veracidad de las fuentes que usas antes de publicar nada.
    No levantarás falsos testimonios, ni mentiras (ni tampoco colaborarás a la propagación de las mentiras de otros).

  11. #11
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    Re: Los moros del bando nacional

    Cita Iniciado por Hyeronimus Ver mensaje
    Pero, Michael, ¿has visto las fuentes de las que has sacado esta información? Un canal de radio y televisión andaluz bastante zurdo y progre, un blog apologético del islam, otro republicano, un periódico neoliberal...

    Por supuesto, Hyeronimus. Coloqué las entradas de una forma neutral y sin tomar partidos con ningún bando, sólo quería saber vuestras opiniones, no lo hice con el propósito de generar bronca, lo hice con el propósito de señalar de que sí se cometieron errores en ambos bandos( que sí los hubieron) y ver que opináis al respecto. Disculpa si te ofendí, no fue mi intención, amigo.
    Última edición por Michael; 09/07/2013 a las 20:43
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    Antonio Aparisi

  12. #12
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    Re: Los moros del bando nacional

    Cita Iniciado por jasarhez Ver mensaje
    Michael, deberías revisar la veracidad de las fuentes que usas antes de publicar nada.
    No levantarás falsos testimonios, ni mentiras (ni tampoco colaborarás a la propagación de las mentiras de otros).

    De qué se cometieron errores en ambos bandos es algo irrefutable. No son falsos testimonios. Pero discúlpame si te ofendí, no fue mi intención. Las entradas las coloqué de un modo neutral y sin tomar partidos con ninguno de los dos bandos.
    Última edición por Michael; 09/07/2013 a las 20:42
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    Antonio Aparisi

  13. #13
    Avatar de Hyeronimus
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    Re: Los moros del bando nacional

    No me has ofendido. Sólo digo que no son fuentes confiables. Yo también he dicho que en ambos bandos hubo atrocidades. Claro que las hubo. Pasa en casi todas las guerras. Pero siempre hay que verificar la información y contrastar las fuentes. No todas son potables.

  14. #14
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    Re: Los moros del bando nacional

    Cita Iniciado por Hyeronimus Ver mensaje
    No me has ofendido. Sólo digo que no son fuentes confiables. Yo también he dicho que en ambos bandos hubo atrocidades. Claro que las hubo. Pasa en casi todas las guerras. Pero siempre hay que verificar la información y contrastar las fuentes. No todas son potables.

    Es verdad, amigo. Tienes toda la razón.
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    Antonio Aparisi

  15. #15
    Avatar de Ordóñez
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    Re: Los moros del bando nacional

    Sólo con decir "el especialista Juan Goytisolo".... Y no por nada, sino porque esas fuentes no son fiables. Ese señor no es fiable en absolutamente nada, amén de ser un hispanófobo militante. Alaba a Don Oppas, y no es chiste. Su "historicidad", como la de Antoñita Gala y los malos discípulos de la escuela de Américo Castro está más que desacreditada. Pero ya se sabe: Para Goytisolo, los únicos moros buenos, a los que él alaba, eran lo que vinieron a destruir la Hispania Cristiana.

  16. #16
    Avatar de Adriano
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    Re: Los moros del bando nacional

    Evidentemente las críticas a un sector del bando nacional es lógico que vengan del bando rival. Salvo excepciones será muy raro que vengan del propio bando. Si vemos una crítica al holocausto, no va a venir del bando nazi, vendrá del bando enemigo, como es lógico en la mayoría de los casos.

    Me ha llamado muchísimo la atención una esta frase de uno de esos artículos que pone Michael: "Franco les prometió que si morían en España resucitarían en Marruecos, cosa que la mayoría creían al ser bastante ignorantes e incultos". Es curiosísimo porque eso es exactamente lo que contaba también mi humilde abuelo campesino gallego. Curioso como lo que escribe este historiador coincide exactamente con el testimonio de un humilde recluta franquista que convivió con ellos. ¿Casualidad? ¿Se conocerían mi abuelo campesino y este historiador actual y estarían los dos compinchados y confabulados para conspirar e inventarse la misma mentira? Porque ya es casualidad ¿Eh?

