Re: «Nosotros matamos a Calvo Sotelo» (J. Girón Roger, "El Imparcial", 24/09/78)

Iniciado por
Hyeronimus
Me parece raro que un jerifalte masón hable tan abiertamente de las barrabasadas que han hecho y diga cosas como cuántos masones hay en Madrid o exprese su opinión sobre políticos que están en activo. No parece muy confiable. Eso no quita que, lógicamente, la Masonería estuviera detrás de muchas cosas, entre ellas sin duda el asesinato de Calvo Sotelo.
No creas que fue tan raro, primero porque este jerifalte en 1936, año del asesinato de Calvo Sotelo sería un chaval y, por tanto, ni participó, ni tendría responsabilidad alguna en el crimen. Y, segundo, porque en 1978 estaban ya en vigor las dos leyes de amnistía de 1976 y 1977, por tanto, en aplicación de ambas normas todos los crímenes de la República estaban "perdonados" (pero no olvidados). Así, se puede asociar perfectamente a Dolores IBÁRRURI, alias "La Pasionaria" con el asesinato, con su famosa sentencia, polémica y controvertida que la izquierda más rastrera y cavernícola sigue negando con todo el papo y desvergüenza, por la cuenta que les tiene claro, pero en la WIKI encontramos esta referencia:
"el historiador y parlamentario en aquella época Salvador de Madariaga sostiene la veracidad de dicha cita, aunque modificada sustancialmente, en la página 384 de su libro España. Ensayo de historia contemporánea (11ª edición revisada por el autor en 1978) y que dice: «Dolores Ibarruri, Pasionaria, del partido comunista de las Cortes, le gritó: Este es tu último discurso. Y así fue».
Josep Tarradellas, en una entrevista concedida a Pilar Urbano y publicada en "Época" en 1985, acusó también a Dolores Ibárruri de exclamar en esta sesión, dirigiéndose al diputado monárquico: «Este hombre ha hablado por última vez».
Aunque, como decía, los matacuras cavernarios golfos y cínicos sigan negándolo y atribuyendola a quienes no corresponde, la autoría de dicha memoria de hechos históricos. Sobre la amenaza de muerte a Calvo Sotelo que nunca existió
Realmente la Historia de España no está por rescribir, sino por rescatar la verdad falseada y ocultada a raíz de la nefasta obra de Rodríguez Zapatero, el jefe de gobierno que nunca debió de serlo, con su LEY DE LA MENTIRA HISTÓRICA. En mi opinión, conviene sacar a la luz mucha prensa de aquella etapa para compensar la falsedad actual y acabar con la censura existente en los medios, la cual es vergonzosa se mire por donde se quiera mirar, particularmente en las cadenas de Televisión, en las que la manipulación y el silencio sobre muchos temas que si están pasando es total.
"He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.
<<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>
Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.
Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."
En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47
Nada sin Dios
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