Revista FUERZA NUEVA, nº 540, 14-May-1977
Ante el absolutismo liberal
APOYEMOS A LOS MAS PATRIOTAS
Decía Donoso Cortés, ya hace más de un siglo, en abril de 1851, hablando de los gobiernos y partidos liberales: “Aquí no hay más que una lucha vergonzosa de personalidades y una caza perpetua, en la que unos pocos hombres se pelean sobre quién caza más: el liberalismo y el parlamentarismo producen en todas partes los mismos efectos; ellos acabarán con todo, con el patriotismo, con la inteligencia, con la moralidad, con la honra; son el mal, el mal puro, el mal esencial; eso es el liberalismo y el parlamentarismo. Una de dos: o hay quien da al traste con el sistema, o ese sistema dará al traste con la nación española”.
En diciembre de 1892, o sea, unos cuarenta años después, comentando Vázquez de Mella estas proféticas palabras, había de señalar cómo los hechos posteriores habían confirmado tal videncia, con once Constituciones, ochenta oligarquías constitucionales, sin contar las desmembraciones parciales de los Gabinetes, tres tronos rodando por el polvo, una República -entonces aún no había padecido la segunda, que él profetizó-, cincuenta pronunciamientos entre grandes y pequeños, tres guerras civiles y una economía destrozada.
Afirmaba asimismo Mella, en “El Correo Español”, que en el Estado liberal “desde el cacique rural hasta el ministro, pasando por el gobernador, amo de las Diputaciones y amovible a voluntad de los oligarcas del Gobierno, la cadena de tiranuelos que, como argolla de servidumbre, pesa sobre el cerviz del pueblo desdichado es tan grande, que sus apretados eslabones no dejan sitio para libertad alguna”. “El sistema liberal, para las grandezas morales, es como la lanza de Astolfo: derriba cuanto toca”.
Había de sostener en el mismo periódico, el 6 de enero de 1894, “que la monarquía tiene, como todas las instituciones, Judas que la venden por los treinta dineros de una lista civil”. Que el liberalismo era el mayor enemigo de la verdadera libertad, y que por eso la fórmula constante del gran rey carlista Carlos VII era la de “odio el absolutismo y amo la libertad”.
El 29 de diciembre de 1919, en “El Pensamiento Español”, había de reafirmar que sobre los partidos políticos “están los principios de derecho cristiano, que son los del derecho natural, perfeccionados sobre la verdad revelada”.
Insistía una y otra vez el gran pensador tradicionalista sobre la realidad, en la práctica, de que el liberalismo era “el absolutismo bajo la forma oligárquica de un Gabinete responsable que no responde de nada”. “Que en España lo antiguo es la libertad y la moderno es despotismo”.
Para él, suprimidas las libertades gremiales, municipales y regionales, con sus fueros, gracias a la obra del liberalismo, “la opinión carece de unidad y eficacia, y el juicio del más audaz, astuto o afortunado es repetido con docilidad servil por las banderías que les sirven de interesadas mesnadas.
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Mella, el hombre incorruptible, el que prefirió vivir y morir pobremente defendiendo sus ideales, llevado de su apasionado amor a España, antes que aceptar una cartera ministerial que reiteradamente le fue ofrecida por los liberales, y que hizo exclamar a Cánovas que no se había dejado cazar con liga, vio, como Donoso, el tremendo abismo en que se hundía nuestra Patria si no se destruía el absolutismo liberal capitalista, arbitrario, cruel e injusto, que Irremisiblemente nos llevaría al triunfo del marxismo.
Para superar el negativo partidismo político, no veía más esperanzas, en medio de aquel caos que había conducido a la gran España de otros tiempos a colocarse en la cola de Europa, que en un movimiento salvador que guiado por el Ejército restaurara la paz y el orden social e hiciera posible una monarquía cristiana, que guiada con el rey a la cabeza, por los hombres más capacitados y honestos, elevara nuestra nación al máximo de su prestigio, conjugando la necesaria autoridad con la libertad, desarrollando las fuentes de riqueza y tutelando a las clases más necesitadas. Todo ello en un régimen orgánico y auténticamente representativo.
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La Historia se repite y creemos que es bien cierto que el hombre es el único animal que vuelve a tropezar dos veces en la misma piedra.
Restablecido el orden, la paz y el progreso de España, gracias a un movimiento salvador protagonizado por el Ejército y los mejores patriotas -después de cuarenta años de paz y de indudable bienestar social, pese a todos los errores sufridos-, instaurada la monarquía tradicional católica, social y representativa, para consolidar, perfeccionar y superar las conquistas logradas, se empieza, en vez de avanzar, a retroceder hacia los tiempos desdichados de la monarquía liberal, de tan ingratos recuerdos para la inmensa mayoría del pueblo español. Y así vuelve, en nombre de una mal llamada libertad -Mella la calificó certeramente como libertad para el mal y mordaza para el bien-, el absolutismo liberal.
Por eso, a la vista de todo lo que está ocurriendo -con la inmoralidad pornográfica y del juego autorizada, o por lo menos tolerada, con la conflictividad y el desorden público en constante aumento, con el claro retroceso de la economía y el bienestar del pueblo, con el constante aumento del paro, con las renovadas luchas de clase, con la pérdida de fe religiosa y patriota y dominada España, en forma demencial, por el pluripartidismo político-, todo español sensato tiene que comprender los esfuerzos y sacrificios ingentes que, por puro patriotismo, han venido realizando los hombres de la Tradición, desde hace cerca de ciento cincuenta años, con visión de futuro.
Por todo ello es momento de meditar seriamente ante la situación política actual y opciones electorales que se nos presentan, y sin dejarnos seducir por falsos cantos de sirena, del absolutismo liberal teledirigido con más perfección que en los tiempos de Romero Robledo -aunque no ignoramos que como ocurrió durante más de un siglo de monarquía liberal, no existen igualdad de oportunidades- apoyemos con toda decisión, sin titubear, no a los oportunistas, sino a los más patriotas.
Manuel Ángel VIEITEZ PEREZ
Secretario de la Hermandad Nacional de Combatientes Requetés
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