    Repito que en las guerras siempre hay barbaridades en todos los bandos. El que crea lo contrario tiene una visión muy idealizada.
    Última edición por Adriano; 10/07/2013 a las 00:40

  17. #17
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    Re: Los moros del bando nacional

    Cita Iniciado por Michael Ver mensaje
    De qué se cometieron errores en ambos bandos es algo irrefutable. No son falsos testimonios. Pero discúlpame si te ofendí, no fue mi intención. Las entradas las coloqué de un modo neutral y sin tomar partidos con ninguno de los dos bandos.
    No me ofendiste. ¿Por qué me ibas a ofender?. En España constantemente se oyen y se leen cosas semejantes, y si fuéramos a ofendernos por la necedad de cualquier artículo que cuenta mentiras, apañados iríamos. La tensión la tendríamos por las nubes, y yo, gracias a Dios, la tengo baja y estabilizada. Solo te decía que revisaras tus fuentes. En cualquier guerra se cometen crímenes (yo no voy a ser tan benévolo como tu, y no los voy a llamar ni 'errores', ni como dicen otros, 'daños colaterales', ni nada parecido. Yo les voy a llamar por su verdadero nombre, 'crímenes'...). Ahora bien, lo que cuentan esos artículos son exageraciones malsanas pronunciadas con toda la mala baba de articulistas tales como Juan Goytisolo... y compañía. Y por otra parte, ¿qué van a contar medios desinformativos neoliberales, zurdos y progresistas?. Lo extraño y digno de mención sería que dijeran la verdad, tal y como si se contara que un niño mordiera a un perro, en lugar de al revés. Eso sí que sería noticia. Por eso te digo que hay que cuidar las fuentes de las que se extrae la supuesta 'información'.

    Y en esta historia de la participación de tropas marroquíes en nuestra guerra, tampoco debemos olvidar que la república tambien reclutó algunos moros y no precisamente lo consiguió hacer por ideales. Eso no lo cuentan los periódicos liberales, ni marxistas... Pero es cierto. Pero fueron muy pocos, porque la enemistad de los moros se la gano a pulso la república.

    De hecho, los moros que apoyaron al bando nacional, no solamente luchaba en la guerra de España por compromisos adquiridos de tipo crematístico. Como te hemos contado, también hay que tener en cuenta que durante el bombardeo por parte de la flota republicana de la ciudad de Tánger, además en viernes... para mas inri (que es el día santo para los musulmanes), varios obuses atacaron de lleno a la Mezquita matando a numerosos fieles, e hiriendo gravemente al Ayatolah, quien, casi inmediatamente, declaró la "Yihhad" (o guerra santa) contra la II República. Es decir, que la enemistad mora se la ganaron a pulso...

    Y no contentos con el bombardeo de Tánger, también hicieron lo mismo en Tetuán:
    "Desde el primer momento parece evidente que las autoridades marroquíes se decantaron por apoyar a los insurgentes; el mismo 18 de julio de 1936 varios aviones gubernamentales bombardearon Tetuán, en una operación de castigo a la zona levantada, la poca precisión del arma de aviación, y la limitada tecnología del momento, hicieron del hecho un desastre político, dado que en el bombardeo murieron 15 marroquíes y fueron seriamente dañadas dos céntricas mezquitas de la ciudad, de forma que los mandos militares sublevados temieron por un estallido popular contra ellos; sin embargo el entonces Gran Visir del Sultán, que se equiparaba a un jefe de gobierno en la nomenclatura europea, se desplazó urgentemente desde Tánger a Tetuán para calmar los ánimos de la población, su intervención fue proverbial para los intereses de Franco, y podemos entender que no fue arbitraria y, de cualquier forma, no habría de ser gratuita".

    http://hispanianova.rediris.es/gener...015/art015.htm
    El hecho de haber sido declarada la "Yihhad" contra la república, por parte de las autoridades religiosas musulmanas, al convertir su participación en la guerra en una lucha 'santa' contra el infiel republicano, acompañado de la fama que las tropas marroquíes tenían de crueles y de aguerridas, les permitieron llegar a recuperrar posiciones sin apenas combatir, ni pegar un solo tiro. Al grito de "que vienen los moros", los milicianos republicanos salían corriendo, mientras iban cagándose en los pantalones, según cuentan algunas 'malas lenguas'. Quizás mucha de esa 'leyenda negra', no fué mas que el fruto del pánico y la imaginación calenturienta, que el solo nombre de 'los moros de Franco' producía entre las milicianas y milicianos republicanos. El caso es que las tropas moras avanzaban imparables, mientras los republicanos retrocedían acojonaditos al grito de 'hay moros en la costa'.


    Un saludo


    Desfile de la Guardia Mora por el madrileño paseo de El Prado, a la altura de Cibeles
    Última edición por jasarhez; 10/07/2013 a las 01:38

  18. #18
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    Re: Los moros del bando nacional

    En eso estoy de acuerdo Adriano. De hecho, si muchos carlistas hubieran tenido una visión "menos romántica" de la cosas, tal vez otro gallo hubiera cantado.

    Con todo, las mismas proclamas de Queipo, sin justificarlas, obedecen a todo ese ambiente, enfrentándose a un enemigo brutal que llevaba 5 años quemando conventos. Si nosotros mismos a veces podemos decir lo peor para nuestros enemigos no quiero imaginarme en una guerra. Aunque yo pongo en cuarentena esa grabación, y no obstante, conociendo a Queipo, es plausible. Por cierto, no sé si has leído sus memorias, te las recomiendo, es un documento muy interesante que dirigió Jorge Fernández-Coppel. Como curiosidad, el mismo Queipo cuenta que en Sevilla los gitanos apoyaron el Alzamiento, hartos del hostigamiento republicano. Amén de matar al santo Pele, en Sevilla les quemaron la iglesia. Luego, salvo excepciones, esos valientes rojazos se ensuciaban los pantalones y exageraban las algaradas de los moros. Aunque como dicen los requetés en ese libro que cito, no todos los rojos eran cobardes, sino la guerra no hubiera durado 3 años...
    Última edición por Ordóñez; 10/07/2013 a las 01:28

  19. #19
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    Re: Los moros del bando nacional

    Cita Iniciado por jasarhez Ver mensaje

    acompañado de la fama que las tropas marroquíes tenían de crueles y de aguerridas
    Vaya, vaya Parece que al final van saliendo cosas

    Cita Iniciado por jasarhez Ver mensaje
    les permitieron llegar a recuperrar posiciones sin apenas combatir, ni pegar un solo tiro. Al grito de "que vienen los moros", los milicianos republicanos salían corriendo, mientras iban cagándose en los pantalones, según cuentan algunas 'malas lenguas' (...) El caso es que las tropas moras avanzaban imparables, mientras los republicanos retrocedían acojonaditos al grito de 'hay moros en la costa'.
    Eso es totalmente cierto. Las tropas moras tenían fama de ser muy eficaces en el combate. Mi abuelo también contaba que se metían en cualquier sitio y que allí por donde pasaban no quedaba ni un enemigo vivo. Tenían mucha costumbre de atacar por sorpresa deslizándose y llegar al cuerpo a cuerpo degollando muy eficazmente con cuchillo en mano. Y eso también lo he leído en libros. Se adaptaban muy bien a las ondulaciones del terreno.

    Cita Iniciado por jasarhez Ver mensaje
    Quizás mucha de esa 'leyenda negra', no fué mas que el fruto del pánico y la imaginación calenturienta.
    Que cientos de mujeres fueran violadas y que esa misma historia te la cuenten en varios pueblos distintos y esté recogida por historiadores no creo que se pueda explicar solo por "la imaginación de la gente".

    Los legionarios también eran muy eficaces en el combate, luchaban con tanta eficacia como los moros y aún encima ya eran muy odiados de antes por los sucesos de Asturias. Y sin embargo de ellos no se cuentan esas barbaridades.

    Todo el mundo sabe que las tropas de élite franquistas eran tres: Los requetés, los legionarios y los moros. A los requetés y a los legionarios ya se les conocía de antes y se les consideraba mucho más "fascistas" que a nadie. Y sin embargo de ellos no hay esas historias.


    Cita Iniciado por Ordóñez Ver mensaje
    En eso estoy de acuerdo Adriano. De hecho, si muchos carlistas hubieran tenido una visión "menos romántica" de la cosas, tal vez otro gallo hubiera cantado.

    Con todo, las mismas proclamas de Queipo, sin justificarlas, obedecen a todo ese ambiente, enfrentándose a un enemigo brutal que llevaba 5 años quemando conventos. Si nosotros mismos a veces podemos decir lo peor para nuestros enemigos no quiero imaginarme en una guerra. Aunque yo pongo en cuarentena esa grabación, y no obstante, conociendo a Queipo, es plausible. Por cierto, no sé si has leído sus memorias, te las recomiendo, es un documento muy interesante que dirigió Jorge Fernández-Coppel. Como curiosidad, el mismo Queipo cuenta que en Sevilla los gitanos apoyaron el Alzamiento, hartos del hostigamiento republicano. Amén de matar al santo Pele, en Sevilla les quemaron la iglesia. Luego, salvo excepciones, esos valientes rojazos se ensuciaban los pantalones y exageraban las algaradas de los moros. Aunque como dicen los requetés en ese libro que cito, no todos los rojos eran cobardes, sino la guerra no hubiera durado 3 años...
    Por fama, las tropas más eficaces de los rojos eran los comunistas stalinistas y los anarquistas del sector más duro y fanático. También se habla bastante bien de la izquierda abertzale que por aquel entonces empezaba a nacer. Los sectores con fama de más cobardes eran los demócratas (¿Por qué no me sorprende?), los sectores "perroflautas" del anarquismo y del comunismo (trotskista, sobre todo) los sociatas (O socialtraidores como los llamaban los stalinistas), los separatistas del PNV que huían en masa y trataron de venderse a los italianos y otros separatismos que poco duraron como en Galicia donde se rindieron rápidamente a los falangistas gallegos y a los militares o como el separatismo catalán que huyó masivamente a Francia.

    Y que conste que a pesar de todo yo me alegro profundamente de la victoria franquista, no solo por mis abuelos que estuvieron en el bando ganador, sino por el destino de España. El bando nacional con todos sus defectos estaba formado por militares patriotas, falangistas, legionarios, requetés, nacionalsindicalistas... Por patriotas en definitiva. Tendrían sus miopías, pero al menos sus ideales eran nobles. El bando republicano estaba formado por separatistas, anarquistas, liberales, antiespañoles... etc. De hecho la segunda república a mi me parece casi idéntica a la España actual. Un triunfo republicano hubiera supuesto adelantar los acontecimietos actuales al año 1939. Imaginaos que estuviésemos igual que ahora ya desde 1939. ¿Existiría España? No lo creo. El franquismo abortó eso. Y si hoy en día volviese a ocurrir lo mismo, aún conociendo los errores del franquismo, dentro de lo malo apoyaría lo mismo que mis abuelos. No me cabe ninguna duda. Cualquier cosa antes que la demoniocracia separatista. Con Franco al menos había un estado soberano y no una casa de putas.

  20. #20
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    Re: Los moros del bando nacional

    Libros antiguos y de colección en IberLibro
    todos sabeis mas que yo y solo puedo aportar una apreciación,al respecto de la barbarie que se comenta.Los moros por pura lógica combatieron al lado de los requetés,por tanto estos verían esas atrocidades,se supone no?.Pues bien,habeis visto sus caras,sus ropas,sus ojos...yo tambien;Estoy seguro que ningún requeté consentiría semejante cosa,absolutamente seguro,ningun requeté con esa mirada,con esa Fe,obviaria algo asi....tenlo por descontado Michael.Un abrazo en Xto.
    jasarhez dio el Víctor.
    ...les mataria sin odio...

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